Antecedentes
México es el cuarto país del mundo con la mayor carga de enfermedad asociada a diabetes tipo 2 (DT2 en lugar de diabetes mellitus1,2)* en números absolutos3 y pertenece al grupo de países con mayor cantidad de personas que viven con esta condición.4 Un estudio publicado en 2019 mostró que, a nivel nacional, entre 1990 y 2017 se registró un incremento en la carga total de DT2 en la población mexicana (especialmente en los hombres); a nivel estatal, los aumentos más pronunciados ocurrieron en las entidades federativas más pobres del país.5 La desproporcionada y desigual carga de la DT2 en México es resultado de la confluencia de factores como la predisposición genética,6-9 la alta prevalencia de factores de riesgo y comorbilidades y una cobertura insuficiente de los servicios de salud, que refleja serias limitaciones para la detección temprana y el control adecuado de la enfermedad.10-12
La DT2 se caracteriza por insuficiente producción o ineficiente utilización de insulina, que resulta en altos niveles de glucosa en la sangre y que suele acompañarse de comorbilidades y condiciones metabólicas que incrementan el riesgo de enfermedades cardiovasculares, neurológicas, renales y otras complicaciones como la ceguera y las amputaciones.13
En 2022, 18.3 % de los 82 millones de adultos de 20 años y más vivían con DT2 y de ellos, 31.2 % no tenía diagnóstico.14 Esto implica que uno de cada 20 adultos no sabía que tenía la enfermedad y, por lo tanto, no recibía tratamiento. Si bien en nuestro país la detección y la atención de la DT2 son programas prioritarios,15 solo 12.2 % de las personas accede a una prueba de tamizaje,16 35 % de las personas diagnosticadas logra un control glucémico óptimo17 y 9 % recibe atención médica adecuada.11
Además, 13 % del total de defunciones (1 098 301) se debe a esta causa, lo que impacta negativamente en la esperanza de vida de la población mexicana, y lo seguirá haciendo cada vez más, ya que la carga de la enfermedad crecerá 60 % en 2050.18
Dada la complejidad de la DT2 en México, el presente estudio analiza la situación actual y los cambios en la epidemiología de la carga de la enfermedad entre 1990 y 2021, para entender tanto el impacto letal como no letal de la DT2 en la población. Estos hallazgos permitirán identificar áreas prioritarias para el diseño de intervenciones que mitiguen el impacto de este padecimiento.
Material y métodos
Fuente de datos y cobertura
Se utilizaron estimaciones del estudio Global Burden of Disease (GBD) 202119 para evaluar la carga de la DT2 en adultos de 20 años o más en México y en las 32 entidades federativas. El GBD 2021 ofrece estimaciones epidemiológicas detalladas para más de 350 enfermedades y lesiones en 204 países y territorios.3 Las metodologías generales y específicas para las estimaciones de DT2 se han descrito con detalle en publicaciones previas.3,20-25 Los criterios de diagnóstico, definiciones, pesos de discapacidad para condiciones no letales, covariables y factores de riesgo para la DT2 se muestran en las Tablas S1 a S5 del Material Suplementario.
Estimación de la carga de la DT2
Para estimar la mortalidad atribuible a la DT2, se usó un modelo conjunto de causas de muerte, que toma en cuenta múltiples factores y comorbilidades para evitar la sobrestimación o subestimación de las muertes causadas por DT2.20 Los años de vida perdidos por muerte prematura (APMP) se calcularon multiplicando el número de muertes por la esperanza de vida estándar correspondiente a la edad en la que se produjo la muerte.20
Para calcular los años vividos con discapacidad (AVD), se estimó el número de personas afectadas por complicaciones de la DT2 y su severidad a partir de una metarregresión bayesiana26 y se multiplicó por el peso de la discapacidad que generan, es decir, un valor entre 0 y 1, que representa qué tanta calidad de vida se pierde durante un año específico. Finalmente, los años de vida saludable (AVISA) perdidos se obtuvieron con la suma de los APMP y AVD.20
Análisis estadístico y enfoque para esta publicación
Se analizó la distribución y cambio del número y tasa de prevalencia, incidencia, AVD, APMP y AVISA perdidos debidos a la DT2 entre 1990 y 2021. Se reportan valores puntuales e intervalos de incertidumbre de 95 %. Se realizaron análisis comparativos por sexo, grupo de edad y entidad federativa. También se reportó la contribución de factores metabólicos, ambientales y de comportamiento.
