La creciente importancia de los medios de comunicación de masas y su diversidad hacia el siglo xxi es innegable como canales de información y formadores de la opinión pública. La prensa nacional, local o las publicaciones de diverso género, dirigidas a sectores muy específicos, contribuyen también a formar o deformar los imaginarios de sus lectores. En paralelo, posicionan una agenda que implica una visión del mundo, así como posturas específicas frente a políticas y valores. Éste es el caso de la revista Desde la Fe, publicación de la Arquidiócesis Primada de México y su voz autorizada [Gutiérrez et al. 2006; Valles. 2016].1
Esta Arquidiócesis, ubicada en la capital de la República mexicana, es la más importante del país por sus dimensiones en cuanto a territorio, población, número de obispos auxiliares y sacerdotes; es asiento del santuario de la Virgen de Guadalupe y coincide con la sede de los poderes: Legislativo, Ejecutivo y Judicial de la República.2
El semanario Desde la Fe, como un ambicioso proyecto, se empezó a publicar desde 1995 con la llegada a la arquidiócesis del obispo Norberto Rivera, nombrado primero arzobispo y después cardenal como consecuencia de presidir una sede cardenalicia. Los antecedentes de esta revista fueron Criterio y Nuevo Criterio.3
Es importante destacar que el nuevo semanario contaba con el respaldo político económico y técnico tanto de Girolamo Prigione, representante de Juan Pablo II en México, como de la Congregación de los Legionarios de Cristo y de su fundador y líder, Marcial Maciel.
Desde la Fe tuvo también apoyo para su difusión de Mario Vázquez Raña y su Organización Editorial Mexicana, importante dueña de numerosos periódicos y estaciones de radio en el ámbito nacional, al facilitar su integración como encarte en sus diarios.
A partir de 2003 se dio un cambio en el equipo de Comunicación Social del Arzobispado, Héctor Fernández Rousellon fue sustituido por Hugo Valdemar [Amézquita 2019; Redacción Notired 2020].4 La llegada de Valdemar y sus 13 años al frente de la Oficina de Comunicación Social de la Arquidiócesis consolidó su estructura. Valdemar concentró en su persona tanto la Dirección General de Comunicación Social como la dirección de Desde la Fe, órgano que fue adquiriendo una recepción cada vez mayor en la medida cuando se convirtió en el espacio donde la Arquidiócesis polemizaba, descalificaba o provocaba a sus interlocutores, adversarios y al poder político. La prensa, los medios electrónicos y digitales citaban sus polémicas editoriales como si fueran la opinión del cardenal Rivera, aunque no estaban firmadas o sólo tenían la supervisión de Hugo Valdemar [Villamil 2018].5
En el año 2006 la Arquidiócesis Primada de México fue la responsable de la línea editorial. Hugo Valdemar Romero era el presidente del Colegio Editorial. El director de la revista para ese año era el presbítero Máximo Evia Ramírez; el editor, Roberto Damián Alcántara, y a cargo de la redacción, Guadalupe Hidalgo.6
Las secciones permanentes eran: Iglesia en el mundo, Artículo principal, Desde el lector, Editorial, Lo que todo católico debe saber, El Papa cerca de ti, Pon tu caridad en acción, Comentario al Evangelio y Vida desde la fe.
Escritores que participaron en la revista en 1906: presbíteros Israel Bucio, Sergio Román, Salvador Martínez, Máximo Evia Ramírez, José de Jesús y Oscar Arias, Carlos Villa Roiz, Alejandra M. Sosa y Marisela Bastida Murrieta. Entre otros colaboradores estuvieron Mario Ángel Flores y Felipe Monroy. El cardenal Rivera ocasionalmente escribía un texto.
El objetivo de este artículo es fundamentalmente el análisis de los editoriales Desde la Fe, como voz autorizada de la Arquidiócesis, en el año 2006. Seleccionamos aquéllos que se refieren de forma expresa y concreta al proceso electoral. Elección muy polarizada entre candidatos representativos de dos proyectos que, en términos generales y con las debidas reservas, podríamos calificar de “derecha” e “izquierda”, cuyos resultados en el caso de la presidencia tuvieron una diferencia mínima en el número de votos.
Nuestro objetivo es encontrar respuestas a las siguientes interrogantes: ¿cómo visualizó la revista al sistema político y al proceso electoral en 2006?, ¿qué apreciaciones o críticas hizo frente a los partidos y sus candidatos a la presidencia?, ¿cómo juzgó la participación de la Iglesia católica en los procesos electorales? Ante el panorama postelectoral y la agudización de la polarización con acusaciones de fraude y movilizaciones, ¿cómo se posicionó el semanario?, ¿qué tipo de discurso dirigió a sus lectores?, ¿cuál fue el alcance o influencia de una revista como Desde la fe?
Para lograr este objetivo se revisó el semanario desde 1 de enero de 2006 hasta el 31 de diciembre del mismo año, es decir 52 números, cada uno de los cuales consta de unas seis páginas con una portada a color. Su contenido incluye un Editorial, reproducción de documentos firmados por el cardenal Rivera y otros miembros de la jerarquía, algunos artículos firmados y noticias, sobre todo del mundo religioso.
No está de más advertir que durante la sucesión presidencial de 2006 diferentes factores afectaron de forma importante el pacto de la transición que comprometía el respeto al voto y la competencia equitativa: la renovación y conformación partidista del nuevo Instituto Federal Electoral vio comprometida su autonomía; las constantes intervenciones del entonces Presidente Fox a favor de su candidato; “el modelo de financiamiento público excesivo y el acceso a los medios masivos generaron la campaña sucia más costosa y prolongada que se haya realizado en el país. Todas estas piezas armaron un conflicto que trastocó de manera importante la incipiente y frágil democracia mexicana” [Aziz 2007: 13-54].
1. CONTEXTO DE LA COYUNTURA ELECTORAL
En la historia de México la Iglesia católica, por siglos, ha mantenido un cuasi-monopolio religioso y ha sido una figura clave en el campo del poder político y de la sociedad. Sin embargo, desde las últimas décadas del siglo xx a la fecha ha ido perdiendo poder social, pero no peso político. Por un lado, está el proceso de secularización que acompaña a la modernización que no es necesariamente lineal y uniforme; por otro lado, se ha dado un proceso de multiplicación de denominaciones religiosas no católicas vinculadas a la gran familia protestante, sobre todo en sus ramas pentecostales [Loaeza 2013: 45-62, 141-148].
