“La cresa de la moscarda se alimenta de cadáveres”
El epígrafe del artículo es la primera línea que aparece en la sección informativa de la página en línea del poemario mensual Larvaria. Ahí puede leerse que la cresa se alimenta de manera distinta al adulto, quien “busca flores de las que toma el néctar; esto es lo que justifica que plantas como el aro hediondo gigante o la estapelia, sean capaces de conseguir sus servicios como polinizadores” (2020b). Las características más importantes de la revista Larvaria son su estilo carente de envanecimientos, el uso de un vocabulario tan provocador como desenfadado y el compromiso de entregar un mensaje claro y horizontal a sus lectores. Por ello, no sorprende que la descripción del poemario coincida con la definición que ofrece el sitio Wikipedia en la entrada ʻlarvaʼ. Hay una intención lúdica en presentar un extracto informativo que se asemeja al lenguaje denso y colorido de la poesía, pero que se extrajo de una definición científica, carente de pretensiones literarias. Se trata de un guiño que parece decirnos que la poesía es inasible, pero se encuentra donde menos lo sospechamos.
Este artículo es una mirada descriptiva sobre la revista Larvaria. Su propósito descansa en que hasta el momento no existen estudios sobre la publicación o sobre los poemas que aparecieron en los seis números editados entre agosto de 2018 y julio de 2019.1 El presente estudio se divide en tres partes: la primera dedicada al contexto de la revista; la segunda a su contenido y la tercera al cierre de la publicación. Con frecuencia se hacen alusiones a la página de Facebook del proyecto, pues funcionaba como un espejo de los temas y las inquietudes de la dirección editorial y permitía un canal de comunicación inmediato con el público de la revista.2
El contexto de la revista
La idea original y la dirección editorial fueron de Josahandi Orduña, nacida en Ciudad de México en 1993, quien tenía 24 años en el momento de la primera publicación.3 Orduña creó la revista siendo estudiante de la licenciatura en Lenguas y Literaturas Hispánicas, con el interés de promover la escritura y divulgación de textos que se alejaran de la centralidad de la poesía amorosa como tema de escritura, antologación, producción, distribución y estereotipo de la poesía.4 En sus palabras: “[La poesía] es una forma de habitar la vida y también tiene que ver con una forma de mirar el mundo. Tiene que ver con la sensibilidad, con desarrollarla. Y con sensibilidad no me refiero a lo delicado. En realidad creo que toda condición humana y todo lo que nos rodea es propicio para poder estar en un poema. […]. Eso es lo que a mí me interesa muchísimo: ese ejercicio poético; todo tema tan sublime o tan bajo puede estar ahí” (Solís 2018: 00:07:14-00:08:15).
El poemario se planteó como un esfuerzo por dar voz a otros textos, formatos y temáticas que han resultado marginales o al menos periféricos con respecto al gran tema del amor y el desamor. Por ello, se abordaron otros temas, como el abuso, la maternidad, el dolor, la pobreza, el humor, la religión, las adicciones, la vida en la periferia, el suicidio, los accidentes, el hastío y el placer.
En el proyecto pueden observarse el humor de las publicaciones y la ligereza del léxico utilizado en armonía con la seriedad de las reglas de participación, que eran breves y claras. En todo momento se planteó un diálogo sin jerarquías con los lectores, por lo que las convocatorias se publicaron siempre con un vocabulario llano y directo; por ejemplo, la del séptimo número de Larvaria solicitaba: “No poemas de amor / Ni de viejos lesbianos; Verso libre, poema visual, artefacto literario, verso medido, prosa poética, poema en prosa y cómic poético; Todas las edades / Toda la comunidad hispanohablante; Textos inéditos” (Facebook de Larvaria 2019b: párr. 2).5 Además se añadió que la remuneración sería de $150 MXN y que se entregarían diversos ejemplares a los autores aceptados.6 Asimismo, tanto en la revista como en la página de Facebook del proyecto aparecieron una serie de posturas que iban en contra de lo establecido y lo ortodoxo.7
La publicación se sostenía a través de diversas actividades, como la distribución de los números en distintos puntos de venta, por ejemplo, librerías independientes; además de su presentación y venta en recintos académicos,8 centros penitenciarios,9 bazares,10 pequeñas tiendas,11 ferias de libro,12 preparatorias públicas,13 talleres y eventos académicos.14 De igual modo, la participación de la directora en foros de mujeres editoras y en eventos que reunieron el trabajo de editoriales independientes,15 así como la promoción de la revista, los autores, los textos, los ilustradores y su trabajo en distintas redes sociales permitieron tanto su crecimiento como su difusión.
Como puede analizarse a partir de la lista de espacios donde la revista se distribuyó, algunos de estos se alejan significativamente de los centros donde suelen consumirse los productos literarios que se centran en la poesía. Sin duda las preparatorias nacionales de México tienen programas que cubren aspectos culturales con énfasis en la literatura, sin embargo, los materiales que se comparten con los alumnos no suelen ser poemas de autores vivos, mucho menos que hayan sido escritos por mujeres y hombres jóvenes que los publicaron uno o dos meses antes. Debe destacarse que los esfuerzos por dar a conocer la revista en centros penitenciarios y espacios públicos abrieron un diálogo mucho más horizontal e inclusivo que el que reserva la poesía para lecturas de autores consumados en recintos culturales.
