Introducción
Ciertamente el desarrollo económico puede ser explicado por diversas causas, entre ese conjunto de variables el capital social ha tomado lugar como punto importante para entender cómo las características de las sociedades influye en diferentes resultados (Rodríguez-Modroño, 2012). En este sentido, se podría señalar que las carencias de capital económico pueden estar vinculadas con la escasez de otras fuentes de capital (Evans y Syrett, 2007).
La presencia de capital social tiene el potencial de servir como un motor para el emprendimiento de la acción colectiva, de modo que los colectivos de personas consigan coordinar esfuerzos para afrontar problemáticas de sus comunidades. En la medida que se presente y avance en un mejoramiento de las localidades, podrían estar latente que las condiciones de vida mejoren por un entorno con menos carencias de bienes y servicios. La cuestión es si acaso esto tiene un impacto en los individuos.
Trabajos sobre el capital social ya han encontrado con anterioridad evidencia empírica sobre dicho nexo entre el capital social y la capacidad de conseguir mejoras a nivel local (Díaz et. al., 2002; Durston, 1999; Engbers et. al., 2017; Evans y Syrett, 2007; Hoyman et. al., 2016; Nel y McQuaid, 2002; Putnam, 1993; Rodríguez-Modroño, 2012; Whiteley, 2000). Sin embargo, estos esfuerzos dentro de la literatura han concentrado sus esfuerzos en mostrar cómo estas relaciones están presentes en el desempeño económico y político, principalmente para casos locales o con datos agregados y representados en mejoras per cápita, lo cual deja de lado los efectos observables a nivel individual.
A través del uso de encuestas es posibles aproximarse a cuál es la incidencia del capital social en las percepciones económicas de los individuos. Esto da pauta a tener evidencia empírica sobre cómo este tipo de recurso altera favorablemente las opiniones sobre cuestiones económicas, puesto que, a raíz de la presencia del capital social, mejores bienes y servicios del lugar de residencia podrían cubrir ciertas necesidades que reduzcan los costos individuales que representarían si tuvieran que asumirlos por sí mismos. Además, la cohesión social producida por el capital social puede funcionar como una herramienta que les permita a los individuos superar ciertas barreras para afrontar la pobreza económica (Barba, 2011; Brugué, 2008; Nel y McQuaid, 2002; Sojo, 2007; Ziccardi, 2008).
Ante este escenario, este trabajo busca explorar qué tanto se puede esperar que el capital social esté ligado a las precepciones económicas de los individuos. Para guiar la investigación se parte de la siguiente pregunta: ¿cómo afectan los niveles de capital social en las expectativas económicas de los individuos? El caso mexicano puede ser de gran utilidad para adentrarse a esta cuestión, ya que es un país que ha tenido que lidiar con ciertos niveles de desigualdad económica, los cuales quizá podrían ser mejor afrontados con el uso de estrategias alternativas para potenciar las soluciones (González, 2005; Szekely, 2012). Asimismo, los datos de la última encuesta publicada por El Proyecto de Opinión Pública de América Latina (LAPOP) de la Universidad de Vanderbilt revelan que la economía y el desempleo están entre las principales preocupaciones de los mexicanos, solo por debajo del coronavirus (que fue un problema emergente y atípico) y la delincuencia, tal como se muestra en la Figura 1.
Por otra parte, partir del análisis en el 2021 ayuda a observar el efecto del capital social en un contexto donde la participación en redes se pudo limitar de manera física, pues la pandemia producida por la COVID-19 impedía la interacción presencial entre individuos. Esto ayuda a pensar en qué tanto los efectos del capital social se pueden sostener ante estos escenarios. Sin embargo, para proceder con un análisis más exhaustivo sobre problemas de endogeneidad en las variables, se recurre a información de las encuestas de LAPOP de años pasados.
La información se procesa a través de una regresión logística para los datos de 2021, posteriormente se utilizan modelos de ecuaciones simultaneas para el resto de las oleadas de LAPOP, pues incluir las respuestas de 2021 descartaría varios reactivos sobre capital social. Los resultados marcan que efectivamente hay un efecto positivo de mayores niveles de confianza en mejores percepciones económicas de los individuos, sea para los datos de 2021 o para los de 2004 a 2019, aunque el análisis estadístico apunta a la presencia de problemas de endogeneidad.
