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Estudios demográficos y urbanos

versión On-line ISSN 2448-6515versión impresa ISSN 0186-7210

Estud. demogr. urbanos vol.37 no.1 Ciudad de México ene./abr. 2022  Epub 02-Mayo-2022

https://doi.org/10.24201/edu.v37i1.1968 

Artículos

Comparación y reto epistemológico en los estudios urbanos

Comparison and epistemological challenge in urban studies

Eftychia D. Bournazou Marcou1 
http://orcid.org/0000-0002-1115-8167

1Universidad Nacional Autónoma de México, Facultad de Arquitectura y Posgrado en Urbanismo. Dirección: Edificio de Posgrado, Cto. de los Posgrados S/N, Ciudad Universitaria, Coyoacán, 04510, Ciudad de México. Correo: effi.bournazou@gmail.com


Resumen.

El valor de la comparación como medio para la producción de conocimiento en la investigación urbana y su escasa presencia en la literatura latinoamericana justifica su revisión crítica. El artículo analiza las estrategias comparativas desarrolladas por Charles Tilly (1984), que resultan sin embargo ineficaces sin una sólida y fundamentada postura epistemológica. Algunas reflexiones sobre el pensamiento de Karel Kosik (1967), la totalidad concreta y la pseudoconcreción, y sobre las representaciones formales de Tilly (2004), sugieren puntos de apoyo que convierten a la comparación en una valiosa herramienta para acercarnos a lo propio desde otras miradas y revelar las facetas ocultas y la esencia de nuestra realidad.

Palabras clave: investigación urbana; estrategia comparativa; epistemología

Abstract.

The value of comparison in urban research and its scarce presence in Latin American literature, justifies its critical review. This paper analyzes some comparative strategies that are, however, inoperative without a solid and well-founded epistemological position. The dialectical relationship between reality and knowledge, where both feed off each other in a virtuous circle, is considered optimal. It is concluded that only under these precepts, the comparison becomes a valuable instrument to approach our own context from other points of view and reveal the hidden facets and the essence of the concrete.

Keywords: urban research; comparative strategies; dialectical method; epistemology

Introducción

Varios trabajos provenientes del mundo académico anglosajón advierten sobre el fervor en décadas recientes de los estudios comparativos en el ámbito del urbanismo (Lees, 2018, p. 49; Robinson, 2014, p. 1), mientras que su presencia en el contexto latinoamericano se comprueba escasa. Después de un distanciamiento de este tipo de análisis durante los años 1970 y 1980, por considerarse -desde el enfoque postmoderno- como parte del proyecto modernista y del enfoque positivista y desarrollista, se vuelve la mirada hacia la comparación, que se reconoce como método eficaz para la investigación urbana desde un enfoque postcolonial1 y bajo una visión desde el norte global. En un tono defensivo y en el sentido de una autocrítica, estas contribuciones cuestionan la predominancia y la implícita superioridad difundida de las visiones y la producción académica desde el norte global y apuestan hacia una perspectiva más amplia que abarque la diversidad de la ciudad contemporánea en distintos contextos (Robinson, 2014, p. 1). Dicha coyuntura, sin embargo, no es más que parte de las secuelas de una extensa hegemonía de los países desarrollados en los ámbitos económicos, sociales y políticos, en términos de Hardt y Negri (2001).

Dadas las circunstancias, la superación de esta supremacía, a través de la producción de conocimiento autónomo y emancipado desde el sur, se convierte en un reto singular. Debemos superar los hábitos que nos remiten una y otra vez a referentes externos sin una revisión crítica, y enfocarnos hacia la generación de nuevos puntos de partida con visión amplia, sin repetir los errores cometidos en el norte. En este contexto, la comparación ofrece no sólo una mirada novedosa para estudiar lo propio, sino que posibilita incluir el estudio de mundos contrastantes que permitan nuevas contribuciones teóricas enriquecidas desde otras realidades.

La comparación como método de investigación tiene diversas virtudes. Resulta revelador tomar distancia de lo conocido o familiar, que a veces altera la realidad -a través de una estrechez mental de autorreferencia “localista” mal entendida (Massey, 1993, pp. 143-144)-, para refrescar la mirada y descubrir nuevas aristas y formas de ver lo acontecido en el contexto propio. Romper las barreras mentales y cuestionar lo preestablecido, que se coloca fuera de los campos de discusión, para abrir la visión limitada y conformada desde un contexto único, ofrece nuevas formas de analizar, entender y definir los fenómenos urbanos. Aspectos olvidados por su repetición en lo cotidiano que se convierten en algo “natural” y de sentido común2 -a veces percibidos como inamovibles-, salen de nuevo a la luz para ser cuestionados y revisados bajo nuevas perspectivas.

En realidad, cualquier investigación involucra implícitamente algún ejercicio de comparación. Resulta impensable describir, analizar y evaluar procesos y fenómenos sin algún punto de referencia externo que implique una comparación. Hablar, sin embargo, en este trabajo de un método comparativo nos refiere al procedimiento explícito a seguir en el proceso investigativo. Condición necesaria para ello es una línea directriz para guiar el estudio, derivada de la clara postura epistemológica del estudioso que lo coloca de forma consciente frente a la realidad y su relación con la generación del conocimiento.

