Introducción
En la revisión de la literatura se han encontrado resultados que dan cuenta de la insuficiente consolidación del marco normativo institucional relacionado con las actividades de colaboración entre las instituciones de educación superior (IES) y el sector productivo (empresas) en Baja California (Cabrera-Flores, López-Leyva y Serrano, 2017; Carro, 2004; García-Galván, 2018a; Montes, 2002); así como de otros que destacan la situación crítica en lo que respecta a la asignación de los recursos públicos a las IES (Bajo, 2006; Calderón-Martínez y Pérez-Hernández, 2016).
Con base en estos antecedentes se sustenta la importancia de realizar un estudio que contribuya a subsanar la poca comprensión de las condiciones regionales generales en las que se lleva a cabo la colaboración academia1-empresa en Baja California, debida a la reducida colaboración entre las universidades y los centros públicos de investigación (CPI) con el sector productivo, situación que incide en la insuficiencia de capacidades de innovación a nivel regional (Bajo, 2006; García-Galván, 2013; 2018a), pero a la vez resulta un área de oportunidad para la generación de recursos propios por parte de la academia.
Por otro lado, esta disertación se enmarca en los estudios de las instituciones, las organizaciones y la cooperación tecnocientífica, que pueden identificarse dentro de las discusiones del institucionalismo contemporáneo integrado (Gandlgruber, 2007; García-Galván, 2012, 2018b; Taboada, 2004). Por ejemplo, García-Galván (2012) destaca que la cooperación universidad-empresa puede verse como una forma de coordinación económica híbrida y, posteriormente (García-Galván, 2018b), reconoce que esa misma coordinación híbrida puede entenderse como una institución para propiciar el desarrollo regional.
Debido a que los profesores-investigadores son actores principales en los procesos de colaboración de la academia con el entorno regional (López-Leyva, 2002, 2005; León, López-Leyva y Sandoval, 2009; Cabrera-Flores et al., 2017; García-Galván, Cabrera-Flores y McAnally, 2018), es importante conocer ¿cuál es su percepción sobre las IES de Baja California en lo relativo a la cooperación tecnocientífica2 academia-empresas? En consecuencia, el objetivo de este estudio es conocer la percepción de los profesores-investigadores de las IES de Baja California sobre la cooperación tecnocientífica IES-empresas.
El documento está integrado por cuatro secciones. De inicio se presenta la revisión de la literatura que incluye un panorama teórico-empírico de la colaboración academia-industria en general, y de los estudios realizados para el caso de Baja California. En el segundo apartado se explicita la estrategia metodológica y en el tercero se despliegan y discuten los resultados derivados de la encuesta, para finalmente presentar las conclusiones.
Panorama teórico-empírico
En las últimas décadas, en el ámbito académico han sucedido cambios importantes en las universidades de todo el mundo. A esto se le ha llamado Segunda Revolución Académica (Etzkowitz et al., 2000; Etzkowitz, 2003; García-Galván, 2012). Según Antonelli (2008), dichos cambios pueden integrarse en lo que él denomina modelo de la universidad profesional, en el cual el empleo de investigadores al interior de las universidades tiene carácter de no-exclusivo; es decir, que los académicos pueden realizar actividades fuera de las mismas, y a esto hay que sumar la importante entrada a los mercados de servicios profesionales por parte de las universidades. En estas condiciones, las recompensas (monetarias y jerárquicas) ofrecidas a los investigadores deberían ser consideradas como incentivos suficientes para la generación y diseminación de nuevo conocimiento.
La universidad profesional que discute Antonelli es parte de la nueva dinámica de la producción del conocimiento, y en esta dinámica la generación y diseminación del conocimiento no pueden gestionarse como se haría en una organización convencional (empresa o ente gubernamental).
El trabajo de investigación científica no puede monitorearse y evaluarse como se haría con el resto de las mercancías producidas. Sin embargo, las funciones y actividades de los académicos tienen que demostrar su relevancia para el desarrollo regional.3 Es por esto que la gestión de la producción del conocimiento se rige con reglas y criterios propios (Dasgupta y David, 1994; Foray, 2004; Gibbons et al., 1997; Latour, 1992).
En la actualidad, las características de las organizaciones del conocimiento han llevado a la generación de una amplia oferta de servicios de investigación, que incluye tanto la de los investigadores individuales como la de sus centros académicos. Por el lado de la demanda, las empresas han comenzado a sustituir o a complementar sus actividades de investigación internas con la competencia científica que pueden adquirir al contratar en forma directa a investigadores o de manera indirecta mediante contratos con las universidades. Específicamente, la oferta de servicios de investigación por parte de la academia proporciona a las empresas, principalmente a las pequeñas, la oportunidad de financiar actividades de investigación que no podrían costear de otra manera4 (Antonelli, 2008; García-Galván, 2012; Gibbons et al., 1997).
Sin embargo, Antonelli (2008) reconoce que la diseminación del conocimiento entre los investigadores y el sector productivo parece ser especialmente pobre, y que las publicaciones científicas no son mecanismos efectivos de diseminación de la información que podría ser utilizada en el desarrollo e implementación de conocimiento tecnológico. Asimismo, señala que la política pública puede ser el componente clave de un proceso dinámico en el que se integren las universidades y las empresas, a pesar de sus respectivas misiones. Estos argumentos se corresponden con resultados de investigaciones regionales, como las de Bajo (2006), Cabrera-Flores et al. (2017), García-Galván (2018a), García-Galván et al. (2018), León et al. (2009), López-Leyva (2002), y Romero (2007), que se pueden sintetizar en los siguientes puntos:
La mayor parte del conocimiento producido en las IES no conlleva una finalidad propiamente aplicada. Tampoco implica desarrollos tecnológicos genuinos; de este modo, el grueso de la colaboración academia-industria (convenios signados) sólo compromete conocimiento difundido, divulgado y compartido con los estudiantes de pregrado.