El desarrollo de este trabajo es de la siguiente manera, primero se inicia con una revisión teórica acerca de qué es el capital social y por qué se debería de esperar que tenga algún efecto en los temas económicos. Posteriormente se explica cómo se miden las variables a través del uso de la base de datos de LAPOP. En esa misma sección sobre el diseño de investigación se muestra la formalización de los modelos de regresión logísticas implementados para la contrastación teórica, en donde se hace uso de modelos de ecuaciones simultáneas. En la siguiente sección se presentan los resultados obtenidos. Por último, se cierra con algunas conclusiones sobre los hallazgos y puntos que pueden mejorar los resultados.
Capital social
Para abrir paso a la discusión es necesario comprender qué se puede entender por capital social. Este concepto engloba una serie de elementos que complejizan una definición consensuada en la literatura, pues puede englobar distintas dimensiones que a su vez se refuercen entre sí. De esta manera, el capital social podría constituir la presencia de grupos sociales organizados, normas y valores, y acción colectiva o participación cívica (Barbini, 2008; Díaz et. al., 2002; Engbers et. al., 2017; Natal y Sandoval, 2004; Ostrom y Ahn, 2003; Rodríguez-Modroño, 2012).
En esta investigación se opta por tomar una visión más acotada del concepto de capital social, restringiendo su significado a la dimensión cognitiva1 referente a las normas y valores de confianza que caracterizan a las sociedades y que pueden motivar a la cooperación para superar problemas colectivos (Barbini, 2008; Evans y Syrett, 2007; Rodríguez-Modroño, 2012; Whiteley, 2000). Las motivaciones para elegir esta concepción del término es reducir el problema de que el capital social es causa y efecto de sí mismo. Esto quiere decir ver la presencia de redes sociales duraderas como impulsoras de las normas de confianza en tanto los individuos interactúan con otros miembros de su comunidad, pero estos grupos no como el capital social en sí, sino un factor que nutre su existencia (Wollebaek y Selle, 2002).
Ciertamente para una parte de la literatura, la presencia de redes sociales y sus características de recursos, densidad o modos de organización, corresponden a la dimensión estructural del capital social (Barbini, 2008; Evans y Syrett, 2007; Nahapiet y Ghoshal, 1998; Rodríguez-Modroño, 2012). Sin embargo, aquí se prefiere utilizar la dimensión cognitiva para minimizar los problemas de endogeneidad en el análisis empírico, los cuales ya resultan conflictivos al evaluarlos junto a la variable dependiente (punto que es revisado más adelante). Esto dado que también las normas y valores de confianza podrían ser las que hicieran posible la existencia de las redes sociales.
Por otra parte, seguir por esta línea permite concebir que la dimensión estructural alienta la presencia de la dimensión cognitiva y, posteriormente, los valores de confianza facilitan la cooperación y conducen a la participación benéfica para las comunidades. Esto no quiere decir que la dimensión estructural ha de ser olvidada, pero será integrada en otra etapa del análisis a partir de los datos disponibles. Para la dimensión estructural sería deseable tener información de las redes y organizaciones presentes en el contexto de los individuos, pero estos datos no están disponibles dentro de las encuestas utilizadas. Además, para el 2021 no hay datos sobre las organizaciones en las cuales están involucrados los encuestados, lo cual no hace viable que esta dimensión sea la variable independiente central de las pruebas estadísticas.
Retomando el punto y acorde a lo dicho párrafos arriba, integrarse a la acción colectiva es un resultado del capital social, mas no el fenómeno en sí mismo, pero la dimensión cognitiva se podría sugerir es la parte más directa en asociarse con la disponibilidad de participar en la búsqueda de mejoras para los grupos sociales o comunidades. Esta vía también sirve para pensar que el capital social no es algo dado que algunas sociedades tienen y otras no, representadas en instituciones que solo se pueden obtener en el largo plazo, sino que se puede generar incluso en el corto y mediano plazo (Durston, 1999; Putnam, 1993).