Otro de los soportes capitales del proyecto es que formaba parte de la Red de revistas independientes,16 la cual reunía proyectos como Pez Ciego, Mono Demonio, Ek Chapat, Oajaca, Materia escrita, Catálisis, Escrófula, Gata que ladra y Huraño.17 La red tenía los siguientes fines:
Junto con otras 9 publicaciones de distintas partes de la república, formamos un proyecto literario que brinda espacios para todos aquellos artistas que no han podido publicar su obra debido a los márgenes de las grandes editoriales. El proyecto es enteramente independiente por lo que tenemos la facilidad de publicar cualquier propuesta, por incómoda o experimental que sea, sin miedo a la censura o represión. A lo largo de un año hemos publicado no sólo a escritorxs de Méjico, sino también de Latinoamérica y España. Cualquiera puede colaborar con nosotros, todas nuestras convocatorias son permanentes y con distintas identidades entre sí por cada revista (Aquelarre Feria Cinematográfica 2019: párr. 2-3).18
El propósito de la red era, además, mantener un diálogo entre editores independientes, compartir gastos de distribución y producción sin perder la identidad y la línea editorial de cada revista. Con esto se pretendía dar vida a proyectos que no estuvieran impulsados por recursos federales.19 Para los equipos editoriales era importante que las revistas no se mantuvieran sólo en un espacio digital, como podrían ser blogs o páginas web en donde se sube material literario, sino que se imprimieran y se dieran a conocer físicamente. Por ello, el diseño de cada revista era sustancial para definir su estética a través de imágenes y tipografías para recuperar el valor del objeto (cf. Vargas Sepúlveda 2019: párr. 13).20 La edición de cada maqueta se hacía desde la Ciudad de México, sin embargo, las revistas se elaboraban desde otras localidades, como Chiapas, San Luis Potosí y Guanajuato. Además, de acuerdo con una entrevista que realicé a Orduña, la red permitía generar simultáneamente distintas presentaciones, por ejemplo en Monterrey y en Guadalajara y el acceso a las diferentes revistas era posible dada la cobertura en distintos estados.21
Por otra parte, los editores y sus equipos funcionaban como puntos de venta móviles que distribuían los materiales de manera individual, pues cada revista tenía un costo de venta, no obstante, si se compraban juntas, en paquete, se podían conseguir los números recientes de cada proyecto por un precio menor. De este modo el crecimiento de una revista era beneficioso para el resto de ellas y conviene señalar que no había competencia entre ellas, pues sus identidades y sus propuestas literarias eran distintas.
Otro propósito de la red era mantener un control en la recepción de los textos que enviaban los seguidores, pues el trabajo en conjunto les permitía asegurarse de que no hubiera autores que mandaran la misma obra a diversas revistas, sino que se siguiera la línea temática y de género de la convocatoria de cada una. De este modo, si se detectaba que un autor o autora estaba enviando el mismo texto como respuesta a diversas convocatorias, éste se descartaba. De igual forma, las revistas compartían espacios de promoción, presentación y venta con los editores interesados, lo que multiplicaba el alcance de cada una.
El contenido de Larvaria y su relación con la página de la revista
Tras haber explicado brevemente el contexto de producción de la revista, su intersección con otros proyectos similares, el soporte que supuso la página de Facebook para su crecimiento y los intereses del proyecto, es momento de presentar el contenido de la revista. A continuación se presenta la transcripción de tres poemas: “La coraza de un hombre”, “Aire” y “A mi padre”, los cuales pueden dar cuenta de la línea editorial de la revista y son un reflejo del tipo de publicaciones que aparecieron en el poemario Larvaria. Más adelante se analizarán otros casos:
La coraza de un hombre
Escucha.
La voz de Dios cambia su oleaje ante su hijo muerto.
Se descalabra su palabra entre la roca
y nos sabe a sangre la saliva del océano.
Mira desplomarse hacia un abismo nuestra nada.
Llenarse el cuerpo de miseria
y perecer en la angustia de un gemido.
Siente las suturas reventadas del ocaso.
Las heridas putrefactas del cadáver
La risa olvidada del pez
Escucha la sensación de estar vacío,
La concha que silba es tu casa.
Llévate en la espalda una imagen del mar
para colgarla en tu oficina.
Mira la estúpida concha que llevas contigo.
Escucha la voz de Dios que te dice:
“Este es tu regalo”
y el sudor de tu frente ansioso por la sepultura,
frenético ante la muerte.
