Introducción
Desde la adquisición del lenguaje, las personas estamos constantemente contando o narrando eventos que nos han sucedido, que nos suceden, e incluso aquellos otros que posiblemente realicemos en un futuro. Contamos incluso aquellas situaciones que nos hubiera gustado decir o hacer, historias de ficción que pueden no ocurrir nunca. Esta habilidad narrativa va a estar presente a lo largo de toda nuestra vida adulta (Tolchinsky, 2004).
La narrativa oral, en consecuencia, es descrita como una forma primaria y universal de comunicación que permite a las personas organizar y darles un sentido a sus experiencias (Polkinghorne, 1988; Wells, 1986). Contar eventos del pasado, narrar vivencias del presente e imaginar las secuencias futuras tiene un papel importante en nuestra interacción comunicativa y social. Por lo tanto, narrar constituye una actividad esencial que permite que los niños alcancen un adecuado desempeño lingüístico, cognitivo, académico y social (Bliss et al., 1998). Sin embargo, este proceso no es fácil sino más bien complejo ya que requiere una integración metódica de múltiples habilidades desde todas las dimensiones del desarrollo.
De esta forma, la narración representa un aspecto crucial en el proceso de adquisición de las habilidades comunicativas y del lenguaje infantil. De acuerdo con Bruner (1985), la narración es el ordenador primario del pensamiento, ya que el niño la utiliza para organizar y dar sentido al mundo real. La narrativa no sólo permite que el niño pueda expresar sus ideas o pensamientos, sino que también le posibilita tener una organización coherente para contar sus experiencias vitales o la ocurrencia de sucesos (Portilla et al., 2021). Por consiguiente, la narrativa constituye un vehículo universal tanto en la construcción y en la transmisión de significado, como en la adquisición del conocimiento. En consecuencia, las narraciones reflejan el conocimiento lingüístico que tienen las personas tanto en el plano individual como en su comprensión del mundo y de una realidad sociocultural (Hutson-Nechkash, 2001).
En esta línea, Acosta Rodríguez et al., (2017) señalan que el discurso narrativo requiere de la puesta en marcha de las habilidades necesarias del desarrollo lingüístico, dado que está vinculado con el aprendizaje escolar.
El aprendizaje del discurso narrativo no sólo tiene lugar en la escuela o centro educativo, puesto que la habilidad de narrar también se aprende en un contexto no formal como es la familia. Durante la interacción entre los componentes de la familia, se van adquiriendo las bases para poder narrar -primeras palabras, números, frases, etc.-a pesar de no haber una enseñanza explícita por parte de la familia (Martín y Coll, 2003; Martín y Solé, 2011). Generalmente, esto sucede en situaciones de atención conjunta, (Sánchez Hidalgo e Hidalgo García, 2013) siendo claves los momentos de juego.
Dicho todo lo anterior, los objetivos propuestos pueden estructurarse en uno de carácter general (OG) y tres de carácter específico (OE):
OG. Analizar el rol de la intervención para el desarrollo comunicativo del discurso narrativo.
OE1. Examinar la literatura existente acerca de la intervención en habilidades narrativas e identificar aquella que consideramos más relevante;
OE2. Explorar los enfoques y estrategias utilizados en programas de intervención en habilidades narrativas;
OE3. Evaluar el impacto de la intervención en el desarrollo de habilidades narrativas a través de programas de intervención
Metodología
Para este estudio se han requerido diversos recursos metodológicos:
- Revisión bibliográfica. Para ello, se establecieron diversos criterios de identificación y selección que abarcaron la relevancia temática y el tipo de estudio. La búsqueda de publicaciones se realizó en las bases de datos académicas y científicas PubMed, Scopus y Google Scholar, complementada con búsquedas manuales en revistas especializadas y consultas a expertos en el campo. Los estudios identificados fueron sometidos a una revisión inicial, seguida de una evaluación completa. El resultado de este recurso fue el conocimiento previo bibliográfico de la temática;
- Análisis cualitativo. Mediante ello, se sistematizó el análisis del discurso narrativo típico y en niños con trastornos del lenguaje (TDL) y, posteriormente la importancia de la intervención en narrativa comunicacional. El resultado ha sido la descripción y comprensión de características, patrones y significados subyacentes de la bibliografía identificada. Consideramos este recurso metodológico de utilidad, dado que intenta comprender y sistematizar la complejidad humana y el hecho de la intervención en el discurso narrativo.
