Introducción
El objetivo del presente artículo es intentar explicar el papel de K’awiil o, más precisamente, de la advocación de este dios maya que aparece relacionada con las acciones llevadas a cabo durante las estaciones del calendario de 819 días. Para ello, se realiza un análisis de las frases verbales asociadas a este ciclo, tratando al mismo tiempo de hacer una reconstrucción de la frase arquetípica vinculada a dicho calendario. Por último se analizan las implicaciones de los traslados de K’awiil durante las estaciones del ciclo, relacionándolas con otros ciclos calendáricos en los que también es protagonista y también es trasladado.
El ciclo calendárico maya de 819 días fue descubierto por Eric S. Thompson y presentado en su artículo Maya Epigraphy: A Cycle of 819 Days (Thompson, 1943: 137-151). En este trabajo, Thompson se percata de la existencia de cinco inscripciones mayas en las que el día de la fecha principal en Cuenta Larga va seguido por un número de distancia y por otra fecha en Cuenta Larga a la que se pospone una cláusula formada generalmente por seis bloques jeroglíficos,1 la cual va finalmente seguida por el cierre de la Cuenta Larga inicial (Figura 1).
Es decir, el calendario de 819 días funcionaba de la siguiente forma:
Primero se indicaba la fecha principal del monumento en Cuenta Larga, seguida del día del tzolk’in y de la Serie Suplementaria.
Al final de la Serie Suplementaria se especificaba un número de distancia, contado desde la fecha principal, el cual nos lleva a la estación del ciclo de 819 días, para la cual se especificaba el tzolk’in y el haab.
Posteriormente, se incluía la frase verbal que indicaba la acción que se realizaba durante la estación del calendario de 819 días.
Después de dicha frase verbal, se finalizaba la Serie Suplementaria y se indicaba la fecha del haab para la Cuenta Larga de la fecha principal.
Finalmente, se indicaba el evento principal de la inscripción, el cual se asocia a la fecha principal y nunca a la fecha del ciclo de 819 días, así como el resto del texto. Es importante indicar que no parece existir una relación causal entre el evento asociado a la estación del calendario de 819 días y los eventos de la fecha principal de la inscripción en ninguno de los ejemplos existentes de este calendario.
Pensando, acertadamente, que las fechas secundarias de este grupo de inscripciones, es decir, aquellas a las que se llega empleando el número de distancia, podrían tener algo en común, Thompson calculó el número de días entre ellas, encontrando que la diferencia entre todas era siempre divisible por el número 819.2 Este número le pareció especialmente trascendente, pues es el resultado de multiplicar las cifras 7, 9 y 13, tres de los números sobre los que gira la numerología calendárica maya, definidos por Lounsbury (1978: 804), como un conjunto de cifras que son empleadas para generar lo que él denominó contrived numbers o "números ficticios" (Lounsbury, 1978: 807), utilizados por los escribas mayas con el fin de facilitar los cálculos para viajar entre distintas fechas del calendario. Thompson también se percató de que la fecha de origen de este calendario ocurría tres días antes de la Fecha Era, en 12.19.19.17.17 1 Kaban 5 K’umk’u. Otra cosa interesante de este calendario es que todas sus fechas siempre tienen un coeficiente de día igual a 1 y que el Glifo G de la Cuenta Suplementaria asociado a dicha fecha, denominado como Glifo de los Señores de la Noche por Thompson (1929), es siempre su variante G6. Asimismo, Thompson notó que uno de los jeroglifos asociados con la inscripción adjunta al calendario es la cara de un ser con una flama en la cabeza, es decir, el Dios K o K’awiil (Figura 1: C3). Posteriormente (Thompson, 1950: 212-217), se percataría de que otro de los conjuntos jeroglíficos asociados al ciclo indicaba una dirección cardinal (Figura 1: D3). Más adelante, Berlin y Kelley (1961) descubren que cada una de estas direcciones está asociada con un color. Tal descubrimiento implica que los días del tzolk’in se pueden agrupar por dirección cardinal y por su color asociado.
Bernal (2009a: 5; 2015: 58) considera que dicho calendario es una invención originaria de Palenque, debido a que de ahí procede la inscripción más temprana donde aparece registrado y es en el único sitio en el que se registran estaciones retrospectivas de él, incluyéndolo en narrativas mitológicas situadas en tiempos muy remotos. Según el autor, este calendario pasa posteriormente a otros sitios cercanos como Pomoná, Yaxchilán, Sak Tz’i’,3 y más tarde a Copán y Quiriguá (Bernal, 2009a: 5; 2015: 59). De acuerdo con Bernal (2009a, 2009b, 2015), la frase asociada a tal ciclo calendárico menciona a una advocación de K’awiil y dado que el calendario tiene una dirección asociada, supone, correctamente desde mi punto de vista, que esta advocación de K’awiil era cuatripartita.
Recientemente, Esparza (2014: 33-34) ha reportado una nueva inscripción que incluye una estación del ciclo de 819 días procedente del sitio de Chactún, en Campeche, México. Asimismo, otra inscripción de este ciclo parece haber sido hallada sobre una vasija descubierta en el sitio de Baking Pot, en Belice (Helmke et al., 2017: 233). Estos dos ejemplos recientes, en lugares cuya relación con Palenque no es del todo clara, podrían plantear una cierta duda sobre la influencia palencana en la creación del ciclo, aunque también es notorio el hecho de que la sintaxis de la frase en estos dos sitios difiere mucho de la arquetípica del resto.
