Introducción
En años recientes, una cantidad importante de investigaciones se ha concentrado en el estudio de las causas y consecuencias de las rupturas dentro de las élites autoritarias.1 Dichas rupturas (especialmente las deserciones en el interior del partido político gobernante) han sido una de las características centrales para explicar la duración y la supervivencia en los regímenes autoritarios.2 De manera importante, las rupturas en la élite, entendidas como los momentos en que los miembros de la coalición gobernante dejan voluntariamente el régimen con el objetivo de competir por el poder,3 pueden ser una fuente importante de inestabilidad para los regímenes autoritarios.4
Las deserciones partidistas pueden observarse usualmente poco antes de una elección5 y este tipo de rupturas puede causar inestabilidad inmediata para el régimen.6 Esto ocurre porque los desertores pueden dividir el voto que el régimen espera obtener.7 Existen múltiples ejemplos en los que las deserciones llevaron a quiebres en el régimen, como Kenia en 2002,8 México al final de la década de los ochenta9 Serbia en 2000,10 Ucrania en 200411 o Nigeria en 2015.12
Por ejemplo, Albertus y Menaldo13 sostienen que las rupturas en el interior de la élite autoritaria pueden ser particularmente riesgosas porque los desertores pueden formar alianzas con las masas o con grupos opositores al régimen. Estas “diásporas” autoritarias14 pueden derrocar al líder autoritario y buscar un cambio de régimen. Sin embargo, este cambio puede ser un nuevo autoritarismo con una coalición gobernante diferente o bien podría comenzar una transición hacia la democracia.15
La literatura también ha prestado atención a las posibles acciones de los autócratas para desincentivar las rupturas. Por ejemplo, los líderes autoritarios podrían tomar ventaja de elecciones legislativas y de las propias legislaturas para distribuir beneficios entre facciones de la coalición gobernante o bien para cooptar opositores.16 Este tipo de instituciones permiten que el régimen comparta el poder de manera creíble con la élite,17 sin menoscabo del establecimiento de mecanismos para el monitoreo mutuo.18 En consecuencia, instituciones como ésta podrían ayudar a la supervivencia del régimen al propiciar que las rupturas sean menos probables.
Sin embargo, una vez que las rupturas han ocurrido, los autócratas podrían usar un conjunto diferente de estrategias para intentar preservar la estabilidad del régimen. Por ejemplo, Albertus19 argumenta que, si hay una ruptura en la coalición gobernante, la redistribución de la tierra entre las masas podría fortalecer a los gobiernos autoritarios frente a los desertores al empezar a obtener apoyo popular y así evitar alianzas entre más masas y los “traidores”. Al utilizar esta estrategia, los líderes autoritarios logran tres resultados inmediatos: debilitar a los desertores, fortalecer al régimen e incrementar la redistribución.
Si bien es cierto que la redistribución de la tierra implica cambios sustantivos en la distribución del poder y en términos económicos, sostengo que los autócratas podrían utilizar otra estrategia menos drástica para reducir el impacto de las rupturas en la supervivencia del régimen. Construyo un argumento sobre la base de Albertus y de Albertus y Menaldo20 en el que las rupturas dentro de la coalición gobernante en autoritarismos electorales podrían forzar a los autócratas a incrementar el gasto social. Al implementar esta acción, los líderes autoritarios podrían mejorar las condiciones de vida de las personas a través de programas sociales y prevenir que las masas sean cooptadas por los desertores. Esto también podría debilitar a los desertores, fortalecer al gobierno autoritario e incrementar los recursos públicos en el bolsillo de las personas.
Para examinar este argumento, analizo datos de México a nivel subnacional durante la última etapa del periodo autoritario. La muestra contiene datos a nivel estatal y cubre el periodo de 1989 (cuando el PRI21 perdió por primera vez una elección de gobernador) hasta 2000 (cuando el PRI perdió las elecciones presidenciales por primera vez). Estimé diferentes modelos cross-sectional time-series (datos panel) con efectos fijos y la evidencia señala de manera consistente que las rupturas en el interior de las estructuras estatales del PRI tuvieron un efecto positivo en el gasto social. Como pruebas de robustez, estimé diversos modelos con efectos aleatorios, errores estándar corregidos por panel y pooled OLS, en los que se obtuvieron resultados análogos.