Parece haber un abismo entre el conocimiento avanzado que se discute, se recombina y se genera en la academia, con las necesidades reales de una industria comandada básicamente por empresas manufactureras, maquiladoras y de servicios, que no demandan innovaciones tecnológicas disruptivas. En consecuencia, no logra superarse la visión ofertista sobre el conocimiento que se tiene en las IES.
Las modalidades de colaboración tecnocientífica academia-industria que realmente implicarían actividades intensivas en conocimiento avanzado, como el licenciamiento de patentes, las consultorías y asesorías tecnológicas, y los desarrollos tecnológicos conjuntos, continúan siendo marginales.
Pese a los discursos nutridos de funcionarios del gobierno, de las IES y de las asociaciones empresariales en pro de una ampliación e intensificación de la colaboración academia-empresa, la realidad es que no existen políticas públicas claras que fomenten, en forma deliberada, y mediante objetivos y estrategias adecuadas, diversas acciones, programas y proyectos específicos en lo relativo a la cooperación tecnocientífica entre estos dos actores.
Por su parte, Calderón-Martínez y Pérez-Hernández (2016) destacan que la generación y distribución del conocimiento son de gran importancia para producir riqueza, y aseguran que la innovación forma parte de la estrategia, tanto de empresas como de países, para impulsar el crecimiento y desarrollo de la sociedad. En consecuencia, las IES adquieren un papel relevante que rebasa sus dos misiones iniciales: docencia e investigación, ya que cada vez son mayores las presiones -internas y externas- sobre dichas organizaciones del conocimiento, para que den respuesta a las necesidades de su entorno (Arocena y Sutz, 2010; Cabrera-Flores et al., 2017; Etzkowitz, 2003; Etzkowitz et al., 2000; García-Galván, 2012, 2013, 2018a; León et al., 2009; Romero, 2007).
Aunque sea de manera gradual, en el ámbito internacional, la academia ha solventado dichos requerimientos mediante lo que se ha dado en llamar “tercera misión de la universidad”; es decir, la comercialización del conocimiento. De este modo, cabe resaltar la relación entre la universidad y el sector industrial, en la cual la transferencia de conocimiento se realiza por distintas vías, entre ellas, los contratos conjuntos de investigación, la creación de spin-offs y el registro y licenciamiento de patentes. Sin embargo, en América Latina las IES aún se encuentran en una fase incipiente respecto a la colaboración con el sector productivo (Arocena y Sutz, 2010; Calderón-Martínez y Pérez-Hernández, 2016; Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), 2010; De Fuentes y Dutrénit, 2012; García-Galván, 2015).
En otro sentido, la noción ampliada de sistema de innovación5 incluye tanto a las organizaciones involucradas en el proceso de innovación, como al conjunto de normas formales y no formales que lo regulan (Suárez y Erbes, 2016). Este conjunto de normas constituye las instituciones relativas al sistema de innovación. A decir de Rojo, Guzmán y Llamas dichas instituciones “tienen un carácter jurídico-normativo de contexto, establecen las reglas del juego innovador; reducen la incertidumbre, proveen información a los agentes, permiten el manejo de los conflictos y la cooperación” (Rojo, Guzmán y Llamas, 2016: 84). Asimismo, estos autores citan las normas, leyes de patentes (u otros derechos de propiedad intelectual), normas culturales, reglas sociales y estándares técnicos como las instituciones más relevantes en un sistema de innovación.
En paralelo, las organizaciones6 que interactúan en un sistema de innovación pueden ser clasificadas según su propósito: las universidades e instituciones de investigación tienen como fin la producción de conocimiento; los parques científicos deben producir, transferir y difundir conocimiento, y las oficinas de patentes deben regular el uso de conocimiento. Las instancias gubernamentales son otros actores relevantes del sistema de innovación (Rojo, Guzmán y Llamas, 2016).
En un contexto más próximo; es decir, en el ámbito nacional, los estudios empíricos de mayor relevancia incluyen las aportaciones de De Fuentes y Dutrénit (2012), quienes identifican tres etapas de los procesos de colaboración academia-industria: la primera es la de los impulsos (o razones), la segunda es la de los canales de interacción y la tercera la de los beneficios percibidos. En particular, se enfocan en establecer una conexión entre los beneficios de las empresas derivados de la interacción con los investigadores. Algunos de sus resultados sugieren que las políticas públicas deberían enfocarse en apoyar a aquellos investigadores que tienen grado de doctor en áreas clave, como medicina y ciencias de la salud, lo cual también es importante para estimular el patentamiento dentro del esquema de colaboración entre las organizaciones del conocimiento y la industria, con especial definición de la propiedad de la patente.
En la investigación de Cabrera-Flores et al. (2017), enfocada en Baja California, se expone la función de las comunidades científicas en la innovación regional, destacando que la búsqueda de la excelencia científica y de la pertinencia socioeconómica de su productividad son aspectos relevantes. Asimismo, destacan que ciertas condiciones, tanto sociales y culturales, como institucionales y relacionales, pueden favorecer el desarrollo de polos de conocimiento e innovación. Sin embargo, los autores reconocen que puede existir una gran brecha entre la generación de conocimiento científico y su concreción en productos y procesos tecnológicos. En este sentido, ellos aluden a la alta densidad de científicos en Ensenada-Baja California y al pobre desempeño innovativo de la industria.
Cabrera-Flores et al. (2017) también reconocen que aunque en México existen algunas investigaciones que abordan el estudio de la colaboración de las IES desde la percepción del sector académico, los estudios que recuperan la opinión de los investigadores son escasos. Entre sus hallazgos destacan que Ensenada es una ciudad que cuenta con comunidades científicas consolidadas a nivel nacional e internacional, pero que, los investigadores participantes dan cuenta de una interacción limitada con actores diferentes a los académicos, por ejemplo, las empresas. En consecuencia, la comunidad científica tiene una influencia muy limitada en la innovación tecnológica.
