INTRODUCCIÓN
Durante la etapa universitaria, los estudiantes de medicina están sometidos a una alta exigencia académica y un entorno altamente competitivo1. Además de las exposiciones orales, una de las principales fuentes de adquisición de conocimientos es la lectura. Con el fin de estar a la altura de la circunstancia o para mantenerse en competencia, estos optan por pasar la mayor parte del tiempo adquiriendo información a través de esta.
La lectura es definida como el acto de comprender, interpretar o reflexionar el significado de algo escrito con el objetivo del desarrollo intelectual y de habilidades comunicativas; teniendo un impacto en la participación en la sociedad2,3. Con la constante práctica de manera repetida, esta lectura llega a convertirse en un hábito. Este último es entendido como un patrón de conducta expresado en situaciones específicas de manera mecánica en la que el individuo no requiere pensar ni decidir sobre la forma de actuar. La misma que perdurará a lo largo de su vida profesional como herramienta de la formación continua4.
Para el desarrollo de un hábito lector influyen distintos elementos como los intereses y preferencias personales, aunque la principal motivación será la académica, la lectura también genera placer y diversión5. De esta manera, los universitarios adoptan esta costumbre en su mayor parte por necesidades de estudio más que como un medio de esparcimiento6. Otros elementos que intervienen son el sexo, grado de instrucción y el ámbito de estudio. De acuerdo a un estudio español, el sexo femenino lee más libros y por más horas a comparación de los varones; y las facultades de humanidades y estudiantes de posgrado dedican más tiempo a la lectura7.
Por otro lado, el nivel económico, sociocultural, el ambiente familiar y la situación laboral intervienen tempranamente en la formación de hábitos de lectura de forma positiva o negativa8. Un claro ejemplo es una familia de bajos recursos que no tiene la capacidad de adquirir libros ni contratar un paquete de internet frente a una que tiene todas las facilidades para adquirir estos servicios. Durante el desarrollo temprano de cada individuo, los padres juegan un papel crucial al servir de ejemplo en los hijos. Por lo que será vista como entretenimiento familiar y no como una obligación dada por el ámbito académico8,9.
En este sentido, es importante determinar estos factores que actúan de manera positiva o negativa en el desarrollo de hábitos de lectura, ya que, al intervenir en ellos, se podrían mejorar estos hábitos. Al optimizarlos, se espera que el estudiante adquiera capacidades de lectura crítica con el fin de valorar la calidad de la evidencia y generar sus propios argumentos10. La cual le ayudará en la toma de decisiones en la práctica clínica venidera11.
Así como se mencionó, para una óptima lectura es indispensable tener buena disposición, actitud mental correcta y un adecuado hábito. Su ausencia tendrá efectos en el rendimiento del estudiante y a la mala toma de decisiones clínicas6. El conocimiento de los factores asociados a un incorrecto hábito de lectura permitirá implementar intervenciones dirigidas que posibiliten corregir y potenciar el hábito de lectura que presenten los estudiantes. Al ser el pregrado una etapa de formación, el desarrollo de un correcto hábito de manera temprana tendrá un impacto muy beneficioso en el futuro.
OBJETIVO
Por lo mencionado, se planteó el desarrollo del presente estudio con el objetivo de determinar los factores asociados a los hábitos de lectura en los estudiantes de medicina de la Universidad Peruana Los Andes.
MÉTODO
Se realizó un estudio observacional, analítico y transversal en estudiantes de la Facultad de Medicina de la Universidad Peruana Los Andes (Huancayo, Perú). La población estuvo constituida por 693 estudiantes del primer al quinto año. El tamaño de muestra se obtuvo mediante el programa STATA 15.0, se consideró un valor alfa de 0.05, nivel de confianza del 95%, potencia del 90%, proporciones (20% y 40%), relación de proporciones de 2, obteniéndose una muestra mínima de 246 individuos. Se realizó un muestreo no probabilístico por conveniencia. Se incluyó a todo estudiante matriculado en el semestre 2021-I y que se encontrara entre el primer y quinto año de estudios. Se excluyeron a aquellos que presentaban alguna discapacidad visual-auditiva, no dieron el consentimiento informado y presentaran datos incompletos en la base de datos.