Ahora bien, cómo funciona el capital social en el desarrollo. Los conocidos problemas de acción colectiva para los bienes públicos se pueden dar ante la incertidumbre de los individuos sobre las acciones que tomaran otros jugadores. Dado que la utilidad de un individuo está en función de lo que hagan otros, ciertos equilibrios podrían llevar a que la mejor alternativa sea no cooperar, pues hacerlo conllevar a cargar con los costos para obtención de un bien o servicio que no se consigue si los demás no participan. Esto último lo haría estar peor que si no coopera, pues de no hacerlo no se obtendría el bien o servicio, pero tampoco tendría una utilidad negativa por los costos de participar (Olson, 1965; Shepsle, 2016).
La obtención del bien o servicio podría generar una utilidad mayor para todos los jugadores, pero la falta de información sobre qué harán lo demás limita que los individuos se arriesguen, junto al hecho de que algunos jugadores podrían esperar a que otros asuman los costos, pues una vez alcanzado el objetivo todos pueden disfrutar de sus impactos. Para afrontar este problema, la presencia de un agente externo que se encargue de sancionar y hacer cumplir en la cooperación podría ser una solución, aunque costosa, dados los recursos invertidos para financiar a este tercer agente (Ostrom y Ahn, 2003; Shepsle, 2016). En cambio, el capital social podría fungir como una institución que merme la incertidumbre y aliente las estrategias cooperativas.
En juegos con más de una ronda los individuos pueden tomar acciones a partir de las estrategias seleccionadas en la primera vuelta. El problema con esto es que, si se inicia con la no cooperación, las siguientes etapas podrían seguir con la misma acción, pues los jugadores no tendrían motivos para creer que los demás cambiarán de movimiento. A través de este proceso podría establecerse una norma estable de desconfianza que los miembros de ciertas sociedades internalicen y refuercen en el tiempo (Acemoglu y Matthew, 2015; Nunn y Wantchekon, 2011). Es aquí donde el capital social podría entrar a romper el arranque o el ciclo de retroalimentación de la desconfianza.
Una de las expectativas teóricas del capital social es que los individuos serán capaces de superar problemas de acción colectiva a través de las redes de confianza formadas por las personas. Mientras mayor sea el capital social, los jugadores podrían confiar más en que los demás miembros del grupo social optarán por tomar acciones cooperativas. Si este pensamiento es generalizado, entonces aumentan las probabilidades de pasar de los pagos subóptimos de la no cooperación a los óptimos de la colaboración, ya que sería creíble que los jugadores participarán en la obtención de un bien o servicio, cuyo beneficio supera los costos.
Por otro lado, un jugador que no haya cooperado en una primera ronda podría actuar distinto en la siguiente si los niveles de confianza aumentan, pues hay que recordar que el capital social no se aprecia como algo que no puede ser introducido en los grupos sociales. Cuando las sociedades empiezan a transitar hacia mejores niveles de capital social, la norma establecida de la desconfianza se podría romper en juegos subsecuentes con más personas que crean pueden fiarse de la estrategia que tomarán los otros. También se podría especular que una confianza más sólida no es tan sencilla de romper, por lo tanto, los individuos tal vez sean más proclives a perdonar comportamientos no cooperativos de una ronda previa, hecho que minimiza jugadas tomadas por error.
Expuesto esto, se puede decir que el capital social simplifica los dilemas de la acción colectiva y brinda espacio para creer que los individuos son capaces de afrontar problemas públicos, esto puede conducir a la generación de políticas que mejoren las condiciones de vida para las comunidades, afrontar ciertos retos de la pobreza económica, el establecimiento de nuevas fuentes de trabajo, así como el mejoramiento de la infraestructura local (Díaz et. al., 2002; Durston, 1999; Engbers et. al., 2017; Torsvik, 2000). Esto debido, en parte, a la reducción de los costos de transacción implicados por la complejidad de coordinar esfuerzos individuales (Hoyman et. al., 2016; Oh et. al., 2014; Ostrom y Ahn, 2003; Whiteley, 2000).