Resultados
Carga general de la DT2
En 2021, la DT2 fue la primera causa de pérdida de salud, responsable de 6.6 % del total de la carga de enfermedad en la población mexicana. De las 11 936 573 personas (IC 95 % = 11 004 733-12 978 713) que vivían con DT2, aproximadamente 600 000 fueron diagnosticadas en ese año y 84 839 fallecieron a causa de esta condición. La DT2 fue responsable de la pérdida de 3.1 millones de AVISA, de los cuales 64 %, es decir, 1 970 604 (IC 95 % = 1 724 149-2 173 254) se debió a muertes prematuras y el resto, 1 111 054 (IC 95 % = 784 794-1 481 585) a discapacidad (Tabla 1).
Prevalencia | Incidencia | Mortalidad | ||||
---|---|---|---|---|---|---|
Casos (miles) | Tasa × 100 000 | Casos (miles) | Tasa × 100 000 | Defunciones | Tasa × 100 000 | |
2021 | ||||||
Ambos sexos | 11 937 (11 005-12 979) | 9 233 (8 513-10 040) | 599 (547-645) | 431 (396-463) | 84 839 (74 928-93 228) | 69 (62-76) |
Mujeres | 6 951 (6 423-7 588) | 10 503 (9 705-11 464) | 339 (309-367) | 467 (427-504) | 42 767 (37 696-48 556) | 66 (58-75) |
Hombres | 4 986 (4 583-5 384) | 7 902 (7 264-8 534) | 260 (238-279) | 392 (360-420) | 42 073 (35 816-48 358) | 73 (63-84) |
Porcentaje de cambio 1990-2021 | ||||||
Ambos sexos | 218 (217-221) | 25 (24-25) | 161 (159-160) | 11 (11-10) | 202 (176-226) | - 3 (-11-4) |
Mujeres | 238 (238-242) | 34 (34-35) | 172 (168-172) | 13 (13-13) | 168 (145-197) | -22 (-27-14) |
Hombres | 192 (194-191) | 14 (13-13) | 148 (147-144) | 8 (9-5) | 247 (205-290) | 19 (5-33) |
AVD | APMP | AVISA perdidos | ||||
Casos (millones) | Tasa × 100 000 | Casos (millones) | Tasa × 100 000 | Casos (millones) | Tasa × 100 000 | |
2021 | ||||||
Ambos sexos | 1 111 (785-1 482) | 859 (607-1 146) | 1 971 (1 724-2 173) | 1 523 (1 335-1 678) | 3 082 (2 611-3 455) | 2 384 (2 020-2 673) |
Mujeres | 650 (453-863) | 982 (684-1 304) | 934 (815-1 072) | 1 366 (1 194-1 564) | 1 584 (1 341-1 850) | 2 394 (2 026-2 795) |
Hombres | 461 (328-616) | 731 (519-976) | 1 036 (876-1 200) | 1 698 (1 439-1 961) | 1 497 (1 236-1 713) | 2 373 (1 959-2 716) |
Porcentaje de cambio 1990-2021 | ||||||
Ambos sexos | 228 (227-229) | 23 (22-25) | 184 (154-208) | - 3 (−13 a 5) | 198 (181-202) | 97 (86-100) |
Mujeres | 250 (247-252) | 33 (31-35) | 147 (122-178) | - 20 (−27 a−10) | 181 (165-199) | 84 (74-96) |
Hombres | 201 (199-199) | 12 (10-13) | 227 (184-269) | 17 (2-32) | 218 (192-226) | 112 (94-117) |
*Los números en paréntesis son intervalos de confianza de 95 %. APMP: años perdidos por muerte prematura; AVD: años vividos con discapacidad; AVISA: años de vida saludable.