Argumento
Los miembros de la élite en un régimen autoritario pueden evaluar continuamente su situación en términos de los beneficios que obtienen, los costos en los que incurren y las amenazas a las que se enfrentan. La decisión de permanecer como parte del régimen es, por lo tanto, contingente a las oportunidades y costos de obtener más poder. Por ejemplo, el aislamiento de ciertos grupos, así como las crisis económicas han sido identificados como detonantes de rupturas en la coalición gobernante.22 Estas rupturas pueden convertirse en una fuente de inestabilidad en las autocracias porque podrían conducir a cambios de liderazgos, golpes de Estado o incluso transiciones hacia la democracia.23
Una vez que los “traidores” deciden romper con el régimen, pueden convertirse en una amenaza para el autócrata porque tienen incentivos para competir por el poder.24 Como se mencionó previamente, los potenciales desertores pueden salir del régimen por el aislamiento de su grupo político. Esto implica que esos actores quisieran ganar más poder, pero no lo pueden obtener a través de los canales del régimen.25 En consecuencia, los desertores podrían dividir la base de apoyo del líder autoritario si buscan competir por el poder. Por ejemplo, cuando el primer ministro Amama Mbabazi rompió con el régimen de Yoweri Museveni en Uganda, en 2015, se observó que Mbabazi logró dos elementos clave: dividió la base electoral de Museveni y aglutinó a los grupos opositores.26
Las rupturas en el interior de la élite, así como las estrategias que los desertores podrían utilizar para derrotar a los líderes autoritarios pueden ser endógenas al tipo de autoritarismo. Por ejemplo, si la ruptura ocurre en una autocracia cerrada, en donde no se sostienen elecciones, es posible que la única opción sea ejecutar un golpe de Estado.27 Sin embargo, los intentos de golpe son riesgosos y sus resultados, contingentes. Son riesgosos porque si el intento falla, los golpistas podrían ser perseguidos, encarcelados, desterrados o incluso asesinados.28 Además, tienen resultados contingentes porque si el golpe es exitoso, podría continuar el mismo autoritarismo (con un obvio cambio de liderazgo), podría surgir un nuevo autoritarismo o inclusive podría transitar hacia la democracia.29
Ahora bien, es posible que una facción de la élite que desea obtener más poder en una autocracia cerrada considere no ejecutar el golpe de Estado por el nivel de riesgo. Sin embargo, si la misma facción se enfrentara a esa decisión en un autoritarismo electoral, podrían recurrir a una estrategia diferente. En este escenario, los potenciales desertores podrían elegir una estrategia menos riesgosa para intentar obtener el poder: participar en elecciones ejecutivas. Si bien es cierto que las elecciones autoritarias no son libres ni justas y tienden a propiciar el triunfo de los candidatos del régimen,30 los autócratas no están libres de riesgo en estos procesos, ya que podrían perder la elección.31
Las elecciones ejecutivas en regímenes autoritarios tienden a introducir cierta incertidumbre (aun si es mínima) en el resultado.32 Esto se debe a que los desertores podrían formar un nuevo partido de oposición o podrían aglutinar en un solo frente a los grupos opositores ya existentes33 para fragmentar el voto del régimen. Adicionalmente, los desertores podrían aspirar a obtener mayor apoyo electoral apelando directamente a las masas34 y ofrecerles mejores condiciones de vida bajo un nuevo gobierno. Este comportamiento pudo observarse, por ejemplo, cuando Cuauhtémoc Cárdenas y su grupo, la Corriente Democrática, rompieron con el PRI en 1987-1988. La opción política que encabezó Cárdenas en las urnas tuvo éxito al propiciar una deserción de votantes del PRI al criticar su falta de democracia interna, así como sus estrategias que generaron crisis económicas, por lo que el Frente Democrático Nacional se posicionó como una alternativa en las urnas y, posteriormente, formó un nuevo partido.35
Por supuesto, los líderes autoritarios pueden responder a esta amenaza con el despliegue del aparato coercitivo del régimen. Sin embargo, altos niveles de represión podrían ser más costosos que efectivos para los autócratas que sostienen elecciones. Por ejemplo, la represión podría detonar protestas masivas, disturbios, persecución política a los miembros del régimen y condenas internacionales.36
En virtud de los costos elevados, los autócratas podrían implementar estrategias alternativas para conservar el poder, además de la represión. Sostengo que los líderes autoritarios podrían incrementar el gasto social e implementar políticas diseñadas para mejorar las condiciones de vida de las masas y, por lo tanto, mitigar la amenaza impuesta por los desertores, por lo cual, tanto desertores como líderes autoritarios tienen incentivos para apelar a las masas. Mi argumento es que los autócratas buscarán reducir las posibilidades de los desertores para aliarse con las masas. Específicamente, sugiero que los líderes autoritarios podrían incrementar el gasto social como una estrategia para debilitar la amenaza que representan los desertores y, al incrementar el gasto social, pueden manejar la crisis de una ruptura en el interior de la élite y fortalecer el régimen al mismo tiempo.
