Introducción
La región latinoamericana comprende un total de 46 países, no obstante, su producción científica representa un bajo porcentaje en relación a la producción mundial. Entre los factores que explican esta baja contribución podemos resaltar la ínfima inversión en investigación y desarrollo (I+D), escasa inversión privada en actividades científico-tecnológicas, un bajo número de profesionales dedicados a la investigación y el desarrollo tecnológico, o el mayor costo de materiales y equipamientos científicos de ciertos países que conforman esta región (Bonilla, Merigó y Torres-Abad, 2015; Chinchilla-Rodríguez et al., 2015; Guerrero-Casado, 2017). La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), sobre la base de información de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) y la Red de Indicadores de Ciencias y Tecnología Iberoamericana e Interamericana (RICYT), con respecto al PIB identifican cinco grupos de países según la intensidad de su inversión en I+D: el primero corresponde a países desarrollados, con niveles superiores a 2 %; en el segundo grupo, entre 1 % y 2 %, están España y Noruega, entre otros; en el tercer conjunto están Argentina, Costa Rica y México con una inversión de entre 0.5 % y 1 %; el cuarto grupo, con valor de entre 0.2 % y 0.5 %, incluye países como Cuba, Chile, Ecuador, Uruguay y Colombia, y por último, con menos de 0.2 %, están países como Panamá y El Salvador (CEPAL, 2016: 21).
Sin embargo, un estudio realizado por Álvarez-Muñoz y Pérez-Montoro (2016) indica que si se realiza un análisis por regiones de aquellos documentos científicos indexados en Scopus por Scimago Journal & Country Rank (SJR) entre el periodo 2010-2014, las cuatro zonas con un mayor incremento en producción científica son África, Oriente Medio, Asia y Latinoamérica, con porcentajes de 36.5 %, 28.81 %, 24.3 % y 17.69 % respectivamente, superando a Europa y Norteamérica, regiones que son mayores productoras de ciencia. Entre los países que más han aumentado la producción científica de Latinoamérica destaca Ecuador, un país con poca tradición en este ámbito pero cuya producción científica ha tenido un aumento vertiginoso a lo largo de los últimos años, con un incremento de 811.49 % de documentos publicados (Tabla 1). De hecho, la tasa de crecimiento anual compuesta de Ecuador es la más alta de la región (Castillo y Powell, 2019), aunque hay que tener en cuenta que se parte de un bajo número de publicaciones comparado con la estabilización que se está alcanzado en otros países de la región. Según datos de Scimago, Ecuador se encontraba en el puesto 12 para 2007, posicionándose en la actualidad en el puesto 6 de la región (Tabla 1), sobrepasando a Perú, Cuba y Venezuela. Así, Ecuador ha pasado de contribuir 0.49 % de la producción científica regional en 2007 a 2.27 % en 2017 (Tabla 1).
Año | Posición LAyC | Nº de artículos | Contribución artículos LAyC (%) | Diferencia crecimiento (%) | Nº de citas | Contribución citas LAyC (%) |
---|---|---|---|---|---|---|
2007 | 12 | 348 | 0.49 | 8.33 | 7 795 | 0.61 |
2008 | 12 | 416 | 0.51 | 19.54 | 14 928 | 1.07 |
2009 | 12 | 500 | 0.56 | 20.19 | 10 710 | 0.79 |
2010 | 12 | 457 | 0.48 | -8.6 | 11 842 | 0.92 |
2011 | 12 | 484 | 0.47 | 5.91 | 7 763 | 0.63 |
2012 | 12 | 648 | 0.58 | 33.88 | 9 765 | 0.78 |
2013 | 11 | 762 | 0.64 | 17.59 | 9 278 | 0.94 |
2014 | 10 | 1 047 | 0.82 | 37.4 | 7 765 | 0.94 |
2015 | 9 | 1 657 | 1.28 | 58.26 | 7 863 | 1.26 |
2016 | 6 | 2 384 | 1.74 | 43.87 | 5 392 | 1.56 |
2017 | 6 | 3 172 | 2.27 | 33.05 | 1 563 | 2.3 |
Promedio | 1079.55 | 0.89 | 24.49 | 8606 | 1.07 | |
Desv Esta | 935.687 | 0.608 | 19.068 | 3452.86 | 0.491 |
Fuente: elaboración propia con datos extraídos de Scimago Journal & Country Rank en el periodo 2007-2017
En Ecuador las universidades han experimentado una serie de cambios que han hecho que su papel y relación con la sociedad de cierta manera varíe, estos cambios han aportado a la construcción de un nuevo marco de políticas públicas y la concepción de un nuevo escenario en el cumplimiento de los objetivos de desarrollo (Toscanini Segale, Aguilar Guzmán y García Sánchez, 2016). Esto surge a raíz de la incorporación del Estado Social Democrático con la Constitución de 2008, la cual en su artículo 350 establece que
El sistema de educación superior tiene como finalidad la formación académica y profesional con visión científica y humanista; la investigación científica y tecnológica; la innovación, promoción, desarrollo y difusión de los saberes y las culturas; la construcción de soluciones para los problemas del país, en relación con los objetivos del régimen de desarrollo.