Factores de riesgo
La mayor proporción de AVISA perdidos por DT2 se atribuyó a los factores de riesgo metabólicos. Destacó la glucosa elevada con 99 % y el índice de masa corporal (IMC) elevado con 66.3 %. La dieta poco saludable, incluido el alto consumo de bebidas azucaradas y carnes procesadas, fue responsable de 27.3 %. La baja actividad física, el consumo de alcohol y tabaco sumaron 23.6 %. Por último, la contaminación ambiental y los cambios extremos de temperatura contribuyeron con casi 20 % del total de AVISA perdidos (Figura 1).
Prevalencia e impacto de las condiciones de salud asociadas a vivir con DT2
De los 11 millones de personas que vivían con DT2, solo 40 %, es decir, 4.8 millones (IC 95 % = 4.0-5.6) no tenían complicaciones de salud asociadas. En contraste, la neuropatía diabética afectó a cerca de 5.7 millones de individuos (IC 95 % = 4.8-6.7), es decir, a 47 % de las personas con DT2. Además, más de 900 000 personas vivían con pie diabético y casi 300 000 habían sufrido amputación de una extremidad inferior, de las cuales 58 % no recibió tratamiento. Las complicaciones visuales afectaron a más de 270 000 personas, de las cuales 10 % sufría de ceguera atribuible a la DT2 (Tabla 2 y Figura 2).
Condición de salud | Hombres | Mujeres | Ambos |
---|---|---|---|
Diabetes no complicada | 2 100 536 (1 754 839-2 440 435) | 2 249 606 (3 189 078-4 816 683) | 4 816 683 (4 010 547-5 605 146) |
Neuropatía diabética | 2 176 602 (1 796 295-2 670 136) | 2 962 071 (4 029 266-5 661 263) | 5 661 263 (4 761 402-6 731 177) |
Neuropatía con pie diabético | 471 057 (380 794-577 749) | 345 550 (526 992-900 536) | 900 536 (724 998-1 102 582) |
Neuropatía diabética con amputación tratada | 49 550 (29 181-84 670) | 41 133 (117 985-119 430) | 119 430 (70 057-202 656) |
Neuropatía diabética con amputación no tratada | 69 438 (40 239-96 383) | 57 296 (133 505-167 284) | 167 284 (97 551-229 854) |
Déficit de la visión a distancia | 68 393 (50 336-91 189) | 61 447 (110 904-151 362) | 151 362 (111 783-202 092) |
Pérdida de la visión a distancia | 33 056 (23 971-40 762) | 38 653 (61 115-83 951) | 83 951 (62 883-101 491) |
Ceguera debida a diabetes | 16 884 (12 319-22 647) | 14 340 (25 791-36 065) | 36 065 (26 787-48 273) |
Todas las personas con DT2 tuvieron una disminución de la calidad de vida. La población sin complicaciones adicionales aportó 7 % del total de AVISA perdidos. Por otro lado, la neuropatía, el pie diabético y la amputación de pie fueron las principales causas de pérdida de calidad de vida, contribuyendo con 28 % del total de AVISA perdidos y con 80 % del total de la carga no letal de la DT2, mientras que las afecciones visuales contribuyeron con menos de 1 % del total de AVISA perdidos (Figura 3).
Tendencias temporales
Entre 1990 y 2021, el número de personas con DT2 y la carga asociada mostraron un aumento significativo, sobre todo los hombres. Mientras que la tasa de casos aumentó en 25 % (IC 95 % = 24-26 %), la tasa de AVISA prácticamente se duplicó, con un incremento de 97 % (IC 95 % = 86-100 %). Solo las tasas de defunción y de APMP mostraron una disminución de 3 %, atribuible principalmente al descenso de la mortalidad de 22 % en las mujeres (IC 95 % = −27 a −14 %) (Tabla 1).
