Clasificación JEL: L51, L94.
Introducción
En el análisis y la práctica de la política energética se suele suponer que la elasticidad de la demanda por energía eléctrica es pequeña y, por tanto, irrelevante. Este trabajo muestra que tal deducción es equivocada. Por una parte, casi todos los estudios de demanda muestran que el consumo de energía eléctrica responde a las variaciones de precio. Por otra, y más importante, en la mayoría de los sistemas eléctricos la oferta de electricidad de corto plazo es tal que cuando la energía es escasa pequeñas caídas del consumo pueden tener efectos drásticos en la probabilidad de déficit y el costo del abastecimiento eléctrico. Así, aunque la elasticidad de la demanda por energía eléctrica puede parecer pequeña si se la compara con la de otros bienes, en la práctica es grande para los órdenes de magnitud relevantes en el mercado eléctrico.
¿Por qué se suele creer que la respuesta de la demanda a las variaciones del precio de la electricidad no es relevante? Tal vez una razón sea que la mayoría de los estudios muestra que la elasticidad de la demanda por energía eléctrica es pequeña si se le compara con la de otros bienes. Por ejemplo, como se observa en el Cuadro 1, las estimaciones de la elasticidad de corto plazo rara vez arrojan números mayores de 0.5 en valor absoluto y frecuentemente son del orden de 0.1 o 0.2. De hecho, la estimación de la demanda residencial chilena que usamos en este estudio indica que la elasticidad a un mes sería apenas de 0.0548 y la de largo plazo alrededor de 0.39. A lo anterior se le suma que en casi todos los países la tarifa eléctrica se regula y, normalmente, el precio permanece fijo por varios meses y no refleja las fluctuaciones de corto plazo de la disponibilidad de energía. Por eso, aun si la demanda respondiera al precio, podría parecer que la respuesta de los consumidores no es muy relevante porque el precio no varía en periodos cortos y no puede reflejar la escasez relativa de la energía.
Sin embargo, la creencia pasa por alto dos características empíricas de la industria eléctrica. Una de ellas se observa en la Gráfica 1, que muestra una curva de oferta instantánea de electricidad -el así llamado orden de mérito- y clasifica las plantas en orden creciente de costos de operación. En la mayoría de los sistemas eléctricos el costo marginal instantáneo aumenta lentamente hasta poco antes de alcanzar la capacidad instalada, pero cerca de la capacidad instalada aumenta rápidamente y muy pronto llega al costo de falla -el valor de la pérdida de bienestar que padecen los usuarios cuando se raciona la electricidad-, el que fácilmente puede ser tres o cuatro veces más alto que el costo promedio de producir energía. La segunda característica empírica es que en la industria eléctrica ocurren déficit de potencia o de energía.1 Es cierto que, a menos que los precios varíen en tiempo real, la demanda instantánea por potencia no puede responder a las variaciones del costo de generar energía.2 Pero, al mismo tiempo, también ocurren con cierta frecuencia episodios de escasez de energía, durante los cuales el sistema opera cerca de su capacidad máxima por varios meses o, incluso, años.
a Se muestra por qué pequeñas variaciones del consumo pueden cambiar mucho la probabilidad de déficit o el costo marginal de la energía. En los sistemas eléctricos el costo marginal instantáneo aumenta lentamente, porque la mayoría de las unidades de generación se instalan para servir consumos que estarán ahí durante la mayor parte del tiempo. Por eso, son centra les de alto costo de capital pero bajo costo de operación. Sin embargo, cuando el consumo instantáneo es cercano a la capacidad del sistema, el costo marginal aumenta rápidamente, porque el costo de operación de las unidades de reserva, que se usan con poca frecuencia, es alto. Por eso, cuando el sistema opera cerca de la capacidad la mayor parte del tiempo, pequeñas variaciones del consumo afectan mucho la probabilidad de déficit y el costo marginal de la energía.