A pesar de la indudable relevancia de la comparación como método en la investigación urbana, poco se ha estudiado y escrito al respecto de forma rigurosa. La reciente producción académica se puede considerar como parte de una corriente en boga, ya que el método se conecta con temáticas clave del marketing, la mundialización y la internacionalización (Lees, 2018, p. 49). Pero más allá de estos aspectos secundarios, hay que aprovechar esa coyuntura para enfatizar el valor de la comparación como tal que pone en tela de juicio enfoques de análisis usuales y abre el debate desde un espacio exterior con nuevas referencias para el estudio de lo urbano, no sólo desde lo multi e interdisciplinario, sino también desde lo inter y transcontextual.

1. Sobre la comparación en las ciencias sociales

El método comparativo como procedimiento sistemático y ordenado para examinar relaciones, semejanzas y diferencias entre dos o más objetos o fenómenos, con la intención de extraer determinadas conclusiones, puede resultar de gran ayuda para estudiar y analizar procesos urbanos locales en su inserción al mundo global y sus relaciones intra e interurbanas (Colino, 2009, p. 2037).

La comparación se puede llevar a cabo de forma indirecta en cualquier investigación, aunque así no se alcanza la riqueza de los resultados obtenidos con la utilización de un método explícito. Para lograr estudios de mayor profundidad y rigor se requiere el desarrollo de una metodología fundamentada en la utilización sistemática de observaciones resultantes del análisis de distintos contextos socioeconómicos (estudios sincrónicos) y/o en diferentes momentos históricos (estudios diacrónicos).3

Existe una vasta tipología de estudios comparativos de acuerdo a diversos criterios, que pueden ser:

  • el número de casos y la cantidad de información utilizada; estas dos variables se encuentran en relación proporcional inversa:

    • un solo caso con gran cantidad de información;

    • un número reducido de casos con un nivel de información medio;

    • y, por último, muchos casos con información reducida.

  • los sistemas macrosociales y los fines teóricos del estudio:

    • se considera un solo país como objeto de comparación a través del conocimiento detallado del caso;

    • se toman en cuenta varios países como contexto de referencia para corroborar generalidades en las relaciones observadas entre variables sociales;

    • los países representan unidades de análisis para establecer relaciones y clasificarlos de acuerdo a ciertos criterios (Colino, 2009, p. 2038).

Diversos trabajos recientes sobre estudios comparativos en el ámbito del urbanismo4 se fundamentan en el clásico texto de Tilly (1984) elaborado para las ciencias sociales. Su tipología desarrollada para clasificar los diferentes modos de comparación ofrece una buena base para revisar los enfoques metodológicos aplicados en los estudios urbanos.

Para rastrear las uniformidades y variaciones identificadas a través de la investigación comparativa, Tilly propone cuatro estrategias basadas en el entrecruzamiento de dos dimensiones básicas, el caso de estudio (instance) y el fenómeno (phenomenon) estudiado: a) comparación individualizadora (individualizing comparison); b) comparación universalizadora (universalizing comparison); c) comparación con base en hallazgo de variaciones (variation-finding comparison); y d) comparación integradora (encompassing comparison) (Wallerstein, 1986, p. 983).

Antes de presentar de forma sucinta las cuatro estrategias de Tilly, bajo una interpretación propia, analizaremos algunas ideas sobre la relación entre realidad y generación de conocimiento, que debe constituir el punto de partida para cualquier investigación.

2. Apuntes epistemológicos. La totalidad concreta y la pseudoconcreción de Kosik

La relación entre realidad y producción del conocimiento ha sido siempre polémica pero inevitable en la historia de la investigación científica. Más allá de la visión en la literatura anglosajona referida en este trabajo, que para el caso del urbanismo comparativo se limita a la crítica desde una postura postcolonial, la epistemología como tal5 -ligada a posiciones ontológicas-, es decir, las relaciones entre procesos del pensamiento y fenómenos reales, resulta imprescindible como eje conductor para cualquier investigación (Poulantzas, 1974, pp. 69-70).

Importantes espacios académicos del mundo anglosajón (como, por ejemplo, la revista City),6 han sido escenarios de discusión reciente sobre la epistemología en los estudios urbanos, y en especial alrededor del carácter político del conocimiento. Este amplio debate carece, a nuestro juicio, de aportaciones relevantes. Aunque clama por un conocimiento “crítico” y “radical”, por la inclusión de la complejidad y además subraya lo contradictorio de la investigación urbana, gira alrededor de una serie de reinterpretaciones comunes sobre la relación dialéctica entre lo local (particular, empírico) y lo planetario (general, teórico), cuyos orígenes se remontan al método dialéctico del materialismo histórico.

Sin aspirar a presentar en este trabajo un debate epistemológico,7 lo que nos parece importante es no caer en la ilusión de que la sola postura postcolonial podría aportar novedosas miradas para abordar la realidad urbana. Al mismo tiempo, es indispensable reconocer la urgencia de cuestionar los marcos teóricos actuales, fundamentados en principios epistemológicos impuestos desde el occidente, que constituyen barreras mentales para la interpretación de nuestra realidad en el sur global. Para ello hay que apoyarse en estudios emblemáticos que ofrecen las bases para una verdadera ruptura epistemológica. Como punto de referencia para esta reflexión inicial, retomamos algunos pasajes de la Dialéctica de lo concreto, de Karel Kosik (1967), cuya riqueza, profundidad y mirada crítica invitan a revisar detenidamente los límites en los que se encuadra la investigación urbana.8

Kosik parte de la realidad entendida como totalidad concreta. Esta totalidad se reconoce al mismo tiempo como apariencia y como esencia. La apariencia y la esencia se hallan, a su vez, bajo una relación dialéctica. En palabras del autor, “en las dimensiones de la relación interna del fenómeno y de la esencia y de las contradicciones propias de esta relación, la realidad es concebida concretamente, es decir como realidad concreta…” (Kosik, 1967, p. 21).

