ANEXO 2

Procedimiento para la asignación de categorías de estatus socioeconómico por ocupación

Para asignar una categoría social a la profesión, agrupamos a las mismas en cinco categorías de estatus socioeconómico: muy baja, baja, media, alta y muy alta. Esta jerarquización tuvo tratamientos distintos en 1869 y 1895 debido a la información disponible y a la transformación de la economía tucumana que podría haber alterado la jerarquía de profesiones de 1869.

En la clasificación socioeconómica de las ocupaciones en 1869 trabajamos, por un lado, con la base de datos de 74 inventarios post mórtem registrados para la provincia de Tucumán entre los años 1869 y 1884 utilizada por Álvarez53 y, por otro, con información proveniente de Bravo, Fernández, Parolo y Granillo.54

Como afirma Parolo, existen profesiones y oficios que efectivamente denotaban una condición social y son los que pertenecían a los niveles socioeconómicos muy bajo y muy alto. Es así que peones, jornaleros, sirvientas y changadores fueron asignados a la categoría más baja y doctor en leyes a la más alta.55

Siguiendo a Fernández, se incluyó a cigarreras, amasanderas, limpiadoras, lavanderas y planchadoras dentro de la categoría más baja dados los niveles de instrucción nulos y la baja nupcialidad en relación con otras ocupaciones de poca calificación como costureras, pelloneras, hilanderas y tejedoras, que fueron incluidas en la categoría baja.56

Los enfardadores, peones albañiles y peones panaderos fueron clasificados en la categoría más baja, mientras que los peones labradores y aserradores peones fueron ubicados en la segunda categoría por considerar, en virtud de lo consignado por Fernández, que el trabajo asalariado como peón lo realizaban como complemento de ingresos insuficientes; que el aserrador peón habría aprendido el oficio y en otra etapa del ciclo de vida habría llegado a convertirse en aserrador y que requería mayor calificación que un albañil, a quien se ubicó también en el segundo nivel de "clase social".57

La base de inventarios registra una costurera en el primer quintil; sin embargo, en virtud de la alta nupcialidad y ocupación consignada por Fernández58 y de la probable subestimación de la parte baja de la distribución en la muestra de inventarios, esta ocupación pertenecería a la segunda categoría.

Los comerciantes son considerados ocupaciones transversales, hecho que fue notado por Frandkin y Parolo y que es reforzado con su distribución casi uniforme entre los cinco quintiles de la base de inventarios.59 Pese a esto, Fernández sostiene que si bien existieron comerciantes en todos los estratos, la alfabetización de 100% y otras características permitirían "hacernos suponer que no eran 'pobres mercachifles'",60 mientras que Álvarez corroboró que los tres comerciantes de la base de inventarios, consignados en el estrato más bajo, poseían un elevado nivel de deudas en contra.61 Por esta razón y por haber encontrado en nuestra muestra ocupaciones comerciales con otras denominaciones asociadas al primer quintil, coincidimos con Fernández en que el comerciante quizá tuvo cierto prestigio en 1869. Por esto clasificamos al mismo en la categoría alta.

Fernández sugiere que labradores y agricultores son grupos similares por las actividades que realizan pero que por ciertas características socio-demográficas los agricultores estarían en un nivel socioeconómico más alto que los labradores.62 Esta hipótesis coincide con la muestra de inventarios, donde los promedios de riqueza de labradores y agricultores63 se ubican en los quintiles tres y cuatro, respectivamente. Por esto se asignó a labradores en la categoría media y a agricultores en la categoría alta. Una particularidad tucumana, los cañeros independientes fueron incluidos en el mismo estrato que los agricultores, ya que Bravo sugiere que los mismos desarrollaron una estrategia exitosa que les permitió separarse de los labradores.64

Parolo afirma que no existían grandes diferencias entre criadores y labradores.65 Para Granillo y Bousquet eran pequeños y medianos productores de ganado vacuno y estaban distribuidos en la campaña de manera equilibrada.66 Se encontraron cinco criadores en la base de inventarios, distribuidos en los quintiles dos a cuatro. Puesto que el promedio de riqueza de esta categoría está en el quintil tres, se consideró a este grupo dentro de la categoría intermedia.

Los oficios artesanales típicamente masculinos (carpinteros y zapateros) se localizan, según Fernández, en una franja intermedia.67 En la base de inventarios hay tres carpinteros, dos en el tercer quintil y uno en el quinto, y dos zapateros, ambos en el tercer quintil, cuyos promedios de riqueza se encontraban en el centro de la distribución. Por esto se ubicó en la categoría intermedia a carpinteros y zapateros, junto con otros oficios artesanales de similar calificación como carreros, herreros, jaboneros y sastres.68

La base de inventarios contiene un curtidor en el cuarto quintil. Esta ubicación coincide con Fernández, quien afirma que si bien la actividad fue perdiendo preeminencia con el avance de la industria azucarera, todavía era rentable y su decadencia llegaría en los años posteriores.69 Granillo refuerza esta visión afirmando que la actividad "ha hecho la felicidad de muchos extranjeros, franceses, y ofrecerá siempre pingües rendimientos a todos los que a ella se dediquen".70 Por esto a los curtidores se les asignó la categoría alta.

A estancieros y abastecedores se les asignaron las categorías alta y media, respectivamente. Pensamos que los estancieros se encontraban, en promedio, en el quinto quintil dada la elevada fragmentación de la propiedad en la provincia, y que los abastecedores ocupaban la franja intermedia en virtud de haber encontrado uno en el segundo quintil de la base de inventarios, hecho relativizado por el sesgo que omite la participación de las ocupaciones de los más pobres en las distribuciones asociadas a esta fuente.

