Introducción
El aislamiento social originado por el COVID-19 ha potenciado estilos de vida no saludables, como por ejemplo, ineducadas conductas alimentarias, inactividad física y modificaciones en el estado de ánimo, lo que afecta directamente al bienestar de la población en general1, pero en especial, en las personas mayores, grupo humano en el que se fortaleció un estereotipo asociado al edadismo que los reconoce como personas de mayor riesgo y más vulnerables para el virus SARS-CoV-2, no solo por su edad cronológica, sino por la edad biológica2,3, y que por lo mismo, se condicionan secuelas que se expresan en la aparición de enfermedades cardiovasculares o el mayor riesgo de presentar fragilidad4.
Se debe reconocer que el confinamiento, influyó en las trayectorias vitales, favoreciendo la modificación de algunos de patrones de estilos de vida, las formas de afrontamiento y el estrés que en sí acompañaron esta epidemia global5,6,7. Se reconoce, entre otros aspectos, un impacto económico y dificultades para cubrir con necesidades básicas que podrían repercutir en la seguridad alimentaria de la población mayor, en especial, en momentos en que se declaró cuarentena8,9.
Entre las modificaciones en los estilos de vida reportadas en personas mayores y en general, en personas de todas las etapas del curso de vida, se reconoce una modificación en la alimentación, identificando un incrementado en el consumo de alimentos aportadores de nutrientes críticos y de alta densidad energética, además de la alteración en los tiempos de alimentación habituales10,11.
Los cambios en las conductas y preferencias alimentarias en pandemia se han estudiado especialmente en población adulta12, necesitando generar evidencia desde la vivencia de personas mayores. Es por esto que el objetivo del estudio es interpretar las influencias de factores emocionales y socioeconómicos en las preferencias alimentarias de personas mayores de la provincia de Concepción, Chile, en tiempos de pandemia.
Materiales y métodos
A través de un estudio cualitativo con enfoque fenomenológico interpretativo de Heidegger, se profundizó en la experiencia que en pandemia condicionaron las preferencias alimentarias de personas mayores de comunas del Gran Concepción, región del Biobío, Chile. Según el censo del año 2017, las personas mayores equivalen al 16.2% de la población total, superando los 2 millones 800 mil habitantes y en donde la región del Biobío exhibe que es la segunda concentración poblacional en esta etapa del curso vital, correspondiendo a 352,637 habitantes13.
La investigación se inicia con el supuesto de que en la crisis sanitaria global por el COVID-19, las preferencias alimentarias en personas mayores son influenciadas por las emociones, aspectos sociales y económicos, como lo son las familias y la disponibilidad de recursos monetarios.
Para cumplir con sus propósitos, el estudio utilizó un muestreo de tipo intencional en base a los criterios de selección, los que incluían el ser mayor de 60 años, residentes del Gran Concepción y que quisieran participar en la investigación de manera voluntaria, firmando un consentimiento informado. Como exclusión solo se estimó problemas auditivos o cognitivos severos, que limitaran realizar la entrevista. El tamaño de la muestra se definió por punto de saturación, la que se obtuvo en la entrevista número 12.
La recolección de información fue realizada por tres estudiantes del cuarto nivel de la carrera de Nutrición y Dietética de la Universidad Católica de la Santísima Concepción, capacitadas por la nutricionista investigadora con experiencia en estudios cualitativos de manera previa para esta actividad. Para la recolección de datos realizada durante el segundo semestre el año 2020, se utilizó una entrevista semiestructurada, instrumento elaborado en bases a conceptos teóricos por parte de investigadoras y sometido a juicio de expertos antes de ser aplicado (Tabla 1). Las entrevistas fueron realizadas usando plataformas virtuales (Zoom, Meto o video llamada WhatsApp), debido al confinamiento en que se encontraba la comunidad durante el tiempo de toma de muestra. Las conversaciones fueron grabadas y transcritas por las estudiantes para ser finalmente analizadas por el equipo ejecutor.