Respecto de la apariencia o las formas fenoménicas, Kosik reflexiona:

El conjunto de fenómenos del ambiente cotidiano, con su regularidad, inmediatez y evidencia, penetra en la conciencia de las personas, y al asumir un aspecto independiente y natural, se percibe como realidad, pero en efecto representa una realidad falsa, una pseudoconcreción. La práctica utilitaria, el sentido común del ser humano, se distingue entonces de la comprensión de la realidad. El fenómeno es por lo tanto la manifestación falsa de la esencia [Kosik, 1967, p. 2].

Para conseguir captar la realidad como totalidad concreta no es suficiente aprehender el fenómeno (manifestación inmediata); se necesita un esfuerzo particular (una actividad especial, sistemática y crítica) y un rodeo a la cosa para llegar a la esencia. Este trabajo especial implica, primero, cobrar conciencia de la estructura oculta de la cosa, de algo que existe más allá de la primera manifestación, y que se encuentra en relación dialéctica con la apariencia. Es decir, lo fenoménico existe sólo en su conexión con la esencia y esta última no se puede entender sin el mundo de las apariencias (Kosik, 1967, p. 3).

La realidad, según Kosik, es independiente del hombre y su conciencia, es objetiva y por lo tanto puede ser aprehendida por el conocimiento. Esta realidad, sin embargo, al ser erróneamente concebida como el conjunto de todos los hechos, resulta en algo incognoscible. Según esto, a todo fenómeno se le podrían añadir siempre nuevas facetas y aspectos en un proceso de adición infinita de hechos; el conocimiento entonces resultaría abstracto y nunca podríamos comprender la estructura de la realidad social en sí misma. Pero la totalidad concreta, dice Kosik, no significa todos los hechos, sino

[…] un todo estructurado y dialéctico, en el cual puede ser comprendido racionalmente cualquier hecho. Reunir todos los hechos no significa aún conocer la realidad, y todos los hechos (juntos) no constituyen aún la totalidad […] la realidad es realidad concreta que se convierte en estructura significativa para cada hecho o conjunto de hechos […] [Kosik, 1967, pp. 12-13].

Esta interdependencia dialéctica entre la parte y el todo muestra que un hecho aislado del conjunto corresponde a abstracciones, y sólo a través de su inserción en el todo se vuelve veraz y concreto (Kosik, 1967, p. 15). En este sentido, Kosik invierte una de las pautas comunes de la investigación urbana, o sea, considerar al estudio de caso como hecho concreto y a la totalidad como abstracción. Esta inversión tiene repercusiones profundas en el modo de construir el conocimiento y muestra, a nuestro juicio, aspectos de una verdadera ruptura epistemológica. Los espacios que de costumbre delimitan el quehacer investigativo se ven transgredidos para ser repensados y reconstituidos.

Bajo esta misma línea argumentativa “el concepto mismo […] está determinado por la concepción total de la realidad social” (Kosik, 1967, p. 10). La falsa realidad (no totalidad dialéctica) produce conceptos falsos que ocultan la totalidad concreta. Los conceptos y las teorías que se fundamentan sólo en la reproducción inmediata de lo real (o sea únicamente en sus formas fenoménicas) construyen la pseudoconcreción.

La relación dialéctica entre lo abstracto y lo concreto se retoma por Kosik en el proceso investigativo cuando señala que.

[…] el punto de partida de la investigación debe ser formalmente idéntico al resultado. Este punto de partida debe mantener su identidad en todo el curso del razonamiento, ya que sólo así se garantiza que el pensamiento no se pierda en el camino […] el pensamiento llega, al final del movimiento, a algo distinto, por su contenido, de aquello de que había partido [Kosik, 1967, p. 10].

El proceso del pensamiento inicia de la representación viva, caótica e inmediata del todo para llegar al concepto, en un movimiento ascendente de lo abstracto a lo concreto, donde “lo concreto se vuelve comprensible por medio de lo abstracto; el todo por medio de la parte” (Kosik, 1967, p. 10).

Lo abstracto -nacido en lo fenoménico-, como línea conductora en el proceso de investigación, podría constituir un punto de reflexión inicial para repensar a los estudios urbanos. Esta idea, pero de forma simplificada, se concretiza a nuestro juicio en las representaciones formales de Tilly, que a su vez ofrecen un marco de referencia para el desarrollo de la estrategia comparativa.

3. Las representaciones formales de Tilly

Tilly (2004), en “Observations of social processes and their formal representations”, habla sobre la necesidad de adoptar argumentos explícitos, serios y consecuentes antes de iniciar con el trabajo de investigación. El autor señala dos corrientes básicas que surgen de enfoques distintos sobre la relación entre teoría y observación: a) el empleo riguroso del formalismo (representación formal),9 y b) la directa interpretación de la evidencia (trabajo empírico). Con el formalismo se establece una interdependencia lógica entre los resultados del trabajo empírico, guiado por un modelo teórico preestablecido, y seguido se llevan a cabo comparaciones entre abstracción y observación, para en su caso reformular la teoría inicial. De forma contraria, el segundo camino conduce al trabajo directo con los datos empíricos, bajo la ilusión de la ausencia de una teoría, que sin embargo estará siempre presente de forma implícita. La investigación, aunque sea empírica, descansa sobre supuestos teóricos, como ejemplifica el caso del uso de datos oficiales (por ejemplo, datos censales), cuya constitución implica forzosamente un posicionamiento teórico (Tilly, 2004, p. 600).

