Introducción
En México se ha emprendido una guerra contra el crimen, y el narcomenudeo es un enemigo especialmente peligroso. Para darnos una idea de su importancia consideremos que la Secretaría de Seguridad Pública federal (SSP) afirma que es la principal causa de la delincuencia en el país1. La Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal (SSP-DF) no se queda muy atrás y lo relaciona con el delito de homicidio, en específico con los asesinatos que perpetran los distribuidores en sus ajustes de cuentas y riñas por los espacios (colonias, barrios y calles) para la venta en la Ciudad de México.2 Efectivamente, se reporta que a finales de 2007 se registraron más de 50 ajustes de cuentas violentos y fueron perpetrados algunos homicidios contra mandos oficiales importantes de la policía de la ciudad (Fernández y Salazar, 2008).
Curiosamente, pese a que se trata de un problema social pertinaz y trascendente, la actividad criminal no parece atraer la atención de los sociólogos y geógrafos mexicanos.3 Entre los sociólogos recientemente se han empezado a realizar trabajos provechosos dirigidos a compilar, procesar y analizar alguna información empírica sobre la actividad criminal en México;4 en cambio se comenta que la actividad criminal es probablemente el problema nacional más desatendido por los geógrafos mexicanos (Vilalta, 2009a). Cabe reconocer que el sector académico puede contribuir al éxito de esta guerra contra el crimen analizando científicamente la actividad criminal y ofreciendo soluciones de política pública.
Este estudio persigue dos objetivos intrínsecamente vinculados: examinar los patrones y procesos geográficos del delito de narcomenudeo, y ofrecer para una discusión preliminar un conjunto de recomendaciones de políticas públicas aplicables en el ámbito local. Se presentan recomendaciones de políticas de seguridad pública y de planeación urbana. Ambos objetivos son necesarios, pues consideramos indispensable ofrecer información estratégica y nos parece primordial estimular la investigación científica y la aplicación de soluciones a problemas de relevancia local y nacional.
Éste es un estudio de caso, teóricamente inductivo y temáticamente exploratorio. Se eligió para ello la delegación Cuauhtémoc de la Ciudad de México,5 y como unidades de análisis geográfico (o de información agregada) a sus colonias y cuadrantes geográficos. Cabe aclarar que la ventaja metodológica de utilizar colonias y cuadrantes es que facilitan un mayor acercamiento y precisión del fenómeno frente a otras unidades geográficas como las delegaciones, los municipios, las ciudades o las regiones. La desventaja es la tradicional limitación que se presenta al aplicar los hallazgos en otras colonias y cuadrantes de la ciudad, u otras ciudades e inferir conclusiones similares.
El documento se divide en cuatro partes. En la primera se realiza una revisión de la literatura especializada en el análisis geográfico de la actividad criminal y del fenómeno de los hotspots. Posteriormente se presenta la metodología seguida y se refieren los datos utilizados. En la tercera parte se muestran los resultados del análisis estadístico espacial y a-espacial. En la cuarta parte se resumen los resultados y se incluyen las recomendaciones de política.
Estudios previos
El estudio geográfico del crimen tiene una larga tradición en algunos países. Parece que los primeros acercamientos ordenados al problema se realizaron en el siglo XIX en Francia, y aún se conservan los mapas de actividad criminal que se elaboraron entonces (Lowman, 1986). Sin embargo el despegue en la materia se remonta a las primeras décadas del siglo XX y tuvo lugar en la Universidad de Chicago (Burgess, 1925; Shaw y Mckay, 1942). Tal despegue se debió a la novedad y utilidad de la ecología humana como perspectiva para el estudio de las interacciones sociales en relación con el medio, y a lo popular que se volvió el análisis estadístico de la información censal.
En relación con el crimen, los primeros estudios de ecología humana observaron que con el rápido crecimiento de la población en una zona de la ciudad se incrementaban sus tasas de criminalidad. La explicación del hecho dio origen a la teoría de la desorganización social (Burgess, 1925), que sostiene que los cambios rápidos en una comunidad crean necesidades que no pueden cubrir o satisfacer las instituciones locales de manera suficientemente rápida y completa, lo que lleva a la falta de control de tales instituciones sobre su comunidad (Shaw y Mckay, 1942; Burgess, 1925). Versiones más recientes y desarrolladas de esta teoría sugieren que la desorganización social facilita la ocurrencia de comportamientos violentos en una comunidad debido a la ausencia de redes sociales de apoyo -capital social- así como a la incapacidad para mantener el orden -eficacia colectiva- (Sampson, 2004; Sampson y Wilson, 1995).
Un hallazgo registrado desde los inicios de la geografía del crimen como área científica de estudio y que mantiene su validez a la fecha es la tendencia que muestra la actividad criminal a concentrarse geográficamente (Vilalta, 2009a; Van Dijk, 1999; Singer, 1981; Sutherland, 1942).6 Recientemente a estas concentraciones se les ha llamado hotspots. Definido de la manera más simple, un hotspot es el área geográfica que tiene la mayor concentración de actividad criminal entre las áreas vecinas (Grubesic y Murray, 2001; Levine, 1999). Atendiendo a la mayor concentración de incidencia criminal, se puede designar como tal a aquella área que está por encima del promedio (Moonsun et al., 2006).