- Análisis hermenéutico. Mediante este recurso pretendemos centrarnos en la identificación y comprensión de los programas de intervención de características relevantes para el desarrollo narrativo, a través de la comprensión de textos, discursos y fenómenos culturales. El resultado, además de la propia identificación de los programas, es abordar la cuestión relacionada con la naturaleza del lenguaje y la comunicación.
En todo este proceso se ha seguido el método PRISMA (Preferred Reporting Items for Systematic Reviews and Meta-Analyses). Este se configura como un instrumento para la confección de revisiones sistemáticas como la que pretendemos realizar, de tal forma que los investigadores puedan certificar estudios inteligibles y eficaces para la toma de decisiones. De los veintisiete items que presenta han sido varios los principales y en los que incidimos a continuación:
- Se han seguido para la elección de los trabajos, criterios cualitativos, tanto para las intervenciones en el desarrollo típico como en los niños con trastornos del lenguaje (TDL). Para su establecimiento se han seguido aquellos autores que han presentado un mayor desarrollo cualitativo bajos dos premisas: la presentación de los resultados principales de los estudios y la presentación de una síntesis de los resultados combinados. No hemos seguido criterios cuantitativos, dado que el objeto de la investigación es la comprensión del fenómeno que analizamos desde una perspectiva hermenéutica y no superficial.
- Para la exposición de la discusión se ha tenido en cuenta el resumen de evidencia, esto es, el resumen de los hallazgos principales y su importancia; las limitaciones, indicando las limitaciones de las evidencias disponibles y del propio estudio; y, naturalmente, las conclusiones, proporcionando aquellas que puedan implicar para la práctica y las investigaciones futuras.
- Los resultados han sido sistematizados bajo cuatro pautas: las investigaciones para el discurso narrativo en el desarrollo típico; aquellas otras para los niños con TDL; los estudios relevantes para el análisis de la importancia de la intervención y, por último, y sustancial, Programas de Intervención en Habilidades Narrativas.
Entendemos que todos estos recursos metodológicos, utilizados para la revisión bibliográfica y sus consecuencias analíticas, son útiles para su adaptación a lo planteado.
Resultados
Este apartado nace del análisis del concepto del discurso narrativo en el desarrollo típico y en niños con TDL; y todo ello, con objeto de poner las bases teóricas de la importancia de la intervención en narrativa. Para su elaboración, sistematizaremos los resultados en cuatro apartados.
Discurso narrativo en el desarrollo típico
La evolución del discurso narrativo en niños es un proceso complejo que abarca desde los primeros años de vida hasta la adultez (Tolchinsky, 2004). La habilidad narrativa es esencial en la comunicación humana y se considera crucial en el desarrollo del niño, ya que su adquisición es un indicador de competencia lingüística y un predictor del éxito en el ámbito lingüístico y académico posterior (Bishop y Adams, 1992; Liles et al., 1995; Acosta Rodríguez, et al., 2013). Además, existe una correlación entre la capacidad narrativa, la comprensión lectora y la adquisición temprana de habilidades de la lectoescritura (Coloma, 2014). En consecuencia, no puede existir un apropiado desarrollo de las habilidades lingüísticas ni de la alfabetización sin el discurso narrativo (Westby, 1985).
Este puede quedar definido como
“un conjunto de oraciones organizadas coherentemente que se refieren a una sucesión de acontecimientos caracterizados por presentar complicaciones y orientarse hacia una resolución” (Bassols y Torrent, 2012).
Los niños, a través de las narraciones, esto es, de la construcción comunicacional, aprenden a inferir relaciones lógicas, temporales y causales entre los eventos, adquiriendo conocimientos sobre el mundo que les rodea.
Resulta necesario describir cómo se genera el discurso narrativo en el desarrollo típico. Para ello, es indispensable distinguir dos niveles de organización: la macroestructura y la microestructura (Kintsch y van Dijk, 1978). La primera de ellas alude a la ordenación global del contenido, mientras que la segunda se refiere a la ordenación focal de la narración (Liles et al., 1995). Así, la macroestructura es la organización mental de contenido, en la cual la conexión entre las diferentes partes del discurso se logra a través de una estructura global que sigue un esquema narrativo subyacente (Paradis, 2011). Con el fin de describir la macroestructura, se han elaborado modelos de gramática narrativa que explican los esquemas mentales generales que guían la organización de la información y el procesamiento de la narración (Trabasso y Rodkin, 1994). Por ejemplo, según Labov (1992), un esquema narrativo completo debe incluir orientaciones, acciones que se complican, evaluación y resolución.
