1. Introducción
Durante las últimas décadas del siglo XX, los colectivos de migrantes sudamericanos dirigidos hacia la Región Metropolitana de Buenos Aires,1 en particular los procedentes de Bolivia, Paraguay y Perú, han destacado por presentar gran dinamismo. Una de las particularidades de estos tres colectivos radica en su tipo de inserción laboral en determinados segmentos del mercado de trabajo (en específico, construcción, servicio doméstico y algunas industrias particulares y puestos de trabajo no cubiertos por la población nativa a causa de los bajos salarios y las malas condiciones de trabajo). Por otra parte, estos tres colectivos presentan también como característica una distribución de tipo concentrado-segregado en el espacio urbano de la región metropolitana.
En Argentina, el primer decenio del siglo XXI se caracterizó por un fuerte proceso de recuperación económica y expansión del empleo. En esta dirección, cabe decir que los periodos de mayor inmigración siempre estuvieron vinculados con fuertes aumentos en la demanda de mano de obra (Marshall, 1983). Por consiguiente, el análisis de los flujos migratorios hacia la región metropolitana de estos tres colectivos debe inscribirse en el marco del tipo de inserción laboral selectivo que éstos presentan, así como en el contexto macroeconómico de crecimiento intenso registrado entre 2001 y 2010.
El presente artículo se propone, como objetivo general, dar cuenta del comportamiento demográfico y la distribución espacial de los colectivos más dinámicos de inmigrantes sudamericanos de la Región Metropolitana de Buenos Aires (RMBA) durante 2001-2010, a partir de un análisis estadístico y cartográfico en el que se utilizan como principales fuentes de información los censos nacionales de población de 2001 y 2010. En este marco, se analiza la dinámica demográfica y la distribución territorial de los inmigrantes de Bolivia, Paraguay y Perú mediante un análisis espacial que procura establecer cuáles son sus principales características, especificidades y diferencias con los restantes grupos de inmigrantes internacionales. Por otro lado, el estudio analiza también si se produjeron cambios en los patrones de asentamiento de los migrantes de Bolivia, Paraguay y Perú, o si, por el contrario, éstos se han conservado. En este sentido, resulta pertinente proponer como hipótesis guía que, si estos tres colectivos durante el contexto previo al periodo de análisis ya destacaban por su fuerte dinamismo, sería esperable entonces que en un contexto de expansión económica y crecimiento de la demanda laboral (en particular en los segmentos en los que éstos se insertan) se haya producido un crecimiento extraordinario de los flujos migratorios de Bolivia, Paraguay y Perú en la región metropolitana, en detrimento de los restantes flujos externos.
El artículo se organiza del siguiente modo. En la primera sección se realiza una exposición de las principales características de los inmigrantes en Argentina, provenientes de los países limítrofes y de Perú. En la segunda, se explicitan las referencias teóricas y se realiza una revisión de los principales antecedentes empíricos. En la siguiente sección se especifican las características de las fuentes de información utilizadas (censos nacionales de población), así como la metodología aplicada en el análisis estadístico-cartográfico llevado a cabo. En la cuarta sección se presentan los principales hallazgos obtenidos en el estudio y, por último, se proponen algunas conclusiones e interpretaciones con base en los análisis y resultados alcanzados.
2. Especificidades de los migrantes de países limítrofes y de Perú en Argentina
Los movimientos de la población provenientes de países limítrofes (Chile, Bolivia, Paraguay, Brasil y Uruguay) hacia Argentina tienen una larga tradición. Estas poblaciones han presentado históricamente dos grandes rasgos en cuanto a sus patrones de asentamiento territorial (Cerrutti, 2009): uno caracterizado por una significativa concentración en la metrópoli de Buenos Aires de inmigrantes uruguayos, brasileños y paraguayos, y otro caracterizado por una mayor dispersión geográfica a lo largo del territorio entre inmigrantes chilenos y bolivianos. Históricamente, estos flujos migratorios hacia Argentina se produjeron en zonas transfronterizas caracterizadas por compartir similares modalidades económicas, sociales y culturales (Maguid, 2008). De este modo, hasta casi la mitad del siglo XX, las provincias fronterizas fueron el principal lugar de destino. Ahora bien, a partir de 1960 la migración de países limítrofes comenzó a direccionarse cada vez más hacia la metrópoli de Buenos Aires, convirtiéndose ésta en el principal lugar de destino. En este sentido, la metropolización del sistema migratorio en Argentina y el papel centralizador que adquirió la RMBA -no sólo en cuanto a la concentración de población, sino también de capitales, inversiones y comercio- sugieren la pertinencia de concebir a Buenos Aires como una ciudad global para interpretar y analizar los fenómenos migratorios (Mármora, 2002). Es así que, para mediados de la década de 1980, la metrópoli de Buenos Aires ya se había convertido en un subsistema migratorio de relevancia dentro de la región del Cono Sur (Balán, 1990).
Durante el periodo 1960-1990, la inmigración de países limítrofes incrementó su peso en el total de la población inmigrante de la RMBA, pasando del 25 al 47%, a pesar del creciente deterioro que la economía argentina comenzó a registrar hacia finales de la década de 1970 (Maguid y Arruñada, 2005). Durante este periodo, del conjunto de países limítrofes, la participación -según orden de importancia- se conformaba por Paraguay, Uruguay, Bolivia, Chile y Brasil (Maguid y Bruno 2010). Es importante señalar que la inmigración de Perú en la región metropolitana en esta etapa no era significativa.
