Artículos de revisión
Introducción en alergia alimentaria
Introduction to food allergy
1Director Médico Ejecutivo, Expresidente de la
Organización Mundial de Alergia (WAO). Jefe del Departamento de Alergia e
Inmunología, Hospital Quironsalud, Bizkaia, Bilbao, España.
2Director responsable de la S.C. de Pediatría,
Hospital Materno Infantil Macedonio Melloni, Milán, Italia. Director del
Departamento Materno Infantil, Hospital Fatebenefratelli-Ophthalmic de Milán,
Italia. Profesor adjunto de la Escuela de Especialización en Pediatría III,
Universidad de Milán y Consejero de la Sociedad Italiana de Pediatría, Sección
Lombarda. Pediatric Hospital Bambino Gesú IRCCS Allergy division, Roma,
Italia.
Resumen
La alergia alimentaria es un trastorno crónico frecuente que afecta a lactantes,
niños, adolescentes y adultos. La prevalencia de alergia alimentaria se ha
incrementado en las últimas décadas en todo el mundo, sin limitarse a los países
occidentales. Puesto que no existe ningún tratamiento, éste se centra en evitar
los alergenos, además de la educación de pacientes y cuidadores en el
tratamiento de urgencia de las reacciones agudas, por ejemplo: aplicación de
epinefrina. Los estudios sugieren que las reacciones accidentales ocurren en
alrededor del 45% de los niños con alergia alimentaria cada año, aunque la mayor
parte de las reacciones son de gravedad leve o moderada. Los ingresos
hospitalarios por anafilaxia alimentaria varían de 4 a 20 por cada 100,000
habitantes; las muertes son raras, con una incidencia estimada de 0.03 a 0.3 por
cada millón de personas con alergia alimentaria. La muerte por anafilaxia
alimentaria es rara y parece haberse mantenido estable, posiblemente por el
aumento en el etiquetado de alérgenos alimentarios, los servicios de
diagnóstico, las tasas de prescripción de epinefrina intramuscular y la
concienciación acerca de alergias alimentarias. Omalizumab es un fármaco
aprobado para varias alteraciones (urticaria crónica o asma difícil) y puede
ayudar a reducir los síntomas asociados con la alergia alimentaria. La
importancia relativa de las tecnologías alternativas, las estrategias de gestión
y las políticas para la alergia alimentaria varía de una región a otra, debido a
las diferencias en la epidemiología, educación, bienestar socioeconómico y
preferencias culturales de la población.
Palabras clave: Alergia alimentaria; alérgenos; Anafilaxia; Epinefrina; Omalizumab
Abstract
Food allergy is a common chronic disorder that affects infants, children,
adolescents, and adults. The prevalence of food allergy has increased in recent
decades throughout the world, not limited to Western countries. Since there is
no treatment, this focuses on avoiding allergens, in addition to educating
patients and caregivers in the emergency treatment of acute reactions, for
example: application of epinephrine. Studies suggest that accidental reactions
occur in about 45% of children with food allergies each year, although most
reactions are mild or moderate in severity. Hospital admissions for food
anaphylaxis vary from 4 to 20 per 100,000 inhabitants; Deaths are rare, with an
estimated incidence of 0.03 to 0.3 per million people with food allergy. Death
from food anaphylaxis is rare and appears to have remained stable, possibly due
to increases in food allergen labeling, diagnostic services, rates of
intramuscular epinephrine prescription, and awareness of food allergies.
Omalizumab is a drug approved for several disorders (chronic hives or difficult
asthma) and may help reduce symptoms associated with food allergy. The relative
importance of alternative technologies, management strategies and policies for
food allergy varies from one region to another, due to differences in the
epidemiology, education, socioeconomic well-being, and cultural preferences of
the population.
Key words: Food allergy; Allergens; Anaphylaxis; Epinephrine; Omalizumab
La alergia alimentaria es un trastorno crónico frecuente que afecta a lactantes, niños,
adolescentes y adultos. La prevalencia de alergia alimentaria se ha incrementado en las
últimas décadas en todo el mundo, sin limitarse a los países occidentales.1
¿Qué hace que esta alteración aumente? La respuesta a esta pregunta es importante para
establecer una estrategia de prevención adecuada. La alergia alimentaria se relaciona
con diversos factores socioeconómicos.2
La prevención de algunos aspectos ha mejorado en los últimos años. Los esfuerzos se han
concentrado en la manipulación de alérgenos alimentarios y, en menor medida, en la
prescripción de probioticos y prebióticos; sin embargo, las observaciones
epidemiológicas no limitan la aparición de alergia alimentaria a factores dietéticos,
sino que generan una mezcla de hipótesis acerca de su patogenia. Cuadro 1
Puesto que no existe ningún tratamiento, éste se centra en evitar los alergenos, además
de la educación de pacientes y cuidadores en el tratamiento de urgencia de las
reacciones agudas, por ejemplo: la inyección con epinefrina.3 Los estudios sugieren que las reacciones accidentales
ocurren en alrededor del 45% de los niños con alergia alimentaria cada año, aunque la
mayor parte de las reacciones son de gravedad leve o moderada. Los ingresos
hospitalarios por anafilaxia alimentaria varían de 4 a 20 por cada 100,000 habitantes;
las muertes son raras, con una incidencia estimada de 0.03 a 0.3 por cada millón de
personas con alergia alimentaria.4 No
obstante, es comprensible que los pacientes y las familias afectados por alergia
alimentaria teman una reacción grave o mortal inesperada, lo que genera altos grados de
ansiedad y angustia psicológica en la mayoría de los casos. Las restricciones de estilo
de vida, además de evitar los alérgenos y la imprevisibilidad de las reacciones debido a
la ingestión accidental pueden reducir de forma significativa la calidad de vida de los
pacientes.
