INTRODUCCIÓN
La minería moderna remueve y extrae millones de toneladas de materiales (Sipriano, 2016). Las zonas de extracción, infraestructura y depósito de desechos mineros (jales) afectan amplias superficies de los ecosistemas (ASGMI, 2010). La causa es la regulación legal lenta e insuficiente de la minería, que afectan a la sociedad y la economía (Pérez, 2014). Adicionalmente, la cuantificación de las afectaciones es imprecisa, ya que gran parte de las actividades mineras fueron generadas antes de la regulación (ASGMI, 2010).
Entre las principales afectaciones se encuentra la generación de materiales no útiles para la minería (jales), generados al separar y concentrar los minerales, acumulándose en miles de millones de toneladas (Reyes, 2014). Para generar de 200 a 250 gr de plata o 1 gr de oro se requiere extraer una tonelada de roca, procesando 200 a 1200 toneladas por día (Manzanares et al., 2005). Al terminar la minería, los jales, minas, zonas de beneficio e infraestructura abandonados constituyen serias amenazas ambientales (Aparicio y Hernández, 2017).
Desde 2004, la legislación estableció criterios para sitios donde se construyeran presas de jales (SEMARNAT, 2013; Reyes, 2014). Estos están definidos en la NOM-141-SEMARNAT-2003 (SEMARNAT, 2004) y consideran características biofísicas del sitio y el potencial de daño por la construcción de la presa de jales. También consideran la preparación del sitio, elaboración del proyecto, construcción-operación y posoperación de las presas y su monitoreo (SEMARNAT, 2004). La norma sugiere que las presas de jales pueden ocupar terrenos forestales y cauces naturales si tienen la autorización correspondiente, olvidando la fragilidad de estos sitios por el arrastre de materiales y la biodiversidad. Además, existen miles de depósitos clandestinos y previos a la NOM que incumplen esta normatividad (Rivera, 2009). Entre otros, hay ejemplos de roturas de estas presas que afectan a los ecosistemas y la sociedad como en Tlalpujahua, Michoacán en 1937 (Sánchez-Núñez et al., 2015) o en Buenavista del Cobre contaminando al río Sonora en 2014 (Luque et al., 2019). Así mismo, los jales interactúan con fenómenos meteorológicos que favorecen la dispersión de partículas y sustancias tóxicas y amenazan con su movimiento en masa (Sánchez-Núñez et al., 2015; Luque et al., 2019).
En México, la minería existe desde la conquista. La población Real de minas de San Francisco de Huautla en Morelos se fundó en 1570 después de descubrir plata entre 1531-1558 (Valle, 1991). Para el siglo XVIII se explotaban cinco minas en la zona: Tlalchichilpa, San Francisco, Santa Ana, Peregrina y Santiago, extrayendo hasta 60 kg de plata (Ag) por tonelada de roca (Valle, 1991; Mac Gregor, 1992; Nieto, 1997).
La minería en Huautla tuvo períodos de activación y cierre, extrayendo principalmente plata (Mac Gregor, 1992; Nieto, 1997). Inicialmente fue rudimentaria, pudiéndose conocer solo por vestigios (tiros, obras secundarias, fortificaciones) (Nieto, 1997). En el siglo XX se dio una dinámica minera más documentada, como se describirá posteriormente. Hoy la actividad está restringida al encontrarse dentro de la Reserva de la Biósfera Sierra de Huautla (POEREM, 2013). A pesar del decreto, existen 13 concesiones mineras vigentes en la zona (Tabla 1):
TÍTULO | FECHA DE SOLICITUD | SUPERFICIE (ha.) |
224842 | 2/15/2005 | 197 |
225260 | 01/09/2005 | 45 |
225261 | 4/12/2005 | 60 |
225403 | 2/20/2005 | 1367.45 |
227720 | 1/27/2005 | 423 |
227721 | 1/27/2005 | 574 |
229315 | 9/21/2006 | 46.16 |
231601 | 07/11/2007 | 456.72 |
231968 | 11/08/2007 | 4365.58 |
233116 | 5/18/2008 | 50 |
7584.91 |
Este estudio buscó identificar los jales y las minas en Huautla, Morelos, México, utilizando distintas fuentes de información. Las fuentes utilizadas fueron documentales, cartográficas, clasificación de imágenes de percepción remota en tres tiempos (1970, 1995, 2021), recorridos en campo y consulta a pobladores. Se identificó un depósito de jales no reportado y jales potenciales. Utilizando distintas fuentes de información se enriqueció y complementó la identificación y descripción de los depósitos de jales a través del tiempo.