A partir de la década de 1980 comenzó a registrarse un fuerte crecimiento de los colectivos inmigratorios de Paraguay y Bolivia, que se tradujo en el mayor peso relativo que adquirió cada una de estas colectividades en el conjunto de inmigrantes internacionales. Más adelante, a partir de la década de 1990 comenzó a consolidarse una “nueva corriente migratoria” proveniente de Perú (Cerruti, 2005; Rosas, 2010a). Durante dicha década se produjo un fuerte cambio de composición en el conjunto de la población inmigrante, en el que destacaron los paraguayos, bolivianos y peruanos por ser los colectivos con el mayor dinamismo en la RMBA.
En el caso de la inmigración boliviana en el territorio argentino, ésta adquirió gran significación hacia mediados del siglo XX y mantuvo una tendencia ascendente que se intensificó durante la década de 1990 (Benencia, 2003). En este sentido, Sassone y Demarco (1994) distinguen cuatro etapas de la inmigración boliviana en Argentina que reflejan la alta movilidad y adaptabilidad que presentó este grupo para redistribuirse territorialmente en función de la demanda de empleo, que son: 1) 1920-1950, etapa caracterizada por la expansión de la producción azucarera en las provincias limítrofes de Jujuy y Salta, que favorecieron la afluencia de trabajadores rurales; 2)1950-1960, etapa caracterizada por la complementación de dichas actividades con el trabajo en el tabaco y la frutihorticultura;23) 1960-1970, periodo en que se incrementa la presencia de bolivianos/as en Buenos Aires, Mendoza y, en menor medida, en Córdoba, y al mismo tiempo se atenúa la presencia en las provincias limítrofes; 4) 1970-2000, periodo en que comienza a darse una mayor dispersión territorial y difusión ocupacional. Hacia fines de la década de 1980 se acentúa la propensión de este grupo a dirigirse hacia la RMBA. De este modo, a comienzos de la década de 1990 el 39% del total de bolivianos que residían en Argentina se localizó en la RMBA, cifra que se elevó al 52% para fines de dicha década. Para el año 2001, uno de cada dos inmigrantes bolivianos/as que residían en Argentina se encontraba en la metrópoli de Buenos Aires.
Por su parte, la inmigración paraguaya para finales del siglo XIX ya registraba una fuerte presencia en el territorio argentino, principalmente en las provincias limítrofes de Misiones, Corrientes y Formosa (sólo una minoría residía en Buenos Aires). Así, la inmigración paraguaya, hasta mediados del siglo XX, se orientaba principalmente a abastecer los requerimientos de mano de obra estacional de la industria forestal y de la producción de algodón, caña de azúcar, tabaco y yerba mate de las provincias limítrofes (Meichtry y Beck, 2002). Durante este periodo, la fuerza de trabajo paraguaya comenzaba a ser requerida como sustituto de la mano de obra nativa, que se desplazaba hacia los grandes centros urbanos provinciales, especialmente Buenos Aires. Con el auge de la industrialización sustitutiva, durante el periodo de 1947-1970 se produjo un fuerte incremento del flujo migratorio, y este colectivo pasó a convertirse en el más importante dentro del grupo de los países limítrofes. Ahora bien, en la década de 1980 el número de paraguayos/as que residían en Argentina se redujo, y este movimiento expresó no sólo un cese del flujo sino también -posiblemente- un moderado proceso de retorno (Cerrutti, 2009).3 Con la implementación del Plan de Convertibilidad en el año 1991 (paridad de la moneda local con la divisa internacional), Argentina se convirtió, sin lugar a duda, en uno de los principales centros de atracción y lugar de destino. En este contexto, durante la década de 1990 la inmigración paraguaya volvió a intensificarse y el stock de inmigrantes procedentes del mismo país volvió a crecer de modo intenso.
Por último, la inmigración peruana presenta una serie de peculiaridades puesto que su presencia en el territorio argentino -como se mencionó- fue poco significativa en términos históricos, y más aún su presencia en la metrópoli de Buenos Aires (Rosas, 2010a). Sin embargo, a partir de la década de 1980, y principalmente durante la siguiente, Argentina se constituyó en uno de los principales destinos migratorios del llamado “éxodo peruano”. La delicada situación económico-social del país y, en particular, la espiral creciente de violencia política ocurrida durante los años ochenta, fueron dos aspectos clave de la masiva emigración ocurrida en Perú (Cerrutti, 2005). En ese sentido, el flujo de inmigrantes de origen peruano hacia Argentina durante la década de los noventa resultó muy significativo, convirtiéndose quizás en uno de los casos más sobresalientes de los últimos decenios en cuanto a la inmigración regional (Rosas, 2010a). A continuación, se explicitan -de modo breve- las referencias teóricas del estudio y se realiza una revisión de los principales antecedentes empíricos.
