Anexo Metodológico

 

La desigualdad se aborda en este trabajo a través de definir como unidad de análisis al hogar particular (unidad doméstica residencial). Se parte de considerar que es en esta dimensión donde se resuelven y ajustan en primera instancia —con más o menos racionalidad y oportunidad— los presupuestos, esfuerzos y balances reproductivos de las familias en función de garantizar la reproducción del grupo.

El concepto de ingreso que se aplica corresponde al relevado EPH, el cual incluye ingresos monetarios mensuales corrientes de fuentes laborales (salarios, ingresos de cuentas propias y ganancias de patrón) y no laborales (intereses, rentas, jubilaciones, utilidades, becas, etc.), a la vez que no considera los ingresos no monetarios, las ganancias de capital devengadas y no realizadas, así como la renta imputable de la propia vivienda y otros bienes durables. Los ingresos computados representan valores netos sin considerar obligaciones fiscales.

De acuerdo con esto, la evaluación del nivel de desigualdad puede verse afectada por problemas de "subdeclaración" de ingresos en diferentes fuentes y estratos. En particular, no se dispone de información confiable sobre las ganancias de capital, el efecto fiscal impositivo, ni tampoco sobre la incidencia distributiva de los ingresos no monetarios, sobre todo de aquellos que tienen como fuente el gasto público. Por lo tanto, el análisis presenta un supuesto déficit en la estimación del nivel de desigualdad existente; sin embargo, cabe reconocer como poco significativa, o por lo menos como "desconocida", la incidencia de estos factores sobre los cambios y la evolución del ingreso. Al respecto, una evaluación adecuada de los ejercicios de imputación de la "subdeclaración" de ingresos de los hogares apoya este criterio.14 Por otra parte, con la finalidad de disminuir la pérdida de información y evitar los sesgos distributivos que sí sabemos que genera la no respuesta de ingresos personales (de magnitud y efecto no constantes durante el periodo estudiado), se estimaron los ingresos individuales faltantes por tipo de fuente, agregándose tales estimaciones a los ingresos familiares declarados (Salvia y Donza, 1999c).

Con el objetivo de evaluar adecuadamente los factores asociados a los cambios en la evolución del ingreso, se ajustaron los ingresos totales de los hogares a valores constantes —a pesos de octubre de 2000— utilizando el índice de precios al consumidor (INDEC). Asimismo, en función de adecuar el análisis de la distribución del ingreso por consumidor, se ajustaron los mismos según la estructura demográfica del hogar, dividiendo el total del ingreso familiar real por la suma de adultos equivalentes15 de la familia siguiendo la metodología propuesta por el CEPA (1993a).

El análisis de la estructura social se hizo a través de considerar quintiles con igual número de hogares ordenados según los ingresos ajustados por equivalente adulto. Cabe agregar que no se siguió la práctica habitual de eliminar del análisis a las familias en las cuales todos sus integrantes no perciben ingresos, ni tampoco el considerar como perceptores con ingreso cero a los activos desocupados. Se tomaron tales decisiones debido a que la presencia en la estructura social de hogares sin ingresos (ni perceptores reales) constituye un aspecto intrínseco de la desigualdad, a la vez que una realidad empírica de representación más directa.

De esta manera, una vez eliminados los efectos sesgo por no respuesta, variación de precios y necesidades de consumo, es factible analizar la evolución del bienestar y la distribución del ingreso al interior de la estructura social. Para ello, en primer lugar, habremos de considerar los siguientes componentes del bienestar por quintil de hogares: a) ingreso real medio familiar; b) cantidad de consumidores por hogar —tamaño medido en equivalente adulto—; c) cantidad de perceptores por hogar; d) ingreso medio por perceptor, y e) la brecha entre la concentración de ingresos por hogar entre quintiles.

Finalmente, presentamos los resultados de ejercicio de simulación y descomposición de factores (cantidad de perceptores, cantidad de consumidores por hogar, ingresos por perceptor) con el objetivo de evaluar el papel de cada uno de ellos en la evolución de la desigualdad en la distribución del ingreso por equivalente adulto a lo largo de la serie 1990-2000, tomando como línea de base las medición de 1990. Para tal fin se adaptó la metodología de descomposición del ingreso aplicada por F. Cortés (1995: 107-108) a un estudio similar sobre México.

En nuestro caso, sea:

YEA q,t = YEA q,t- YEAq,0

la variación en el ingreso per cápita (por equivalente adulto) del quintil q en el lapso transcurrido entre los tiempos 0 y t. El ingreso YEA q,t per cápita del quintil genérico q en el tiempo t cualquiera, se puede escribir de la siguiente manera:

YEA q,t = (Y q,t /P q,t ) (P q,t /H q,t ) (H q,t /EA q,t )

Si el ingreso por perceptor Yq,. /Pq,., el número de percepetores por hogar Pq, / Hq,. y el número de hogares por equivalente adulto Hq, / EAq,., variaron entre el tiempo 0 y a tasas r, p, h, respectivamente, entonces la ecuación simplificada y desarrollada se puede reescribir de la siguiente manera:

YEA q,tt = YEA q,0 [r + p + h + rp + re + ph + rph]

En el caso particular en que sólo varía el ingreso manteniéndose constante el número de perceptores y de consumidores por hogar, se tiene que:

YEA q,t=YEA q,0 + r YEA q,0 = YEA Simulado q,t

Notas

14 Una primera comparación de los estudios que han hecho el ejercicio de imputación de ingresos vía información de Cuentas Nacionales —siguiendo incluso diferentes metodologías—, muestra la poca utilidad de considerar el supuesto de "subdeclaración", en tanto que: a) resulta imposible determinar un criterio de validez a los ingresos imputados —variable según el tipo de metodología—; b) afecta las comparaciones en el tiempo dado los cambios de medición operados sobre las Cuentas Nacionales durante el periodo, y, finalmente, c) impone la necesidad de agregar un conjunto de supuestos ad hoc —con costo sobre la parsimonia de los modelos— sobre el comportamiento de otras unidades de análisis y de medida diferentes a las que utilizan las Encuesta de Hogares del INDEC.

15 El equivalente adulto es un coeficiente que representa la cantidad de personas que forman el hogar de acuerdo con su edad y sexo en términos de sus diferentes requerimientos nutricionales de consumo. Este coeficiente toma como valor uno (1), equivalente a la necesidad nutricional de un adulto varón de 30 a 59 años. El número de componentes de cada hogar es ajustado a este valor. Para mayor información véase CEPA (1993a).