El Servicio de Alergia en el pabellón 21 del Hospital General de México, a cargo del doctor Salazar Mallén, se fundó en 1938. En 1954, Ernesto Guevara acudió a este servicio recomendado por su amigo, el doctor Salvador Pisani, médico argentino muy estimado en México.1 Guevara se identificó únicamente con una credencial emitida por el Ministerio de Salud Pública de la Nación de Argentina (figura 1).2
El interés de Guevara no solo fue ser atendido como paciente asmático, sino, además, ingresar al Hospital General de México como médico en el Servicio de Alergia, en el cual colaboró durante un año y medio.
Guevara realizó una investigación de las alteraciones cutáneas derivadas de los procesos alérgicos, que se tradujo en un artículo publicado en mayo de 1955 en la revista Alergia, con el título “Investigaciones cutáneas con antígenos alimentarios semidigeridos” (figura 2), citado en el libro Alergia, coordinado por el doctor Salazar Mallén y publicado en 1958.2,3,4
En esa investigación, Guevara estudió la sensibilidad cutánea ocasionada por diversos antígenos alimentarios, considerando su condición de semidigeridos en particular y en general. Consignó, además, el porcentaje de negatividad aparente de algunos antígenos e incluyó grupos de estos antígenos con resultados en voluntarios. Guevara concluyó que la búsqueda de alérgenos alimentarios era un método importante para el diagnóstico y tratamiento de los problemas alérgicos.5
En este artículo se mencionan “algunas tendencias generales en la interpretación de las alergias alimentarias, se anotan los conceptos de Salvador Pisani, cuya tendencia de investigación alimentaria fue utilizada en líneas generales. Se expone la técnica de la investigación con antígenos alimentarios semidigeridos, los resultados comparativos con los estándares y la identidad antigénica de cada fracción de un alimento dado”.5
Es indudable que Guevara actuó como médico en el Hospital General de México. No se sabe si en su mente ya germinaban sus ideas políticas, pero es indudable que fue un investigador metódico, como lo acredita su trabajo acerca de antígenos alimentarios. Su desempeño coincidió con el inicio de una residencia especializada en el Hospital General de México, cuya metodología está aún en práctica.
Puede especularse que si Guevara hubiera permanecido en el ejercicio de la medicina hubiera podido ser un buen alergólogo. Fue uno de los primeros extranjeros latinoamericanos que se educaron en especialidades en el Hospital General de México. Ernesto Guevara dejaría posteriormente su trabajo médico para convertirse en el legendario “Che Guevara”.