Es por esta razón que el gobierno, por medio de las instituciones públicas de educación superior (IES), ha implementado en este sistema educativo políticas para el desarrollo de la ciencia en el país (Álvarez-Muñoz y Pérez-Montoro, 2016). Una de estas políticas es la creación del Consejo de Evaluación, Acreditación y Aseguramiento de la Calidad de la Educación Superior (CEAACES) como responsable de llevar a cabo los procesos diseñados para la evaluación del desempeño institucional de las universidades y escuelas politécnicas (CEAACES, 2015). El proyecto Prometeo fue también una de las políticas públicas que se implementó como iniciativa promovida por la Secretaría Nacional de Educación Superior, Ciencia y Tecnología (SENESCYT), con el objetivo de fortalecer zonas estratégicas del país con el desarrollo de las capacidades de investigación de las instituciones públicas y educativas, a través de la vinculación de investigadores extranjeros y ecuatorianos residentes en el exterior con reconocida trayectoria para desarrollar proyectos que aporten en áreas prioritarias del conocimiento, en conjunto con la institución de acogida (SENESCYT, 2015; Van Hoof, 2015). Otra política pública es la articulación del Sistema Nacional de Fomento al Talento Humano al sistema de Educación Superior mediante becas, créditos educativos, ayudas económicas, fondos de garantías y redes de becarios (SENESCYT, 2012), otorgándose en el periodo 2007-2015 18 958 becas (SENESCYT, 2016). Además, en 2013, con una inversión inicial de 1 100 millones de dólares, se crearon cuatro universidades denominadas emblemáticas como propuesta para pasar de una economía extractivista a una de recursos ilimitados basada en el conocimiento, creatividad e innovación, como la Ciudad del Conocimiento Yachay especializada en investigación científica, la Universidad Regional Amazónica (IKIAM) especializada en ciencias de la vida y ciencias de la Tierra, la Universidad Nacional de Educación para la formación de educadores y la Universidad de las Artes para la promoción del arte y la cultura (SENESCYT, 2013).
Sin embargo, son pocos los estudios que caracterizan la producción científica del Ecuador. Según trabajos previos, las políticas públicas que han estimulado la ciencia generada en las universidades (Álvarez-Muñoz y Pérez-Montoro, 2015) así como la producción en colaboración con países de mayor tradición en investigación (Castillo y Powell, 2018) han sido uno de los factores determinantes para aumentar la cantidad e impacto de los artículos publicados. En un reciente trabajo, Castillo y Powell (2019) demostraron que 80 % de los artículos científicos publicados en Scopus por autores ecuatorianos fueron realizados en colaboración con investigadores de otros países, demostrando así los beneficios que el Ecuador recibe de la colaboración internacional. Por lo tanto, el objetivo del presente estudio es caracterizar la evolución de la producción científica del Ecuador en Scopus en el periodo 2007-2017, considerando las variables citas, cuartiles, idioma y tipo de documento, con el objetivo de comprobar si el aumento en la cantidad se ve reflejado en un aumento del impacto (cuartil), visibilidad (idioma) y usabilidad (citas) como aspecto primordial para que la investigación contribuya a la comunidad científica y académica nacional e internacional.
