Introducción
En los últimos 10 años las transformaciones en la forma de producir alimentos en América Latina han cambiado de forma consistente y constante, pero tales transformaciones también han sido en otras dimensiones sociales hacedoras de la ruralidad latinoamericana como son las transformaciones demográficas, cambios en los modelos familiares, envejecimiento de los productores, ciclo de vida familiar, feminización de la mano de obra, menor dependencia económica de las actividades, precariedad laboral, un conjunto de cambios que sitúan a los hogares de la sociedad rural en una dinámica social y económica intensa (Kay 2007).
Uruguay no escapa de tales cambios en su ruralidad, transformaciones que se enmarcan en la restructuración del proceso capitalista (iniciando procesos de mayor flexibilización, descentralización productiva e innovación tecnológica) y su integración al proceso productivo agropecuario. Este trabajo pretende analizar en el mercado de trabajo (como parte de dicho proceso productivo), las características de tal proceso en los diferentes ocupados de la ruralidad de la población económica activa (PEA en adelante) observando las siguientes variables: sexo, grupos de edades, clases sociales, rama de actividad de las empresas, calidad del empleo, tiempo de trabajo, condiciones sociales, tamaño del hogar y territorialidad en el periodo 2007-2017. Dado que en el mismo se intensifican las transformaciones productivas mencionadas, con importantes tasas de crecimiento económico general y agropecuario, inversiones internacionales, aperturas de mercados, compra de tierras, y activo papel del Estado bajo una nueva administración política.
Considerando lo anteriormente citado, el artículo procurará describir si han existido cambios para los diferentes tipos de ocupados en la producción de la riqueza agropecuaria nacional, por lo cual las preguntas que subyacen son ¿las transformaciones socioproductivas han sido iguales para todos los tipos de ocupados?, ¿qué semejanzas y diferencias se observan?
A partir del análisis de los resultados se evidenciará la dinámica que han adoptado los diferentes tipos de hogares que conforman el mercado de trabajo rural uruguayo.
El artículo se organiza de la siguiente manera: un apartado conceptual denominado “El tiempo del trabajo en los hogares rurales uruguayos”, luego la metodología aplicada, posteriormente el análisis de los resultados y, finalmente, las conclusiones al respecto.
El tiempo del trabajo en los hogares rurales uruguayos
La forma de producir en el agro los alimentos en los últimos 30 años ha cambiado en relación con el formato socioproductivo anterior, en las sociedades rurales latinoamericanas contemporáneas coexisten empresas de alta complejidad tecnológica, empresas que forman parte de “grupos económicos” transnacionales provenientes de otros sectores productivos, empresas del agroturismo, trabajadores rurales no agrarios, con mundos rurales heterogéneos con campesinos, grupos aborígenes, productores medios, y trabajadores rurales agrarios segmentados por los procesos de mecanización, y nuevos desocupados.
Los nuevos empleos que emergen y se consolidan en este contexto sustituyen aquellos que formaban parte de la forma de hacer agricultura anteriormente, aumenta la masa de trabajadores en empleos temporales, de forma precaria y precarios empleos, se amplifica la heterogeneidad de los mismos, en donde la urbanización y feminización son características emergentes de esta fuerza de trabajo.
Como bien lo plantea C. Kay (2007), este conjunto de transformaciones socioproductivas ha cambiado la configuración del trabajo agrícola del mercado de trabajo en por lo menos cuatro aspectos:
remplazo de trabajo residente por trabajo asalariado;
en el trabajo asalariado, crecimiento del trabajo temporal y estacional;
aumento de la feminización de la fuerza de trabajo agrícola, y,
urbanización de los trabajadores rurales.
Tales cambios se enmarcan en el proceso de restructuración del modelo de producción fordista lo que significó una nueva forma de la división del trabajo, el denominado como modelo posfordista, caracterizado por la flexibilidad y polivalencia en las relaciones laborales. También refleja la forma de organizar las empresas, en el nuevo contexto tecnológico de la informática y robótica, y posibilitó que las empresas localizasen sus procesos productivos de forma segmentada en el territorio local y global. Dichos procesos se encuadran en el enfoque de la restructuración capitalista (Mardsen et al. 1993).
Desde mediados de la primera década del siglo XXI, el crecimiento a nivel internacional de los precios de las materias primas, a raíz de la demanda de energía y alimentos (Rubio 2008) se produce un ciclo de expansión productiva y alza de los precios que transforma el sector agropecuario uruguayo, el cual forma parte de las transformaciones mencionadas acerca del modelo de desarrollo socioproductivo de alimentos a escala global.