MATERIALES Y MÉTODOS
La zona de estudio abarcó las minas del antiguo distrito minero de Huautla, Morelos. Los métodos y herramientas utilizadas fueron los siguientes:
Revisión documental y compilación de información georreferenciada
Se consultó información documental y cartográfica de la zona. Las geolocalizaciones de minas y jales se integraron en un geodatabase y fueron cartografiadas, delimitando una zona de estudio. Esta información ayudó a reconstruir históricamente la minería y su dinámica en la zona, complementada por las otras fuentes de información.
Descripción y análisis de imágenes
Se describieron y analizaron imágenes obtenidas por percepción remota, antiguas y recientes, con el programa Qgis. Una secuencia de tres tiempos fue obtenida con estas imágenes: i) etapa activa utilizando dos fotografías aéreas blanco y negro de 1970 de INEGI, 014_0190 de la línea de vuelo 62 y 033_0163 de la línea de vuelo 61, resolución 0.54 m con cuatro bandas; ii) etapa inmediata al abandono de minería, utilizando la Ortofoto digital E14A79c blanco y negro de 1995, resolución de 2 m con una banda (INEGI 1995); y iii) etapa actual, analizando una escena del mapa satelital a color, resolución de 0.5 m con tres bandas.
Las imágenes se analizaron mediante fotointerpretación (Ramos-Arroyo y Siebe-Grabach, 2006) y dos métodos de clasificación de imágenes. En las imágenes se identificaron polígonos con características como suelo desnudo, tonalidad, textura y falta de vegetación semejantes a los jales conocidos, clasificándolos como jales potenciales; en la imagen de 2021 se identificaron también áreas con vegetación dispersa, cárcavas y apilamientos irregulares. Esto elementos también fueron verificados en campo. Los cambios superficiales en los jales conocidos fueron analizados y comparados entre tiempos. Estas características fueron un criterio de confirmación de jales potenciales.
Los métodos de clasificación aplicados fueron dos: clasificación no supervisada (CNS) y análisis de imágenes basado en objetos (OBIA, por sus siglas en inglés), utilizando 11 clases. En la CNS el método organiza los pixeles automáticamente en el número de clases que defina el usuario (Díaz et al., 2014). Mientras que el OBIA organiza los elementos por objetos (Hinojosa et al., 2021), requiriendo de categorías definidas por el usuario. Las categorías propuestas para el OBIA fueron: 1) caminos de terracería, 2) construcción, 3) cuerpo de agua, 4) cultivo, 5) desplazamiento de jales, 6) suelo desnudo, 7) materiales dentro de la presa de jales, 8) vegetación asociada al jal, 9) selva baja caducifolia densa, 10) vegetación secundaria de selva baja caducifolia y 11) selva baja caducifolia. Las categorías asignadas por el OBIA a los jales conocidos y minas fueron otro criterio de confirmación de jales potenciales. Ambas clasificaciones se realizaron con programas libres, Orfeo Toolbox y Qgis.
El valor de similitud de Jaccard (SJ) se utilizó para comparar las categorías entre minas, jales conocidos y jales potenciales confirmados, mediante la fórmula (Jongman et al., 1997):
donde c es el número de clases compartidas y A y B son el número total de clases para los polígonos (A = a + c y B = b + c).
Consulta con habitantes, representantes ejidales y verificación de campo
Se realizaron aproximadamente seis recorridos de campo. Uno acompañados por los representantes del comisariado ejidal de Huautla. Adicionalmente, extrabajadores de la mina y otros pobladores de Huautla compartieron sus conocimientos.