Como puede intuirse, la definición y detección precisa de un hotspot no es un proceso metodológicamente simple o estadísticamente irrefutable. En términos estadísticos y en la literatura científica, las formas de detección de hotspots oscilan entre las descriptivas (las más antiguas y de uso común) y las muy técnicas y complicadas (más recientes y escasas). Entre las descriptivas destacan por su popularidad los cocientes de localización (Brantingham y Brantingham, 1995) y las funciones de Kernel (Canadian Centre for Justice Statistics, 2007; Harada y Shimada, 2000; McLafferty et al., 2000). Entre las complejas y más recientes se encuentran el análisis de clusters (Grubesic, 2006) y los coeficientes (globales y locales) de autocorrelación espacial (Mencken y Barnett, 1999; Messner et al., 1999).7 Los cocientes de localización y las funciones de Kernel (histogramas) son técnicas que no están sujetas a distribuciones de probabilidad, mientras que el análisis de clusters y los coeficientes de autocorrelación espacial sí lo están. Solamente estos últimos requieren para su cómputo sistemas de información geográfica (SIG). Cabe mencionar que en la actualidad el uso de SIG por la policía es limitado, pero está en expansión en la Unión Europea (Haining y Law, 2007), en Canadá y en Estados Unidos (Mamalian y La Vigne, 1999).8
Entre las razones teóricas que se exponen actualmente para explicar que la criminalidad tiende a concentrarse geográficamente en hotspots están la concentración de la actividad comercial, la existencia de problemas económicos y sociales locales, y el descuido político también local. Así, se han registrado mayores tasas de criminalidad en zonas donde se llevan a efecto altos volúmenes de transacciones comerciales, lo cual probablemente atraiga a los criminales por la mayor presencia de una oportunidad para delinquir (Vilalta, 2009a; Ceccato et al., 2007). Entre los problemas económicos locales, a la criminalidad se le ha relacionado con los descensos en los niveles de empleo, variables por zonas de la ciudad (Morenoff y Sampson, 2007; Ackerman, 1998; Sampson y Wilson, 1995). También se le relaciona positivamente con zonas de vivienda social (Eck y Weisburd, 1995), zonas con altas densidades de población con historial criminal (Singer, 1981) y con zonas que presentan menores proporciones de familias tradicionales (Felson, 1986).
En relación con los problemas de índole gubernamental, se afirma que hay zonas de las ciudades que ofrecen mayores oportunidades para la actividad criminal porque son víctimas de un descuido político (Ackerman y Murray, 2004; Kubrin y Weitzer, 2003). Al respecto se proponen políticas de seguridad pública y de planeación urbana. Entre las primeras la forma tradicional de combatir la criminalidad en hotspots es la intervención de la policía por medio de operativos (Smith, 2001; Sherman y Rogan, 1995; Sviridoff et al., 1992).9 Precisamente se insiste en la utilización de sig y de patrullaje estratégico de la policía (Craglia et al., 2001; Chevigny, 1999). Otra forma de combatir la criminalidad es por medio de la vigilancia comunitaria (Harris y O’Connell, 1994; Koper, 1993), basada en la participación institucionalizada de la ciudadanía en coordinación con la policía para prevenir el delito. Se afirma que ésta es efectiva para reducir el narcomenudeo, los delitos contra la propiedad, la alteración del orden público y los crímenes violentos (Mazerolle et al., 2006).
Esta participación de la comunidad es idealmente deseable, pero hay que advertir que su efecto puede ser variable, ya que no garantiza una reducción en la incidencia criminal y debe ser muy bien pensada y planeada. Por ejemplo, los estudios previos que se tienen sobre una comunidad que participa con un rol policiaco (community policing), en comparación de un rol de vigilancia comunitaria (community warden), reportan que si bien tal rol puede llevar a reducir el miedo al crimen en la comunidad, no garantiza que la incidencia criminal se reduzca (Weisburd y Eck, 2004). Por otro lado, las acciones para reducir el miedo al crimen que se pusieron en práctica en el Reino Unido por medio de los programas de renovación comunitaria (NDC), mostraron que las estrategias más frecuentemente utilizadas son (de más a menos): participación activa de la comunidad en la vigilancia, videovigilancia, mecanismos de seguridad en las viviendas, alumbrado público, mayor presencia de la policía, y programas para los jóvenes (Rogerson y Christmann, 2007).