Llévate los años, el mar y tu trabajo.
para sentirte seguro
acumulando basura (Arquero 2018: 6).22
Aire
El aire existe
aunque no exista
quien lo nombre aire
no es sencillo decir
eterno
cuando la palabra
muere con nosotros (Ortega 2018: 11).23
A mi padre
Aún a veces me pasa, frente a mi padre,
que siento que debo tapar la uña pintada
y enderezar la mano
y engrosar la voz, desdoblar las piernas
y sentarme derecho.
Y que si me alegra, o duele, el amor entre hombres,
lo debo expresar con calma, casi con indiferencia,
en género neutro,
como si los hombres no amáramos,
como si entre nosotros no nos agarráramos la mano bajo la mesa,
sudando; como si la ausencia del otro
fuera menos fría o menos ausencia.
Me imagino yo que él debe pensar que entre hombres nos queremos a los
golpes,
con el ceño fruncido, casi que con fastidio.
Y quizás algunos sí,
qué sé yo,
pero a mí el amor me quiebra las articulaciones
y mueve mi pelo coquetamente.
Al menos el amor que por mí ya siento (Sáenz 2018: 17).24
Como se ha dicho, el interés de desterrar el amor romántico de las convocatorias de Larvaria se relaciona con abrir el espacio para presentar otras temáticas. Es el caso de los poemas anteriores: el primero trata sobre la angustia del sujeto y de su Dios ante la vida; en el segundo se hace un breve ejercicio metalingüístico y en el tercero se explora la autocensura de la voz lírica que toma conciencia de la forma en que se inhibe ante la figura paterna. En ese sentido la voluntad de abordar otros temas obligó al proyecto a verse a sí mismo y, si bien era necesario desechar definiciones obsoletas sobre la poesía, era imposible no reflexionar sobre el ejercicio de creación. En ese sentido, el ánimo de presentar textos metapoéticos puede hallarse tanto en los medios digitales como en la publicación impresa. Ese tipo de postura puede constatarse en el siguiente ejemplo, “Sociedad civil del poeta tartamudo”, que explora la definición de la poesía a partir de sus rasgos sonoros, una categorización rígida que se cuestiona en un fragmento en el que la voz lírica se pregunta si no hay otras formas de crear, revisar y compartir poemas:
De la misma manera que en todos los talleres de poesía
se pide leer en voz alta
porque al parecer no existe otra manera de medir poesía
[el poema es entonces una sierpe que cambia de piel al ser entonado con
voces de
otros hombres]
y es en ese momento cuando me doy cuenta:
me gustaría crear
mis propios talleres de poesía aunque yo no sepa nada de poesía y ese círculo
condescendiente
no sea más que una excusa para encontrar a mis semejantes
y pedirnos que recitemos nuestra poesía de palabra quebrada
aunque se nos tensen los músculos del cuello,
aunque los dientes asalten con abrupta violencia
nuestra lengua afilada
incluso si sudamos salado gotas de mar
y acto seguido pensemos en la inutilidad
de todo propósito de introducirnos
en entornos capacitistas
tan inútil como insertar una lechuza
de lenguaje endémico
en una ciudad
o, en su defecto,
crear un taller de poesía
[sociedad civil de los tartamudos y cobardes poetas]
donde no se lea en voz alta,
un taller de poesía donde únicamente
seamos piel entretejida de tartamudo poeta
y leernos en silencio
con esa otra voz ajena a la nuestra
[la de los túneles craneales donde
la acústica rebota y fluye en un hilo uniforme
de lenguaje líquido y postizo]
diferente de aquella que borbotea / derrama
y salpica a los otros de gotas saladas de mar
leernos en silencio / anotar / juzgar / corregir los tropos / levantarnos
e irnos de aquel lugar con la cabeza erguida
pero nunca hablar
nunca leer en voz alta
ser / únicamente /
piel entretejida de tartamudo poeta (Galaviz 2019: 4-5).25
A lo largo de las publicaciones puede rastrearse una mirada reflexiva sobre el quehacer poético. A la vez se propone una perspectiva crítica sobre lo que pareciera un mandato social que se sigue con frecuencia en el gremio: que el artista, el escritor y, en particular, el poeta construyan una identidad egoica y prepotente. A través de imágenes y reflexiones cortas se muestran otras posibilidades más amplias en las que pueden encontrar reflejo los escritores que están lejos del reconocimiento social y mediático, que incluso admiten que sus poesías no alcanzan la calidad que les gustaría que tuvieran y que se permiten reír de su condición sin pretender que el hecho de escribir poesía sea una máscara de intelectualidad, de sabiduría, de capacidad de entendimiento de las emociones, de la vida o cualquier otra definición de poeta, definiciones que una y otra vez se desmitifican, se aterrizan y se miran críticamente en el proyecto.
