LA EDICIÓN DEL DOCUMENTO: Discurso físico sobre la formación de las auroras boreales de José Francisco Dimas Rangel

Un fenómeno insólito acontecido en la ciudad de México, en 1789 #151;una aurora boreal#151;, fue la causa de una encendida discusión entre los hombres de ciencia de la época, quienes intercambiaron opiniones en los medios más reconocidos de entonces, la Gaceta de Literatura y la Gaceta de México. Sin embargo, entre los textos que abordaban el fenómeno tenemos el discurso de Dimas Rangel, el cual no se incluyó en ninguna de estas publicaciones y que, muy probablemente, fuera impreso como pliego suelto. Por este motivo, el Discurso físico... ha sido poco estudiado hasta ahora; si bien ha sido citado en diversa ocasiones, al no encontrarlo fácilmente se ha desconocido la dimensión que tuvo en la discusión sostenida por León y Gama, Alzate y Dimas Rangel, en cuanto al fenómeno de las auroras boreales.

Habría que señalar que este texto no tenía la intención de polemizar con los autores ya mencionados, como podrá ver el lector en las páginas siguientes, sino que fue a causa de este escrito que los otros científicos externaron sus opiniones divergentes. Parte de la importancia del texto es ser el iniciador de la polémica. De igual modo, me parece importante resaltar el hecho, apreciado en el Discurso, de que a pesar de las distancias y las dificultosas comunicaciones, estos hombre estuvieran enterados de los avances de la ciencia en el mundo a muy pocos años de realizados algunos experimentos, y que conocieran y leyeran los más novedosos textos escritos por los mejores científicos europeos.

La presente edición tiene como objetivo ofrecer un texto comprensible, que al mismo tiempo respete, en la medida de lo posible, al original. El análisis del texto y sus implicaciones en la historia de la ciencia y de la filosofía de la ciencia es materia ya tratada por nuestro colega, el Dr. Juan Manuel Espinosa, a quien agradezco la confianza brindada para la edición del texto. A mí sólo me resta exponer algunas características de esta edición. Sobre el Discurso físico sobre la formación de las aurora boreales.

Como ya lo había señalado, el Discurso fue probablemente impreso en un pliego suelto, realizado en la oficina de los herederos de José de Jauregui, en 1789. Aunque se ha discutido la fecha, el impreso debió salir antes del 22 de diciembre, ya que el autor señala no haber esperado la segunda parte de la obra publicada por León y Gama [pág. 1]. De haber habido una reimpresión, ésta habría sido realizada en los primeros días o meses de 1790.

El ejemplar que hemos empleado es una copia microfilmada en 1941 de un original encontrado en la Biblioteca Pública de Santiago de Chile, en la colección Medina. La Biblioteca John Carter Brown tiene esta copia, al igual que la Biblioteca del Congreso de Washington. Hasta el momento no hemos encontrado algún ejemplar del documento de 1790, aunque la Biblioteca Bancroft señala en su catálogo esta fecha.

 

Descripción

Siete páginas de 20 por 15 cm. Copia microfilmada en positivo. Incipit: Discurso físico / sobre la formación... Explicit: nueva electrización. Reclamos a pie de página. Número de paginación en romanos, parte central superior. Sello de la Biblioteca de Santiago de Chile en la página III. Daños en la copia en la parte superior derecha. Pie de imprenta: Con las licencias necesarias: Impreso en México en la oficina de los herederos del Lic. D. Joseph de Jauregui. Calle de San Bernardo. Año de 1789. Se desconoce con que otras obras estaba encuadernado.