Tilly sostiene que la falta de un claro formalismo, muy a menudo puede conducir a la interpretación errónea de hallazgos no deseados o sorprendentes, que deriva de forma gratuita en modificaciones infundadas de la teoría. En palabras del autor, “la interpretación post hoc de datos minimiza la oportunidad de identificar contradicciones entre argumentos y evidencia, mientras que la adopción del formalismo incrementa esta oportunidad” (Tilly, 2004, p. 597).10 Partir, por lo tanto, desde una clara y consciente representación formal facilita la identificación de argumentos erróneos, y conduce a la corrección de errores analíticos y a la producción de explicaciones más adecuadas (Tilly, 2004, p. 600).

Esta propuesta de Tilly introduce un elemento interesante en la epistemología descrita en el inciso anterior. Al momento de emprender el primer trabajo analítico que descompone lo real complejo (caótico) en sus partes, y conduce a la elaboración de los primeros conceptos abstractos simples, resultaría indispensable contar con ciertos preceptos teóricos, en el sentido de las representaciones formales, cuya ausencia afectaría la dirección y la profundidad del análisis (Menéndez, 2018, p. 109). Esta guía de apoyo no debe ser malinterpretada como una postura rígida de entender el mundo bajo una sola mirada dominante. El uso adecuado del formalismo instruye sobre la relación entre argumento y evidencia, pero no implica el empleo ciego e intransigente de la teoría (Tilly, 2004, pp. 595-600).

4. Aproximaciones a las cuatro estrategias de comparación propuestas por Tilly

Una vez expuestos los argumentos sobre la postura epistemológica como punto de arranque de cualquier investigación, introduciremos el análisis comparativo desarrollado por Tilly (1984) en sus cuatro modalidades, cada una con sus propias particularidades y campos de aplicación.

Resulta altamente complicado descifrar y entender a fondo las estrategias de Tilly, y aún más difícil identificar claramente sus diferencias (Wallerstein, 1986, p. 981). A pesar de estos inconvenientes, esta tipología nos puede servir como soporte para una categorización que se debe nutrir y adecuar a partir de la práctica de la investigación empírica comparativa. La elección del tipo de comparación depende del objeto y objetivo del estudio, y cada estrategia debe funcionar más como “camiseta a la medida” que como “camisa de fuerza” (Tilly, 1984, p. 84).

4.1. Comparación individualizadora (individualizing comparison)

…the point is to contrast specific instances

of a given phenomenon as a means of

grasping the peculiarities of each case

(Tilly, 1984, p. 82).

Cuando la investigación pretende profundizar sobre un caso específico (por ejemplo, una ciudad o una zona urbana) para resaltar sus particularidades, y cuando el interés sobre el caso (instance) predomina al del fenómeno (phenomenon) estudiado, se habla de estrategia comparativa individualizadora. Mientras que este método resulta apto para ilustrar cierta teoría, difícilmente alcanzaría a validar o rechazar sus postulados ya que se centra en el estudio de un caso único. Las monografías urbanas elaboradas con este método resultan adecuadas para iniciar un trabajo que, sin embargo, debería completarse con alguna de las otras estrategias (véase más adelante el método universalizador, hallazgo de variaciones o globalizador) para producir conocimiento de mayor validez.

Eventos que destacan dentro del flujo de acontecimientos comunes, como momentos de ruptura histórica, podrían representar casos apropiados para este tipo de estudios. Crisis económicas, políticas y/o sociales que provocan un punto de inflexión en la vida de un país y, por lo tanto, en los fenómenos urbanos, ofrecen un campo fértil para la comparación individualizadora porque brindan elementos valiosos para enriquecer teorías existentes.

La comparación individualizadora podría, no obstante, conducir a un sinfín de acumulación de datos y acontecimientos que sin duda son propios de cualquier realidad particular, pero que difícilmente podrían todos ellos representar aspectos sustanciales. La aplicación inadecuada del método puede llevar hacia tediosos trabajos monocontextuales que carecen de trascendencia. Muchas de las investigaciones para tesis doctorales pecan de esta malinterpretación de la metodología individualizadora, que seguido deviene en un análisis irreflexivo y, contrariamente al objetivo del método, se estancan en la etapa descriptiva sin concluir en aportaciones relevantes.

El trabajo de distinguir de forma crítica y razonada información y hechos relevantes, representa el núcleo del método comparativo individualizador y el momento más difícil del proceso, que además condicionaría los hallazgos del estudio. La clave para superar este punto decisivo está en el posicionamiento epistemológico del estudioso, que debe anteceder al proceso de investigación per se y constituir la base para la elección de la teoría (formalismo), que a su vez serviría de guía en todo el proceso de trabajo. De modo contrario se abre un sinfín de caminos para la selección e interpretación de datos, que derivan en resultados irrelevantes, desarticulados y a veces contradictorios. La validez de los hallazgos se debería entonces ratificar según su coherencia con la cadena que se conforma por la epistemología, la teoría inicial (formalismo), el caso empírico, y a través de una consecuente retroalimentación, validación o, en su caso, reformulación de la teoría inicial.

El ejemplo expuesto en el apartado anterior de una epistemología que identifica como equívoco considerar como real la percepción inmediata y parcial (la apariencia), obliga a la revisión de categorías y teorías prevalecientes y a la construcción de nuevas unidades analíticas que reflejen, en términos de Kosik, lo fenoménico en relación dialéctica con la estructura, la esencia.