Como ya se ha indicado con anterioridad, tanto Thompson (1943: 140) como Berlin y Kelley (1961: 15) se percataron de que el Dios K, o K’awiil, es uno de los participantes en las acciones realizadas durante las estaciones de este calendario. Con el fin de saber qué papel juega K’awiil en dicho ciclo calendárico, se analizará en detalle la frase usada para designar los actos llevados a cabo durante sus estaciones.
La frase asociada a la fecha del calendario de 819 días
La oración asociada a las fechas del calendario de 819 días (Figura 1: D2-D3) tenía una gran variabilidad en su composición, y pese a que el orden de sus elementos varía y que algunos de ellos son elididos con frecuencia, es posible intuir una forma prototípica, ya que los cambios de posición de los elementos casi siempre ocurren dentro de cada una de las diferentes partes de la frase, salvo en algunos casos extremos, como el de la inscripción del Vaso del Complejo Murciélagos de Palenque (Figura 2-o), en el que la fecha de la estación del calendario de 819 días ha sido colocada entre el verbo y la especificación de dirección, siendo además usual que ésta vaya regularmente al final de la frase y no al principio. En la Figura 2 se ha incluido todo el conjunto de inscripciones conocidas que contienen una fecha de 819 días.
Los elementos de la frase asociada a estas fechas se han organizado siguiendo un patrón sintáctico específico, con el fin de que cada uno de ellos resulte evidente. Se han indicado en la cabecera de la figura las tres partes fundamentales que componen la frase: el verbo, el sujeto de la acción, dividido en dos partes, y el lugar donde ocurre la misma. Además de las lecturas de cada conjunto jeroglífico que las compone, se ha añadido la información relativa a su fecha en Cuenta Larga y la fecha de 819 días, si es que ésta se conoce, el número de distancia entre ambas, así como la secuencia original de lectura de la frase asociada a dichas fechas y su traducción.
1. La sintaxis de la frase
Como ya se ha indicado, la frase asociada a las estaciones del calendario de 819 días se compone de tres partes: un verbo posicional (denominado “Verbo” en la Figura 2), el sujeto de la acción que puede ser o bien una advocación de K’awiil (denominado “Sujeto 2” en la Figura 2) o directamente su pie (denominado “Sujeto 1” en la Figura 2), que siempre aparece siendo poseído por la advocación de K’awiil y finalmente una localización (denominada “Lugar” en la Figura 2), la cual aparece como una frase yuxtapuesta, pues nunca es introducida mediante una preposición, pero que se entiende como el lugar donde se lleva a cabo la acción indicada por el verbo. En la Figura 2 esta frase yuxtapuesta se traduce incluyendo la preposición para facilitar su comprensión aunque, como ya he indicado, ésta nunca se menciona.
El verbo de la frase
La frase usa regularmente un verbo (Figura 1: D2), el cual fue leído por Schele y Grube (1997: 216) como wa’ o wa’l, debido a la complementación fonética que presenta en las inscripciones mayas en las que aparece. Éste es un verbo posicional usado en varias lenguas mayas, que tiene el significado general de “estar de pie”, como se puede ver en los siguientes ejemplos.
En ch’orti’, wa’r, es "parado",4 uwa’res (causativo), "lo paró", wa’wan, "se paró" (Pérez Martínez et al., 1996: 39), wab’un (causativo), "frenar, parar, fundar" (Pérez Martínez et al., 1996: 247). En choltí tenemos wabun, "parar" (Morán, 1935 Dic: 9). En chol, wa’al, "parado" (Schumann, 1973: 98). En chontal de Acalán, uali (participio), "parado, erguido" (Smailus, 1975: 176), y en el chontal de Tucta, wa’álon, "estar parado" (Pérez González, 1985: 112). En yucateco, wa’laha’an, "parado, puesto en pie" (Barrera, 1980: 910), ua-pul, "parado" (Swadesh, Álvarez y Bastarrachea, 1991: 123), uacabal, "parada cosa, detenido y parado así, estar en pie" (Andrews, 1978: 568).5
Ambas formas propuestas por Schele y Grube (1997: 216), wa’ o wa’l, se pueden reconstruir históricamente, pues, según Kaufman (2003: 1416), en proto-maya tendríamos la raíz *wa7, pero en maya central está la forma *wa7.Vl(-ik). Además, asociados a este tipo de verbos, en las inscripciones jeroglíficas mayas existieron dos posibles sufijos para indicar la presencia de un verbo posicional intransitivo: el sufijo -laj, más temprano, y el sufijo -waan, más tardío, siendo este último una importación procedente de la lengua cholana durante el Clásico Tardío (Hruby y Child, 2004: 14). En la Tabla 1 se indican las transliteraciones y transcripciones del verbo empleado por cada una de las inscripciones asociadas al calendario de 819 días, indicando en qué monumentos aparecen y agrupadas por recurrencia de elementos fonéticos que complementan su lectura, así como indicando su fecha de creación, en el caso de que se conozca.