Lo anterior lleva a considerar que conviene impulsar las políticas de seguridad pública simultáneamente con las políticas de planeación urbana. Respecto a estas últimas, es difícil instrumentar algunas de las acciones sugeridas, y en cambio hay otras que resultan más sencillas que las anteriores acciones en políticas de seguridad. Entre las que es fácil adoptar figuran las mejoras en el alumbrado público, que reducen la incidencia criminal en una comunidad tanto en la noche como en el día (Pease, 1999) porque se envía a los criminales el mensaje de que la comunidad se encuentra en buenas condiciones y está protegida (Rogerson y Christman, 2007), de ahí que sus probabilidades de éxito criminal sean reducidas. Otra acción es el reforzamiento en el control geográfico de la venta de alcohol (Ackerman y Murray, 2001). Es una política bastante popular en algunas áreas de Estados Unidos porque permite a la policía enfocar sus recursos en lugares específicos; una vigilancia geográficamente dispersa es ineficiente y potencialmente ineficaz. Otra acción que recomienda la literatura académica, y que es más difícil instrumentar, consiste en la modificación del diseño urbanístico de las comunidades ya existentes o de las comunidades en desarrollo, por ejemplo previendo densidades poblacionales bajas (Ackerman y Murray, 2001) o prefiriendo proyectos de vivienda social también con densidades poblacionales menores que las acostumbradas (Parker, 1993; Fagan, 1990).
Información y métodos
La información base de este estudio proviene de la Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal y está disponible en su página de internet. Se refiere a las detenciones que ejecutó la policía del Distrito Federal por el delito de narcomenudeo (posesión de droga) entre 2005 y 2007. Se presentan los nombres, la edad y el sexo del detenido, y la colonia y delegación en donde fue capturado.10
Metodológicamente, el análisis se centra en el reconocimiento probabilístico de patrones y procesos geográficos. Un patrón geográfico es el arreglo no aleatorio de una variable sobre un territorio. Un proceso geográfico es la sucesión de patrones o arreglos no aleatorios de una variable sobre el territorio. La relación entre el patrón y el proceso geográficos está resumida en una ley de la geografía de Tobler (1970) que estipula que lo que sucede en un lugar no es independiente de lo que sucede en otros. En el presente estudio se considera que existe un patrón geográfico del narcomenudeo cuando se detectan uno o varios hotspots del crimen, en este caso dentro de una colonia o un cuadrante geográfico con frecuencias elevadas, permanentes y estadísticamente significativas de detenidos por narcomenudeo. Se considera como un coldspot la colonia o el cuadrante geográfico con frecuencias bajas, permanentes y estadísticamente significativas de detenidos por narcomenudeo.
Se presenta un proceso de difusión contagiosa cuando hay una relación estadísticamente significativa entre el número de detenidos en una colonia o cuadrante geográfico en un año, y el de las colonias o cuadrantes geográficos vecinos contiguos en el año previo o en el posterior. Para que exista un proceso de difusión contagiosa habrán de cubrirse los requisitos de temporalidad y contigüidad geográficas. El llamado “efecto cucaracha” es en términos geográficos un proceso de difusión de la criminalidad, pero no necesariamente es contagioso ni está en función de la distancia.11
El análisis de datos hace uso de técnicas de estadística descriptiva e inferencial, a-espacial y espacial. La estadística a-espacial utiliza coeficientes de covariación y una prueba chi-cuadrada sobre diferencias de frecuencias en el número de detenidos entre colonias y cuadrantes geográficos. El proceso de difusión contagiosa se comprueba por medio de una correlación lineal de Pearson. Con el mismo propósito se revisan también los movimientos o los patrones de relocalización de los detenidos en diferentes colonias. El análisis espacial utiliza los centroides geográficos de las colonias e incluye el cálculo de coeficientes globales y locales de autocorrelación espacial. El coeficiente de autocorrelación espacial global permite detectar patrones geográficos generales. El diseño de este coeficiente es similar al del coeficiente de correlación de Pearson. Sus valores varían entre +1 y -1, en donde el primero significa una autocorrelación positiva perfecta (perfecta concentración), y el segundo una autocorrelación negativa perfecta (perfecta dispersión); el cero es un patrón espacial totalmente aleatorio.
La fórmula es la siguiente (Moran, 1950):
En esta fórmula, N es el número de colonias en el mapa, w(i, j) es la matriz de distancias que define si las colonias i y j son o no vecinas geográficamente, y S 0 se formula de la siguiente manera:
Los coeficientes locales de autocorrelación espacial permiten detectar los hotspots de narcomenudeo. Ya han sido empleados con anterioridad para este propósito (Mencken y Barnett, 1999; Messner et al., 1999). En México se han utilizado para la detección de patrones de segregación espacial socioeconómica en la Ciudad de México (Vilalta, 2008). La fórmula es la siguiente (Anselin, 1995):
donde S2 se obtiene de la siguiente manera:
Se había comentado con anterioridad que un hotspot es distinguible por su concentración de altas frecuencias, permanente y estadísticamente no aleatoria. En este sentido cabe aclarar que el valor del coeficiente local puede ser de signo positivo o negativo. Un coeficiente estadísticamente significativo sobre una colonia o un cuadrante y que es de signo positivo (+) indica un hotspot similar al de sus vecinos -un cluster de crimen espacial- y uno de signo negativo (-) indica un hotspot diferente al de sus vecinos -un outlier de crimen espacial- (Vilalta, 2008).