RESULTADOS
Compilación de información georrefenciada
Fueron consultadas cartas topográficas a escala 1:50 000 de INEGI (1987, 1995, 1997, 2009, 2015) y del Servicio Geológico Mexicano (SGM) (Salinas y García, 2010) e información documental. En total se encontraron 20 minas en la zona: La Pinta, La Fortuna, La Nueva Peregrina, La Unión, La Pabellonera, Rancho Viejo I, La Reforma, La Plomosa, Tlalchichilpa, El Seco, El Aguacate, San Pedro, San Pedro I, El Aguacate, Xochipala, Xochipala I (Salinas y García, 2010), la Mina Santiago (El Portón o El Clarín) (Farfán, 2019), La Peregrina, San Francisco (Cuatro Ases o La Chistorra) (Nieto, 1997) y Pájaro Verde (Mussali, 2008; Martínez, 2008; Garrido-Hoyos y Romero-Velázquez, 2016).
Las presas de jales son Huautla I, II y III (Salinas y García, 2010) que, en la literatura, corresponden a El Portón (Huautla II y III); el depósito de jales más antiguo es Tlalchichilpa (De la Cruz, 2018; Esteves, 2018; Téllez y Sánchez, 2018; Valenzuela, 2020; Galván, 2020; Maldonado 2020; López, 2021). Huautla II y III, localmente se denominan Los Molinos, y Huautla I es Las Presas. La zona de estudio tuvo una superficie de 2028.71ha (Figuras 1 y 2).
La reconstrucción histórica de la minería se presenta en el Cuadro 1. Esta actividad tuvo momentos de cierre y reactivación. La minería fue considerada mediana por su comunicación entre minas; una planta de beneficio que obtenía un concentrado para la fundición; aproximadamente 300 empleados (Torres, comunicación personal, 1990, como se citó en Valle, 1991; Morán, Alcocer y Palacios, comunicación personal, 2022); producía entre 500 y 600 g/t de plata mediante el sistema de flotación (Valle, 1991; Palacios, comunicación personal, 2022), luego, 450g/t (Mac Gregor, 1992; Nieto, 1997). La planta de beneficio procesaba hasta 300 t diarias de rocas (Valle, 1991). Otros minerales obtenidos eran cuarzo amatista, plomo (Pb), Zinc (Zn) y trazas de oro (Au) (Nieto, 1997). A principios de los años 1990, el descenso en el precio mundial de la plata y la mala administración, provocaron la quiebra de la empresa (A. Palacios, M. Alcocer, comunicación personal, 2022).
Nota: aunque incluye la dinámica de las minas principales y de los sitios de beneficio, la información consultada no describe la formación de presas y depósitos de jales.
Fuente: Valle, 1991; Mac Gregor 1992; Nieto, 1997; Sánchez, 2002.
Descripción y análisis de imágenes
La fotointerpretación permitió reconocer eventos en la zona. También se identificó infraestructura de beneficio de minerales en Los Molinos y construcciones en la exHacienda Tlalchichilpa, así como tolvas en mina San Francisco cerca de la Peregrina (Figura 3a-c). La cobertura vegetal escasa o nula en sitios afectados por la minería, especialmente en jales y, en lluvias, la vegetación sólo se incrementa en zonas conservadas. En los depósitos más antiguos, Tlalchichilpa y en Huautla (depósito presentado por el comisario ejidal), la vegetación impidió reconocerlos. Se detectaron cambios en el recubrimiento vegetal, en la estructura de las presas de jales (Los Molinos y Las Presas) y el sitio de beneficio de minerales (Los Molinos).
Nota: la zona más antigua (Tlalchichilpa) en la parte inferior izquierda y la más reciente (Los Molinos) en la parte superior izquierda. Obsérvese la proximidad de jales, minas y zonas de beneficio respecto a los arroyos y ríos. a. Imagen de 1970; b. imagen de 1995; c. imagen de 2021.
Los jales presentaron cambios considerables a través del tiempo. En la imagen de 1970, una presa en los Molinos (Huautla I) se encuentran completamente formadas y la presa izquierda (Huautla II) está rota en la parte central con los jales esparcidos sobre el río y hay materiales de reserva (Figura 4); en Las Presas se inicia la formación de la presa de jales (Figura 4a). Los depósitos Huautla y Tlalchichilpa no se aprecian en las imágenes. En 1995, la presa de jales Las Presas está completamente formada (Figura 5b); Los Molinos presentan un recubrimiento vegetal, desapareciendo los materiales de reserva cercanos. En 2021 se observó erosión intensa y vegetación escasa sobre ambas presas (Figura 6, 7, 8). Al comparar imágenes recientes de Google Earth, la vegetación sobre los jales es escasa en época de lluvias y secas (Figura 8).