Se espera que el enfoque en el tratamiento de la alergia alimentaria varíe de una región
a otra, en parte dictado el acceso a la atención diagnóstica y especializada, la
disponibilidad de guías y recursos nacionales o regionales para apoyar a los médicos,
modelos de servicios de salud y actitudes culturales hacia la alimentación y la salud.
Hasta hace poco, las recomendaciones de gestión se han centrado, principalmente, en
mitigar el riesgo de mortalidad evitando los alérgenos e implementando el tratamiento
temprano de las reacciones. La muerte por anafilaxia alimentaria es rara y parece
haberse mantenido estable, posiblemente por el aumento en el etiquetado de alérgenos
alimentarios, los servicios de diagnóstico, las tasas de prescripción de epinefrina
intramuscular y la concienciación acerca de alergias alimentarias.5 El desarrollo reciente ha demostrado que la
inmunoterapia por vía oral para la alergia alimentaria (al cacahuate o maní) ha sido
aprobada para uso comercial en el Reino Unido, Estados Unidos y Europa.6,7,8 La inmunoterapia por vía oral no registrada que utiliza
productos alimenticios disponibles comercialmente (harina de maní desgrasada, proteína
de clara de huevo en polvo) se encuentra disponible con financiación privada en la mayor
parte de los países industrializados, aunque los protocolos, la aceptación y el costo
varían ampliamente. Las pautas clínicas formales que recomiendan la inmunoterapia por
vía oral solo existen en Canadá y la Unión Europea.9,10 (118,119), y la Organización Mundial de Alergia (WAO)
recomienda inmunoterapia por vía oral en casos de alergia a la leche para las pacientes
que cumplen los criterios de elegibilidad y preferencias específicas.11 Omalizumab es un fármaco aprobado
para varias alteraciones (urticaria crónica o asma difícil) y puede ayudar a reducir los
síntomas asociados con la alergia alimentaria en estos pacientes.1213
Existen pocos datos acerca de Omalizumb en el tratamiento de los síntomas relacionados
con la alergia alimentaria en la práctica clínica habitual.1415
La importancia relativa de las tecnologías alternativas, las estrategias de gestión y las
políticas para la alergia alimentaria varía de una región a otra, debido a las
diferencias en la epidemiología, educación, bienestar socioeconómico y preferencias
culturales de la población. En países occidentales la alergia al huevo, la leche y la
nuez tiende a tener prioridad, mientras que en Asia la alergia a los mariscos exige
mayor atención.
La alergia alimentaria tiene repercusión significativa en la calidad de vida a largo
plazo. Cuando las medidas para reducir el riesgo de reacción grave (prescripción de
epinefrina, PAL y restricción dietética estricta) se implementan de forma rutinaria sin
ningún cuidado, aun con las precauciones justificadas individualmente, las implicaciones
negativas para el bienestar del paciente pueden exceder el beneficio. El creciente
reconocimiento de esta alteración está impulsando un movimiento global que se aleja de
los consejos para evitar excesivamente la restricción hacia un enfoque individualizado
en el que la toma de decisiones clínicas se adapta a las preferencias del paciente en
cuanto a la gestión de riesgos y la restricción del estilo de vida.
Cuadro 1 Factores que contribuyen con la alergia alimentaria
Familias educadas |
Sociedades desiguales |
Poblaciones inmunizadas |
Clases altas |
Usuarios de agua limpia |
Antibióticos de amplio espectro |
Pequeñas hermandades |
Usuarias de alimentos limpios |
Animales de granja bajos |
Nacidos de madres mayores |
Poblaciones libres de helmitos |
Alta tenencia de mascotas |
Pimogénitos |
Nacidos por cesárea |
Bajo nivel de bacterias en el suelo |
Entornos urbanos |
Lactancia materna más corta |
Exposición a alérgenos |
Dieta baja en antioxidades |
Dieta alta en vitamina D |
Diversidad de alimentos baja al destete |
Dieta alta en antioxidantes |
Baja ingesta de vitamina D |
Poca activdad física |
Altos niveles de n-3-PUFA en la dieta |
Baja síntesis de vitamina D |
Poblaciones obesas |
Alto contenido de n-6 |
PUFA en la dieta |
Baja ingesta de fibra en la dieta |
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