Este repertorio teórico da margen para pensar en vinculo del capital social con el desarrollo económico de las comunidades, pero la intención de este estudio no es reproducir los hallazgos de otras investigaciones que lo han confirmado. Aun así, las pretensiones no se desvían y van en paralelo, de esto modo se intenta averiguar cómo el capital social permea en las percepciones económicas de los individuos, por lo que se propone la siguiente hipótesis:
Hipótesis: Mayores niveles de capital social producen mejores percepciones de la situación económica de los individuos.
Diseño de investigación
La información utilizada para poner a prueba la hipótesis se obtienen de las encuestas de LAPOP, particularmente con los datos del 2021 para México. Para conocer las condiciones económicas de los encuestados se utilizó la pregunta sobre su percepción económica actual, con tres posibles respuestas que van de peor a mejor, pero se recodifica para tener una variable dicotómica (Las preguntas utilizadas se encuentran en la Tabla 1A del Apéndice).
Con esto último se separan las percepciones positivas y que indican ningún cambio en las condiciones económicas respecto a las percepciones negativas. Esta pregunta se considera es la mejor aproximación, pues una alternativa sería la que cuestiona la percepción sobre las expectativas económicas del país, pero no se encuentra disponible en la oleada de 2021. Aun así, el capital social al estar más ligado con una perspectiva local podría tener menores efectos para lo nacional.
Para medir el capital social se utiliza la pregunta sobre confianza con los miembros de su comunidad, que se divide en cuatro categorías que van desde muy confiable a nada confiable. Nuevamente las respuestas de esta pregunta se recodifican como con la variable dependiente, así se obtiene una variable dicotómica que indica si los encuestados confían o no en su comunidad. Junto a esta variable se incluyen algunos controles, tales como los ingresos del encuestado, su nivel educativo, edad, género y si la zona donde vive es urbana o rural (esta variable se divide en cuatro niveles que van de más urbano a más rural). Todas estas variables se analizan a través de un modelo de regresión logística.
A partir de este primer modelo se pueden extraer hallazgos indicativos sobre el papel que juega el capital social en las percepciones sobre la economía, mas no terminarían por ser convincentes para ciertas generalizaciones. Para poder afrontar esta problemática, se opta por hacer una revisión de los datos de encuestas de LAPOP en México anteriores a 2021, los cuales cubren de 2004 a 2019. La razón de dividir los modelos con datos más amplios de los de 2021 es porque ayuda a aprovechar preguntas que desafortunadamente no están incluidas en la última encuesta, sobre todo aquellas que son sobre capital social. Usar más preguntas no solo ayuda a afrontar problemas de validez externa, sino de endogeneidad, pues posiblemente mejores percepciones económicas correspondan a individuos con mejores condiciones y más recursos para asumir los costos de participación de la acción colectiva.
Para proceder con la investigación y atenuar la cuestión sobre la endogeneidad se utilizan modelo de ecuaciones simultaneas, en donde se llevan a cabo dos etapas. En la primera se corre una regresión con variables relacionadas con la variable dependiente junto algunas que influyen en la independiente. En la segunda etapa se incluye la variable endógena (capital social o percepciones económicas) y las variables independientes que teóricamente explican a la dependiente. Así nuevamente se utilizan los mismos reactivos que se utilizaron para el modelo de 2021, con las mismas recodificaciones que brindan variables dicotómicas.
Respecto a las variables que se asume pueden influir en las percepciones económicas el hecho de que se utilizan preguntas sobre si los ingresos de sus hogares son suficientes, si hubo cambios positivos o negativos en sus ingresos y nivel educativo (los años de educación con los que cuentan). Para la variable sobre capital social también se extraen reactivos que podrían explicar su existencia, que son la frecuencia con la que participan en reuniones religiosas, asociaciones de padres de familia y comités para mejoras de la comunidad (que podrían captar en cierto grado la dimensión estructural del capital social). Como se mencionó en el apartado anterior, pertenecer y participar en ciertas redes sociales puede mejorar los niveles de confianza.