Nota: la línea azul de la capa hidrológica no empata con la foto aérea, utilícese sólo como referencia del cauce.
Fuente: INEGI (1970).
La clasificación no supervisada (CNS) solo pudo aplicarse a la ortofoto (1995) (Figura 9) y la escena del mapa satelital (2021) (Figuras 10). En la ortofoto, el programa asignó la clase 11 a área sin vegetación (jales, minas, carreteras, brechas y construcciones). En el mapa satelital la clase 2 fue asignada a jales, sitios en la población de Huautla, tierras de cultivo, construcciones, terracería y carreteras; las clases 8-10 para la vegetación sobre los jales en Las Presas, Los Molinos y Huautla, en Tlalchichilpa no se presentó esta relación (Figura 10). La clasificación no supervisada agrupó a los jales con otros elementos perturbados y sin vegetación en las imágenes.
El OBIA realizó una clasificación pobre de los elementos en la fotografía aérea (Figura 11). OBIA solo asignó correctamente las clases desplazamiento de jales y suelo desnudo a las presas de jales, algunos sitios con suelo expuesto sobre el cauce del río desde Los Molinos hasta la mina Peregrina, áreas sin vegetación o con vegetación muy escasa, cultivos y pastizales. La clase suelo desnudo se asignó a sitios sin vegetación, como construcciones, carreteras o caminos de terracería. Vegetación asociada al jal fue asignada incorrectamente a zonas con vegetación escasa sin jales. El OBIA clasificó adecuadamente algunos elementos dentro de la foto aérea, incluidos los jales, pero la clasificación del resto de los elementos fue confusa.
En la ortofoto (1995), el OBIA realizó una mejor clasificación, asignando siete de once clases (Figura 12). La clase selva baja caducifolia se asignó a la parte noroeste, la porción sur de la imagen y la periferia de Huautla, sin diferenciar los elementos que la forman. La clase vegetación asociada al jal fue asignada a los jales en Los Molinos y Las Presas, a las minas La Pabellonera y Tiro América, las minas restantes fueron clasificadas como selva baja caducifolia. La categoría suelo desnudo se asignó adecuadamente en la imagen.
El OBIA asignó ocho de las once clases en la escena del mapa satelital, pero de manera más adecuada (Figuras 13). A los jales sin cobertura vegetal, el OBIA les asignó la clase materiales dentro de la presa de jal en Las Presas y Los Molinos. Vegetación secundaria de selva baja caducifolia se asignó a la vegetación sobre las presas de jales en Las Presas y en Los Molinos, así como vegetación asociada al jal aunque también a algunas áreas fuera de los jales. Alrededor de las presas de jales se asignaron las clases selva baja caducifolia, selva baja caducifolia densa y vegetación secundaria de selva baja caducifolia. En parte de la población de Huautla se asignó materiales dentro de la presa de jal, selva baja caducifolia y vegetación asociada al jal. las clases vegetación asociada al jal, selva baja caducifolia y selva baja caducifolia densa fueron asignadas a las minas La Unión, La Fortuna (Tiro América), Peregrina (La Plomosa); el resto de las minas no presentaron esta relación. El OBIA clasificó de manera más adecuada los elementes en la escena del mapa satelital, principalmente los jales.
Al realizar la segmentación en el OBIA se identificaron 294 polígonos como jales potenciales de las imágenes de 1970 y 1995. La fotointerpretación permitió descartar 198 polígonos con características distintas a los jales conocidos a través del tiempo (Tabla 2). Los jales conocidos presentaron en común al menos las clases materiales dentro de la presa de jales, vegetación asociada al jal, vegetación secundaria de selva baja caducifolia y selva baja caducifolia, por lo que eliminamos los jales potenciales sin estas clases.