Transliteración | Transcripción | Monumento | Fecha |
---|---|---|---|
WA’/WAL-ji-ya |
wa’l[a]ji[i]y wa’lajiiy |
Jamba Templo del Sol, Palenque Panel Oeste T. de la Cruz, Palenque Panel del Templo del Sol, Palenque Vaso Murciélagos, Palenque Estela Randall, Sak Tz’i |
692 d. C. 692 d. C. 692 d. C. 799 d. C. 864 d. C. |
WA’/WAL-ji-ji-ya |
wa’l[a]ji[i]y wa’lajiiy |
Banqueta Templo XIX, Palenque |
722 d. C. |
WA’/WAL-ja-ya |
wa’l[a]j[ii]y wa’lajiiy |
Panel T. de la Cruz Foliada, Palenque | 692 d. C. |
WA’/WAL-ja-ji-ya |
wa’l[a]ji[i]y wa’lajiiy |
Dintel 30, Yaxchilán | 709 d. C. |
wa-WA’/WAL-ji-ya |
wa’l[a]ji[i]y wa’lajiiy |
Panel Oeste del Grupo XVI, Palenque Retrato de Noble, Palenque Estela 3, Pomoná Estela 1, Yaxchilán |
673 d. C. 647 d. C. 751 d. C. 761 d. C. |
WAL-la-ja | wa’laj | Estela 11, Yaxchilán | 752 d. C. |
WA’/WAL-la-ja-ya |
wa’laj[ii]y wa’lajiiy |
Estela K, Quiriguá | 805 d. C. |
WA’/WAL-la-ji-ya |
wa’laji[i]y wa’lajiiy |
Estela J, Copán | 702 d. C. |
WA’/WAL-wa |
wa’waa[n] wa’waan |
Templo 11, Copán | 773 d. C. |
WA’/WAL-wa-ni | wa’wa[a]n | Texto misceláneo, San Salvador | n. d. |
KAJ-ya | kajaay | Panel del Palacio, Palenque | 644 d. C. |
De estas composiciones jeroglíficas, las compuestas como WA’/WAL-ji-ji-ya y WA’/WAL-ja-ji-ya resultan de sumo interés debido a que el escriba parece dividir al verbo en dos partes, por un lado wa’laj, y por el otro jiiy, que al unirse eliden una de las velares, debido a una síncopa, dejando la composición como wa’lajiiy.
Morfológicamente, el verbo wa’/wa’l tiene tres formas diferentes dentro de este conjunto de inscripciones:
wa’laj. wa’-laj-ø, de pie-pos.int-3SA, "se pone de pie".
wa’lajiiy, wa’-laj-ø-iiy, de pie-pos.int-3SA-deic, "se puso de pie".
wa’waan, wa’-waan-ø, de pie-pos.int-3SA, "se pone de pie".
De acuerdo con estas realizaciones, el verbo aparece regularmente siendo complementado por el sufijo para indicar un verbo posicional intransitivo, ya sea -laj o -waan, por el pronombre absolutivo de la tercera persona del singular, -ø, el cual va finalmente seguido generalmente por el deíctico -iiy, entendiendo como deíctico cualquier elemento léxico o gramatical que permite expresar una distinción dentro de una categoría deíctica, siendo dichas categorías aquellas que permiten hacer distinciones cruciales a factores como el tiempo o el lugar en que se habla o la identidad o localización del hablante (Trask, 1993: 75). Dicho deíctico opera en este caso como adverbio temporal indicando que la acción asociada al calendario de 819 días ocurrió antes de la fecha principal de la inscripción, es decir, se emplean regularmente estaciones de este ciclo que han ocurrido en el pasado.
En el caso de Palenque, Pomoná, Sak Tz’i y Yaxchilán (Figuras 2f, 2g, 2h, 2i, 2j, 2l, 2n, 2o, 2p, 2r, 2s y 2v) tal deíctico va precedido por una -j, lo cual claramente indica que el sufijo de posicional intransitivo empleado es -laj. Lo que resulta más llamativo en estos ejemplos es que, con excepción de la inscripción de la Estela 11 de Yaxchilán, la sílaba -la se elide siempre de la conformación del verbo y esto no es muy usual, pues las consonantes líquidas se suelen elidir cuando van al final de la sílaba, no al principio (Zender, 1999: 136). Es por ello que resulta razonable asumir que el verbo en esta región se leía WAL, wa’l. Como posible evidencia de dicha conclusión se cuenta con la inscripción procedente del Panel Sur de la banqueta del Templo XIX de Palenque (Figura 2g), donde el verbo wa’l no tiene complemento fonético que indique la sílaba -la, pero dentro de esa misma inscripción otros dos verbos posicionales, chum y pat sí la incluyen para formar chumlaj, "se sienta" y patlaj, "se crea" (Stuart, 2005: 210). Como prueba adicional podemos considerar la inscripción procedente de la bodega de Palenque, que se muestra en la Figura 3a.
La única lectura posible para el conjunto jeroglífico que aparece después de la fecha 1 K’ayab es WAL-ja, wa’laj, ya que la forma WA’-ja, *wa’ja, es irrealizable e implicaría la elisión de un elemento fonético importante, de nuevo la líquida “l” al principio de la sílaba. Esto no ocurre en los ejemplos procedentes de la región oriental del área maya, como en la Estela K de Quiriguá (Figura 2q) y la Estela J de Copán (Figura 2e), donde siempre se agrega la sílaba -la cuando es necesaria, por lo que probablemente en esa región el verbo se leía como WA’.
Para el 736 d.C., en Palenque (Figura 3b), se tiene evidencia de que este mismo verbo ya presenta la complementación - waan en el trono del Templo XXI (González y Romero, 2012: 91-jeroglifo 30). Tal elemento morfológico asociado a los verbos posicionales intransitivos se propaga hacia la región oriental del área maya y aparece en Copán ya para el 773 d.C., siendo el ejemplo de la frase asociada a la estación del calendario de 819 días procedente de Quiriguá un caso excepcional, pues aún para el 805 d.C. sigue empleando la sufijación -laj.