Además, se incluye una pregunta sobre clientelismo para saber qué tan presente está y si se asocia con el capital social, pues las redes clientelares pueden solventar algunas necesidades de las comunidades, lo cual genere incentivos para que los individuos no busquen coordinarse para afrontar los problemas públicos de sus localidades y prefieran que alguien patrocine los costos (Cruz, 2018; Durston, 1999).
Adicionalmente a estas preguntas, se controlan variables que pueden tener efecto tanto para las percepciones económicas, como para el capital social. Estas variables son principalmente sociodemográficos y contextuales. Así se incluye el género y la edad que podrían definir los ingresos económicos y el tipo de redes que forman que definan su confianza en otras personas, ya que los distintos grupos pueden variar su proclividad a la confianza (Wollebaek y Selle, 2002).
El tipo de lugar donde viven los encuestados (rural o urbano) y tamaño pueden determinar los tipos de actividad económica asociados con las perspectivas de oportunidades económicas. Asimismo, lugares más pequeños o con menor población podría implicar menor esfuerzo para la acción colectiva, ya que los grupos pequeños pueden coordinar esfuerzo más fácil (Olson, 1965). Esto último acompañado de que los grupos pequeños podrían formar lazos de confianza mayores al tener mayores interacciones entre ellos, cosa que podría ser más compleja en grupos grandes.
Las dos etapas de las ecuaciones simultáneas se hacen con dos modelos para cada una, en donde se invierte la posición de las variables endógenas en la igualdad de la ecuación. Para el caso particular de este estudio se usan regresiones logísticas por la naturaleza de los datos disponibles y recodificados para medir las variables endógenas. Los modelos de regresión para la primera etapa son los siguientes:
En donde Y1 y Y2 son las variables ordinales endógenas, percepciones económicas y capital social respectivamente. β es el parámetro del vector Xi que, a su vez, son matrices de las k variables que se presume explican a Y1 y Y2, en donde:
La ecuación 3 representa que la matriz de variables Xi es igual a la suma de las variables que explican tanto a Y1 y Y2 (Ai), más las variables que explican a Y1 (Bi), más las variables que explican a Y2 (Ci). así se tiene las siguientes ecuaciones:
Las ecuaciones de la segunda etapa son las siguientes:
En donde ∂ es el parámetro de la variable endógena.
Resultados
En la Tabla 1 se presentan los resultados del efecto que genera el capital social, medido a través de la confianza, en las percepciones económicas de los mexicanos encuestados en 2021. El primer coeficiente indica que cuando los individuos confían en las personas de su comunidad, entonces tienden a disminuir sus percepciones negativas sobre la situación económica. Esto representa un primer respaldo a creer que las redes tejidas entre las personas ayudan a afrontar las condiciones económicas adversas, de tal modo que sean menos proclives a ser pesimistas sobre los cambios en su economía personal.
Modelo 1 |
Coeficiente |
|
---|---|---|
Confianza | 0.06 ** (0.03) | |
Ingresos | 0.07 *** (0.01) | |
Educación | 0.02 (0.02) | |
Género | -0.15 *** (0.03) | |
Edad | 0 (0) | |
Urbano | 0.04 *** (0.01) | |
N | 1130 | |
Pseudo R2 | 0.06 | |
BIC | 1596.297 |
* p<0.1 ** p<0.05 *** p<0.01
Fuente: elaboración propia con base en los datos de LAPOP, 2021
Respecto a las variables de control, tanto la educación como la edad no tienen un efecto significativo. Como se sospechaba y algo obvio, mayores ingresos conduce a que los individuos tengan mejores expectativas de su condición económica de forma significativa. Lo mismo pasa con la variable sobre la urbanidad, pero aquí el signo indica que a medida que la zona es menos urbana, las percepciones sobre la economía son más positivas, quizá debido a que poblaciones pequeñas favorecen la interacción entre las personas y esto fortalece las redes de capital social. Por su parte, hay una diferencia significativa entre hombres y mujeres, pues cuando ser mujer reduce las probabilidades de que tengan percepciones positivas con un coeficiente superior al del resto de las variables.