Resultados
Esta parte del estudio se divide en tres secciones. En la primera se describen las particularidades del caso de estudio en el contexto de la ciudad. En la segunda sección se presenta el análisis de los patrones geográficos del narcomenudeo. En la tercera parte se muestran los resultados del análisis del proceso de difusión geográfica del narcomenudeo en la delegación.
Caso de estudio: la delegación Cuauhtémoc
La delegación Cuauhtémoc toma su nombre del último emperador azteca y ocupa la porción territorial de la antigua Tenochtitlan. Se localiza geográficamente en el centro norte del Distrito Federal, a 2 230 metros de altura sobre el nivel del mar; su extensión física es de 32.4 kilómetros cuadrados sobre un relieve fundamentalmente plano. La mayor parte de su superficie se destina primordialmente a usos mixtos de suelo, seguidos por el uso habitacional y por el equipamiento urbano. Posee muy pocos espacios abiertos. Aunque cuenta con una de las mejores infraestructuras (alumbrado público, viviendas con electricidad, agua entubada y drenaje, transporte público y líneas de metro, entre otras) de la Zona Metropolitana de la Ciudad de México, y uno de los más bajos niveles de marginación del país, su población ha venido disminuyendo progresivamente. Mientras que en 1990 habitaban allí 595 560 personas, en 2005 eran sólo 521 348 (6% del total del Distrito Federal). Sin embargo su población flotante promedio se estima en cinco millones de habitantes al día entre semana.
La delegación Cuauhtémoc tiene una larga tradición urbana, y es en el presente una zona geográfica de primera importancia económica, política y cultural dentro del país. Genera nada menos que 4.6% del producto interno bruto neto del país. Por sector económico, su personal ocupado se especializa en los servicios (57.5%) y el comercio (23.4%).12 Allí se asientan algunos de los mercados más importantes de la ciudad: La Merced, La Lagunilla y el mercado de San Juan. Asimismo se encuentran en esa delegación algunos de los más importantes espacios culturales del Distrito Federal y en mayor proporción (el Zócalo, el Templo Mayor y el Palacio de Bellas Artes, entre muchos otros).
La conforman 34 colonias. Para efectos del análisis del narcomenudeo, en este estudio se reunieron algunas colonias con otras por razones de cercanía geográfica, por integridad de comunidades, por ausencia de registros de detenciones por narcomenudeo, o por buscar un mejor ajuste por cuadrantes. En el cuadro 1 se muestra el modelo de cuadrantes para la delegación; el orden de las colonias con el número del cuadrante.
1 | 2 | 3 | 4 | Santa María Insurgentes | San Simón | Peralvillo y Ex Hipódromo de P. | Valle Gómez | |
5 | 6 | 7 | 8 | Atlampa | Tlatelolco | Maza | Morales | |
9 | 10 | 11 | 12 | Santa María Insurgentes | Buenavista y Guerrero | Centro | Centro | |
13 | 14 | 14 | 16 | San Rafael | Tabacalera | Centro | Centro | |
17 | 18 | 19 | 20 | Cuauhtémoc y Juárez | Doctores | Tránsito | Esperanza | |
21 | 22 | 23 | 24 | Condesa | Obrera | Paulino Navarro y Vista Alege | ||
25 | 26 | 27 | 28 | Roma Sur y Roma Norte | Buenos Aires | Algarin | Asturias y Ampliación A. |
* El área de la delegación es irregular, por lo que se juntaron algunos cuadrantes para mantener una traza simétrica, y también se agruparon colonias en cuadrantes.
En términos criminológicos la delegación enfrenta problemas considerablemente serios. Es residencia de muchos de los giros negros de la ciudad. También se encuentran allí algunas de las colonias con mayor incidencia criminal en el Distrito Federal: Juárez, Centro, Obrera y Roma Norte, Santa María la Ribera, Morelos y Guerrero.13 También reside en ella un alto número de individuos con antecedentes penales (se calcula que cerca de 10 500, que representan 2% del total de la delegación). Mantiene una serie de problemas sociales latentes, por ejemplo población en riesgo o miembros de grupos vulnerables (niños de la calle e indigentes). En cuanto a denuncias por tipo de delito, hay una fuerte incidencia de los delitos de robo y lesiones, y sus porcentajes de delitos de robo y fraudes están por encima del promedio de la ciudad. En cuanto al narcomenudeo, en la delegación Cuauhtémoc es elevado el número de detenciones por posesión de droga, equiparable al de las delegaciones Gustavo A. Madero e Iztapalapa.14 Esta droga no se produce en el Distrito Federal. La cocaína proviene de Colombia y llega vía aérea por el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, o bien por vía marítima tras desembarcar en las costas de Michoacán. Junto con la marihuana procedente de ese mismo estado llega para ser almacenada en bodegas de la colonia Centro, o del barrio de Tepito, precisamente en la delegación Cuauhtémoc (Fernández y Salazar, 2008).