Sin embargo, para el año 2006 todavía al menos 80% de la población se declaraba católica. La secularización de la sociedad era más pronunciada en las ciudades, sobre todo en la capital, por tanto, en la Arquidiócesis de la Ciudad de México. Según las encuestas, para alrededor de 25% o 30% de la población, los líderes religiosos tienen una considerable influencia en sus decisiones relativas a cuestiones políticas, es decir, en el sentido de su votación. Ello lo demuestran la Encuesta Mundial de Valores 2005 y otra encuesta aplicada por Elio Masferrer de la Escuela Nacional de Antropología e Historia (enah); así como la encuesta Creer en México del Instituto Mexicano de la Doctrina Social Cristiana (imdosoc).7
Hacia principios de la década de 1990 se modificó el marco jurídico anticlerical que normaba las relaciones Iglesia-Estado desde la Constitución de 1917. Con las nuevas reformas las instituciones religiosas contaron con personalidad jurídica; se reconoció el derecho de los sacerdotes a ejercer el voto en las elecciones, aunque no a ser votados; el derecho a impartir educación religiosa en escuelas privadas; el derecho a tener propiedades destinadas al culto y algunos más derechos [Pérez Rayón 2006: 117-137].
La jerarquía católica incentivada por las reformas intensificó su presencia en la arena política y mediática, en específico, destacó por su participación en los procesos electorales orientando a la opinión pública. Si bien la institución tiene prohibido una intromisión directa en la contienda electoral por medio de un partido político propio o favorecer a un partido o candidato determinado tanto por el derecho canónico como por el nuevo marco jurídico mexicano que rige las relaciones Iglesias-Estado, la jerarquía católica sostiene el derecho de orientar a su feligresía en sentido amplio, recordando principios y valores que constituyen la identidad católica.
El primer gobierno de la alternancia política, encabezado por el candidato del Partido Acción Nacional (pan), Vicente Fox (2000-2006), había generado grandes expectativas de cambio en relación con viejas y nuevas demandas de la jerarquía católica en el ámbito político, económico y social [Pérez Rayón 2018: 104-107].8 La Iglesia católica quedó desilusionada ante promesas no cumplidas y se cuidó de guardar una cierta distancia ante el gobierno foxista, para no identificarse con sus debilidades o fracasos.
Cabe recordar que la Iglesia católica, como institución, no es un bloque monolítico y expresa la multiplicidad de corrientes ideológicas y posicionamientos políticos de las sociedades en que está inmersa. Esta diversidad se refleja en la jerarquía católica, el clero y la feligresía, así como en las órdenes religiosas. También, hay enfoques distintos en la forma de ejercer la gestión pastoral, sus formas de interpretación de doctrina y formas de gobierno con sus colaboradores.
En este artículo nos ocupamos de una corriente del episcopado que se aglutinaba en torno a monseñor Girolamo Prigione, apodado el “Club de Roma”, quien llegó a México en 1978 como delegado apostólico y con las nuevas reformas se convirtió en nuncio y representante diplomático ante el Vaticano. Norberto Rivera, quien compartía la ideología conservadora del Papa Juan Pablo ii, tuvo un fuerte apoyo de monseñor Prigione para llegar al Arzobispado Primado. Otro de sus grandes pilares fue la Congregación de los Legionarios de Cristo con cuyo fundador y líder tuvo una profunda amistad [Pérez Rayón 2010: 67-74; Athié 2017: 59-132].
Rodolfo Soriano señala que gracias a la labor de Rivera como obispo de Tehuacán se desmanteló el que hubiera podido ser el bastión y vivero de la Teología de la Liberación en México, lo que le confirió el mérito para llegar al arzobispado metropolitano. Desde esa ocasión se revelaron las características de identidad del futuro cardenal: intolerante ante la disidencia teológica pastoral, indispuesto al diálogo, siempre dispuesto a pactar con sus superiores jerárquicos en la Iglesia o con las autoridades civiles presentándose como el guardián del orden y la ortodoxia. Ya como arzobispo primado centralizó decisiones clave en materia de formación de personal religioso, interviniendo en los seminarios del Arzobispado a su cargo, la Universidad Pontificia de México y en las órdenes religiosas, controlando trayectorias académicas y de formación espiritual en consonancia con la visión de Juan Pablo ii y su representante en México. No llegó a ser presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano (cem), cargo de elección “más o menos democrático” [Soriano 2020: 98-117].
Rivera Carrera fue acusado de proteger a sacerdotes pederastas, en particular a Marcial Maciel, de acumular recursos económicos valiéndose de sus cargos y de sus relaciones con las élites políticas, sobre todo del pri y el pan, así como con los altos círculos privilegiados con quienes compartía eventos sociales y viajes. También, se manifestaba alejado de las preocupaciones sociales de sus feligreses y muy presente en la vida social y lujosa de sus amigos, vinculado con negocios dudosos y con un modelo de centralización de la gestión de la arquidiócesis de la Iglesia.
La jerarquía católica, por experiencia, ha aprendido a cortejar, en cierto modo, en procesos electorales a los principales contendientes, conscientes de que en estas coyunturas se plantean nuevos equilibrios o cambios políticos y busca con ello, quedar lo mejor posicionada. Si bien los ministros religiosos no participan directamente en la política partidista, reclaman sólo intervenir en sentido amplio, orientando a sus fieles hacia el bien común; así que han encontrado formas más o menos sutiles para influir en su feligresía. Lo que no significa que haya un voto católico único, dada la pluralidad de la institución y el grado de secularización de la población.
En el proceso electoral del año 2006 participaron tres fuerzas políticas clave: el pan; el Partido de la Revolución Democrática (prd) en la Coalición Por el Bien de Todos, que incluyó al Partido del Trabajo (pt) y Convergencia; y el Partido Revolucionario Institucional (pri) en coalición también con el Partido Verde y el Partido Alianza Social. Los tres candidatos a la presidencia nacional pri, pan y prd asistieron a la reunión de la cem por iniciativa y a petición de los propios aspirantes. Esta tendencia de los políticos de acercarse a la jerarquía católica en busca de votos y legitimación ha estado muy presente en los últimos procesos electorales en el ámbito estatal y federal [Pérez Rayón 2006: 5-26].
En el marco de la 81 Asamblea Ordinaria de la cem, celebrada en abril de 2006, de las declaraciones vertidas por los tres candidatos frente a los obispos destacaríamos la afinidad de posiciones entre Felipe Calderón, candidato del pan, y el Episcopado en temas caros a su agenda, pues planteó apoyar a plenitud la libertad religiosa; se pronunció en favor de la cultura de la vida, contra el aborto y la eutanasia; al tiempo que refrendó su compromiso con el fortalecimiento del Estado laico, ya que afirmó: “No se debe confundir religión y política” e insistió en que no debía trasladarse el credo propio a la actividad del servicio público. Calderón buscó marcar su distancia frente al entonces presidente Fox.9
En dicha Conferencia diferentes miembros de la jerarquía expresaron que la institución no temía al triunfo de un gobierno de izquierda, pero dejaron en claro que hay principios no negociables. López Obrador ofreció antes los obispos convocar a un plebiscito para definirse en temas como aborto y eutanasia. Los obispos manifestaron que una de sus principales preocupaciones se cifraba en el respeto a los resultados de la elección el 2 de julio, si no le favorecían al candidato mencionado. El contendiente de “izquierda” respondió que, de no resultar electo, respetaría el resultado y ofreció impulsar un acuerdo nacional en el que estaría incluida la Iglesia.