La restructuración del modelo de producción de alimentos implica transformaciones en el mercado de trabajo, como se ha señalado aumenta el trabajo asalariado, es decir, la relación social entre la compra y la venta de fuerza de trabajo o energía humana para generar valor, pero también en dicha relación social se aprecia el crecimiento que el tiempo de duración de la misma es por menos tiempo, se involucran más las mujeres en dicha relación y se amplían e integran los espacios geográficos en los cuales radican los/as trabajadores.
La mencionada restructuración no es cambiar sino intensificar el dominio del modo de producción capitalista en la formación económico y social, de la sociedad rural.
Como bien señala J. Villulla (2019, 41) “el predominio del trabajo asalariado puede darse por igual en distintos tipos de capitalismo y, por tanto, dar lugar a distintos tipos de -cuestiones agrarias-”.
Dicho autor menciona que los asalariados son un claro indicador del dominio de las relaciones capitalistas de producción, ahora, pueden ser los trabajadores asalariados una mayoría demográfica entre los ocupados (asalarización absoluta) o ser una minoría, pero la principal fuerza creadora de riqueza (asalarización relativa) (Villulla 2019).
Es decir, se pueden desarrollar diferentes modelos de producción de alimentos, pero en el marco de relaciones capitalistas de producción las que se restructuran intensificando tales relaciones. Ante lo cual, J. Villulla (2019, 56) señala: “El predominio productivo del trabajo asalariado es lo que tienen de común ambos sectores agropecuarios y los que los define como capitalistas. Sin embargo, limitar la cuestión agraria al grado de desarrollo del capitalismo y medir el mismo por el peso del trabajo asalariado llevaría a equívocos importantes a la hora de caracterizar con exactitud una estructura social agraria de modo más integral, así como de identificar y explicar sus problemáticas específicas y prefigurar posibles soluciones y sujetos de cambio”.
Siguiendo esta línea de razonamiento, si lo que predomina productivamente son los asalariados en las relaciones sociales de producción capitalista en la configuración para producir alimentos, el tiempo de trabajo dedicado en las mismas sería un indicador del proceso de restructuración y de la estructura social agraria. Tiempo de trabajo que conforma el proceso de asalarización, es decir, en el momento en que una persona logra vender su fuerza de trabajo está vendiendo tiempo de su vida dedicada a generar valor, por medio de una relación asalariada. Podrá conformarse por la cantidad de tiempo medido en horas a tal actividad, pero también la forma en que se consumen tales horas, es decir, la relación es estable en el tiempo o por un determinado periodo, las condiciones bajo las cuales transcurre dicho tiempo laboral, esto es, un trabajo en el cual se respetan las normativas laborales, la seguridad, la salud, entre otras cuestiones de diferentes dimensiones que podrían dar cuenta de lo que se denomina trabajo de calidad.
El presente artículo se propone abordar el tiempo de trabajo considerando su estabilidad o no en el uso para las tareas de producir alimentos, la cantidad de horas semanales y las condiciones laborales en las cuales se desarrollan las/ los trabajadores teniendo en cuenta el género, las generaciones y el territorio habitado. En definitiva, ¿las transformaciones socioproductivas en el marco restructurador del proceso de producción capitalista habrían generado cambios en los tiempos de trabajo de los trabajadores agropecuarios?, ¿y en los productores agropecuarios y trabajadores de otras ramas de producción de la sociedad rural?
Metodología aplicada
La metodología aplicada fue de diseño cuantitativo, la fuente de datos: las Encuestas Continuas de Hogares (en adelante ECH) entre 2007 y 2017 del Instituto Nacional de Estadística (en adelante INE), dado que incorporan los territorios rurales y es el periodo de mayor crecimiento de la producción agroalimentaria. Por otra parte, la desagregación por los diferentes tipos de actividad se realiza de acuerdo con la Clasificación Internacional Industrial Uniforme - Revisión 4 (CIIU Rev. 4) empleada en la ECH y en particular de productor familiar de acuerdo con la resolución Nº 1013/2016 del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca de la República Oriental del Uruguay, lo cual permitió la construcción de los grupos socioproductivos analizados.