El verbo wa’/wa’l no es el único empleado en las estaciones del ciclo, ya que en el ejemplo procedente del Panel del Palacio de Palenque (Figura 2k) se emplea una forma verbal que utiliza el jeroglifo T550, cuya lectura es kaj, "establecerse" (Beliaev, 2013: 112-113; Tokovinine, 2013: 81). A este verbo se le ha relacionado con el establecimiento de casas dinásticas en ciertas narrativas históricas mayas (Stuart, 2012; Tokovinine, 2013: 79-81) pero Tokovinine (2013: 81) lo identifica más con el verbo “llegar”, y este ejemplo parece apoyar la idea, pues el sujeto de la frase llega a una estación del ciclo cada 819 días para ser puesto de pie.
El sujeto de la frase
El sujeto de la frase asociada a las estaciones del ciclo calendárico de 819 días puede tener dos formas. En la primera, es una deidad, advocación del dios K’awiil (Figura 2, sujeto 2). En la segunda, es directamente el pie de la deidad, el cual aparece siendo poseído por ésta (Figura 2a, 2d y 2v, Sujeto 1), lo que se indica mediante le prefijación de la palabra ook,6 "pie", con el pronombre ergativo de la tercera persona del singular frente a vocal, -y. Es decir, el sujeto de la frase es una advocación de K’awiil o, más específicamente, el pie de dicha deidad.
El nombre completo de esta advocación de K’awiil está compuesto por tres partes, las cuales son todas optativas, pero siempre aparece por lo menos una en la frase, con excepción del ejemplo procedente de Baking Pot (Figura 2b), en donde la frase se ha resumido tanto que el sujeto no se indica. El nombre compuesto de la deidad suele ir precedido por un color, que está a su vez asociado a una dirección cardinal. En la Figura 4 se pueden apreciar las diferentes posibilidades de composición de su nombre.
En la Figura 4a aparece el nombre completo de la deidad, el cual está formado por la adición de los nombres de tres deidades diferentes: en primer lugar se indica un color, que en este caso es chak, "rojo", seguido del nombre de la deidad denominada como “Señor de los animales”, posteriormente se incluye el jeroglifo T209 y, finalmente, el logograma empleado para nombrar a K’awiil, que suele ir complementado por el jeroglifo T84. Dado que el nombre de K’awiil suele ser el último que forma la composición nominal, se asume que la deidad nombrada es una advocación de este dios, ya que el sustantivo que aparece al final de una frase nominal es el sujeto principal de la misma (Grube, 2002: 328).
Finalmente, para cerrar la cláusula nominal del calendario de 819 días, aparece el título jun ch’ok,7 "uno-joven", señalando posiblemente que la advocación de K’awiil que aparece nombrada en este ciclo calendárico es muy joven, lo cual quizá tenga que ver con el hecho de que varias advocaciones de K’awiil aparecen con el cuerpo de un infante, como es el caso de Unen K’awiil (Martin, 2002) y del Bebé Jaguar (García Capistrán y Valencia, 2017; Valencia y García Capistrán, 2013).
El lugar
Como ya se había indicado, la acción del verbo aparece asociada a una dirección cardinal, la cual suele ir indicada al final de la frase. Asimismo, en algunos otros ejemplos se incluye además la expresión chan-ch’e’n vinculada a dicha dirección cardinal (Figuras 2d, 2i, 2k, 2l, 2m, 2n, 2p y 2u), que en las traducciones de la Figura 2 se ha indicado como “ciudad”. En relación a este término existe un cierto debate, ya que algunos investigadores entienden que el difrasismo chan-ch’e’n significa "pueblo, ciudad" (Hull, 2012: 107-108), o también “territorio”, término similar al de altepetl entre los nahuas (Stuart, 2017: 256). Pero de manera reciente se ha intentado determinar si la expresión se refiere a un entorno más definido. De acuerdo con Velásquez et al. (2017), esta expresión denota la parte elevada de las ciudades mayas, la que recurrentemente se denomina acrópolis en muchos sitios arqueológicos, aunque para otros investigadores (Stuart, 2015a; Tokovinine, 2013: 39), el término posee una gran carga simbólica y tiene más que ver con un espacio ritual, el cual podría haber estado conectado con los espacios dedicados al culto.
La reconstrucción de la frase prototípica
Una vez que hemos analizado las inscripciones que incluyen todos los elementos de la frase verbal del calendario de 819 días, y a pesar de que el conjunto no muestra una sintaxis uniforme pues presenta varias opciones y cambios de posición de algunas de sus partes constituyentes, podemos inferir que en realidad se trata de una frase compuesta con un patrón de construcción bastante discernible, el cual se puede apreciar en la Figura 2. En resumen, la frase verbal asociada al ciclo calendárico de 819 días estaría formada por las siguientes partes:
Un verbo posicional, que de manera predominante es wa’/wa’l, "ponerse en pie, pararse", pero que en una ocasión es sustituido por el verbo kajaay, que significa "legar" o "establecerse".
El sujeto del verbo que en realidad es una parte anatómica, leído ook e indicado en forma posesiva como yook, sería el pie del personaje que sigue en la frase. En ocasiones, se omite este objeto y el sujeto de la frase pasaría a ser directamente el dueño del pie.
Un color que califica al dueño del pie y lo asocia con una dirección cardinal según la siguiente relación: chak, "rojo", con elk’in, "este", sak, "blanco", con xaman, "norte", ik’, "negro", con ochk’in, "oeste", y k’an, "amarillo", con nohol, "sur".