Andrés Manuel López Obrador se perfilaba como candidato presidencial ganador de la contienda presidencial, las encuestas lo favorecían frente a Felipe Calderón. No obstante, éste fue canalizando en los primeros meses de 2006 el apoyo de estratos medios y altos, intelectuales y periodistas, incluso de algunos grupos de izquierda en desacuerdo con el programa y el discurso de López Obrador, percibido como populista, antiglobalizador y provocador de enfrentamientos entre clases sociales.
Según Luis Ángel Hurtado, las elecciones de 2006 son un precedente importante en la vida política del país, que se caracterizó por la implementación de campañas negras y las debilidades de la ley electoral vigente, que daba amplios espacios para facilitar a los contendientes de López Obrador canales de comunicación de masas y la circulación de rumores negativos. El candidato de la Coalición por el Bien de Todos, Andrés Manuel López Obrador, fue el blanco de ataques orquestados por distintos grupos y actores que lo presentaban como un riesgo para la democracia y el país, de llegar a la presidencia [Hurtado 2012].
La elección se polarizó, se recurrió a campañas con slogans simplistas y a “una guerra sucia” en spots televisivos, se manejaron escenarios catastrofistas: amlo y su populismo fue considerado un “peligro para México” y comparado con Hugo Chávez, presidente de Venezuela, mientras que Calderón fue percibido como “la derecha al poder” y “el continuismo neoliberal” que haría más ricos a los ricos y más pobres a los pobres” [Valles 2016; Cuna 2006].
En comparación, los editoriales de la revista Desde la Fe mostraron un lenguaje moderado y pragmático al fin.
Una preocupación constante y generalizada de la jerarquía y el clero ha sido la convocatoria a ejercer el derecho al voto, lo cual se ha traducido en exhortos y documentos de la institución y sus representantes contra el abstencionismo y por una cultura del voto. El cardenal Rivera llamó a laicos a involucrarse en política partidista y a votar practicando: “un discernimiento responsable”.
La jerarquía católica mexicana se pronunció críticamente frente al discurso “confrontacionista” y polarizador por parte de los candidatos a la presidencia, el grado de las campañas y la lucha exacerbada por el poder. La cem pidió a los candidatos evitar una violencia verbal que provocase una confrontación física; se convocó, entonces, a los contendientes a la cordura, a la sensatez y a ser propositivos; criticaron la campaña de guerra sucia y ausencia de ética en los políticos. El episcopado convocó a un pacto nacional entre todos los actores políticos para concretar acuerdos. La arquidiócesis advirtió sobre conflictos postelectorales en virtud que el ganador tendría una victoria por un margen estrecho y, eventualmente, le sería necesario construir una mayoría para integrar un gobierno de coalición o gabinete plural, acercándose a otras fuerzas políticas para conformar una agenda común.
La mayoría de los obispos mostraron actitudes prudentes y conciliadoras ante unas elecciones que desde el inicio se perfilaban muy polarizadas entre el pan y el prd. La simpatía de amplios sectores del clero por el candidato panista fue clara; no obstante, los obispos se cuidaron de mantener ante el público un perfil discreto; cualquier precipitación o “visible cargada clerical” podría tener efectos adversos tanto para la Iglesia como para Felipe Calderón. sin embargo, se presentaron durante el periodo preelectoral algunos incidentes entre miembros del prd y la jerarquía católica.
Los obispos recibieron severas críticas por su actuación durante el proceso electoral, en ellas se señalaba la discordancia entre sus comunicados y la actuación de prelados emblemáticos cuestionados por favorecer explícita o implícitamente a algunos de los contendientes (arzobispos de Guadalajara, Morelia y Yucatán; asó como los obispos de Cuernavaca y Querétaro). La Coalición por el Bien de Todos, en el juicio de inconformidad presentado ante el Instituto Federal Electoral (ife), denunció la intervención constante de la Iglesia en la contienda electoral.
Un ejemplo claro de pragmatismo fue el caso del arzobispo metropolitano. No simpatizaba con la plataforma de amlo, pero lo consideraba un probable ganador en la contienda presidencial, tenía una buena relación personal con él, lo había apoyado en el conflicto del desafuero y López Obrador solía invitar al cardenal a las ceremonias de inauguración de obras públicas, además, atendió su solicitud de detener la Ley de Sociedades de Convivencia, apostando al menos a su neutralidad en el proceso electoral. Con todo, Rivera seguía manteniendo buenos contactos con altos jerarcas priistas y tenía afinidades ideológicas fundadas con Felipe Calderón.
El presidente de la cem subrayó, ante más de 100 obispos reunidos en la Reunión Plenaria de la Conferencia Episcopal, que los actores políticos debían estar conscientes que “hay principios que no son negociables”, como la defensa de la vida y su protección desde el momento de la concepción hasta su muerte natural; el reconocimiento y promoción de la estructura natural de la familia, como una unión entre un hombre y una mujer, basada en el matrimonio y la protección del derecho de los padres a educar a sus hijos. Ante el proceso electoral advirtió que ningún partido representaba a la Iglesia y que los católicos pueden militar y dar su voto a cualquier partido o candidato que mejor responda a sus convicciones personales, con tal de que sean compatible con la ley moral natural y que sirvan al bien común de la sociedad.
2. DESDE LA FE FRENTE AL PROCESO ELECTORAL 2006
Desde la Fe publicó una serie de editoriales, posicionándose frente al proceso electoral, así como documentos emanados de la Conferencia Episcopal Mexicana, del Consejo Interreligioso de México o de documentos y exhortaciones del arzobispo metropolitano, firmados por la cem o por el mismo cardenal Rivera.
El análisis de los contenidos del semanario pueden dividirse en dos fases: el período preelectoral y el período postelectoral.
a) Fase preelectoral
Desde la Fe da cuenta a sus lectores en su Editorial “Mucho ruido y pocas nueces” que el 19 de enero de 2006 se dio el inicio oficial de las campañas políticas hacia las elecciones de julio. Al respecto, destaca la falta de interés de la ciudadanía por ese evento. La razón advierte que puede ser por venir de precampañas muy largas y costosas, “incluyendo la de aquellos que se han aprovechado de sus cargos públicos para hacer proselitismo durante algunos años— y las complicadas elecciones de los candidatos, en algunos casos en medio de tensiones y escándalos, que han minado de antemano la credibilidad de más de la mitad de los contendientes”. La ciudadanía, concluye en este texto, “se siente cansada del tema electoral que lleva dos años encendido en los medios de comunicación por la ambición de sus protagonistas” [Desde la fe 29-04/02/2006: Editorial].
