Testimonios*

 

LABSDEI Madrid 32 Radiar Redirected from Lima 13

NLT Enrique Marco Embajada España Baires

Sr Gortari City hotel o Embajada de España Buenos Aires

Facilitará primer barco triguero usted desee pagando

comida punto si necesario Bolivia retrase algo regreso

Sevilla

Angulo

 

 

Adrogué, febrero 6 de 1942.

Muy querido amigo Angulo: por su última carta, sé que Marco Dorta ha llegado sano y salvo, con los libros que le envié a título de obsequio y retribución por las muchas gentilezas de que soy deudor. Paso a contestar su carta punto por punto, pues el espacio escasea.

Respecto a la parte que me corresponde de la obra, tengo reunido mucho material, pero no le daré forma hasta tanto vea el tomo I, así seguiré fielmente el mismo sistema adoptado por usted.

Los templos de New México estudiados por G. Kubler son todos posteriores al 1600. El más antiguo de los que estudia es el de Nta Sra de la Asunción, de Zía, que atribuye al 1614. Luego le sigue La Navidad de Chilili, de 1616. Por consiguiente, puede usted, o mejor dicho, debe usted dejar ese tema para el tomo siguiente.

Respecto a la obra de Weiss y Sanchez, que es muy buena, habia dos ejemplares en una libreria de Buenos Aires. Fuí ayer a buscar uno, y ya se habian vendido. No me extraña que demore en llegarle, pues cada vez que pido algo a Cuba, llega tarde, mal o nunca. Tiene un breve capitulo relativo al siglo XXVI, donde menciona obras, las mas de ellas desaparecidas. Pero tambien reproduce digo mal, menciona el Torreón de San Lázaro, erigido hacia 1556. Cita el Castillo de la Real Fuerza, (1568-1589), y los castillos de La Punta y Los Tres Reyes o Morro, atribuidos a Antonelli, todos ellos del ultimo tercio del XVI. Pero no publica fotografia alguna de ellos. De modo que tambien en este caso puede usted prescindir del siglo XVI, y pasar adelante.

Nada me adeuda usted por los libros, que gustoso le envié. Quien está en deuda soy yo, con el Instituto Diego Velazquez, por la suscripción a Archivo de Arte y Arqeologia. Me encuentro en un atolladero, pues hay tales dificultades para girar dinero a España, que es practicamente imposible por ese sistema. Usted me decía en una carta que escribiese uno o mas artículos para Archivo, y con ellos acreditaría mi cuenta, o algo así. Pero aun no he tenido tiempo, ni un tema hermoso, y por tal razón continúo sin abonar mi suscripción. Veré de hacerlo en alguna forma ala brevedad posible.

Recibí carta de Müller, en la que me dice que desgraciadamente, por la falta de fotografos discretos en Caracas, no puede satisfacer sus pedidos de usted, por lo cual me ruega que, en caso de escribirle, le pida disculpas en su nombre, como ya lo estoy haciendo

Van por via marítima una serie de fotos que me pidió Marco, y dos libros titulados "Entre los vilelas de Salta" y "Arquitectura de la colonia en el litoral". El primero trae algunos datos de arquitectura (ver página 18). El segundo es un librito de un joven arquitecto santafecino, que no tuvo reparos en entrar a saco en un folleto mio titulado Arquitectura Colonial Santafecina. Si bien me cita en la bibliografia, cree que con eso ya tiene derecho a reproducir casi integros mis párrafos sin citarme, de modo que parece suyo lo que es fruta del cercado ajeno.

Si algun dia pasa usted cerca del Hospital del Niño Dios o del Niño Jesús, en Madrid, pregunte por el Administrador Sr Hilario Crespo Gallego. Es tio político mio, casado con una hermana de mi madre, argentina. Tendrán un gran placer en conocerle, charlar de estas tierras, que conocieron, o a la que volvieron hace unos años, en trances amargos.

Le deseo un feliz año. Reciba usted un afectuoso saludo de su amigo

[rúbrica ilegible: Mario Buschiazzo]

 

Querido Marco: Ayer recibí carta de mi madre dandome noticia del feliz acontecimiento familiar. Pensaba escribirle esta mañana, y al llegar hoy domingo al Museo encuentro la suya con toda suerte de pormenores, y, sobre todo, rebosante de optimismo.