Fuente: Secretaría de Seguridad Pública y Sistema de Información Económica, Geográfica y Estadística de la Secretaría de Desarrollo Económico del Distrito Federal.
La concentración geográfica del narcomenudeo en algunas colonias de la delegación Cuauhtémoc
Teóricamente, un fenómeno social puede tener un patrón de concentración geográfica, uno de dispersión geográfica, o no tener ningún arreglo geográficamente reconocible (ser geográficamente aleatorio). Para el caso del narcomenudeo encontramos una fuerte concentración geográfica. Los cuadros 2, 3 y 4 muestran el alto número de detenciones realizadas en sólo cuatro colonias: Centro, Doctores, Guerrero y Obrera. Allí se ejecutan entre 66% (2005) y 77% (2007) de las detenciones en la delegación. Las detenciones en el resto de las colonias han oscilado entre 1 y 5%. Esta información no solamente sugiere una alta concentración del delito, también poca movilidad geográfica del mismo durante estos tres años.
Colonia | 2005 | 2006 | 2007 | Δ2005-2007 | Cuadrante | 2005 | 2006 | 2007 | □2005-2007 | |
Algarin | 9 | 2 | 0 | -9 | 1 | 7 | 6 | 0 | -7 | |
Asturias y Ampliación A. | 5 | 3 | 1 | -4 | 2 | 16 | 11 | 9 | -7 | |
Atlampa | 11 | 6 | 4 | -7 | 3 | 24 | 23 | 11 | -13 | |
Buenavista | 46 | 35 | 24 | -22 | 4 | 2 | 3 | 0 | -2 | |
Buenos Aires | 12 | 1 | 0 | -12 | 5 | 11 | 6 | 4 | -7 | |
Centro | 447 | 443 | 261 | -186 | 6 | 46 | 32 | 9 | -37 | |
Condesa e Hipódromo | 4 | 12 | 2 | -2 | 7 | 1 | 3 | 2 | 1 | |
Cuauhtémoc | 13 | 5 | 1 | -12 | 8 | 0 | 0 | 0 | 0 | |
Doctores | 144 | 70 | 18 | -126 | 9 | 2 | 24 | 31 | 29 | |
Esperanza | 4 | 1 | 0 | -4 | 10 | 149 | 303 | 170 | 21 | |
Ex Hipo. de Peralvillo | 14 | 18 | 4 | -10 | 11 | 112 | 111 | 65 | -47 | |
Guerrero | 103 | 268 | 146 | 43 | 12 | 112 | 111 | 65 | -47 | |
Juárez | 63 | 31 | 21 | -42 | 13 | 43 | 7 | 7 | -36 | |
Maza | 1 | 3 | 2 | 1 | 14 | 9 | 9 | 4 | -5 | |
Morelos | 0 | 0 | 0 | 0 | 15 | 112 | 111 | 65 | -47 | |
Obrera | 92 | 27 | 6 | -86 | 16 | 112 | 111 | 65 | -47 | |
Paulino N. y Vista Alegre | 10 | 18 | 1 | -9 | 17 | 76 | 36 | 22 | -54 | |
Peralvillo | 10 | 5 | 7 | -3 | 18 | 144 | 70 | 18 | -126 | |
Roma Norte | 28 | 25 | 1 | -27 | 19 | 29 | 5 | 1 | -28 | |
Roma Sur | 28 | 17 | 3 | -25 | 20 | 4 | 1 | 0 | -4 | |
San Rafael | 43 | 7 | 7 | -36 | 21 | 4 | 12 | 4 | -2 | |
San Simón | 16 | 11 | 9 | -7 | 22 | 92 | 27 | 6 | -86 | |
Santa María Insurgentes | 7 | 6 | 0 | -7 | 23 | 10 | 18 | 1 | -9 | |
Santa María la Ribera | 2 | 24 | 31 | 29 | 24 | |||||
Tabacalera | 9 | 9 | 4 | -5 | 25 | 56 | 42 | 4 | -52 | |
Tlatelolco | 46 | 32 | 9 | -37 | 26 | 12 | 1 | 0 | -12 | |
Tránsito | 29 | 5 | 1 | -28 | 27 | 9 | 2 | 0 | -9 | |
Valle Gómez | 2 | 3 | 0 | -2 | 28 | 5 | 3 | 1 | -4 | |
Total | 119 8 | 108 7 | 563 | -635 | Total | 119 8 | 108 7 | 563 | -635 | |
Promedio | 43 | 39 | 20 | -23 | Promedio | 44 | 40 | 21 | -24 | |
Mediana | 13 | 10 | 4 | -9 | Mediana | 16 | 12 | 4 | -9 | |
Desviación estándar | 85 | 92 | 54 | 44 | Desviación estándar | 48 | 63 | 37 | 32 |