3. Referencias teóricas y antecedentes empíricos
Las investigaciones sobre la distribución espacial de los inmigrantes en las ciudades receptoras tienen una extensa tradición. A comienzos del siglo XX, en el marco de los intensos flujos de migración hacia las principales ciudades de Estados Unidos, de la creciente segregación espacial de las minorías étnicas y de la preocupación de las clases dominantes por su integración, emergió la Escuela de Chicago y la denominada “ecología humana” (Burgees, 1925; McKenzie, 1925; Park, 1926), de la que surgieron numerosos trabajos. A partir de sus principales lineamientos, los estudios enmarcados en esta corriente interpretaron las pautas residenciales de los migrantes a partir de dos grandes modelos explicativos (Darroch y Marston, 1971). Uno es el denominado modelo económico derivado de la hipótesis ecológica de la asimilación -assimilation hypothesis-;4 su argumento principal sostiene que en las diferencias socioeconómicas se encuentran las bases de la segregación. El segundo modelo, denominado étnico, sostiene, por el contrario, que el principal determinante es de orden psicosocial.
En este sentido, es necesario señalar que segregación no es equivalente a concentración. Es decir, la concentración espacial de los distintos grupos en la ciudad no significa necesariamente segregación (Linares, 2013). Asimismo, es conveniente precisar los alcances del concepto de segregación, puesto que éstos dependen de su anclaje teórico. Desde la perspectiva teórica de la ecología humana, las distancias espaciales son entendidas como distancias sociales producto de lógicas individuales. Por tanto, la segregación es producto de las diferencias en las capacidades económicas, de elección y apropiación del espacio urbano que tienen los grupos y los individuos. Ahora bien, desde la perspectiva de la geografía social crítica, la segregación se entiende como producto de la organización del espacio urbano en unidades con una gran homogeneidad social interna y con una disparidad social entre ellas (Castells, 1979; Harvey, 1997). Estas disparidades tienden a perpetuarse ya que condicionan en forma duradera la vida de los individuos, dado que la segregación espacial implica necesariamente una distribución desigual de los recursos y las oportunidades.5 Por otra parte, cabe agregar que para el análisis y la comprensión de los patrones de asentamiento espacial de los grupos migratorios, la literatura señala tres aspectos relevantes y conectados entre sí. Éstos son: el capital social6 (redes sociales), las oportunidades laborales y las oportunidades de alojamiento de los lugares de destino (Leekers, Engbersen y San, 2007). De estas dimensiones, el capital social con el que cuentan los migrantes tiene gran relevancia, puesto que resulta un facilitador de oportunidades laborales y de alojamientos. En este sentido, los nuevos migrantes tienden a asentarse en las áreas urbanas en las que otros connacionales ya se asentaron previamente.
En el contexto de América Latina, varias investigaciones recientes sobre segregación espacial han coincidido en señalar la presencia de este fenómeno en sus principales metrópolis. En este marco, destaca el trabajo de Rodríguez y Arriagada (2004) en el que se muestra que las principales áreas metropolitanas de la región son ciudades segregadas. Ahora bien, los autores indican también que su intensidad no alcanza los niveles de segregación étnico-raciales que presentan las ciudades de Estados Unidos. En este sentido, los autores precisan que los niveles de segregación de los grupos migratorios en Latinoamérica no son elevados, sino que más bien este fenómeno se produce entre los grupos socioeconómicos polares cuyos grados de segregación son muy intensos, tendencia que se ha ido profundizado durante las últimas décadas.7
En el contexto de Argentina, las investigaciones sobre distribución espacial de migrantes son múltiples. Algunas de ellas pro vienen de los estudios sociohistóricos, como el de Otero y Pellegrino (2004), sobre pautas residenciales de migrantes en las ciudades de Buenos Aires y Montevideo durante la inmigración masiva. Otra gran parte remite a investigaciones provenientes de la geografía social, orientadas a diversos grupos migratorios, en las que se estudian sus patrones de asentamiento a través del análisis socioespacial en distintas ciudades argentinas.8 Por otra parte, cabe decir que gran cantidad de estudios recientes han comenzado a incorporar al análisis factores tales como las estrategias de localización, las redes sociales, la dinámica del mercado inmobiliario y las prácticas discriminatorias sobre ciertos grupos migratorios, entre otros. No obstante, según Marcos y Mera (2015a), en Argentina las investigaciones con abordajes de tipo cuantitativo son actualmente más bien escasas.
En particular, entre los trabajos previos sobre migrantes de países limítrofes con Argentina destaca el de Molinatti y Peláez (2014) en el que se utilizan herramientas de estadística espacial para analizar la segregación residencial de migrantes peruanos y bolivianos en la ciudad de Córdoba, en los años 2001 y 2008.9 Otro antecedente relevante es la investigación de Marcos y Mera (2015a) en la que se analiza la distribución espacial de todos los grupos migratorios en la Aglomeración Gran Buenos Aires durante el año 2001. En este estudio, las autoras sostienen que en la distribución territorial de los distintos grupos de inmigrantes internacionales se puede trazar un “continuum” que va desde colectivos relativamente equis-distribuidos (como el caso de los uruguayos) hasta colectivos que han tendido a residir en zonas muy específicas y diferenciadas (como el caso de los coreanos). Asimismo, existen otros colectivos cuya localización espacial coincide con las proximidades de los centros administrativos y de negocios (por ejemplo, el corredor geográfico norte, en el caso de colombianos y estadounidenses); y, por otro lado, colectivos como los de los paraguayos, los bolivianos y los peruanos, que se localizan de modo concentrado en zonas caracterizadas por déficits de servicios e infraestructura. Con respecto a las especificidades en los patrones de localización de los migrantes paraguayos y bolivianos en la ciudad de Buenos Aires, Marcos y Mera (2015b) señalan que éstos tienen como principal alternativa de alojamiento los hábitats informales (conocidos como villas de emergencia y asentamientos precarios). Por su parte, si bien una importante proporción de migrantes peruanos se localiza en hábitats informales, un gran porcentaje se ha asentado en áreas residenciales de sectores medios.