El tan comentado y estudiado concepto de movilidad sostenible (Newman y Kenworthy, 1999), a través de su desconexión con la esencia oculta, denota su incapacidad de explicar el desfase entre preceptos teóricos y práctica. Ampliamente reconocido y adoptado en la literatura reciente (UN-Habitat, 2013), al ser, sin embargo, objetado desde su propia construcción, revela que detrás de lo aparente -la eficiencia energética y la protección del medio ambiente-, la movilidad sostenible se propone solucionar la ineficiencia urbana debida a los conflictos de tránsito provocados por la ciudad compacta que, ésta sí, corresponde al nuevo paradigma urbano al servicio de la acumulación del capital (Tzanetatos, 2019). En términos de Kosik, la movilidad sostenible sería entonces el concepto “abstracto”, parcial, que surge de la apariencia, de una realidad fragmentada, con validez limitada, mientras que la nueva organización del territorio, la ciudad compacta, correspondería al concepto que explica la totalidad concreta. Tanto movilidad sostenible como ciudad compacta bajo su relación dialéctica son, sin embargo, indispensables para la comprensión de lo real.

A pesar de que el método de comparación individualizadora se centra en el estudio de un caso único, los conocimientos generales del especialista sobre otros contextos funcionan implícitamente como puntos de referencia, por lo que difícilmente se podría hablar de un método estrictamente monocontextual.

Para muchos autores, la comparación individualizadora representa el método más común y valioso para los estudios urbanos porque enfatiza los rasgos particulares de un caso para confirmar o rechazar hipótesis sobre procesos causales (Robinson, 2016, p. 175). Una visión más amplia e integral de los cuatro métodos podría colocar, sin embargo, a esta estrategia en una etapa inicial de la investigación, que debería completarse con la implementación de otros tipos de comparación.

4.2. Aproximaciones a las cuatro estrategias de comparación propuestas por Tilly

…to establish that every instance of a

phenomenon follows essentially the same rule

(Tilly, 1984, p. 82).

Cuando el énfasis del estudio se sitúa en el fenómeno -más que en el caso per se- y en las reglas generales, entendidas como regularidades y similitudes entre distintos lugares, se habla de una estrategia universalizadora. Al tratarse de un método que pretende reconocer y establecer los patrones comunes de un fenómeno en sus diversas fases de desarrollo y en referencia a contextos distintos (Tilly, 1984, p. 97), involucra dos o más casos, cuyo nivel de profundización del análisis es menor que en el método individualizador.

La comparación universalizadora, con su alto nivel de abstracción, sirve para reafirmar o refutar teorías existentes. La falta, sin embargo, de un formalismo preestablecido puede, aquí también, conducir a falsos juicios sobre la invalidez de preceptos teóricos a través de evidencias extraídas de casos excepcionales, que sin duda siempre existirán. Por otro lado, el afán de encontrar cánones de validez global puede repercutir en una forzada interpretación de los hechos y suprimir la identidad propia del lugar y las posibles excepcionalidades que presenta respecto a las reglas generales.

La existencia de elementos y rasgos, tanto particulares como generales, entre fenómenos en diferentes contextos urbanos resulta ser algo trivial. El desafío en la investigación es poder discriminar y comparar fenómenos estructurales que deberían conducir hacia nuevos elementos para la retroalimentación de los preceptos teóricos y distinguirlos de otros coyunturales de relevancia secundaria, que al no reconocerse como tales podrían cobrar importancia ficticia y refutar equivocadamente argumentos válidos.

A modo de ejemplo, debido a una posible falta de claridad sobre el carácter estructural de las privatizaciones de bienes públicos en la ciudad contemporánea (por ejemplo, grandes superficies públicas en zonas céntricas urbanas y de alto valor económico), que encuentran sus raíces en los rasgos más profundos de la economía neoliberal, los hallazgos de casos excepcionales que registran resistencias y victorias ciudadanas en contra de su privatización podrían cuestionar este carácter general y objetar a la teoría la acumulación por desposesión (Harvey, 2004). Un análisis, sin embargo, más allá de lo accidental, con una mirada prospectiva, podría revelar indicios de lo endeble y efímero de estos logros que corresponden a aspectos contingentes y no alteran de forma sustancial aspectos de fondo (Bournazou, 2018). Al poner en duda conceptos dominantes del discurso actual como gobernanza urbana, renovación y regeneración urbana, entre otros, en su conceptualización, normación y aplicación, se revelan los claroscuros de lo conquistado por la ciudadanía y se reafirman las teorías generales sobre la ciudad neoliberal (Brenner y Theodore, 2002), sin que con ello se desdeñen los logros sociales en su alcance local.

La comparación universalizadora representa una herramienta especialmente útil para reconocer y predecir tendencias en los procesos urbanos. Las reglas generales reveladas a través de un análisis comparativo de fenómenos en varios casos de estudio y en diversos momentos de su desarrollo, pueden servir para visualizar su posible evolución. Cotejar diferentes fases entre entornos diversos e identificar repeticiones o divergencias, aporta elementos que sugieren el punto de terminación y, en su caso, el arranque del nuevo ciclo de un fenómeno. El análisis con visión prospectiva permite no limitarse sólo a los resultados del pasado y presente, sino formular posibles patrones de evolución a mediano y largo plazos, y así obtener evidencias de gran alcance. La planeación del territorio corresponde a un campo ejemplar para la aplicación de la estrategia universalizadora, en tanto abre la posibilidad de descubrir las reglas estructurales del funcionamiento en la conformación de la ciudad y, en su caso, poder tomar las riendas para la ordenación del territorio.