Fuente: SSP-DF. La definición de cuadrantes es elaboración propia
2005 | 2006 | 2007 | Δ2005-2007 | |
Colonias (n=28) | 4 725** | 6 116** | 4 018** | 4 920** |
Cuadrantes (n=28) | 1 526** | 2 842** | 1 830** | 1 242** |
** Se muestran los valores de la prueba chi-cuadrada (g.l = 27).
** p < .01.
Cuadrante | 2005 | 2006 | 2007 | Δ2005-2007 |
1 | 7 | 6 | 0 | -7 |
2 | 16 | 11 | 9 | -7 |
3 | 24 | 23 | 11 | -13 |
4 | 2 | 3 | 0 | -2 |
5 | 11 | 6 | 4 | -7 |
6 | 46 | 32 | 9 | -37 |
7 | 1 | 3 | 2 | 1 |
8 | 0 | 0 | 0 | 0 |
9 | 2 | 24 | 31 | 29 |
10 | 149 | 303 | 170 | 21 |
11 | 112 | 111 | 65 | -47 |
12 | 112 | 111 | 65 | -47 |
13 | 43 | 7 | 7 | -36 |
14 | 9 | 9 | 4 | -5 |
15 | 112 | 111 | 65 | -47 |
16 | 112 | 111 | 65 | -47 |
17 | 76 | 36 | 22 | -54 |
18 | 144 | 70 | 18 | -126 |
19 | 29 | 5 | 1 | -28 |
20 | 4 | 1 | 0 | -4 |
21 | 4 | 12 | 2 | -2 |
22 | 92 | 27 | 6 | -86 |
23 | 10 | 18 | 1 | -9 |
24 | 0 | 0 | 0 | 0 |
25 | 56 | 42 | 4 | -52 |
26 | 12 | 1 | 0 | -12 |
27 | 9 | 2 | 0 | -9 |
28 | 5 | 3 | 1 | -4 |
Total | 1 198 | 1 087 | 563 | -635 |
Varianza | 2 332 | 3 941 | 1 314 | 1 020 |
Media | 43 | 39 | 20 | -23 |
Coeficiente de variación | 54.5 | 101.5 | 65.4 | -45.0 |
* Se presentan la varianza, la media y los coeficientes con redondeos.
Fuente: Elaboración propia.
1 kilometro | 3 kilometros | |
---|---|---|
2005 | -0.010 | -0.069 |
2006 | -0.052 | -0.071 |
2007 | 0.044 | -0.067 |
Cambio 2005-2007 | 0.140 | -0.055 |
* Coeficientes globales de autocorrelación. El coeficiente se calcula con base en la distancia lineal entre centroides geográficos. Ninguno es estadísticamente significativo.
Es notable la disminución de las detenciones entre 2005 y 2007, cuando se redujeron básicamente a la mitad (47%). Las mayores disminuciones en términos absolutos se presentaron en las colonias Centro (-186), Doctores (-126) y Juárez (-42). En las colonias Buenos Aires y Santa María Insurgentes el narcomenudeo era inexistente en 2007. A la inversa, en dos colonias han aumentado visiblemente las detenciones: Guerrero (42%) y Santa María la Ribera (1 450%). Estas diferencias por colonia y cuadrante en las frecuencias en el número de detenidos son estadísticamente significativas durante el periodo 2005-2007. Se advierte que el análisis (o regionalización) por colonias de la delegación captura una mayor variación del fenómeno; el análisis por medio de cuadrantes tiende a homogeneizar el espacio.
Estos datos nos muestran que el narcomenudeo no es un fenómeno geográficamente aleatorio entre colonias y cuadrantes de la delegación. A continuación mediremos el nivel de concentración. La forma descriptiva de hacerlo es calculando la variación promedio en el número de detenciones por cuadrante para cada año; con base en ello se encuentra que el año de mayor concentración geográfica (variación promedio) de detenciones por cuadrante fue 2006, cuando disminuyó su número en la mayoría de los cuadrantes, pero se mantuvo elevado en los cuadrantes que contienen a las colonias Centro y Guerrero. El cambio entre 2005 y 2007 también está concentrado geográficamente para la regionalización por cuadrantes.
Para medir el nivel de concentración geográfica del narcomenudeo por colonias, mapeamos las frecuencias en el número de detenciones con base en los centroides geográficos de cada una dados por sus coordenadas geográficas. Los mapas a continuación combinan los centroides de cada colonia con la frecuencia de las detenciones por narcomenudeo en cada una. Se observa que el grueso de las detenciones se presenta en las colonias ubicadas en el centro y centro-oeste geográficos de la delegación, salvo el caso de la colonia Guerrero, la cual se ubica hacia el noreste de la misma, y la cual está rodeada por colonias con bajos niveles de narcomenudeo. Los aumentos en las detenciones para el periodo 2005 y 2007 se concentran en tres colonias al norte de la delegación: Santa María la Ribera, Guerrero y Maza.