Me alegra mucho ver cómo su primer vástago le ha llenado de satisfaccion, y que tanto la madre como la hija gozan de excelente salud. Tambien celebro que haya tenido el buen gusto de retrasar su llegada a este mundo hasta la terminación de la guerra, y que sea persona de paz internacional y domesticamente hablando. No es poco. Tampoco es de mal augurio que sepa darse cuenta del mundo en que vive. Por lo visto, se ha percatado del Triunfo de los anglosajones, y llegó a la hora de tomar el te.

Sin conocer a la interesada no me atrevo a precisar mas su horóscopo.

Lamento que en el "primer reparto" no le hayan favorecido todo lo que deseara. Sospecho que cuando la repartida sea paite tenga voto en el reparto cambiarán las cosas.

De la enhorabuena a Berta, y recibala muy cordialmente de su buen amigo que le abraza

D Angulo I[ñiguez] [rúbrica]

 

Mi querido Don Diego:

El wiskito de esta tarde, lo tomé en casa de los Srs. Murcia, que tanto y con gran afecto le recuerdan. Despues de tres semanas agotadoras —con días de dos conferencias y coloquios— me parece que voy descansando, fisica y mentalmente, bajo el cielo sereno de Antigua. Vivo a una cuadra de San José el Viejo, en unos apartamentos en medio de un cafetal.

El sábado, apenas llegué a Guatemala, despues de haber madrugado, me trajeron a Antigua, donde me recibió el Consejo de Conservación de la ciudad, cuya sede está en las Capuchinas. Hubo almuerzo y, a las 4 de la tarde, conferencia en la Universidad Landivar, que tiene aquí una Sección de Humanidades. A las 6, un Coloquio —que se convirtió en conferencia— en las Capuchinas. Alli me interrumpieron con un aplauso cuando le nombré a Vd. y allí estaban los Murcia, tan cordiales y afectuosos. El domingo lo pasé entre ver iglesias en Guatemala y un almuerzo a orillas del lago Amatitlán. El lunes, en la Universidad de San Carlos, di una conferencia, y del martes, mejor no acordarme: Visita al Museo del Arzobispado (aún no abierto al público), almuerzo en la Embajada, coloquio en Cultura Hispánica —en el que me hicieron hablar durante más de una hora—, conferencia en la Universidad Landivar y cena en casa de Luján, que está casado con una antigua alumna de Sevilla. Me parece mentira que despaché las diapositivas por la valija y que ya no tengo que "predicar" más por ahora. El Embajador Bermejo, que me conoció en Lima hace 31 años, me ha colmado de atenciones y está contento. Es una gran persona a quien siempre recordé por todo lo que hizo por mi en Lima. Mañana pienso

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volver a Guatemala y viajar el sábado a México. Como me quedan unos dólares —aunque estos paises son caros—, si Berta no tira pronto de mí quiero ir a Oaxaca y al estado de Hidalgo.

¡Qué le voy a decir de Antigua! Las ruinas están limpias y cuidadas. No me parece que el Retiro de las Capuchinas sea una casa de baños, han reconstruido San Francisco y van a desalojar el Mercado de la antigua casa de la Compañía. Me ha llamado la atención la imaginería, tan poco estudiada salvo el libro de Berlín. En fin, todo ésto es maravilloso y el clima una delicia. El aire está limpio y la vida parece discurrir lentamente. Han restaurado muchas viejas casas, que hoy ocupan "capitalinos" pudientes, y gringos. Mucho hablamos de Vd. en casa de los Murcia, que guardan su trabajo sobre "Guatemala y sus traslados". Sintieron no encontrarle cuando estuvieron en España. Creo que fue cuando el viaje de Vd. al Japón.

Me parece que le escribí desde Nicaragua o Tegucigalpa. Le deseo un feliz viaje a Moscou, que creo será ahora, para la segunda quincena del mes. Quieren que vuelva a Tegucigalpa el verano que viene, para tratar de formar a quienes se ocupen después de inventariar y estudiar el tesoro artistico. Ya le contaré.

Recuerdos a Juanita, si aún está en Madrid. Afectos a Pilar y para Vd. de su viejo discipulo que muy cariñosamente le recuerda en esta hermosa tierra,

Marco [rúbrica]

 

 

Dr. Diego Anguño Iñiguez

Instituto Diego Velázquez

Medinaceli 4

Madrid, España

Muy estimado don Diego:

Le envío a usted las fotos del Retablo de Yanhuitlán que le interesa, con la súplica de que también se las muestre a don Enrique Marco Dorta, que me manifestó su interés de verlas.