Estas dos características empíricas se combinan para crear una aparente paradoja: una pequeña elasticidad de la demanda puede ser suficiente para obtener grandes caídas de la probabilidad de déficit y del costo de operación del sistema durante episodios de escasez de energía. En efecto, durante estos episodios el precio de la energía puede aumentar considerablemente y generar una pequeña caída del consumo durante varios meses, la que, habida consideración de las características de la oferta eléctrica, puede disminuir de manera drástica la probabilidad de déficit y el costo de operación del sistema. Cuando ocurrió la crisis del gas argentino, el ajuste del sistema eléctrico chileno fue apropiado para ilustrar nuestro punto cuantitativamente. Hasta 2004 una buena parte de la generación y el sistema se expandía casi de modo exclusivo con ciclos combinados que quemaban gas natural importado desde Argentina mediante gasoductos. A partir de mayo de 2004 el gobierno argentino comenzó a cortar unilateralmente el suministro de gas, congeló los permisos de exportación y desechó el protocolo que había firmado en 1995.3 La incertidumbre inicial sobre la duración de los cortes (los que al final devinieron en permanentes), un defecto del sistema de precios regulados chileno y las demoras del regulador en aplicar los cambios legales introducidos en enero de 2005, retrasaron las inversiones. Al mismo tiempo, y como consecuencia del retraso, el precio regulado de la energía que pagan los usuarios comenzó a aumentar. En esas condiciones no es sorprendente que muchos estimaran que la probabilidad de déficit aumentaría a montos sin precedentes.
Sin embargo, las estimaciones de la probabilidad de déficit se basaban en proyecciones de crecimiento del consumo que soslayaban que la cantidad demandada respondía al precio. Nuestro estudio, vuelve a calcular las probabilidades de déficit pronosticadas en 2006, ajustando las proyecciones de crecimiento del consumo. Mostramos que el aumento de los precios, combinado con una pequeña elasticidad de la demanda mensual por energía (0.0548 en valor absoluto), era suficiente para reducir mucho la probabilidad de déficit mensual y retornarla a niveles normales. Más aún, si se soslaya el efecto de los mayores precios en el consumo, el costo marginal se sobrestima en 32% y el costo de operación esperado en 41 por ciento.
El trabajo se organiza como sigue. La sección I describe el sistema de precios en Chile. La sección II presenta la metodología empleada en este estudio. En la sección III se ofrece los resultados. En sendos apéndices describimos las reglas que se usan para determinar los precios regulados de la electricidad y el modelo de despacho Omsic, que ocupamos para simular la operación del sistema chileno.
I. El mercado eléctrico chileno
En el sistema eléctrico chileno interactúan tres mercados a los que concurren generadores, distribuidores y usuarios para intercambiar energía y potencia: i) el mercado de intercambios instantáneo o spot; ii) el mercado regulado, en el que las distribuidoras compran por medio de contratos de mediano y largo plazos al precio de nudo, fijado cada seis meses por la Comisión Nacional de Energía (CNE), y iii) el mercado libre, en el que los grandes usuarios pueden contratar con generadores o distribuidores en condiciones no reguladas de precios y calidad de suministro y los precios son libres. A continuación describimos cada uno.
1. El mercado spot
Para asegurar que el sistema eléctrico opere al mínimo costo, el Centro de Despacho Económico de Carga (CDEC) dispone de las centrales en estricto orden de mérito. Primero entran en funcionamiento las centrales hidráulicas de pasada. Su costo de operación es prácticamente 0 porque no pueden embalsar agua. Por tanto, si el agua no se usa en el momento en que pasa por la central, se pierde. Si la cantidad producida por centrales de pasada no es suficiente, entran en operación las centrales térmicas en orden creciente de costos de operación. El costo de operación de cada central térmica depende del precio del combustible que quema y de la eficiencia con que transforma calor en energía.4 Como se observa en la Gráfica 1, el orden de mérito dibuja una curva de oferta.
Las órdenes del CDEC son obligatorias e independientes de los contratos de comercialización de cada empresa. Por ello, es frecuente que existan transferencias entre generadores, las que se valoran al costo marginal instantáneo del sistema. Esta separación entre despacho y contratos permite que el sistema minimice el costo total de producción en cada instante. Por ejemplo, consideremos un generador que ha contratado la venta de energía pero que por tener un costo marginal de producción alto no será despachado. Este generador esta obligado a comprar a generadores de menor costo de operación para cubrir su déficit. Pese a ser obligatoria, la transacción es comercialmente atractiva para este generador, porque le permite comprar energía de productores con menor costo de operación que el propio. Mensualmente el CDEC entrega un saldo de compras y ventas entre generadores.
