Introducción
La presencia de clubes espíritas en México data del siglo XIX. Desde que Allan Kardec (alias de Hippolyte León Denizard Rivail) y sus seguidores comenzaron a exponer sus preceptos, esta doctrina filosófica y ciencia de observación, como determinó el escritor francés, se propagó de manera veloz, particularmente como respuesta al materialismo y al positivismo. Afirmaban que el espíritu sí existe y es posible mirarlo o escucharlo uno mismo o a través de un medio; en esta condición, ese ser del que ya murió podría ayudar a los vivos con sus consejos o advertencias, para sumar al bien universal.
A finales del siglo XIX e inicios del XX abundaron artículos, periódicos, revistas y otros impresos en Europa y América que expresaban ideas espíritas a la par o contrarias a otras corrientes esotéricas, como la teosofía.1 Muchos de sus adeptos, lo eran además de alguna logia masónica. En esas páginas era posible hallar palabras como trance, encarnación, médium, fluido luminoso, vibraciones y un extenso vocabulario especializado que los lectores abrevarían de expertos de la religión o doctrina filosófico-moral, según unos u otros.
Helios (en adelante, HS)2 fue una revista peculiar entre las demás, tuvo su auge cuando Francisco I. Madero fue elegido presidente de México, luego de encabezar la primera revolución social del siglo XX en el mundo. A veces con discreción y otras con evidente filiación maderista, sus páginas esplendieron de junio de 1911 a febrero de 1913, incluidas las que el propio líder dio a la imprenta sobre el tema: Manual espírita (México: Tip. Artística, 1911) y Comentarios al libro Bhagavad Gita (fragmento del Mahabharata, transcrito entre el siglo VI y II a. C.), obras que fueron publicadas por entregas hasta su muerte, pero también como volúmenes que podían comprarse en la sede de la publicación. En este periodo fue claro el mando que tuvo su cofrade en doctrina y política Rogelio Fernández Güell y cómo, tras el fatal destino del mandatario, el cuerpo editorial se desbarató (quedaron solamente los pioneros) y la publicación comenzó a declinar, hasta su cierre en 1916.
De manera introductoria, este trabajo abordará la llegada del espiritismo a México y abundará acerca de sus prácticas y doctrina, así como los autores y ensayos que elucubraron sobre el tema, nacionales o extranjeros, además de los resultados de sus experimentos, y se concentrará en el periodo de mayo de 1911 a marzo de 1913. Por ello, se hará necesario conocer sobre El Siglo Espírita (en adelante, ESE), la publicación precedente. De los autores, cuando sea posible, se brindará un mínimo de información bibliográfica; asimismo, enunciaremos los conceptos generales de la doctrina y resumiremos el viraje editorial que padeció a causa del golpe de Estado de 1913, algunas presunciones entre la política y los espiritistas y sus últimas preocupaciones y propuestas hasta 1916.
Espiritismo: antecedentes, luz, experimentación y publicaciones
Antes de Allan Kardec ya se estudiaban y experimentaban fenómenos físicos como el de las mesas parlantes (tabla güija) y la “mediumnidad” o escritura automática, los cuales le interesaron mucho. Convencido de que podía establecerse comunicación con personas del “más allá”, escribió El libro de los espíritus (1857), que tuvo un éxito excepcional y fue traducido a decenas de idiomas. Le siguieron otros títulos, igual de populares: ¿Qué es el espiritismo?, El libro de los médiums, El evangelio según el espiritismo, El cielo y el infierno y Génesis.3
Los escépticos consideraron que no había fundamento científico para confirmar la materialidad del espíritu ni para comunicarse con los muertos. Por ejemplo, František Kubíček,4 en El espiritismo es un enigma psicológico, llegó a la conclusión de que es “el error más grande de nuestra época”: los médiums “utilizan ciertas fuerzas psico-físicas, cuya existencia es evidente, pero no se halla aún suficientemente explicada”.5
Podemos dedicar muchas hojas a los que intentaron argumentar en contra, como parte del debate científico intelectual, o de quienes lo difamaban por miedo a su propagación; asimismo, se puede abundar sobre los falsos espíritas o videntes y todo tipo de espiriteros,6 estafadores que lucraban con el anhelo de muchos por saber de sus difuntos o recibir un consejo para alguna decisión futura. Sin embargo, esto restaría espacio al estudio que aquí nos hemos propuesto realizar, si bien es propicio brindar algunos ejemplos, para que el lector pueda familiarizarse con la discusión.
Un episodio ocurrido en San Petersburgo revela mucho sobre el escepticismo y la credulidad acerca de los fenómenos. Desde 1855 el médico Aleksander N. Aksakov introdujo prácticas mediúmnicas en la casa imperial rusa, que, interesada en experimentar y comprobar, ordenó conformar la Sociedad Física Rusa, presidida por Dmitri Mendeléyev. Este gremio especializado llevó a cabo un congreso en 1875, el cual se vio menguado por el escepticismo de muchos médicos y físicos, al punto de que el acreditado químico manifestó que no podría comprobar las alteraciones físicas ocurridas en sesiones con médiums. Así, publicó Datos para establecer juicios sobre el espiritismo, que Aksakov respondió con Un momento de preocupación científica.7 A propósito de este famoso congreso, Gordin asegura que, “desde la Revolución rusa de 1905”, el interés por el espiritismo alcanzó niveles nunca vistos. Estima en 1 600 el número de círculos espiritistas tan sólo en Moscú y San Petersburgo a finales de la primera Guerra Mundial, sobre todo de teosofía y espiritismo.8
Un repaso general de las revistas espíritas que circularon durante los primeros años del siglo XX en el mundo da cuenta de esa necesidad de visualizar el espíritu. Hubo una Helios, editada en Madrid9, que, si bien no era abiertamente doctrinaria, sus autores eran adeptos o simpatizantes y sus textos destacaban elementos de la luz, la visualización, la sombra, la vida, la muerte y otros tópicos familiares para los espíritas. En un número de 1903 divulgaron un artículo que relató la experiencia de Maurice Maeterlinck tras visitar a una famosa vidente parisina, posesionada del espíritu de “Julia”. El escritor quedó muy impresionado por la forma como la médium describió situaciones precisas sobre un personaje con quien él tenía rivalidad y cómo se enteró, a través de ella, de que estaba por morir, lo cual ocurrió.10
¿Cuál es el propósito de comunicarse a través de un médium con el espíritu de alguien fallecido? La gran pregunta la contesta M. T.:11 invocar al que partió al “viaje eterno” (por lo común, hombres ilustres en las ciencias, artes y literatura) no es para conocer sobre cuestiones científicas, sino para enseñar a los vivos “la manera de corregir nuestras pasiones al contarnos los sufrimientos que padecen en el espacio”, y aconsejar para “alejarnos de los vicios”. Según Gustave Geley, lo que a ellos ocurrió o cómo lo sobrellevaron puede ser una lección para el presente. Un médium es el instrumento humano que permite contactar y experimentar sobre el tema, aun mejor que cualquier instrumento físico o combinaciones químicas.12