 

Nota sobre la presente edición

Los criterios seguidos para nuestra edición de la Aurora boreal son, básicamente, los señalados en los Nuevos lineamientos para la edición de textos de la Biblioteca novohispana de El Colegio de México, de Luis Astey y Beatriz Mariscal, ya que consideramos que éstos son los que más se ajustan a las necesidades de los textos novohispanos, como en el presente caso, porque con ellos se intenta fundamentalmente presentar un texto confiable, respetando las características del original, tanto en forma como en contenido, pero subsanado algunos errores o alteraciones del material conservado. Por lo tanto, las características de la presente edición crítica singular son las siguientes: A) Respetamos la ortografía del documento original, sólo se han corregido aquellas palabras que podrían ocasionar confusión en su lectura, anotando pie de página la lección del impreso. De ninguna manera se han corregido las formas fonéticas que ofrece el original; B) Hemos ajustado el uso de los acentos según la norma actual, pero respetado las palabras con alguna particularidad, como el uso de diéresis; se ha omitido el acento en palabras monosilábicas, tan común en la época; C) En lo referente a los signos de puntuación hemos optado por aligerar el texto; por esta razón eliminamos algunas comas, sobre todo aquella que precedían a la conjunción y; igualmente omitimos el punto después de numeral; más allá de esto, dejamos los signos de puntuación (punto, punto y coma, dos puntos) de la forma que encuentran en el texto original; D) Las abreviaturas se han resuelto tácitamente en el texto, ya que sólo hemos detectado tres abreviaturas: D. Don, &c. etcetera, Lic. licenciado; E) La anotación consta de notas críticas a pie de página y notas generales que se encuentran a final de página.

 

Abreviaturas

W: José Francisco Dimas Rangel, Discurso físico sobre la formación de las aurora boreales, por los herederos de José de Jauregui, México, 1779 [Microfilm de la Biblioteca del Congreso de Washington].

 

DOCUMENTO
[PÁG. I]

 

DISCURSO FÍSICO
SOBRE LA FORMACIÓN
DE LAS AURORAS BOREALES

 

Por Don Joseph Francisco Dimas Rangel
Reloxero en esta Corte.

 

Con motivo de la Aurora Boreal que observamos a 14 de noviembre del presente año de '89, me puse a registrar algunos libros que tratan de esta materia, pues aunque ya había leído algo, como era cosa que no esperaba ver en este clima jamás fixé la atención; después reflexionando sobre las diferentes opiniones de los autores en quanto al origen y formación de este meteoro,I se me previno la idea de escribir un papel a este asunto y habiendo comenzado mi obra salió la primera noticia a 19 del mismo mes en la Gazeta de Literatura número 6,II pero viendo que a su autor le fue preciso el ceñirse a su observación y no se me frustraba el intento la concluí al tiempo que salió la segunda noticia a 1 de diciembre, la qual quedó pendiente en la Gazeta de México número 44 y quise aguardar a que se concluyera para girar en quanto pudiera por distinto rumbo;III mas viendo que de la mayor dilación se sigue el que salga extemporáneo mi discurso resolví darlo a la prensa, no siendo mi fin el competir ni mucho menos al nombrar a los sugetos instruidos, sino entretener un rato a los aficionados con las débiles producciones de mis cortos alcances. [Pág. II] En donde se forma este meteoro con más freqüencia es en el polo Septentrional o cerca de él. Los habitantes de aquella región lo observan en figura de un círculo parecido a su Orizonte o perpendicularmente sobre sus cabezas; los que están en lugares algo distantes del Polo no ven cabal el círculo; los más retirados descubren la mitad y lo restante se los oculta el Orizonte por lo esférico de la tierra y otros sólo perciben un segmento más o menos grande o nada, según la menor o mayor distancia del polo a los lugares donde se le observa, o la más o menos altura perpendicular a que se ha elevado la tal Aurora, respecto° de la superficie de la tierra. De aquí resulta lo que dice el célebre Mairan:IV que hasta su tiempo no se había visto Aurora Boreal en lugar alguno cuya latitud no excediese de 35 grados; y lo que refiere Maupertius en la Historia de su viage a Laponia:V que las noches allí se equivocaban con el día a causa de las Auroras Boreales, que por la hermosa variedad de sus luminosos colores parecían fuegos de artificio y la continuación en verlas no sólo ha disipado los temores de sus observadores, sino que les sirve de diversión y aun de gran consuelo en los meses de obscuridad que se experimentan en aquellos países por la ausencia del sol en invierno.