2. El mercado regulado
a) El precio de nudo de la energía. El precio spot está sujeto a grandes variaciones, aun durante periodos cortos (véase la Gráfica 2). Cuando se hizo la ley en 1982 se pensó que las variaciones de esa magnitud eran inaceptables para usuarios residenciales y empresas pequeñas. Por eso se reguló el precio al cual los distribuidores la venderían a los usuarios cuya potencia instalada era menor que dos MW, límite que se disminuyó a 500 KW en enero de 2005.5 Poco más de dos tercios de la energía producida en el SIC se vende por distribuidoras. El resto lo venden los generadores directamente a unos 50 clientes de gran tamaño. Las ventas de generadores a distribuidores se valoran al precio de nudo, fijado cada seis meses en abril y octubre.
Para fijar el precio de nudo la CNE utiliza un modelo de programación dinámica dual estocástica, multinodal y multiembalse OSE 2000 (por operación de sistemas eléctricos 2000). Sobre la base de proyecciones de la demanda por energía y potencia de punta para los próximos diez años, este modelo encuentra el uso óptimo del agua del lago Laja, las centrales existentes, la entrada óptima de centrales en el horizonte de diez años y las líneas de trasmisión troncal proyectadas.6 La incertidumbre hidrológica se modela con 40 hidrologías supuestas equiprobables. En el Apéndice 1 se explica el procedimiento mediante el cual se calcula el precio de nudo.
b) El precio de nudo de la potencia. El precio nudo de la potencia es igual al costo anualizado de la turbina diesel que opera en la hora punta. El precio nudo de la energía es igual al costo marginal esperado del sistema para los próximos cuatro años, aunque este guarismo queda acotado por una banda determinada por el precio promedio que pagan los usuarios no regulados (véase el Apéndice 1).
c) El precio que pagan los usuarios. Los usuarios regulados pueden elegir entre diferentes tarifas según su voltaje. La distinción característica es entre usuarios de alta tensión (AT) y usuarios de baja tensión (BT). Los usuarios regulados de cierto tamaño pagan los precios de nudos de la energía (
Ahora bien, cuando se elaboran las tarifas eléctricas en 1982 los medidores que permitían medir el consumo hora a hora eran muy caros. Por ello se decidió que los consumidores residenciales y comerciales pagarían un precio único por energía. Para transformar el pago por KW de potencia en uno de energía, se estima un factor de carga ψ. De manera similar se utiliza un factor de responsabilidad δ para transformar el pago por KW de VAD a un equivalente por KWh. Así, los consumidores pequeños pagan la así llamada tarifa BT1
3. Los usuarios no regulados
Los usuarios no regulados le compran directamente a los generadores y pagan los precios de
mercado por energía (
en que Ei corresponde a la energía consumida por el usuario i y Di denota la carga cuando el sistema está en punta. Los usuarios no regulados normalmente se conectan a la red de trasmisión, por lo que no pagan el cargo por distribución.
II. Metodología
1. La demanda
a) La elasticidad-precio de la demanda. En este artículo usaremos la elasticidad estimada por Benavente et al (2005). Según ese estudio, la elasticidad-precio de la demanda de un mes es de -0.0548 y de -0.39 en el largo plazo.7 Esto significa, que si las tarifas aumentaran permanentemente 10% hoy, el consumo caería 0.548% al mes siguiente y 3.9% en el largo plazo. Así, Benavente et al (2005) estiman que la demanda mensual por energía es
en que p es el precio de la energía y A incluye a los restantes factores que afectan la demanda, los que se suponen constantes. Si suponemos que los consumidores consumían e0=e-1=100 cuando el precio era p y el precio aumenta desde p a p+Δp, entonces al mes siguiente la cantidad demandada será
Si este cambio se mantiene, al cabo de dos meses el consumo será
y así sucesivamente. Luego
es la caída porcentual del consumo durante el primer mes; de manera similar,
es la caída porcentual total del consumo durante el primer y el segundo mes siel precio durante t=0 y t=1 se mantiene en p+Δp, y en n meses la caída total del consumo es
Así, la elasticidad precio de la demanda n meses después del cambio en precios es
y en este caso se puede mostrar que esto es
b) Ajuste de una proyección de demanda. Falta analizar cómo usar (1) para ajustar la proyección de consumo que cuando se soslaya la respuesta a los cambios de precio. Es fácil observar que, dados e-1 y e-2 , se puede suponer que la predicción de e0 viene dada por
en que p0 corresponde al precio en el periodo 0. Dado que e-2, e-1 y p0 son conocidos, es posible obtener el parámetro A0 implícito en la predicción de e0 . De manera similar, como la predicción de consumo soslaya el efecto que puede tener el precio en la cantidad demandada, se puede suponer que e0 satisface
y así obtener A1 . Con el mismo procedimiento se puede obtener toda la secuencia (A0, A1 ,..., An ). Ahora bien, dada una predicción exógena de los precios (p1, p2 ,..., pn ) es fácil obtener las predicciones a justadas (e0, ê1 ,..., ên ) que satisfacen
Nótese que, en principio, se debería considerar que el cambio del consumo causado por el cambio del precio podría causar ajustes adicionales, si los generadores se mueven a lo largo de una curva de oferta con pendiente. Si así fuera, los precios proyectados deberían usarse para recalcular el consumo y así sucesivamente hasta que el sistema converja. Sin embargo, durante el periodo que nos ocupa aquí esas realimentaciones se pueden pasar por alto porque los precios al consumidor evolucionaron y evolucionarán exógenamente determinados por el techo de la banda de precios, según se explica en el Apéndice 1.