Diferencias por sexo y edad
La DT2 afectó de forma diferencial a hombres y mujeres. En 2021, había dos millones más de mujeres que de hombres viviendo con DT2: 6 951 058 (IC 95% = 6 422 945-7 587 533) frente a 4 985 515 (IC 95% = 4 583 163-5 384 102), respectivamente. Consistentemente, las mujeres presentaron una tasa de incidencia 20 % más alta y una tasa de mortalidad 10 % más baja en comparación con los hombres (Tabla 1). A pesar de que el total de AVISA perdidos fueron prácticamente iguales en hombres y en mujeres, los hombres tuvieron 7 % más APMP (1 036 386, IC 95% = 876 493-1 199 958), que las mujeres (934 218, IC 95% = 815 004-1 071 833), mientras que las mujeres tuvieron 50 % más AVD (650 082, IC 95% = 452 596-862 780) que los hombres (460 972, IC 95 % = 327 690-615 638), Tabla 1.
En 2021, la tasa de prevalencia de DT2 fue mayor entre los 60 y 80 años, tanto para hombres como para mujeres. Sin embargo, la tasa de incidencia alcanzó su pico en el grupo de 45 a 60 años. Mientras que la tasa de mortalidad aumentó de manera sostenida con la edad y fue más alta en hombres en la mayoría de los grupos de edad (Figura 4).
Entre los cambios más importantes de 1990 a 2021, observamos que la tasa de incidencia se incrementó solo en la población menor de 55 años, con un ascenso notable en mujeres de 20 a 49 años. En contraste, la tasa de mortalidad se incrementó solo en hombres, especialmente entre los 35 y 89 años (Figura 4).
La tasa de AVD fue superior en las mujeres, especialmente en edades más jóvenes. Los APMP se incrementaron con la edad y fueron significativamente superiores en los hombres. Resalta que, a partir de los 65 años, se perdieron más de 10 000 AVISA por cada 100 000 personas con DT2 (Figuras S1 a S4 del Material Suplementario).
Diferencias entre entidades
El comportamiento, impacto y evolución temporal de los indicadores epidemiológicos y de la carga por DT2 fue diferente entre las entidades del país. En todos los estados se observó un incremento en la tasa de AVISA respecto a 1990, que fluctuó entre 45.2 % en Nuevo León y 237.6 % en Tabasco (Tabla 3).
Posición* | Entidad | Incidencia | Prevalencia | Mortalidad | AVD | APMP | AVISA perdidos | ||||||
---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|
Tasa** | % cambio** (1990-2021) | Tasa** | % cambio** (1990-2021) | Tasa** | % cambio** (1990-2021) | Tasa** | % cambio** (1990-2021) | Tasa** | % cambio** (1990-2021) | Tasa** | % cambio** (1990-2021) | ||
1 | Tabasco | 461 | 18.2 | 9 531 | 26.9 | 102 | 58.5 | 882 | 24.7 | 2 307 | 69.6 | 3 050 | 237.6 |
2 | Veracruz | 434 | 19.0 | 10 381 | 46.8 | 75 | 20.1 | 976 | 46.6 | 1 706 | 21.1 | 2 953 | 157.7 |
3 | Colima | 435 | 12.7 | 11 193 | 57.4 | 70 | −25.0 | 1 056 | 57.1 | 1 500 | −27.7 | 2 951 | 72.5 |
4 | Morelos | 447 | 16.6 | 10 159 | 38.3 | 81 | 21.2 | 954 | 37.7 | 1 779 | 23.5 | 2 903 | 143.7 |