Pregunta inicial |
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¿Tiene algún plato o alimento preferido? |
(Profundizando en cuál y por qué) |
Aspectos emocionales |
Sus preferencias alimentarias ¿Se han modificado en la pandemia? |
(Profundizar en las emociones básicas) |
¿Cree que sus emociones influyen en sus preferencias alimentarias? |
(Profundizar en la identificación de estas) |
¿Tiene preferencia por algún sabor cuando ha experimentado estas emociones? |
(Profundizar en sabores y el por qué) |
Aspectos socioeconómicos |
En el distanciamiento social por COVID-19 ¿Considera que sus relaciones con amigos y/o familia influyen en sus preferencias alimentarias? |
(Indagar de qué manera influyen (o en el por qué si no es así) |
¿Cómo cree que han influido sus ingresos en sus preferencias alimentarias? |
(Ahondar en la percepción que tienen acerca de sus ingresos económicos) |
En el contexto actual ¿Ha tenido que priorizar la compra de algunos alimentos por sobre sus preferencias alimentarias? (Indagar en cuáles) |
¿Algún otro comentario sobre lo conversado? |
Fuente: elaboración propia
Como plan de manejo de datos, se utilizó la técnica de análisis de contenidos, sugerido por Cáceres para esta actividad14: se organizaron los datos desde las categorías teóricas (emociones y aspectos socioeconómicos); luego se reorganizó y reordenaron los datos, se identificaron códigos emergentes para ser finalmente sometidos a triangulación de investigadores por el equipo ejecutor del estudio.
El desarrollo de esta investigación contó con la autorización del Comité de Bioética de la Universidad Católica de la Santísima Concepción, con el registro ordinario N° 45/2020.
Resultados
Participaron un total de 12 personas mayores (75% mujeres), con un promedio de edad de 73.3 años (+/- 2.5 años).
En cuanto a la interpretación de las respuestas y aunque declaran ciertas complicaciones propias originadas por el aislamiento social, esta situación no es percibida totalmente como una experiencia negativa, debido a que reconocen el sentirse cercanos a sus familias, esto último debido al uso de artefactos tecnológicos y aplicaciones móviles, como se ejemplifica en la siguiente cita:
“(Me siento) cercano en el sentido estricto de la palabra no, pero me he podido comunicar bien con ellos por Zoom, por las redes por internet” [Entrevista 3, hombre 71 años]
De la alimentación, señalan como platos culinarios preferidos aquellos que pertenecen a las comidas típicas, que están en el imaginario colectivo de la comunidad en donde están insertos y que, además, están arraigados desde otras etapas de las trayectorias vitales como lo es la niñez.
“Porotos y cazuela porque me quedó el gusto de los que cocinaba mi mamá, era una mujer de campo y ella siempre cocinaba rico” [Entrevista 8, hombre 67 años]
“Como sopa, cazuela, pollo (en momentos de confinamiento)” [Entrevista 9, mujer 78 años]
Por otra parte, no se establece desde el discurso de los participantes, una marcada influencia de las emociones en sus preferencias alimentarias, por la situación específica de aislamiento social por la pandemia. Los relatos emitidos, sí permiten interpretar esta conexión emocional, pero direccionado por los estados de ánimo, la entrega de afectos en el momento de preparar o consumir algunos platillos, lo que sería independiente a la vivencia de confinamiento.
“No tengo preferencias (alimentarias), no tengo nada en especial; como cuando estoy alegre, triste” [Entrevista 6, mujer 80 años]
“Ehh… es que yo no soy de esas personas así variables que andan un día bien otro día enojado, porque siempre mi yerno me dice: “suegra, está rica la comida” Bueno le digo yo …hay que hacerla con amor po’, no llegar y tirarlo a las cosas ahí a la olla como quedó” (SIC) [Entrevista 12, mujer 74 años]
“Emocionalmente las comidas no han influido en mí, me emocionaba cuando los demás comían. Las emociones se guardan” [Entrevista 8, hombre de 67 años]
En cuanto a los aspectos sociales, la mayoría de los entrevistados refieren sentirse cercanos a su familia gracias las tecnologías, por lo que no condicionaron sus preferencias alimentarias. Lo mismo ocurre para la comprensión de la influencia de aspectos económicos, ya que han mantenido sus ingresos habituales o recibieron un soporte desde su grupo familiar, situación que se reconoce desde antes del confinamiento por COVID-19.
“No he tenido problema (en pandemia). Prefiero gastar en lo que deseo comer que gastar plata a veces en ropa” [Entrevista 1, mujer de 80 años]
“Bueno, ahora no. Bueno porque hace poco estoy viviendo con mi hija, antes yo con mi plata tenía...como todas las pensiones tenía que tirarla pa’ que alcanzara, comprar cosas así pocas pa’ que alcanzara. Pero ahora no, ahora estoy bien” (SIC) [Entrevista 12, mujer de 74 años]
Discusión
De acuerdo con la interpretación de los discursos de las y los participantes en esta investigación, se puede reconocer que la vivencia de aislamiento social por COVID-19, no fue suficiente para modificar las preferencias alimentarias en las personas mayores del Gran Concepción.