También en los ámbitos nacional y regional, García-Galván (2018a) y García-Galván et al. (2018) llevaron a cabo una investigación con miras a contribuir a una mejor comprensión teórica y conceptual de la colaboración que se lleva a cabo entre las universidades y las empresas. El estudio, de carácter exploratorio-descriptivo, tiene como base teórica el institucionalismo económico, y en él se analizaron datos tecnocientíficos, convenios de colaboración con las empresas y documentos de planeación de dos universidades públicas estatales, incluida la de Baja California, así como entrevistas semiestructuradas a investigadores de la Universidad Autónoma de Baja California (UABC).
En estos trabajos, los autores destacan que el aumento de la colaboración universidad-empresa en México es promovida desde dos frentes: por un lado desde grupos de presión existentes al interior de las universidades y de los centros de investigación, y por el otro desde actores externos, tanto internacionales (Organización de las Naciones Unidas, Banco Mundial y Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico), como nacionales (Secretaría de Hacienda, Secretaría de Educación Pública, Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) y la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES)). En particular, durante los últimos años, la ANUIES y el Conacyt han insistido en la necesidad de acercar el conocimiento generado en las IES a las empresas, con la premisa de que una mayor colaboración entre ambos actores puede conducir a un desarrollo económico y social regional sostenido.
Entre sus conclusiones, García-Galván (2018a) destaca que la intensificación de la colaboración entre las universidades y las empresas puede considerarse como parte del cambio institucional que se ha venido generando al interior del sistema universitario mexicano en las últimas dos décadas. No obstante, las evidencias recuperadas para las dos universidades estudiadas dan cuenta de que la cooperación tecnocientífica aún es incipiente en ambos casos. Estos resultados coinciden con los encontrados por Romero (2007), en su estudio en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. Asimismo, los hallazgos de García-Galván et al. (2018), derivados de entrevistas a investigadores de los institutos de la UABC, complementan datos e información sobre el nivel incipiente de la colaboración academia-industria en Baja California.
En los avances de las últimas investigaciones sobre la colaboración de las IES con las empresas en Baja California (Cabrera-Flores et al. 2017; García Galván, 2018a; García-Galván et al., 2018), además de investigaciones regionales previas (Bajo, 2006; León et al., 2009; López-Leyva, 2002), más que resultados excluyentes, los hallazgos se han ido complementando, pero cada uno de los trabajos tiene una visión parcial, pues se han llevado a cabo con diferentes actores desde ámbitos distintos. Por ejemplo, el artículo de Cabrera-Flores et al. (2017) recoge las opiniones de investigadores de IES, pero únicamente de Ensenada; en tanto que García-Galván et al. (2018) sólo entrevistaron a investigadores de institutos de investigación de la UABC. Otros trabajos han tenido como objetivo conocer la percepción de directivos y funcionarios. Dado lo anterior, se justifica plenamente la necesidad de conocer las percepciones que, en general, tienen los investigadores de las IES de Baja California sobre las relaciones colaborativas de la academia con las empresas.
Estrategia metodológica
Para recuperar la percepción de los profesores-investigadores acerca de las condiciones y procesos relacionados con la cooperación tecnocientífica academia-empresas se utilizó la técnica de la encuesta, misma que fue implementada mediante un cuestionario administrado en línea. De acuerdo con Brenner (2006), la encuesta, por lo general, se utiliza para encontrar piezas particulares de información o para determinar la frecuencia de diferentes respuestas en categorías preestablecidas.
Con respecto a los usos de los resultados de la encuesta, propuestos por Ravela (2006), se establece un enfoque criterial, debido a que se compararán las percepciones de los encuestados en función de una definición de lo que se espera que conozcan; de toma de decisiones “blandas” o decisiones de mejora, ya que éstas incluyen evaluaciones que no tienen una consecuencia formal específica para el evaluado, y su propósito principal es servir como fundamento en la toma de decisiones y en el emprendimiento de acciones de mejora; de implicaciones bajas (low stakes), ya que no tienen consecuencias relevantes para los participantes sujetos de medición. Así, se pretende que las consecuencias del proceso de investigación se den en dos vertientes. Por un lado, la toma de decisiones de las IES en relación con las estrategias de colaboración con las empresas, y por otro la generación de mecanismos que promuevan la innovación tecnocientífica en Baja California.
Participantes
Los encuestados pertenecen a una muestra no probabilística (Maxim, 2002). Los elementos de muestreo corresponden a los profesores-investigadores miembros del Sistema Nacional de Investigadores7 (SNI-padrón 2017) que laboran en las IES seleccionadas de Baja California. Se decidió conocer la percepción de los profesores-investigadores debido a que, según la literatura revisada, son los agentes de las IES directamente involucrados en las actividades de investigación y cooperación tecnocientífica con el sector productivo. Los profesores-investigadores adscritos a dichas IES representaron 97.15 % (817 de 841) del padrón de beneficiarios del SNI para el año 2017 en Baja California.8
De los 817 profesores-investigadores que conformaron el marco muestral, sólo se pudo obtener 774 direcciones de correo electrónico. En la Tabla 1 se detalla la tasa de recuperación por institución de adscripción, así como la global.
Institución | Investigadores SNI | Cantidad de correos recuperados | Tasa de recuperación |
---|---|---|---|
Centro de Investigación y Desarrollo
Tecnológico en Electroquímica (CIDETEQ) |
5 | 3 | 0.60 |
Instituto Tecnológico de Tijuana (ITT) |
45 | 34 | 0.75 |
Centro de Enseñanza Técnica y
Superior (CETYS) |
10 | 9 | 0.90 |
Centro de Nanociencias y
Nanotecnología (CNYN-UNAM) |
68 | 62 | 0.91 |
Colegio de la Frontera Norte (Colef) |
71 | 65 | 0.92 |
Centro de Investigación Científica y de
Educación Superior de Ensenada (CICESE) |
181 | 170 | 0.94 |
Instituto de Astronomía (IA-UNAM) |
35 | 33 | 0.94 |
Universidad Autónoma de Baja
California (UABC) |
392 | 388 | 0.99 |
Centro de Investigación y Desarrollo de
Tecnología Digital (CITEDI-IPN) |
10 | 10 | 1.00 |
Global | 817 | 774 | 0.95 |
Fuente: elaboración propia.