La recolección de los datos se realizó a través de una encuesta autoaplicada conformada por 2 partes: la primera incluyó preguntas relacionadas a características sociodemográficas y académicas de los estudiantes. La segunda fue la Encuesta de evaluación de hábito lector formada por 17 ítems tipo Likert, la cual fue diseñada por Martínez et al.10, validada a través de juicio de expertos con el método de agregados individuales y una confiabilidad por medio del alfa de Cronbach de 0.83. Los puntajes varían de un mínimo de 0 a un máximo de 68, que además se clasificaron en 2 categorías:
1.Mal hábito de lectura (MHL): estudiantes cuyos resultados fueron iguales o menores a 34 puntos.
2.Buen hábito de lectura (BHL): estudiantes cuyos resultados fueron iguales o superiores a 35 puntos.
La estrategia de difusión consistió en dos etapas: la primera, difusión del enlace de Google Forms a través de correos electrónicos institucionales; y la segunda, a través de grupos de WhatsApp de cada año de estudios, previa conversación con el delegado correspondiente.
Los datos de las encuestas se obtuvieron en una plantilla electrónica de Google Sheet y exportados al formato Microsoft Office Excel 2017. Inicialmente se realizó un análisis descriptivo con el fin de evaluar las características generales de la población de estudio. Los datos categóricos se presentaron en forma de frecuencias absolutas y porcentajes, y los datos numéricos descritos como mediana y rango intercuartílico (RIQ), evaluando previamente su distribución normal. Para el análisis bivariado se utilizó la prueba estadística de Chi cuadrado y t de Student. Se manejó como variable dependiente al hábito lector. Las variables independientes fueron: edad, sexo, año de estudios, religión, tipo de familia, tipo de colegio, problemas de visión, lugar propio de lectura, condiciones del lugar de lectura, principal motivo de lectura y formato de lectura. Por medio de modelos lineales generalizados (GLM) de la familia Poisson con varianza robusta, se calculó la razón de prevalencia cruda (RPc) y ajustada (RPa) acompañadas de sus intervalos de confianza al 95% (IC 95%). Se ajustó a la totalidad de variables independientes. Se denominó asociación estadísticamente significativa a los intervalos de confianza que no contenían a la unidad y a un valor de p<0.05. El análisis se realizó en el programa estadístico STATA 15.0.
CONSIDERACIONES ÉTICAS
Durante el desarrollo de este estudio no se puso en riesgo alguno a los participantes, asimismo se cumplió con los principios éticos de la Declaración de Helsinki para la investigación en seres humanos. Para la aplicación de la encuesta se presentó un consentimiento informado, la participación de los estudiantes fue voluntaria y anónima.
RESULTADOS
La muestra estuvo constituida por 248 estudiantes de medicina con una mediana de edad de 20 (RIC: 18-22); el 69.8% era del sexo femenino; 40.3% era del primer año y el 60.9% había estudiado en un colegio estatal. En relación al tipo de familia, el tipo biparental (64.9%) fue el más frecuente, y el monoparental solo padre (1.6%) el menos frecuente. El principal motivo de lectura fue el académico (65.7%), y en formato de lectura físico (55.2 %) (tabla 1).
Variable | N (%) |
---|---|
Edad | 20 (18-22)* |
Sexo | |
Femenino | 173 (69.8%) |
Masculino | 75 (30.2%) |
Año de estudios | |
Primer año | 100 (40.3%) |
Segundo año | 24 (9.7%) |
Tercer año | 22 (8.9%) |
Cuarto año | 61 (24.6%) |
Quinto año | 41 (16.5%) |
Religión | |
Sí | 217 (87.5%) |
No | 31 (12.5%) |
Tipo de familia | |
Biparental | 161 (64.9%) |
Monoparental solo padre | 4 (1.6%) |
Monoparental solo madre | 61 (24.6%) |
Otro familiar | 9 (3.6%) |
Solo | 13 (5.2%) |
Colegio | |
Privado | 151 (60.9%) |
Estatal | 97 (39.1%) |
Problemas de visión | |
Sí | 152 (61.3%) |
No | 96 (38.7%) |
Lugar propio de lectura | |
Sí | 100 (40.3%) |
No | 148 (59.7%) |
Condiciones adecuadas del lugar de lectura (buena iluminación, silencioso) | |
Sí | 206 (83.1%) |
No | 42 (16.9%) |
Principal motivo de lectura | |
Académico | 163 (65.7%) |
Placer | 85 (34.3%) |
Formato de lectura | |
Físico (en papel) | 137 (55.2%) |
Electrónico | 111 (44.8%) |
Hábito de lectura | |
Buen hábito de lectura | 172 (69.3%) |
Mal hábito de lectura | 76 (30.7%) |
* Mediana (Rango intercuartílico).