El valor de similitud se obtuvo para 24 jales potenciales restantes (11 identificados en la fotografía aérea y 13 en la ortofoto). Los valores de aimilitud máximos se presentaron entre las minas, minas con jales conocidos y potenciales, pero no entre jales conocidos y potenciales. El valor entre jales en Huautla y Las Presas fue de 0.67, entre Huautla y Los Molinos de 0.88, entre los jales de Molinos y Las Presas de 0.85 (Tabla 2). Los jales en Huautla presentaron mayor similitud (1) con nueve minas, Las Presas con las minas Peregrina, Xochipala y Santiago (1); Los Molinos (0.83) con las minas Xochipala, Santiago y Peregrina. El número de jales potenciales se redujo al comparar los Valores de Similitud con jales y minas. Los jales potenciales presentaron mayor similitud con al menos uno de los jales conocidos o con una mina. Los jales en Huautla presentaron máxima similitud con los jales potenciales 4 y 8 de la foto aérea y, 12, 26 y 36 de la ortofoto; Los Molinos presentó similitud con el jal potencial 70 de la ortofoto; Las Presas tuvo máxima similitud con los jales 1, 9 y 16 de la foto aérea.
Consulta con habitantes, representantes ejidales y verificación de campo
En los recorridos de campo se verificaron los jales conocidos, y se encontró un depósito de jales en Huautla que no había sido previamente reportado. Dicho jal fue identificado en las clasificaciones de imágenes y presentado por las autoridades ejidales. También se verificaron jales potenciales en zona de depositación en los ríos. Los jales en Tlalchichilpa fueron verificados, aunque eran desconocidos para las autoridades ejidales.
DISCUSIÓN
El uso de distintas fuentes de información resultó trascendente para la presente investigación. La integración de distintas fuentes clarificó el entendimiento de la dinámica minera y sus impactos en la zona (Cuadro 1). Distintas fuentes de información permiten identificar los cambios a través del tiempo, complementándose entre sí (Erice, 2010; SEMARNAT, 2013).
Compilación de información georrefenciada
Algunas investigaciones, narraciones históricas, tesis, reportes técnicos, entre otros, mencionan la localización y georreferencia de minas, jales e infraestructura, mencionan su origen y describen su dinámica a través del tiempo (Valle, 1991; Nieto, 1997; Esteller, 2015; Barats et al., 2016). Otra parte de la literatura se enfocó a los impactos ambientales y ecológicos generados por los jales mineros (Tovar-Sánchez, 2012; De la Cruz, 2018; Esteves, 2018; Farfán, 2019; Galván, 2020) (Cuadro 1). La información documental es un punto de partida para cuantificar los impactos mineros y planificar su mitigación (Kussmaul, 1989; Márquez-Huitzil, 2005). Dependiendo del tipo de documento consultado es la perspectiva que nos ofrece acerca de esta actividad.
Descripción y análisis de imágenes
El reconocimiento visual permitió detectar objetos, características o fenómenos sin estar físicamente en el sitio (Dwivedi, 2019). Este análisis también puede permitir la identificación de eventos pasados no documentados, como el derrame de la presa de jales y su dispersión a través de los cuerpos de agua o los cambios y afectaciones a las presas de jales por el paso del tiempo, pudiendo inferir el arrastre de miles de toneladas de jales. Los jales depositados al aire libre y no encontrarse estabilizados son arrastrados hacia los cauces (Ramos-Arroyo y Siebe-Grabach, 2006; Rivera, 2009). En Huautla, ocurre con los jales depositados al borde del Arroyo Chico, unido a los arroyos Juchitlán, Salitre y Atlipa, para formar el Arroyo Grande que desemboca al río Amacuzac (Santoyo et al., 2020) (Figura 14). Existen antecedentes en el país sobre derrames de presas de jales como el Herrero de la Bufa, Durango o Buenavista del cobre, Sonora (Aparicio y Hernández, 2017; Luque et al., 2019). La fotointerpretación también permitió observar cambios en los materiales de reserva y la morfología de las presas de jales en Los Molinos, entre 1970 y 1995. El uso de imágenes históricas de Google Earth también permitió identificar la ausencia de cambios en la vegetación asociada a los jales, entre estaciones y entre años, en una zona caracterizada por cambios contrastantes en la vegetación de selva estacional. La fotointerpretación de imágenes ayuda a caracterizar y valorar áreas afectadas por las actividades humanas, sus relaciones y patrones espaciales (Manzanares, 2005; Charou et al., 2010; ELAW, 2010; Posada et al., 2012; Salazar, 2016).