Instrumento
La administración del cuestionario se hizo en línea, con la aplicación de acceso abierto para la gestión de encuestas denominada Google forms. El cuestionario resultante consta de 24 ítems: 16 de opción múltiple, 2 de respuesta construida y 6 escalas. En la Tabla 2 se puede observar la organización de los mismos.
Procedimiento
En la Tabla 3 se presenta el cronograma de fases y actividades del procedimiento de recolección y análisis de datos.
Fases | Actividades | Fecha |
---|---|---|
Diseño y desarrollo del cuestionario | Revisión del marco teórico. Selección del constructo. Desarrollo de los ítems e integración del cuestionario. |
Agosto y septiembre 2017 |
Validación del cuestionario | Obtención de evidencias de validez
del cuestionario a través del jueceo de tres expertos. |
Octubre 2017 |
Análisis muestral | Determinación del marco muestral. Integración de la base de datos con los nombres y correos de los profesores-investigadores de las IES seleccionadas. |
Noviembre y diciembre 2017 |
Pilotaje | Pilotaje del cuestionario. | Enero 2018 |
Aplicación y captura | Aplicación del cuestionario en línea. | Febrero y marzo 2018 |
Integración y depuración de la base de datos. | Abril y mayo 2018 | |
Análisis de los datos | Análisis de frecuencias. Cuando consideramos
que era factible aplicar pruebas de correlación entre variables se procedió con la prueba Chi2 (χ2) de Pearson, cuyos resultados aparecen en el anexo, que a la vez permitieron robustecer los resultados exploratorios. |
Junio - agosto 2018 |
Fuente: elaboración propia.
Asimismo, el porcentaje de respuesta de la aplicación del instrumento, por tipo de institución y global, se presenta en la Tabla 4. La tasa de respuesta global fue de 23.77 %, misma que se encuentra por debajo del óptimo señalado, de 32 a 39 % (Smyth y Pearson, 2011). Dicho criterio se estableció a partir de estudios en los cuales la gestión de la aplicación del cuestionario estuvo a cargo de las autoridades de las instituciones de adscripción de los participantes y, en consecuencia, la tasa de respuesta obtenida se puede valorar como buena, considerando el sesgo metodológico de que el envío no fue realizado desde una instancia institucional, y que la respuesta se derivó de la voluntad de los participantes y no debido a la posible presión laboral.
Institución | Cantidad de correos enviados | Respuestas obtenidas | % de respuesta |
---|---|---|---|
Cideteq | 3 | 0 | 0.00 |
CICESE | 170 | 22 | 12.94 |
Colef | 65 | 9 | 13.85 |
CNYN-UNAM | 62 | 10 | 16.13 |
ITT | 34 | 6 | 17.65 |
CITEDI | 10 | 2 | 20.00 |
IA-UNAM | 33 | 10 | 30.30 |
UABC | 388 | 122 | 31.34 |
CETYS | 9 | 3 | 33.33 |
Global | 774 | 184 | 23.77 |
Fuente: elaboración propia. Nota: las siglas y acrónimos de la primera columna se retoman de la Tabla 1.
Destacan, con tasas de respuesta menores a 15 %, el CIDETEQ, el CICESE y el Colef; y con tasas mayores a 30 %, el IA-UNAM, la UABC y el CETYS. Los valores extremos dan cuenta de la diferencia en relación con el interés y solidaridad de los profesores-investigadores de las diversas instituciones.
Resultados y discusión
Los primeros resultados de la recopilación de datos e información se relacionan con hallazgos de otros estudios en los que se encontró que algunos de los factores individuales que explican la posibilidad de que los académicos se comprometan en interacciones con la industria son, por ejemplo, el género y la edad de los investigadores; su experiencia previa en la interacción, su estatus académico, así como sus campos de investigación y el alcance de la colaboración académica (De Fuentes y Dutrénit, 2012; León et al., 2009; Romero, 2007).
Del total de los 184 profesores-investigadores encuestados, sólo 28 % son mujeres (Figura 1), dato que es inferior al proporcionado por Conacyt, acerca de que 34.9 % de los integrantes del SNI en 2015 fueron mujeres.9 Lo anterior podría denotar una baja participación del sexo femenino en la encuesta, o que el componente de género tiene connotaciones regionales. En la misma figura se presentan los rangos de edad de los participantes. Al respecto destaca que poco más de la mitad de ellos (51%) tienen 45 años o menos, lo cual pone de manifiesto el relevo generacional que se ha venido dando en las IES de Baja California en los últimos años.
La distribución de los participantes por áreas de conocimiento según el sin (Figura 2) indica que las áreas i (Físico-Matemáticas y Ciencias de la Tierra) y v (Ciencias Sociales) tuvieron el porcentaje más elevado de participación, con 23 % cada una; el área con menor participación (4 %) fue la iii (Medicina y Ciencias de la Salud). También con respecto al SNI, se cuestionó a los participantes acerca del nivel al cual pertenecían, y destaca que más de la mitad (54 %) informaron estar en el nivel 1, en tanto que 20 % está en el nivel 2, y sólo 5 % se encuentra en el 3. Lo anterior contrasta con lo encontrado por Cabrera-Flores et al. (2017), en cuyo estudio cerca del 40 % de los encuestados declaró pertenecer a los niveles 2 y 3. Sin embargo, hay que considerar que esa investigación se llevó a cabo exclusivamente en las IES establecidas en Ensenada.