Hubo publicaciones simplemente llamadas El Espiritismo, como la editada cada quincena en Sevilla desde 1868. En el número del 15 de abril de 1875, Manuel González respondía a detractores, en particular clérigos, que habían hecho circular una prohibitiva a esta “secta”: “Mentira parece que en el siglo de la luz haya sentidos comunes, tan a oscuras como el que se publica en Lérida”, comenzó. Comprendía su molestia, pero no era sensato hacer estas exhortativas autoritarias, pues los espiritistas tienen como base el “Evangelio, la Ciencia y la Razón, elementos que en nuestra doctrina se fundamenta” y que “valen algo más que la fe, la teología y la autoridad en que se apoya” (es decir, El Vaticano).13
La Revista Espiritista publicó también una refutación dirigida a las autoridades religiosas de Lérida, fundamentándola con extractos del Génesis, los milagros de Jesús y las predicciones de Kardec, para sostener que hay antagonismo entre las religiones monoteístas porque cada una afirma que su Dios es el verdadero y con ello propicia una “hostilidad constante de los otros cultos, y ocupado[s] en combatir su influencia”. Kardec, a quien cita, hacía ver que “cuando se persuadan de que no hay ni puede haber más que un Dios en el universo y que en definitiva es el mismo que adoran” bajo diferentes denominaciones, “y se pongan de acuerdo acerca de sus atributos esenciales, comprenderán que un ser único no puede tener más que una voluntad; entonces, se alargarán la mano como servidores de un solo Señor e hijos de un mismo Padre, y habrán dado un gran paso hacia la unidad”.14 El resto del artículo argumenta a favor de la causa con base en los evangelios y afirma que el espiritismo no tiene la pretensión de monopolizar la salvación, la renovación absoluta del hombre, ni es la única vía para alcanzar el progreso; solamente es la religión “universal y única, que halla motivos para traducirla por el amor. Solo el amor a Dios constituye toda religión”.15
Otros títulos en este resumen: en Roma, desde 1900, se publicaba Luce e Ombra, mensuario de la “scienze spiritualiste”. El volumen de febrero de 1913 incluyó artículos que disertaban sobre el espiritualismo integral, el diabolismo integral, la premonición, la mediumnidad y recetas mágicas. A diferencia de Helios (Madrid), tenía un claro corte filosófico. Anótense, entre decenas más, Esphinge y Revista Spirita en Brasil; en Francia, La Lumière y la Revue Spirite (fundada por Kardec), y en Argentina, Luz y Unión, La Fraternidad y Freya. Como órgano informativo de la Liga Espiritista Española, estaba la homónima Luz y Unión, mientras que la Unión Espiritista Kardeciana de Cataluña, en funciones desde 1900, tenía una revista del mismo nombre, editada por Amalia Domingo Soler.16
La relación espiritismo-luz emana naturalmente de los avances científicos y tecnológicos de entonces. Tomar una fotografía (lograr “fotografiar lo invisible”, se concluyó en el 2º Congreso Espírita de México, en 1908) ya no era algo imposible, y fue cuando los adeptos comenzaron a capturar el espíritu presente en algún cenáculo. Caras y Caretas (Buenos Aires), publicó ocho fotografías de una sesión a la que asistieron unas 50 personas. Villalobos, el impresionado autor, contó que la médium, poseída por un espíritu (trance), ante los asombrados ojos de los asistentes “hacía contorsiones histéricas […], revolviéndose en el suelo con espasmódicos movimientos de lagartija”. Aceptando que las fotografías no fueron falseadas porque había confianza en quien las capturó, indicó que se apreciaba la “fuente de fluido luminoso” junto a los vivos, y que no había duda de que se trataba de “materializaciones” del espíritu. Hay una en donde se ve una silla vacía, a pesar de que, antes de tomar la fotografía, una de las médiums estaba sentada allí.17 A la vista de dichas imágenes, se observa que sí hay luces o siluetas distintas a las de los asistentes y aparecen con mantos blancos o como esculturas cubiertas con una sábana clara, sin poder vérseles los rostros, a excepción de una.
En Juventud Ilustrada de Barcelona, del mismo año, se expuso lo acontecido al señor Rodiquet, quien fabricaba aparatos de física para estudiar materiales. Notó que el vidrio en la oscuridad puede volverse luminoso si está bajo la acción de los rayos X, instrumentos físicos o medios químicos. El autor de la nota recomienda:
Para realizar la gran sesión de espiritismo de última moda, se necesita, ante todo, de una bobina de Ruhmkorff […] para que indique todos los elementos del asombroso espectáculo. Como buen aparato científico la bobina mencionada no quiere prestarse al engaño, y así muestra su sinceridad algo brusca con el ruido de sus vibraciones, cosa que llama la atención de los espectadores y les puede quitar la credulidad. Esto se evita alejando el aparato y poniéndolo donde su imprudencia no eche a perder la solemnidad del caso.18
Es difícil no extenderse sobre las publicaciones y casos que circularon en periódicos de Europa y América, destinados a probar cómo los nuevos aparatos permitían ver el “espíritu escondido”. Sin embargo, no todos los círculos de estudio y experimentación, a finales del siglo XIX y principios del XX, contaban con posibilidades de mostrar los resultados, a falta de cámaras o rayos X. Bastaba narrar hechos en sesiones nocturnas donde se destacaba el nombre y la reputación de la familia anfitriona, y hacer una minuta o comunicado escrito de los mensajes recibidos. Por ejemplo, leamos La Sombra de Hidalgo, que presentaba su publicación como “altamente filosófica” y en su primer número narró que el español Víctor Villar viajó ex profeso a Yautepec, a la casa de la familia de Nazario Rendón, con el propósito de ver materializaciones. Para entrar en trance, la médium Remedios Toledano fue magnetizada y, entre los fenómenos extraños que sucedieron, escupió varios objetos que habría tenido en el estómago: “un escudo de a peso”, un “cuadrito de metal con un pequeño retrato fotográfico” y una “mascada de seda azul y roja”. Entre los médiums presentes había de cinco tipos: sonámbulos, escribientes, videntes, auditivos y sensitivos. Uno de los escribientes, Leónides Pérez, era ciego y, cuando el espíritu entraba en su cuerpo, desarrollaba una capacidad notable para tomar dictados. De todo lo ocurrido se redactó y firmó un acta el 11 de noviembre de 1893, para hacer constar lo que habían vivido los presentes. El autor anónimo concluía que “es tan maravilloso el fenomenismo espírita que muchos, aun de los mismos creyentes, se han resistido” a aceptar lo que ven “y suponen que hubo prestidigitación”.19
El Siglo Espírita
A principios del XX, El Siglo Espírita fue la primera y más relevante publicación sobre esta doctrina en México. Comenzó a imprimirse a raíz de la realización del 1er Congreso Espírita Nacional en 1906, al tiempo que se creó la Junta Permanente de éste, para conformar una organización de carácter nacional que se vincularía, a su vez, con juntas locales y de otros países. Así nació esta revista, cuyo primer número narra lo anterior. Es la precursora de Helios.