En la misma línea, destaca la importancia de contar con una mejor legislación sobre los tiempos y los costos electorales para que los partidos y sus candidatos queden delimitados a los periodos y recursos estrictamente necesarios, ya que todo ello propicia la corrupción por la abundancia de recursos que se emplean [Desde la fe 29-04/02/2006: Editorial].
Así que propone, para la reactivación electoral, nuevas estrategias: menos demagogia y más propuestas realistas; menos imágenes falsas —prefabricadas por la publicidad— y emplear los recursos en análisis y proyectos, así como en más propuestas y compromisos de los candidatos [Desde la fe 29-04/02/2006: Editorial].
Entre los documentos que se reproducen en la revista destaca la publicación en el primer mes del año de un Decálogo por la legalidad y la transparencia, de la contienda electoral en el 2006, presentado ante el Instituto Federal Electoral por el Consejo Interreligioso de México,10 expresando el compromiso de las confesiones religiosas que lo integran, a participar responsablemente, en el marco legal dentro esta importante actividad política, era una oportunidad para madurar instituciones democráticas y “dar el paso definitivo hacia una plena democracia aún no consolidada en todas las fuerzas políticas” [Desde la fe 22-28/01/2006: Editorial].
Propone, el documento, aprovechar la oportunidad para mostrarse como una sociedad madura y tolerante, que tiene distintas formas de pensar, pero que respeta a todos y resuelve con civilidad las diferencias. “Es tiempo de construir un México incluyente con todos con sus valores e ideales y también con su religiosidad” y sostienen que:
Todos han externado en este decálogo su decisión de permanecer neutrales, en tanto ministros de culto, ante las distintas opciones partidistas, sin inducir el voto en favor o en contra de algún candidato; y se han comprometido a promover “por cualquier medio lícito, la edificación de un voto bien informado y razonado” lo mismo que generar confianza en las instituciones y en las autoridades responsables [Desde la fe 22-28/01/2006: Editorial].
Consideran falso el planteamiento que divide la sociedad entre derecha o izquierda, la visión debe ser la de “grupos, instituciones y ciudadanos comprometidos con el bien de todos, no de unos contra otros” [Desde la fe 22-28/01/2006: Editorial].
El Decálogo termina con un exhorto para actuar dentro de la legalidad y la transparencia, a los partidos políticos y sus candidatos, siguiendo con las demás organizaciones sociales y civiles, especialmente a los medios de comunicación [Desde la fe 22-28/01/2006: Editorial].
Otro tema de interés sobresaliente en la Revista se destaca el Editorial, “Todos a votar”, aborda la participación de los laicos y sus compromisos frente a las elecciones. En este caso, se reproduce un mensaje de la Comisión para los laicos de la cem con el propósito de reforzar orientaciones anteriores de los obispos mexicanos a los laicos, en ocasión de procesos electorales, destacando la organización de los “talleres para la democracia”, una de sus iniciativas, que se estaban llevando a cabo en ese mismo año en muchas diócesis del país, incluso llegan más lejos:
El abstencionismo en la situación actual sería una irresponsabilidad comparable con el pecado de omisión: dejar de hacer el bien que estoy obligado a realizar por otro. La indiferencia y la apatía no son justificables. Saber elegir conscientemente, tomando en cuenta a las personas, por su capacidad y principios, y a los programas propuestos en congruencia con el México que queremos y con los valores que profesamos[…] en un clima de respeto y tolerancia, independientemente de quien resulte ganador en el proceso democrático.11
Dentro de la legítima libertad de todos los creyentes para elegir el partido político que mejor les parezca, se piden sólo dos cosas: coherencia y autenticidad con los principios de la fe, así como a no quedar atrapados en la pasión y en los enfrentamientos de poder por encima del bien común. “Es tiempo de participación y compromiso, es tiempo de fe y de esperanza, es tiempo de presencia y acción” [Desde la fe 12-18/02/2006: Editorial].
El Editorial dice sorprenderse porque todavía hay voces anticlericales que sostienen y critican la manifestación pública de las convicciones religiosas en la arena política:
Hablar de convicciones religiosas en la política parece un tema prohibido en nuestro ambiente mexicano debido a los prejuicios que sembró durante más de un siglo el liberalismo del siglo xix. No han bastado los 15 años que llevamos de las reformas constitucionales sobre libertad religiosa para sepultar aquellas ideas laicistas y persecutorias que nada tienen que ver con la sociedad moderna en que vivimos, basada en el reconocimiento de los derechos humanos y en el respeto de los ciudadanos [Desde la fe 25-01/07/2006: Editorial].
En el mismo Editorial se responsabiliza y critica a los intelectuales mexicanos que, con arrogancia y desprecio, se mofan de los políticos o de cualquier otro personaje público y de los ciudadanos “de a pie”, que osan expresar sus convicciones religiosas o que quieren dirigir sus acciones en congruencia con los valores que profesan:
¿Con qué derecho se arrogan el ser sólo ellos “intelectuales” y tener la exclusiva de expresar sus ideas? ¿Qué hay de superior en una racionalidad increyente sin compromisos claros, frente a otra racionalidad creyente, comprometida con ideales y principios precisos? Con el mismo derecho que los librepensadores pretenden ahogar la voz del creyente, debemos exigir respeto a quienes quieren construir una sociedad apoyada en valores universales y trascendentes. Resulta más ridículo el agnóstico que no puede ver más allá de sus narices, que el creyente que razonablemente atisba más allá de una inmensidad del universo Desde la fe 25-01/07/2006: Editorial].
Se insiste en que los católicos participan en las elecciones políticas con toda la complejidad de su historia personal, al mismo tiempo, con la identidad de sus valores religiosos, por lo que se afirma en la sección editorial que hay intelectuales católicos, al igual que empresarios, obreros, políticos, campesinos, comerciantes, artistas o deportistas creyentes. Si bien se sostiene el acuerdo de que no hay un voto católico uniforme, tampoco puede afirmarse que el voto católico sea absolutamente indefinido, pues hay una intencionalidad orientada por los principios de una comunidad de fe [Desde la fe 25-01/07/2006: Editorial].
Citando las palabras de Ratzinger de 2002, los fieles laicos “no pueden dejar de participar en las actividades políticas en el sentido más amplio y completo, pues esa es su responsabilidad fundamental para colaborar en la construcción de una sociedad” [Desde la fe 25-01/07/2006: Editorial].
Convocan a los católicos “a no sentirse acomplejados [sic] frente al relativismo ético de nuestro tiempo; al contrario, su gran riqueza es la claridad de sus ideales, su visión de Dios y la trascendencia, su valoración de la persona y su dignidad, y la búsqueda del auténtico desarrollo económico y social mediante la justicia y la paz [Desde la fe 25-01/07/2006: Editorial].