Este círculo luminoso bajo de cuya figura se presentan las Auroras Boreales unas veces se ve de color rojo más encendido por el centro y más opaco y transparente en degradación hacia* la circunferencia; otras veces se han advertido ráfagas de luz, resplandores, llamas, columnas de fuego, torbellinos de humo, lanzas, dardos, alfangesVI y botones de fuego como disparados de uno y otro lado en forma de combate; suele registrarse una como corona sobre su parte más alta; y también se ha visto alrededor uno, dos y tres arcos concéntricos de varios colores, cada uno a semejanza del Iris.

Las diferentes representaciones de estos meteoros apenas fueron conocidas por los filósofos antiguos, como efectos de causas naturales, atribuyéndolas a prodigios del cielo o amagos [pág. III] de su cólera. Los paganos imaginaban batallas entre sus * deidades. Los astrólogos judiciarios los tenían por presagios funestos que pronosticaban guerras, ruinas, pestes y calamidades. Los poetas e historiadores, fingiendo y abultando* artificiosamente, les daban significaciones adaptadas a los* particulares de su entusiasmo.

Sin embargo, del crecido número de Auroras Boreales que refieren los autores haberse visto en la Europa, hasta el año de 1716 no comenzaron a examinarse con cuidado: pero las observaciones hasta el día practicadas no han sido bastantes a descubrir el verdadero origen o causa de este meteoro ni la altura perpendicular en que se forma, pues en quanto a ésta EulerVII eleva las Auroras a más de mil leguas de la superficie de la tierra; Mairan a quinientas; PaulianVIII a más de docientas y sesenta; el abate Para y Berger prueban con sólidos fundamentos no exceder dicha elevación de 12 a 16 leguas.

En quanto a su formación algunos han discurrido que éste no es un meteoro hipostáticoIX y real, sino enfático o aparente, que resulta de la reflexión y refracción que sufre la luz del sol y de la luna en las partículas de hielo o nieve de que está impregnada la atmósfera hacia* el norte (del mismo modo que el arco iris, pareliasX o coronas solares y lunares) pero bastan a desvanecer esta opinión las llamas y humo que se observan, y demuestran con evidencia que hay una inflamación intrínseca de las materias.

Otros han juzgado que la Aurora se forma de aquellas mismas exhalaciones nitrosas, sulfureas y vituminosas de que se componen los rayos, relámpagos y truenos. Si así fuera, se vería la misma altura en que se ven dichos meteoros y se formaría en qualquier clima, zona o región, sin limitarse las septentrionales.

Uno de los sistemas más ingeniosos ha sido, sin duda, el de Mairán. Éste lo funda en la luz zodiacal o atmósfera solar, que según sus observaciones y las de CasiniXI se extiende* 30 millones de leguas en contorno del sol y suele distar 60000 leguas de la tierra. Esta atmósfera solar, dice estar compuesta de innumerables conos luminosos, cuya basa es el sol y pasando la tierra (principalmente quando es periëliaXII) por en frente de alguno de dichos conos, por la tracción planetaria, arrebata la atmósfera [pág. IV] terrestre al vértice de aquel cono y arrojándolo hacia los polos en virtud de la fuerza centrífuga, allí mezcladas ambas materias de su fermentación e incendio resulta la Aurora Boreal.

Este sistema en concepto del abate Para, más brillante que sólido, se apoya principalmente en la inmensa altura de centenares de leguas, en que se suponen las Auroras Boreales; pero aún no se ha demostrado que exceda los límites de nuestra atmósfera, que según las observaciones apenas llega a 16 leguas; se supone también que la solar está formada en conos luminosos cuya base es el sol: lo qual es contrario a las reglas de óptica, pues todo cuerpo luminoso despide los conos de luz por rayos divergentes, cuyos vértice es el cuerpo luminoso, y sus bases son mayores mientras más distantes de su origen.