Desde el primer número se dejan ver varios pensadores espiritistas y las mujeres tienen su lugar, ya fueran esposas de algún miembro o solteras independientes, así como hombres de empresa, filósofos, periodistas, militares y otros, por ejemplo, la señorita Enedina Romero López y la señora Dolores Serra de Baig.20 En 1909 trabajaba en pleno la Sociedad Espírita Femenil, donde destacaban Eulalia y Esperanza Jiménez y Méndez, Julia O. de Descarga y María de los Ángeles de Jiménez.21 Su interés por fundar escuelas era manifiesto.22
Puesto que ESE era un órgano informativo, muchas de sus páginas dieron cuenta de los cambios en la mesa directiva, trabajos de difusión y alianzas con otras sociedades partidarias del país o de fuera, pero, como es esperado, se transmitían artículos científicos o ensayos filosóficos (más) y esporádicamente poemas (menos), en ambos casos de autores que vivían en México, al igual que colaboraciones traducidas, tomadas de revistas extranjeras.23
Al repasar los volúmenes, puede constatarse cómo algunos temas de Allan Kardec y de la escuela francesa fueron hechos propios en esas páginas; pondré algunos ejemplos, para aproximarnos más al contenido. Chaves24 consideró que a México llegaron tanto la corriente kardeciana (o francesa, filosófico-religiosa, estudiosa de fenómenos intelectuales) como la empírica (de corte cientificista, también llamada espiritismo científico, o de fenómenos físicos), y que se apreció más la francesa. En mi opinión, lo anterior resulta cierto, y en el periodo de estudio que tratamos aquí se aclarará más aún. Por ejemplo, José Salvadores Botas (espírita muy activo, colaboraba también para Mensajero Cristiano, de Mérida, Yucatán) escribió sobre uno de los principios más defendidos por los espíritas maderistas, con estas proposiciones: el libre albedrío del hombre es “un derecho conquistado en las evoluciones porque ha pasado”; emana de su “saber intelectual y moral, como riqueza inalienable de la manifestación de su ser”. Entre más estudio y moralidad, “más respeto a la ley existe y más firmeza de voluntad viene caracterizando las decisiones propias” pero, por el contrario, a menor “grado de aquellos, más debilidad acusa y menos decisión manifiesta”.25
ESE también defendía su causa y exhibía a los falsos médiums o a sus detractores, a quienes acusaban de especular en el terreno dogmático, de no demostrar con hechos verídicos y obtener conclusiones efímeras, no axiomas. En una primera entrega, sin crédito para el traductor, Laura I. Finch26 introducía otro término que comenzaba a aparecer: el metapsiquismo. A diferencia de la medicina, no es considerado “honorable” ni se ha elevado a “ciencia clásica”, en buena medida porque los propios espíritas han dado pábulo a la aparición de farsantes, al inclinarse más por abstracciones y sentimientos que por estudiar los “fenómenos”. Para rematar, algunos científicos abocados a estudiarlos se niegan a creer en ellos y en alguna etapa concluyen que son un fraude; por ejemplo, se rehúsan a reconocer la “llama”, cuya existencia han probado visualmente y existe en forma de “humo” cuando el médium entra en trance, y terminan por descalificar todo el fenómeno.27
Mientras tanto, el 20 de diciembre de 1906 se presentaron en portada los apotegmas derivados del 1er Congreso Nacional Espírita:
Dios existe y es causa de toda existencia.
El espíritu preexiste y persiste eternamente.
La habitabilidad de los mundos es innegable.
La supervivencia del alma humana es verdad demostrada por los métodos científicos y especialmente por la experimentación medianímica.
Los estados felices o desgraciados en la vida humana son consecuencia de actos realizados en esta existencia o en vidas anteriores.
El progreso del espíritu a través de las formas, estados, vidas y mundos es infinito.
En la esfera terrestre, así como en otros mundos, el espíritu pasa por múltiples encarnaciones.
La solidaridad de existencia y destino en todos los seres se manifiesta en la armonía universal.
La solidaridad en la especie humana constituye la Fraternidad.
La Fraternidad humana impone como necesidades urgentes para realizar el progreso: la enseñanza obligatoria de la ciencia laica, la libertad dentro de la justicia y la pacificación por medio del arbitraje.28
Feliciano Gutiérrez expone cuatro asertos clave para los discípulos de Kardec: a) La “libertad del individuo para escoger entre varios términos que caen sobre su aptitud de comprender y de poder”; b) El deber moral, cuya premisa es “amarás en espíritu y en verdad al Ser cuyo pensamiento se ve palpitar al través de la catarata de creaciones que llenan el infinito del tiempo y del espacio”; c) Dios es el “árbitro único en el espacio sin fin donde Él es siempre”; d) El sufrimiento deriva de la “expiación”, sin la cual el espíritu quedaría atrapado en un círculo vicioso por la materia; por tanto, todos cosechamos lo que sembramos: “toda acción es efecto y causa”. Sin el libre albedrío y las responsabilidades que conlleva, concluye, “el espíritu se degrada de individualidad a cosa”, a la persona ya no le queda decoro, merecimiento “ni siquiera lo que, en la materia plena, que es numéricamente exacta y mecánicamente eficaz”.29
En la primavera de 1909, desde Costa Rica, se compartían resultados de sesiones espíritas que habían tenido lugar en San José el 8 y 15 de diciembre del año anterior, estando presentes Roberto Brenes Mesén, Solón Corrales, Víctor Fernández Güell, varias señoras y la médium Ofelia Corrales, que sabía tocar el piano a oscuras. De pronto, se escucharon pasos y cómo esa persona ejecutó una pieza de unos 3 minutos, después de saludar en francés. Los convocados certificaron cómo de la médium se desprendía “una corriente luminosa que se dirigía hacia las teclas del instrumento”. De la médium se posesionó “Mary”, quien después condujo a uno de los asistentes cerca de donde estaba la bombilla, que ardía a media luz. Cerca de ésta había una planta de unos 8 centímetros que, con el “influjo magnético” de la médium, alcanzó 30 y, al pasar a manos de otra persona, “volvió a su primitivo estado”.30
Helios, los experimentos
El último número de ESE circuló el 30 de abril de 1911 y anunció el cambio de título a Helios, que se imprimiría cada mes como órgano informativo de la Junta Permanente del 2º Congreso Espírita de México y de la Federación y Confederación Espíritas Mexicana y Latino-Americana. Hasta el último número mantuvo esa periodicidad, aunque espaciada y con problemas financieros. En mayo de 1911 a la cabeza estaba Antonio Becerra y Castro y como editor y administrador fungía Agustín Pardo, originario de Mérida. Los redactores eran su esposa Micaela G. de Pardo, Fernández Güell, Francisco Ibargüengoitia, Aurelio Macías y Carolina Mucharraz. Es de destacar que Rogelio Fernández Güell31 volvía a la ciudad de México en mayo de ese año, después de reunirse en el campamento de Ciudad Juárez con los revolucionarios, encabezados por Madero, donde había participado en algunas reuniones para alcanzar la paz con el gobierno de Porfirio Díaz. Su asistencia había sido confiada32 por la Junta Permanente, y fue de este modo como ambos se conocieron en persona.
A partir del segundo semestre se publicó, por entregas, el artículo “Medianímicas” de Ibargüengoitia y continuaron “La moral en los fenómenos mediúmnicos”, “Materializaciones de los espíritus” (de Fernández Güell) y el de Alex Blunck, también por entregas.33 No quedó fuera la poesía con piezas de Fernández Güell, Valladares y Valencia, Becerra y Castro o José Romano Muñoz,34 más colaboradores como Belén de Sárraga de Ferrero; de julio de 1911 a marzo de 1913 participaron José Santos Chocano, Romano Muñoz, L. Valladares y Valencia y Guillermo Haro padre, entre otros.35 Romano Muñoz leyó (y en HS se imprimió) una pieza en una velada del 31 de marzo de 1911. Asimismo, cuentos, como el de Gustavo Adolfo Bécquer titulado “Maese Pérez el organista (Leyenda espiritista)”.