El BHL fue el tipo más frecuente en un 69.3% de los estudiantes, el sexo con mejor hábito de lectura fue el femenino con un 74.4%, que además tuvo una asociación estadísticamente significativa (p = 0.016). Aquellos que profesaban una religión tuvieron un BHL (p = 0.145). El principal motivo de lectura académico tuvo una asociación significativa con el BHL (p < 0.001) (tabla 2).
Mal hábito de lectura (n=76) | Buen hábito de lectura (n=172) | Valor p | |
---|---|---|---|
Edad (mediana, RIQ) | 20 (18-22) | 20 (18-22) | 0.993* |
Sexo | |||
Femenino | 44 (58.7%) | 128 (74.4%) | 0.016† |
Masculino | 31 (41.3%) | 44 (25.6%) | |
Año de estudios | |||
Primer año | 30 (39.5%) | 70 (40.7%) | 0.545* |
Segundo año | 7 (9.2%) | 17 (9.9%) | |
Tercer año | 10 (13.2%) | 12 (7.0%) | |
Cuarto año | 19 (25.0%) | 42 (24.4%) | |
Quinto año | 10 (13.2%) | 31 (18.0%) | |
Religión | |||
Sí | 63 (82.9%) | 154 (89.5%) | 0.145* |
No | 13 (17.1%) | 18 (10.5%) | |
Tipo de familia | |||
Biparental | 45 (59.2%) | 116 (67.4%) | 0.296* |
Monoparental solo padre | 2 (2.6%) | 2 (1.2%) | |
Monoparental solo madre | 23 (30.3%) | 38 (22.1%) | |
Otro familiar | 4 (5.3%) | 5 (2.9%) | |
Solo | 2 (2.6%) | 11 (6.4%) | |
Colegio | |||
Privado | 52 (68.4%) | 99 (57.6%) | 0.106* |
Estatal | 24 (31.6%) | 73 (42.4%) | |
Problemas de visión | |||
Sí | 43 (56.6%) | 109 (63.4%) | 0.311* |
No | 33 (43.4%) | 63 (36.6%) | |
Lugar propio de lectura | |||
Sí | 25 (32.9%) | 75 (43.6%) | 0.113* |
No | 51 (67.1%) | 97 (56.4%) | |
Condiciones adecuadas del lugar de lectura (buena iluminación, silencioso) | |||
Sí | 62 (81.6%) | 144 (83.7%) | 0.678* |
No | 14 (18.4%) | 28 (16.3%) | |
Principal motivo de lectura | |||
Académico | 64 (84.2%) | 99 (57.6%) | <0.001* |
Placer | 12 (15.8%) | 73 (42.4%) | |
Formato de lectura | |||
Físico (en papel) | 37 (48.7%) | 98 (57.0%) | 0.408* |
Electrónico | 39 (51.3%) | 74 (43.0%) |
*Prueba de Chi cuadrado. † t de Student. RIQ: rango intercuartílico.
En el análisis de regresión sin ajustar se encontró que la probabilidad de poseer un MHL estuvo asociada con pertenecer al sexo masculino (RPc 1.43; IC 95%: 1.01-2.05) y al motivo principal de lectura en el que la probabilidad fue mayor en quienes realizan la lectura por motivo académico (RPc 2.78; IC 95%: 1.59-4.86). Este último resultado también fue significativo en el análisis de regresión ajustado (RPa 2.84; IC 95%: 1.67-4.82) (tabla 3).