Se advierte en el mismo Editorial que hay una libertad de opciones partidistas, pero no debe separarse la política de las exigencias morales que emanan de la fe profesada. “Fe y política, fe y cultura deben estar unidas por la congruencia” [Desde la fe 25-01/07/2006: Editorial].
b) Fase postelectoral
El resultado cerrado de la elección presidencial desató acusaciones de fraude sobre los resultados del Programa de Resultados Electorales Previos el 2 de julio y el posterior conteo distrital, por parte de la Coalición por el Bien de Todos. Los candidatos a diputados y senadores del prd se posicionaron como la segunda fuerza electoral con un número de diputaciones y senadurías muy superior al alcanzado en elecciones pasadas; por lo que arrasaron en el Distrito Federal (df); estos resultados no fueron objeto de cuestionamientos ni acusaciones de fraude electoral.
La Coalición recurrió a plantones y concentraciones en el Centro Histórico de la Ciudad de México y en la Avenida Reforma, con el afán de denunciar un supuesto fraude electoral y presionar al Tribunal Federal Electoral. La tensión y la polarización se agudizaron y la población se dividió en su percepción de los resultados.
El 6 de agosto el Tribunal Electoral el Poder Judicial de la Federación (trife) emitió su veredicto definitivo e inapelable en favor de Felipe Calderón. López Obrador y sus partidarios desconocieron la resolución, de manera que convocaron a una Convención Democrática la cual eligió a mano alzada al supuesto “presidente legítimo”, López Obrador, quien “mandó al diablo las instituciones”, estrategia muy criticada, incluso por una amplia fracción de sus antiguos colaboradores.12
¿Cómo fueron interpretados estos acontecimientos en la revista Desde la Fe? Una vez concluidas las elecciones y superada la jornada electoral, el Editorial “Ciudadanía ejemplar” se congratula de la magnífica participación ciudadana, del ambiente de tranquilidad en que ésta se desarrolló a lo largo de todo el país, lo que constatan fue destacado especialmente por los observadores nacionales e internacionales, difundido por la prensa nacional y mundial. “México vivió nuevamente otra experiencia de democracia” [Desde la fe 22-29/07/2006: Editorial].
En el mismo texto se advierte que el resultado ha sorprendido a propios y extraños; México se ha manifestado mucho más plural y diversificado de lo que se pensaba: se acabaron los tiempos de “carro completo” que caracterizaba otros tiempos políticos. Podríamos decir que aparte del df, donde un partido político acaparó todo y el Estado de Guanajuato, donde otro partido dominó completamente, el resto del país está marcado por diferentes tonalidades entre las tres principales fuerzas políticas [Desde la fe 22-29/07/2006: Editorial].
Informa a sus lectores que está por realizarse la calificación del proceso por parte del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (tepjf) para pasar a la declaración oficial de presidente electo. Ante resulta dos tan ajustados, en el texto se enfatiza que es natural que las principales fuerzas políticas interpongan algunas impugnaciones e inconformidades para que tepjf analice y resuelva. Los distintos protagonistas políticos no pueden llevar el tono de la protesta más allá de las causas legales en torno de las cuales se garantiza la justicia y la paz en una sociedad [Desde la fe 22-29/07/2006: tepjf].
Desde una posición encaminada a llamar a la prudencia, sostiene que la sociedad, en general, ha entendido el momento y permanece a la expectativa para que intervengan las instituciones respectivas. La ciudadanía ha conservado la calma y sin dejar de expresar sus convicciones políticas, está convencida que hay vías legales y tiempos señalados para la conclusión de este importante proceso [Desde la fe 22-29/07/2006: Editorial].
En esta circunstancia, nuestros obispos mexicanos concluye el Editorial, se han expresado para apoyar la actitud ciudadana y el proceso en todas sus etapas legales, por ello:
La Iglesia católica pide a todas las mujeres yhombres de buena voluntad respetar la Ley y trabajar por la reconciliación, el diálogo y el entendimiento; hace un apremiante llamado a la serenidad, a la tolerancia y a la moderación. Exige a las autoridades actuar con verdad y justicia, y pide a las fuerzas políticas comportarse con madurez, generosidad y honestidad [Desde la fe 22-29/07/2006: Editorial].
Finalmente, los obispos piden a la comunidad católica dar una gran aportación a nuestro ambiente social: participar en una jornada de Oración por la Reconciliación, la Concordia y la Paz, para no perder el aprecio y respeto de unos y otros. No cabe duda que la madurez de la ciudadanía se está manifestando “muy por encima de algunas actitudes de la clase política mexicana” [Desde la fe 22-29/07/2006: Editorial].
Se publica un documento firmado por los cardenales Norberto Rivera y Sandoval Iñiguez el 20 de julio de 2006 “Todos unidos por la reconciliación y la paz”. Después de que México celebró la jornada electoral más reñida de su historia democrática, afirma los cardenales citados, que;
Todos los mexicanos hubiéramos querido una culminación del proceso sin mayores complicaciones”; sin embargo, lo cerrado de los resultados —de manera particular en lo que se refiere a la elección para la Presidencia de la República— ha dado lugar a impugnaciones y cuestionamientos que han golpeado fuertemente a instituciones consideradas por todos, como el soporte y la garantía de nuestra naciente democracia. [Rivera et al. 2006].
Concluido el conteo de votos [continúa el texto] Falta la calificación legal del proceso; sólo entonces tendremos un presidente electo. Estas tareas corresponden al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, que deberá tomar sus decisiones con base en la ley y para fortuna de la sociedad, este organismo goza de una merecida reputación de imparcialidad y autonomía, que nos permite esperar su veredicto con confianza [Rivera et al. 2006].
México, advierte el Editorial, es un país cada vez más plural en el que debemos alcanzar una convivencia pacífica y respetuosa, puesto que todos buscamos el progreso, la justicia, el respeto a los derechos humanos y el bien de la Patria. Más allá de las diferencias ideológicas, compartimos una historia, unos valores, un destino que ahora está en juego en este proceso. Si bien en una familia caben legítimamente las diferencias y divergencias, no es concebible el odio, menos la violencia que siempre es condenable y estéril. Agrega el mismo Editorial que:
Vivimos en un país con instituciones en el que debemos tener cabida todos los mexicanos. La contienda electoral nos ha hecho más sensibles a la necesidad de trabajar para erradicar la corrupción, la ignorancia y las profundas desigualdades sociales. Estas son las tareas que nos quedan pendientes y que todos los actores políticos reconocen. Nos corresponde encontrar los caminos que nos ayuden a superar los lamentables niveles de pobreza, porque si no hay esperanza para los pobres, no la habrá para nadie, ni siquiera para los así llamados ricos. Necesitamos fortalecer la convivencia pacífica en nuestro país, porque cuando ésta se destruye se causan enormes sufrimientos a todos, pero principalmente a los que menos tienen [Rivera et al. 2006].