El análisis empleado con técnicas de análisis exploratorio (estadística descriptiva univariable) y de análisis bivariable con fines descriptivos (descripción del conjunto de la población observada), por intermedio del paquete estadístico SPSS versión 15, en primer lugar se seleccionaron los casos referidos a la ruralidad para luego, aplicando los criterios clasificadores productivos mencionados, ir construyendo los diferentes grupos, finalmente, para cada uno de los mismos se aplicaron las técnicas de análisis mencionadas con las variables de análisis. Cabe advertir que la ECH se realiza a partir de una muestra de la población, las cifras presentadas son una referencia válida pero no son exactas y la confianza se reduce a medida que aumenta el nivel de desagregación y las respuestas abarcan un conjunto de personas cada vez menor.
En síntesis, se aplica el análisis secundario de datos definido como:
[...] un análisis posterior de la información que ya se ha obtenido. Tal análisis puede estar relacionado con el propósito original para el que los datos se recogieron, o puede dirigirse a un asunto bastante diferente del que instó el esfuerzo de reunión de los datos originales. Puede implicar la integración de distintas fuentes o un reanálisis de los datos de una fuente única. (Stewart 1984, 11 en: Cea D’Ancona 1996, 222).
Este tipo de análisis posibilita la evaluación de tendencias y la comparación de los datos disponibles para un amplio periodo de tiempo, países y regiones en escala nacional o internacional de tipo descriptivo y bivariado.
Por otra parte, en relación con la definición de hogar se toma el concepto definido por el INE en la Encuesta Nacional de Gastos e Ingresos de los Hogares (en adelante ENGIH) 2005-2006, de la siguiente forma: “el hogar es el conjunto de personas que viven bajo el mismo techo y comparten al menos los gastos en alimentación” (INE 2007, 17). Ante lo cual, se consideró la información aportada por la unidad de relevamiento (persona encuestada) acerca del hogar, y la clasificación del hogar se realizó en función del tamaño del mismo, considerando la cantidad de integrantes.
El método empleado para la construcción de los indicadores de pobreza: necesidades básicas insatisfechas (NBI en adelante) e indirecto, línea de la pobreza se realizó en forma conjunta, también conocido como análisis integrado de la pobreza (Katzman 1989), y así obtener una nueva medición con mayor nivel de exhaustividad. Esta genera cuatro categorías, a saber: pobreza crónica: comprende aquellos hogares que tienen ingresos (o consumo) bajo la línea de pobreza y una o más necesidades básicas insatisfechas. Este grupo conforma el núcleo más crítico de pobreza; se trata de hogares que viven en condiciones prolongadas de privación y que, además de no poder adquirir rutinariamente los mínimos bienes y servicios, no han logrado obtener una vivienda adecuada ni asegurar a todos sus miembros el acceso a la educación, a los servicios de salud y a oportunidades de empleo; pobreza reciente: incluye los hogares pobres por ingresos (o consumo) pero con necesidades básicas satisfechas.
Se trata de una situación que sugiere que el déficit de ingreso no ha sido permanente o lo suficientemente prolongado como para afectar la satisfacción de las necesidades de un hogar -que cambia más lentamente que el ingreso- tales como la desnutrición crónica o las carencias habitacionales, es decir, indica un descenso reciente del nivel de vida de los hogares. Son hogares que están en riesgo de caer en la pobreza crónica si las oportunidades de trabajo no les permiten recuperar su capacidad adquisitiva; pobreza inercial: se refiere a hogares con necesidades básicas insatisfechas e ingresos (o consumo) sobre la línea de pobreza. Es una situación que sugiere un proceso de ascenso económico de los hogares, porque la insatisfacción de necesidades revelaría que fueron pobres en el pasado pero que no han logrado todavía eliminar sus carencias acumuladas en las necesidades básicas y, por último, integración social: se trata de la población que no es pobre por ninguno de los dos criterios, esto es, tiene ingresos por encima de la línea de pobreza y sus necesidades básicas están satisfechas (SIISE 2013).
Finalmente, en lo que refiere a calidad del empleo estará considerada la dimensión de la formalidad sobre la cual el INE informa por medio del dato sobre el empleo no registrado en la seguridad social (Leal, J. 2018, 30-31), pero también se agrega el cobro de aguinaldo entendido como sueldo anual complementario, se entiende la doceava parte del total de los salarios pagados en dinero por el patrón en los doce meses anteriores al 1 de diciembre de cada año, según la Ley N.º 12.840, de 22 de diciembre de 1960, y, por último, la cantidad de horas de trabajo semanal, es decir, que no se superen las 48 horas de trabajo semanal más allá de la rama de actividad laboral del trabajador. Esto es, aquel trabajador que desarrolle un empleo de acuerdo con la normativa vigente en las dimensiones señaladas se considerará un empleo de calidad.