Arbitrariamente se ubicó en la categoría intermedia a las actividades de pulperos, a trabajos públicos o de oficina como por ejemplo comisario, empleado e impresor, y otros como mayordomo, preceptor71 y sacristán.

En la categoría alta se ubicó a agrimensores, procuradores, educacionistas, maestro de posta provincial, tesorero municipal del comercio, violinista y corredor de bolsa (cuadro 1).

Fernández sostiene que el auge y desarrollo de la agroindustria modificó la estructura social y laboral y que los principales cambios ocurridos entre las distribuciones de las ocupaciones de 1869 y 1895 fueron: a) un aumento en la participación de jornaleros y agricultores; b) una mayor diversidad en las actividades manufactureras a raíz del auge y las necesidades de la industria azucarera, y c) la aparición de nuevas ocupaciones relacionadas con la modernización de la economía (administración, educación, sanitarias, de defensa, etc.).72 Pese a esto, la autora sugiere que no existieron grandes modificaciones en el ranking de ocupaciones respecto de 1869. Sobre la base de una fuente de ingresos para 1895, jerarquizamos las profesiones en cinco categorías de manera similar a lo realizado para 1869.

En la clasificación socioeconómica de las ocupaciones en 1895 se utilizó la base de datos de Álvarez y Nicolini73 que consigna un ingreso promedio para cada ocupación registrada en el censo de 1895. Se calcularon los quintiles de la distribución de ingresos y se asoció cada ocupación de la muestra a alguna en la tabla de ingresos para ubicarla en algún quintil de la distribución (cuadro 2).74

De la comparación de ambas distribuciones ocupacionales, podemos concluir que, como sostenía Fernández, no se encuentran grandes diferencias respecto del ranking de ocupaciones de 1869.75 Sin embargo, llama la atención la aparición de nuevas categorías que podríamos considerar administrativas y que requerían cierta calificación, así como que aumenta la importancia de las categorías altas.

 

Notas

53 Esta base de datos fue proporcionada por la autora. En la misma se consigna para cada hogar inventariado niveles de riqueza y ocupación del jefe de hogar. También, se dividió en quintiles de riqueza necesarios para asociar las profesiones de la muestra con el estatus. Tuvimos en cuenta los posibles sesgos en detrimento de los más pobres, por lo que seguramente la participación de las ocupaciones asociadas a los quintiles más bajos se encuentre subestimada. Véase Álvarez, "Desigualdad", 2011.

54 Bravo, Campesinos, 2009; Fernández, "Ocupaciones", 2002; Parolo, "Súplicas", 2008, y Granillo, Provincia, 1872.

55 Parolo, "Súplicas", 2008.

56 Fernández, "Ocupaciones", 2002.

57 Debido a la ausencia de otras fuentes y bibliografía, arbitrariamente se clasificó a alfareros, almidoneras, arriero en tránsito, carniceros, carretilleros, cosecheros, lomilleros, madereros, panaderos(as), peineros, porteros, rienderos, sangradores, sombrereros, talabarteros, tapiadores, teleras y vivanderas en la categoría baja.

58 Fernández, "Ocupaciones", 2002.

59 Frandkin, "¿Estancieros?", 1993, pp. 17-58, y Parolo, "Súplicas", 2008.

60 Fernández, "Ocupaciones", 2002, p. 43.

61 Álvarez, "Desigualdad", 2011.

62 Fernández, "Ocupaciones", 2002.

63 Los agricultores también son una categoría algo transversal pero menos poblada en el primer censo nacional. En la muestra de 74 inventarios de la riqueza se hallaron cuatro agricultores, dos en el tercer quintil y los dos restantes en el cuarto.

64 Bravo, Campesinos, 2009.

65 Parolo, "Súplicas", 2008.

66 Granillo, Provincia, 1872, y Bousquet, Estudio, 1878.

67 Fernández, "Ocupaciones", 2002, p. 43.

68 En los inventarios se encontró un carrero (ubicado en el segundo quintil) y dos herreros, cuyo promedio de riqueza se encontraba en el quintil dos. A pesar de esta razón, creímos necesario ubicar a ambas categorías en la franja intermedia de la estructura social debido al sesgo inherente a las muestras de inventarios que trunca la distribución de la riqueza entre los más pobres y por constituir actividades artesanales similares en calificación a las de carpinteros y zapateros.

69 Fernández, "Ocupaciones", 2002, p. 42.

70 Granillo, Provincia, 1872, p. 115.

71 La muestra de inventarios contiene un expediente vinculado con un preceptor localizado en el segundo quintil de riqueza. Se decidió igualmente ubicarlo en la categoría de calificación media teniendo en cuenta que esta ocupación requiere 100% de alfabetización y que seguramente la muestra esté truncada en la parte baja de la distribución, lo cual genera que los sectores medios aparenten ser más pobres.

72 Fernández, "Ocupaciones", 2002, p. 51.

73 Esta base de datos fue proporcionada por los autores en Álvarez y Nicolini, "Income", 2010.

74 Recordemos que el número de niños muestreados en 1869 y encontrados en las cédulas de 1895 asciende a 262, de los cuales 21 no registran profesión (20 mujeres y un varón); de quince de 21 niños recopilamos información adicional de las cédulas (profesión del marido) y los ubicamos en una categoría socioeconómica. De esta manera fue posible asignarles una posición en la escala social a 256 personas encontradas en 1895.

75 Fernández, "Ocupaciones", 2002.