En resumen, los migrantes de Bolivia, Paraguay y Perú han tendido a concentrarse en áreas geográficas específicas de la RMBA, mayormente en los espacios habitacionales deficientes y, aún más, entre quienes arribaron de manera reciente. En este marco, Maguid y Bruno (2010) consideran que la existencia de mayores condicionamientos por parte de la mano de obra proveniente de dichos países para aceptar condiciones laborales precarias y remuneraciones más bajas en relación con sus pares nativos, ha tendido a facilitar su rápida inserción laboral (incluso en periodos de alta desocupación). En consecuencia, las condiciones de inserción laboral de los migrantes de Bolivia, Paraguay y Perú tienen su correlato en las condiciones habitacionales que estos colectivos presentan. En este sentido, tal como sostiene Cerruti (2009), los colectivos migratorios que más crecieron en la región metropolitana fueron también los que más segregados se encuentran espacialmente. A continuación, se presenta la metodología y las fuentes de información utilizadas en el estudio.
4. Fuentes de información y metodología utilizada
En primer lugar, existen numerosas fuentes de información que posibilitan adentrarse en el estudio de las migraciones, aunque sin lugar a duda las más utilizadas por los especialistas son los censos de población; éstos cuentan con alta cobertura, alcance y regularidad, y posibilitan comparar datos entre distintos países y momentos (Cerruti, 2009). Mediante dicha fuente de información es posible analizar la dinámica de los distintos stocks poblacionales, así como también describir y caracterizar a los contingentes migratorios a partir de un conjunto muy amplio de dimensiones de análisis. Sin embargo, así como los censos de población presentan enormes ventajas, cuentan también con un conjunto de limitaciones, entre las que destaca la periodicidad, es decir, su lapso de levantamiento decenal dificulta el estudio de las tendencias de corto plazo. Otra limitante es que, debido a que los censos de población no tienen como objetivo principal el análisis de la migración, la información que recopilan sobre este tema suele ser bastante reducida. Dado que una de las características más relevantes del estudio de la migración es su temporalidad (es decir, el momento de partida y llegada), la escasez de este tipo de información resulta una restricción muy importante. Ahora bien, más allá de estas limitaciones, los censos de población continúan siendo una de las fuentes más confiables para estimar el tamaño, la evolución y las características de los inmigrantes.
Para el presente artículo se utilizó como fuente de información los censos nacionales de población de 2001 y 2010 del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC). Cabe señalar que, a partir del operativo censal de 2001, el INDEC comenzó a publicar la información censal en formato digital (microdatos) mediante un nuevo sistema informático (Redatam) que posibilita el desagregamiento de la información en diferentes escalas espaciales de análisis. De este modo, la posibilidad de georreferenciar la información censal de 2001 y 2010 resultó una herramienta de vital importancia para el análisis que se llevó a cabo en el presente estudio.
En segundo lugar, para el recorte espacial de la Región Metropolitana se tomó la definición utilizada por Alfredo Garay (2007), esto es: “Ciudad de Buenos Aires más un conjunto de treinta partidos-municipios pertenecientes a la conurbación bonaerense que conforman una envolvente de tres cordones o coronas.10 En este marco, los análisis espaciales efectuados utilizaron dos recortes geográficos que surgen como formas distintas de agregación espacial de datos para los que se dispone información en las fuentes censales. El primero se conforma por las principales unidades que presenta la región metropolitana: esto es, la ciudad central (ciudad de Buenos Aires) más sus tres envolventes (primera, segunda y tercera corona de la conurbación). El segundo por los corredores geográficos Norte, Oeste y Sur de la Región Metropolitana (Mapa 1). Así, con base en la superposición de ambos recortes espaciales, se subdividió el territorio en 16 zonas intrametropolitanas (Mapa 2). En el caso de la conurbación, se delimitaron nueve zonas a partir de la división de las envolventes según los corredores geográficos. En el caso de la ciudad de Buenos Aires se aplicó el mismo criterio y se añadió -dada la densidad poblacional de su territorio- un criterio adicional. Por consiguiente, se estableció primero la zona Centro y luego se delimitaron seis zonas producto de la subdivisión de los tres corredores geográficos. Cabe señalar que el uso de estos últimos se funda en la relevancia y la fuerte relación que tienen los corredores geográficos con las características socioeconómicas de la estructura urbana de la metrópoli de Buenos Aires (Schteingart y Torres, 1973).11
En tercer lugar, es necesario precisar que el análisis de la distribución espacial y la evolución de los grupos migrantes se llevó a cabo mediante el nivel de hogares (jefes/as). Esta decisión se fundamentó a partir de dos criterios. El primero, fundado en el supuesto de que la unidad de análisis hogar tiene una fuerte correspondencia con la unidad vivienda. En consecuencia, dado que el interés del estudio se encuentra en el análisis de los patrones de asentamiento, se consideró más apropiado el uso de la unidad hogares en vez de la unidad individuos. El segundo criterio está fundamentado en el supuesto de que el fuerte dinamismo del grupo migrante de Bolivia, Paraguay y Perú estuvo impulsado y enmarcado principalmente por el ciclo expansivo que generó una fuerte demanda laboral en los principales segmentos en los que se insertan estos tres colectivos. Así, dado que los jefes/as de hogar -principalmente en edades activas- tienen una mayor participación en el mercado laboral, y los restantes miembros del hogar constituyen -a priori- una fuerza de trabajo secundaria -en reserva-, se consideró más pertinente analizar la evolución a partir de dicha unidad de análisis.