En agosto de 1911 se percibe claramente el dominio editorial de Madero a través de Fernández Güell, pues comienza la entrega en partes de su Lux et ombra. Novela filosófica: la “obra más completa que se ha escrito sobre espiritismo”. Aprovecho para comentar aquí que la relación espírita entre ambos debe verse también en el ámbito político: los dos eran miembros del Partido Constitucional Progresista y, aunque el costarricense era director de Helios, a la vez publicaba artículos políticos o poemas no espíritas en Nueva Era. Diario Independiente, Político y de Información (su primer número circuló el 31 de julio de 1911), que se convirtió en el órgano informativo del partido y del gobierno. De esta forma, Helios, Nueva Era y el gobierno maderista van de la mano (desaparecieron, incluso, al mismo tiempo). El mejor ejemplo de vínculo es, precisamente, el filósofo costarricense. La agenda era clara: poner ante los ojos de los lectores una doctrina científica compatible con la agenda político-social.
Vuelvo a Lux et ombra, que resume trabajos de Kardec, Aksakov, Flammarion, Denis, Gabriel Delanne, [Charles] Richet, William Crookes, Lombroso, Zoliner, al tiempo que analiza vetas espiritistas de clásicos como Valmiki, Kalidasa, Homero, Sócrates, Platón, Cicerón y Plutarco. Esta obra fue dedicada al entonces candidato presidencial. A la vez, se notifica la aprobación de otra, Psiquis sin velo,36 también del costarricense, quien asumió la dirección de HS en octubre, mientras que como editor y administrador quedó Porfirio Ferto. Por si fuera poco, hacia el último cuarto de 1912 salieron las entregas “El espiritismo y la magia en las obras de William Shakespeare”, del intelectual de confianza de Madero.
En el número de octubre de 1911 apareció una fotografía del presidente electo acompañado de su padre, asimismo espírita, y las primeras entregas del Manual espírita, de Bhima. Era un secreto a voces que detrás de este pseudónimo estaba el caudillo revolucionario,37 aunque HS confirmó la sospecha postmortem. En enero de 1912, César Morán38 opinaba que el autor desconocido es “insigne pensador que no solo sabe y enseña teorizando, sino que practica lo que sabe siendo, a la vez, ejemplo vivo de lo que enseña”.39 Ya publicado el Manual espírita, comenzó las entregas de sus comentarios al Bhagavad Gita.40
El mensuario acostumbró a sus lectores a hallar en las primeras páginas biografías de célebres espiritistas como Aleksander Aksakov, Paul Gibier, Karl Freibell du Prel, Gabriel Delaune y Léon Denis.41 Y como esta doctrina ocultista consideraba muy necesaria la demostración de la existencia material del espíritu, la revista continuó publicando los resultados experimentales de algunos científicos o la duda razonable de otros, cuando participaban en sesiones. En julio de 1912 se reportó lo ocurrido con la médium Lucia Sordi, en un resumen dado a conocer por la Sociedad Milanesa de Estudios Psíquicos de Roma. Los asistentes a la sesión eran médicos, ingenieros y biólogos o físicos más bien escépticos, acompañados de aparatos fotográficos listos para registrar, gracias a “la luz del magnesio, los fenómenos que ocurran”. La médium fue encarcelada para que la fotografía fuese tomada de manera óptima, pero resulta que “después del trance” el espíritu salió de la jaula y ella terminó sentada en una silla, fuera de las rejas. Se repitió la sesión y ocurrió lo mismo.42
En junio del mismo año se relató el caso de otra médium italiana, Linda Gazzera. De manera póstuma fue a la imprenta Fotografie di fantasmi (Turín, 1912) del doctor Enrico Imoda, quien había trabajado con ella, y este libro, cuenta el reseñador, ha entusiasmado a “psicólogos modernos” y a “los partidarios de la nueva ciencia intitulada metapsíquica”, pero ha enfadado a todos los “materialistas y los idólatras [...] para quienes el alma es una cosa tan intocable y sagrada como lo era el cuerpo en tiempos de Servet, Vezale y Harvey, en que la anatomía era un sacrilegio”.43 De este artículo se desprende que Imoda ya practicaba la hipnosis (en este caso, de la médium) y consideraba que la persona inducida era un “instrumento delicadísimo” de comunicación espiritual, a quien había que manejar con cuidado, y por ello recomendaba un “examen somático” previo.44
Estas fotos (supuesta evidencia de la materialización de esas emanaciones visibles del cuerpo de un médium, que llamaron ectoplasmia), aun entre los escépticos -porque la imagen de Gazzera es artística, envuelta en velos blancos y con un aire de magia-, apantallaron a miles en toda Europa y América. Muchos se preguntaron si podrían haberse alterado esas imágenes al momento de imprimir, pero entonces y ahora, estos efectos fotográficos inesperados cautivan. Se explica que todas fueron capturadas de noche con flash de magnesio.
El trance o “sueño medianímico” es indispensable para alcanzar el sonambulismo (hipnolalia), pero depende del estado anímico de la médium antes de su manifestación: si estaba enojada, su expresión espiritual podía manifestarse violentamente a través de “golpes que destrozan muebles” y acciones similares. El libro del italiano revela otros fenómenos que él llama “telecinesia” [sic, telequinesia] y “stereosi” [sic, estereopsis], el último definido como “movimiento a distancia y materialización con tocamientos a los presentes”. El primero es el desplazamiento de objetos, atribuido a una fuerza psíquica y sin que se presente una causa física aparente (por ejemplo, un temblor).
Un último caso, de muchos que ofreció HS a sus lectores: de nueva cuenta se habló de la médium costarricense Ofelia Corrales porque un experimentador del psiquismo, M. B. M. Godsal, viajó ex profeso desde San Francisco para participar en diferentes sesiones durante un mes. Sus observaciones las publicó en Light (londinense) el 12 de agosto de 1911. Afirmó que en Costa Rica vio “los fenómenos más convincentes”. El autor de la reseña asegura que el estadounidense “no pudo presenciar” el “transporte, levitaciones, materializaciones, etc.”, pero sí mensajes en diferentes lenguas y dibujos espíritas. Godsal concluía que la novedad percibida era el hábito de los concurrentes de las palmas de sus manos hacia el piano, pues en ese grupo costarricense se “cree que de esta manera se proyecta un magnetismo que ayuda a los espíritus”.45 Luego de 5 minutos en que Ofelia tocaba el piano, apareció “Constantino” cantando como tenor, y fue aplaudido por los asistentes.
Helios, filosofía y política
Al triunfar la Revolución en mayo de 1911, y con la certeza de que habría elecciones extraordinarias para presidente de México, es lícito inferir que, en asuntos de doctrina espírita, el antiguo espírita Madero tomó las riendas de dicha revista. En el primer número (mayo de 1911) el liderazgo editorial de Fernández Güell se evidenció, como hemos expresado. También se expusieron más ensayos que antes y aumentó el número de páginas. Algunos títulos de ese mes y año muestran el contenido: el costarricense, con el alias “R”, firmó el poema “Víctor Hugo” y “El periespíritu o cuerpo etéreo”; de Agustín Pardo fue “Predicciones realizadas”; de Micaela G. de Pardo, “Justicia”; dos traducciones, una de ellas (firmada por “X”) de un poema de Edgar Allan Poe titulado “Los espíritus de los muertos”; de Alex Blunck, un capítulo de “La vida en el más allá. La muerte en el más allá”, y otro apartado titulado “La moral en los fenómenos mediúmnicos” (que continúa), de autor anónimo. En este número también se anuncian libros en venta: las Memorias del 1er y 2º Congresos Espíritas de México y las conferencias que dieron de Becerra y Castro, Salvadores Botas y Fernández Güell.46
El cambio incluyó un nuevo diseño editorial y, a las pocas semanas, el mando que adquirió Fernández Güell, quien simultáneamente (en julio de 1911) se convirtió en jefe del Departamento de Publicaciones del Museo Nacional de Arqueología, Historia y Etnología y editor, desde el mes anunciado, de El Amigo del Pueblo. Órgano Oficial del Club Libertador “Francisco I. Madero”, que lo promovió como candidato a presidente de la república.