El dueño del pie, o sujeto por omisión: Sip T209, K’awiil T84.
Un atributo o título del poseedor del pie, jun ch’ok, que es muy joven.
La indicación del punto cardinal donde ocurre la acción dentro de la ciudad de origen de la inscripción.
La traducción de la expresión completa que se asocia con las estaciones de este ciclo calendárico sería "Se pone de pie, llega y descansa,8 el pie del joven Sip T209, K’awiil T84, en una de las cuatro direcciones cardinales dentro de la ciudad y su color se corresponde con el de esa dirección".
Cabría preguntarse si resulta factible realizar la reconstrucción de esta frase tomando como base los ejemplos con los que contamos, dada su dispersión temporal y espacial. A continuación se muestra la distribución de las inscripciones que contienen el calendario de 819 días, junto con un diagrama de su distribución temporal (Figura 5).
Como se puede apreciar, la mayoría de las inscripciones (86%) se agrupan en un periodo que va del 672 d.C. al 790 d.C. (9.12.0.0.0 a 10.1.0.0.0), es decir, aproximadamente 100 años. La presencia de este calendario se concentra en dos regiones, el Usumacinta y el Motagua. En un estudio parecido al que se presenta aquí realizado por Kettunen (2005: 18-19) en relación con una expresión empleada para designar la muerte de un personaje en las inscripciones, k’a’ay usak ... ik’il, la distribución temporal y espacial del empleo de dicha expresión es equivalente a la distribución del empleo del calendario de 819 días, estableciendo una micro-región cultural dentro del área maya, en la que formas y tradiciones escriturarias se comparten, por lo que se puede justificar el empleo de los distintos ejemplos existentes para formar una frase completa, la cual regularmente estaba abreviada.
La presencia de K’awiil en el Calendario de 819 días
Una vez analizada la frase, lo siguiente sería intentar comprender qué es lo que significa y, sobre todo, determinar qué rol juega la advocación de K’awiil involucrada en el ciclo en los actos que se realizan durante las estaciones del mismo.
Como ya se ha visto, la primera parte del nombre de la deidad (Figura 4a) suele corresponderse con el logograma que nombra al Señor de los animales (Taube, 2003: 473, Zender, 1999: 77), siendo dicho logograma la cara de un hombre con ojo de vírgula, nariz romana, una gran ceja o mancha supraocular, que en ocasiones aparece con el pelo fosco y en otras se representa con una oreja de venado y con bigote (Zender, 1999: 77). En todas sus representaciones lleva sobre la frente astas de venado (Figura 6).
Grube (2012) propuso que la lectura de este logograma es SIP, debido a una sustitución silábica que aparece en la página 13c del Códice de Dresde (Lee, 1985), donde se escribe como 7-si-pu, Wuk Sip, y en donde se le ve junto a un venado (Figura 6b). Grube (2012) también señala que este logograma es sustituido en varios contextos por el signo T291.1001. En el Dintel 1 de Yaxchilán aparece un logograma que mezcla ambos signos como parte del nombre de una deidad local (Figura 6a). A pesar de que la lectura del signo T291, el asta de venado, sería xukub’ o xukab’ (Lopes y Davletshin, 2004), cuando aparece en el logograma del Señor de los animales o junto a la vasija invertida opera como un determinativo semántico, que relaciona a ambos signos y cambia la lectura original del jeroglifo T1001, pues cuando este jeroglifo aparece en el mito del Bebé Jaguar nunca presenta las astas de venado, por lo que su lectura probablemente sea otra (García Capistrán y Valencia, 2017; Valencia y García Capistrán, 2013). Otro ejemplo (Figura 6c) de esta deidad se encuentra en la Concha Perlman (Stone y Zender, 2011), donde su logograma aparece de nuevo prefijado por el número siete. El señor de los animales, Sip, es referido como el poseedor de los animales en varias fuentes etnográficas (Gabriel, 2006; Taube, 2003, Zender, 1999: 80). La actividad de la cacería, asociada a esta deidad, poseía una gran carga ritual no sólo en el área maya sino en toda Mesoamérica (Olivier, 2015), y la sigue teniendo aún para los mayas de la actualidad (Gabriel, 2006; Taube, 2003). Hoy en día, cuando los indígenas de Yucatán deciden cazar venados, después de haber obtenido la decimotercera presa deberán hacer una ofrenda de panes y bebidas ceremoniales y una ofrenda especial para solicitar a Sip, el dueño de los animales, permiso para poder matar otros 13. Solicitan a los sip-o’ob, los dueños de los animales, que dejen a estos sueltos y protejan a los cazadores. De no hacerlo, la cacería será mala y podría ocurrir alguna desgracia (Gabriel, 2006).
La siguiente parte del nombre de la deidad es el signo T209 (Figura 4a). Este logograma no sólo aparece en el contexto del calendario de 819 días, sino también formando parte del ciclo del Glifo Y de la Serie Lunar Suplementaria (Andrews, 1938; Beliaev, 2012; Yasugi y Saito, 1991), así como en la variante G6 del jeroglifo de los “Señores de la noche” (Thompson, 1929), que está íntimamente asociada con el calendario de 819 días, pues todas sus estaciones caen en un día asociado con G6. También aparece formando parte del nombre de ciertas deidades, como en el Altar 1 de Ixlú, el Escalón V de la Escalera Jeroglífica IV de Dos Pilas y la Estela B de Copán (Figura 8). El logograma parece representar un objeto enrollado, similar a un ovillo, del que le salen una suerte de extremidades y que suele llevar a la derecha una extensión con forma de cola, que en ocasiones se parece a la forma del silabograma -ne (Nehammer, Thun y Helmke, 2009: 183). Algunas veces lleva la cabeza de espejo de K’awiil (Figura 4a y 4f), que la asocia con esta deidad.