En cuarto lugar, para el análisis de la migración se utilizó la variable país de nacimiento, clasificando los hogares en tres categorías: 1) hogares cuyos jefes/as nacieron en Argentina; 2) hogares cuyos jefes/as nacieron en Bolivia, Paraguay o Perú; y 3) hogares cuyos jefes/as nacieron en el extranjero, excluyendo los tres países citados. El criterio de separar los migrantes sudamericanos a partir de los tres países de origen mencionados responde a los principales interrogantes planteados. Asimismo, la decisión de utilizar como categoría de comparación al resto de los grupos migrantes se debe al tamaño que presentan los colectivos en el conjunto de la población inmigrante en la RMBA (en 2010, del total de hogares con jefes extranjeros, cerca de dos tercios son de Bolivia, Paraguay y Perú).
Por último, cabe señalar que debido a los cambios instrumentados en la metodología y en los cuestionarios del último censo de 2010,12 no se pudieron utilizar indicadores de gran relevancia para el análisis demográfico-migratorio. En concreto, no se dispone de la pregunta que discrimina la migración interna (es decir, a los nacidos en otras jurisdicciones y provincias) y tampoco de la pregunta que distingue a la migración reciente de la no reciente (es decir, quienes ingresaron al país en los últimos años).13 Este tipo de restricción de la fuente de información ha imposibilitado efectuar una serie de análisis de gran relevancia para el objeto de estudio que se abordó. A continuación, se presentan y analizan los principales resultados de la investigación.
5. Patrones de asentamiento y cambios de composición demográfica
En primer lugar, se presentan los análisis de la dinámica demográfica 2001-2010 de los inmigrantes internacionales en la RMBA, haciendo énfasis en las variaciones intra y entre grupos (en particular, en los inmigrantes limítrofes y de Perú). Asimismo, se analizan los comportamientos a nivel personas y hogares según los recortes espaciales señalados. En segundo lugar, se analiza la distribución espacial de los hogares con jefes/as nacidos en Bolivia, Paraguay y Perú y sus variaciones durante el periodo de análisis. Por último, se efectúa el mismo análisis para la población de los hogares con jefes extranjeros (excluyendo los tres países mencionados) con el objetivo de analizar sus comportamientos y diferencias durante el periodo.
5.1. Dinámica inmigratoria en RMBA. Periodo 2001-2010
Según los datos censales, durante la década de 2000 se registró un claro pero pequeño crecimiento de inmigrantes internacionales en la RMBA. En términos de participación, éstos pasaron del 7.7% en 2001 al 8.6% en 2010, lo que, en términos absolutos, representó un incremento en el stock en cerca de 196 mil personas. Ahora bien, si se observa la evolución según la procedencia (país de nacimiento), se advierte un notable cambio de composición de la migración internacional en la región metropolitana, puesto que la población oriunda de países limítrofes y Perú registró un incremento del 50%, mientras que la población proveniente de los restantes países del mundo se contrajo en 27% (Cuadro 1). En términos absolutos, el primer grupo incrementó su stock en cerca de 300 mil personas, mientras que el segundo presentó una reducción de cerca de 105 mil.
2001 | 2010 | |||||
Total | % | Total | % |
Diferencia porcentual |
Variación relativa |
|
Población | 12 643 997 | 13 601 547 | 7.6 | |||
Nativos/as | 11 666 725 | 92.3 | 12 427 979 | 91.4 | -0.9 | 6.5 |
Inmigrantes | 977 272 | 7.7 | 1 173 568 | 8.6 | 0.9 | 20.1 |
Limítrofes más Perú | 599 686 | 4.7 | 899 658 | 6.6 | 1.9 | 50.0 |
Resto países | 377 586 | 3.0 | 273 910 | 2.0 | -1.0 | -27.5 |
Fuente: Elaboración propia con base en datos del censo (INDEC, 2001, 2010).
Al analizar de modo específico la composición de la población inmigrante de países limítrofes y Perú, se puede apreciar que fueron los paraguayos/as quienes más aportaron al crecimiento y los que se mantuvieron en el primer lugar (Cuadro 2). En términos de participación, éstos pasaron del 42% en 2001 al 49% en 2010. En otras palabras, en 2010 uno de cada dos inmigrantes en la RMBA desde países limítrofes y Perú proviene de Paraguay. El segundo grupo con mayor crecimiento, en términos relativos, fue el de los peruanos, que crecieron en el orden del 70%. Sin embargo, en términos absolutos, fueron los bolivianos quienes se quedaron en segundo lugar, incrementando su stock en cerca de 67 mil personas, frente al incremento de 49 mil del grupo de peruanos.