La microestructura, por su parte, hace alusión a los elementos lingüísticos del discurso a nivel local, es decir, a la estructura de las oraciones y a las relaciones de coherencia y cohesión entre ellas (Berman y Slobin, 1994).
En desarrollo típico, los niños comienzan a construir narraciones comunicacionales en torno a los 3 años. Este proceso se prolonga en el tiempo, hasta alrededor de los 12 años, para adquirir todas las formas y funciones lingüísticas que les permitirán construir narraciones coherentes y cohesionadas (Berman y Slobin, 1994).
De este modo, el desarrollo de la macroestructura comienza alrededor de los 3 años, cuando los niños empiezan a nombrar sucesos sin estructuras definidas, continuando por los 4 años cuando comienzan a producir un núcleo central. Entre los 5 y 7 años estructuran la narración sin llegar a producir un final completo (Coloma, 2014). Finalmente, alrededor de los 9 años, los niños pueden producir finales de la narración y presentan un nivel de desarrollo similar al de los adultos (Berman y Verhoeven, 2022).
De acuerdo con el desarrollo de la microestructura, los niños empiezan a adquirir los recursos morfológicos y sintácticos, que más tarde servirán como mecanismos de cohesión entre los 2 y 4 años (Aparici Aznar y Noguera Llopart, 2012). Sin embargo, su dominio total de estos mecanismos no se logrará hasta aproximadamente los 9 años. Incluso algunos aspectos como la referencia o la conjunción continúan desarrollándose hasta los 12 años (Berman y Slobin, 1994; Hickmann, 2003).
Discurso narrativo en niños con Trastorno del Lenguaje (TDL)
Los niños con TDL se caracterizan por contar-comunicar con dificultades en la adquisición y uso del lenguaje en todas sus modalidades, incluyendo el discurso narrativo. Los niños con TDL son, por tanto, narradores menos hábiles que sus compañeros con desarrollo típico. Existe un gran interés en comprender cómo los niños con este trastorno presentan sus narraciones, ya que esto nos permitiría conocer tanto las características de esta población como las dificultades que presentan en los niveles de organización narrativa que se mencionan en el apartado previo, es decir, la macroestructura y la microestructura.
En relación con la macroestructura, se ha demostrado que la población infantil con TDL sigue un ritmo de desarrollo más ralentizado, presentando dificultades en el manejo de la estructura narrativa (Coloma et al., 2012). Esto se traduce en una producción de narraciones menos elaboradas que si los comparamos con los niños con desarrollo típico. Esto se puede observar, por ejemplo, en la omisión de elementos, realizan una secuenciación ilógica de los eventos y/o en una reducida extensión de las narraciones (Fey et al., 2004). Del mismo modo, se ha observado que estos niños presentan un manejo menos preciso del marco y de los eventos (Pávez et al., 2008), así como del evento inicial -presentación del problema- (Del Valle Hernández et al., 2018a).
En referencia a la microestructura, se ha observado que los niños con TDL presentan un desarrollo más tardío en este componente en comparación con los niños sin dicho trastorno. Según Acosta Rodríguez et al. (2018), estos niños utilizan menos elementos gramaticales y mecanismos de cohesión y, cuando aparecen, suelen presentar más errores. Por otra parte, se ha encontrado que los niños con TDL no logran superar los errores en el discurso narrativo a medida que se desarrollan, como ocurre en niños con desarrollo típico. En lugar de ello, estos suelen expresarse de manera ambigua, exponiendo de manera poco clara a los personajes, objetos y eventos que narran, mostrando dificultades para introducir personajes y para mantener referentes, lo que puede implicar la falta de comprensión por parte del oyente (Del Valle Hernández et al., 2018b).
Como resultado de diversas investigaciones, se ha llegado a la conclusión de que los niños con TDL presentan una microestructura menos desarrollada que sus pares. De acuerdo con los hallazgos de Coloma et al. (2012) y Del Valle Hernández et al. (2018a), se constata una reducida longitud y menos complejidad en las oraciones, presentando dificultades para utilizar sintaxis compleja y establecer relaciones causales, además de un menor uso de conectores temporales.