Esta argumentación no parte del supuesto de que los líderes autoritarios son benevolentes y desean el bienestar de su población, sino que incrementan el gasto social y llevan a cabo políticas de bienestar de manera instrumental. En otras palabras, su objetivo es fortalecer su gobierno al alinear los incentivos de las masas con la supervivencia del régimen. Al involucrarse en aumentos al gasto social, pueden desincentivar el apoyo a movimientos en contra del régimen porque si una cantidad importante de personas se beneficia de este tipo de políticas, será más probable que el régimen cuente con un apoyo electoral importante. Por lo tanto, con esta estrategia, los autócratas podrían manejar una crisis detonada por una ruptura sin necesidad de incurrir en los costos de la represión. En consecuencia, mi primera hipótesis es: H1: Los autócratas que se enfrenten a rupturas en la élite serán más propensos a incrementar el gasto social.
Existen algunos ejemplos de cómo estas acciones ocurrieron en regímenes autoritarios. En Rusia, algunos oficiales subnacionales utilizaron transferencias e impuestos para desincentivar amenazas provenientes de las masas, tales como movimientos secesionistas.37 De manera similar, en China, la provisión de bienes públicos a nivel subnacional (caminos, servicios de agua potable) ha sido una estrategia para reducir amenazas a la estabilidad nacional.38 Asimismo, se puede mostrar que los desertores siguen estrategias similares en campaña para tratar de atraer a las masas. Por ejemplo, cuando Juan Andreu Almazán rompió con el régimen del PRI encabezado por Lázaro Cárdenas en el periodo autoritario de México, buscó ganar la presidencia con promesas tales como la creación de cooperativas, mayores salarios, vivienda popular, seguridad social y reparto de utilidades.39
Mi argumento construye sobre la base de Albertus y Albertus y Menaldo,40 ya que ellos sostienen que las rupturas entre élites política y terrateniente podría detonar una importante redistribución de la tierra. Sin embargo, mi modelo teórico es diferente en tres elementos clave. En primer lugar, estudio rupturas dentro de la élite política y no entre las élites política y económica. En segundo lugar, sostengo que los autócratas podrían incrementar el gasto social y no sólo involucrarse en procesos de la redistribución de la tierra, los cuales son más costosos y no pueden utilizarse constantemente. Por último, mi argumento se enfoca en las dinámicas que surgen en regímenes autoritarios con elecciones ejecutivas competitivas.
Las elecciones ejecutivas competitivas podrían intensificar el riesgo de perder el poder en un régimen autoritario.41 Por lo tanto, la oposición puede tener mejores posibilidades de ganar en comparación con lo que ocurre en autocracias cerradas o con elecciones controladas por completo por el régimen. En consecuencia, mi argumento es que los autócratas que se enfrentan a elecciones ejecutivas podrían incrementar el gasto social porque la amenaza principal al régimen es que los desertores podrían unirse a los grupos opositores y buscar el poder en la boleta electoral.42 En otras palabras, el desafío de los desertores ahora podría encadenarse con la posibilidad de que compitan por el poder en elecciones ejecutivas.
Por esta razón, la presencia de elecciones ejecutivas que permiten la competencia multipartidista podría profundizar la crisis causada por la ruptura en la élite, en virtud de que los desertores podrían incrementar la competitividad en una elección ejecutiva. Esto es precisamente lo que sucedió en México durante los procesos electorales de 1952 y de 1988. Las rupturas en el PRI sobrevinieron poco antes del proceso electoral. En el primer caso, Miguel Henríquez Guzmán contaba con la confianza de diferentes sectores del partido oficial, pero el candidato elegido fue Adolfo Ruiz Cortines, por lo que, meses antes de la elección, rompió con el PRI. Henríquez perdió la elección al obtener 16% de los votos, lo cual, en la época, era un porcentaje alto.43 En 1988, Cuauhtémoc Cárdenas compitió en las elecciones en contra del PRI. La ruptura generó una profunda crisis en el país. El gobierno de Carlos Salinas respondió con cambios institucionales y con una serie de políticas clientelistas para reducir la pobreza, pero con el verdadero objetivo de robustecer el apoyo electoral del PRI.44 Por lo tanto, mi segunda hipótesis es que:
H2: Los autócratas que se enfrentan a rupturas dentro de la élite antes de una elección ejecutiva competitiva serán más propensos a incrementar el gasto social.