La Iglesia católica hace un apremiante llamado a la serenidad, a la fortaleza y a la moderación. Exige a las autoridades actuar con verdad y justicia, incluso pide a las fuerzas políticas; trabajar con madurez, generosidad y honestidad [Rivera et al. 2006].
Desde la Fe comunica la convocatoria de los Obispos de México a celebrar una intensa Jornada de Oración por la Reconciliación, la Concordia y la Paz, del 31 de julio al 6 de agosto “e invocamos la protección del Sagrado Corazón de Jesús, a quien hemos consagrado nuestra Patria, y la intercesión de Santa María de Guadalupe, reina de México, para que se mantenga la unidad de nuestro país” [Rivera et al. 2006].
En el Editorial titulado “Aún no hay presidente”, la redacción de la revista advirtió: “No hay ganador de la contienda electoral hasta que el Tribunal dé su veredicto”, señaló el cardenal Norberto Rivera, tras asistir a un encuentro, convocado por el candidato a la presidencia de la República por el pan con el Consejo Interreligioso de México. Hasta ahora no tenemos presidente, hasta que lo declare el Tribunal Electoral” [Desde la fe 23-29/07/2006: Redacción].
Con relación a las impugnaciones jurídicas y políticas que hizo el prd, afirmó que “todo mundo tiene derecho a expresar su inconformidad por aquellas irregularidades que vio en el proceso, para que todo esto lo tenga que juzgar el Tribunal Electoral” [Desde la fe 23-29/07/2006: Redacción].
Sorprende que no haya una reacción de la revista frente a la actitud irreverente de Andrés López Obrador desconociendo el resultado final del Tribunal Electoral que dio el triunfo a Felipe Calderón. Se asumió como presidente, se puso la banda presidencial y apoyó a sus partidarios en la toma de la Avenida Paseo de la Reforma en protesta por una elección “robada”.13
La revista aborda los conflictos políticos poselectorales en forma crítica, pero sin adjetivos personales peyorativos, con un lenguaje relativamente moderado. El único señalamiento en este Editorial es una advertencia:
México no puede avanzar con una sociedad enfrentada y dividida ni con líderes incapaces de dialogar sobre bases objetivas y sensatas. El país no puede ir a la deriva sin una más clara intervención de las autoridades respectivas para restablecer la paz en el respeto de las distintas partes y en la conservación de la paz a toda costa […] La ciudadanía debe estar más atenta y las autoridades deben dar respuestas oportunas. Una intervención a destiempo suele ser ineficaz [Desde la fe 23-29/07/2006: Redacción].
Al respecto, en otro Editorial se aplaude la posición de lo que denomina una izquierda moderada y responsable, la cual ve un panorama político de México, donde abundan los conflictos y los desencuentros, además, donde muchos se dedican a hacer más grandes todos los problemas, sin aportar algo para solucionarlos, como sucede en Oaxaca. De ahí que una noticia alentadora y positiva es la reacción que ha comenzado a darse al interior de los partidos de la izquierda mexicana:
Es muy loable que esta corriente tome distancia de los grupos radicales y cerrados, que, desde el interior de las fuerzas políticas de izquierda, lo único que logran es enfrentar a la población, crear falsas expectativas ante los enormes problemas sociales que tenemos y poner en riesgo la armonía que nos permita trabajar en conjunto por nuestro país. Nada bueno aportan quienes utilizan un mensaje violento y de confrontación hacia distintos grupos sociales y hacia las instituciones en su conjunto y que reclaman derechos, pasando por encima de los derechos de los demás ciudadanos nada bueno dejan aquellos que provocan un ambiente de desconfianza y desestabilización amenazando a quienes no piensan como ellos, donde los primeros afectados son los que menos tienen [Desde la fe 15-21/10/2006: Editorial].
La incipiente democracia mexicana, insiste Desde la fe, está constituida por muchas expresiones políticas válidas y respetables.
Se puede apreciar en la revista cómo hacia octubre la temática editorial se dirige a plantear cuáles son, a su parecer, las primeras y urgentes demandas que se deberían exigir al nuevo gobierno, en particular, en la economía y el compromiso social. Destaca como primera responsabilidad: conservar una estabilidad económica que permita finanzas sanas en el país, una adecuada relación y apertura hacia el mundo globalizado, siguiendo la pauta del sexenio que llegaba a su fin. Sin embargo, destaca en el mismo Editorial:
[...] la nueva y urgente tarea… de promover un desarrollo nacional mucho más vigoroso y justo, donde las clases sociales más afectadas puedan recibir mejores oportunidades e incentivos. No podemos continuar con una “macroeconomía” que siga sacrificando el bienestar de los mexicanos; no podemos continuar sin una mejor distribución de la riqueza [Desde la fe 22-28/10/2006: Editorial].
Incluye, para terminar el texto, una crítica al gobierno de Vicente Fox, señalando la deuda que, a su juicio, deja pendiente por su incapacidad, pero también por la falta de voluntad política de las cámaras legislativas, para lograr:
[…] una superación más efectiva de la pobreza extrema y una promoción de empleos y salarios mejores que permitan el surgimiento de una fuerte clase media mexicana que acorte distancias entre los extremos de los pocos muy ricos y de los muchos muy pobres […] La lección más clara en la jornada electoral del 2 de julio es que los pobres ya no pueden esperar [Desde la fe 22-28/10/2006: Editorial].
Desde la revista se elogia la decisión del presidente electo Felipe Calderón de nombrar como coordinador del proyecto económico para la transición y muy probable titular de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público en el futuro gobierno federal a Agustín Carstens, un personaje con una sólida experiencia financiera y un gran prestigio internacional [Desde la fe 22-28/10/2006: Editorial].
Su elección, opinan, que su segundo a bordo en el Fondo Monetario Internacional, desde el punto del Editorial de Desde la fe, ha impulsado una serie de iniciativas para cuidar la transparencia de los manejos financieros internacionales y para presionar a distintos gobiernos con el fin de generar una economía más orientada al desarrollo social, a la promoción de las personas y a la superación de la pobreza [Desde la fe 22-28/10/2006: Editorial].
Se recuerda con agrado que Carstens fue invitado por el Pontificio Consejo para la Justicia y la Paz, con la intención de presentar en nuestro país el Compendio de Doctrina Social Cristiana. En aquella ocasión hizo una referencia sobre la situación del continente americano y de cómo deben aplicarse los principios católicos para el desarrollo de los pueblos. “Un primer acierto para la conformación del nuevo gabinete de gobierno, que da señales de seguridad hacia fuera y motivos de esperanza hacia dentro. Se necesita mayor audacia y creatividad para implementar medidas nuevas para el desarrollo más justo y equitativo” [Desde la fe 22-28/10/2006: Editorial].
