El tratamiento de la alergia alimentaria implica, como punto principal, evitar el alimento desencadenante de la alergia y controlar los síntomas en caso de alguna reacción alérgica:
Evitar el alimento alergénico: el paso más importante es eliminar por completo el alimento alergénico de la dieta. Esto implica leer detenidamente las etiquetas de los alimentos, buscar información de los ingredientes en restaurantes y asegurarse de evitar cualquier contacto o contaminación cruzada con el alérgeno.
Educación familiar: es fundamental educarse y estar consciente de los alimentos que contienen el alérgeno específico. Esto incluye conocer los nombres alternativos o ingredientes ocultos que pueden contener el alimento alergénico. Además, es importante que se comunique de manera efectiva a los familiares, amigos, compañeros de trabajo y personal escolar acerca de la alergia alimentaria y cómo responder en caso de alguna reacción alérgica.
Plan de acción de urgencia: en caso de alguna reacción alérgica grave debe contarse con un plan de acción de urgencia indicado por su médico, preferentemente el alergólogo, y ofrecer instrucciones detalladas de la aplicación de epinefrina (adrenalina) autoinyectable y cuándo buscar atención médica de urgencia.
Medicamentos para el tratamiento de los síntomas: para el tratamiento de los síntomas leves a moderados (picazón, urticaria o congestión nasal) pueden prescribirse antihistamínicos por vía oral.
Apoyo psicológico: vivir con alguna alergia alimentaria puede tener repercusión emocional significativa. Es importante buscar apoyo y asesoramiento psicológico para el control del estrés, la ansiedad y los desafíos que puedan surgir debido a la restricción dietética y las preocupaciones de posibles reacciones alérgicas.
Es esencial trabajar en estrecha colaboración con un especialista en alergia para recibir atención adecuada y personalizada. Cada caso es único y puede requerir un enfoque de tratamiento individualizado. Además, las recomendaciones y pautas pueden variar con el tiempo, por lo que es importante mantenerse actualizado con la investigación y las directrices clínicas.
Según el tipo de alimento, la edad del paciente y la relación del microbioma con el sistema inmunológico (Figura 1), en una proporción de casos puede lograrse la tolerancia natural nuevamente al alimento1
Esta tolerancia ocurre, generalmente, más frecuente y en forma temprana cuando la alergia alimentaria no es mediada por IgE.2 Figura 2
Sin embargo, en una cantidad importante de pacientes las manifestaciones alérgicas pueden ser persistentes durante toda su vida y poner en peligro su salud.3 Por tanto, es necesario tener alternativas de tratamiento para los pacientes con alergia a cierto topo de alimentos. Figura 3
Evitar el alergeno
Hoy día el tratamiento habitual para la alergia alimentaria consiste en evitar la ingesta y exposición accidental del alimento desencadenante. Sin embargo, esta medida no siempre puede cumplirse al 100% y frecuentemente aparecen síntomas por exposiciones accidental, sobre todo por fallas en el procesamiento y etiquetado de los alimentos.3
Aplicación de epinefrina
Esta situación puede poner en peligro la vida del paciente cuando ya ha tenido reacciones anafilácticas graves hacia el alimento desencadenante, por lo que se recomienda tener acceso fácil a la administración intramuscular de epinefrina (adrenalina), que supone el medicamento de primera línea para la anafilaxia.4 La forma más práctica de administrar la epinefrina, de manera fácil y en dosis adecuada, es mediante autoinyector; sin embargo, no se encuentran disponibles en todos los países y debe adiestrarse al paciente y a su familia (en el caso de pacientes pediátricos) para administrar correctamente el fármaco, a través de jeringas y agujas adecuadas.5
Inmunoterapia
La inmunoterapia puede ayudar a desensibilizar a las células inmunológicas causantes de las reacciones alérgicas, activando poblaciones de células reguladoras que puedan controlarlas. Desde hace varias décadas se han investigado diferentes protocolos de inmunoterapia para lograr este objetivo por diferentes vías: oral (ITO), sublingual (ITSL) y epicutánea (Epi). Actualmente, la vía oral es la más efectiva en la alergia a ciertos alimentos: leche, huevo y cacahuate, pero siguen investigandose las otras vías de administración con buenos resultados.6-8 A pesar de estos avances, en la mayoría de los casos se ha logrado solo la desensibilización temporal, mientras reciben el tratamiento, y en algunos otros la tolerancia sostenida después de finalizar el tratamiento.9,10Algunos biomarcadores han ofrecido información útil acerca de la respuesta temporal o persistente a la inmunoterapia, como la gravedad de las manifestaciones alérgicas, las concentraciones basales de IgE específica hacia algunos epítopos alergénicos y la respuesta en la prueba de activación de basófilos.11
Agentes bioterapéuticos
Para ayudar al efecto de la inmunoterapia se han diseñado varios estudios, que agregan medicamentos bioterapéuticos, en especial anticuerpos monoclonales que puedan bloquear alguna vía fisiopatológica importante. De esta forma se ha investigado el uso de anticuerpos monoclonales anti-IgE, o dirigidos contracitocinas tipo 2: anti IL-4R, anti IL-13, anti IL-5, anti IL-5R, incluso contra alarminas: anti IL-33, anti IL-25 o anti TSLP, hacia diferentes manifestaciones de alergia alimentaria.12-14 Sin embargo, los resultados siguen siendo variables, por lo que al igual que la inmunoterapia hacia alimentos, el uso clínico de agentes bioterapéuticos aún no se autoriza para esta indicación y se requieren más estudios clínicos y revisiones sistemáticas para lograr este objetivo en la práctica diaria.