2001 | 2010 | |||||
Total | % | Total | % |
Diferencia porcentual |
Variación relativa |
|
Paraguay | 252 350 | 42.1 | 438 552 | 48.7 | 6.7 | 73.8 |
Bolivia | 131 130 | 21.9 | 198 615 | 22.1 | 0.2 | 51.5 |
Perú | 68 731 | 11.5 | 117 643 | 13.1 | 1.6 | 71.2 |
Uruguay | 96 663 | 16.1 | 91 653 | 10.2 | -5.9 | -5.2 |
Chile | 38 522 | 6.4 | 35 460 | 3.9 | -2.5 | -7.9 |
Brasil | 12 290 | 2.0 | 17 735 | 2.0 | -0.1 | 44.3 |
Total países | 599 686 | 100.0 | 899 658 | 100.0 | 50.0 |
Fuente: Elaboración propia con base en datos del censo (INDEC, 2011, 2010).
Si se observa el crecimiento neto de la población14 de inmigrantes de países limítrofes y Perú en la RMBA, 61% correspondió a Paraguay, 21% a Bolivia y 16% a Perú. Asimismo, cabe destacar que durante el periodo se produjo una contracción de la población de Chile y Uruguay. Ahora bien, este movimiento debiera matizarse puesto que el stock de población se mantuvo relativamente estable; no obstante, dada la expansión que se produjo en los inmigrantes de Paraguay, Bolivia y Perú en RMBA, estos grupos -como contrapartida- perdieron peso en el conjunto. En efecto, en términos de participación, en 2001 los uruguayos ocupaban el tercer puesto y en 2010 pasaron a ocupar el cuarto, y en su lugar se ubicaron los inmigrantes peruanos (Cuadro 2).
Si se analiza el comportamiento demográfico en la RMBA de los hogares, se advierte que durante el periodo se produjo un importante crecimiento en el que se pasó de 3.5 millones de hogares en 2001 a 4.3 millones de hogares aproximadamente en 2010 (que representó una variación relativa de 21.3%). La composición de los hogares según la procedencia del jefe (país de nacimiento) no muestra cambios significativos: los hogares con jefes nacidos en el extranjero representaban el 11.9% del total en 2001 y el 11.4% en 2010 (Cuadro 3).
2001 | 2010 | |||||
Total | % | Total | % |
Diferencia porcentual |
Variación relativa |
|
Total hogares | 3 551 194 | 4 306 069 | 21.3 | |||
Jefes/as nativos/as | 3 127 650 | 88.1 | 3 815 104 | 88.6 | 0.5 | 22.0 |
Jefes/as inmigrantes | 423 544 | 11.9 | 490 965 | 11.4 | -0.5 | 15.9 |
Limítrofes más Perú | 234 484 | 6.6 | 349 750 | 8.1 | 1.5 | 49.2 |
Resto países | 189 060 | 5.3 | 141 215 | 3.3 | -2.0 | -25.3 |
Fuente: Elaboración propia con base en datos del censo (INDEC, 2001, 2010).
Ahora bien, el notable cambio de composición de la inmigración internacional, en particular de países limítrofes y Perú, observado a nivel personas en la RMBA, también mantuvo un correlato en el ámbito de los hogares. Durante el decenio, los hogares con jefes nacidos en países limítrofes y Perú tuvieron un incremento relativo de 49% (115 mil hogares más), mientras que los hogares nacidos en otros países se contrajeron en 25% (48 mil hogares menos). De este modo, se puede afirmar que la composición de hogares con jefes extranjeros ha experimentado un fuerte cambio entre 2001 y 2010. Los hogares con jefes de Bolivia, Paraguay y Perú pasaron de representar el 38% del total en 2001 al 57% en 2010 (Gráfica 1).
Este fuerte cambio de composición se ha expresado a nivel territorial tanto en la ciudad de Buenos Aires como en el Conurbano Bonaerense. En esta dirección, se advierten claras diferencias en la región metropolitana según cuáles sean las divisiones geográficas que se consideren. En el Conurbano, en particular en la Segunda Corona, los hogares con jefes nacidos en Bolivia, Paraguay y Perú pasaron de 52% en 2001 a 69% en 2010 (Gráfica 2). En este territorio, en el año 2010 cerca de siete de cada diez hogares con jefatura extranjera procedían de dichos países.
5.2. Distribución espacial de los hogares con jefatura nacida en Bolivia, Paraguay y Perú
Ya vimos que los hogares con jefes nacidos en Bolivia, Paraguay y Perú se incrementaron durante el periodo tanto en términos absolutos como relativos. A nivel espacial, se puede observar que la ciudad de Buenos Aires ha sido el territorio con el mayor crecimiento en términos de participación: este grupo pasó de 4.5% en 2001 a 7.2% en 2010, lo que representa una variación relativa del 78% (Cuadro 4). Tal crecimiento fue algo menor en el resto de la región metropolitana (71%). Por otro lado, en relación con los cordones, se observa que el Tercer Cordón ha sido aquel donde más han aumentado -en términos relativos- los hogares con jefes nacidos en Bolivia, Paraguay y Perú (110%). No obstante, es necesario relativizar este dato debido al tamaño y la densidad de dicha población en el territorio.
2001 | 2010 | |||||
Total | % | Total | % |
Diferencia porcentual |
Variación relativa |
|
Región Metropolitana | 162 428 | 4.6 | 281 814 | 6.5 | 2.0 | 73.5 |
Ciudad de Buenos Aires | 46 419 | 4.5 | 82 947 | 7.2 | 2.7 | 78.7 |
Conurbano (30 partidos) | 116 009 | 4.6 | 198 867 | 6.3 | 1.7 | 71.4 |
Coronas Conurbano | ||||||
Primera | 55 183 | 4.2 | 93 108 | 6.0 | 1.8 | 68.7 |
Segunda | 55 727 | 5.2 | 94 914 | 6.7 | 1.6 | 70.3 |
Tercera | 5 099 | 3.5 | 10 845 | 5.4 | 1.9 | 112.7 |
Fuente: Elaboración propia con base en datos del censo (INDEC, 2001, 2010).