5 | Guerrero | 460 | 10.6 | 9 210 | 15.8 | 91 | 15.2 | 854 | 13.6 | 1 932 | 16.0 | 2 628 | 115.4 |
6 | Puebla | 451 | 14.7 | 9 110 | 19.7 | 84 | 22.0 | 844 | 17.9 | 1 861 | 22.7 | 2 569 | 110.5 |
7 | México | 460 | 8.8 | 9 906 | 23.1 | 77 | −12.9 | 919 | 21.7 | 1 664 | −10.2 | 2 547 | 118.9 |
8 | Chihuahua | 450 | 13.0 | 9 855 | 30.7 | 71 | −7.2 | 920 | 29.2 | 1 544 | −5.6 | 2 512 | 98.2 |
9 | Michoacán | 426 | 12.7 | 8 976 | 23.5 | 74 | 28.9 | 837 | 22.4 | 1 631 | 30.0 | 2 491 | 132.9 |
10 | Tlaxcala | 448 | 13.3 | 9 047 | 19.0 | 83 | 11.5 | 838 | 16.9 | 1 771 | 11.6 | 2 480 | 100.8 |
11 | CDMX | 440 | -0.8 | 9 222 | 10.6 | 75 | −31.3 | 858 | 8.2 | 1 654 | −26.1 | 2 448 | 55.7 |
12 | Guanajuato | 459 | 21.2 | 9 258 | 29.1 | 68 | 2.9 | 868 | 28.4 | 1 589 | 13.5 | 2 447 | 138.2 |
- | Nacional | 431 | 10.8 | 9 233 | 24.8 | 69 | -3.4 | 859 | 23.2 | 1 523 | -3.0 | 2 384 | 96.9 |
13 | Tamaulipas | 425 | 3.3 | 9 455 | 20.7 | 63 | −20.0 | 880 | 18.9 | 1 411 | −17.6 | 2 350 | 67.4 |
14 | Campeche | 426 | 13.6 | 8 920 | 24.8 | 72 | 22.7 | 827 | 22.5 | 1 549 | 24.6 | 2 302 | 137.1 |
15 | Coahuila | 441 | 4.4 | 9 341 | 16.7 | 69 | −33.9 | 866 | 15.0 | 1 488 | −30.2 | 2 297 | 47.8 |
16 | Baja California | 447 | 1.2 | 9 216 | 10.8 | 75 | −28.5 | 851 | 8.3 | 1 593 | −23.0 | 2 296 | 67.5 |
17 | Oaxaca | 395 | 14.2 | 8 604 | 26.7 | 62 | 35.5 | 805 | 26.7 | 1 419 | 37.2 | 2 290 | 138.2 |
18 | San Luis Potosí | 404 | 12.7 | 8 775 | 26.9 | 62 | 15.4 | 817 | 25.8 | 1 388 | 17.0 | 2 261 | 116.0 |
19 | Jalisco | 427 | 7.0 | 8 897 | 17.5 | 65 | −14.5 | 831 | 15.9 | 1 343 | −16.7 | 2 135 | 64.1 |
20 | Sonora | 414 | 2.0 | 9 032 | 18.8 | 59 | −26.0 | 846 | 17.3 | 1 261 | −21.3 | 2 123 | 71.6 |
21 | Hidalgo | 390 | 10.1 | 8 602 | 24.6 | 55 | 2.2 | 799 | 23.5 | 1 256 | 1.5 | 2 101 | 103.9 |
22 | Zacatecas | 402 | 17.2 | 8 403 | 26.6 | 57 | 22.4 | 785 | 25.6 | 1 263 | 21.6 | 2 055 | 114.8 |
23 | Durango | 385 | 1.0 | 7 939 | 7.4 | 58 | −17.2 | 735 | 5.8 | 1 324 | −16.7 | 2 012 | 60.8 |
24 | Chiapas | 420 | 20.4 | 7 541 | 11.7 | 74 | 62.9 | 690 | 8.8 | 1 667 | 66.9 | 2 005 | 183.7 |
25 | Yucatán | 410 | 10.4 | 8 852 | 26.3 | 56 | −16.7 | 825 | 24.4 | 1 166 | −8.9 | 1 995 | 72.2 |
26 | Sinaloa | 385 | 7.5 | 8 515 | 25.2 | 49 | −16.7 | 795 | 24.0 | 1 061 | −14.2 | 1 926 | 95.7 |
27 | Nayarit | 392 | 8.9 | 8 488 | 23.8 | 51 | −12.6 | 790 | 22.4 | 1 096 | −13.9 | 1 926 | 71.4 |
28 | Aguascalientes | 409 | 1.0 | 8 002 | 4.9 | 60 | −19.7 | 738 | 2.2 | 1 255 | −16.5 | 1 832 | 69.8 |
29 | Baja California S | 415 | 7.5 | 8 392 | 15.1 | 60 | −13.7 | 765 | 11.0 | 1 238 | −17.5 | 1 812 | 72.0 |
30 | Quintana Roo | 445 | 23.1 | 7 869 | 14.4 | 85 | −1.2 | 711 | 9.3 | 1 644 | 7.8 | 1 783 | 157.3 |
31 | Nuevo León | 389 | 1.3 | 8 170 | 13.4 | 50 | −33.1 | 762 | 10.8 | 1 046 | −32.9 | 1 765 | 45.2 |
32 | Querétaro | 416 | 4.8 | 8 300 | 9.8 | 56 | −21.0 | 764 | 6.9 | 1 151 | −23.2 | 1 756 | 71.9 |
*Según tasa de AVISA perdidos en 2021.