Las clasificaciones de imágenes por pixeles o por objetos complementan el conocimiento de los procesos y características relacionadas con la minería. La clasificación de las ortofotos y mapas satelitales permitió obtener resultados satisfactorios, a pesar de no contar con las características de las imágenes de satélite o de las imágenes VANT (Vuelos Aéreos No Tripulados) utilizadas comúnmente para estos análisis (De Luca et al., 2019, Hinojosa et al., 2021, Dervisoglu et al., 2020). Las técnicas simples e intuitivas aplicadas directamente a una gran base de datos de píxeles como las imágenes de percepción remota pueden ser limitadas al no lograr agrupar datos de muy alta dimensión (Olaode et al., 2014). Sin embargo, en imágenes de satélite como Sentinel o Landsat de resolución de 10 o 15m no se aprecian adecuadamente los jales de esta zona. La clasificación de distintos tipos de imágenes permitió resaltar características de la vegetación asociada a los jales y otros sitios desnudos, como la ausencia de una sucesión vegetal. Las imágenes de percepción remota utilizadas en este estudio, su accesibilidad, secuencia temporal y alta resolución, permitieron generar un método accesible que brindara un panorama de la minería durante e inmediatamente al término de las actividades mineras, extrapolable a otros estudios. Entendiendo que, a pesar de que la resolución, la precisión al clasificarlas varía dependiendo del tipo de la imagen y el método de clasificación utilizado.
Lo que parecerían imprecisiones en la clasificación de imágenes al agrupar elementos como los jales y los suelos desnudo en la misma categoría, pudo explicarse con las otras fuentes de información. Entender los procesos a nivel de paisaje, la revisión documental y la comunicación con los pobladores permitió encontrar otras respuestas. Algunas explicaciones son el transporte de materiales desde las minas hacia la zona de beneficio de minerales durante la explotación minera, la manipulación fuera de algunas minas, el arrastre de los por erosión desde las zonas de depósito o las presas (Nieto, 1997; Aguirre-Salgado et al., 2017), ya que se trata de tecnosuelos (Rossiter, 2007) o la conducción de los jales en forma de lodos por tuberías con fugas desde Los Molinos hacia Las Presas (P. Abarca, R. Palacios, comunicación personal, 2021); o bien el uso local de jales para el relleno de cárcavas, el mantenimiento y nivelación de carreteras (Kiere, comunicación personal, 2021), el uso en la construcción de viviendas o el asentamiento de viviendas o las evidencias de extracción de toneladas de jales, observados durante los recorridos de campo y la fotointerpretación (Figuras 5b, 15). Pudieron observarse la zona de beneficio de minerales y las presas de jales en Los Molinos a menos de 500 m de la población de Huautla, además que los jales y las minas asentados en la vecindad de ríos que pasan a través de las poblaciones de Huautla y Rancho Viejo (Figura 14). Un uso normalizado de jales en las actividades humanas tiene un efecto en su salud por las sustancias tóxicas que contienen (Cervantes-Ramírez et al., 2018). Estos aspectos explican que los impactos sociales y ecológicos de la en la zona.
Las otras fuentes de información permitieron encontrar diferentes explicaciones a la clasificación de las imágenes de percepción remota. Los jales potenciales presentaron valores altos de similitud con las minas y los jales conocidos. La similitud podría explicarse por la dinámica de la actividad minera en la zona, aplicada anteriormente. Considerando la distribución de las minas y el movimiento de materiales es posible que a su alrededor se depositaran materiales producto de la apertura de minas o del transporte de materiales. Las actividades mineras en combinación con los procesos naturales como la erosión y la depositación en los ríos, podría explicar la similitud entre minas, jales conocidos y jales potenciales.