La estrategia universalizadora, aplicada de forma estricta, hace omisión de las diferencias entre contextos distintos, en cuyo caso la estrategia con base en variaciones puede compensar estas limitaciones.

4.3. Comparación con base en (el hallazgo de) variaciones (variation-finding comparison)

...establish a principle of variation in

the character or intensity of a

phenomenon by examining systematic

difference amongst instances

(Tilly, 1984, p. 83).

La comparación clásica por excelencia corresponde a la tercera estrategia propuesta por Tilly (1984). Con este método se indaga el principio de variación en el carácter e intensidad de un fenómeno cuyo resultado se extiende a otros casos con el fin de verificar su validez, falsearlo o modificarlo con base en nuevas evidencias. El método se caracteriza por su austeridad al utilizar comúnmente datos cuantitativos que pueden, sin embargo, derivar en el abuso de la cantidad de casos analizados, lo que conduciría hacia la inoperatividad del estudio. Paralelamente emana el peligro de sumergirse en el manejo de gran cantidad de información, descuidar los preceptos teóricos y trabajar con conceptos vagamente definidos.

La comparación con base en el hallazgo de variaciones se vuelve especialmente útil cuándo los argumentos (teoría y representaciones formales) utilizados se definen a priori y con rigor, al mismo tiempo que se determinan las coincidencias entre unidades de observación y unidades teóricas (Tilly, 1984, pp. 116-119). El énfasis se sitúa no en las regularidades, como sucede en el método anterior, sino en las divergencias intercontextuales y las causas que las provocan.

Cuando se intenta, por ejemplo, explicar por qué la aplicación de políticas y prácticas similares pueden arrojar resultados distintos, este método resulta de gran utilidad. Más allá del papel de las particularidades históricas, políticas y socioeconómicas del contexto que influyen en la variación de políticas globales aplicadas en lo local y en los resultados que arrojan, este método pretende descubrir si las variaciones particulares conducen a efectos transcendentales que vulneran estructuralmente las políticas globales empleadas (con el fin de modificar preceptos teóricos), o si sus efectos son de segundo orden y de corto plazo, y por lo tanto no provocan cambios radicales en las estrategias generales.

En este proceso de trabajo comparativo, los criterios para seleccionar los casos y para definir y jerarquizar las variables utilizadas y sus relaciones causales resultan de primer orden, ya que condicionan el producto de la investigación. La tesis sobre la causalidad plural en contra de una causalidad universal (Pickvance, 2001, p. 20) se vuelve imprecisa, ya que depende del orden jerárquico preestablecido por el investigador. Cuando según la causalidad plural, el mismo fenómeno puede ser producido por distintas causas, entonces se buscan, equivocadamente, correspondencias entre causas estructurales y efectos secundarios, y se puede llegar a conclusiones equívocas sobre la autonomía del fenómeno resultante frente al contexto socioeconómico imperante y abogar por la causalidad plural y en contra de un orden planetario.

El lapso de tiempo elegido para aplicar la estrategia de hallazgo de variaciones adquiere un peso particular. Variaciones de un fenómeno en distintos casos, observadas a corto plazo e interpretadas, por ejemplo, como efectos divergentes de una misma política, pueden resultar engañosas al no contemplar su evolución en un período más amplio. Con una perspectiva a mediano o largo plazo -y con base en un análisis histórico-, el panorama podría resultar sorprendentemente distinto. Efectos próximos al empleo de acciones podrían alcanzar resultados positivos que, con el paso del tiempo, devienen en procesos perjudiciales para las mayorías que supuestamente debieron beneficiar. La limitación del estudio a un plazo de corta duración implica, por lo tanto, el peligro de interpretar efectos parciales como generales, que remitirían erróneamente a la modificación de preceptos teóricos.

Dado el propósito del método a identificar variaciones más que similitudes, el peso se traslada hacia la cantidad de variables contempladas, mientras que el número de casos se ve restringido. La dificultad y el desafío para la homologación de conceptos, datos y fenómenos que enfrenta el investigador, ha conducido comúnmente hacia estudios de ciudades similares, más que a contextos contrastantes, que a fin de cuentas son los que conducirían a mayores aportaciones teóricas (Robinson, 2016, p. 182).

4.4. El método comparativo integrador o globalizador (encompassing comparison)

...places different instances at various

locations within the same system, on the

way to explaining their characteristics

as a function of the varying

relationships to the system as a whole

(Tilly, 1984, p. 83).

Cuando diversos fenómenos locales se conciben desde su subordinación a un mismo sistema global, se habla de la estrategia integradora o globalizadora. El énfasis se pone en las reglas generales de un todo, pero también en las diversas formas de incorporación de cada caso y en la variedad de las consecuencias a nivel local (Ward, 2010, p. 475).

En lugar de buscar regularidades y similitudes entre casos y fenómenos para definir un posible orden global, de forma inversa se parte de un orden general, con validez histórica, para explicar homogeneidades y variaciones con base en las interconexiones locales con ese orden. El acento se coloca en la búsqueda de relaciones entre fenómenos aparentemente aislados y se fundamenta en el análisis del origen y evolución histórica de las estructuras prevalecientes. Esta exploración de regularidades para explicar la realidad social no supone, sin embargo, el descrédito de hechos singulares con particularidades propias. Las reglas generales se consideran necesarias para explicar y entender a los fenómenos particulares, cuyas singularidades a su vez aportan elementos para enriquecer las interpretaciones de lo general.