Metodología
El objetivo de este trabajo es caracterizar la evolución de la producción científica del Ecuador mediante un análisis cuantitativo retrospectivo, considerando los artículos publicados en la base de datos Scopus (https://www.scopus.com/), de donde se extraen aquellos artículos (fecha de búsqueda diciembre de 2018) que cumplan las condiciones en cuanto al periodo (2007-2017) y país de filiación (Ecuador); el resultado fueron 12 237 artículos. Se eligió este periodo de tiempo para observar tendencias, además coincide con el momento en el cual más aumentó la producción científica del país. De cada trabajo se obtuvieron los datos siguientes: número de citas, idioma y tipo de documento. Finalmente, para cada año se obtuvo la siguiente información:
Número medio de citas recibidas por los artículos escritos en cada año, dividiendo el número de citas por los años que el artículo lleva publicado.
Porcentaje de artículos publicados en los distintos cuartiles (Q1, Q2, Q3 y Q4). Para cada artículo se comprobó en qué cuartil estaba la revista en el año en que se publicó con los datos procedentes del portal Scimago Journal & Country Rank. En el caso de que la revista esté clasificada en varias categorías, se escogió el cuartil más alto.
Porcentaje de documentos según el tipo: artículos, conferencias y memorias de congresos, revisiones, capítulos de libro y libros, cartas al editor y otros.
Porcentaje de artículos escritos en los distintos idiomas, agrupándolos en tres grupos: inglés, español y otros.
Resultados
El número de artículos en Scopus aumentó significativamente puesto que en 2007 se contaban 348 artículos publicados y para 2017 se publicaron 3 470 artículos. Ecuador no ha tenido un aumento de cita por años, entre 2007 y 2013 se observa oscilación entre un año y otro, y a partir de 2014 en adelante hay un descenso paulatino. En 2013 el número medio de citas por documento fue 3.83; para el año 2017, 2.78 (Figura 1).
A lo largo de los 11 años el porcentaje más alto de los artículos publicados se ha presentado en el Q1 con 51.9 % de media; sin embargo, desde 2012 hay un descenso moderado en el porcentaje de artículos del primer cuartil (Q1), pasando de 54.47 % en 2012 a 41.3 % en 2017, y por el contrario los artículos de Q4 pasan de 8.19 % en 2014 a 16.7 % en 2017 (Figura 2).
En cuanto al idioma, en 2007 89 % se escribían en inglés y 10 % en idioma español, mientras que para 2017 80 % se escribieron en inglés y 18 % en español, evidenciando un aumento de la presencia de artículos escritos en español y por ende un descenso en el porcentaje de artículos escritos en inglés (Figura 3).
Por último, el principal tipo de documento fue el artículo científico, con una media de 74.8 % durante los 11 años de estudio. Sin embargo, se observa un aumento en la proporción de documentos publicados como memorias de congresos (Conferences and Proceedings), pasando de 7.5 % en 2007 a 26.6 % en 2017 (Figura 4).
Discusión
La producción científica del Ecuador en el contexto latinoamericano ha tenido un aumento considerable, pasando de contribuir 0.49 % en 2007 a 2.27 % de la producción científica regional en 2017 (Tabla 1). Este aumento podría explicarse en parte por la presión que los investigadores con filiación ecuatoriana sienten por aumentar la producción científica de la institución para la que laboran, puesto que el CEAACES evaluaba de forma independiente la producción científica en Scimago o ISI Web of Knowledge, teniendo mayor peso que la producción en bases de datos regionales como Latindex, Scielo y Redalyc, entre otras (CEAACES, 2015). Además, las publicaciones son necesarias para acceder a los concursos de mérito y oposición para laborar como docente e investigador en las IES de Ecuador (CES, 2012) y acreditarse como investigador a nivel nacional (SENESCYT, 2018). Por ejemplo, para poder ser personal académico titular principal de las universidades y escuelas politécnicas es necesario tener publicadas al menos 12 obras de relevancia o artículos indexados (CES, 2012: artículo 32).