Resultados
En el siguiente apartado se presenta el análisis del procesamiento de la información de las bases de datos mencionadas durante el periodo 2007-2017, la primera tabla da cuenta de las variables de interés de acuerdo con los diferentes grupos socioproductivos del mercado de trabajo de la ruralidad uruguaya.
Variables | Asalariados | Trabajadores por cuenta propia con local o inversión |
Productores agropecuarios familiares |
Productores agropecuarios no familiares |
56.0% | 23.0% | 7.0% | 5.0% | |
Sexo | ||||
Hombres | 66.0% | 70.0% | 77.0% | 81.0% |
Mujeres | 34.0% | 30.0% | 23.0% | 19.0% |
Grupo de edades | ||||
Jóvenes | 32.0% | 12.0% | 5.0% | 5.0% |
Adultos | 61.0% | 65.0% | 73.0% | 69.0% |
Adultos mayores | 7.0% | 23.0% | 22.0% | 26.0% |
Clases sociales por ocupación | ||||
Servicios superior | 0.2% | 10.5% | 20.3% | 2.1% |
Servicios inferior | 5.8% | 2.0% | 1.0% | 0.0% |
No manual rutinario superior | 0.3% | 0.2% | 0.0% | 0.0% |
No manual rutinario inferior | 1.3% | 0.3% | 0.0% | 0.0% |
Supervisores de manuales | 3.8% | 0.4% | 0.5% | 0.0% |
Manuales calificados | 28.5% | 21.8% | 10.1% | 0.7% |
Semicalificados y no calificados | 18.1% | 4.9% | 1.6% | 0.7% |
Trabajadores agrícolas | 42.0% | 59.7% | 66.5% | 96.5% |
Ramas actividad empresas | ||||
Primario | 46.0% | 60.0% | 69.0% | 100.0% |
Secundario | 13.0% | 16.0% | 10.0% | 0.0% |
Terciario | 41.0% | 24.0% | 21.0% | 0.0% |
Índice calidad del empleo | ||||
Alto | 36.0% | 0.2% | 0.0% | 0.0% |
Medio | 20.0% | 9.3% | 2.0% | 3.0% |
Bajo | 44.0% | 90.5% | 98.0% | 97.0% |
Duración del empleo | ||||
Temporal | 25.0% | 7.0% | 3.0% | 1.0% |
Permanente | 75.0% | 93.0% | 97.0% | 99.0% |
Tiempo del trabajo | ||||
Rama primaria | Media = 48.4 hrs Mediana = 48 hrs Desvío estándar = 13.98 hrs |
Media = 46 Mediana = 48 Desvío estándar = 18.8 |
Media = 53 Mediana = 56 Desvío estándar = 18 |
Media = 53.7 Mediana = 56 Desvío estándar = 18 |
Rama secundaria | Media = 45.16 hrs Mediana = 48 hrs Desvío estándar = 11.3 hrs |
Media = 37.5 Mediana = 40 Desvío estándar = 17.9 |
Media = 51.7 Mediana = 50 Desvío estándar = 16.9 |
Media = 0 Mediana = 0 Desvío estándar = 0 |
Rama terciaria | Media = 36.5 hrs Mediana = 40 hrs Desvío estándar = 19.7 hrs |
Media = 42.3 Mediana = 45 Desvío estándar = 22.2 |
Media = 50.1 Mediana = 49 Desvío estándar = 18.4 |
Media = 0 Mediana = 0 Desvío estándar = 0 |
NBI índice y NBS | ||||
NBS | 34.0% | 28.0% | 28.0% | 12.0% |
NBI | 66.0% | 72.0% | 72.0% | 88.0% |
Índice multidimensional de la pobreza | ||||
Integrados | 28.0% | 23.0% | 26.0% | 12.0% |
Pobreza reciente | 6.0% | 5.0% | 2.0% | 0.0% |
Pobreza inercial | 54.0% | 61.0% | 70.0% | 87.0% |
Pobreza estructural | 12.0% | 11.0% | 2.0% | 1.0% |
Tamaño del hogar según personas | ||||
Unipersonal | 9.0% | 11.0% | 8.0% | 10.0% |
2 hasta 4 personas | 66.0% | 73.0% | 71.0% | 69.0% |
Más de 4 personas | 25.0% | 16.0% | 21.0% | 21.0% |
Territorios | ||||
Ruralidad agrupada | 48.0% | 36.0% | 26.0% | 9.0% |
Ruralidad dispersa | 52.0% | 64.0% | 74.0% | 91.0% |
Total | 100% (n = 5020) | 100% (n = 2058) | 100% (n = 615) | 100% (n = 423) |
Fuente: Romero. J. (2019), según información de los microdatos de la ECH - INE 2007.