HS continuó compartiendo artículos filosóficos, cuentos o poemas, noticias y anuncios. En enero de 1912, la Junta Permanente nombró comisiones para diferentes asuntos y descollaron los nombres de Salvadores Botas, Fernández Güell, Ibargüengoitia y Sampedro; también Muñoz, Rossi, Garro, Macías y Lujambio, al igual que Segón, Fernández de Jáuregui, Herrera, Becerra y Castro, Valladares y Valencia.47
Es lícito preguntarse sobre el financiamiento de la revista: es muy probable que, debido al auge del espiritismo entre funcionarios de la administración, el interés por adquirir HS se incrementara (ventas, suscripciones) porque, al mismo tiempo, se había convertido en casa editorial. Se ha mencionado que tenían a la venta varios títulos de filósofos nacionales o extranjeros. La demanda habría hecho autofinanciable la publicación en alguna medida; lamentablemente, no se encuentran datos sobre el tiraje, pero llama la atención que no haya anuncios publicitarios, lo cual lleva a pensar que vivía de aportaciones de los socios más acaudalados, entre ellos el propio Madero.
Transcribo algunos títulos de artículos porque la falta de espacio impide un análisis detallado sobre los temas, y pueden ofrecer una idea general del contenido. De H. L. de Delfshos, traducido al castellano, “Un caso interesante de obsesión (testimonio de una médium de Oklahoma)”; “El aura humana” (tomado del periódico Nueva Era) y “De pacifismo”, de Ibargüengoitia; “Simbolismo universal e idealismo simbólico”, de Macías; “Mis recuerdos”, de Joaquín de Huelbes Temprado, médico español, un relato de su conversión al espiritismo (también incursionó en la política decimonónica y fue defensor de la independencia de Cuba); “Loor al espiritismo naturalista” (por entregas), de Lujambio, y una carta incompleta de Guillermo Haro, de 1912, en donde afirma que se considera materialista empedernido pero alberga dudas, así como la respuesta que le brinda El Doctor Conrado, quien le propone:
Abominemos, amigo mío, a los falsos profetas que con sus lúgubres augurios siembran el espanto y la desolación en los espíritus; a los materialistas que, en nombre de la ciencia, esparcen mentirosos conceptos acerca de la naturaleza y del hombre; a los bardos que con sus desesperados lamentos turban la serenidad de nuestros corazones, y a todos lo que, ya en una forma, ya en otra, incitan a la orgía, al frenesí y al suicidio.48
Otros títulos más: “La venida del Mesías”, de A. B.; “Causa que determina en el hombre su manera de ser”, de Juan Salazar, y “Una prueba más sobre la teoría de la reencarnación”, del famoso escritor Maurice Leblanc.
En mayo de 1912, la Comisión de Experimentación dio las gracias a Herrera y López por costear la compra de aparatos, a fin de “lograr la comprobación de la existencia de los fluidos magnéticos y del aura que rodea a las personas”.49 En julio de ese año se compartieron con los lectores los progresos del espiritismo, qué congresos se habían llevado a cabo, qué ensayos circulaban y cómo continuaban los experimentos con médiums en todas partes; por ejemplo, a través de Etta Ureidt se observó en Londres un caso de “pneumatofonía” o “comunicación espírita de parlancia directa”.50
El contenido político de la revista se difundió de manera más o menos esporádica, discreta hasta donde fue posible. En mayo, Benedicto Salazar de La Voz de la Verdad, de Barcelona, envió a la redacción una carta fechada el 13 de abril de 1912 en donde pide unirse en torno a “nuestro hermano en creencias” Francisco I. Madero. La fuerza mental, escribe, es una herramienta muy poderosa y la difícil situación del cófrade hace necesario que sea apoyado desde cualquier latitud. Sugiere que, a una hora determinada, antes de dormir, se pida:
que nuestro hermano salga victorioso en la lucha que sostiene contra la injusticia. Dirijamos, aunque no sea más que un momento nuestra fuerza mental hacia él, para fortalecer la suya, con el fin de que pueda resolver con acierto y dar fin, con el menor derramamiento de sangre posible, a la guerra que devasta a aquel país y para que después marche bajo su sabia dirección gozando de eterna paz.51
Llama la atención que en junio de 1912 aparezcan dos comunicados de B. J., al seno del Círculo Félix María, del 21 de febrero y el 3 de abril. El primero enuncia: “La ciencia en el hombre es el verdadero conocimiento de las manifestaciones de la sabiduría. El que alcanza la ciencia se acerca a la sabiduría, porque hay una sola sabiduría y diferentes ciencias. Buscad el fondo de estas palabras. El hombre que comprende sus deberes y sus derechos sabe comprenderse a sí mismo y estudiarse para poder modificar a los demás, porque la verdadera ley es la ley de la justicia…”.52 El segundo es más breve: “La paz es el hombre. El hombre es la paz es el derecho humano. Repetimos al hombre para que la paz pueda entrar en el alma del hombre y esta llegue a Dios. Seguid estas máximas y nunca veréis sangre. Suplico estudien lo que digo”.53 El espíritu B. J. aparece también como quien reveló a Madero otros comunicados, según su diario espírita. Remite a Benito Juárez, liberal como él, y al que sería lícito sugerir que se invocaba para guiar al novel gobernante, en ese tiempo ya rodeado de problemas, adversarios y brotes de insurgencia en el norte del país.
Los anteriores “comunicados” muestran que, si bien HS buscó ser un espacio de índole espiritual e independiente, era imposible que se desconectara de las circunstancias políticas de su máximo exponente, el mandatario. No considero que, como tal, haya sido una tribuna oficial de pensamiento político-espiritual, para ello estaba Nueva Era. Sin embargo, aunque en este trabajo no pueda ahondarse en la larga lista y quehacer de los espiristas maderistas, la revista sí fue un espacio para combinar creencias y prácticas relacionadas con ambas corrientes, aunque fuese de manera metafórica, colateral o subliminal. En un futuro, un trabajo profundo del pensamiento político de Madero y la doctrina kardeciana nos permitiría comprender mejor su forma de proceder: desde que inició su activismo prodemocrático en Coahuila, hasta su postulación a la Presidencia de la República, el fraude de 1910 y su encarcelamiento, el inicio de la Revolución, las elecciones de 1911 y su ocaso en 1913.