Los coeficientes globales de autocorrelación espacial no detectan un patrón generalizado que sea estadísticamente significativo en el número de detenciones. Esto sucede incluso en diferentes radios de distancias entre los centroides de las colonias. La razón de esta aleatoriedad geográfica es el elevado número de colonias vecinas de otras cuyas frecuencias de detenciones son muy similares (bajas).
La ausencia de un patrón de concentración espacial general como función de la distancia lineal entre centroides de colonias para toda la delegación no implica una ausencia de hotspots de narcomenudeo. Los coeficientes locales de autocorrelación espacial indican la presencia de tres colonias hotspots en la delegación: Centro, Guerrero y Doctores. En particular los coeficientes locales para estas colonias detectan dos características propias: primero que son colonias con niveles de detenciones muy superiores y significativamente diferentes de sus vecinas, o sea, son outliers espaciales, y segundo, que para efectos de políticas públicas, cualquier acción dirigida a la reducción de actividades de narcomenudeo en estas colonias reducirá significativamente el número de detenidos por posesión de droga en la delegación; si bien las intervenciones en las demás colonias podrían ser positivas, no reducirían de manera estadísticamente significativa la incidencia de este fenómeno.
La nula difusión contagiosa de los detenidos por posesión de droga en la delegación Cuauhtémoc
No se detecta una correlación estadísticamente significativa entre el número de detenciones en el año 2007 (vd) y el número de detenciones en los cuadrantes vecinos (a cada cuadrante) en el año 2005 (r = .159, p = .420). Se concluye con la evidencia disponible que hay independencia espacio temporal en el número de detenciones entre las colonias de la delegación.
El análisis individual de los detenidos nos muestra que menos de 2% se encontraba en otra colonia. De hecho, 10% ha sido detenido dos o más veces. Es muy llamativo que 60.4% de los que fueron capturados en (al menos) dos colonias diferentes, lo fueron por lo menos en una ocasión en la colonia Centro. Destacan dos cuestiones más: 12 (25%) de estos individuos fueron detenidos además en la colonia Ex Hipódromo de Peralvillo y otros 5 (10.4%) en la colonia Obrera. Parece que la colonia Centro es un lugar de origen o de destino para los presuntos narcomenudistas detenidos en lugares diferentes.
En síntesis, las zonas de venta no parecen cambiar geográficamente, y los individuos que han sido detenidos por posesión tampoco muestran una tendencia a desplazarse o relocalizarse geográficamente. La información sugiere que el narcomenudeo parece ser una actividad criminal geográficamente inmóvil.
2005 | 2006 | 2007 | Δ2005-2007 | |
Algarin | -0.097 | -0.081 | -0.064 | -0.082 |
Asturias y Ampliación A. | -0.210 | -0.102 | -0.078 | -0.275 |
Atlampa | -0.077 | -0.070 | -0.059 | -0.057 |
Buenavista | 0.001 | -0.001 | 0.001 | 0.000 |
Buenos Aires | -0.088 | -0.083 | -0.064 | -0.063 |
Centro | -0.785** | -0.678** | -0.687** | -0.491** |
Condesa e Hipódromo | -0.015 | -0.004 | 0.000 | -0.029 |
Cuauhtémoc | -0.050 | -0.045 | -0.040 | -0.034 |
Doctores | -0.033 | 0.001 | -0.001 | -0.170* |
Esperanza | -0.043 | -0.028 | -0.019 | -0.052 |
Ex Hipódromo de Peralvillo | -0.047 | -0.035 | -0.056 | -0.011 |
Guerrero | -0.007 | -0.201* | -0.179* | -0.111 |
Juárez | 0.012 | -0.005 | 0.001 | 0.018 |
Maza | -0.059 | -0.057 | -0.054 | -0.018 |
Morelos | -0.096 | -0.104 | -0.086 | -0.046 |
Obrera | 0.068 | -0.017 | -0.032 | 0.111 |
Paulino Navarro y Vista Alegre | -0.074 | -0.032 | -0.043 | -0.069 |
Peralvillo | -0.055 | -0.061 | -0.045 | -0.021 |
Roma Norte | -0.027 | -0.020 | -0.045 | 0.015 |
Roma Sur | 0.004 | 0.011 | 0.028 | 0.003 |
San Rafael | 0.000 | -0.022 | -0.014 | 0.014 |
San Simón | -0.035 | -0.040 | -0.032 | -0.010 |
Santa María Insurgentes | -0.079 | -0.076 | -0.085 | -0.030 |
Santa María la Ribera | -0.077 | -0.021 | 0.024 | -0.198 |
Tabacalera | -0.013 | -0.009 | -0.008 | -0.013 |
Tlatelolco | 0.003 | -0.006 | -0.018 | 0.016 |
Tránsito | -0.010 | -0.021 | -0.020 | 0.005 |
Valle Gómez | -0.039 | -0.080 | -0.093 | 0.069 |
a Coeficientes locales de autocorrelación. El coeficiente se calcula con base en una distancia de 3 kilómetros entre centroides geográficos.