Es de señalar en relación con los resultados las siguientes puntualizaciones metodológicas: 1) las n al final de cada columna representan personas encuestadas, las que, multiplicadas por el factor de expansión anual considerando la mediana para 2007 igual a 21, indicarían el universo que representan, por ejemplo, en el caso de los asalariados los 5,020 casos representarían 105,420 asalariados rurales en 2007; 2) el promedio de integrantes por hogar era de 3 personas en 2007, por lo tanto, las 8,116 personas en las cuatro categorías de ocupación corresponderían a 2,705 hogares relevados, aplicando el factor de expansión y dividiendo por 3 integrantes, los datos representarían a 56,816 hogares en la ruralidad y, finalmente, 3) que los cuatro grupos socioproductivos representan el 91.0% de los ocupados en la población económica activa rural (en adelante PEA) para el año 2007. Por otra parte, el 9.0% restante de los ocupados son otros grupos socioproductivos como ser trabajadores por cuenta propia sin local o inversión, cooperativas, etc. Se entiende por temporalidad del empleo en función del tiempo de trabajo en la unidad productiva, se considera permanente aquel que hace un año o más que se encuentra trabajando en la misma y temporal que hace menos de un año trabaja.
El análisis se inicia con los asalariados, se aprecia que la mayoría son varones, adultos, trabajadores agrícolas y manuales calificados según la clase social por ocupación desarrollada, trabajando en el sector primario (agropecuario) mayoritariamente, y también en cantidad de horas de trabajo en relación con las demás ramas de actividad, en condiciones de calidad de empleo bajo, para la mayoría de los mismos trabajadores permanentes 7 de cada 10, de acuerdo con necesidades básicas insatisfechas (NBI) 6 de cada 10 tiene alguna NBI, el 54.0% en situación de pobreza inercial, la mayoría forma parte de familias de entre 2 y 4 integrantes, y, finalmente, el 52.0% desarrolla sus vidas en la ruralidad dispersa.
En relación con los trabajadores por cuenta propia con local o inversión, la mayoría son hombres adultos, agrupados como trabajadores agrícolas del sector primario, trabajan más horas en la rama primaria con respecto a las demás ramas, quienes 9 de cada 10 desarrolla su trabajo en condiciones de baja calidad y, de la misma manera, en trabajos permanentes en términos de NBI, 7 de cada 10 tiene alguna de las mismas y en situación de pobreza, la mayoría se encuentra en condiciones de pobreza inercial, conforman familias de entre 2 y 4 integrantes mayoritariamente y, por último, 6 de cada 10 desarrollan sus actividades en la ruralidad dispersa.
En tanto los productores agropecuarios familiares, se reafirma la tendencia de una mayoría masculina adulta, concentrada en el trabajo agrícola del sector primario y también en la cantidad de horas laborales semanales comparado con el resto de las ramas siendo el grupo social conjuntamente con los productores agropecuarios no familiares que más horas de trabajo realizan semanalmente, trabajando de forma permanente y en bajas condiciones de calidad del empleo, de los cuales 7 de cada 10 se encuentra con alguna NBI y de la misma manera integrando la pobreza inercial, por otra parte, la mayoría forman familias entre 2 y cada 4 integrantes y prácticamente las tres cuartas partes desarrollan sus actividades en la ruralidad dispersa.
En última instancia dentro de los productores agropecuarios no familiares, la presencia masculina es aún más marcada y de adultos, una amplia mayoría trabaja en la rama agrícola del sector primario, con una alta carga de horas de trabajo semanal y condiciones de baja calidad de empleo lo cual es llamativo y seguramente esté indicando altos porcentajes de informalidad (no pago de prestaciones sociales como aportes jubilatorios patronales), prácticamente la totalidad realizando el trabajo de forma permanente, un muy alto porcentaje cuenta con alguna NBI lo que indicaría condiciones de infraestructura de la vivienda con carencias como saneamiento por cloacas (lo que hace reflexionar acerca de lo que pretende medir el indicador en un espacio social diferente para el cual fue elaborado), y 8 de cada 10 en condiciones de pobreza inercial lo que reafirma lo anteriormente planteado acerca de las condiciones de infraestructura de la vivienda. La mayoría conforma familias entre 2 y 4 integrantes y 9 de cada 10 desarrollan sus actividades en la ruralidad dispersa.