**Por 100 000 habitantes. APMP: años perdidos por muerte prematura; AVD: años vividos con discapacidad; AVISA: años de vida saludable.
En 2021, los estados con mayor tasa de AVISA perdidos fueron Tabasco, Veracruz, Colima, Morelos y Guerrero. Tabasco tuvo el mayor impacto de la DT2, con un significativo incremento de AVISA y en 2021 presentó las tasas más altas de incidencia y mortalidad, así como una alta carga por APMP en el país. Por su parte, Veracruz mostró una gran carga por AVD, con la que constituyó la segunda entidad con mayor prevalencia de DT2 en 2021 y también una de las más altas en mortalidad prematura. Colima tuvo el mayor incremento en la prevalencia, con la subsecuente mayor carga por AVD. Por otro lado, las entidades con menos AVISA perdidos fueron Querétaro, Nuevo León, Quintana Roo, Baja California Sur y Aguascalientes. La mayoría de estas entidades mostraron la mayor disminución en la tasa de mortalidad o el menor incremento en la prevalencia e incidencia de DT2 respecto a 1990. Resalta que Quintana Roo presentó un incremento de 23.1 % en la prevalencia y la tasa de mortalidad disminuyó solo 1.2 %, lo que se refleja en un incremento de 157 % de AVISA respecto a 1990; sin embargo, aún se encuentra dentro de las entidades con menor carga (Tabla 3 y Figura 5, Tablas S6 a S11 y Figuras S5 a S11 del Material Suplementario).
Discusión
Principales hallazgos
México es uno de los países con mayor número de personas que viven con DT24 y uno de los cinco con mayor carga por esta enfermedad, adelante de China, India y Estados Unidos.3 En 2021, la tasa de AVISA perdidos fue 60 % superior al promedio global y 70 % más alta que en la región de Latinoamérica y el Caribe.3 La DT2 causó 6.9 % del total de AVISA perdidos en México, solo superada por COVID-19. Lo más preocupante es que 65 % de la carga se debió a la mortalidad prematura, mientras que en el mundo la proporción fue de 48 %.3 La mortalidad prematura fue notablemente más prevalente entre los hombres, mientras que las mujeres experimentaron más carga por discapacidad, lo cual es coherente con la distribución observada en países con baja cobertura efectiva de servicios de salud.23,27
En 2021, la incidencia de la DT2 continuaba al alza, acompañada de una importante presencia de complicaciones, principalmente neuropatías precursoras de pie diabético, amputaciones y trastornos de la visión. La DT2 fue la segunda causa más alta de mortalidad en el país, solo superada por COVID-19, y tuvo una incidencia mayor en individuos menores de 45 años, que se incrementó sostenidamente desde 1990. La caracterización epidemiológica reveló perfiles notoriamente diferenciados entre las entidades del país.