Mi argumento se concentra en las reacciones de los autócratas a las rupturas porque sólo ellos tienen la posibilidad de modificar el gasto social. Los desertores no tienen las mismas herramientas para implementar políticas o incrementar el gasto. Sólo los gobernantes pueden aumentar el gasto para mejorar las condiciones de vida de sus ciudadanos. Precisamente, mi argumento es que las rupturas pueden detonar este incremento porque los autócratas están forzados a apelar a las masas. Por lo tanto, mi propuesta toma en consideración la lógica de los autócratas que desean continuar en el poder.
Estrategia empírica
Examino mi argumento a través del caso mexicano durante el periodo autoritario. El estudio de México presenta diversas ventajas para conducir las pruebas empíricas. En primer lugar, México fue un ejemplo paradigmático de un régimen autoritario de partido hegemónico.45 El PRI gobernó de manera ininterrumpida desde 1929 hasta 2000, cuando el Partido Acción Nacional (PAN) ganó la presidencia.46 Adicionalmente, México se caracterizó como un autoritarismo electoral que sostuvo elecciones constantes a nivel federal, estatal y municipal,47 en las que el PRI era el partido ganador. Así lo fue hasta 1989, cuando el PAN ganó la gubernatura de Baja California.48
A pesar de la existencia de elecciones en México, era el presidente en turno quien decidía quién sería su sucesor a través de la técnica del “dedazo”.49 Aunque existían procesos institucionales para elegir al candidato del PRI a través de una asamblea, el elector real era el presidente, lo que implica que los procedimientos en el PRI sólo funcionaban como una fachada para legitimar esa decisión.
Otro elemento de relevancia en el México autoritario era la estructura federal de jure, aunque el sistema político estaba ampliamente centralizado de facto.50 Esta estructura le permitía al presidente asegurar una distribución de oportunidades políticas y asegurar la lealtad del partido a su persona.51 Por lo tanto, los representantes no rendían cuentas a los votantes, sino al presidente.52 Para conducir un análisis de datos panel a nivel estatal, tomo ventaja de la estructura federal en el régimen autoritario mexicano. Específicamente me concentro en el potencial efecto de las rupturas en las burocracias estatales del PRI en el gasto social. Esta estrategia tiene el beneficio de explotar la variación existente entre los estados de México durante el periodo autoritario. Además, a la fecha existen pocos estudios que muestren las dinámicas subnacionales en regímenes autoritarios,53 por lo que esta investigación abona al entendimiento de los autoritarismos desde una perspectiva estatal.
Las rupturas en las burocracias estatales del PRI y su efecto en el gasto social
Desde 1989, el PRI dejó de controlar ciertos gobiernos estatales porque la oposición comenzó a ganar elecciones de manera tan contundente, que el fraude ya no era una opción viable.54 No obstante, quisiera resaltar que una proporción significativa de los gobiernos de oposición durante esa época fueron encabezados por desertores del PRI. En el cuadro 1 se muestra a todos los gobernadores de oposición electos durante la era autoritaria en México.
Nombre | Entidad | Año de elección | Partido político | ¿Desertó del PRI? |
Felipe González González | Aguascalientes | 1998 | PAN | No |
Ernesto Ruffo Appel | Baja California | 1989 | PAN | No |
Héctor Terán Terán | Baja California | 1995 | PAN | No |
Alejandro González Alcocer | Baja California | 1998 | PAN | No |
Pablo Abner Salazar Mendiguchía | Chiapas | 2000 | PRD | Sí |
Francisco Barrio Terrazas | Chihuahua | 1992 | PAN | No |
Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano | D.F. | 1997 | PRD | Sí |
Andrés Manuel López Obrador | D.F. | 2000b | PRD | Sí |
Carlos Medina Plascencia | Guanajuato | 1991 | PAN | No |
Vicente Fox Quesada | Guanajuato | 1995 | PAN | No |
Alberto Cárdenas Jiménez | Jalisco | 1995 | PAN | No |
Antonio Echeverría Domínguez | Nayarit | 1999 | PAN, PRD, Partido del Trabajo (PT) y Partido de la Revolución Socialista (PRS) | Sí |
Fernando de Jesús Canales Clariond | Nuevo León | 1997 | PAN | No |
Ignacio Loyola Vera | Querétaro | 1997 | PAN | No |
Alfonso Sánchez Anaya | Tlaxcala | 1999 | PRD | Sí |
Ricardo Monreal Ávila | Zacatecas | 1998 | PRD | Sí |
Fuente: elaboración propia con base en información del Instituto Nacional Electoral, autoridades electorales estatales y biografías individuales.