Ahora bien, estos primeros resultados pueden ser indicativos del potencial que tiene el capital social para incidir en las opiniones de los individuos sobre su condición económica. Sin embargo, los resultados al solo pertenecer a una oleada de encuestas están limitados para ofrecer validez externa. Asimismo, queda revisar que tanto el modelo puede resistir a pruebas que corroboren que no hay problemas de endogeneidad entre la variable dependiente y la principal variable independiente. Es por esto por lo que se procede a ejecutar los modelos de ecuaciones simultáneas.
Como se puede observar en la Tabla 2, el primer modelo incluye las variables que se sugirió afectan tanto a las percepciones económicas y al capital social. A excepción de si el lugar es urbano o no, el resto de las variables tiene valores significativos, pero en el caso del coeficiente de la edad tiende a 0. Como se sospechaba, si la situación económica y el cambio en ingresos es favorable para los encuestados, sus percepciones económicas también mejoran.
Variable
dependiente = Percepciones económicas |
Modelo 2 | Modelo 3 |
---|---|---|
Situación económica | 0.11 ***
(0.01) |
0.14 ***
(0.02) |
Cambio en los ingresos | 0.09 *** (0.01) |
0.07 *** (0.02) |
Educación | 0 (0) |
0 (0) |
Género | 0.03 * (0.02) |
-0.01 (0.02) |
Edad | 0*** (0) |
0** (0) |
Urbano | 0.03 (0.02) |
0.07 ** (0.03) |
Tamaño del lugar | -0.01 * (0.01) |
-0.02 * (0.01) |
Organizaciones religiosas | 0.01 (0.01) |
|
Organizaciones de padres de familia | 0.02
(0.01) |
|
Organizaciones de mejora comunitaria | -0.03 * (0.02) |
|
Clientelismo | -0.01 (0.02) |
|
N | 3045 | 1501 |
Pseudo R2 | 0.08 | 0.09 |
BIC | 3474.769 | 1790.678 |
* p<0.1 ** p<0.05 *** p<0.01
Fuente: elaboración propia con base en los datos de LAPOP 2004 a 2021.
La tabla presenta los modelos para la primera etapa de los modelos de ecuaciones simultaneas, con la variable dependiente de las percepciones económicas. En el Modelo 2 primero se presentan los resultados sin las variables que afectan al capital social. En el Modelo 3 primero se presentan los resultados con las variables que afectan al capital social.
Cuando se observa el Modelo 3, las variables que afectan a solo a la cuestión económica mantienen sus niveles de significancia. En cambio, la variable como de género deja de tener efectos significativos, aunque la variable sobre urbanidad pasa serlo. Por su parte, las variables que debería impactar solo en el capital social no tienen valores significativos, excepto para la participación en organizaciones de mejora comunitaria. Con este modelo se puede notar que, en términos estadísticos, las variables que sirven como una aproximación a la dimensión estructural del capital social no son tan decisivas en las percepciones económicas. El signo de esta última variable es negativo, lo cual resulta curioso, pues indica que la participación en estas organizaciones conlleva a menores percepciones económicas positivas, pero quizá sea esto lo que alienta a que los individuos se involucren para mejorar su situación.
Los resultados de esa primera etapa dan indicios para creer que es adecuado proceder con los modelos de ecuaciones simultaneas, esto al tener variables que no son significativas y que no deberían estar correspondidas a determinada variable dependiente. En la Tabla 3 se presentan los resultados de la regresión logística para la primera etapa con el capital social como variable dependiente.
Variable dependiente = Capital social | Modelo 4 | Modelo 5 |
---|---|---|
Organizaciones religiosas | 0.02 (0.01) |
0.02 * (0.01) |
Organizaciones de padres de familia | -0.02 (0.01) |
-0.02 (0.01) |
Organizaciones de mejora comunitaria | -0.03 * (0.02) |
-0.03 * (0.02) |
Clientelismo | -0.06 *** (0.02) |
-0.06 *** (0.02) |
Género | -0.07 *** (0.03) |
-0.05 * (0.03) |
Edad | 0 *** (0) |
0.01 *** (0.00) |
Urbano | 0.02 (0.04) |
0.03 (0.04) |
Tamaño del lugar | 0.01 (0.01) |
0.02 ** (0.01) |
Situación económica | 0.04 ** (0.02) |
|
Cambio en los ingresos | 0.02 (0.02) |
|
Educación | 0.02 *** (0.00) |
|
N | 1497 | 1477 |
Pseudo R2 | 0.04 | 0.02 |
BIC | 2085.651 | 2140.214 |
* p<0.1 ** p<0.05 *** p<0.01
Fuente: elaboración propia con base en los datos de LAPOP 2004 a 2021.