Principales retos
La disminución de la carga de la DT2 no es simplemente un desafío médico, sino un problema complejo y multifactorial que requiere una respuesta concertada y sostenida de los responsables políticos, los profesionales de la salud, los investigadores y la comunidad, y que, a partir de una perspectiva más amplia, abarque desde el individuo y su familia hasta el sector empresarial.
El costo de la DT2 ha sido muy alto, tanto en términos de vidas humanas como en el impacto económico. El sistema de salud dedica 20 % de su presupuesto total a la atención de la DT228 y las familias incurren en gastos de bolsillo, con lo que se perpetúan los círculos de pobreza.29
La población mexicana tiene una predisposición genética excepcionalmente alta de desarrollar DT2 en forma temprana, así como de padecer sus complicaciones.6-9 La predisposición se agrava con el ambiente adverso, caracterizado por el significativo incremento de los principales factores de riesgo en la población, como el sobrepeso y la obesidad, que actualmente afectan a siete de cada 10 adultos mexicanos.30
En las últimas décadas, el sistema de salud mexicano no ha ofrecido un abordaje efectivo para atender a la población de forma equitativa acorde con las circunstancias sociales, culturales y geográficas. Tanto la cobertura como la calidad de la atención se han deteriorado sostenidamente en todo el país.10,11,31 La falta de detección de DT2 alcanza cifras de hasta 65.6 % en menores de 40 años14 a lo que se suma la disminución en el número de consultas,31 el bajo control metabólico integral (glucosa, peso, tensión arterial, dislipidemias)17 y las pocas acciones básicas para la identificación y tratamiento de factores de riesgo cardiovascular.31 Actualmente, cerca de la mitad de las personas que buscan atención médica opta por servicios privados como los consultorios vinculados a farmacias,32 con lo que se incrementa el gasto de bolsillo29 y se pierde la posibilidad de dar seguimiento a la evolución de la enfermedad y visibilizar las necesidades de atención.32,33
Con el panorama anterior, no sorprende que más de seis millones de personas vivan con complicaciones como la neuropatía diabética, la cual es completamente prevenible, fácil de detectar y tratable.34 Se estima que la mitad de las personas con DT2 desarrollará neuropatía, 55 % de las cuales iniciará con la pérdida asintomática de la sensibilidad protectora.21,34,35 La detección se puede realizar con un examen físico y la revisión cuidadosa de los síntomas. Ello requiere programas de capacitación al personal de salud, con especial énfasis en la detección sistemática y masiva en los servicios de atención primaria.34,35 De acuerdo con estimaciones, se podría reducir un tercio de la carga por DT2 si se implementaran sistemáticamente intervenciones integrales.21
Las brechas de género y pobreza son evidentes en el impacto diferencial de la enfermedad, tanto por cuestiones culturales como por vulnerabilidades sociales. La adherencia, la actitud, las creencias y el conocimiento sobre la DT2 pueden afectar el autocontrol, la búsqueda de atención y las prácticas de autocuidado.18,36-38 Es impostergable disminuir esas brechas, ya que, de acuerdo con las tendencias observadas, la carga para las poblaciones más vulnerables será cada vez mayor.
Conclusiones
Acorde con los resultados de este estudio, es fundamental que, dadas las condiciones, recursos y regulaciones existentes, las acciones prioritarias se enfoquen en mitigar efectivamente la gran carga que genera la DT2. En México, las políticas públicas y las guías para la atención de la DT2 promueven la detección temprana, la educación para la salud, el manejo médico integral, la prevención y control de complicaciones, así como el monitoreo y evaluación continuos. Es imprescindible que las acciones coordinadas entre instituciones busquen su aplicación efectiva, independientemente de los retos organizacionales y transiciones políticas.
Por todo lo anterior, podemos concluir que una gran parte de la población mexicana tiene un riesgo elevado de desarrollar DT2. En ese sentido, las intervenciones deben ser universales, pero con la implementación de estrategias diferenciadas acordes con las vulnerabilidades e inequidades de cada grupo poblacional.39
Es crucial disminuir la brecha en el diagnóstico y enfocar el tamizaje activo en quienes, por barreras culturales, geográficas o de género, no se acercan a los servicios de salud como los hombres, la población más joven y la población en situación de pobreza.