La página virtual hace eco de las preocupaciones que se reflejaron en la revista, por lo que en ella se localizan imágenes que subrayan la postura antiacadémica, anticanon y antipatriarcal del proyecto. Un ejemplo son los memes26 que se publicaron en la página a lo largo de la vida de la revista. Con frecuencia, la reflexión se centra en que escribir poesía no implica haber alcanzado un estado de perfección o de obra terminada. Esta noción se discute a través de imágenes que muestran, por ejemplo, la lucha interna del poeta entre sus habilidades y sus capacidades.27
En ese sentido, otro ejemplo que se compartió en las redes de la revista, es el de las burlas a escritores y obras consagrados, que implican la intervención de portadas de libros clásicos o la publicación de carteles con el rostro de autores reconocidos en donde se separa a figuras como Reinaldo Arenas, Clarice Lispector y Juan Rulfo de escritores como Octavio Paz, Carlos Fuentes y Mario Vargas Llosa, a quienes se considera sobrevalorados.28 En entrevista Orduña señalaba la necesidad de repensar las obras de estos escritores: “Las larvas no sólo son las de las frutas y las mariposas. También son aquellas que descomponen la carne [...]. Una vez que se está descomponiendo a ciertos escritores que quizá ya no dicen tantas cosas en nuestra época, pero que, si los actualizamos, de cierto modo entonces pueden funcionar de forma distinta” (Solís 2018: 00:14:52-00:15:15).29
En otros casos se compartieron imágenes que cuestionaban ciertos clichés sobre la poesía, como que su temática se refiere siempre al amor, que es un esfuerzo del intelecto, que es imprescindible que presente rimas, que se escribe en un tono afectado o que es difícil de entender. La búsqueda de otras perspectivas no siempre se hace a través del humor, pues son frecuentes las reflexiones sobre la escritura y la lectura de poemas.
Otro de los rasgos distintivos de la revista fue dar voz a diversas denuncias e ir en contracorriente al otorgamiento de premios a autores plagiarios o cuyos textos encumbraran temáticas pedófilas o machistas. Se denunció también a los escritores que fungieron como jurado en los concursos nacionales que premiaron temáticas patriarcales o poemas que normalizaban el uso de la palabra feminazi, por ejemplo. Pongamos por caso la publicación del 14 de septiembre de 2019 en la que se dio seguimiento a la denuncia del poema “Lote baldío”, de Eric Roacho, que contenía ese tipo de temáticas y que fue premiado por la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez (Facebook de Larvaria 2019a: párr. 1).
En el siguiente ejemplo, compartido en la página el 25 de mayo de 2020, se puede ver otro caso de denuncia, esta vez en contra del poemario de Juan Gustavo Cobo Borda, publicado por la colección Material de lectura de la UNAM. Específicamente es sobre una serie titulada “Consejos para sobrevivir”. En la página apareció la siguiente leyenda precediendo al poema: “Señor, la poesía es como una violación? Qué perro asco entonces ser poeta, hacer poesía” (Facebook de Larvaria 2020c: párr. 2). El texto al que se refiere se transcribe a continuación:
Como un marido débil que siente
en la voraz rumia de los días
la vida abandonándolo y golpea
a la esposa con los puños
la patea en el piso
y quitándose el cinturón la azota
para llorar luego
en el gemido abyecto
que presagia un coito apresurado
ensuciando las palabras más tiernas
con esa boca que tiembla
lamiendo la sal del perdón
así la poesía (Cobo Borda 2013: 12).
El profundo rechazo a este tipo de publicaciones puede identificarse en la repetición de la frase “viejos lesbianos” con la que, desde la página, la directora, los lectores y los participantes de la revista se refieren a los escritores consagrados que perpetúan temáticas supuestamente amorosas, pero que, más bien, promueven el patriarcado, el abuso y el sometimiento.30 La normalización de la violencia en la poesía se ha escudado en que se realiza a través de tropos, metáforas y descripciones inmersas en un lenguaje de gran calidad literaria. Esto ha permitido que sigan existiendo círculos de escritores, editores y lectores que aceptan conductas de violencia sexual, psicológica, física y verbal dentro y fuera de la literatura.
El proyecto aboga por presentar otros temas que no perpetúen modelos de esa naturaleza y plantea que es necesario tomar acciones a través de, por ejemplo, pequeñas intervenciones digitales para contrarrestar ese tipo de poemas que se han quedado fijos en antologías, libros de texto y en el recuerdo de miles de personas que han aprendido una definición estrecha sobre los alcances de la poesía. Tómese como ejemplo lo que se hizo con el icónico primer verso del poema XV de Neruda, “Me gustas cuando callas porque estás como ausente” (2002: 35). El 8 de marzo de 2020 se ofreció en la página de Larvaria la fotografía de un cartel expuesto en una marcha por el día de la mujer realizada ese mismo año en Valparaíso, Chile, en el que se expresa: “Neruda, cállate tú”.