Una propuesta para la lectura de tal logograma ha sido aportada por Beliaev (2012), con base en lo que cree que es una sustitución silábica completa en la Estela Randall, de la región de Sak Tz’i’ (Figura 2v). En ella, que también tiene una estación del ciclo de 819 días, el texto asociado dice wa’lajiiy yook k’an misi/simi... K’awiil Jun Ch’ok, "Se puso de pie el pie del K’awiil ... amarillo, uno-joven". Beliaev (2012) asume que lo que debería ir en la posición de las sílabas mi- y -si-, sería el jeroglifo T209, así que lo lee como sihm,9 que traduce como "mocos, flema, feto", ya que la otra opción de lectura, mis, carece de sentido en este contexto, pues su acepción más frecuente es “barrer”. Asimismo, este autor considera que el logograma representa a un feto con lo que podría ser el cordón umbilical al lado. Pero dicha lectura es dudosa, pues, desde mi punto de vista, el logograma que aparece debajo de las sílabas -mi y -si es en realidad T209, por lo que la sílaba -si podría ser un complemento fonético a éste, aunque esta interpretación no explicaría la presencia de la sílaba -mi.
Continuando con el análisis del nombre del personaje principal, falta por determinar su última parte (Figura 4a), la cual se encuentra formada por el logograma de K’awiil, al que se le añade el signo T84 (Figura 7e).
El jeroglifo T84 ha sido tradicionalmente equiparado al jeroglifo T86, o a la combinación T86-T851, su forma completa, cuya lectura es NAL (Figuras 7a y b). En 7c se muestra el jeroglifo T84 completo y en la 7d abreviado. En las Figuras 7f y g podemos ver ejemplos del uso de T84 en Dos Pilas y en 7h-l en Yaxchilán, con sustituciones dentro del nombre de la misma deidad. Según Stuart (2005: 161, nota 49), estos dos jeroglifos no son equivalentes y no poseen el mismo valor de lectura, dado que aparecen en contextos muy bien diferenciados. Para el jeroglifo T84, Stuart (2014, 2015b) propone la lectura de winik o win(i)kil. Según este autor, es muy probable que su lectura sea realmente WINIK y que lleve integrado el sufijo -li,10 ya que aparece en algunos ejemplos pareado con el jeroglifo T521, o su equivalente en los códices, el T523, como en la Estela 11 de Yaxchilán (Figura 7 l), así como en otros ejemplos (Figuras 7m y n). Asumiendo que la lectura para el jeroglifo T84 sea winikil (Stuart 2014, 2015b), podemos encontrar las siguientes acepciones en diferentes lenguas mayas: en ch’orti: winkir, winik-ir, "owner, supernatural protector"; ah winkir, "owner"; uwinkir e masa, "spirit guardian of deer"; uwinkir e muh, "guardian of deep spots in streams", uwinkir i chay, "guardian spirit of fish" (Wisdom 1950); en tzotzil, winkilel, "dueño" (García de León, 1971: 76), y en tzeltal, swinkel, "dueño" (Slocum y Gedel, 1981: 200). Una entrada sumamente interesante es la del mam, winkl, "puesta cosa como bola" por la forma de la advocación de K’awiil del ciclo de 819 días (Ortiz, Pérez y Hernández, 2001: 424).
Una última característica importante de este personaje aparece en el Panel Sur, Acceso Este del Templo 11 de Copán (Figura 2d). La fecha de la inscripción también está asociada al Calendario de 819 días y su texto dice wa’wa[an] yok11k’an T209 K’awiil ti’... si...n uwahy K’an12K’awiil noho’l chan ch’e’n, "Se puso enhiesto su pie en el sur de la ciudad, es el pie del T209-K’awiil ... Si...n amarillo, que es el wahy del K’awiil amarillo". Houston y Stuart (1989: 8-9) ya habían notado que dicha inscripción hace referencia al pie del wahy de K’awiil, y es muy importante porque nos indica que la cláusula verbal tiene como sujeto a una advocación de K’awiil, la cual es, a su vez, uno de sus wahy o su co-esencia.
Una posible representación del personaje la podemos encontrar en la Estela B de Copán (Figura 8), donde se hace una mención muy interesante al mismo sujeto de la frase del calendario de 819, pero fuera de ese contexto, pues se encuentra incluido en el texto de un ritual de personificación. Durante los procesos rituales en los que el gobernante actúa como representante de una deidad, suele aparecer con los atributos de la deidad a la que está personificando (Stuart, Houston y Robertson, 1996 297-299; Nehammer, Thun y Helmke, 2009; Valencia y García Barrios, 2010; Velásquez, 2010), por lo que la iconografía de la estela posiblemente incluye una representación de la deidad relacionada con el ciclo de 819 días.