Estos resultados coinciden con lo mencionado por De Fuentes y Dutrénit (2012) y por León et al. (2009) quienes encontraron que las características principales de los investigadores que generan beneficios a largo plazo para las empresas incluyen el grado académico, el campo de conocimiento, el tamaño del equipo de investigación y la capacidad de obtener fondos públicos; específicamente, los investigadores que tienen grado de doctor, que colaboran en pequeños equipos, y que trabajan en determinados campos del conocimiento tienen mayor probabilidad de impactar de forma positiva.
Ámbito individual
Aquí se exploran los aspectos relacionados con conocimientos, experiencias, actitudes y motivaciones de los profesores-investigadores acerca de la cooperación tecnocientífica academia-industria.
En la Tabla 5 se exhiben los resultados con respecto al actor con el que más han interactuado los profesores-investigadores en relación con el principal ámbito geográfico de sus actividades de cooperación. La relación entre estas dos variables se confirmó mediante la prueba χ2 de Pearson (ver anexo A-1), al obtenerse un valor de significatividad menor a 0.05, mediante el cual puede establecerse que existe una relación entre ambas variables al 95 % de confianza.
Asociaciones independientes10 |
Empresas | Gobierno | Instituciones educativas |
ONG | Total general | |
---|---|---|---|---|---|---|
Local | 0.54 | 4.35 | 3.26 | 9.24 | 0.54 | 17.93 |
Estatal | 1.09 | 5.43 | 3.26 | 5.98 | 1.09 | 16.85 |
Regional | 2.72 | 3.80 | 5.43 | 5.98 | 1.63 | 19.57 |
Nacional | 1.09 | 3.26 | 4.89 | 20.11 | 0.00 | 29.35 |
Internacional | 0.00 | 1.63 | 0.00 | 14.13 | 0.54 | 16.30 |
Total | 5.43 | 18.48 | 16.85 | 55.43 | 3.80 | 100.00 |
Fuente: elaboración propia con base en los resultados de la encuesta.
En esta tabla también se puede observar que el principal ámbito seleccionado por los participantes es el nacional (29.4 %), lo cual, en principio, contrasta con lo encontrado por De Fuentes y Dutrénit (2014), para quienes las universidades con actividades de cooperación tecnocientífica impactan mayormente a nivel regional, y con Wanda (2015), quien destaca la importancia de los derrames de conocimiento de las universidades locales, debido a que una empresa dentro de un radio de 150 km respecto de una universidad tiene mayor probabilidad de producir innovaciones que una empresa distante. No obstante, si se considera el radio de 150 km, es claro que los resultados coinciden con los trabajos mencionados, al considerar lo local y lo estatal de manera conjunta. Por ejemplo, el impacto en el municipio de Tijuana o en la región Tijuana-San Diego-Tecate-Rosarito, o la región transfronteriza conocida como Cali-Baja.
En la misma Tabla 5 se observa que el actor primordial con el que interactúan las IES son otras instituciones educativas, con 55.4 %, seguido de las empresas, con 18.5 %. Esto difiere de lo presentado por García-Galván (2018a), quien mediante el análisis de los convenios de la UABC encontró que el actor del entorno con el que más se colabora son las empresas, seguido del gobierno, quedando en tercer lugar otras IES. Tal discrepancia en los resultados puede deberse a que muchas de las interacciones que se llevan a cabo entre los investigadores y los actores del entorno no son sujetas de convenios institucionales, lo cual también coincide con lo encontrado por Romero (2007).11
Por otra parte, y en concordancia con el hallazgo de que el actor primordial con el que interactúan las IES son otras instituciones educativas, se encontró que la forma más frecuente de cooperación tecnocientífica es la “Difusión y divulgación del conocimiento tecnocientífico (congresos, seminarios, coloquios)”, con 58.2 % (ver Figura 3), siendo la segunda forma más frecuente, la “Cooperación en investigación y desarrollo”, con 17.9 %. Estos datos concuerdan con lo encontrado por Arza y Vázquez (2010), quienes aplicaron una encuesta a 136 investigadores argentinos. Sus datos evidencian que las consultorías, el intercambio de información informal y las conferencias son las formas de interacción más valoradas, ya que, respectivamente, 79 %, 45 % y 44 % de los encuestados consideraron que dichas formas de interacción son, al menos, “moderadamente importantes”.
La I+D cooperativa, los contratos de investigación, el personal de capacitación, los graduados recientemente contratados y las publicaciones siguieron en importancia, con puntajes en el rango del 25 al 38 %. Otros estudios con resultados similares y coincidentes son, para el caso de México, De Fuentes y Dutrénit (2012) y Romero (2007); en Latinoamérica, CEPAL (2010), y en el ámbito internacional Perkman et al. (2013).
Ámbito organizacional
En esta sección se revisan los aspectos relacionados con la cooperación tecnocientífica que se lleva a cabo al interior de las IES en su calidad de organizaciones.
La primera pregunta de este ámbito se refiere a la oficina administrativa de mayor importancia involucrada en las actividades de cooperación tecnocientífica.12 En la Tabla 6 se detallan los porcentajes de respuesta en relación con la institución de adscripción. Al ser significativo el estadístico χ 2 se confirma la relación entre ambas variables, a un 95 % de confianza (ver anexo A-2).