El término viejos lesbianos se asocia también con la creencia de que el poeta es un hombre al que las mujeres desean sexualmente y al que, por la supuesta grandiosidad de su creación literaria, le deben adoración, lo cual implica consentir cualquier acercamiento romántico o sexual. En una publicación del 4 de enero de 2020 se discute un verso de César Calvo, quien señaló que: “La poesía debe ser de todos, y el poeta ― de todas”.31 Con el propósito de exhibir esa manera de definir la poesía, ese tipo de poemas y las implicaciones de que se les haya dado espacio durante tantos años, se publican muchas imágenes y memes en la página, como el que apareció el 20 de mayo de 2021, en el que se aprovecha una caricatura en la que un personaje abre la puerta del coche que está manejando para que un niño se suba. A la caricatura se le agregaron las palabras: “Sube, escapemos del canon literario” (Facebook de Larvaria 2021b).
La intención de la revista y de la página no es simplista, es decir, el proyecto no se limita a desacreditar a todos los escritores. No se trata de un proceso de descalificación, sino de un cuestionamiento profundo, pues con frecuencia en la página se compartieron contenidos de Alejandra Pizarnik, José Revueltas, Ernesto Cardenal y Carlos Drummond de Andrade, entre otros. A la par de mostrar admiración por sus obras, no se negó la posibilidad de compararlos con artistas pop de los siglos XX y XXI y de permitir burlas a ciertas facetas de sus obras, aunque también se compartieron fragmentos de sus poemas que tuvieron gran aceptación entre el público que seguía la página. Ni la reverencia ni el desagrado se dieron por sentado; la única propuesta fue mantener el espíritu de la duda como el filtro adecuado para escribir y leer poesía. Incluso, a lo largo del tiempo hubo discusiones sobre uno de los postulados más fundamentales de la revista: la negación a incluir poesía de amor romántico, lo cual puede verse en la siguiente publicación: “Cuando leímos ʻCanto a un amor desaparecidoʼ de Raúl Zurita, cambió todo nuestro modo de mirar la poesía amorosa. Seguimos repensando Larvaria” (Facebook de Larvaria 2019c: párr. 1-2).
Sin duda, otro aspecto que se aborda en la revista es el encumbramiento de la figura del poeta y la marginación de las mujeres poetas en la mayoría de las revistas literarias. Abolir lo que se ha establecido como normal en el ámbito de la literatura requiere pasos certeros. En Larvaria hay un equilibrio en la inclusión y en la publicación de mujeres que va desde la dirección editorial hasta las ilustraciones, la publicación y la venta. Esto puede constatarse en el catálogo de textos de la revista, donde hay 35 poemas escritos por mujeres y 38 por hombres.32
Otra temática fundamental del proyecto es la lucha por los derechos universales, por lo que tanto en los poemas como en la página se dio voz a las luchas raciales, de género y de clase, como puede verse en los siguientes dos ejemplos: en el primero, en la página de Facebook de Larvaria, se consignó un fragmento de la novela francesa Le grand cahier de 1986, donde se trastoca la perspectiva de los héroes de guerra:
Un hombre dice: ―Tú, cierra el pico. Las mujeres no han visto nada de la guerra. La mujer dice: ―¿Que no hemos visto nada? ¡Imbécil! Nosotras hacemos todo el trabajo, tenemos todas las preocupaciones: alimentar a los niños, cuidar a los heridos… Ustedes, una vez acaba la guerra, son todos unos héroes. Muertos: héroes. Supervivientes: héroes. Mutilados: héroes. Y por eso han inventado la guerra ustedes, los hombres. Es su guerra. Ustedes la han querido; ¡háganla pues, héroes de mierda! (García 2020: párr. 1).33
El segundo ejemplo es una imagen, donde puede verse un diálogo que se establece a partir de la reelaboración del fragmento más conocido del poema “Espantapájaros” de Oliverio Girondo, publicado en 1932, seguido de un comentario en el que se reconoce el juego por parte de un seguidor de la página. La publicación original de Kika Ortega, compartida el 9 de junio de 2020 por Larvaria, dice: “Si no sabes volar tienes conciencia de clase, pierdes el tiempo conmigo” (2020d). Un usuario de la página de la revista respondió: “Oliverio Girondo remasterizado”. Este tipo de miradas que rompen el discurso conocido es muy frecuente en el proyecto.34
Como se ha señalado, en las propuestas estéticas y lingüísticas del poemario puede encontrarse un ánimo de ir en contra de lo establecido y de cuestionar los moldes rígidos, tanto a través del lenguaje de la revista como del de los poemas y textos que se aceptaron.35 Un ejemplo de este ejercicio es que se mantienen las j en palabras como Méjico o Oajaca como una cuestión de identidad, no sólo a la manera de Juan Ramón Jiménez o de Gabriel García Márquez, que lo pensaron como una cuestión de simplificación de reglas ortográficas que consideraban elitistas y pedantes (cf. Jiménez y Sánchez 2012: 197), pues no se hace con todas las palabras sino únicamente con los topónimos.