Va junto un esquema del R/etablo para identificar la colección de las pinturas.

Nos interesará mucho conocer la opinión de usted. Por lo que a mí toca, cada vez me convenzo de que es la misma mano del maestro de Santa Cecilia.

Reciba mis saludos respetuosos y cordiales, así como los de los otros compañeros del Instituto que agradecen sus saludos.

J. A. Manrique [rúbrica]

 

Testimonio de Berta Marco sobre la relación de su padre con don Diego

La relación de mi padre con D. Diego Angulo fue una relación cordialísima que duró toda su vida. Aunque muy distintos de carácter, mi padre extrovertido, abierto, comunicador, y D. Diego muy sobrio en sus expresiones externas, coincidieron en un fondo común que los unía en la vida y en la investigación: en primer lugar, les unía el amor al trabajo, la dedicación rigurosa y atenta a lo que traían entre manos; la pasión por la investigación científica y el gusto por compartir lo que ambos iban haciendo en cuanto a la tarea intelectual. La ética en el proceder, por encima de los protagonismos personales. Se encontraron en ese fondo de humanidad donde se fraguan el afecto y la cercanía hecha de gestos concretos. Cada uno supo ser él mismo y disfrutar de una amistad profunda sin restar nada a la personalidad concreta del otro.

Mi padre conoció a D. Diego en sus primeros años de vinculación a la Universidad Hispalense y lo consideró, hasta su muerte, su maestro. Nunca faltó a su cita y nunca dejó de aprender de él aunque, al final, los dos aprendían mutuamente, el uno del otro. Todas las tardes de los domingos mis padres acudían a casa de D. Diego, mi padre siempre con un fajo de fichas, fotos o folios bajo el brazo. Pasaban la tarde los dos metidos en el despacho de D. Diego en su domicilio personal en la calle Doctor Gómez Ulla de Madrid, leyendo y comentando las ultimas investigaciones en marcha con la satisfacción mutua de lo que cada uno iba encontrando, relacionando, atisbando. Después se abría el circulo a las mujeres respectivas y a otros familiares que recalábamos por allí, yo, con frecuencia, a recogerlos para volver a casa.

D. Diego era un hombre muy afectuoso y de una inmensa bondad, aunque podría parecer seco a quien no tuviese la suerte de conocerlo íntimamente. Como "maestro" en su amplio sentido estuvo siempre cerca de mi padre, en lo humano y en lo intelectual. Con el sabor del profesor de vieja escuela, que reconoce la dignidad de su alumno, siempre le llamó "Marco". Era D. Diego un sabio humilde y discreto. Supo darle un tono austero a su vida y gozar con la sabiduría que nace del hondo conocimiento en el que todos los saberes se unen.

Admiraba en mi padre su don de gentes, su simpatía y capacidad de disfrutar, sus conocimientos de barcos o de costumbres, la trabazón de su identidad canaria con esa otra cuna que se labró muy pronto, la hispanoamericana. No hubo rincón de España o del extranjero transitado por cada uno sin un cruce de tarjetas postales en las que frecuentemente aparecía algún referente científico a la Historia o el Arte Hispanoamericano. Las vinculaciones sevillanas de ambos era otro fácil punto de encuentro, así como los tesoros artísticos de la ciudad. No los vi nunca quedarse en el pasado con añoranza. Su diálogo siempre me pareció proyectivo; hablaban de lo que en el momento estaban construyendo, de los temas en marcha. Tenían una cierta capacidad de reírse o relativizar los errores pasados.

La cercanía de D.Diego para con nuestra familia era muy notable en él. Conservo el telegrama que envió con motivo de mi nacimiento. En el insólito viaje a América que realizó mi padre por América los años 40 y 41, D.Diego estuvo pendiente de su periplo y le autorizó por un telegrama que aún tengo en mi poder, a gastar todo el dinero de la beca que le quedaba y volver desde Argentina en un carguero de trigo de los que enviaba Perón por aquellos años. A las conferencias sobre Arte Hispanoamericano que dio en esta última etapa del recorrido, en Buenos Aires para mantenerse, gastado ya el monto de la beca, asistió Evita y, en agradecimiento, le dedicó una foto que también guardamos todavía.

Berta Marco Stiefel

Madrid, 18 de febrero de 2001

 

Nota

* Los documentos se transcribieron literalmente.