Entre los grandes retos para el nuevo gobierno, señala el Editorial “Grandes retos para el nuevo gobierno”, que un país de más de 100 000 000 de habitantes y con una larga historia para construir una verdadera democracia —después de una guerra civil, llamada Revolución (mexicana) con el fin de ordenar el lado político y después de otro conflicto armado interno denominado Persecución Religiosa— inicia el segundo periodo de un gobierno democráticamente elegido [Desde la fe 22-28/10/2006: Editorial].
Queda claro, continúa el texto, que desde el principio de este nuevo gobierno constitucional:
No hemos madurado como sociedad para vivir los retos de una auténtica democracia, que se apoye en instituciones firmes, confiables para todos, en el consiguiente reconocimiento y respeto de las distintas corrientes políticas. El factor de desestabilización puede estar por el lado de la intolerancia y la falta de compromiso de todas las fuerzas políticas con una causa común: el progreso de nuestra patria, sin exclusiones ni privilegios [Desde la fe 22-28/10/2006: Editorial].
Señala el mismo Editorial que es desalentador observar la actitud desafiante a las leyes y a las instituciones por parte de aquellos que deberían ser los primeros en observarlas y cumplirlas, como algunos grupos de diputados y senadores de la República; se trató de pésimo ejemplo a la ciudadanía en cuanto a la forma de resolver diferencias y problemas: “¿Qué podemos esperar de aquellos grupos y organizaciones que a lo largo y ancho del país se manifiestan contraviniendo las leyes y pasando por encima del derecho de terceros para reclamar derechos propios?” [Desde la fe 22-28/10/2006: Editorial].
Los grandes desafíos del nuevo gobierno comienzan por la promoción de una gran reconciliación nacional y afirmar la confianza en nuestras instituciones para superar dificultades. “Nada se podrá hacer en medio de una sociedad dividida y agraviada. Es la clase política y gobernante la primera que debe dar el paso hacia un ambiente de respeto y colaboración por México en medio de las legítimas diferencias ideológicas” [Desde la fe 22-28/10/2006: Editorial].
Las tareas son interminables: mantener la estabilidad de la macroeconomía; avanzar en la competitividad internacional; mejorar la calidad educativa en todos los niveles; establecer una mejor distribución de los recursos —con más empleos y mejores remuneraciones, especialmente para las clases menos favorecidas— e impulsar el desarrollo del campo en agricultura y ganadería, una autosuficiencia alimentaria y consolidar el acceso a la salud “y como broche de oro […] ejercer un combate frontal a la corrupción y descomposición provocadas por el nefasto narcotráfico que se ha apoderado de una parte de la sociedad mexicana”, son enormes retos [Desde la fe 22-28/10/2006: Editorial].
La primera prueba, señala el Editorial, que el presupuesto de ingresos y egresos para el 2007, se debe ajustar a la realidad económica nacional e internacional, sin dejar de atender las exigencias más urgentes. Es importante atenderse la inseguridad, el narcotráfico y la corrupción, sobre todo, para la revista, la prioridad debe ser la educación para garantizar un futuro a la altura de las exigencias del mundo moderno. El problema de la inseguridad está presente en todo el país y un aumento de recursos al Ejército, a las Fuerzas Armadas y a distintas corporaciones policíacas es necesario ante el poder corruptor del narcotráfico y de otras organizaciones criminales, pero lo urgente no puede dejar de lado lo importante y esto es lo que representa el renglón de la educación en México. No hay tarea más importante en una sociedad que educar lo mejor posible a los niños y a los jóvenes para garantizar un futuro a la altura de las exigencias del mundo moderno [Desde la fe 22-28/10/2006: Editorial].
México, se argumenta en el texto, no puede ser sólo un país de mano de obra abundante y barata, merece más que eso. Por ello, hace falta un decidido apoyo a la educación en todos los niveles:
[…] mejorar instalaciones, revisar planes educativos, incrementar becas, ampliar los espacios para la formación técnica y científica superior, desarrollar masivamente el deporte escolar. Se da la razón a la reacción en cadena a protestar por una disminución en el presupuesto para educación, especialmente en las universidades públicas. Hay un ejército de maestros de educación básica que necesitan una mejor capacitación y no sólo una manipulación sindical; se requieren salarios más dignos para quienes están en activo y no sólo millonarias prestaciones para los pensionados. Invertir en la cultura, investigación y desarrollo tecnológico es consecuencia de un mayor impulso a la educación. Todo esto exige un plan mucho más profundo que una asignación presupuestal para tal o cual año; se necesita un verdadero proyecto de Estado que lance a nuestra nación a niveles superiores en su desarrollo [Desde la fe 22-28/10/2006: Editorial].
Por lo pronto, se advierte que:
[…] la inevitable limitación económica en tiempos de austeridad requiere medidas realistas e imaginativas para ajustar un presupuesto; los senadores de la República pueden esperar para construir un nuevo edificio administrativo; los diputados deben renunciar a la remodelación de oficinas y gastos suntuarios; el dinero destinado a los partidos políticos ya no puede ser tan gravoso al erario público, después de sus actuaciones antiinstitucionales. El nuevo gobierno está obligado a responder mucho mejor a una sociedad que está agraviada por sus políticos y necesitada de honestidad y compromiso. [Desde la fe 22-28/10/2006: Editorial].
Por otro lado, en estos meses la revista dedicó espacios a defender al cardenal Norberto Rivera de un problema circunstancial: la entrada a la Catedral Metropolitana de grupos de perredistas que le reclamaban su ambigüedad, pues durante la campaña había dado muestras de simpatizar con la campaña de López Obrador y al conocer los resultados de las elecciones se inclinó claramente por Calderón. En los editoriales es presentado como víctima de un ataque no sólo personal, sino a la institución. Por otra parte, había que defenderlo de acusaciones más graves: de protector de pederastas, en particular, de Marcial Maciel y de otros sacerdotes mexicanos.14
Me parece que la intencionalidad de la revista en el conflicto postelectoral fue no contribuir a levantar más los ánimos polarizados y exacerbados en la coyuntura postelectoral. También fue importante una cierta toma de conciencia del enojo creciente que estaban levantando los problemas sociales referentes a la pobreza y la desigualdad, así como la urgencia de atenderlos. Los resultados electorales, que dividieron por la mitad a los ciudadanos, mostraron la fuerza del lema del candidato derrotado: “Por el bien de todos, primero los pobres” cuyos votos se representaron en millones de sufragios en favor del candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador.