“El vínculo entre espiritismo y política no fue propio solo de Madero, sino que se repitió en diversos países, pues por su modernidad religiosa no dogmática, propició modificaciones para otro tipo de reformas” en la educación, el feminismo y la defensa de los animales, entre otras.54 Un caso: Roberto Brenes Mesén pasó de ser subsecretario y luego secretario de Instrucción Pública de Costa Rica en 1913 a convertirse en embajador de su país en Estados Unidos (1914), durante la administración de Ricardo Jiménez Oreamuno. Brenes, además de político, era filólogo, poeta y un activo espírita, quien iba de la mano en Centroamérica con Fernández Güell desde que radicó en España, y sus colaboraciones en la revista Luz y Verdad y en HS, en su época promaderista.55
Combinar espiritismo y política lo declara como necesario el propio Madero a Léon Denis, cuando ofrecía editar su libro en el país, para que México pudiera desarrollar la instrucción pública y el fomento de los estudios filosóficos: “Je crois que vous, m’avez deviné, que c’est la politique, que je pensé embraser aussitôt qu’il y aura une opportunité, le terrain que j’ai choisi pour lutter pour notre cause”.56 El 17 de septiembre de 1908 le compartió similares propósitos a Luis G. Rubín, con mayor discreción: “Respecto al estudio en forma de polémica que habíamos concertado, siento mucho no poderlo llevar adelante por ahora, pues de algún tiempo acá, me he dedicado a otra clase de trabajos que absorben toda mi atención y que, aunque no están directamente relacionados con nuestras doctrinas, sí los considero como su aplicación práctica”.57
En el número de noviembre de 1912, en plana completa, se publicó el nombramiento de Madero como presidente honorario de la Junta Permanente, a propósito de su cumpleaños (30 de octubre). Se lee: “[La Junta Permanente] le desea un feliz resultado en sus altas y delicadísimas labores y hace votos porque en el próximo año de su noble vida, la Providencia premie sus afanes, con la paz en el seno de la Nación cuyos destinos rige y el santo regocijo del deber cumplido en su alma llena de entusiasmo y de fe en la causa del Progreso”.58
A comienzos de 1913, HS continuaba con mesura aludiendo a la situación política nacional. A guisa de ejemplo, “Por la paz” de F. V. Y. De manera filosófica, el autor ponía en la mesa la necesidad de que el hombre, como ser racional, sopese todo el tiempo los pros y contras de todas las cuestiones “sin dejarse de llevar de la violencia que engendra a la injusticia”. Propone la unión de todos para el beneficio mutuo. El más importante lugar donde puede lograrse esa unidad es en el hogar, pero también en la comunidad y en la nación. “Los esclavos del odio lanzarán terribles gritos de combate, imprecaciones iracundas que envenenan más al que las profiere que al hermano que van dirigidas”.59 Incluso, en este número se notificó de la apertura de la “Sección pacifista”, con el fin de “hacer más extensiva la acción docente en el sentido del bien”. La paz en la Tierra conviene para “el desarrollo de la humana actividad en pro del común bienestar en el medio de vida en que nos hallamos”.60
Espiritistas maderistas que no puede comprobarse que hayan sido autores de HS, o quizá escribieran con alias, fueron Federico González Garza (como Pierre Roux) y su hermano Roque; Roque Estrada (autor de Psicointimidades, de 1924), José María Pino Suárez; el embajador de Cuba en México, Manuel Márquez Sterling; Venustiano Carranza, jefe del Ejército Constitucionalista,61 y Flavio Guillén. Autores o no de HS, debe estar quedando claro que el espiritismo de la revista y la política maderista no seguían caminos opuestos o paralelos; con discreción, a cada tanto se cruzaban.
Al seguir el testimonio del yucateco Antonio Mediz Bolio, Pablo Yankelevich afirma que junto con el poeta peruano José Santos Chocano (asesinado en Chile, en 1934) profetizaron los futuros hechos conocidos como la Decena Trágica, a través de una “tertulia de clarividencia”. El vate incluso elaboró un plan para dinamitar La Ciudadela (armería de la ciudad de México, centro de operaciones de los golpistas que iban a agruparse), que entregó en propia mano a Miguel Ponce Casares. Sin embargo, Madero se rehusó a llevar a cabo tal explosión porque causaría el estallido de toda la ciudad.62
En esos días de febrero de 1913, se puede saber que la cúpula política consultaba a médiums para conocer el desenlace. Además de la predicción del peruano, en un documento mecanografiado del 19 de febrero se leen los mensajes de Fray José en una sesión donde está presente Federico González Garza, hombre cercano a Madero y quien lo apoyó a partir de 1909, al menos desde que fundaron clubes democráticos y el periódico El Antirreeleccionista:
Sesión espírita en casa de la médium señorita Josefina O’Brian, por la noche. 4ª de Lucerna No. 50.
La luz de la justicia nunca la apaga un traidor.- Hidalgo.
El hombre sin honor es un ser sin razón.- Solís.-
La Historia es el mejor juez.- Sabonarola [sic].-
Respetad y se os guardará en buena lid.- Juan Jacobo.-
Luchad y venceréis.- Juárez.-
No os dé tristeza el negro velo que lleva la Patria; pronto se tornarán en bello vestido de primavera, cubierto con flores, cuando dejando vuestro egoísmo os conforméis con la ayuda del hermano, que aunque de raza distinta, es justo.-
¿Qué para los espíritus hay diferente suelo?
Si vuestra patria es el cielo.- Nigromante.-
La mancha en el honor no la restaura ni la muerte.- Porque el recuerdo pasa de generación en generación.- Juárez.-
Nada hay tan grande como saber ser digno.- Juan José.
Los que no son libres de espíritu son incapaces de comprender la libertad.- Juárez.-
Sonreír siempre con el sufrimiento, es ser atleta del dolor.-63
En ese fondo se encuentra otra comunicación (de “Sor Juana Inés de la Cruz”), fechada en marzo, en la misma casa de la señorita O’Brian. Fue dirigida a Madero, ya asesinado:
Así radiosas se elevan
Las almas que llevan
En su amor la fe.
Tranquilas. Tramontan.
Se alejan serenas
Y solo su brillo
Os dejan aquí.
Su brillo es el recuerdo,
Esa luz que no puede extinguirse
Que en vuestras almas lleváis
Los que adoran lo que es la justicia,
Los que sabe[n] qué es la verdad.64
En mayo de 1913, de retorno a la discreción inicial en temas políticos, Augusto Montes reflexionó sobre las recientes perturbaciones que han conmovido al mundo. Confía en que, siendo el progreso humano el fin último, “por ley ineludible” se imponga ante “estos precursores de dolo y de fatiga, de sombras y de sangre, de envidias, de traiciones y de inconstancias”. Porque “la guerra es un crimen social, un fratricidio”. Considera oportuno convocar “a toda la energía intelectual y oponer nuestra voluntad con supremo ardor a todo lo violento, a todo lo que encierre iracundia y alevosidad [sic]”, porque el espiritismo predica el amor y la justicia.65 Esta fue la última alusión a la guerra, condenándola.