Asimismo, se ha observado que la población con TDL experimenta mayores dificultades a la hora de recordar información y comete más errores semánticos y sintácticos en tareas de recontado (Llorenç et al., 2011). Además, estos niños producen una mayor cantidad de oraciones agramaticales, es decir, oraciones que presentan omisiones o sustituciones inadecuadas de artículos, pronombres clíticos, preposiciones o tiempos verbales (Del Valle Hernández et al., 2018a).
Por último, las investigaciones realizadas en este ámbito también han puesto de manifiesto que la comprensión narrativa de los niños con TDL es similar a los de niños con desarrollo lingüístico típico, pero con un ligero desfase. De igual forma, se ha identificado una mayor dificultad para comprender globalmente la narración, lo que limita su capacidad de responder preguntas tanto literales como inferenciales (Bishop y Adams, 1992; Coloma et al., 2012). En particular, se ha encontrado que el plano inferencial es el más comprometido en estos niños, ya que suelen ser literales en sus respuestas cuando se les pregunta acerca de elementos no explícitos del texto, lo que sugiere que no han comprendido el contenido subyacente de la historia (Coloma et al., 2012).
Todo lo anterior explicita la importancia de la intervención en narrativa para el desarrollo comunicacional.
Importancia de la intervención en narrativa
Como se ha comentado anteriormente, la habilidad de narración para la comunicación va a estar presente a lo largo de la vida (Tolchinsky, 2004). Es por ello, que adquirir una adecuada estructura narrativa cobra importancia, aunque requiere de la puesta en marcha de habilidades tanto cognitivas y lingüísticas -para poder relatar historias coherentes- como sociales -para poder representar el mundo.
En este orden, existe una variedad de enfoques empleados para mejorar la producción del lenguaje narrativo. Entre ellos se encuentra la producción espontánea, en la cual los niños son estimulados para crear historias a partir de imágenes o frases. Otra estrategia utilizada es la producción elicitada, que involucra la guía y el apoyo del docente mediante información relevante a sus relatos. Asimismo, el método de retelling o recontado se utiliza para mejorar la habilidad de los estudiantes para seguir una estructura narrativa en la que se les proporciona un modelo de historia y se les solicita que la repitan en el mismo orden en el que fue presentada.
Veamos para analizar mejor lo expuesto, algunos estudios en los que se emplean estas metodologías para intervenir y evaluar la producción del lenguaje narrativo.
- La investigación de Gillam y Pearson (2004) evaluó la eficacia del programa de intervención en el discurso narrativo Comprehension, Connection and Conclusion (CCC) en niños de edad escolar con trastornos del lenguaje. El programa se centró en la enseñanza de habilidades narrativas explícitas y en la retroalimentación sobre la calidad del discurso. Los resultados mostraron que los niños que recibieron intervención mejoraron significativamente en la producción de narraciones más estructuradas y coherentes. Además, se demostró que la mejora en el discurso narrativo se generalizó a otras áreas del lenguaje, como la comprensión de la lectura y la expresión escrita. Los investigadores concluyeron que la enseñanza explícita de habilidades narrativas y la retroalimentación pueden ser efectivas para mejorar el discurso narrativo en niños con TDL. Estos hallazgos respaldan la importancia de la intervención temprana y específica para niños con TDL, y sugieren que los enfoques basados en la enseñanza explícita y la retroalimentación pueden ser efectivos para mejorar las habilidades del lenguaje en estos niños.
- Derefinko et al. (2014) evaluaron la eficacia de un programa de intervención Story - Mapping Training (SMT) en discurso narrativo niños con TDL en edad escolar. Este se centró en la enseñanza de estrategias para la organización y la estructura de las narraciones. De esta forma, se incluían estrategias de enseñanza de habilidades para organizar el discurso, como la identificación de la estructura de la historia, la selección de detalles relevantes y la elaboración de una trama coherente. Además, se proporcionó retroalimentación a los niños sobre la calidad de su discurso y se les dio la oportunidad de practicar estas habilidades en contextos relevantes. También se fomentó la participación activa de los niños en el proceso de aprendizaje a través de juegos y actividades que les permitieran practicar las habilidades narrativas de manera lúdica. Los resultados mostraron que los niños que recibieron la intervención mejoraron más su discurso que el grupo que no recibió la intervención. Además, se observó una transferencia de las habilidades aprendidas en la intervención a tareas similares que no se habían trabajado específicamente en la intervención. Los autores deducen, por tanto, que la enseñanza de estrategias para la organización y la estructura de las narraciones es beneficiosa para el discurso narrativo en niños con TDL.