El texto del lado derecho de la estela dice lo siguiente:
i-tz'a-pa-ja ?-?-ja CHAN-na-ji? u-B'AH-MO'-WITZ-AJAW TZUTZ-ja 15-WINIKHAB' u-CH'OK[CHAJ]-ji u-B'AH-[li]-AN-nu K'AK' SIP T209-nu-K'AWIL 13-TZ’AK-b'u-li WIN?-?-TE'-[NAH] 18-u-B'AH[K'AWIL] K’UH GE CPN AJAW.
i tz’ahpaj ...j Chanaaj ub’aah Mo’ Witz Ajaw tzuhtzaj holajun winikhaab’ uch’okchaaj ub’aahila’n K’ahk’ Sip ...n K’awiil Oxlajun tz’akbuul Wintenaah Waxaklajun Ub’aah K’awiil k’uh[ul] CPN Ajaw.
"Entonces se hincó ...j Chan ... [nombre propio de la estela], es la imagen de Mo’ Witz Ajaw. Se terminó el decimoquinto k’atun, es el esparcimiento de gotas [de] Waxaklajun Ub’aah K’awiil, decimotercero en línea sucesoria de Wintenaah, sagrado señor de Copán, [quien] es la personificación de K’ahk’ Sip ...n K’awiil".
De esta inscripción se puede deducir que la lectura del jeroglifo T209 podría terminar en la letra -n, pues aparece complementado fonéticamente por la sílaba -nu. Además, de acuerdo con el texto, el gobernante Waxaklajun Ub’aah K’awiil está siendo representado como la personificación de la misma advocación de K’awiil, que ocupa el puesto principal en la cuenta calendárica de 819 días (Taube, 2003: 474), con la salvedad de que su nombre, en lugar de comenzar con el color rojo, lo hace con la palabra “fuego”, aunque en nombres propios estas dos palabras se suelen intercambiar (Tokovinine, 2012: 289). Por lo tanto, Waxaklajun Ub’aah K’awiil aparece en la montaña de la guacamaya,13 personificando a K’ahk’ Sip ...n K’awiil, deidad que fue representada iconográficamente en la estela mediante cuatro pequeñas cabezas de K’awiil de las que sale fuego (están señaladas con flechas en la Figura 8) y que penden de las caras de las guacamayas y de los dos rostros de la montaña inmediatamente debajo. El cuerpo de la deidad, con varias cabezas, es una especie de liana o planta trepadora que sujetan cuatro de los ocho pequeños hombrecillos que portan turbante (uno en la parte superior se ha perdido) y que aparecen alrededor de la montaña. Es decir, esta advocación de K’awiil en realidad parece una planta y quizás su representación en el logograma T209 haga referencia a su estado antes de ser puesto de pie, como una especie de envoltorio del que se puede ver parte de su tallo. La imagen de K’awiil con forma de planta podría explicar la figura de la página 44a del Códice de Dresde (Figura 9a), donde se indica que Chaahk toma a K’awiil, pero, en lugar de la imagen de este dios, se puede ver sobre las manos de la deidad de la lluvia algo parecido a una planta, con un nudo encima.
Por último, una vez identificadas las tres partes del apelativo de la deidad asociada al ciclo calendárico de 819 días, que es una advocación de K’awiil además de una de sus co-esencias, puede que resulte más fácil explicar el porqué de los días vinculados a este ciclo. Cada una de las tres deidades por separado está relacionada a un número: el dios de los animales, Sip, está ligado al número siete, pues su apelativo más común es Wuk Sip, "siete Sip" (Zender, 1999: 77-78), la deidad T209 es uno de los nueve señores de la noche (Thompson, 1929) y la relación de K’awiil con el número 13 está muy bien documentada a través de apelativos de la deidad que emplean dicho número, como el que aparece en la vasija K8007, procedente de Xultún (Valencia, 2016: figura 424). Es decir, el número de días del ciclo sería la composición de los números asociados a cada una de las deidades que componen el nombre de la advocación de K’awiil, que actúa como personaje principal en las estaciones de dicho ciclo, pues, como ya se ha indicado con anterioridad, 819 es el producto de los números siete, nueve y trece.
Discusión y conclusiones
Del análisis de la frase asociada a las estaciones del calendario de 819 días se desprende que el dios K’awiil es una deidad cuatripartita, como ya lo habían sugerido Stuart (1987: 17), basándose en el apelativo tardío Amayte Kauil, y Bernal ( 2009a, 2009b, 2015), a través de su análisis del calendario de 819 días. K’awiil posee cuatro colores diferentes vinculados a cada una de las direcciones cardinales, lo mismo que su wahy, y es colocado en tales direcciones en cada una de las estaciones de la cuenta de 819 días. Resulta interesante recalcar esta relación del calendario de 819 días con el pie de K’awiil, pues en varios ejemplos de la frase asociada al calendario se insiste en que lo que se pone de pie es la extremidad de la deidad, una parte del cuerpo de K’awiil que constituye una singularidad, pues su pie es en realidad una serpiente (Velásquez, 2005), y ésta es además su propio wahy (Houston y Stuart, 1989).