El citado abate Para aprueba el dictamen del sabio Mussembroek,XIII que atribuye el origen de las Auroras Boreales a una especie de exhalaciones fosfóricas, en todo diferentes de las de los rayos y demás meteoros ígneos, por contener éstas más de luz que de fuego y ser, por consiguiente, más ligeras; y que la causa de formarse con más freqüencia en las regiones septentrionales es por abundar éstas de materia productiva de semejante exhalaciones, como hay lugares más fecundos en producirlas de los rayos; pero no dice dicho autor de qué materia se componen o cómo se producen dichas exhalaciones fosfórica.

Supuesto que hasta la presente no hay nada de cierto sobre la materia de que se componen esta especie de meteoros y todo ha sido conjeturas, creo que no se me tendrá por temerario en exponerla mía, como una de tantas. Es cosa bien sabida de los físicos modernos que entre la substancias aériformesXIV conocidas no hay otra de menos gravedad especifica que el gaz inflamable. Se da este nombre a una especie de ayre muy subtil que resulta en cantidad considerable de la mezcla de ácido vitriólico o el marino con las limaduras del fierro, estaño, el zinc, del espíritu de vino rectificado, del éter vitriólico, del espíritu de trementina y de otros muchos simples y compuestos por medio de varias operaciones químicas. Muchas substancias animales destiladas al fuego libre producen mucho de este ayre y es hondamente inflamable. De la misma especie (dice Sigaud de la Fond) se desprende naturalmente de las entrañas de la tierra en distintos parages de nuestro globo.

[pág. V] Entre los distintos gazes que se han reconocido* de los más ligeros es el que resulta de la siguiente composición: seis onzas de ácido vitriólico bien concentrado mezcladas con diez y ocho onzas de agua destilada y quatro onzas de limadura de fierro o acero, que no tengan moho, recogida con el imán y cernida por tamiz; pasados aquellos primeros efectos de efervescencia se percibe un fuerte olor semejante al del ajo, entonces se aplica la vasija adecuada al aparato pucumatoquímico, que describe Maquer, y se puede coger en sus recipientes un pie cúbico de parís de este gaz. Todavía es mucho más ligero el que se extrae en el mismo método de 6 onzas de limadura de zinc, 6 onzas de ácido marino muy concentrado y 6 onzas de agua destilada, cuya gravedad específica ha regulado Mr. Faujás de Saint Fond, en razón de 5 a 53, respecto* al ayre que nos circunda.

Para la inflamación de este gaz se requiere la concurrencia o contacto del ayre atmosférico; pero quanto más mezclado está con éste último, mayor es la violencia y detonación al incendiarse: de suerte que encerrando una porción de gaz bien puro y de ninguna manera combinado con el ayre atmosférico en una botella de cuello algo estrecho y aplicándole la llama de una vela comienza a arder muy lentamente y se ve en la botella una llama verdosa que se mantiene hasta la consunción total del gaz, en cuyo intermedio a penas se siente calor en la botella; y es de notar que la detonación no sólo varía por razón de la quantidad sino también de la qualidad del ayre que se le agrega.

Establecidos estos principios, bien podremos juzgar que las exálaciones fosfóricas a qué atribuye el abate Para la formación de las Auroras Boreales, no son otra cosa que el gaz inflamable. Que el gaz sea capaz de elevarse hasta la altura de diez y seis leguas, y más, se evidencia con la siguiente experiencia: la máquina aereostáctica de Montgolfier,XV en que fueron elevados en Francia el marqués de Atlandes y Mr. Pilatre de Rozier el día 21 de noviembre de 1783; pesaba con toda su carga de 16 a 17 quintales y llegó a subir a lo menos a la altura de tres mil pies franceses, según Faujás de Saint Fond, que hacen como un quarto de legua española, no conteniendo dentro un verdadero gaz, sino un ayre atmosférico enrarecido por el calor de las materias que se quemaban en su brasero, cuya gravedad específica se graduaba como de 4 a 9, respecto del ayre exterior [pág. VI] pues si hubiera esta máquina contenido un gaz mucho más raro, como es el del fierro, y aún más el del zinc, que como diximos es su gravedad específica en razón de 5 a 53 con el ayre atmosférico ¿quanta mayor hubiera sido su elevación? O sea el peso que tenía de llevar consigo dicho gaz, en lugar de que siete quintales hubiera sido cero, pues concurriendo ambas circunstancias imagínese quanto más pudiera haberse elevado A más de esto, como el asunto de gazes es reciente y hay mucho que investigar en él, nadie negará que la tierra naturalmente pueda producirlos mucho más ligeros y puros que los que se extraen por artificio y aun el arte mismo por medios que todavía se ignoran.