La riqueza del método al involucrar la relación dialéctica entre lo local y lo global implica también el riesgo de adoptar explicaciones funcionales difíciles de verificar o falsear. Cuando se intentan explicar los rasgos del objeto de estudio a través de los efectos que tiene su comportamiento al sistema como un todo, podemos caer en un círculo vicioso en el proceso de la argumentación (Tilly, 1984, pp. 125-126).

Mientras las tres estrategias anteriores (individualizadora, universalizadora y de hallazgo de variaciones) tienen su espacio en la historia de la investigación, la estrategia globalizadora, a pesar de su valor indiscutible, resulta menos practicada por las exigencias que implica. De partida se necesita no sólo un mapa mental del sistema en su conjunto, sino también una teoría de su funcionamiento (Tilly, 1984, p. 125).

Muchas de las críticas alrededor del método comparativo integrador se centran sobre una supuesta rigidez que dificultaría la comparación, por el hecho de que se parte del precepto que el todo rige las partes. Esta interpretación desde un positivismo rígido, nos parece equívoca si recordamos que aplicar representaciones formales no significa limitarnos a una sola forma dominante para entender el mundo. Al contrario, optar por un formalismo nos enfrenta al reto de elegir entre diversas teorías y metateorías y ponerlas a prueba (Tilly, 2004, p. 600).

La estrategia integradora -más que las tres anteriores- encaja de forma acertada en la postura epistemológica de Kosik (1967) y las representaciones formales de Tilly (2004). Partir de lo concreto inmediato bajo la conducción de un formalismo social que emana de la realidad histórica y sus reglas, resulta ser la forma apropiada para arrancar una investigación y conducirla hasta el final. Detrás de estas apariencias, sin embargo, se debe seguir con la búsqueda de lo oculto, la esencia, que finalmente será enriquecida por los fenómenos, y estos últimos serán a su vez nutridos y explicados por las leyes generales.

Conclusiones

Sin lugar a dudas, la coherencia entre concepciones de la realidad, su relación con el conocimiento y el método de investigación elegido, representa el elemento central para la calidad de cualquier estudio. A eso habría que agregar la consciente elección del propio posicionamiento epistemológico, el que define “el horizonte de visibilidad de la reflexión, los problemas y preguntas que se plantea, lo que ilumina y lo que queda a oscuras” (Osorio, 2004, p. 59). El pensamiento filosófico de Kosik sobre la totalidad concreta abarcable y entendida como relación dialéctica entre el mundo fenoménico y la esencia, ofrece una postura crítica para una reflexión epistemológica en los estudios urbanos.

La profunda complejidad del pensamiento de Kosik amerita un trabajo largo, arduo y riguroso desde la interdisciplina, que no puede ser abarcado en este artículo. Las mínimas referencias y reflexiones expuestas tienen el propósito de apenas incitar un debate hoy en día inexistente en los estudios urbanos de nuestro contexto, dominados por un discurso rebasado, marcos teóricos conceptuales caducos y prácticas fallidas de planeación. Superar la mirada postcolonial proveniente desde el norte global y enfrentar el gran desafío de buscar el camino propio desde el sur, parece inevitable.

Las cuatro estrategias comparativas de Tilly, enmarcadas en un proceso investigativo desde las representaciones formales, sugieren una posibilidad de iniciar esta reflexión epistemológica, en sintonía con algunos elementos del pensamiento de Kosik sobre lo abstracto -nacido desde las apariencias- como eje rector de la investigación. Bajo la línea directriz de un movimiento que parte de lo fenoménico -captado bajo una primera abstracción- y asciende a la concreción a través de la comprensión de la esencia -en donde el punto de partida (formal) es el mismo que el punto de llegada (el resultado)-, las cuatro estrategias comparativas de Tilly pueden encontrar cabida para avanzar hacia nuevas formas de construir “lo urbano”.

En un primer momento de análisis, desde lo concreto fenoménico, la comparación individualizadora, homogeneizadora y de hallazgo de variaciones, podría aportar al estudio interno del objeto, para determinar su estructura propia, fuera de su inserción en la totalidad concreta. Este trabajo de simplificación de la realidad inmediata y caótica arrojaría las primeras abstracciones para explicar lo real parcial y fragmentado. Estudios detallados a nivel local, tanto desde sus especificidades (comparación individualizadora), como desde sus similitudes (comparación homogeneizadora) y diferencias (hallazgo de variaciones) con otros casos, podrían aportar al conocimiento de la estructura organizativa de un caso o fenómeno específico.

Una vez concluido el análisis de lo fenoménico, se proseguiría con el estudio “externo” del caso, indagando su esencia oculta y la estructura general; su génesis a través de su inserción en el conjunto de relaciones y de articulaciones con los diversos niveles de la realidad social. Con la aplicación de la estrategia globalizadora, el estudio (análisis) de la realidad fragmentada se extrae entonces de su contexto propio (local) para insertarse en un orden general con el fin de explicar sus cualidades y comportamiento (rasgos homogéneos o diferencias) de acuerdo a sus relaciones con ese todo; al mismo tiempo, este todo se ve retroalimentado por las enseñanzas obtenidas desde lo particular. Los resultados de este trabajo de síntesis deberían, por lo tanto, no sólo explicar las especificidades de la estructura interna de las partes de acuerdo a su pertenencia a un sistema general, sino también alimentar (con ello) los rasgos de la totalidad para avanzar hacia su mejor comprensión y a la adecuación de las teorías iniciales.

