ANEXO 1
Refranero en "Para que la cuña apriete" de Agustín Yáñez
1. Sembrar en tepetate es como correr detrás del sol para entregarle una carta, peor que arar en laguna.
2. Es peor sembrar en el río, ni las semillas se recogen.
3. A donde no se meten se asoman, y lo que no compran lo dejan tratado.
4. Lo que mortifica, ni se recuerda ni se platica.
5. Cuando uno anda ahogándose no hay lágrimas que valgan.
6. A pesar de ser tan pollo, tengo más plumas que un gallo.
7. Aunque duermas en alto con echarte maíz te apeas.
8. El que se ayuda, Dios lo ayuda.
9. Quien pobre anocheció y rico amaneció ¿de dónde lo cogió?
10. Cuando veas las barbas de tu vecino cortar, echa las tuyas a remojar.
11. Lo prohibido causa apetito.
12. Caballo bañado, a la sombra o ensillado.
13. El que nació para buey de arriba le caen las llaves.
14. El que nació pa'maceta no pasa del corredor.
15. El que nació para ahorcado, no morirá de ahogado.
16. El que nació para mártir, del cielo le caen los clavos.
17. Ya te conozco campana, no te vuelvo a repicar.
18. No hay más amigo que Dios, ni más pariente que un peso.
19. Hay que aprender a perder antes de saber jugar.
20. Al platicar como amigos, al tratar como enemigos.
21. Al que se aleja lo olvidan, y al que se muere lo entierran.
22. El que tenga cola de zacate que no se arrime a la lumbre.
23. El que se quemó con la leche hasta al jocoque le sopla.
24. La rana más aplastada es la que más recio grita.
25. Perro que mucho lambe, acaba por sacar sangre.
26. Nunca los collones llenan los panteones.
27. Yegua mal arrendada, ni regalada.
28. No pueden con los ciriales y han de poder con la cruz.
29. Quien reniegue del presente no merece el porvenir.
30. Cuesta más trabajo guardarlo que ganarlo.
31. De la suerte y de la muerte no tiene escapatoria ni el fuerte.
32. A todo lo llaman cena aunque sea taco de sal.
33. Como el tiempo dure, lugar tiene la esperanza.
34. No hay que dejar el jorongo en la casa, aunque esté el sol como brasa.
35. Más hace una hormiga andando que un buey echado.
36. El trabajo no es entrar, sino encontrar la salida.
37. El que mucho mal padece, con poco bien se consuela.
38. Las deudas viejas no se pagan y las nuevas se dejan envejecer.
39. Pagar en tres plazos: tarde, mal y nunca.
40. Unos corren tras la liebre y otros sin correr la alcanzan.
41. No hay que meterse en la danza, si no se tiene sonaja.
42. Cuando seas yunque resiste, cuando seas mazo golpea.
43. Lo fiado es pariente de lo dado.
44. Más vale estar mal sentado que bien parado.
45. Al que no ha usado huaraches las correas le sacan sangre.
46. Aunque la camisa es ancha también se rompe a codazos.
ANEXO 2
"Patrimonios científicos: el progreso acumulativo y las estrellas de la ciencia"*
En ciertos aspectos, la ciencia trae a la memoria el mundo del deporte. Algunos científicos son verdaderas "estrellas": a sus conferencias asiste un vasto público; sus obras se convierten en éxitos de librería y se les ofrecen cargos privilegiados. Ciertos equipos (escuelas, institutos y otros organismos de investigación, universidades) permanecen invictos durante largos periodos, mientras que otros sólo saborean el éxito por breves lapsos. Otros más, parecen estar condenados eternamente a la oscuridad. Si se quiere llevar más lejos la analogía en cuestión, habría que partir de la distinción entre dos tipos de deporte: el practicado individualmente y la práctica por equipo. Aunque se suele considerar como perteneciente a la primera categoría, es más justo concebir a la ciencia como un deporte de equipo, donde los jugadores ocupan posiciones muy diferentes.
Los campeones de las disciplinas individuales, tales como el tenis, la natación o la carrera de fondo, conocen la gloria y obtienen trofeos. Buena parte de la comunidad científica actúa como si la investigación fuera un deporte individual. Se lleva una contabilidad de las citas que gratifican a cada autor y los currículum vitae resumen las carreras de acuerdo con la cantidad lograda de publicaciones, nominaciones, premios y demás distinciones más o menos cuantificables. En su calidad de astros sagrados, algunos científicos reciben todo un flujo de ventajas: prestigio, subvenciones en sus trabajos, reducción de la cantidad de horas destinadas a la enseñanza, empleo en instituciones de gran prestigio y sueldos elevados.