Modelo crudo | Modelo ajustado* | |||
---|---|---|---|---|
RPc | IC 95% | RPa | IC 95% | |
Edad | 0.999 | 0.923-1.081 | 1.063 | 0.930-1.215 |
Sexo | ||||
Masculino | 1.589 | 1.098-2.299 | 1.300 | 0.891-1.899 |
Año de estudios | ||||
Segundo año | 0.972 | 0.486-1.944 | 0.842 | 0.373-1.902 |
Tercer año | 1.515 | 0.876-2.621 | 1.164 | 0.609-2.227 |
Cuarto año | 1.038 | 0.643-1.677 | 0.833 | 0.388-1.784 |
Quinto año | 0.813 | 0.438-1.508 | 0.588 | 0.261-1.325 |
Religión | ||||
Sí | 0.692 | 0.435 - 1.101 | 0.705 | 0.440-1.128 |
Tipo de familia | ||||
Biparental | 1.817 | 0.494 - 6.675 | 1.705 | 0.418-6.947 |
Monoparental solo padre | 3.250 | 0.649 - 16.279 | 2.726 | 0.558-13.297 |
Monoparental solo madre | 2.450 | 0.656 - 9.153 | 2.490 | 0.590-10.502 |
Otro familiar | 2.889 | 0.663 - 12.593 | 2.824 | 0.526-15.169 |
Colegio | ||||
Privado | 1.392 | 0.922 - 2.101 | 1.232 | 0.839-1.811 |
Problemas de visión | ||||
Sí | 0.823 | 0.565 - 1.198 | 0.805 | 0.544-1.190 |
Lugar propio de lectura | ||||
Sí | 0.725 | 0.483 - 1.089 | 0.737 | 0.491-1.108 |
Condiciones adecuadas del lugar de lectura (buena iluminación, silencioso) | ||||
Sí | 0.903 | 0.560 - 1.454 | 0.955 | 0.589-1.548 |
Principal motivo de lectura | ||||
Académico | 2.781 | 1.590 - 4.865 | 2.841 | 1.674-4.822 |
Formato de lectura | ||||
Físico (en papel) | 0.854 | 0.587 - 1.242 | 0.839 | 0.572-1.230 |
*Ajustado a todas las variables. RPc: Razón de prevalencia cruda. RPa: Razón de prevalencia ajustada.
DISCUSIÓN
En el presente estudio se determinó que casi dos tercios de los estudiantes presentaba un BHL similar a lo descrito por Alterio et al.6 que determinaron que la mitad de los estudiantes universitarios de una facultad de medicina declaró que le interesaba la lectura y en su mayoría leía libros, revistas y periódicos. Esta similitud de resultados se dio pese a que los estudios utilizaron diferentes instrumentos para valorar el hábito de lectura. Por otra parte, llama la atención que casi un tercio de los estudiantes presentan un MHL. Durante la carrera de medicina es necesario la adquisición de un buen hábito con el fin de adquirir conocimientos y de mantenerse actualizado. Esto último tendría impacto no solo en el pregrado, sino también en la etapa de residencia, ya que se requiere un nivel óptimo de lectura crítica de investigaciones y guías clínicas con el fin de aplicar una medicina basada en la evidencia. Según el estudio realizado por Pichardo et al.12, se describió un nivel insuficiente de lectura crítica de artículos en médicos residentes de oncología, cardiología y medicina familiar. Esta situación se podría evitar potenciando el hábito de lectura desde el pregrado por medio de actividades de las mismas universidades o de las sociedades científicas. Una opción muy útil y con buenos resultados son los clubes de lectura13,14.
En cuanto al sexo de los estudiantes, se percibió que las mujeres tenían un mejor hábito de lectura. Por su parte, ser varón demostró ser un factor asociado al MHL (RPc: 1.58). Asimismo, según Céspedes et al.15 en su estudio, el 50% del total de los varones desaprobó o resultó bajo en cada curso escolar, mientras que las mujeres obtuvieron mejores resultados académicos. Esto podría deberse a algunos hábitos distractores que predominan en el sexo masculino, como el consumo de alcohol, ya que Gárciga et al.16 en su estudio describió que las mujeres tuvieron cifras menores en el consumo de alcohol y tabaco a comparación de los hombres. Estos hallazgos explicarían la frecuencia elevada de malos hábitos de lectura en el sexo masculino, debido a que este grupo es propenso al desarrollo de factores distractores. Es importante el control de estos e implementar el servicio psicosocial en las universidades para mejorar y corregir estos problemas17,18.