2. Simular la operación del sistema eléctrico chileno
a) La variabilidad hidrológica. El SIC está sujeto a un importante riesgo hidrológico porque gran parte de la energía se genera en plantas hidroeléctricas que, con la excepción del lago Laja, no tienen capacidad suficiente de regulación interanual y su generación depende principalmente de los caudales afluentes de cada año.8 La Gráfica 3 muestra la cantidad de energía que se podría haber generado en el SIC con las centrales hidroeléctricas actualmente instaladas y los caudales que hubieran recibido durante cada uno de los años hidrológicos entre 1962-1963 y 2001-2002.9 Si se considera que el consumo anual que se proyectó para 2006 fue alrededor de 40 mil GWh,10 se puede apreciar que en un año muy húmedo (como 1972-1973) más de 80% de la cantidad demandada puede ser satisfecha con generación hidráulica. En un año de hidrología promedio, la generación hidráulica permite abastecer poco más de 58% de la cantidad demandada (alrededor de 23 mil GWh), mientras que en un año muy seco como 1968-1969 o 1998-1999, apenas algo más que de 10 500 GWh o 26% de la cantidad demandada es abastecida con generación hidráulica. Vale decir, en un año muy seco desaparece más de la mitad de la energía hidráulica disponible normalmente.
El efecto de la variabilidad hidrológica se puede atenuar almacenando agua en embalses (principalmente el lago Laja) o instalando centrales térmicas de reserva; ambas opciones se usan en Chile. Sin embargo, no sería razonable instalar suficiente capacidad como para compensar cualquier sequía, porque permanecería ociosa casi todo el tiempo. Por ello, en Chile central es inevitable que de vez en cuando ocurran años en que el consumo deba disminuir a consecuencia de una hidrología muy seca. El modelo PLP,11 que ocupa el CDEC-SIC para planear la operación de corto plazo del sistema, reconoce este hecho fundamental y opera el sistema para minimizar el costo social esperado de abastecimiento y déficit (o falla).
La principal dificultad para estimar la probabilidad de déficit consiste entonces en que las centrales del lago Laja se deben operar óptimamente, es decir, para minimizar el costo social esperado de abastecimiento y falla. El problema computacional es complejo porque el embalse del Laja es de tamaño tal que permite traspasar agua de un año a otro (de ahí que se diga que tiene capacidad de regulación interanual). El beneficio de hacerlo es sustituir generación térmica futura y, finalmente, mitigar un déficit o evitarlo por completo; el costo es que se encarece la operación hoy porque se pierde la oportunidad de sustituir generación térmica. Por eso, es necesario utilizar un modelo que optime el uso del agua del lago Laja. También ocurre que la hidrología es aleatoria: como vimos hay una gama de posibles hidrologías, unas muy secas, otras medianamente abundantes y otras muy abundantes. Y cada vez que se decide cuánta agua del Laja se debe usar hay que considerar que no se sabe qué tan abundante o seca será la hidrología en el futuro.