Los autores de Helios
Es relevante consignar los cambios que registró la revista en contenido y autores, una vez que el maderismo triunfó y sucumbió con el asesinato de Madero. Muy notable fue el uso de alias para proteger la identidad de los autores, más aún en el gobierno de Madero (1911-1913). Para comenzar, los volúmenes de febrero y marzo no se publicaron (o no están en la HNM), pues en febrero había ocurrido el crimen y el director, Fernández Güell, no la dirigía más “con motivo de haber tenido que salir temporalmente de esta capital y del país”.66 El número de abril de 1913 coloca a Becerra y Castro como responsable y se ratifica a Ferto en calidad de editor y administrador. Sin embargo, el siguiente comentario a Bhagavad se publica lo mismo en mayo (al menos se anuncia, aunque no aparece en la HNM). Se trata del XII capítulo y se revela que el “adepto” autor no era otro que Madero. En junio el tema del crimen queda del todo silenciado, pues el artículo principal es la biografía de Hipólito Salazar, uno de sus más ínclitos predecesores, quien había fallecido en 1895, “fecha de su desencarnación”.67
José Salvadores Botas se hizo cargo de la dirección de HS en los números de mayo a junio de 1914. La crisis se explica en una nota en las últimas páginas: la tesorería de la Federación Espírita de México atraviesa por “difíciles circunstancias” y ha sido casi imposible recibir los antiguos óbolos con que se pagaban la renta del local, el salario de los trabajadores; a lo anterior se suma la interrupción de los servicios cablegráficos y comunicaciones interiores (teléfono), además de que la Junta Permanente no encuentra las condiciones propicias para reunir a sus integrantes.68
Entre los redactores están nuevos escritores, como el doctor Mario Roso de Luna y Quintín López Gómez,69 y permanecen algunos anteriores: Francisco Quevedo,70 José I. Benítez, Garro, Augusto Montes (enviaba colaboraciones desde Lomas del Real, Tamps.), Lujambio, Ibargüengoitia, Becerra y Castro y Macías. Después de la muerte de Madero, se publican colaboraciones de J. Manuel Ramos (diciembre de 1913), Leopoldo Lugones y L. Lasso de la Vega (enero de 1914), Rufino Juanco (español), Román S. Álvarez, Feliciano Gutiérrez, Miguel Cornejo y el médico Ireneo Rojas Martínez (septiembre de 1914).
En este último mes el director era el ingeniero Tomás Rosales (de 1912 a 1913 dirigió en México Pitágoras, publicación dedicada a estudios esotéricos), y así transcurrió con intermitencias la organización editorial; por ejemplo, en octubre, Matilde R. de Villar (autora de Secretos de ultratumba) era la editora y administradora. HS redujo el número de páginas a 35, aunque mantuvo la misma presentación: tipografía, ilustración, viñetas y fotografía; en general, se preservaron las secciones fijas, como las biografías de algún espiritista mexicano o de otra nacionalidad; noticias, reproducción de conferencias, informes de la mesa directiva y la reiterada explicación de principios o fenómenos, incluso experimentos, que se iban registrando o de los que se tenía noticia. Garro, Valladares, Muñoz, Lujambio y otros pocos del antiguo ESE continuaron participando en la mesa directiva o en la redacción.
En octubre de 1915 el título cambió a Helios. Revista Mensual de Estudios Psicológicos (con 20 páginas) y el último año, cuando cesó la publicación, incluyó los números de septiembre y octubre de 1916. Admiten que la crisis económica no les permite obtener los ingresos del pasado; se ha reducido el número de suscriptores (quedó en 16 páginas, contra las más de 50 de su auge durante el maderismo). Al mismo tiempo, en HNDM aparece un ejemplar denominado Helios.71 Hasta el último volumen aún se reportaban los informes de la Sociedad Espírita Feminista, presidida por Matilde R. de Villar.
¿Por qué omitir a Francisco I. Madero en los números subsecuentes a su asesinato? Puede haber muchas respuestas; aquí brindo dos posibles y naturales: una, la persecución contra los maderistas y su vinculación con HS; dos, erradicar una presunta orientación política partidista del espiritismo y volcarse en restaurar su concepción como doctrina o religión de paz y amor universal.
Conclusiones
El esplendor de la revista Helios sin duda está asociado al gobierno presidencial de Madero. Aunque éste trató de mantener al margen sus creencias de la política, sus detractores ventilaron el vínculo e hicieron escarnio de ello (en la carta a Léon Denis reconoce que en México y en el mundo se ha vulgarizado la doctrina y hay que ser precavidos). Los periódicos opositores a su régimen, sobre todo al acercarse el fin, fueron despiadados tanto en artículos como en caricaturas, ridiculizándolo. “A principios del siglo XX la gente no se ufanaba por ser espiritista. Esta práctica se asociaba con fenómenos supersticiosos, era sinónimo de debilidad, falta de sensatez para gobernar e incluso de desequilibrio mental”, afirma Yolia Tortolero Cervantes.72 Está demostrado que la clase política opositora y sus periódicos aprovecharon tal superstición para desacreditar a Madero, como está documentado gráficamente.73
Es clara también la vocería de Rogelio Fernández Güell, íntimo doctrinario y político de Madero, en la revista, y cómo el costarricense se esmeró en fundamentar científicamente el espiritismo, acreditarlo en México ante un público abierto de mente, no fundamentalista, para que pudiese recibir con sus publicaciones una educación racional. La educación, dicho sea de paso, está altamente valorada en artículos, libros, consignas, proclamas, discursos y otros escritos entre el círculo revolucionario maderista. Esto queda demostrado con los reportes publicados acerca de los logros y avances en escuelas, como la nocturna para obreros y obreras.
Los ejemplares revisados permiten enlistar una serie de términos hallados con frecuencia, que agruparé en espiritismo práctico o de experimentación, espiritismo filosófico, y espiritismo ético. Por razones de espacio no será posible abundar, pero se recogen como parte de las conclusiones de la revisión de contenidos, autores, temas y preocupaciones de quienes publicaron en la revista y de los lectores a quienes iba dirigida. Por ejemplo, la mayoría de los articulistas emplearon de modo indistinto los términos espiritismo, espírita, psiquismo y metapsiquismo. También aparecen como sinónimos, en menor cantidad, espiritualismo, teosofía, psicologismo, psicología trascendental, psicometafísica, estudios de la personalidad y fraternismo (movimiento iniciado en Francia, alrededor de 1913). Asimismo, en los números revisados se advierte poco que hubiese públicas diferencias con la teosofía (que las hay) y otras corrientes ocultistas de ese tiempo.
Los vocablos o expresiones de Helios que encajan en el tipo experimental son la necesidad de contactar a un espíritu (alguien fallecido) a través de un médium (aunque, en un nivel elevado, una persona podría ser su propio médium). Los espíritus pueden tener sus “dobles” o “pluralizarse”, adquirir distintas personalidades o “formas psíquicas”, y son inferiores o superiores en una escala evolutiva (de peor a mejor). Tienen la capacidad de comunicar predicciones, premoniciones y consejos cuando el medio (por lo común una dama, un cuerpo material) está sometido al “influjo magnético”, es “hipnotizado” o “magnetizado” (también conocido como “magnetismo terapéutico”). Este conducto alcanza “planos astrales” una vez que ha entrado en trance, producto del magnetismo de un inductor del “principio inteligente”: el médium es poseído por el espíritu que va a manifestarse, momento también denominado “sueño medianímico”.
La persona canalizada puede hacerse presente de diferentes formas y cuando el alma del difunto se ha “materializado”, es posible que se produzcan ciertos efectos: estereopsis, levitaciones, telequinesia y sonambulismo; también puede aparecerse la “llama” (“humo”, “corriente luminosa” o “fluido luminoso”) y él o ella son capaces de tocar el piano, hablar en otro idioma, cantar, adquirir el tono de voz de quien los posee; asimismo, pueden escribir o dictar a través de la güija. En este fenómeno es importante la nocturnidad para la consiguiente iluminación, que ocurre en forma física; metafóricamente es que a los convidados les es revelado cuál es el consejo o la profecía de los entes invocados, u otros que por su cuenta quieran hablar, como entrometidos.