a Si bien la jefatura de gobierno del D.F. no es lo mismo que una gubernatura, incluyo dicha figura en virtud de que fueron autoridades electas.
b Incluyo hasta la elección de 2000 porque fue la primera vez que el PRI perdió una elección y si se sigue la regla de la “alternancia”, México durante ese año todavía era un régimen autoritario. Para más información sobre esta regla véase Adam Przeworski et al., Democracy and Development: Political institutions and Material Well-Being in the World, 1950-1990, Cambridge, University Press, 2000.
Sobresale que seis de 16 gobernadores opositores al PRI son desertores de este partido. En otras palabras, el 37.5% de los gobiernos de oposición durante el régimen autoritario en México provienen de una ruptura en el interior del partido oficial. Resaltan ejemplos como el de Cuauhtémoc Cárdenas, electo como jefe de gobierno del Distrito Federal (D.F.) en 1997, y el de Andrés Manuel López Obrador, quien rompió con el PRI a finales de los años ochenta y fue electo jefe de gobierno del D.F. en 2000. Ambos fueron postulados por el Partido de la Revolución Democrática (PRD), partido resultante de la ruptura de Cárdenas.
El cuadro 1 muestra que las rupturas en las burocracias estatales del PRI podrían desestabilizar al régimen al colocar gobernadores de oposición. Sin embargo, existieron más deserciones que, si bien no se convirtieron en gobiernos opositores, sí amenazaron al régimen. En consecuencia, para analizar el efecto de las deserciones, especifiqué diversos modelos tipo panel con datos agregados.
Utilizo datos de todos los estados de México (incluyendo al D.F.) de 1988 a 2000. La unidad de análisis es estado-año de elección de gobernador, lo que conduce a obtener mediciones sexenales. La muestra contiene información de al menos tres elecciones estatales para los 31 estados e incluyo dos elecciones de jefatura de gobierno del D.F.55
La variable de resultado mide los cambios en el gasto social per cápita erogado por los estados.56 Esta medida se obtiene a través del cambio porcentual en el logaritmo natural del gasto social. En otras palabras, se obtiene el logaritmo del gasto social en la elección a gobernador t y se le resta el logaritmo del gasto social en la elección a gobernador t − 1.57 Utilizar esta variable para medir cambios relativos en el gasto social presenta diversas ventajas. En primer lugar, los logaritmos permiten mitigar el sesgo en la distribución de la variable original.58 Además, es un indicador simétrico y aditivo,59 por lo que es una mejor medida si se compara con los cambios porcentuales tradicionales. Por último, se ha encontrado que las escalas logarítmicas tienen méritos metodológicos al evitar inferencias espurias en modelos con efectos fijos.60 La gráfica 1 muestra la distribución de esta variable.
La variable explicativa principal indica si algún contendiente a gobernador por el PRI dejó el partido antes, durante o después del proceso de selección de candidato. Esta variable toma valor de 1 si existió alguna renuncia en ese estado y 0 en otro caso.61 Esta medida es apropiada en términos de mi argumento porque señala la presencia de rupturas en las élites partidistas del PRI a nivel estatal. En el cuadro 2 puede observarse el comportamiento de las rupturas.
Número | Porcentaje | |
Renuncias | 20 | 25.97 |
Sin renuncias | 57 | 74.03 |
Total | 77 | 100.00 |
Fuente: elaboración propia con base en Garrido de la Sierra, op. cit.
Todos los modelos controlan por potenciales variables que se prestan a la confusión.62 El conjunto de controles políticos incluye el margen de victoria (porcentaje) entre el PRI y el segundo lugar para elecciones gubernamentales, del Senado y de la Presidencia.63 El objetivo de estas variables es capturar la competitividad de diferentes elecciones. Debido a que dichas elecciones no son siempre concurrentes, utilizo valores presentes de la elección a gobernador y tomo los valores de la elección inmediatamente precedente para los procesos de elecciones federales. De la misma forma, también especifiqué efectos interactivos entre los tres márgenes de victoria y la presencia de renuncias al PRI de contendientes a gobernador.