La tabla presenta los modelos para la primera etapa de los modelos de ecuaciones simultaneas, con la variable dependiente de capital social. En el Modelo 3 primero se presentan los resultados sin las variables que afectan a las percepciones económicas. En el Modelo 4 primero se presentan los resultados con las variables que afectan a las percepciones económicas.
En el Modelo 4 la variable sobre participar en organizaciones religiosas y de padres de familia no afectan significativamente las opiniones sobre la confianza en los miembros de sus comunidades, que resulta contrario a las expectativas teóricas. Esto se modifica en el Modelo 5, en donde la opinión sí se ve incidida significativamente cuando se participa en organizaciones religiosas. La participación en organizaciones comunitarias es significativa en ambos modelos, pero con un signo negativo que resulta contraintuitivo, pues involucrarse más lleva a expresar en las encuestas menos confianza. Si se observa la variable sobre clientelismo, su signo también es negativo, eso es una señal de que mayor presencia de estas redes si merma el capital social. Estos resultados podrían generar cierto ruido al momento de implementar la segunda etapa, pues aparentemente para el Modelo 5 dos de las tres variables que solo deberían afectar a las percepciones económicas también influyen en el capital social, esto deja en duda su cualidad de exógenas.
En la Tabla 4 se presentan los resultados de la segunda etapa de los modelos de ecuaciones simultaneas. Los coeficientes y los niveles de significancia mantienen una tendencia muy similar a la presentada en los modelos anteriores. En su mayoría las variables que deberían afectar solo a cierta variable dependiente tienen signos acordes a lo esperado, excepto aún con el caso de la participación en organizaciones de padres de familia y mejora comunitaria, pero ninguna es estadísticamente significativa.
Modelo
5. Percepciones económicas |
Modelo
6. Capital social |
|
---|---|---|
Confianza | 0.08 *** (0.02) |
|
Percepciones económicas | 0.12 *** (0.03) |
|
Situación económica | 0.11 *** (0.01) |
|
Cambio en los ingresos | 0.09 *** (0.01) |
|
Educación | 0 (0) |
|
Organizaciones religiosas | 0.02 * (0.01) |
|
Organizaciones de padres de familia | -0.02
(0.01) |
|
Organizaciones de mejora comunitaria | -0.03 (0.02) |
|
Clientelismo | -0.05 ** (0.02) |
|
Género | 0.03 * (0.02) |
-0.07 *** (0.03) |
Edad | 0*** (0) |
0 *** (0) |
Urbano | 0.03 (0.02) |
0.02 (0.04) |
Tamaño del lugar | -0.02 ** (0.01) |
0.01 (0.01) |
N | 3007 | 1491 |
Pseudo R2 | 0.09 | 0.03 |
BIC | 3413.066 | 2122.341 |
* p<0.1 ** p<0.05 *** p<0.01
Fuente: elaboración propia con base en los datos de LAPOP 2004 a 2021. La tabla presenta los modelos para la segunda etapa de los modelos de ecuaciones simultaneas. En el Modelo 5 se utiliza las percepciones económicas como variable dependiente. En el Modelo 6 se utiliza el capital social como variable dependiente.
En el caso de las dos variables principales que cambian su lugar en el lado de la igualdad de las ecuaciones, se puede apreciar que, así como el capital social influye en mejores percepciones económicas, las percepciones económicas también afectan positivamente al capital social. Esto hace un llamado a tomar en consideración que los problemas de endogeneidad no lograron ser superados. Esto puede ser causado por una mala selección del resto de las variables, las cuales podrían no estar cumpliendo con el criterio de exogeneidad. Esto no sería difícil de creer, pues para el caso de las percepciones económicas se utilizaron variables que siguen la misma ruta de mejores condiciones económicas. Mientras que como se comentó más arriba, hay una falta de consenso teórico para determinar si las redes preexistentes en las comunidades son o no en sí mismas una manifestación de capital social. Además, está latente lo conflictivo que es tratar de explicar percepciones con percepciones.