La lectura de ambas revistas permite, enseguida, entresacar nociones de corte filosófico o doctrinario, muchas de las cuales provienen del cristianismo ortodoxo y heterodoxo, aunque jerarcas católicos consideraron que los estudios psíquicos eran obra del demonio; ejemplo de ello es la réplica a los sacerdotes de Lérida, a la cual nos referimos en las primeras páginas.74 Sus seguidores afirman que una inteligencia divina ha creado al universo. Reconocen de otro modo a la Santa Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo): el Padre es “Dios” (“Supremo Hacedor”, “Juez Supremo” “Dios es la causa absoluta”); el Espíritu es éste que se invoca; y el Hijo es Jesús de Nazaret, con un énfasis en el Cristo histórico porque fue persona, es el “sublime maestro Jesús”, el “mártir del Gólgota”. Fue un Jesús libre y a la vez predestinado, luego entonces, todos los mortales gozan de libre albedrío, pero a la vez no escapan de la “Providencia divina”, tensión teológica que los adeptos de principios del siglo XX tampoco resolvieron bien a bien.
Los espíritus, ya se ve, son de origen divino. Todos esperan su vuelta a la vida corporal y son virtualmente iguales. Cuando “encarnan” son individuos libres y a pesar de que sean mortales, su alma es y seguirá siendo inmortal. Como en el Barroco, hay un desdén por el cuerpo, aunque no en un sentido de laceración ni sufrimiento, sino a consecuencia de que el ser ha comprendido que llegará a la muerte en tanto tenga cuerpo (“materia inerte”), que es finito. Mientras el organismo sea habitado, tal individuo debe esmerar su alma; ser mejor persona, en síntesis. Cumpliendo esa tarea, que en el ideal debería sumarse al bien proceder de otro individuo, el camino evolutivo del todo hacia Dios se hará cada vez mejor hasta el día final. La “desencarnación” es muy importante, porque representa un ajuste de cuentas: ¿qué hice bien ahora?, ¿qué hice mal? Los obituarios hallados enuncian frases como: tal señora “se ha despedido de su envoltura corporal” o “deseamos al espíritu liberto mucho progreso”. El suicidio es condenado, por la misma razón.
Sin embargo, hay una diferencia notable con el cristianismo, según los autores leídos en la revista estudiada: mientras el primero sostiene que la materia orgánica sin vida va al encuentro con Dios a la espera del Juicio Final, los segundos afirman que el cuerpo muerto queda en el encuentro con Dios, en las regiones del éter, a la espera de una siguiente encarnación. La palingenesia personal y colectiva tiene sentido en la doctrina francesa porque el espíritu universal debe progresar y esta tarea sólo se logra a través de sucesivas reencarnaciones; por ello también existe la ley del karma (evolución cósmica; relación causa-efecto) y la pluralidad de existencias. Esta herencia proviene de religiones orientales como el taoísmo, el hinduismo y el budismo: la vida presente es para reponer los desaciertos de la anterior y un modo de preparar el alma para la posterior. La vida presente obliga a perfeccionar lo que se aprendió en la pasada; así, los sufrimientos no son castigo de Dios, sino responsabilidad individual o social de los vivos. En el sentido anterior, el espíritu alojado en una “materia animalizada” debe aprender y una de las formas es prestar atención a la experiencia de los que estuvieron antes, de los antiguos.
Por último, el espiritismo ético se desprende del propósito final de ser mejores personas. Si el progreso humano es el objetivo final, a la vida se viene a cumplir la “dulce práctica del bien” de forma consciente, fraterna y pacífica, y todos unidos. La transformación o progreso moral es una tarea fundamental de cada día. Todos los espíritus son iguales, todos los mortales también: hombres y mujeres, obreros y comerciantes, gobernantes y gobernados. La igualdad debe ser inculcada a través de la educación, también indispensable para combatir la ignorancia (de ahí la importancia de fundar escuelas). De estos principios éticos deduzco que sobresalió en la práctica la defensa del voto universal, la libertad de prensa, de asociación, la libertad individual y social, así como la igualdad entre hombres y mujeres. El espiritismo es una doctrina caracterizada por su promoción de la paz y el respeto a la vida humana.
HS y su predecesora ESE reflejan la forma como permeó el pensamiento espírita en las clases medias y altas, sobre todo en la élite política y gobernante. Religión o doctrina, movió la conciencia individual y social de los ilustrados, que protagonizaron hace más de un siglo una transformación social fundamental en México. El mejor estandarte de lo anterior es la figura de Francisco I. Madero. También, a través de sus páginas, es posible reconocer su fuerza, solidez e influencia en otras latitudes y ver cómo en América y en Europa muchos líderes y hombres y mujeres de fama quisieron llevar a la práctica los ideales de Allan Kardec, tanto científicos como éticos y hasta políticos. Puesto que no logró ser una ciencia acreditada, tuvo muchos detractores que, como se ha leído aquí, no comprendieron que los espíritas asumían que realizaban prácticas científicas y deseaban, aun con ese contacto con seres del pasado, vivir en una sociedad mejor y más educada moralmente.
Su premisa de paz no deja de llamar la atención en la figura de Francisco I. Madero. El abstemio, vegetariano y homeópata, en franca contradicción con los principios que se han estudiado, se convirtió en el jefe de la Revolución mexicana en 1910, junto con muchos correligionarios, como José María Pino Suárez. Esto explica, quizá, cómo después de los Tratados de Juárez, en mayo de 1911, el pacifismo maderista quiso volver al centro de su pensamiento y cómo en muchas ocasiones se resistió, como han probado los historiadores, a proceder de modo violento en contra de sucesivos brotes revolucionarios que fueron explotando durante su administración.
Dos reflexiones que refrendan, a falta de espacio, lo anterior: al retornar a Costa Rica, Rogelio Fernández Güell publicó Episodios de la Revolución mexicana (San José: Imprenta Alsina, 1915). Al respecto, por un lado, afirma que al saber que su correligionario encabezaba una rebelión armada “me pareció un atentado contra nuestra doctrina y una claudicación imperdonable en uno de los paladines más distinguidos del pacifismo”. Pero las circunstancias le hicieron cambiar de opinión: “la tragedia de la casa de Serdán me reveló el abismo. El infierno abrió su boca y por esa negra abertura pude contemplar un mundo de miseria y desesperación”.75 El mismo cofrade y testigo de vista de muchos sucesos de aquellos tiempos, agregó más adelante: “Madero era hombre de grandes iniciativas en sentido administrativo, y anhelaba llevar a cabo importantísimas obras de fomento […], mas, desgraciadamente, desde que subió a la Presidencia no tuvo un instante de tranquilidad y se vio forzado a pensar sólo en la pacificación del país”.76
ESE y HS, sobre todo, fueron instrumentos educativos en la ética espiritista que predicaron Madero y sus correligionarios políticos. Su esplendor fue de la mano con su gobierno y, su ocaso, con su eliminación. Sus detractores, los huertistas, los orozquistas, los felicistas, se dedicaron a proclamar que su detención y renuncia (luego asesinato) era, antes bien, un acto de responsabilidad debido a la anarquía que había propiciado el mismo presidente, desde finales de 1912.
Un futuro estudio sobre el espiritismo y los ideales de Francisco I. Madero que se encuentran en artículos, libros, discursos, declaraciones y otros medios, arrojaría más datos sobre hasta dónde esta doctrina fue guía política del líder y de otros miembros de su círculo.