Sin embargo, la cantidad de artículos producidos no siempre conlleva una mayor calidad, además de no reflejar necesariamente el impacto real en la evolución de la ciencia, ni en el desarrollo humano y social (Fleitas Triana, Hernández Oquendo y Guerra Castillo, 2017; Tejedor-Estupiñán y Tejedor-Estupiñán, 2019). Así, por ejemplo, si hacemos un análisis de los datos de producción científica de los 12 países de Latinoamérica con mayor producción para el periodo 1996-2017 en el portal Scimago (SJR), los cuatro países con mayor producción son Brasil, México, Argentina y Chile, mientras que los países con mayor número de citas por documento son Puerto Rico, Costa Rica, Uruguay y Perú (Figura 5).
Esto significa que los países más productores en volumen no son los que más citas reciben por documento, y por lo tanto, una mayor cantidad de publicaciones no implica una mayor calidad medida como el número de citas recibidas. En consecuencia, esta velocidad de crecimiento en la producción científica ecuatoriana podría estar afectando la calidad de su contenido en cuanto a usabilidad, visibilidad e impacto. Los resultados de este trabajo sugieren un descenso de la calidad de las publicaciones al encontrar un porcentaje menor del número de artículos en cuartiles altos, y no hay evidencia de un aumento en el número de citas que reciben los artículos. Además, se observó un mayor número de artículos escritos en español y de artículos publicados como memorias de congresos, lo cual podría afectar también la visibilidad de la ciencia ecuatoriana por ser documentos menos citados (ver más adelante). Resultados similares han sido reportados para Cuba durante el periodo 2003-2011, pues aunque aumentó la producción científica en Scopus hubo también un descenso del número de artículos en Q1, un descenso del número de citas por documento y un aumento de artículos escritos en español (Chinchilla-Rodríguez et al., 2015).
Aunque los datos muestran que un aumento en la cantidad no se refleja en la calidad, quizás este aumento en la producción sea un paso necesario para el desarrollo de la ciencia en Ecuador, previo a generar un sistema más maduro con mayor impacto (Loyola, Diniz-Filho y Bini, 2012). Idealmente, el sistema de producción científica en Ecuador debería ir encaminado a conseguir influencia, esto es, producir ciencia que suponga un avance científico y a la vez contribuya a resolver un problema en particular (Donaldson y Cooke, 2014), teniendo los científicos la responsabilidad de ayudar a la sociedad a conseguir un futuro mejor (Fischer, Ritchie y Hanspach, 2012). En este sentido es importante destacar que la Ley Orgánica de Educación Superior de Ecuador (LOES, 2010), en su artículo 107, establece que:
El principio de pertinencia consiste en que la educación superior responda a las expectativas y necesidades de la sociedad, a la planificación nacional, y al régimen de desarrollo, a la prospectiva de desarrollo científico, humanístico y tecnológico mundial, y a la diversidad cultural. Para ello, las instituciones de educación superior articularán su oferta docente, de investigación y actividades de vinculación con la sociedad, a la demanda académica, a las necesidades de desarrollo local, regional y nacional.
Este principio ha sido recogido en la Política de Evaluación Institucional de Universidades y Escuelas Politécnicas en el marco del Sistema de Aseguramiento de la Calidad de la Educación Superior (CACES, 2018), y es de esperar que en el nuevo modelo de evaluación de las IES, los artículos de los investigadores ecuatorianos estén vinculados tanto a la docencia como a la sociedad.