Partiendo de que la actitud, las creencias y el conocimiento del médico y del paciente influyen en el control de la DT2 y en el manejo oportuno de sus complicaciones,36 se debe construir un enfoque de corresponsabilidad que sea sostenible, cultural y socialmente pertinente, a fin de combatir los estigmas sociales de la enfermedad y de las condiciones subyacentes como la obesidad, lo cual requiere acciones de concienzación masiva. En la comunidad deben implementarse estrategias de prevención que incluyan promoción y educación de hábitos saludables en escuelas, lugares de trabajo y sitios comunitarios. Los proveedores de salud necesitan estar preparados para dar una respuesta pertinente y adecuada a las condiciones y recursos de sus unidades y de las comunidades a las que atienden.
En un ambiente con clara limitación de recursos, es importante garantizar que las acciones básicas ocurran, guiadas por pautas de atención estandarizadas. La tecnología puede desempeñar un papel fundamental al hacer que los esfuerzos para mejorar la atención sean más efectivos y accesibles. Esto podría lograrse mediante la implementación de sistemas expertos o simuladores, que faciliten al personal de salud conocer, actualizarse y aplicar efectivamente las pautas de detección, atención y monitoreo, como las previstas en la Guía mexicana de práctica clínica para el diagnóstico y tratamiento de pacientes adultos con diabetes tipo 2,40 la cual fue un esfuerzo interdisciplinario e interinstitucional que debería ser difundido en todas las instituciones que conformar el sistema de salud de México. Además, la adopción de estrategias como la telemedicina y aplicaciones móviles para el autocuidado y el monitoreo a distancia podría mejorar significativamente el acceso a la atención médica y permitir un seguimiento continuo de los pacientes, especialmente de quienes enfrentan barreras geográficas o temporales para acceder a la atención de salud.41,42
Dado el contexto de recursos limitados y fuertes retos para dar una respuesta efectiva al control de la DT2, estudios como este permiten fundamentar las políticas públicas en datos sólidos y evidencia científica. Iniciativas como el GBD desempeñan un papel esencial al proporcionar información para identificar áreas prioritarias y orientar esfuerzos, incluso en situaciones en las cuales la disponibilidad y calidad de los datos son limitadas.
Sin embargo, para garantizar una evolución efectiva en las políticas de atención a la DT2, es crucial implementar un sistema de seguimiento constante, mediante indicadores estandarizados que evalúen los resultados en salud y la calidad de la atención. Lo anterior implica incorporar información del sector privado que incluya consultorios ligados a farmacias y modalidades emergentes como servicios de salud a distancia.
Por último, para lograr una transición exitosa hacia un enfoque de salud pública personalizada, que aborde las desigualdades en la provisión de servicios, es esencial avanzar hacia la recopilación de datos a nivel de paciente y flexibilizar las restricciones relacionadas con el acceso y uso de la información, especialmente para investigadores y responsables de la toma de decisiones, garantizando siempre la protección y privacidad de los datos de las personas.
Este estudio presenta las siguientes limitaciones. El GBD no considera la carga por enfermedad renal asociada a DT2, la cual se considera una causa distinta, por lo que la comparabilidad entre los datos de la carga por muertes prematuras y las estadísticas de mortalidad del INEGI es limitada debido a razones de clasificación. El GBD estima que las muertes por causas renales ascienden a 16 520.5 (12 672.5-20 257.1), lo que significa que 83 % de las muertes por DT2 no se asocia a nefropatía diabética.
Las cifras presentadas podrían no reflejar completamente el impacto de COVID-19, ya que la mayoría de las fuentes de información datan de fechas previas. Las secuelas y los factores de riesgo pueden no ser exhaustivos, pero de forma periódica se evalúa la viabilidad de incorporar otros.