Los controles socioeconómicos64 incluyen el producto interno bruto estatal per cápita, el crecimiento económico porcentual a nivel nacional y un índice de marginación a nivel estatal. Estas variables son particularmente relevantes porque las crisis económicas estatales o las variaciones en la economía nacional pueden explicar tanto las rupturas en el PRI como los cambios en el gasto social per cápita. Finalmente, incluyo el porcentaje de recursos públicos otorgados al PRI por el IFE con respecto al total del presupuesto de los partidos. Esta variable es significativa porque los recursos del PRI nacional podrían desincentivar rupturas y también podrían utilizarse como parte del gasto del partido en los estados para mejorar las condiciones de vida de las personas, en especial en años de elección.
Dada la estructura de la muestra, recurro a modelos tipo panel con el siguiente modelo general:
El término Y it corresponde al gasto social en un estado-año de elección para gobernador, por lo que Y it-1 representa los mismos valores para la elección de gobernador previa. La expresión X it denota las renuncias al PRI de aspirantes a gobernador en un estado-año de elección de gobernador. El término C it denota las variables de control. La expresión ζ i representa los efectos fijos por estado mientras que η t denota los efectos fijos por año. Finalmente, el término ε it es el error aleatorio del modelo.
Debido a que la composición de la muestra65 es de N>T, se requiere de una estrategia con efectos fijos donde todas las variables del lado derecho de la ecuación se midan en niveles.66 Se ha encontrado que los efectos fijos pueden minimizar el sesgo de los coeficientes cuando se tiene una muestra con estas características.67 Por lo tanto, consideraré los modelos de efectos fijos como los principales, aunque especifiqué modelos de efectos aleatorios, errores estándar corregidos por panel y pooled OLS como pruebas de robustez.
Resultados estadísticos68
Los hallazgos principales se muestran en el cuadro 3.69 En las primeras cinco columnas se observan los resultados para H1, en la que argumento que los autócratas que se enfrentan a rupturas serán más propensos a incrementar el gasto social. De manera consistente, en los cinco modelos, las rupturas en el PRI de aspirantes a gobernador tuvieron un efecto positivo y significativo (p<0.01). En el modelo 1 se estima que, si se presentan renuncias al PRI de aspirantes a gobernador, hay un incremento 34.3% en la razón de cambio del gasto social per cápita. Los modelos 2 a 5 muestran resultados análogos con ligeras variaciones en la magnitud, pero manteniendo el sentido de la relación y la significancia estadística. Estos hallazgos implicarían que los gobiernos estatales podrían reaccionar con aumentos importantes en el gasto social ante la amenaza de desertores que podrían unirse a la oposición para intentar ganar la gubernatura. La gráfica 2 muestra los valores esperados del cambio porcentual de la razón del gasto social per cápita ante presencia de las rupturas en el PRI a nivel estatal.
Variables | Modelo 1 | Modelo 2 | Modelo 3 | Modelo 4 | Modelo 5 | Modelo 6 | Modelo 7 | Modelo 8 |
Renuncias al PRI | 0.343*** | 0.303*** | 0.408*** | 0.329*** | 0.303*** | 0.330*** | 0.259* | 0.336*** |
(0.0962) | (0.0883) | (0.118) | (0.0867) | (0.0883) | (0.115) | (0.135) | (0.0868) | |
Margen de victoria (elección presidencial) | 5.144*** | 4.752*** | 4.655*** | 5.371*** | 4.752*** | 4.481** | 5.065*** | 5.427*** |
(1.195) | (1.155) | (1.240) | (1.179) | (1.155) | (1.863) | (1.402) | (1.239) | |
Margen de victoria (elección de senadores) | -3.417 | -4.094 | -4.911* | -3.995 | -4.094 | -4.428 | -10.79* | -4.305 |
(2.876) | (2.737) | (2.580) | (2.684) | (2.737) | (4.613) | (6.288) | (2.796) | |
Margen de victoria (elección a gobernador) | -0.335 | -0.230 | -0.338 | -0.133 | -0.230 | -0.385 | -0.299 | -3.578 |