CETYS | CICESE | CITEDI | CNyN | Colef | IA | ITT | UABC | Total general |
|
---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|
Coordinación de Posgrado e Investigación en Rectoría |
0.00 | 0.00 | 0.00 | 0.00 | 0.54 | 0.00 | 0.54 | 17.39 | 18.48 |
Coordinación de Posgrado e Investigación en unidad académica |
0.00 | 1.63 | 1.09 | 1.63 | 2.72 | 1.09 | 1.63 | 16.30 | 26.09 |
Departamento de Desarrollo Profesional
y Vinculación en Vicerrectoría |
1.09 | 0.54 | 0.00 | 1.63 | 1.63 | 0.54 | 0.54 | 11.96 | 17.93 |
Departamento de Posgrado e Investigación en Vicerrectoría |
0.00 | 0.00 | 0.00 | 0.00 | 0.00 | 0.54 | 0.54 | 9.78 | 10.87 |
Oficina de Transferencia de Tecnología | 0.54 | 7.07 | 0.00 | 1.63 | 0.00 | 2.72 | 0.00 | 3.80 | 15.76 |
Oficina del abogado | 0.00 | 0.00 | 0.00 | 0.00 | 0.00 | 0.54 | 0.00 | 5.98 | 6.52 |
Órgano de Propiedad Intelectual | 0.00 | 2.72 | 0.00 | 0.54 | 0.00 | 0.00 | 0.00 | 1.09 | 4.35 |
Total | 1.63 | 11.96 | 1.09 | 5.43 | 4.89 | 5.43 | 3.26 | 66.30 | 100.00 |
Fuente: elaboración propia con base en los resultados de la encuesta. Nota: las siglas y acrónimos de la primera fila se retoman de la Tabla 1.
La opción de respuesta con mayor frecuencia general fue “Coordinación de Posgrado e Investigación en unidad académica” (26.1 %), a la cual la UABC tuvo el mayor aporte (16.3 %). En contraparte, el Órgano de Propiedad Intelectual es, en general, la opción menos elegida por los participantes, con 4.35 % de respuesta. Este último resultado evidencia la necesidad de que los profesores-investigadores conozcan este tipo de oficinas, así como el correcto funcionamiento de las mismas, para darse a conocer. En particular se puede observar que la Oficina de Transferencia de Tecnología es la de mayor importancia para CICESE (7.07 %), CNYN-UNAM (1.63 %) y el IA-UNAM (2.72 %), lo cual pudiera derivarse de que en estas instancias dicha oficina funciona de manera más eficiente que en las otras instituciones.
Asimismo, en la Figura 4 se puede observar que la mayoría de los participantes (80 %) considera que una oficina exclusiva para apoyar las actividades de cooperación tecnocientífica coadyuvaría en dichos procesos. Lo anterior concuerda con los resultados de López-Leyva (2002), en cuyo estudio los investigadores dieron opiniones favorables hacia la creación de organismos y mecanismos para promover la comercialización de la investigación. En particular, 68.5 % mencionó que deberían existir oficinas comercializadoras. A este respecto, como parte de sus conclusiones, Bajo cita:
[…] toda institución de educación superior que se precie de promover y apoyar la vinculación debe contar con una unidad institucional de vinculación en su estructura orgánica, que dependa directamente de rectoría o de la dirección general, donde converjan todas las escuelas y facultades, centros e institutos de investigación, así como todas las dependencias ligadas a los aspectos de vinculación de las IES con los sectores productivos (Bajo, 2006: 260).
Para complementar lo mencionado por Bajo (2006), se destaca la propuesta de Gould (2002) en relación con establecer una Ventanilla Única de Vinculación, cuya función sea fungir como enlace entre personas y organizaciones interesadas en la vinculación, tanto al interior como al exterior de una IES determinada.
Con respecto al factor externo que más influye positivamente en la realización de actividades de cooperación tecnocientífica, 37 % de los participantes respondió: “Demanda del entorno”,13 seguido de las “Políticas nacionales que favorecen la cooperación tecnocientífica”, con 30 % (ver Figura 5). Asimismo, el factor externo que más influye negativamente es la “Discrepancia entre necesidades de demandantes y la institución”, con 37 %, quedando en segundo lugar la “Renuencia a invertir en investigación por parte del gobierno”, con 26 %. En ambos casos, cabe destacar la opinión de los encuestados acerca de la importancia de las políticas públicas como un factor que puede actuar en favor o en contra de las actividades tecnocientíficas, lo cual coincide con lo planteado por Rojo, Guzmán y Llamas (2016) y por Romero (2007), quienes establecen que las entidades gubernamentales son un actor relevante dentro de un sistema nacional de innovación.
Como se mencionó en el primer apartado de este documento, en las últimas décadas se han dado grandes cambios en el sistema académico, mismos que Antonelli (2008) integra en el modelo de la universidad profesional, en el cual el empleo de investigadores al interior de las universidades tiene carácter de no-exclusividad, situación que se suma a la gran importancia que tiene la entrada a los mercados de servicios profesionales. En estas condiciones, las recompensas -monetarias y jerárquicas- que se dan a los investigadores deben ser consideradas por los mismos como incentivos suficientes para generar y diseminar el nuevo conocimiento.
Con respecto a los incentivos que ofrecen las IES de Baja California a los profesores-investigadores, el “Reconocimiento por parte de las autoridades de su institución” y la “Obtención de equipamiento e infraestructura para su lugar de trabajo” presentan porcentajes similares, de alrededor de 20 %. El mismo caso se da entre los “Ingresos económicos extraordinarios (regalías, premios en especie y en efectivo)” y el “Incremento de su reputación como investigador”, con alrededor de 30 % (Figura 6).
Los resultados anteriores coinciden con las motivaciones de los investigadores para colaborar, señaladas comúnmente en la literatura internacional. Por ejemplo, Jain, George y Maltarich (2009) encontraron que un factor importante que impulsó el involucramiento en la transferencia de tecnología fue el incentivo económico. En este estudio, además de las razones monetarias, una gran proporción de los científicos indicaron que los factores no económicos habían influido en su decisión de iniciarse en actividades de comercialización, entre los que destacan: asumir el papel de custodio de la tecnología naciente, y aprovechar la invención para un mayor beneficio social. En este caso, el primer factor pudiera relacionarse con el incremento de la reputación como investigador.
En la Tabla 7 se presentan diversos obstáculos del ámbito organizacional para las actividades de cooperación tecnocientífica en relación con las instituciones de adscripción de los participantes. En este caso, el valor de χ2 fue significativo al 90 % de confianza (ver anexo A-3).