Una vez celebrado este gaz hasta la altura en que llega a equilibrarse con el ayre de aquella parte superior de la atmósfera es verosímil que al tiempo de incendiarse no se halle todo tan exactamente mezclado en todas sus partes con el ayre atmosférico que lo circunda, que deje de haber en él unas porciones más cargadas de gaz y otras de dicho ayre en distintas cantidades de donde resulta la mayor tranquilidad en la inflamación de las unas y la mayor rapidez de las otras, que es lo que motiva la diversidad de fenómenos que se notan como llamas, resplandores, globos de fuego, etcétera, al modo que vemos en los fuegos artificiales los varios efectos que causan tanto en los colores como en la duración y estrépito las distintas dosis de azufre, nitro y demás que se emplean en su construcción, y las más o menos libertad de dichas materias para comunicarse en su inflamación con el ayre circunvecino.

En quanto a formarse estas Auroras en las regiones boreales, digo que habiendo en ellas volcanes, como aseguran muchos autores, hay por consiguiente azufre y este abunda de ácido vitriólico. El conde Bufón y otros afirman la existencia de minas de fierro y de imán en dichas regiones y, en particular, en la Laponia; pues si se dan minas de imán o fierro y ácido vitriólico es muy regular que se forme allí este gaz o, aunque se produzca en otras partes, vaya a parar en aquellas en virtud de la atracción magnética por ser su materia ferrea.

Monsieur de Lande atribuye, en lo total, la formación de este meteoro a la electricidad, y pareciéndome que no falta otra cosa que explicar en un sistema, sino el modo como [pág. VII] se enciende este gaz, digo que en esto sólo influye la electricidad, pues los distintos efectos que obra ésta suponen materia, la disposición y qualidad, y así como al encontrar en las partes inferiores de la atmósfera exâlaciones de nitro y azufres, a propósito forma de ellas relámpagos y rayos, así también concurriendo en las partes superiores con el gaz inflamable en quien concurren qualidades y disposición que hemos dicho, forma de él la referida Aurora Boreal.

Para confirmación de lo dicho, hágase un tubo de vidrio de dos tercias partes o media vara, purgado de ayre lo más que se pueda y cerrado herméticamente de modo que el poco ayre que resta dentro casi esté tan raro como el gaz. Si se toma con una mano este tubo por una de sus extremidades y por la otra se aplica al conductor de la máquina eléctrica al punto se ve iluminarse lo interior de este tubo por toda su longitud; quando se conoce que la luz se va debilitando, sólo con frotar el tubo con la otra mano o tomarlo con ella por la otra extremidad se reanima la luz, centelléa de tiempo en tiempo y dispara rayos de luz de un lado a otro, o en fin hacer efectos semejantes a los Aurora Boreal; y suelen durar hasta veinte y quatro horas, sin necesitarse de nueva electrización.

 

Con las licencias necesarias.
Impreso en México en la oficina de los Herederos del Licenciado
Don Joseph de Jauregui. Calle de San Bernardo.
Año de 1789.

 

NOTAS

° respecto: respeto W
* hacia: acia W
* hacia: acia W
* extiende: estiende W
* respecto: respeto W

I Meteoro: cualquier fenómeno que tiene lugar en la atmósfera.

II José Antonio de Alzate, "Noticia del meteoro (Aurora Boreal) observado en esta Ciudad en la noche del día 14 del corriente", Gaceta de Literatura, vol. 1, núm. 6, 19 de noviembre de 1789.