Resultados de estudios previos en el que participan personas mayores, reconocen que la situación de pandemia ha influenciado en su bienestar15 y también en estilos de vida a nivel global, con modificaciones en la alimentación que direccionan a una reducción en el abastecimiento de alimentos16 y cambios en las conductas alimentarias como un incremento en la calidad y cantidad de alimentos consumidos, pero también en la elección de alimentos, prefiriendo aquellos de costos más bajos, como harina de trigo o pan17. Esta identificación en cambios en la alimentación en pandemia, no son descritos en los relatos de los participantes en este estudio, ya que sus preferencias alimentarias no estarían dadas por la vivencia de la situación sanitaria, sino por otras condicionantes que trascienden estos hechos y que son independientes a la experiencia originada por esta crisis de salud. Resultados similares al pensar de los entrevistados en esta investigación, aunque incorporando a personas de otra etapa de la trayectoria vital, se observa en un estudio realizado por Poelman et al. en Noruega18 donde se evaluó cambios en el comportamiento alimentario y de compras. Entre sus conclusiones, los participantes no modificaron mayormente sus conductas alimentarias ni los hábitos en las compras de alimentos por la pandemia. Se admite una persistencia en las conductas y hábitos de compras de alimentos durante el confinamiento, mencionando además que, a mayor edad de sus participantes, menores fueron las diferencias en el comportamiento alimentario, al comparar con la etapa anterior a la epidemia18.
Por otra parte, la realidad de nuestros participantes no responde a lo que se esperaría de un comportamiento alimentario en esta situación, en el que la selección y el consumo de alimentos estuviesen supeditadas a aspectos emocionales y sociales, además de los económicos19. Un estudio liderado por Shen et al. y realizado en Estado Unidos en donde participaron personas mayores20, presentó como objetivo el comprobar si la alimentación emocional mediaba entre el estrés percibido y los motivos que orientan la selección de alimentos durante la pandemia. Entre sus resultados, los autores reconocen una correlación entre la alimentación emocional y algunos motivos que condicionan las preferencias o selección de alimentos, en el que se destacó, entre otros, el estado de ánimo, el valor de los alimentos o la familiaridad de estos últimos20, situación que no es totalmente reconocida en los participantes de esta investigación.
De los aspectos económicos, se identifica que en pandemia, las compras de alimentos están condicionadas por los ingresos de los consumidores y la disponibilidad de alimentos, más que los conocimientos en alimentación o nutrición, reestructurando la organización de gastos y lugares en donde se adquieren los alimentos21. La interpretación que se realiza a los discursos de las y los participantes del estudio, no reconoce que la situación de pandemia pudiese en sí afectar sus preferencias o seguridad alimentaria, ya que posibles apremios económicos que condicionaran su alimentación podrían presentarse independiente de la crisis sanitaria.
Finalmente, la vivencia de la pandemia debería conllevar estresores sociales, en donde se destaquen el ajuste de las rutinas y la separación con los seres queridos22, sin embargo, y de acuerdo con nuestros resultados, es valioso comprender que las preferencias alimentarias no se ven afectadas para estas personas mayores, ya que se compensa con la comunicación virtual que se presenta con sus familiares o amistades, situación que se ha reportado en personas mayores en pandemia, en donde el uso de las tecnologías ha permitido mantener el contacto con sus seres queridos23,24.
Esta situación debería ser considerada, en la práctica destinada a una promoción de estilos de vida saludable en personas mayores. Potenciando el uso de redes sociales para el logro de su bienestar.
Como limitaciones, se debe reconocer las propias asociadas al diseño de investigación utilizado, las que no permiten una extrapolación de sus resultados, pero generan la necesidad de profundizar en esta temática y la percepción de las vivencias en etapa de confinamiento. Por otra parte, la virtualidad en la recolección de datos podría generar una barrera en la comunicación efectiva, condición esencial en los estudios cualitativos, que supedite los relatos desde los significados que los entrevistados les entregaron a circunscripciones en sus preferencias alimentarias en la etapa de pandemia.
Conclusiones
Para las personas mayores participantes de esta investigación la vivencia de aislamiento social derivado de la pandemia por COVID-19, no fue lo suficientemente relevante como para modificar sus preferencias alimentarias.
Los resultados de esta investigación dan una oportunidad de seguir estudiando en los ambientes alimentarios domésticos, lugar en donde se originan las conductas alimentarias y en donde se reconoce la trascendencia de los saberes, las prácticas y preferencias que entregan las personas mayores en las trayectorias de vida.