En cambio, en los deportes de equipo hay dos clases de jugadores. Por una parte están aquellos a los que su papel desempeñado en el juego les asegura el reconocimiento y cuyos tantos son objeto de estadísticas detalladas. Así, en el caso del futbol o del hockey, los guardametas conocen muy bien la tasa de aciertos de los rematadores contrarios, cuyos tiros a gol están perfectamente contabilizados. Por la otra, y menos fácil de cuantificar, se halla la contribución de los demás miembros del equipo, la cual pasa inadvertida. En el futbol americano, no existe un indicador estadístico que mida el desempeño de cada uno de los jugadores ubicados en la línea de ataque; pero, hay por lo menos cinco indicadores que registran el rendimiento de los 11 miembros del equipo atacante. Sin ellos, ninguna escapada llegaría muy lejos y cualquier quarterback sería detenido antes de poder lanzar el balón.
El desarrollo de la ciencia se parece más a un deporte de equipo. Toda la comunidad científica tiene sus "vedettes" y es factible evaluar la importancia de los trabajos realizados por éstas. Ello no impide que el avance de la ciencia sea también producto de los esfuerzos, a menudo desconocidos, de investigadores cuya intervención puede compararse a la línea de ataque. Resultaría útil llegar a medir la eficiencia de los científicos consagrados al "cubrimiento"; es decir, al papel desempeñado por aquellos jugadores que en un partido de baloncesto o de futbol, posibilitan que un compañero de equipo consiga los tantos.
Tales "miembros del equipo" contribuyen a configurar los debates científicos. Ofrecen una aportación capital mediante investigaciones empíricas que pueden obligar a modificar o rechazar las tesis formuladas por otros. Con frecuencia, sus trabajos no son mencionados sino de pasada porque caen con rapidez en el "dominio público" de la ciencia; sin embargo, no se vuelven menos útiles debido a ello.
* Mattei Dogan y R. Pahre, Las nuevas ciencias sociales. La marginalidad creadora, op. cit. Política y Cultura, otoño 2014, núm. 42, pp. 211-227.
ANEXO 3
"Calderón segundo hit"*
Después de la reforma a la Ley del ISSSTE, el presidente Felipe Calderón parece dispuesto a arriesgarse con una jugada que, dicho en lenguaje beisbolero, le puede dar como resultado un buen doblete.
La iniciativa a la reforma fiscal que presentó al Congreso Agustín Carstens, secretario de Hacienda, parece ser la llave mágica que permitirá el consenso para la reforma electoral que dará oxígeno a las eficientes pero desgastadas instituciones democráticas.
Cuando nadie lo esperaba, el presidente le dio el banderazo a una iniciativa de reforma fiscal que sorprendió a todos por no ser más de lo mismo y plantear el primer paso para poner orden en la casa.
Rompiendo con la inercia del zedillismo y el foxismo, las inteligencias económicas del gobierno calderonista pusieron en la mesa un listado de medidas que tienen como objetivo acabar con los privilegios fiscales de los grandes empresarios, los sectores informales y los profesionales independientes que durante décadas vieron crecer sus ganancias y sus bienes sin retribuirle nada a la sociedad mexicana.
Además de proteger a todos los mexicanos que ganan menos de cinco salarios mínimos, le pone un filtro al crimen organizado que circula grandes volúmenes de dinero en efectivo y lo blanquea a través del sistema bancario.
Y por si esto fuera poco, define como su objetivo principal canalizar los recursos obtenidos por el incremento en la recaudación al combate a la pobreza y el fomento al desarrollo.
Esta es la iniciativa en materia fiscal del segundo gobierno emanando del derechista Partido Acción Nacional, por eso no deja de sorprender cómo desde distintas trincheras diversas voces y plumas tradicionalmente alineadas al libre mercado y los sectores empresariales han comenzado a criticarla y a verle defectos, cuando durante la campaña electoral pregonaron las virtudes de Calderón contra los supuestos o reales peligros que para México encarnaba Andrés Manuel López Obrador.
La moneda está en el aire, la palabra la tienen los diputados, pero no por ello deja de ser irónico que la primera reforma fiscal que pretende imponer equidad a la iniciativa privada haya surgido de un gobierno blanquiazul. Además, va a ser el lubricante que aceite la aprobación de la nueva reforma electoral.
* Néstor Ojeda, Milenio Diario, "Vuelta prohibida", junio de 2007 [www.milenio.com/firmas/nestor_ojeda/].