En cuanto al impacto, se ha observado una disminución de la proporción de artículos publicados en el cuartil 1 (Q1), y a su vez un aumento de los artículos en el cuartil 4 (Q4). Este hecho también podría estar ligado tanto a la necesidad por publicar como al “despertar” de la ciencia ecuatoriana, que al ser una ciencia con poca tradición tendrá más dificultades para poder publicar en revistas del alto impacto (Q1) en comparación con países de Europa o Estados Unidos, los cuales tienen una mayor inversión en investigación (Monge-Nájera, 2002). Por estos y otros motivos, los autores e instituciones de un país en vías de desarrollo como Ecuador no deberían ser evaluados bajo el mismo baremo que los países desarrollados con mayor inversión en I+D, esto es, por el factor de impacto de la revista donde el trabajo es publicado. Además, el factor de impacto no sólo ha sido criticado por investigadores de países en vías de desarrollo, sino también por investigadores de los países con mayor producción científica (Wouters et al., 2019). Aunque obviamente hay que incitar a los investigadores ecuatorianos a publicar en revistas bien posicionadas, el impacto de sus investigaciones no debería medirse únicamente por la posición de la revista en la que se publican sus trabajos. Como sugiere Monge-Nájera (2014), una solución podría ser crear un Índice Latinoamericano de Impacto más acorde con la realidad de la ciencia de la región, donde no hay que olvidar que una parte importante de la literatura científica se encuentra en revistas no indexadas en Scopus pero sí incluidas en bases de datos regionales como Latindex, Redalyc o Scielo (Miguel, 2011; Crespo-Gascón, Tortosa y Guerrero-Casado, 2019).
En cuanto al número de citas, no parece haber un incremento en el que reciben los documentos, existiendo oscilaciones interanuales (Figura 1). Hay que tener en cuenta que, aunque los datos están estandarizados por los años que llevan los artículos publicados, el patrón normal de citación hace que los artículos más recientes no tengan tiempo suficiente para ser citados en comparación con los artículos publicados con anterioridad. Otro aspecto a destacar es que el aumento de Ecuador a la contribución de los artículos publicados por países de Latinoamérica y el Caribe ha ido en paralelo con su contribución a las citas que los artículos de esta región reciben (Tabla 1), aunque hay que matizar que de 2007 a 2013 el porcentaje de contribución de las citas de los artículos de Ecuador era mayor que el porcentaje de contribución del número de documentos, siendo muy semejantes ambos porcentajes a partir de 2014. En otras palabras, entre 2007 y 2013 Ecuador contribuía a la región con más citas de lo que le correspondía según los artículos que publicaba, pero a partir de 2014 contribuye de manera muy similar a los documentos y citaciones de los artículos de la región.
Así como la producción científica ha aumentado en el Ecuador, los documentos publicados como conferencias y memorias de congreso también han aumentado, siendo el segundo tipo de documento con mayor número de publicaciones tras el artículo. Esto se debe a que en ciertas áreas de la ciencia las conferencias y memorias de congresos son particularmente importantes, con la misma relevancia que un artículo publicado en revistas científicas (Castillo, 2018). Tal aumento ha sido reportado por Castillo (2018), quien sugiere que este hecho podría deberse a que el reglamento nacional considera como mérito relevante la publicación de artículos en memorias de congresos y por ser una tarea relativamente más fácil que la publicación de artículos científicos en revistas. Según los lineamientos para establecer el nivel de las publicaciones indexadas para el proceso de categorización y recategorización de investigadores (SENESCYT, 2018), las publicaciones en memorias de congresos se establecen en el nivel 2 si están incluidas en la base de datos Scopus, y en nivel 3 si no lo están, quedando al mismo nivel de las revistas indexadas en bases de datos regionales. Además, en el Reglamento de Carrera y Escalafón del Profesor e Investigador del Sistema de Educación Superior (CES, 2012), en su artículo 80, para la determinación de la relevancia y pertinencia de las obras publicadas, considera los trabajos publicados en congresos y seminarios que cuenten con algunos criterios de calidad (ISBN, revisión por pares y comité científico), lo que indica que las comunicaciones en extenso en congreso computan para los concursos de mérito y oposición y para los procesos de promoción interna (escalafón). Sin embargo, según Castillo (2018), para el caso de Ecuador los artículos publicados en Scopus como conferencias reciben menos citas que los artículos convencionales en revistas científicas, lo cual ha sido también demostrado previamente por otros autores (González-Albo y Bordons, 2011; Zhang y Glänzel, 2012). Por lo tanto, este aumento en el número de publicaciones en memorias de congreso podría estar afectando la visibilidad y usabilidad de los artículos de autores ecuatorianos, por lo que sería recomendable que este tipo de publicación tenga menos peso en la normativa nacional. A modo comparativo, según datos obtenidos de Scopus, Perú y Colombia publicaron en 2017 15.4 % y 14.5 % de sus documentos en Scopus como memorias de congresos, frente a 26.6 % de Ecuador.