En resumen, la mayoría de los ocupados son hombres y adultos. En donde hay mayor presencia de mujeres y jóvenes es entre los asalariados, la mayoría desarrolla actividades de trabajo agrícola y de horas laborales (siendo los productores familiares y no familiares los que dedican más horas semanales de trabajo) en el sector primario en condiciones de baja calidad de empleo y de forma permanente, pero donde se observan otras clases sociales por ocupación es entre los asalariados entre quienes se aprecian los manuales calificados, mayor presencia de otros sectores productivos como el terciario y mejor calidad del empleo. Al analizar condiciones sociales, todos los grupos presentan alguna NBI pero en mayor proporción los productores agropecuarios no familiares como también la condiciones de pobreza, todos presentan condiciones de pobreza inercial pero entre los productores agropecuarios no familiares en mayor porcentaje, lo cual plantea reflexionar críticamente acerca del indicador y lo que pretende medir en espacios sociales bajo condiciones diferentes y, finalmente, todos los grupos conforman familias entre 2 y 4 integrantes y desarrollan sus actividades en la ruralidad dispersa pero en mayor grado los productores agropecuarios no familiares y en menor, los asalariados.
Variables | Asalariados | Trabajadores por cuenta propia con local o inversión |
Productores agropecuarios familiares |
Productores agropecuarios no familiares |
58.0% | 26.0% | 4.0% | 3.0% | |
Sexo | ||||
Hombres | 61.0% | 62.0% | 70.0% | 75.0% |
Mujeres | 39.0% | 38.0% | 30.0% | 25.0% |
Grupo de edades | ||||
Jóvenes | 28.0% | 12.0% | 4.0% | 2.1% |
Adultos | 66.0% | 66.0% | 73.0% | 69.3% |
Adultos mayores | 6.0% | 22.0% | 23.0% | 28.6% |
Clases sociales por ocupación | ||||
Servicios superior | 0.8% | 0.6% | 7.9% | 4.5% |
Servicios inferior | 6.4% | 2.9% | 0.0% | 0.0% |
No manual rutinario superior | 1.3% | 1.5% | 2.2% | 0.7% |
No manual rutinario inferior | 1.8% | 1.0% | 0.5% | 0.0% |
Supervisores de manuales | 0.8% | 7.9% | 6.5% | 0.0% |
Manuales calificados | 22.9% | 29.2% | 14.4% | 2.4% |
Semicalificados y no calificados | 42.6% | 13.7% | 9.0% | 1.7% |
Trabajadores agrícolas | 23.3% | 43.3%% | 59.5% | 90.7% |
Ramas actividad empresas | ||||
Primario | 37.1% | 45.0% | 67.4% | 100.0% |
Secundario | 11.1% | 18.5% | 9.0% | 0.0% |
Terciario | 51.4% | 36.5% | 23.7% | 0.0% |
Índice calidad del empleo | ||||
Alto | 17.3% | 18.2% | 54.1% | 66.9% |
Medio | 17.2% | 6.8% | 16.6% | 7.6% |
Bajo | 65.5% | 75.0% | 29.3% | 25.5% |
Duración del empleo | ||||
Temporal | 19.0% | 9.5% | 3.0% | 1.0% |
Permanente | 81.0% | 90.5% | 97.0% | 99.0% |
Tiempo del trabajo | ||||
Rama primaria | Media = 43.9 4 hrs Mediana = 48 hrs Desvío estándar = 11.82 hrs |
Media = 40.5 Mediana = 40 Desvío estándar = 19.4 |
Media = 48.6 Mediana = 48 Desvío estándar = 17.9 |
Media = 49.3 Mediana = 48 Desvío estándar = 17.8 |
Rama secundaria | Media = 42.21 hrs Mediana = 44 hrs Desvío estándar = 10.5 hrs |
Media = 33.7 Mediana = 36 Desvío estándar = 15.6 |
Media = 44.7 Mediana = 45 Desvío estándar = 12.8 |
Media = 0 Mediana = 0 Desvío estándar = 0 |
Rama terciaria | Media = 36.5 hrs Mediana = 40 hrs Desvío estándar = 16.2 hrs |
Media = 34.8 Mediana = 35 Desvío estándar = 21.5 |
Media = 47.9 Mediana = 48 Desvío estándar = 17.3 |
Media = 0 Mediana = 0 Desvío estándar = 0 |
NBI índice y NBS | ||||
NBS | 62.5% | 56.0% | 81.0% | 80.0% |
NBI | 37.5% | 44.0% | 19.0% | 20.0% |
Índice multidimensional de la pobreza | ||||
Integrados | 62.0% | 54.8% | 80.7% | 80.0% |
Pobreza reciente | 0.5% | 1.1% | 0.0% | 0.0% |
Pobreza inercial | 36.0% | 40.4% | 19.0% | 20.0% |
Pobreza estructural | 1.6% | 3.6% | 0.3% | 0.0% |
Tamaño del hogar según personas | ||||
Unipersonal | 7.4% | 11.4% | 7.6% | 9.3% |
2 hasta 4 personas | 73.4% | 73.8% | 78.0% | 76.6% |
Más de 4 personas | 19.3% | 14.8% | 14.4% | 13.1% |
Territorios | ||||
Ruralidad agrupada | 68.0% | 56.0% | 37.5% | 15.0% |
Ruralidad dispersa | 32.0% | 44.0% | 62.5% | 85.0% |
Total | 100% (n = 5726) | 100% (n = 2518) | 100% (n = 368) | 100% (n = 290) |
Fuente: Romero. J. (2019), según información de los microdatos de la ECH - INE 2017.