- Estudios muy recientes como el de Raymond y Spencer (2021) también nos revelan una mejora en el retelling y en riqueza de vocabulario tras seis semanas de intervención, tras la utilización del programa Narrative Skill Enhancement and Practice (NSEP). Utilizaron cuentos personalizados para cada niño, lo que permitió una mayor conexión emocional con la historia. Los niños contaron la historia de su propio cuento personalizado y luego escucharon el cuento de otro niño. La intervención incluyó, así, discusión de la trama, adquisición de vocabulario nuevo y la práctica del retelling. Los resultados mostraron un mayor uso de gramática y del lenguaje complejo en los cuentos convencionales. De esta forma, las autoras sugieren que el uso de cuentos personalizados puede ser una forma efectiva de mejorar el lenguaje en niños.
- Raymond llevó a cabo un estudio anterior (2019) en el que, con una enseñanza explícita del lenguaje, puede acelerarse el desarrollo del lenguaje complejo para todo el alumnado. La intervención se centró en la enseñanza de la gramática y el vocabulario, y se incluyó la práctica de habilidades de comprensión y producción del lenguaje. Los resultados mostraron una mejora significativa en el lenguaje complejo después de esta intervención.
En resumen, los estudios de Raymond y Spencer sugieren que la enseñanza explícita con modelado y el uso de cuentos personalizados pueden ser formas efectivas de mejorar el lenguaje en niños. Estas intervenciones pueden ayudar a acelerar el desarrollo del lenguaje complejo y mejorar el retelling, la riqueza de vocabulario y el uso de gramática en los cuentos convencionales.
Llegados a este punto, resulta necesario incidir de manera hermenéutica en la identificación e interpretación de programas de intervención en habilidades narrativas y comunicacionales.
Programas de intervención en habilidades narrativas
Nos centraremos en dos programas específicos: EDEN (Pávez et al., 2008) y Story Champs (Petersen y Spencer, 2016). Ambos han demostrado tener una eficacia probada en numerosos estudios de investigación, lo que los convierte en opciones populares para aquellos que buscan mejorar en habilidades narrativas para lograr una mejor comunicación. Así, seguidamente, se presentarán de forma detallada ambos programas y aquellos estudios que respaldan su importancia y eficacia.
Programa EDEN
Su objetivo principal es mejorar las habilidades narrativas de niños entre 3 y 10 años que presentan dificultades en esta área. Se caracteriza por ser un programa flexible. Es decir, puede ser implementado en un corto periodo de tiempo o a largo plazo, ajustando la duración de las sesiones y la cantidad de sesiones por semana para adaptarse a las necesidades y disponibilidad de cada niño. Del mismo modo, se trata de un programa que se puede adaptar a diferentes entornos de aprendizaje, ya que puede ser utilizado tanto en sesiones individuales como en grupo, al igual que se puede implementar en diferentes entornos, como en la escuela, en el hogar o en consulta. Por último, también se trata de un programa flexible en cuanto a la cantidad de contenidos que se abordan, ya que se puede adaptar a las necesidades de cada uno, por lo que no es necesario aplicar el programa entero. Está basado en los conceptos fundamentales del discurso narrativo y su desarrollo según la norma. Para diseñar el plan, las autoras tomaron en cuenta la evolución del discurso narrativo en relación con la edad del niño, ya que esto permite identificar las características y estructuras narrativas más comunes en cada etapa. Según Pávez et al., (2008), los niños adquieren primero la estructura narrativa de “presentación” y “episodio” y, posteriormente, incorporan el “final”. En cuanto al episodio, primero aprenden la secuencia “acción + obstáculo resultado” y luego incluyen la “meta”.
El plan EDEN se encuentra basado en cinco principios fundamentales que fueron tomados en cuenta durante su aplicación en un grupo experimental. Estos principios incluyen la creación de experiencias narrativas a través de una secuencia progresiva de ejercicios que va de lo simple a lo complejo, la incorporación de elementos lúdicos para hacer más atractivo el aprendizaje, y la adaptabilidad del plan a las necesidades y capacidades de cada niño. Estos principios fueron cuidadosamente considerados para garantizar la eficacia del programa en la estimulación del desarrollo narrativo en los niños con dificultades en esta área.
El plan EDEN se estructura en programas, unidades y sesiones, siguiendo el diagrama esquemático que se presenta en la figura 1.