La identificación iconográfica de la deidad asociada al calendario de 819 días que podemos obtener de su símil en la Estela B de Copán (Figura 8) apunta a que esta advocación de K’awiil sea probablemente una planta, y que ésta fuese quizá el maíz, pues existe una extensa evidencia de la relación entre el dios del maíz y K’awiil (Agurcia, Sheets y Taube, 2016: 30-31, Valencia, 2016: 325), que puede llegar a ser expresada en la mezcla iconográfica de ambas deidades (Figura 9b). Podría ser que la insistencia en este calendario, mediante el empleo del verbo wa’/wa’l, "ponerse de pie, pararse", en colocar el propio pie de la advocación de K’awiil se deba a que en su forma vegetal deba ser plantado; del mito del Bebé Jaguar sabemos que K’awiil es la semilla del maíz que entra a la montaña para transformarse en el dios del maíz, y que dicha semilla le representa como un recién nacido, es decir, un ser que aún no se ha terminado de formar por completo (García Capistrán y Valencia, 2017; Valencia y García Capistrán, 2013). Es posible que el estado de recién nacido de K’awiil, como algo aún en formación, sea por lo que dentro del calendario de 819 días se le asigne el título jun-ch’ok, "uno joven", y que dicha colocación de su pie serpentino, que permitirá que crezca y se transforme, sea tan importante que haya provocado que los antiguos mayas tuvieran una ceremonia ritual cada 819 días para celebrarlo. También esto explicaría la relación del jaguar, animal salvaje por excelencia y asociado al Señor de los animales, con el crecimiento del maíz y la participación de Sip en el ritual, pues el maíz no sería aún una planta domesticada, sino salvaje. La presencia de Sip en el apelativo del ciclo de 819 días no es la única evidencia de esta relación entre K’awiil y el Señor de los animales, pues tenemos ejemplos en cerámica donde este último aparece a través de la pierna de K’awiil (Figura 10).
Entre los pueblos de Mesoamérica está muy bien documentada la dicotomía entre lo salvaje y lo domesticado (Taube, 2003), pues de lo salvaje parten cosas esenciales para la vida de los hombres, pero también representa el caos al que se llega cuando no se siguen rigurosamente los rituales y ceremonias que mantienen el orden del universo. Llama también poderosamente la atención que el ciclo de viaje de esta efigie o figura de K’awiil a través de los puntos cardinales de la ciudad, donde se observa su culto, sea parecido al que Landa retrata en su Relación de las cosas de Yucatán para los canhel durante las ceremonias de Año Nuevo (Landa, 1985; Valencia, 2011), donde también participa K’awiil y cuya principal finalidad era favorecer la abundancia de alimentos para el año entrante (Valencia, 2016: 189). Asimismo, Landa señala la utilización de cuatro altares de piedra localizados en los cuatro rumbos cardinales de las ciudades, los cuales eran empleados durante dichas ceremonias de Año Nuevo (Landa, 1985), y que posiblemente sean los mismos que se empleaban para las ceremonias relacionadas con el ciclo de 819 días. Es muy probable que este tipo de ceremonias, que recuerdan a una peregrinación, fueran más frecuentes de lo que nos habíamos imaginado hasta ahora (Sheseña, 2015), ya que, además de las ceremonias del Año Nuevo y del calendario de 819 días, había otras, como las asociadas al fuego, que se pueden encontrar en inscripciones del periodo Clásico (Bernal, 2014; Grube, 2000) y que también tenían un carácter periódico. Se llevaban a cabo en un lugar muy específico, denominado chan-ch’e’n por los antiguos mayas. Desde mi punto de vista, es muy probable que la expresión chan-ch’e’n tuviera un origen marcado por una clara carga cosmológica, y que con el tiempo se lexicalizara y acabara denominando al centro urbano de las ciudades, de forma similar a la palabra nahuatl altepetl (Montes de Oca, 2000: 100). Ello estaría más en consonancia con la evidencia que encontramos en el ciclo de 819 días, pues, si volvemos a la variante T550 del verbo del ciclo, ésta nos indica que la figura de K’awiil que se pone en pie parece realizar un trasiego ritual entre las distintas estaciones del ciclo hasta llegar a la orientación que le corresponde dentro de la ciudad (Tokovinine, 2013: 81), como en una peregrinación o procesión (Sheseña, 2015).
Esta idea detrás de la peregrinación se puede ver confirmada por la inscripción en la Estela K de Quiriguá (Figura 2), donde tenemos el siguiente texto, wa’laj[ii]y uhil sak Sip T209 K’awiil Ju’n Ch’ok, "Se puso enhiesto, su descanso, Sip ? ... K’awiil blanco, uno-joven". De acuerdo con Stuart (2005: 38), la expresión uhil aparece en otros textos que permiten comprender mejor su sentido. En su análisis del Panel de Estuco del Templo XIX de Palenque, expone que, en la inscripción, la última vez que se presenta el evento principal del panel aparece sufijado por la expresión hi-li, hil. Stuart (2005: 38) indica que en ch’olano hil es una raíz verbal intransitiva, que de acuerdo con Kaufman y Norman (1984), significa "terminar, descansar, finalizar". Comenta que esta expresión aparece en otros dos textos, en el Altar Q de Copán y el Monumento 8 de El Tortuguero, y en ambos la expresión parece indicar la finalización de un viaje (Stuart, 2005: 38) y se hace referencia al pie del personaje que llega o descansa. Por otra parte, tenemos las siguientes entradas lexicográficas que tienen relación con la expresión mencionada, en ch’ol: jil-e, jil-i, "acabarse" (Schumann, 1973: 82); en tzeltal: hil, "quedar" (Kaufman, 1972: 103); en chontal de Acalan: hil-el, "descansar" (Smailus, 1975: 143). Esta expresión verbal, en combinación con el sustantivo ook, "pie", se puede traducir como "descansó el pie". Por lo tanto, la idea fundamental detrás de las ceremonias realizadas durante las estaciones del ciclo de 819 días sería la de celebrar la llegada o descanso del pie, de la imagen de la manifestación de K’awiil que realiza un circuito ritual, el cual incluye cuatro posibles estaciones localizadas en los cuatro puntos cardinales de la ciudad, con el objetivo de favorecer la abundancia de la planta del maíz.