Es necesario reiterar las siguientes puntualizaciones metodológicas: 1) las n al final de cada columna representan personas encuestadas, las que multiplicadas por el factor de expansión anual considerando la mediana para 2017 igual a 29, indicarían el universo que representan, por ejemplo, en el caso de los asalariados los 5,726 casos representarían 166,054 asalariados rurales en 2017; 2) el promedio de integrantes por hogar era de 3 personas en 2017, por lo tanto, las 8,902 personas en las cuatro categorías de ocupación corresponderían a 2,967 hogares relevados, aplicando el factor de expansión y dividiendo por 3 integrantes, los datos representarían a 86,052 hogares vinculados con la ruralidad.
En la siguiente tabla se observa lo acontecido diez años después, en el caso de los asalariados se mantiene la mayoría masculina pero aumentando 5.0% la presencia femenina, en este caso aumenta el porcentaje de adultos en relación con las clases sociales por ocupación, aumenta la presencia de los trabajadores semicalificados y no calificados disminuyendo la de trabajadores agrícolas y manuales calificados, el predominio pasa a ser ahora del sector terciario y aumenta el porcentaje de empleos de baja calidad como también el tiempo del empleo, ahora 8 de cada 10 son trabajadores permanentes bajando la temporalidad. Sin embargo, baja el promedio del tiempo de trabajo en casi 4 horas semanales pero se mantiene la mediana y disminuye el desvió estándar, es decir, la carga de horas de trabajo semanal se va configurando de manera más homogénea, menos dispersa a un ritmo laboral pautado. Con referencia a las condiciones sociales se advierten cambios, 10 años después, 6 de cada 10 asalariados se encuentran con necesidades básicas satisfechas e integrados socialmente mientras que aumenta el porcentaje de hogares entre 2 y 4 integrantes y, finalmente, los asalariados pasan de estar mayoritariamente en la ruralidad dispersa para estar ahora en la ruralidad agrupada, lo cual, en parte, estaría explicando los cambios en las condiciones sociales al cambiar la infraestructura de la vivienda con servicios que antes no poseían como ser energía eléctrica, saneamiento, agua potable.
En tanto, entre los trabajadores por cuenta propia con local o inversión, la presencia masculina sigue siendo mayoritaria pero aumenta un 8.0% la femenina y se mantiene inalterada la relación intergeneracional, siguen siendo mayoritarios los trabajadores agrícolas pero con un crecimiento de 7.0% de los manuales calificados y por ramas de actividad la primaria mantiene el predominio pero con un crecimiento del terciario, en términos de calidad de empleo aunque es mayoritario el de baja calidad ha bajado 15.0% en relación con 10 años atrás y se mantienen 9 de cada 10 permanentes, en relación con el tiempo de trabajo en promedio, decae la cantidad de horas de trabajo semanal especialmente en la rama terciaria (20.0%) y la primaria (13.0%). Al analizar las condiciones sociales, la situación al 2017 es que la mayoría está con las necesidades básicas satisfechas e integrados socialmente, todo un cambio en 10 años, el tamaño del hogar se mantiene sin modificaciones, pero ahora estos trabajadores pasan a vivir mayoritariamente en la ruralidad agrupada.