El estudio de Pávez et al., (2008) tuvo como objetivo mejorar las habilidades narrativas de niños entre 6 y 8 años con trastornos del lenguaje a través del Plan EDEN. La intervención se llevó a cabo en sesiones individuales de 30 minutos de una vez por semana durante un periodo de 6 meses a un total de 24 niños. En estas sesiones se trabajaba la producción y comprensión de distintos tipos de narraciones, utilizando diferentes estrategias para mejorar la comprensión de la estructura narrativa, la producción de narraciones coherentes y la utilización de conectores discursivos. Como resultado, se observaron mejoras significativas en las habilidades narrativas de los niños tras la intervención.
Del mismo modo, el estudio de Coloma et al., (2013) tuvo como objetivo la mejora de las habilidades narrativas de niños entre 5 y 7 años con dificultades en esta área mediante el Plan EDEN. Para ello, se realizó un estudio pre-post con una muestra de 25 niños que asistieron a sesiones individuales de 30 minutos dos veces por semana durante un periodo de tres meses.
En las sesiones, se trabajó la comprensión y producción de diferentes tipos de narraciones, desde las más simples a las más complejas. Se utilizaron también diferentes estrategias para mejorar la comprensión de la estructura narrativa y la cohesión textual, como la utilización de imágenes y preguntas guiadas.
Los resultados del estudio mostraron mejoras significativas en las habilidades narrativas de los niños después de la intervención. En particular, se observó una mejora en la comprensión de la estructura narrativa y la cohesión textual.
Story Champs
El programa de intervención en narrativa Story Champs fue diseñado por Spencer y Petersen (2018) y se basa en la enseñanza de estrategias narrativas para mejorar la producción y comprensión de narrativa en niños con dificultades del habla y del lenguaje. El programa se basa en la teoría de que el desarrollo de la narrativa es esencial para la comprensión del lenguaje y la comunicación social, y que las habilidades de narración mejoran a través de la práctica y el aprendizaje explícito.
El programa consiste en una serie de actividades estructuradas y sistemáticas que se llevan a cabo en sesiones individuales o en pequeños grupos durante un periodo de tiempo determinado. Las actividades están diseñadas para enseñar a los niños las habilidades necesarias para comprender, producir y retener narrativas coherentes.
El enfoque principal del programa se basa en la enseñanza de estrategias cognitivas y meta-cognitivas a través del uso de pistas visuales y verbales. Las pistas visuales incluyen tarjetas de imágenes que representan eventos y personajes que se pueden usar para guiar la producción narrativa. Las pistas verbales incluyen preguntas y claves de conversación que ayudan a los niños a organizar sus ideas y mantener el flujo narrativo. El programa también enfatiza la importancia de la retroalimentación positiva y la motivación para el aprendizaje. Los niños reciben elogios y recompensas por sus logros, lo que aumenta su motivación y su confianza en su capacidad para narrar historias (Spencer et al., 2013).
El propósito de la intervención utilizando un programa de recontado en el que hay mucha repetición es crear una huella de aprendizaje a través de un modelo en el que todas las historias tienen la misma estructura narrativa (protagonista, problema, sentimiento, acción y final). Con ello se persigue que los alumnos sean capaces de generalizar esta estructura narrativa a otras situaciones que requieran contar historias.
De esta forma, el Story Champs se centra en la enseñanza de narración de historias a través de actividades interactivas y estructuradas, que incluyen:
- Modelado de narrativa: el profesional modela la narración de historias para que el niño pueda entender los componentes básicos de una historia, como el inicio, el desarrollo y el desenlace.
- Enseñanza de la estructura narrativa: el programa enseña a los niños la estructura básica, que incluye la identificación de los personajes, el establecimiento de un escenario, la presentación del problema y la resolución.
- Práctica estructurada: el niño practica la narrativa utilizando una estructura narrativa pre-establecida, lo que le ayuda a comprender mejor cómo construir una historia.
- Retroalimentación positiva: se proporciona retroalimentación positiva y específica al niño para fomentar su confianza y motivación.
- Integración en situaciones cotidianas: se anima a los niños a utilizar sus habilidades de narrativa en situaciones cotidianas, como en la escuela y en el hogar.