En este sentido, se puede afirmar que, en principio, no se observan grandes diferencias en cuanto a una mayor concentración de los hogares con jefatura nacida en Bolivia, Paraguay y Perú según las tres envolventes (coronas) del conurbano. Es decir, la proporción de tales hogares es relativamente similar tanto en la ciudad de Buenos Aires como en la primera, segunda y tercera coronas.
Ahora bien, a nivel intrametropolitano, en el Mapa 3 se puede observar un claro patrón de asentamiento de dicha población en la RMBA. En efecto, en el año 2001 los territorios con la mayor proporción de hogares con jefatura nacida en Bolivia, Paraguay y Perú (entre 11.01 y 19.0%) eran el Primer Cordón Oeste15 y el Segundo Cordón Sur16 del Conurbano Bonaerense. En la ciudad de Buenos Aires, por su parte, las zonas de mayor concentración de tales hogares (entre 5.1 y 11.0%) eran Sur 217 y Centro.18 En este sentido, se advierte un patrón de asentamiento asociado a los corredores geográficos, en particular el Corredor Oeste y el Sur, los cuales presentan una mayor concentración de hogares con jefes/as de Bolivia, Paraguay y Perú en comparación con el Corredor Norte.
En el Mapa 4 se presenta la evolución de la población de Bolivia, Paraguay y Perú a nivel territorial. En primer lugar, cabe destacar que las zonas que concentraron el mayor crecimiento poblacional (entre 95 y 150%) -en términos relativos- fueron el Tercer Cordón del Conurbano y la Zona Sur 119 de la ciudad de Buenos Aires. En este marco, se puede afirmar la existencia de un patrón territorial de crecimiento muy claro focalizado principalmente en el Corredor Oeste del Conurbano Bonaerense y en la zona Sur de la ciudad de Buenos Aires. Resultaría interesante enmarcar este movimiento con el crecimiento urbano que tuvo la RMBA durante el periodo 2001-2010 y, a su vez, analizarlo en el marco de las necesidades de vivienda de la población, en particular de los hogares emplazados en tales territorios. Sin embargo, debemos dejar planteados tales interrogantes para otras investigaciones, puesto que exceden los límites del presente trabajo.
5.3. Distribución espacial de los hogares con jefatura extranjera (excluye Bolivia, Paraguay y Perú)
Los hogares con jefes/as extranjeros/as (excluyendo a Bolivia, Paraguay y Perú) presentan otro patrón de asentamiento muy distinto. En principio, cabe destacar que, en lo referente al crecimiento poblacional durante el decenio, dicha subpoblación presentó un signo negativo. Es decir, a nivel de la RMBA se produjo una contracción de tal población en términos relativos del 20%. En el Cuadro 5 se advierte que el Conurbano Bonaerense ha sido el territorio en donde más se ha reducido (-22%), a diferencia de la ciudad de Buenos Aires (-15%). Esta disminución fue particularmente intensa en la Primera Corona, donde tales hogares pasaron del 8.6% en 2001 al 5.4% en 2010, representando una reducción del 26 por ciento.
2001 | 2010 | |||||
Total | % | Total | % |
Diferencia porcentual |
Variación relativa |
|
Región Metropolitana | 261 116 | 7.4 | 209 151 | 4.9 | -2.5 | -19.9 |
Ciudad de Buenos Aires | 91 080 | 8.9 | 77 295 | 6.7 | -2.2 | -15.1 |
Conurbano (30 partidos) | 170 036 | 6.7 | 131 856 | 4.2 | -2.5 | -22.5 |
Coronas Conurbano | ||||||
Primera | 112 318 | 8.6 | 83 112 | 5.4 | -3.2 | -26.0 |
Segunda | 51 954 | 4.8 | 43 195 | 3.1 | -1.7 | -16.9 |
Tercera | 5 764 | 4.0 | 5 549 | 2.8 | -1.2 | -3.7 |
Fuente: Elaboración propia con base en datos del censo (INDEC, 2001, 2010).
Cabe destacar que la distribución espacial de esta población aparece visiblemente asociada tanto a los cordones de la conurbación como a los corredores geográficos. Este patrón de asentamiento se caracteriza por una mayor concentración de hogares en el Primer Cordón y, en particular, en el Corredor Norte de la región metropolitana.
Así, en el Mapa 5 se puede apreciar una distribución espacial en la que determinadas zonas de la RMBA son las que concentran la mayoría de tales hogares. En 2001, los territorios con mayor proporción (entre 12.01 y 17.0%) eran el Primer Cordón Oeste y el Norte20 del Conurbano Bonaerense. Por su parte, en la ciudad de Buenos Aires, es la zona Centro aquella con mayor proporción (entre 8.1 y 12.0%). En este sentido, resulta notorio que tanto en la periferia de la RMBA (Tercer Cordón) como en la periferia de la urbe (zona Sur 2, Oeste 2 y Norte 2) se encuentran la menores concentraciones y presencia (hasta 4 por ciento).