CETYS | CICESE | CITEDI | CNyN | Colef | IA | ITT | UABC | Total | |
---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|
Exceso de carga laboral | 0.54 | 4.35 | 1.09 | 0.54 | 2.72 | 1.09 | 1.09 | 33.15 | 44.57 |
Exceso de trámites burocráticos | 0.00 | 3.26 | 0.00 | 0.54 | 1.09 | 2.17 | 0.00 | 12.50 | 19.57 |
Desconocimiento de condiciones y procedimientos | 1.09 | 1.09 | 0.00 | 1.63 | 0.54 | 1.63 | 1.63 | 5.98 | 13.59 |
Tardanza en la gestión de convenios | 0.00 | 1.63 | 0.00 | 1.63 | 0.00 | 0.54 | 0.54 | 8.70 | 13.04 |
Tardanza en la gestión de recursos económicos | 0.00 | 1.63 | 0.00 | 1.09 | 0.54 | 0.00 | 0.00 | 5.98 | 9.24 |
Total | 1.63 | 11.96 | 1.09 | 5.43 | 4.89 | 5.43 | 3.26 | 66.30 | 100.00 |
Fuente: elaboración propia con base en los resultados de la encuesta. Nota: las siglas y acrónimos de la primera fila se retoman de la Tabla 1.
En la tabla anterior se puede observar que para CICESE, CITEDI, Colef y UABC, el “Exceso de carga laboral” es el principal obstáculo, resultado parecido a lo reportado por García-Galván et al. (2018), en tanto que los profesores-investigadores de CETYS, CNYN-UNAM e ITT consideraron como principal opción el “Desconocimiento de condiciones y procedimientos”. Por último, el “Exceso de trámites burocráticos” fue considerado como el mayor obstáculo en el IA-UNAM. Este último obstáculo tiene el segundo lugar general con 19.57 %, lo cual puede ser comparado con lo referido por Cabrera-Flores et al. (2017), quienes encontraron que 64 % de los investigadores que respondieron su encuesta consideró que su institución no cuenta con procedimientos administrativos favorables a la vinculación y transferencia tecnológica.
El señalamiento del “Exceso de trámites burocráticos” como uno de los mayores obstáculos organizacionales para las actividades de cooperación tecnocientífica también coincide con García-Galván (2018a), quien reporta que uno de los principales inhibidores de la cooperación con el entorno es la burocracia universitaria excesiva.
Ámbito institucional
En este apartado se presenta la percepción de los profesores-investigadores sobre las leyes, reglamentos y disposiciones generales de las IES, relacionados con la cooperación tecnocientífica academia-industria.
En la Tabla 8 se presentan los resultados obtenidos con respecto a las estrategias relacionadas con los recursos económico-financieros, humanos y de infraestructura por institución de adscripción. El valor de χ2 fue no significativo, por lo tanto no se puede establecer una relación entre estas variables; es decir, son independientes (ver anexo A-4). En consecuencia, no se puede establecer una diferencia entre instituciones, por lo que es recomendable poner atención en los resultados totales.
CETYS | CICESE | CITEDI | CNyN | Colef | IA | ITT | UABC | Total | |
---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|
Autonomía financiera de las unidades académicas en el uso de los recursos |
0.54 | 2.17 | 0.00 | 2.17 | 0.54 | 0.54 | 1.09 | 12.50 | 19.57 |
Bolsas en unidades académicas para apoyar proyectos |
0.00 | 3.26 | 0.54 | 1.09 | 2.17 | 1.09 | 0.54 | 17.39 | 26.09 |
Centros de investigación multi-universidades | 1.09 | 0.00 | 0.00 | 0.54 | 1.09 | 0.54 | 0.00 | 10.33 | 13.59 |
Contratación de personal técnico | 0.00 | 1.09 | 0.54 | 0.54 | 0.54 | 1.09 | 1.09 | 8.70 | 13.59 |
Fondo semilla para patentes | 0.00 | 1.63 | 0.00 | 0.00 | 0.00 | 1.09 | 0.00 | 3.80 | 6.52 |
Movilidad de investigadores y uso compartido de infraestructura |
0.00 | 3.80 | 0.00 | 1.09 | 0.54 | 1.09 | 0.54 | 13.59 | 20.65 |
Total | 1.63 | 11.96 | 1.09 | 5.43 | 4.89 | 5.43 | 3.26 | 66.30 | 100.00 |
Fuente: elaboración propia con base en los resultados de la encuesta. Nota: las siglas y acrónimos de la primera fila se retoman de la Tabla 1.
Derivado de la Tabla 8, la opción “Bolsas en unidades académicas para apoyar proyectos”14 es la que presenta mayor frecuencia (26.1 %), seguida por la “Autonomía financiera de las unidades académicas en el uso de los recursos” (19.6 %). Los resultados antes mencionados implican que los profesores-investigadores Perciben que las mejores estrategias para fomentar la cooperación tecnocientífica son aquellas relacionadas con la gestión de los recursos y no las relativas a aspectos académicos. Sin embargo, tales estrategias requerirían una coevolución institucional; es decir, que queden plasmadas y estipuladas en la normatividad universitaria.
Asimismo, la forma más importante de producir y compartir el conocimiento, con 23 % de respuestas, fue la “Conformación de equipos transdisciplinares” y, en segundo término, la “Promoción de casos de éxito en cooperación tecno-científica”, con 21 % (ver Figura 7). La primera opción concuerda con lo expuesto por Gibbons et al. (1997), quienes plantean la transdisciplinariedad como uno de los atributos de la producción del conocimiento en el modo 2.
La postura de los encuestados con respecto a la promoción de los casos de éxito concuerda con Alcántar, Arcos y Mungaray (2006), quienes en un estudio sobre posicionamiento e imagen institucional de la UABC, concluyen que la imagen percibida por los sectores internos y externos fue insatisfactoria; que los medios de comunicación con que cuenta la UABC no eran los idóneos y las políticas, criterios y estrategias de promoción y divulgación debían ser reevaluados para proponer cambios pertinentes.