b) El modelo de despacho hidrotérmico. Para estimar la probabilidad de déficit durante los siguientes cinco años hidrológicos usamos el modelo Omsic (véase en el Apéndice 2 una descripción pormenorizada). El CDEC usó este modelo hasta poco tiempo atrás para operar el sistema. En términos simples, el método seguido por este modelo es el siguiente (los detalles están en el Apéndice 2). Luego de obtener el uso óptimo del lago Laja para cada posible nivel de cota (variable de estado) y para cada una de las hidrologías de la estadística, sorteamos aleatoriamente mil secuencias de hidrologías.12Grosso modo, en cada sorteo se elige una de las 40 hidrologías de la estadística mes a mes. Luego, para cada una de las mil secuencias simulamos la operación óptima del sistema mes a mes. De cada una de las mil simulaciones computamos la energía fallada, y luego registramos los siguientes estadísticos para cada mes del año hidrológico respectivo: i) la energía total fallada en promedio en las mil simulaciones (en GWh); ii) su desviación estándar; iii) la fracción de simulaciones en que ocurrió un déficit de al menos 1% de la demanda, es decir la probabilidad de que ocurra un déficit; iv) la cota promedio del lago Laja; v) el costo marginal promedio en dólares/MWh.
Es importante advertir que en este trabajo estamos estimando la probabilidad de un hecho (el déficit eléctrico) con dos proyecciones de consumo. Este ejercicio es distinto de la tradicional proyección econométrica, en que se compara el valor predicho con el que se materializó.
III. Resultados
A continuación mostramos los resultados. Con la información disponible en abril de 2006 simulamos la operación del sistema durante los siguientes cinco años hidrológicos, de 2006-2007 a 2010-2011. La primera simulación supone que el consumo no responde al precio. La segunda simulación supone que el consumo responde según las elasticidades estimadas por Benavente et al (2005).
1. Precios
La Gráfica 4 muestra las tarifas pagadas por clientes finales desde 2004 y las proyecta hasta 2011. La línea de guiones muestra el precio de nudo de la energía (
2. Cantidades
En abril de 2006 la CNE proyectó que el consumo de energía crecería alrededor de 7% por año. La Gráfica 5 muestra la proyección de la CNE (línea clara) y la proyección ajustada (línea oscura). Ambas líneas coinciden en abril de 2006, la fecha inicial. Según la proyección ajustada el consumo crecería más lento durante 2006 y 2007. Por eso, desde 2008 el consumo sería alrededor de 10% menor, unos 300 GWh cada mes, más o menos lo mismo que contar con una central adicional. Con todo, y tal como se observa en el Cuadro 2, a partir de 2009 las tasas de crecimiento volverían a coincidir, por que para entonces el efecto del aumento de precios ya estaría absorbido por la demanda. Pero nótese que el consumo cae permanentemente.
Fuentes: CNE (2006) y cálculos de los autores.
a Las pérdidas se suponen iguales a 4.1% de lo trasmitido, el promedio entre 1996 y 2005. La CNE estimó el consumo de 2006 en 38 480 GWh. Nosotros corregimos esta estimación con información real de ventas del primer trimestre de 2006.
b Esta es la proyección de la CNE, ajustada para el otoño por los mayores precios, suponiendo las elasticidades de corto y largo plazos iguales a las estimadas por Benavente et al (2005).
3. Magnitud y probabilidad del déficit
La Gráfica 6 compara las probabilidades mensuales de déficit con la proyección de la CNE (línea clara) con aquellas que se obtienen con la proyección de consumo ajustada (línea oscura). Cuando la probabilidad de déficit en un mes dado coincide, entonces en la gráfica sólo se ve la línea oscura. Con la proyección de la CNE la probabilidad mensual de déficit supera repetidamente el 5%, magnitud que rara vez se observaba antes de la crisis del gas argentino (véase Galetovic et al, 2002). El efecto del menor crecimiento de la demanda es notorio. Con la excepción de marzo de 2007 y marzo de 2010, las probabilidades de déficit caen a menos de 3% en todos los meses, es decir a montos similares a los que se veían antes que comenzaran los cortes de gas argentinos. Esto se debe principalmente a los 300 GWh mensuales de menor consumo a partir de 2008, equivalentes a contar con una central adicional.
4. Costos marginales y de abastecimiento del sistema
El Cuadro 3 compara los costos marginales del sistema. Con la demanda ajustada el costo marginal esperado es 77 dólares/MWh; con la proyección de la CNE el costo marginal promedio es 102 dólares/MWh, es decir 32% más. De manera similar, el costo total esperado de generación con la proyección de la CNE es 41% más alto que con la demanda ajustada. La razón se puede apreciar en el Cuadro 4: con la proyección de la CNE es necesario aumentar la generación térmica en 18 por ciento.