(1.275) | (0.933) | (0.934) | (0.951) | (0.933) | (1.279) | (1.233) | (3.419) | |
Porcentaje de recursos públicos del PRI | 0.433*** | 0.350** | 0.579*** | 0.619*** | 0.484** | 0.719*** | 0.601*** | |
(0.154) | (0.128) | (0.125) | (0.122) | (0.216) | (0.243) | (0.199) | ||
Producto Interno Bruto estatal per cápita | 0.00909 | 0.0365 | 0.132 | 0.0800 | ||||
(0.155) | (0.175) | (0.155) | (0.143) | |||||
Cambio porcentual del crecimiento económico nacional | 1.410 | 1.761* | 2.572*** | 1.650 | 3.036* | 1.967* | ||
(1.080) | (0.887) | (0.686) | (1.342) | (1.695) | (1.064) | |||
Índice de marginación estatal | -2.584 | -2.140 | -2.353 | -0.877 | -1.644 | |||
(1.628) | (1.303) | (1.616) | (1.886) | (1.766) | ||||
Renuncias al PRI x Margen de victoria (elección presidencial) | 0.126 | |||||||
(0.382) | ||||||||
Renuncias al PRI x Margen de victoria (elección de senadores) | 0.593 | |||||||
(0.434) | ||||||||
Renuncias al PRI x Margen de victoria (elección a gobernador) | 0.316 | |||||||
(0.316) | ||||||||
Efectos fijos por año | SÍ | SÍ | SÍ | SÍ | SÍ | SÍ | SÍ | SÍ |
Constante | -16.84** | -8.282 | 4.009* | - | - | -19.28* | - | - |
* | 23.09*** | 26.59*** | 31.13* | 24.77* | ||||
* | * | |||||||
(7.540) | (5.376) | (1.782) | (5.663) | (4.905) | (10.25) | (11.81) | (9.523) | |
Observaciones | 74 | 77 | 77 | 77 | 77 | 74 | 74 | 74 |
R-cuadrada (Overall) | 0.041 | 0.025 | 0.210 | 0.043 | 0.025 | 0.037 | 0.024 | 0.051 |
R-cuadrada (Between) | 0.030 | 0.071 | 0.001 | 0.025 | 0.071 | 0.040 | 0.105 | 0.054 |
R-cuadrada (Within) | 0.704 | 0.665 | 0.608 | 0.676 | 0.665 | 0.705 | 0.717 | 0.710 |
Número de grupos | 32 | 32 | 32 | 32 | 32 | 32 | 32 | 32 |
Errores estándar agrupados por estado entre paréntesis
*** p<0.01, ** p<0.05, * p<0.1
Fuente: elaboración propia.
Las últimas tres columnas del cuadro 3 contienen los hallazgos para H2, en donde argumento que los autócratas que se enfrentan a rupturas en la élite antes de elecciones ejecutivas competitivas serán más propensos a incrementar el gasto social. Los modelos 6 a 8 incluyen la interacción entre la variable dicotómica de renuncias con los diferentes márgenes de victoria entre el PRI y el segundo lugar para tres tipos de elección (presidente, gobernador y senadores). El efecto de las renuncias mantuvo el mismo efecto positivo y significativo (p<0.01 en los tres casos). En contraste, hay variaciones en los coeficientes individuales de los márgenes de victoria, así como en los términos interactivos. Sin embargo, no es correcto interpretar los términos independientes de un efecto interactivo, ya que hay que considerar que la interacción en su conjunto es el efecto marginal.70 En consecuencia, la gráfica 3 muestra los efectos marginales para las tres interacciones.
En las tres interacciones se observa consistentemente que la presencia de rupturas en el PRI a nivel estatal puede generar un aumento en el cambio porcentual del gasto social per cápita. Por ejemplo, en la interacción de las renuncias con el margen de victoria de la elección a gobernador, se observa que hay incrementos estadísticamente significativos al 5% en el gasto social per cápita para ciertos valores del margen de victoria. No obstante, cuando hay márgenes de victoria extremos, la interacción pierde su significancia. Por lo tanto, la primera reflexión del modelo 6 es que las renuncias sí pueden propiciar incrementos porcentuales en el gasto social para determinado rango de competitividad. Llama la atención que, en ausencia de renuncias, el aumento porcentual del gasto aumenta conforme más competitiva es la elección (el margen se hace más pequeño). En contraste, cuando hay renuncias, hay incrementos porcentuales en el gasto social incluso cuando aumenta el margen de victoria para el PRI. Esto podría indicar que el riesgo de las rupturas de aspirantes a gobernador es muy alto para las élites partidistas locales.
