INTRODUCCIÓN
El papel de las manos en la transmisión de gérmenes durante la atención clínica diaria de los pacientes se identificó desde 1847 por Ignaz Semmelweis, cuando estableció el beneficio obtenido por el lavado de las manos y la reducción de la mortalidad materna. Desde 1928, Price dividió en dos tipos la flora de gérmenes que se encuentran en las manos: la transitoria y la residente. La flora residente corresponde a las bacterias que viven en la piel en condiciones habituales, generalmente son de baja virulencia y ocupan capas superficiales de la piel. Esta flora está compuesta por bacterias Gram positivas, principalmente por Staphylococcus coagulasa negativo, Corynebacterium sp. y anaerobios como Propionobacterium sp. y tienen la función de evitar la colonización por otro tipo de gérmenes. Esta flora no es infecciosa por sí misma, aunque puede ocasionar infección cuando ocupa espacios estériles (Cuadro 1). Esta flora es propia para cada persona, la cuenta de bacterias varía entre 3,9 x 104 y 4 x 106 UFC/cm. En forma habitual numerosos microorganismos están en contacto con la superficie cutánea. Este ambiente, relativamente hostil, puede causar enfermedades y complicaciones graves; a estos microorganismos que adquirimos por el contacto con el paciente, personal colonizado u objeto contaminado en el ambiente hospitalario se llama flora transitoria. Los microorganismos varían; un ejemplo de ello serían Pseudomonas, Serratia, Klebsiella pneumoniae, entre otros (Cuadro 1).
El papel de las manos en la transmisión de las Infecciones Asociadas a la Atención en Salud se ha demostrado ampliamente por lo que el lavado de manos, que es una medida muy simple, ayuda a disminuir estos eventos adversos. Existen razones por las que se tiene poco apego a realizar la higiene de manos:
Cargas pesadas de trabajo.
La consideración por parte del personal de que no realizar la higiene de manos es un factor de riesgo bajo para la transmisión de infecciones.
Escasez de insumos.
Poco personal y sobrepoblación de pacientes.
Numero insuficiente de lavabos y mala ubicación.
Irritación y resequedad de la piel que causan los productos usados.
Tiempo prolongado para realizar la higiene de manos.
Por todo lo anterior y buscando un mayor apego a esta estrategia se ha introducido el uso de soluciones alcoholadas o alcohol gel, que reducen la carga bacteriana, el tiempo requerido para realizar la técnica en 20 a 30 segundos, actúan más rápidamente e irritan menos la piel, por lo que se incrementa el cumplimiento por parte del personal.
Características del alcohol gel
Las preparaciones de concentraciones entre 60 y 80% de alcohol (isopropanol o etanol) son las más eficaces.
Si contiene un emoliente como glicol al 1 o 3% evita la resequedad de la piel y favorece el apego a esta técnica.
No es necesario usar toallas de papel para el secado. Requiere menos tiempo que el lavado tradicional con agua y jabón (40 a 60 segundos).
Es importante el volumen del gel que se use; un volumen entre 2 a 3 mililitros (generalmente dos aplicaciones de los dispensadores comunes).
Usar en manos secas, ya que la presencia de agua disminuye la eficacia.
No es eficaz contra Norovirus (gastroenteritis) y esporas (Clostridium difficile).
Utilizar un dispensador con despachador que facilite su uso y evite contaminación.
Existen otras preparaciones de soluciones antisépticas a base de clorhexidina 0.5 a 4%, yodopovidona 0.5 a 4% que no serán analizadas en este criterio.
La técnica de higiene de manos consta de seis pasos (Cuadro 2, Figura 1).
La actividad antimicrobiana de los alcoholes se debe a su capacidad de desnaturalizar las proteínas de los microorganismos. Las soluciones que contienen entre 65 y 80% de alcohol fueron aprobadas desde 1994 como antisépticos en la higiene de manos. Los alcoholes tienen excelente actividad germicida contra bacterias Gram positivas y bacterias Gram negativas, patógenos multirresistentes, Mycobacterium tuberculosis y algunos hongos. Ciertos virus (lipofilicos) envueltos (virus del herpes simple, virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), virus de la gripe, virus sincicial respiratorio, los virus de la hepatitis B y de la hepatitis C son susceptibles a concentraciones entre 60 y 80%. Hay estudios que muestran reducción de los títulos de ineficacia más de 3 logaritmos de virus no envueltos como rotavirus, adenovirus y rinovirus; otros como hepatitis A, poliovirus y enterovirus necesitan una concentración de 70 a 80%. Recordar que no tienen acción contra esporas ni protozoarios.