“Hablar correctamente es una maestría que se adquiere con práctica y dedicación, tan alejada del descuido y la inercia mental, que por mucho interés que se dedique a los detalles de la indumentaria o los modales, cualquiera puede ponerse en evidencia ante el auditorio al acudir a las socorridas muletillas para resolver una encrucijada verbal”.
María Elena Jiménez Arias
Hablar en público implica tener algo que decir y saber cómo decirlo. Existen diversos aspectos que hemos de cuidar para comunicarnos mejor. En esta ocasión revisaremos tres que ejecutamos habitualmente al dar un discurso:
Gestos: Son primordialmente movimientos corporales que involucran manos, brazos, hombros y cabeza; se emplean para reforzar el discurso hablado y facilitar la transmisión de significados. Ejecutados con excesiva frecuencia o de forma no pertinente conducen a distracción.
Manierismos: Son un tipo de gestos no intencionados que son propios de cada persona (tics oculares, de manos, de pies, etc.) que pueden causar distracción y en casos extremos repulsión.
Muletillas: Son interjecciones que repite una persona dentro de su discurso, y son un hábito, por lo que no es fácil percatarse de ellas. Su excesiva presencia es manifestación de pobreza de vocabulario, nerviosismo e inseguridad.
Existen dos tipos de gestos: ilustradores y emblemáticos
Los ilustradores se dividen en seis categorías:
Batutas: Son movimientos que enfatizan una palabra o una frase, son casi cronométricos, como una batuta de director de orquesta.
Ideografías: Movimientos que dibujan un pensamiento o una ruta.
Movimientos deícticos: Señalan una persona o lugar, no pueden entenderse sin contexto.
Movimientos espaciales: Ilustran relaciones espaciales, como por ejemplo marcar la distancia entre dos lugares con manos o dedos.
Kinetográfico: Que representan una acción corporal.
Pictográficos: Que dibujan una imagen de su referente.
Los emblemáticos son también conocidos como gestos simbólicos y permiten la comunicación a distancia. Son diferentes entre culturas y se transmiten de generación en generación (sí, no, saludo, gracias, entre otros).
David Matsumoto
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