Se observa también que el principal motivo por el que leen los estudiantes es el académico, lo que podría deberse a que el estudiante lee más debido a la presión académica y por la cantidad de trabajos que este recibe, más que por placer. Este hallazgo es similar a lo descrito por Ariola et al.19 donde el 64% de los estudiantes leía un libro relacionado a la carrera y solo el 36% leía otros tipos de libros. Demostrando así que los estudiantes leen principalmente por motivo académico. Es curioso que, en el análisis multivariado, el motivo de lectura académico se asocia significativamente con un MHL, lo que podría deberse a que los estudiantes leen más por obligación que por placer, no llegando a desarrollar un buen hábito. Se debe reforzar e incentivar los hábitos de lectura, para así desarrollar también una buena lectura crítica a medida que avanza el estudiante, a través de programas de lectura, mediante la planificación de su tiempo de estudio y actividades académicas, descanso y tiempo para leer textos de sus preferencias20.
Se esperaría que aquellos estudiantes de mayor año en la carrera tendrían mejores hábitos de estudios. No obstante, no se encontró diferencia significativa. Asimismo, la religión jugaría un papel en cuanto al desarrollo de hábitos de lectura. Se conoce que muchas de las religiones poseen libros sagrados, que los fieles tienden a desarrollar un hábito de lectura21. Sin embargo, no todos los que aceptan profesar una religión son fervientes cumplidores de esta norma y ser parte de una religión es vista más como un tema cultural que de convicción22. Se encontró que más de la mitad de los estudiantes que provenían de colegios privados tenían malos hábitos de lectura. Sin embargo, la asociación no fue significativa, de acuerdo al estudio realizado por Nalom et al.23, en el que se hallaron puntajes más altos en el sector privado, como en las pruebas de vocabulario. Los de sector privado se concentraron en las categorías alta y media, mientras que los del público estaban en las categorías media y baja. Por lo que no tendría mucha influencia provenir de un colegio privado o público para el desenvolvimiento en la educación superior, sino que se trataría de características individuales.
Más de la mitad de los estudiantes tenían algún problema de visión. Porcentaje que contrasta al estudio de Sánchez et al.24, realizado en estudiantes de medicina de la Universidad Autónoma de Puebla donde concluyeron que los estudiantes presentaban un déficit visual del 11%. No obstante, en el presente estudio, más del 60% de aquellos con un problema visual presentaron un BHL. Se debe informar al estudiante sobre medidas de corrección visual y medidas preventivas, evitando así la progresión rápida del trastorno visual a temprana edad. Más aún en la actual pandemia, debido a la educación virtual se comenzaron a reportar incrementos de casos del Síndrome visual informático25. Es así que el formato virtual de lectura contribuiría en el desarrollo de este síndrome, ya que en este estudio se observó que casi la mitad de estudiantes tienden a leer en un formato virtual. Por lo que sería importante informar a los estudiantes sobre cómo cuidar la salud ocular y el control de los niveles adecuados de iluminación.
Entre otros factores estudiados tenemos al tipo de familia, lugar propio de lectura y condiciones adecuadas. Pese a no encontrar un hallazgo relevante en este estudio, su identificación permitiría implementar medidas dirigidas de manera individual. Se recomienda no dejarlos de lado al momento de evaluar el hábito de lectura.
Limitaciones
En las limitaciones del estudio tenemos que el muestreo empleado fue de tipo no probabilístico por conveniencia. Pese a que se utilizó un instrumento validado, el término hábito de lectura es muy amplio y abstracto; por lo que existe la posibilidad que algunos hayan sido mal clasificados. Es importante considerar que el 40% de los participantes correspondían al primer año de la carrera de medicina, y que la mayoría de encuestados eran del sexo femenino, lo que podría significar un sesgo de selección. Por otro lado, no se consideró la totalidad de factores que pueden influir en el desarrollo de un hábito de lectura.
CONCLUSIONES
En conclusión, el mal hábito de lectura de los estudiantes de medicina se encontró en cantidad no despreciable y los factores que lo favorecen fueron el sexo masculino y el motivo académico de la lectura. Es necesario implementar medidas para mejorar los hábitos de lectura con el fin de potenciar el aprendizaje y el desenvolvimiento en la práctica clínica. Un BHL permitirá al futuro médico desarrollar la lectura crítica de la evidencia disponible para la toma de decisiones. Es importante potenciar el hábito de lectura en los estudiantes de medicina, una opción es la implementación de clubes de lectura.