Otro rasgo del modo antisistema de la revista es que se promovió la publicación de “verso libre, poema visual, artefacto literario, verso medido, prosa poética, poema en prosa y cómic poético” (Facebook de Larvaria 2019b: párr. 2). La ruptura más simple que se gestó desde las vanguardias de principios del XX y que se mantiene en la revista es la de aceptar el verso libre, que puede encontrarse, por ejemplo, en el siguiente poema:
Arte rupestre
“Lo intuyeron los bisabuelos de tus bisabuelos”
Gabriel Chávez Casazola
Mordí el pan de levadura con higos
que llevó tía Sara a la casa de mi abuela,
y vino a mí este pensamiento:
Los antiguos descubrieron la forma de parar el tiempo ahuyentando el agua.
El grano unido a su planta está lleno de jugo. Ellos lo apartaron y lo secaron
al sol y al viento.
Y tras secarlo al sol y al viento lo molieron todavía, para que el aire y la luz se
llevaran las últimas moléculas.
Y no existía entonces la palabra molécula.
Así salvaban al grano de las horas que se acumulan en su humedad.
Los cereales molidos solo descansan y esperan, mientras el viento rehace
sus dunas todos los días. Les da lo mismo una semana que un lustro, porque
duermen sin soñar como la leña estivada.
A diario, mis ancestros despertaban un puño de harina proporcional a su
hambre. La revivían mojándola, una vez más, con miel, con huevo, con aceite,
con jugo de frutas. De esta forma, el clan convocaba al tiempo, y el grano se
reintegraba al ciclo mediante el pan.
Y pensé que el agua era buena, pero ¿cómo comprender entonces el diluvio
universal, los tsunamis, el fenómeno del Niño, y la hidrocefalia?
Solo si se cumple el siguiente juicio: quien obra el milagro de la vida obra al
mismo tiempo el milagro de la muerte.
Una persona se suspende simultáneamente en el líquido amniótico y en el
fondo del mar, porque los setenta años que separan estas dos suspensiones
no son nada si se miran desde la eternidad del agua.
En todo esto pensé
mientras comía pan de levadura con higos
en la lluviosa casa de mi abuela (Castillo 2018b: 9).36
Sería extrañísimo que una revista surgida en 2018 no aceptara contribuciones en verso libre, sin embargo, menciono ese rasgo como el punto de partida del continuo rompimiento con lo establecido. En una entrevista Josahandi Orduña señaló que la propuesta poética de la revista era muy abierta y que no se limitaba a ciertas formas (cf. Solís 2018: 00:16:46-00:16:55), por ello, en las convocatorias se señala que se aceptan muchas otras formas de poesía, por ejemplo los textos escritos a manera de crucigramas o sopas de letras que pueden localizarse, en particular, en el tercer número de la revista.37 Éstos pueden relacionarse con los juegos poéticos de algunas de las vanguardias tardías, como el Concretismo. No sugiero que la revista fuera un homenaje a esos movimientos, pues no es su enfoque, sin embargo, sí se sigue una línea ideológica y visual38 que revela una preocupación por expandir la definición de la poesía y por eliminar las nociones de que el verso rimado, medido y de temática amorosa es el único capaz de conmover o de ser considerado poético.
Otra ruptura que propone la revista es que se concibió como un espacio para leer experimentaciones de poemas escritos con lenguaje inclusivo, como ocurre en el poema “De la razón más un pretexto”, que en un fragmento dice:
No obstante, las transgresiones no ocurren sólo en lo que se refiere a la forma, sino también en el fondo de los poemas, por ejemplo, a partir de la recuperación de temas, personajes e imágenes católicos que se despojan de su sentido sagrado. Pongo por caso el verso “¿Cuál será el truco para ser la amada costilla de Adán?” (Cano 2018: 5) o bien este segundo ejemplo en el que posiblemente se recuperan dos símbolos de Cristo: la cruz y el pelícano:40
No pude reunir a mi familia. Y sin embargo, por el poder que me confieren las palabras, que son las ideas, que son los objetos, tiro mi cruz de fracaso al mar y sobre su madera flotante me siento a ver pelícanos (Castillo 2018a: 3).41
Encontramos otras recuperaciones de frases católicas que se aprovechan en los siguientes versos, aunque con un sentido que no mantiene el carácter religioso: “Yo sé que no me escuchas en tu código binario / pero una palabra tuya bastará para sanar mi alma” (Cid 2018: 8).42 De manera similar ocurre en el verso que aparece en la contraportada del primer número de la revista: “Gusanos serán tu cama y gusanos te cubrirán” (Larvaria 2018) que parece un eco de la sentencia bíblica “polvo eres y en polvo te convertirás”.43
Los ejemplos que aparecen a continuación revelan el uso de figuras bíblicas con un sentido de franca transgresión, por ejemplo, en el verso “No quieren saber que el Reino de los Cielos también es ilusorio” (Castillo 2018a: 3). O bien en el siguiente fragmento, en el que se ofrece una mirada distinta sobre la historia del ángel caído:
del alma rota de Satán. En un ataque de ansiedad, Dios incluso sacrificó a su hijo, como un sangriento ritual de amor para que regrese su creatura más bella (Palacios 2018: 10).44[...] Cada persona es una parte
Considérense, por último, dos fragmentos que proponen una profunda ruptura temática. El primero pertenece al poema “Menorrea”, que retoma las palabras del rito eucarístico, y el segundo, “She is Lupe”, alude a la imagen de la divinidad católica, pero no sólo la reelabora, sino que la interpela en busca de respuestas a la situación de violencia feminicida que se vive en nuestro país.45
Tomen, pero no beban todos de ella
que esta es la sangre de mi cuerpo
Sangre derramada por mí,
No por él, no por nosotros.