En lo que refiere a la interacción entre renuncias y el margen de victoria para la elección de senadores, se encuentra un efecto más acentuado. En ambas rectas, conforme más pequeño se hace el margen de victoria (mayor competitividad), mayor es el incremento porcentual del gasto social. Este incremento es especialmente notable en presencia de rupturas. No obstante, cuando el margen de victoria tiene valores negativos (el PRI queda en segundo lugar), la interacción pierde su significancia. En este caso, es claro que el efecto de las rupturas es mayor conforme más competitiva es la elección a senadores, pero cuando el PRI pierde la elección, las rupturas ya no muestran una diferencia significativa.
Por último, en la interacción de las renuncias con el margen de victoria para la elección presidencial se observa que la pendiente de ambas rectas es positiva, lo que implica que conforme se incrementa el margen de victoria, crece el gasto social en términos porcentuales. Este efecto puede ser aún mayor en presencia de rupturas. No obstante, cuando el margen de victoria es negativo o cuando se observan valores sumamente altos, la interacción deja de ser significativa. Estos resultados podrían apuntar hacia el centralismo que se vivió en México durante esos años, ya que el gasto social se incrementaba en términos porcentuales incluso conforme mayor era la diferencia entre el PRI y el segundo lugar en la elección presidencial. En otras palabras, desde el poder central pudo ordenarse aumentar el gasto social incluso si ya se tenía asegurada la elección.
En resumen, los hallazgos de los modelos interactivos nos enseñan un poco de la lógica de los autócratas del PRI a nivel estatal para manejar rupturas y potenciales derrotas electorales. Las elecciones locales (gobernadores y senadores) muestran que los gobernadores tendían a incrementar el gasto social cuando comenzaban a perder votos. Esta relación se potencia cuando hay renuncias. En consecuencia, la evidencia apunta en la dirección de mi argumento. Sin embargo, las elecciones presidenciales muestran que los gobernadores tendían a gastar más conforme más votos obtenían sin menoscabo del efecto de las rupturas. Esto podría implicar que los gobernadores eran presionados por el presidente para invertir más en la operación estatal de elecciones presidenciales, ya que el reparto de beneficios era indispensable para “engrasar” la maquinaria electoral del PRI.71
Conclusión
La conclusión clave de este estudio es que la evidencia de México sugiere que las rupturas en el interior de la élite autoritaria pueden ser un determinante importante de incrementos en el gasto social. Los hallazgos del caso mexicano muestran que la presencia de renuncias en las élites estatales del PRI tiene una fuerte asociación con incrementos porcentuales en la razón del gasto social per cápita en los diferentes estados del país. Encontré el mismo efecto de manera consistente en todos los modelos.
Los datos sugieren que en presencia de renuncias, se espera un incremento de 34.3% en la razón del gasto social per cápita de una elección a otra. Además, los modelos también mostraron que la competitividad en una elección puede ser un determinante para incrementar el gasto social. Por lo menos para elecciones locales, como las de gobernador y para senadores.
En términos prácticos, los hallazgos principales implican que las renuncias al PRI de aspirantes a gobernador están ampliamente relacionadas con las acciones que toman los gobernadores priistas para tratar de solventar las diferentes crisis ocasionadas por las rupturas al interior de las estructuras partidistas. El manejo de recursos públicos es, indudablemente, una de las mejores herramientas que tienen los gobiernos (democráticos y autoritarios) para diseñar estrategias que intenten fortalecer su base electoral. Este estudio apunta a que pudo existir un manejo del gasto social por parte de los gobernadores que respondía a las amenazas de los desertores del partido.
Los resultados sugieren que los gobiernos estatales durante 1989-2000 pudieron haber reaccionado a escenarios que representaban un riesgo para la continuidad del PRI en el poder con incrementos en el gasto social. Mientras mayor era la amenaza, mayor era el incremento del gasto social, el cual pudo utilizarse de manera clientelista para asegurar apoyo en años electorales. Esta investigación muestra la lógica de los autócratas en el autoritarismo electoral en México a nivel subnacional. Sin embargo, hay otros elementos que futuras investigaciones podrían profundizar. Por ejemplo, indagar cuáles son las reacciones de los opositores ante incrementos en el gasto social por parte de los gobiernos autoritarios. Generalmente, la oposición en autoritarismos electorales se enfrenta a diversos dilemas, uno de los cuales es aceptar o rechazar los resultados.72 Sin embargo, estos grupos podrían modificar su comportamiento frente a rupturas en la élite autoritaria, tal como ocurrió en 1988, cuando Cuauhtémoc Cárdenas salió del PRI.73 Por lo tanto, este estudio deja abierta la puerta para construir una agenda de investigación sobre dinámicas autoritarias, ya que actualmente, es el tipo de régimen predominante en el mundo.74