** p < .05.
** p < .01.
Conclusiones
Los hallazgos del estudio son los siguientes:
La actividad del narcomenudeo está fuertemente concentrada geográficamente. Entre 2005 y 2007, 66 y 77% respectivamente de las detenciones por narcomenudeo en la delegación Cuauhtémoc se concentraron en sólo cuatro colonias: Centro, Doctores, Guerrero y Obrera.
El narcomenudeo es geográficamente inmóvil. En el periodo analizado no aparecieron nuevas colonias que destacaran como narcomenudistas. Las detenciones que se realizaron durante un año en una colonia no tuvieron un efecto temporal posterior en las colonias vecinas.
Los detenidos por posesión de droga no se relocalizan geográficamente. Menos de 2% ha sido detenido en colonias diferentes.
A una buena proporción de los capturados por posesión de droga se les detuvo en varias ocasiones. Entre los narcomenudistas 10% ha sido detenido dos o más veces.15
Hay pocas mujeres entre los aprehendidos. Sólo 5.3%, pero se observa que su presencia va en aumento (pasaron de 4% en 2005, a 7.4% en 2007).
Una buena proporción de los detenidos por posesión de droga son jóvenes. Si bien el promedio de edad del presunto narcomenudista o detenido es de 29 años, 50% tiene menos de 22 años y 9.4% apenas 18 años.
Son varios y valiosos los detalles que este estudio muestra sobre los patrones y procesos geográficos del narcomenudeo. La evidencia sugiere que se trata de una actividad fuertemente concentrada en pocas colonias, endémica en cuanto permanece en ellas, y los detenidos reincidentes muestran que tampoco tienden a moverse o relocalizarse en otras colonias; realizan sus actividades ilegales en la misma colonia en que fueron detenidos.
Las implicaciones para una discusión preliminar de políticas públicas son múltiples. Para examinarlas partimos de la idea de que cualquier sugerencia (aunque sea preliminar) de política de seguridad pública debe concentrarse en las tres condiciones necesarias para que el crimen ocurra: criminales potenciales, oportunidades claras, y vigilancia inefectiva (Cohen y Felson, 1979). Por ende, dado que el narcomenudeo es parcialmente un problema de concentración de individuos en una actividad criminal, pero sobre todo un problema de concentración geográfica de la misma, las recomendaciones preliminares para la determinación de acciones tendentes a su reducción serían las siguientes:
Procurar una intervención policiaca directa en pocos lugares. La acción sobre el problema por medio de operativos dirigidos puede lograr una alta efectividad para su erradicación si éstos se enfocan geográficamente en los hotspots.
La intervención directa sobre el hotspot probablemente no tendrá efectos geográficos colaterales indeseables. La evidencia indica que es poco probable una dispersión o descentralización geográfica del narcomenudeo o de los narcomenudistas hacia colonias vecinas.
Se recomienda evitar el patrullaje rutinario y geográficamente aleatorio. Un patrullaje y una vigilancia rutinarios y a-espaciales por toda la delegación no tendrán un efecto significativo en la reducción ni en la erradicación del narcomenudeo en la zona.
Efectivamente, la evidencia apunta a que se pueden obtener resultados positivos si la policía concentra sus recursos en las colonias hotspots. Para lograr efectividad, las acciones deben estar geográficamente dirigidas. Las acciones policiacas carentes de una lógica geográfica o que deseen erradicar el problema en todas las colonias serán menos efectivas que las que se concentren de manera directa en unas pocas colonias. Nótese que entre 2005 y 2006 el número de detenciones fue semejante en la delegación, pero hubo reducciones importantes en varias colonias, y que las colonias que presentaban las más altas frecuencias de detenciones en 2005 mantuvieron su posición de hotspots durante varios años (Centro y Guerrero). Es decir, la información sobre detenciones por colonias muestra la presencia de nuevos y viejos vendedores en las mismas colonias.
El uso de la fuerza policiaca acarrea riesgos y efectos negativos,16 pero hay altas probabilidades de que la ejecución de operativos en las colonias hotspots de narcomenudeo tendrá un efecto significativamente diferente y mejor que un patrullaje geográficamente aleatorio o mecánico sobre las calles de la delegación.
La acción policiaca no es la solución perfecta ni la única disponible. El análisis de información sobre los detenidos por posesión muestra que son principalmente jóvenes menores de 22 años, de sexo masculino, y que la participación de las mujeres parece estar aumentando. A ello se suma que 10% de los detenidos lo ha sido dos o más veces. En este sentido, una política de desarrollo comunitario, y de apoyo y orientación a la población joven de la ciudad, y no solamente la de la delegación, podría lograr un efecto positivo en el comportamiento individual. Una estrategia geográfica de intervención policiaca sobre hotspots (que afectara la oferta de droga) y una política de prevención dirigida a la población joven de la ciudad (que afectara la demanda de droga) reducirían significativamente la incidencia del narcomenudeo en la ciudad.