Como reflexión final, cabe señalar el reto que representa la aplicación de las ideas expuestas sobre epistemología y estrategia comparativa en la praxis de la investigación. Sin menospreciar este desafío, estamos convencidos que, frente a la práctica común de precipitarnos hacia un sinfín de estudios empíricos, es urgente detenernos para repensar sobre los puntos de partida. El propio método comparativo con una aplicación mecánica puede devenir en un instrumento trivial e inútil y, en el peor de los casos, en una herramienta peligrosa que conduciría a resultados espurios. A cambio, al cuestionar desde el inicio las percepciones inmediatas de lo real y las teorías dominantes, la comparación entre contextos diversos ayudaría a romper con los cercos mentales construidos por el sentido común, revelaría las partes ocultas o transfiguradas de lo real, para así hacer posible construir un real histórico explicado y accesible al conocimiento y convertirlo en el preciso punto de partida y la línea conductora para que la investigación urbana genere nuevo conocimiento desde el sur global.

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1El enfoque postcolonial está entendido como “un grupo diverso de prácticas teóricas que se manifiestan a raíz de las herencias coloniales, en el cruce de la historia moderna europea con las historias contramodernas coloniales” (Mignolo, 2016, p. 92).

2“Lo que Gramsci llama ‘sentido común’ (definido como ‘el sentido poseído en común’) es lo que, de manera característica, cimienta el consentimiento. El sentido común se construye a partir de prácticas asentadas en el tiempo de socialización cultural a menudo hondamente enraizadas en tradiciones regionales o nacionales. No es lo mismo que el ‘buen juicio’, que puede construirse a partir de la implicación crítica con las cuestiones de actualidad. Por lo tanto, el sentido común puede engañar, ofuscar, o encubrir profundamente problemas reales bajo prejuicios culturales” [Harvey, 2007, pp. 45-46].

3“Esta forma de análisis se ha utilizado en la sociología, la antropología, la economía, la historia, la psicología social y, en una medida muy importante, en la ciencia política, una de cuyas subdisciplinas más importantes, la política comparada (en su origen comparative politics o comparative government), lleva en su nombre el método que utiliza (Blondel, 1985; Von Beyme, 1992). Se ha hablado así, según los países, de comparativismo o análisis comparativo, cross-national o comparative research, comparatisme, vergleichende Forschung o Komparatistik, ricerca comparata, etc., para referirse a la vertiente intercultural o internacional de estas disciplinas” [Colino, 2009, p. 2037].

5“Entenderemos por ‘epistemología’ el estatus teórico que todo sistema conceptual atribuye al ‘proceso de pensamiento’ en general y al proceso de conocimiento en particular” [Poulantzas, 1974, p. 69].

7Nuestro propósito central es mostrar la utilidad del método comparativo para investigadores y estudiantes de los estudios urbanos, que constituyen un campo de problemas más que una disciplina propia. El documento no pretende responder a los desafíos que esto representa, en términos epistemológicos, sino sólo enunciar ciertos aspectos y hacer algunas referencias sobre la importancia de iniciar este debate hoy en día inexistente. Por ello, sólo se presentan apuntes de algunos autores clave, en los que el lector interesado podría en su caso profundizar.

8En esta breve reflexión sobre el pensamiento de Kosik, retomamos solamente algunos aspectos que nos parecen relevantes en el ámbito de la investigación urbana. Somos conscientes de varias omisiones, como su categoría de praxis que rebasa nuestros objetivos.

9“Con formalismo me refiero a una representación explícita de un conjunto de elementos y de relaciones entre ellos. [...] Las relaciones pueden consistir en causa y efecto, pero también pueden implicar proximidad, simultaneidad, conexión o similitud” [Tilly, 2004, p. 596; traducción propia].

10Traducción propia.

12Nota de la autora: Esta investigación fue apoyada por el programa PASPA-DGAPA, de la Universidad Nacional Autónoma de México.

Recibido: 03 de Junio de 2019; Aprobado: 12 de Diciembre de 2019

Acerca de la autora

Eftychia D. Bournazou Marcou es arquitecta por el Instituto Politécnico Federal de Zúrich, Suiza, y maestra y doctora por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Es profesora de tiempo completo de la Facultad de Arquitectura y del Posgrado en Urbanismo de la UNAM. Pertenece al Sistema Nacional de Investigadores. Sus líneas de investigación son relativas a los procesos socioterritoriales, como segregación y gentrificación, así como a temas afines a la pérdida de bienes públicos y de la propiedad del suelo. Coordinó el proyecto interdisciplinario Gentrificación. Miradas desde la Academia y la Ciudadanía. ORCID: https://orcid.org/0000-0002-1115-8167

Algunas de sus publicaciones son:

Bournazou, E. (coord.). (2017). Gentrificación. Miradas desde la academia y la ciudadanía. Ciudad de México: UNAM, Facultad de Arquitectura.

Bournazou, E. (2018). “Hellinikon”: de parque público a megadesarrollo inmobiliario. Claves y evidencias de alcance translocal. Anuario de Investigación del Posgrado en Urbanismo, 5, 195-220. https://cidur.org/wp-content/uploads/2019/03/2018-Hellinikon-de-parque-publico-a-megadesarrollo-inmobiliario.pdf

Bournazou, E. (2018). Disputas por el espacio público en la planeación neoliberal. La conquista ciudadana de Tempelhof. Bitácora, 38, 30-41. http://www.revistas.unam.mx/index.php/bitacora/article/view/67058/59030

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