Sangre de la alianza,
Y la perpetua condena,
No del costado,
Pero que, en sus lapsos de presencia,
Con el mismo ardor aqueja.
Sangre inmaculada,
Preciosa mensajera
De ausencia de vida
Inhibiendo de penas
Encomendada a la mujer,
Para nacer, brotar y correr entre sus piernas (Torre Solís 2019: 11).46
Para de esperar Lupita,
súbete la falda y báilame un swing.
Muéstranos tus divinas piernas morenas,
Lupita, baja un momento,
nos duele el cuello de verte tan alto.
¿Los asesinos de mujeres veneran a la virgen de Guadalupe?
Lupe, aparece una vez más,
aparece de una vez por todas,
por todas aquellas muertas, violadas y desaparecidas.
por todas aquellas muertas, violadas y desaparecidas.
por todas aquellas muertas, violadas y desaparecidas.
Baja y cuéntales a todos tus fieles, que también eres mujer (González 2018: 7).47
Como puede apreciarse, la revista estaba en crecimiento, los temas que se han venido explorando se habían afianzado entre la comunidad que mostraba gran interés en la participación en las convocatorias, ya fuera para enviar materiales o para leerlos en los nuevos números, sin embargo, la última convocatoria se publicó el 1° de octubre de 2019 y no se realizaron más números.
El cierre de la revista
En noviembre de 2019 se comunicaron algunos cambios en el siguiente mensaje: “Como saben, Larvaria está reestructurando sus mecanismos de funcionamiento. La convocatoria para el próximo número cierra el 10 de noviembre. Pondremos a la venta con precio especial los paquetes de la última entrega y los de la pasada. Con lo recaudado saldrá el número siguiente. Para enterarse del rumbo de las otras revistas que conformaban esta red, visiten sus páginas” (Facebook de Larvaria 2019d: párr. 1-2).
Este cierre abrupto y temprano se debió a una serie de acusaciones y cuestionamientos que debilitaron las direcciones editoriales de las revistas de la red y que, a la larga, implicaron la disolución de los equipos de trabajo y de los procesos editoriales. Explicaré brevemente la situación sin publicar los nombres de los involucrados, pues lo que me interesa resaltar es el trabajo que se llevó a cabo durante un año de existencia y subrayar que el cierre se debió a problemas circunstanciales y no internos.
El derrumbe de la red ocurrió a partir de una serie de denuncias relacionadas con el movimiento #MeToo.48 A nivel global, en diversas páginas relacionadas con universidades públicas y privadas se realizaron denuncias en contra de profesores, alumnos y personal que habían agredido sexualmente a integrantes de las comunidades educativas. En un principio, a partir de las denuncias hechas en México, desde la red se hizo una revisión de los escritores que habían sido aceptados en las convocatorias anteriores y de los que se encontraban en vías de publicación para analizar particularmente cada caso y tomar las acciones necesarias en caso de que hubieran sido denunciados.
La estrategia se complicó cuando los señalamientos tocaron a miembros de los equipos editoriales de la red, lo que inició una compleja trama de acusaciones.49 Una de las razones por las que la red no pudo continuar su trabajo es que el público que había seguido las críticas contra premios a autores que utilizaban temáticas violentas manifestó su repudio a los editores señalados por acoso, abuso y violación. Algunos exigieron destituciones y, aunque el primer involucrado aceptó las acusaciones y se comprometió a revisar sus conductas, sus palabras no fueron suficientes para mantener el funcionamiento del trabajo colaborativo ante las denuncias que recibieron otros editores y encargados de la red.
Algunos miembros de la red abandonaron el proyecto sin dar explicaciones; otros se separaron ofreciendo su postura en diversos medios de comunicación;50 otros más guardaron silencio y desaparecieron al ser acusados, mientras que parte del público y de la red insultaron a quienes tenían relación con los acusados, aunque ellos no aparecieran en ninguna denuncia. Se les presionó de manera personal y por medio de redes sociales para que se deslindaran de toda relación con el involucrado; sin embargo, a pesar de haberlo hecho en el ámbito laboral de las revistas, fue insuficiente. Lo que tendría que haber sido una decisión personal se convirtió en una decisión mediatizada que les exigía abandonar todo vínculo. Sin duda, el desgaste fue fatal para los involucrados y fue imposible seguir con las publicaciones.
Josahandi Orduña, directora de Larvaria, declaró que el número más reciente sería el último, colocó en línea las seis publicaciones disponibles para descarga gratuita y mantuvo la página de Facebook que continúa hasta el momento como un escaparate de ejercicios de reflexión y discusión de temas literarios y sociales, pero sin la publicación impresa ni digital de más textos.