Los hallazgos presentados pueden complementarse con este último modelo. La Tabla 5 deja ver que la importancia que tiene el capital social, pues está correlacionado con una mayor participación en acciones que pueden favorecer a las localidades de los individuos. Los resultados señalan que hay más probabilidad de que los individuos sean más frecuentes en la cooperación con miembros de su comunidad cuando confían más en ellos. Punto que refuerza y sostiene lo planteado por la teoría sobre capital social. Empero, aún queda por explorar si esa cooperación está relacionada con la cuestión económica y mantiene el debate de si debe ser incluida como una dimensión del capital social o solo como un efecto de éste. Este resultado también solo es una muestra tentativa de la relación entre variables, pues hay un claro sesgo a causa de variables omitidas en el modelo.
Modelo
7 Variable dependiente = Cooperación comunitaria |
Coeficiente |
---|---|
Confianza | 1.20 *** (0.07) |
N | 6105 |
Pseudo R2 | 0.02 |
* p<0.1 ** p<0.05 *** p<0.01
Fuente: elaboración propia con base en los datos de LAPOP 2004 a 2021, disponibles en https://www.vanderbilt.edu/lapop-espanol/acceso-gratuito.php
Correlación entre los niveles de capital social y cooperación para acciones de mejora comunitaria.
Conclusiones
Para terminar, hay que reflexionar algunos puntos. La hipótesis planteada en este trabajo se confirmó. La respuesta a la pregunta de investigación es afirmativa, las opiniones sobre capital social, entendido por los niveles de confianza, sí definen en cierto grado que a nivel individual haya mejores percepciones sobre las condiciones económicas. Sin embargo, la endogeneidad revelada en los modelos está presente y dificulta hacer inferencias causales sobre qué variable antecede en a la otra. Aunque esto no debe ser visto de manera pesimista si se toma en consideración el cumulo de trabajos sobre capital social que a través de métodos cualitativos han podido explorar la manera en que las normas de confianza ayudan a afrontar la acción colectiva y, posteriormente, tener beneficios económicos.
Esto último tampoco debe significar relajar el análisis y en cambio debe representar una ventana para explorar los análisis estadísticos con otros métodos, por ejemplo, con el uso de variables instrumentales, así como rastrear variables que puedan ser validadas como exógenas en los modelos. También se podría proceder con un análisis que no vea al capital social con una postura minimalista y más bien integre sus distintas dimensiones en un solo índice.
Para cerrar queda agregar las implicaciones prácticas que tienen estas relaciones entre variables. Las acciones gubernamentales podrían encaminarse a intervenir en las localidades con estrategias que fortalezcan las normas de confianza con el objetivo de impulsar el desarrollo económico. Esto podría ser un paso para pensar en lo valioso que es que las personas cuenten con la capacidad para afrontar los restos que limitan la movilidad social. Junto a esto, tener presente el gran apoyo que representan los datos de encuestas, pues a través de ellos se pueden monitorear los avances o retrocesos. Para el caso mexicano se pudo observar que el capital social influyó en las percepciones económicas independientemente del uso de la información de 2021 y la de 2004 a 2019. Tal vez esto sea una señal de cómo el capital social pudo mermar las afectaciones ocurridas ante un contexto de pandemia, la cual pudo desalentar las expectativas positivas de los encuestados.
Esto no debe ser tomado como un argumento para delegar la responsabilidad de superar las adversidades económicas a los mismos individuos que se ven afectados, pero sí como una manera de pensar en la factibilidad de esquemas de gobernanza. En este sentido, la incorporación de la sociedad civil como elemento clave para impulsar programas públicos que hagan caso de sus necesidades y puedan estar mejor vinculados con las distintas etapas de las políticas.