III Anónimo [Antonio de León y Gama], "Discurso sobre la luz septentrional que se vio en esta Ciudad el día 14 de noviembre de 1789 entre las 8 y 9 de la noche", Gaceta de México, vol III, núm. 44-45, 1 y 22 de diciembre de 1789.

IV Juan Jacobo Mairan: nació en 1678 y murió en 1771. Físico y astrónomo, fue premiado los 24 años por la Academia de Burdeos por sus escritos Sur la cause de la lumière des phosphores et des noctiluques. Perteneció a la Academia francesa y a la Academia de Ciencias de París; pensaban que la física de Descartes era superior a la de Newton.

V Pedro Luis Moreau de Maupertius: físico y filósofo francés. Nació en 1698 y murió en 1759. Fue miembro de la Academia de Ciencias de París; compuso los estudios sobre Las leyes de la atracción y La figura de los astros, sosteniendo largas polémicas con los partidarios de la mecánica cartesiana y abogando por la doctrina de Newton. El gobierno envió una expedición a Laponia para la medición de grados y él fue el encargado de dirigir la expedición, acompañado, entre otros, por el físico sueco Celcius. Llegaron a Torneo (Suecia) en 1736, resultando que el grado era de 340 toesas más largo que en la latitud de París. Gracias a estos trabajos y a la expedición a Perú (anterior) quedó establecido el achatamiento de la tierra y triunfantes la teoría de Newton. Publicó los resultados obtenidos en una obra La figure de la terre determinée por las observations de Maupertius.., au cercle polaire (París 1738) A este obra obra se refiere Dimas Rangel.

VI Alfanje: especie de sable corto y curvo.

VII Leonhard Euler (1707-1783): matemático suizo, iniciador de la geometría analítica de tres dimensiones, escribió varia obras, entre las principales están: Introductio in análisis infinitorum, Institutiones calculi differentialis, Institutiones calculii integralis. También se interesó por cuestiones de mecánica, óptica y astronomía, como señala Dimas.

VIII Amado Enrique Paulian: físico francés de la compañía de Jesús nació en 1722 murió en 1801, entre sus obras destacan: Conjectures nouvelles sur les causes physiques des phénomenes électrique (1761), Dictionarie de Physique (1761), Traité de Paix entre Descartes et Newton (1763).

IX Hipostático: relativo a la hipóstasis, (del griego hipo: bajo y hyfistemi: subsistir) sustancia, ser, propiedad de cada cosa).

X Parelia: Parhelio, halo luminosos que se observa en ocasiones en torno al sol.

XI Jaime Cassini. Nació en 1677 y murió en 1756. Fue hijo del ilustre astrónomo Domingo Cassini y ambos amigos de Newton. Se dedicó a estudios astronómicos y físicos; fue director del observatorio París. Escribió tratados sobre la electricidad, el barómetro, etcétera.

XII Perihelio: distancia mínima entre la tierra y el sol.

XIII Pedro de Musschembrock. Perteneció las Academias de Ciencias de Londres, Berlín, París y otras; fue uno de los químicos más célebres de su época contribuyendo poderosamente la introducción de la teoría de Newton. Fue el primero en indicar las leyes de la refracción de la luz.

XIV Aeriformes: parecido al aire.

XV Montgolfier, apellido de los hermanos Joseph-Michel (1740-1810) y Jacques-Étinne (1745-1799) . Destacaron en el campo de la navegación aérea. En 1782 construyeron el primer globo aerostático del que se tiene noticia. En 1783, con ocasión de la asamblea de estados particulares del Vivarais en Annonay, consiguieron elevar un globo de 12m de diámetro construido con papel y tela de embalar. La Academia de Ciencia se París se interesó por el asunto y financió las sucesivas tentativas de los hermanos. A partir de entonces sus experiencias se multiplicaron y el propio Joseph efectuó una ascensión con Pilâtre de Rozier en 1784. [Salvat multimedia, 1999] A esta última experiencia se refiere Dimas Rangel.