Consulta con habitantes, representantes ejidales y verificación de campo
Los representantes ejidales, algunos investigadores y habitantes, así como los recorridos de campo, generaron información importante para este estudio. Información importante como la determinación de la fecha de término de la actividad minera entre 1993 y 1995 que se concentró en al área de Los Molinos, la mina San Joaquín y El Portón (Nieto, 1997; Velasco et al., 2004; P. Abarca, A. Palacios, comunicación personal, 2021; M. Alcocer, K. Morán, A. Palacios, 2022) (Figura 3); la confirmación del rompimiento de las presa de jales del lado oeste en los Molinos, entre 1968 y 1969, observada previamente en la foto aérea de 1970 (J. Palacios, comunicación personal, 2021; A. Palacios, comunicación personal, 2022) (Figuras 4). Confirmación del uso de los jales para nivelación, arreglo de caminos o cárcavas en los terrenos, la construcción de viviendas o para la introducción de tubería de agua potable y para detectar su extracción y uso (L. Kiere, comunicación personal, 2017; A. Palacios, F. Cruz, M Domínguez, comunicación personal, 2022) (Figura 5 y 15f). Algunas investigaciones resaltan la importancia de tener datos de percepción remota como contrapeso a la percepción local (y viceversa), por tanto, estos datos deben considerarse simultáneamente (Twongyirwe et al., 2017). La comunicación personal enriqueció y dio mayor certidumbre a los resultados por su conocimiento y vivencia de los pobladores respecto a las actividades mineras y al uso actual de jales y minas.
Las verificaciones en campo permitieron corroborar características particulares asociadas a los jales, en general y, en particular, entre estaciones del año; así como cambios a través del tiempo. Durante los recorridos de campo observamos lo siguiente: 1) características y cambios en los depósitos de jales (Figura 6); 2) verificamos depósitos de jales conocidos y potenciales; 3) evidencias de erosión y depositación de materiales (Figura 6, 7 y 14), y 4) cambios en la vegetación a lo largo del tiempo y entre estaciones de lluvias y secas, comparándolas entre áreas (Figura 8).
Del mismo modo, podemos apreciar que los costos de numerosos efectos negativos dejados por la minería no son cubiertos por las empresas, derivando en afectaciones al ambiente y a la sociedad cuya mitigación es transferida a la sociedad (Russi y Martínez-Alier, 2002). Incluso, como en este caso, las empresas pueden desaparecer abruptamente de un sitio sin cumplir ni con los compromisos laborales ni con responsabilidad socioambiental.
CONCLUSIONES
El uso de distintas fuentes de información resulta indispensable para tener un panorama completo de una actividad compleja como la minería. Pues no solo permite identificar y describir con mayor precisión los jales y las minas, sino conocer la dinámica de la actividad minera que los generó y los efectos en la sociedad y los ecosistemas. La recopilación de información documental y cartográfica permitió ubicar los jales y obtener una perspectiva histórica de la minería. El reconocimiento visual es indispensable para describir los impactos a través del tiempo y proponer soluciones para reducir los riesgos y prevenir nuevos eventos que amenacen a la sociedad y al ambiente. El uso de otro tipo de imágenes obtenidas por percepción remota, su accesibilidad, secuencia temporal y alta resolución y su análisis con métodos automatizados y semi-automatizados ofrece un panorama durante la explotación minera hasta su término, así como los cambios hasta la actualidad. La precisión al clasificar las imágenes varía dependiendo de su tipo y el método de clasificación utilizado. Aunque en algunos casos la clasificación parecería catalogar inadecuadamente algunos elementos, como la presencia de materiales en la zona urbanizada y en las carreteras, recurrir a otras fuentes de información como la documental, la consulta a los pobladores o los recorridos de campo, permitirían confirmar o refutar los resultados de las clasificaciones. La información documental se complementa con la de percepción remota y las comunicaciones personales con los habitantes, así como con los recorridos de campo.
Un análisis a través del tiempo permite entender y predecir los cambios de los residuos mineros y sus impactos a otras escalas para prevenir, evitar o mitigar sus efectos. Esta información permite entender tanto la dinámica de estos sitios durante el período activo de la minería, así como una vez terminada dicha actividad. Esta combinación de fuentes de información permite obtener una interpretación completa de la zona y encontrar explicaciones sobre la historia de los procesos que deseamos entender.