Más allá de la desafortunada anécdota, me parece que hay mucho que aprender sobre la forma en que el despertar de la conciencia social cobra, a veces, la vida de sus productos. Quizás la revista cargó desde su nacimiento y a causa de su nombre el presagio de la muerte; quizás en el perdón a su existencia marginal, breve y polémica se conjugó la penitencia de morir de los males que buscaba combatir. El mensaje de despedida en el que se anuncia el fin de la revista, así como la publicación digital y gratuita de los números, señala: “La cresa de la moscarda se alimenta de cadáveres. Como responsable de esta revista, he decidido liberar todos los números para su consulta en PDF. Gracias a las personas que en algún momento depositaron su confianza en este proyecto. Hicimos tantas cosas y llegamos más lejos de lo que pudimos imaginar. Que la muerte sea benigna para todos” (Facebook de Larvaria 2020b: párr. 1-3).
Pareciera que el diálogo abierto y la discusión franca ahogaron a la revista y a la red; que un año intenso de trabajo editorial no significa que una revista de estas características pueda llevarse a cabo de manera independiente; que los problemas personales tienen más fuerza que el deseo de creación artística; que militar activamente en cualquier movimiento distancia a sus miembros cuando irremediablemente aparece un punto de discrepancia. Todos estos se erigen como argumentos contundentes que desanimarían de emprender un proyecto de este tipo, sin embargo, creo que la breve vida de Larvaria es un testimonio de lo contrario. Constituye, más bien, un ejemplo de que se pueden generar revistas literarias exclusivamente de poesía y recibir atención, aceptación y lectura de un público muy joven, plural y atento a las emociones que le produce un texto que no se coloca en el altar de los autores consagrados, sino de quienes comparten su modo de escribir, sus intereses, y que añaden elementos a su visión del mundo.
Otro aspecto fundamental es que la dirección de revistas literarias no tiene que ser un campo reservado para hombres con una larga trayectoria de escritura, de edición o de gestión cultural, sino que las mujeres jóvenes pueden tomar las riendas de la edición, publicación y distribución de un producto literario. Asimismo, al revisar los 76 poemas difundidos en Larvaria puede notarse que se cumple exitosamente con la intención de lograr un equilibrio en el número de poetas publicadas.
Por otra parte, Larvaria y el resto de las revistas de la red demostraron que no es necesario que los proyectos literarios sean auspiciados, promovidos ni soportados económicamente por grandes editoriales ni por partidas gubernamentales, sino que los esfuerzos comunes y comunitarios pueden permitir la existencia de nueve revistas y la publicación de más de 300 autores en el lapso de un año, pagar por las publicaciones y mantener un costo accesible.
Además, el proyecto permitió que la Ciudad de México no fuera el único germen de existencia de revistas, sino que fue posible democratizar la creación y la recepción en términos geográficos. Ahora bien, en términos sociales se extendió el tejido de lectores y escritores de poesía hacia aquellos que no están en las bibliotecas y en los cafés universitarios, sino en los patios de las preparatorias nacionales, en los centros penitenciarios y en pequeños espacios de intercambio, así como a quienes no sólo viven en el centro de las ciudades, sino en las periferias. Se manifiesta que es posible hablar sobre poesía, crearla y leerla más allá de las comunidades universitarias, pues lejos de lo que se podría suponer, puede tener una excelente recepción en personas jóvenes que están interesadas en leer sobre lo que les apasiona, lo cual no necesariamente tiene que publicarse marginalmente en blogs ni mucho menos aparecer en revistas prestigiosas, curadas por personas muy alejadas de la edad, contexto e intereses del público de Larvaria o en antologías de autores consagrados que pueden consultarse en línea.
Cierro el artículo con una vuelta al origen del proyecto y a su simbolismo. Larvaria planteó su postura desde su nombre: una mirada joven, nueva, en construcción. La fuente de la que la dirección editorial tomó la definición del nombre señala que “las larvas difieren siempre muy significativamente de los adultos, en aspectos como tamaño, forma externa, e incluso anatomía interna y fisiología (desarrollo de sus funciones)” (Wikipedia 2020). Se trata de una fase distinta a la de la forma definitiva del insecto. Tal vez por eso la revista estaba condenada a una vida corta; llegar a la fase adulta quizás implicaría haber traicionado sus principios. La metáfora del nombre puede extenderse para comprender incluso su funcionamiento independiente y autogestivo, pues hay diferencias con las formas adultas en cuanto a su hábitat y sus recursos. El innegable vínculo de la muerte con la vida, de la creación con la destrucción y de la efervescencia y la denuncia, ejes del poemario Larvaria, cobraron muy pronto su vida. Quedan los poemas impresos, queda la página en funcionamiento, queda el testimonio de lo que puede lograrse con recursos comunitarios y quedan, seguramente, pequeñas larvas literarias madurando para que surjan otros proyectos. Sirva este artículo para invitar a conocerlos.