Otro aspecto evidenciado en este trabajo es el importante aumento del número de artículos con filiación ecuatoriana escritos en español, lo cual podría estar disminuyendo la visibilidad de las publicaciones por el idioma, así como el número de citas que reciben. Se ha demostrado científicamente que los artículos que reciben más citas son aquellos que se encuentran escritos en inglés, por encima de aquellos que se escriben en español (Chinchilla-Rodríguez et al., 2015; Tahamtan, Safipour y Ahamdzadeh, 2016). Por ejemplo, en un reciente estudio, se demostró que en dos revistas españolas de Biblioteconomía y Documentación incluidas en el Journal Citation Reports (JCR) que publican en español, sólo una de cada 10 citas proceden de autores no iberoamericanos (Salvador Oliván, Marco-Cuenca y Arquero-Avilés, 2018). Además, es mucho más difícil publicar un artículo escrito en español en las revistas mejor posicionadas, por lo que el idioma también podría influir en el impacto. Este hecho también podría explicarse por la necesidad de los investigadores por tener artículos publicados para los procesos de acreditación como investigadores y acceso a concursos de méritos y oposición, lo que les podría llevar a escribir en su lengua natal, que resulta en un menor esfuerzo en relación con escribir en idioma inglés. Además, como muchos de los profesores son nóveles investigadores, puede que carezcan de la formación y experiencia necesaria para poder publicar en inglés. En definitiva, el aumento del número de artículos en español podría estar afectando a los tres indicadores (usabilidad, visibilidad e impacto), por lo tanto es recomendable que se establezcan programas formativos para fomentar la escritura de artículos en inglés.
Finalmente, es importante resaltar las limitaciones de este trabajo para comprender correctamente los resultados y sus implicaciones. En primer lugar, este trabajo muestra tendencias generales durante 11 años para el número de citas, idioma, cuartil y tipo de documento; sin embargo, los resultados pueden variar si el análisis de estas variables se realiza de forma independiente por área de conocimiento, ya que según el área en cuestión los resultados podrían ser diferentes a las tendencias generales que mostramos en este trabajo. En segundo lugar, existen muchas relaciones entre indicadores bibliométricos que podrían ayudar a identificar los factores que afectan al impacto de la ciencia de Ecuador, como por ejemplo la relación entre el cuartil y las citas recibidas con el idioma, el número de autores, la colaboración con autores de otros países, las fuentes de financiación o el país de afiliación del primer autor y el autor de correspondencia (Chinchilla-Rodríguez, Miguel y de Moya-Anegón, 2015; Chinchilla-Rodríguez et al., 2015; Castillo y Powell, 2019). A pesar de ello, consideramos que las tendencias generales aquí mostradas pueden servir de marco referencial para conocer la evolución de la producción científica ecuatoriana.
Conclusiones
A pesar del aumento de la producción científica en Ecuador en la última década, en este trabajo hemos demostrado que hay algunos indicadores bibliométricos relacionados con la usabilidad (no hay un incremento aparente del número de citas y hay un aumento de la proporción de documentos como memorias de congresos), impacto (menor proporción de artículos en Q1) y visibilidad (mayor proporción de artículos en español) que podrían estar repercutiendo negativamente. Parte de esta tendencia podría deberse como resultado de la incipiente ciencia que se está desarrollando en el país. Por lo tanto, la cantidad no debería ser el único indicador medible de la producción científica de las instituciones e investigadores ecuatorianos, y otros criterios como el número de citas, la contribución de la ciencia al sector productivo e industrial, la relación de los documentos con la docencia y las necesidades sociales, el establecimiento de redes de investigación nacional e internacional o el fomento de áreas de conocimiento con escasa trayectoria en Ecuador también deberían ser considerados, aunque siempre dentro del contexto en el que se desarrolla la ciencia en Latinoamérica.