Al observar la trayectoria de los productores agropecuarios familiares se aprecia que en términos de género, la presencia femenina aumenta un 7.0% pero sigue siendo mayoritaria la masculina y las relaciones intergeneracionales no han sufrido modificaciones, de igual manera la composición por clases sociales según ocupación y la rama de actividad. Ahora, sí ha cambiado la calidad del empleo dado que 10 años después la mayoría tiene empleos de calidad, siguen siendo permanentes en los mismos y ha disminuido la cantidad de horas de trabajo semanal especialmente en aquellos de la rama secundaria (13.0%) y primaria (8.0%) aunque continúan siendo los productores no familiares los que dedican más horas de trabajo semanal. En tanto las condiciones sociales también han cambiado dado que ahora la mayoría se encuentra con sus necesidades básicas satisfechas e integrados socialmente, se consolida el tamaño de hogar de entre 2 y 4 integrantes y aunque la mayoría habita en la ruralidad dispersa, aumenta un 11.0% aquellos en la ruralidad agrupada.
Por último, en los productores agropecuarios no familiares se aprecia una situación similar en género y generaciones a la de los productores agropecuarios familiares solo que aumenta un 6.0% la presencia femenina, en términos de clases sociales por ocupación y rama de actividad se mantiene prácticamente incambiado pero sí se observan cambios en la calidad del empleo, dado que ahora la mayoría posee empleos de alta calidad de forma permanente y trabajando menos horas a la semana (disminución de 9.0%). Las condiciones sociales también presentan cambios dado que 8 de cada 10 tienen sus necesidades básicas satisfechas y se encuentran integrados socialmente. Finalmente, el tamaño del hogar tiende a crecer el porcentaje de aquellos integrados entre 2 y 4 personas como también aumenta en un 6.0% los productores que pasan a habitar en la ruralidad agrupada aunque 8 de cada 10 habita en la ruralidad dispersa.
En resumen, diez años después se aprecia que aumenta la presencia femenina en todos los grupos sociales del mercado de trabajo rural especialmente entre los asalariados, las relaciones intergeneracionales se mantienen estables pero se aprecian modificaciones en el aumento de las ocupaciones de manuales calificados, semicalificados y no calificados, de igual forma hay un aumento de la rama terciaria, mejoras en la calidad del empleo, consolidación del trabajo permanente y disminución promedio de las horas semanales de trabajo en los diferentes grupos sociales pero se ha ido construyendo un ritmo de trabajo más homogéneo al observar que los diferentes desvíos estándares han disminuido y se mantienen las medianas de horas de trabajo semanal, es decir, se advierte un tiempo de trabajo humano más controlado, lo cual estaría reflejando las diferentes transformaciones tecnológicas en los procesos productivos. Por otra parte, las condiciones sociales presentan claras mejoras en todos los grupos sociales pero en menor grado entre los trabajadores por cuenta propia con local o inversión, mientras que también se consolida el tamaño de hogar entre 2 y 4 integrantes y cambios en la movilidad espacial de los diferentes grupos desde la ruralidad dispersa hacia la agrupada, en especial en los trabajadores asalariados.
Conclusiones
Las transformaciones productivas en la ruralidad en los últimos 10 años han configurado unidades familiares plurifuncionales, las cuales construyen un territorio en donde las interconexiones se multiplican, las antiguas fronteras entre lo urbano y rural quedan difusas y se complejizan (Grammont 2004). Los asalariados en este proceso ya no quedan “estáticos” en un determinado espacio para desarrollar empleos agropecuarios sino que ahora la movilidad, la flexibilidad territorial y la precariedad laboral (que no es lo mismo que trabajos precarios) hacen a la misma, a lo que se suman las mujeres y los jóvenes asalariados (tanto de la ruralidad como de la urbanidad), quienes adquieren estratégica importancia para la reproducción de las dinámicas productivas que han generado las transformaciones mencionadas.
En relación con las condiciones sociales, se observan diferentes grados de avance y de mejoría en general para asalariados, asalariados por cuenta propia con local o inversión y productores agropecuarios familiares y no familiares, comparando con el año base de 2007, ahora, los que han mejorado menos en pobreza y NBI han sido los trabajadores asalariados por cuenta propia con local o inversión.
Por último, el tiempo de trabajo dedicado a la producción en general ha disminuido y especialmente en la producción de alimentos, pero entre los diferentes grupos sociales de los ocupados de la agropecuaria los trabajadores asalariados son los que más han disminuido el tiempo de trabajo conjuntamente con los trabajadores de la rama secundaria-industria. Es decir, que en el tiempo de trabajo más homogéneo de los asalariados agropecuarios e industriales se aprecian las transformaciones de la restructuración del proceso capitalista de producción en la ruralidad uruguaya de los últimos 10 años.