Como último cuestionamiento del ámbito institucional se preguntó a los participantes acerca del mayor obstáculo institucional para las actividades de cooperación tecnocientífica (ver Tabla 9). En este caso no se puede establecer una relación entre estas variables (son independientes), pues el valor de χ 2 fue no significativo (ver anexo A-5), por lo cual es mejor enfocarse en los resultados en general obtuvo los mayores porcentajes de respuesta, y para casi todas las instituciones, excepto el Colef, fue la “Falta de fomento de la cooperación tecnocientífica”.
CETYS | CICESE | CITEDI | CNYN | Colef | IA | ITT | UABC | Total | |
---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|
Falta de fomento de la cooperación tecnocientífica |
1.09 | 3.80 | 1.09 | 2.17 | 0.54 | 1.63 | 1.63 | 27.72 | 39.67 |
Falta de iniciativa de la institución para buscar oportunidades |
0.54 | 0.54 | 0.00 | 0.00 | 2.17 | 1.09 | 0.54 | 12.50 | 17.39 |
Falta de mecanismos para apoyar la generación de empresas |
0.00 | 2.72 | 0.00 | 1.09 | 1.09 | 1.63 | 0.00 | 6.52 | 13.04 |
Falta de promoción de las actividades de la universidad |
0.00 | 0.54 | 0.00 | 1.09 | 0.54 | 0.00 | 0.54 | 8.15 | 10.87 |
Overheads | 0.00 | 4.35 | 0.00 | 1.09 | 0.54 | 1.09 | 0.54 | 11.41 | 19.02 |
Total | 1.63 | 11.96 | 1.09 | 5.43 | 4.89 | 5.43 | 3.26 | 66.30 | 100.00 |
Fuente: elaboración propia con base en los resultados de la encuesta. Nota: las siglas y acrónimos de la primera fila se retoman de la Tabla 1.
Conclusiones
En este documento se hizo un esfuerzo por recoger -mediante la aplicación de una encuesta en línea- la percepción de los profesores-investigadores considerados de alto nivel en el ámbito académico, por el alcance e impacto socioeconómico de sus investigaciones, y por su pertenencia al Sistema Nacional de Investigadores, de las principales IES de Baja California sobre la cooperación tecnocientífica de la academia con las empresas.
El propósito del estudio se alinea a la consolidación de la tercera función sustantiva de las universidades y de las IES en general, acerca de las preocupaciones y persuasiones para que estas organizaciones contribuyan de manera más directa en el crecimiento y desarrollo económico y social de su entorno regional. Al respecto, uno de los principales actores que propician y concretizan los esfuerzos y las actividades colaborativas academia-industria son los profesores-investigadores, quienes fueron los informantes clave en este trabajo. El conocimiento de sus nociones y percepciones nos permitió tener una mejor comprensión del fenómeno en Baja California.
Entre los principales resultados y hallazgos se mencionan los siguientes: como parte de la naturaleza de las IES latinoamericanas y de la fase embrionaria del desarrollo de la colaboración, destaca que la principal forma de cooperación tecnocientífica es la difusión y la divulgación del conocimiento tecnocientífico. Dado que la comercialización del conocimiento puede considerarse como precaria, la oficina de mayor importancia que identifican los investigadores y que está relacionada con la colaboración tecnocientífica amplia es la Coordinación de Posgrado e Investigación en las IES correspondientes. Sin embargo, los encuestados llaman la atención sobre lo indispensable que resulta tener una oficina específica y exclusiva para el fomento de las actividades de cooperación tecnocientífica. Otro de los hallazgos es que la demanda derivada del entorno regional se convierte en un factor clave para detonar la cooperación tecnocientífica.
Otros factores específicos que identificaron los investigadores como parte de lo que los mueve a este tipo de cooperación son: la posibilidad de obtener mayores ingresos económicos -aunque las percepciones adicionales no se deriven de las acciones y actividades colaborativas per se, sino de los incentivos institucionales y organizacionales asociados a esas tareas-; la construcción personal de un capital reputacional; la posibilidad de participar en equipos de investigación inter y transdisciplinarios, así como la búsqueda y el logro de mayores apoyos para los proyectos de investigación aplicada y tecnológica. No obstante, los profesores-investigadores también reconocen que el exceso de carga laboral en sus respectivas IES puede imponer límites al desarrollo y a la consolidación de la cooperación tecnocientífica; asimismo, opinan que no se observa un fomento genuino de la cooperación por parte de las autoridades y funcionarios de las IES.
Por otro lado, dentro de las limitaciones del trabajo se tiene que por el sesgo metodológico (baja tasa global de respuesta del conjunto de investigadores, y por ser una muestra no probabilística), los resultados no son susceptibles de generalizarse para otras IES y regiones del país. Además, como el fomento de la colaboración tecnocientífica es multidimensional y deviene de actores diversos, en este trabajo únicamente se recoge la percepción de los profesores-investigadores (una pequeña parte de los actores participantes), quedando fuera los funcionarios, autoridades administrativas universitarias, empresas y organizaciones sociales, lo cual permitiría tener una visión global e integral de la importancia y pertinencia de una mayor colaboración academia-industria.
Finalmente, como parte de la agenda de investigación, queda pendiente la replicación de estos esfuerzos en otras IES de otras regiones del país, y de otras naciones latinoamericanas para profundizar en el análisis del fenómeno. También es una tarea pendiente, de suma importancia, el estudio de las políticas gubernamentales y públicas sobre el fomento de la tecnociencia (posible línea de investigación) y, más en específico, acerca de la relevancia de la cooperación IES-sector productivo. No menos importante es la necesidad de conocer la perspectiva de los empresarios sobre la colaboración tecnocientífica que ellos realizan con las IES de las regiones.