Evaluación del documento que se reseña

La autora italio-australiana, Rosi Braidotti, comienza planteando la definición del concepto que es título del libro, posthumanismo, con la intención de brindarle al lector una antesala de lo que se profundizará en el desarrollo de las doscientas treinta y cuatro páginas de la obra, publicada en 2015.

La resonancia que mayor ocurre al inicio del texto, es que se trata de un concepto de elaboración transdisciplinario; sumamente aunado a filosofía y hermenéutica, desde donde propone primordialmente el replanteamiento de la ética. Además, resulta útil su comprensión y uso en los contextos sociales, históricos y políticos de la actualidad, ya que introduce la premisa de que existe una carencia en el sentido de muchos actos para relacionarse. Esto se puede relacionar para el análisis de las problemáticas sociales emergentes, tales como violencia, la privacidad en la época de las redes sociales, sobreexplotación mediática de la imagen, uso de tecnologías como la inteligencia artificial para fines sociales, comerciales y hasta de control gubernamental. Refiere Braidotti, a constantes contradicciones sociales y filosóficas situadas temporalmente en un mundo posthumano, que está compuesto de elementos de la post modernidad, pero que no necesariamente encajan en esa temporalidad. Con los primeros pasajes de su texto, la autora propone la exploración de dilemas morales y ontológicos que existen en la actualidad, los cuales tienen lugar en lo político, social y ambiental.

En la obra se reflexiona sobre las contradicciones éticas de un sujeto con multiplicidad de roles y complejas identidades. En el texto, Braidotti retoma ideas de sus obras precedentes y las integra con el concepto de posthumanismo; genera nuevas perspectivas que van allá del pánico y añoranza para llegar a una plataforma más provechosa y produce una cartografía adecuada de nuestras condiciones de vida.

Es de utilidad el concepto -posthumanismo- que elabora en la obra, especialmente para las situaciones de conflicto y los problemas sociales derivados de ello. Braidotti señala fuertemente que los espacios académicos han extraviado un tanto su propósito de ser abanico de posibilidades y raciocinios de las poblaciones, frente a las exigencias de cumplir con los estándares solicitades por un sistema burocrático. Propone replantearse la misión y elaborar […]

“una ética, que comprende la vulnerabilidad, pero que, al mismo tiempo, crea activamente horizontes sociales de esperanza.”

(Braidotti, 2015, p. 147).

Señala que parte de las crisis institucionales refieren a la incompatibilidad con la cultura. Visiblemente se puede encontrar ejemplos de ellos en los movimientos sociales juveniles de los últimos años. Hay múltiples estudios juveniles que refieren que las generaciones de jóvenes no se ven representadas por las instituciones que existen, pues no reflejan sus valores ni encuentran resonancia en las maneras de conducirse, que, al pasar de los años, se puede percibir como desvencijadas.

Para las generaciones anteriores, es difícil comprender por qué las juventudes refieren al desapego y a elaboraciones que demandan su espacio en el entendido actual. La respuesta es que los jóvenes se encuentran formando nuevos roles e identidades que chocan con los esquemas conocidos.

Es cierto que, de las nuevas identidades que demandan su lugar en los espacios actuales, también se visibilizan problemáticas sociales que no eran tan evidentes con anterioridad. La violencia es una que se ha esparcido de manera global y se manifiesta de múltiples maneras; desde la segregación racial, desplazamientos humanos por guerra, discursos políticos extremistas y la sobreestimulación mediática que favorece a la normalización de todas las muestras de violencia.

Los tiempos de crisis de valores, desde el planteamiento de este material, se verían reflejados en una gama de oportunidades para reformularnos lo académico, profesional, social y político. Es necesario, un reajuste epistemológico en las ciencias sociales, humanas.

“Los tiempos post humanos exigen disciplinas post humanas”

(Braidotti, 2015, p. 188). La reconfiguración de las disciplinas y de la transdisciplinariedad promoverían nuevos espacios que la sociedad, en constante cambio, demanda. La apertura de nuevos planteamientos éticos y filosóficos es necesaria para los sujetos posthumanos, que se encuentran en la constante confrontación con el presente y el vacío