En sus declaraciones a la prensa u otros medios, el cardenal Norberto Rivera fue más agresivo, en contraste con el discurso que se manejaba en la Revista. En su afán protagónico prefería manifestarse en la radio, la televisión o en los grandes diarios que consumían sus amigos de las élites con las que convivía y viajaba; y se traducía, por ejemplo, en obsequiar, con los lugares preferenciales a los medios en las homilías, a los fieles en la misa de doce en la Catedral todos los domingos. Sus palabras eran reproducidas en periódicos, radio y televisión, era un personaje que buscaba a los medios y viceversa.
CONCLUSIONES
¿A quiénes se dirigía la revista, cuál era la influencia sobre sus lectores? Pregunta difícil de responder. Podemos suponer que sus lectores serían sacerdotes y párrocos, religiosos y religiosas, catequistas y laicos activos, algunos políticos interesados por otras razones, católicos o no, a quienes por una parte se les ofrecía una visión evangélica con propuestas para la vida cotidiana y sus problemas con un lenguaje accesible; por otra, un seguimiento de los procesos políticos que se sucedían en el país y que preocuparan a algunos.
Recordemos aquellas encuestas que señalan que al menos un 25% de la población consideran que sus líderes religiosas tienen influencia en sus decisiones políticas.
En cuanto a la difusión, además de la venta directa y por suscripción, la publicación llegaba como encarte de periódicos que tenían una presencia regional diversificada a lo largo del país y se trataba de una publicación semanal. Podríamos agregar una tradición de sociabilidad: el común debatir la información entre los círculos cercanos de familia y amigos.
Si bien no hay un voto católico, hay encuestas que abonan a plantear que al menos un 25% de los votantes consideran que las opiniones de sus líderes religiosos ejercen alguna influencia en sus decisiones políticas. Los datos apuntan que en las elecciones de 2006 una mayoría de los sectores populares apoyaron a López Obrador, mientras que las clases medias y altas favorecieron en general a Felipe Calderón.
La Iglesia católica a través de la Conferencia Episcopal Mexicana oficialmente expresa su neutralidad frente a las opciones partidistas, pero se reserva el derecho de orientar a los ciudadanos católicos sobre principios no negociables; lo que en la práctica es una orientación para atender las propuestas del candidato sobre temas como el aborto y el matrimonio entre homosexuales, entre otros asuntos.
El tema de la democracia en México atraviesa sus editoriales. En el período preelectoral se congratula del hecho de que México por fin ha llegado a la democracia, que cuenta con instituciones sólidas que la sostienen, que hay competencia electoral pluripartidista y que parte de su obligación es promover que la población ejerza su derecho al voto, incluso, calificando la abstención como pecado.
Se valora el interés de los candidatos a la presidencia que consideraron importante entrevistarse con los miembros de la cem. Incluso Andrés López Obrador se comprometió a respetar los resultados electorales, sean cuales fueran.
Las críticas sustantivas no estuvieron ausentes en la línea editorial: consideran excesivo el tiempo que consumen las campañas electorales, sus costos excesivos, lo insustancial de sus discursos, la falta de propuestas y el intercambio de adjetivos y descalificaciones entre os partidos y candidatos. Concluyen que los resultados, desde la perspectiva de la Revista, son la apatía, el cansancio y el hartazgo de la población por los excesos de propaganda.
No se limitan a criticar, también incluyen propuestas como la necesidad de reactivar en los procesos electorales nuevas estrategias: menos demagogia y más propuestas realistas; menos imágenes falsas —prefabricadas por la publicidad— y emplear los recursos en análisis o proyectos, así como en más propuestas y compromisos de los candidatos.
Una vez pasada la jornada electoral, los editores felicitan una y otra vez a la ciudadanía, por lo que consideran fue una jornada ciudadana ejemplar.
En la fase post electoral, cuyos resultados fueron impugnados por la Coalición por el Bien de Todos, piden a sus lectores paciencia y respeto por las instituciones que requirieron tiempo y esfuerzo para su formación, en las que se debe confiar y dejar actuar al Tribunal Electoral de la Federación para revisar las impugnaciones.
Los editoriales se enfocaron en la defensa de la democracia y sus instituciones que debían ser respetadas por el bien común. En este caso insistieron en la aceptación de los resultados, una vez cumplidos todos los procesos legales a los que la oposición derrotada tuvo derecho y a avalar los resultados del Tribunal Federal Electoral. Confirmado el triunfo de Felipe Calderón, aceptan plenamente sus resoluciones y hacen, desde la Revista y sus editoriales, reiterados llamados a aceptar los resultados legales y legítimos.
En cuanto a la reacción del prd y de su candidato de asumirse presidente y de la toma de Reforma por sus partidarios, la postura de los editoriales de la revista se caracteriza por sus llamados a la paz social, a la estabilidad, a la unión y al respeto a la pluralidad. Advierte que, si bien ya se vive en democracia, ésta es joven y le falta consolidarse, como lo demuestran las reacciones ante unas elecciones muy polarizadas. No se distingue en sus lenguajes el uso abusivo de descalificaciones personales o adjetivos altisonantes. Sin embargo, hay críticas argumentadas sobre lo que consideran excesos de partidarios de la Coalición.
Desde la Fe enfoca sus editoriales de los últimos meses del año a presentar propuestas para atender, en el futuro próximo, los problemas del país, reconociendo las limitaciones del primer gobierno de la alternancia. Destaca que la elección dejó en evidencia que la mitad de la población quiere un cambio para mejorar su situación socioeconómica. Se exige mayor atención a la parte marginada de la población como un asunto urgente.
En la lista de pendientes exhorta al candidato ganador a atender de manera privilegiada a la educación a la que hay que canalizar los mayores recursos, sin desconocer los problemas de inseguridad y corrupción.
En el discurso de la Revista se reitera la necesidad de defender a la democracia y sus instituciones. Se enfatizó en la importancia de la reconciliación en una sociedad polarizada, como un factor fundamental para el progreso. Están de acuerdo con otros actores que plantean la necesidad de una reforma electoral.
Tal vez si el ganador hubiera sido López Obrador, el posicionamiento de la Revista hubiera sido distinto, pero en el fondo estaban muy satisfechos con el triunfo de Felipe Calderón. Los editores de la revista consideraron conveniente, incluso para el nuevo presidente, ser un medio de comunicación que contribuyera a calmar los ánimos y no a exacerbarlos.
Elogiaron el surgimiento de una izquierda moderada frente a la cual, a su juicio, no habría nada que temer.
En la actualidad el sucesor de Norberto Rivera es el ahora arzobispo primado y cardenal Carlos Aguiar Retes, con un perfil distinto al de su antecesor. La revista Desde la fe sigue en circulación como una importante publicación confesional en la que se expresan posicionamientos frente a políticas públicas. Ya no es encarte de los periódicos de la cadena de la Organización Editorial Mexicana (oem) de Mario Vázquez Raña, pero sigue vendiéndose en las parroquias, por suscripción está digitalizada y es de acceso libre en internet.