Numerosos estudios demuestran que el programa Story Champs mejora la capacidad de los niños para narrar historias. Por ejemplo, Justice et al. (2008) en su estudio examinó los efectos de la intervención de Story Champs en el rendimiento narrativo de niños en edad preescolar y de kindergarten. En el estudio, los niños fueron asignados al azar a uno de dos grupos: un grupo que recibió la intervención de Story Champs y un grupo control que no recibió ninguna intervención. Después de la intervención, se evaluó el rendimiento narrativo de los niños utilizando la herramienta de evaluación Narrative Assessment Protocol (NAP). Los resultados mostraron que los niños en el grupo de intervención de Story Champs mejoraron significativamente en sus habilidades narrativas en comparación con los niños en el grupo control.
Siguiendo con el estudio de Raymond y Spencer (2021), estas examinaron también el programa de intervención en narrativa Story Champs en el rendimiento narrativo de niños con trastornos del espectro autista. Se utilizó un diseño de grupo controlado aleatorizado y se asignó a los participantes en el grupo experimental que recibió la intervención de Story Champs o en el grupo que no recibió la intervención. Los resultados mostraron que los niños en el grupo experimental mejoraron significativamente sus habilidades narrativas en comparación con los niños en el grupo control.
Por otro lado, Zamani et al (2018) llevaron a cabo un estudio sobre la efectividad de la intervención narrativa basada en Story Champs. Esta intervención se centró en mejorar las habilidades de narración de historias, lo que implicó trabajar en diversas áreas como el vocabulario, la gramática, la cohesión y la organización de ideas. A través de la prueba de Story Champs se llevaron a cabo actividades retelling, en las cuales los investigadores modelaron la narración de historias y luego invitaron a los niños a practicar la narración de historias siguiendo la misma estructura y vocabulario. También los niños analizaron junto a los investigadores, las historias para identificar los elementos clave de la historia como personajes, trama, conflicto y resolución. Igualmente, se llevaron a cabo actividades para ayudar a los participantes a aprender y utilizar correctamente el vocabulario y la gramática necesarios para narrar historias. Se enfatizó la importancia de elegir las palabras adecuadas y utilizar la gramática correctamente. Por último, se enseñaron estrategias para organizar ideas y utilizar marcadores cohesivos para conectar las diferentes partes de la historia. Se subrayó lo esencial de hacer que la historia sea fácil de seguir y comprender.
Tras las sesiones, se pudieron constatar mejoras significativas en número de palabras, marcadores cohesivos y número de cláusulas usadas para contar historias. Estos resultados sugieren que el lenguaje narrativo puede ser un enfoque eficaz para mejorar las habilidades lingüísticas y narrativas en niños con pérdidas auditivas. Además, los autores llegaron a la conclusión de que la intervención en narrativa es un puente que conecta habilidades cognitivas, lingüísticas y sociales, importantes para el desarrollo y la adaptación en la vida diaria.
Conclusiones
Tres son las conclusiones de la presente investigación:
- Tras el estudio analítico realizado siguiendo la metodología PRISMA, se evidencia que las habilidades narrativas y comunicacionales no sólo son fundamentales para la comunicación efectiva, sino que también contribuyen al desarrollo cognitivo, lingüístico y socioemocional de los individuos, facilitando la comprensión del mundo y de uno mismo.
- En segundo lugar, los programas de intervención EDEN y Story Champs han demostrado su eficacia en la mejora de habilidades narrativas en diversas poblaciones, incluyendo a niños con trastornos del desarrollo del lenguaje o del espectro autista. Estos programas ofrecen enfoques y estrategias específicas que abordan aspectos clave del discurso narrativo, promoviendo así un desarrollo lingüístico y comunicativo efectivo.
- Además, se destaca que las habilidades adquiridas a través de la intervención pueden generalizarse más allá del contexto terapéutico, impactando positivamente en otras áreas del desarrollo del lenguaje y la comunicación. Esto resalta la importancia de implementar intervenciones tempranas y continuas para optimizar el desarrollo de habilidades narrativas en niños y adolescentes.
Sin embargo, a pesar de los avances logrados en el campo de la intervención en habilidades narrativas, aún persisten áreas que requieren una mayor investigación. Es fundamental explorar enfoques de intervención más personalizados, evaluar la generalización a largo plazo de habilidades adquiridas e identificar factores que puedan influir en la efectividad de los programas de intervención. Esto permitirá mejorar aún más las prácticas terapéuticas y optimizar el desarrollo integral de los individuos. En conclusión, este estudio subraya la importancia de comunicar historias y el papel esencial que desempeña la intervención en el desarrollo de habilidades narrativas para promover el crecimiento integral de los individuos.