Por último, en el Mapa 6 se puede observar la evolución entre 2001 y 2010. Los territorios en donde más se redujo dicha población fueron el Primer Cordón Norte y el Primer Cordón Sur del Conurbano Bonaerense, y en el caso de la ciudad de Buenos Aires, la zona Sur 1 y la zona Oeste 2. En tales territorios, la reducción fue entre 30 y 22%. Asimismo, cabe advertir que, en el caso del Conurbano, la mayor reducción se produjo en uno de los territorios con mayor densidad de hogares inmigrantes (Primer Cordón Norte), mientras que en el caso de la urbe ocurrió en territorios en los que la presencia de dicha población es mucho menor. A diferencia del Conurbano Bonaerense, en la ciudad de Buenos Aires la zona de mayor densidad (Centro) fue en donde menos se ha reducido dicha población.
6. Conclusiones
El artículo ha tenido como premisa general realizar aportes al conocimiento de los fenómenos migratorios en uno de los principales subsistemas migratorios de América Latina. En particular, se ha buscado profundizar el examen de los migrantes sudamericanos, en específico de los colectivos más dinámicos en la RMBA, en lo referente a su evolución reciente y sus patrones de distribución espacial a partir de un abordaje cuantitativo mediante técnicas de estadística espacial. De modo más general, se ha intentado también debatir sobre la presencia de procesos de segregación espacial hacia las comunidades migrantes en las ciudades de la región. Esta sección final, por tanto, se destinará a destacar de modo breve algunas conclusiones del análisis realizado.
En principio, cabe decir que la participación de los migrantes en el conjunto de la población de la RMBA hacia fines de 2010 continuó siendo relativamente baja tanto a nivel personas (8.6%) como a nivel hogares (11.4%). No obstante, debe destacarse que, en términos relativos, a nivel personas durante el decenio la población extranjera creció en 20%, mientras que la población nativa en 6%, ganando así la primera una mayor participación en el conjunto. A nivel hogares se registró un crecimiento en términos relativos del 15%; sin embargo, este incremento resultó menor respecto al de los hogares nativos (22%). En consecuencia, en términos de participación la población extranjera, a escala hogares, se mantuvo estable durante el periodo. Por consiguiente, la hipótesis de la ocurrencia de un crecimiento extraordinario de los flujos migratorios externos producto de una inusitada expansión económica debe descartarse. Ahora, si bien no se detectó un comportamiento extraordinario de los migrantes externos en relación con el conjunto de la población, no ocurrió lo mismo en el interior de la población inmigrante de la RMBA.
En esta dirección, el análisis efectuado con fuentes censales ha mostrado claras diferencias en la dinámica demográfica del colectivo de Bolivia, Paraguay y Perú en relación con los restantes grupos de inmigrantes. Dos hechos relevantes destacan al respecto: por un lado, el enorme incremento de dicho colectivo en relación con los restantes grupos de inmigrantes de Uruguay, Chile y Brasil; por otro, la fuerte reducción de los inmigrantes internacionales (excluyendo los de países limítrofes y Perú) registrada durante el periodo. En consecuencia, los flujos de migración externa dirigidos hacia la RMBA entre 2001 y 2010 fueron explicados en gran medida por los grupos de Bolivia, Paraguay y Perú; ahora bien, en términos de saldos migratorios, los incrementos en el stock de tales colectivos fueron compensados con las reducciones de los restantes colectivos de inmigrantes. Es así que, si bien a nivel global no se registró un crecimiento extraordinario -impulsado por un alza de la demanda de mano obra- dentro de la población inmigrante -como se demostró en el trabajo-, se produjo un importante cambio de composición durante el periodo, y este proceso, a nivel hogares, ha sido aún más marcado e intenso.
Por último, en lo referente a la distribución espacial del colectivo de Bolivia, Paraguay y Perú, el análisis socioespacial efectuado puso de manifiesto dos hallazgos relevantes. El primero es que estos grupos de inmigrantes se asientan de manera concentrada-segregada en determinadas zonas y territorios de la metrópoli, principalmente en aquellas caracterizadas por grandes déficits habitacionales y de infraestructura urbana (esto es, la zona Sur de la ciudad de Buenos Aires y el Primer Cordón Oeste y el Segundo Cordón Sur del Conurbano Bonaerense). El segundo es que el crecimiento demográfico intercensal del colectivo de Bolivia, Paraguay y Perú se produjo fundamentalmente en las zonas en las que se situaba dicha población en 2001. Por tanto, la distribución espacial de tipo concentrada-segregada de tal colectivo no sólo no se modificó, sino que se profundizó y reforzó durante el periodo. Por otra parte, los restantes grupos de migrantes presentaron claras diferencias con el colectivo de Bolivia, Paraguay y Perú con respecto a la distribución espacial, puesto que éstos se distribuyen principalmente en zonas de sectores medios y medios altos de la metrópoli (la zona Centro de la ciudad y en el Primer Cordón Oeste y el Norte del Conurbano Bonaerense). Es posible pensar entonces que, si bien el fenómeno de la segregación espacial en las ciudades de Latinoamérica se produce principalmente entre los grupos de niveles socioeconómicos polares, en los grupos migrantes -principalmente los que más crecieron en la RMBA- la acentuación de los patrones de distribución y asentamiento de tipo segregado puede estar dando cuenta de nuevas facetas en los procesos de segregación urbana, aspectos que deberán ser tratados y profundizados en nuevos estudios empíricos y futuras investigaciones.