Introducción
El ciberacoso es una conducta violenta practicada a través de medios interactivos que se desarrolla mediante la navegación por internet. Esta conducta se convierte en estrategias psicosociales para la construcción de la reputación y la presencia social de los agresores en detrimento de los alumnos afectados (Martínez, Musitu & Buelga, 2016). Para la explicación de este fenómeno tan complejo se han estudiado la funcionalidad y tipología familiar (Palacios García, Polo del Río, Felipe Castaño, León del Barco & Fajardo Bullón, 2013), el clima escolar (Ortega-Barrón, Buelga & Cava, 2016) y los factores de riesgo relacionados con el ciberacoso (Sabater Fernández & López-Hernáez, 2015). En esta investigación se incorporan factores psicológicos individuales poco explorados como ideación suicida y malestar psicológico en el análisis de este problema y, a través del análisis multivariante de la varianza (Manova), se diferencia a los adolescentes ciberagresores de los que no cometen estas conductas en función del sexo, lo que dicta directrices para las políticas de prevención y afrontamiento de esta problemática que se expande al ritmo del desarrollo tecnológico.
Antecedentes
Existe consenso en definir el acoso como cualquier conducta violenta, inmersa en un proceso de interacción psicosocial, que implica dañar, aislar, excluir, insultar y/o amenazar a la víctima de manera intencionada y recurrente, empleando un desbalance de poder para someter al agredido (Martínez et al., 2016). En el caso del ciberacoso, la conducta violenta es transferida al espacio de las tecnologías de la información (Garaigordobil, 2016), con características particulares como la permanencia del daño en el tiempo y el espacio y con mayor alcance y amplitud de los espectadores, lo que aumenta la sensación de indefensión de la víctima y permite un mayor anonimato e impunidad del agresor, facilitando la insensibilización ante el daño y generando malestar psicológico y emocional (Martínez et al., 2016; Monks et al., 2009; Smith, 2012).
El ciberacoso implica tres dimensiones: 1) el factor comportamental o daño infringido, que hace referencia a aislar y excluir a la víctima; 2) la intencionalidad, que implica el uso de la violencia para satisfacer los propios intereses y conseguir algo; y 3) el uso del poder, que tiene la finalidad de imponer los intereses del agresor sobre la resistencia del otro (Del Moral, 2014). Además, la distancia física con la víctima provee la insensibilización hacia el daño generado, facilitando una mayor violencia y crueldad en el agresor y acrecentando la sensación de indefensión en la víctima, produciendo distrés emocional y malestar psicológico (Buelga, 2013; Calvete, Orue, Estévez, Villardón & Padilla, 2010; Kowalski, Limber & Agatston, 2010).
Las formas de acosar en el ciberespacio son muy variadas y pueden clasificarse según la gravedad de la acción realizada (Buelga, 2013). En el extremo más severo podrían incluirse aquellas agresiones que son constitutivas de un delito tales como amenazas y calumnias o delitos contra la intimidad de la víctima. Muchas ciberagresiones tienen consecuencias jurídicas para los menores y sus familias, frecuentemente desconocidas tanto para agresores como para víctimas, que no las reconocen como delitos.
La investigación sobre violencia escolar ha mostrado que esta no siempre responde al perfil tradicional del adolescente con pobres habilidades sociales o falta de regulación emocional, ya que muchos acosadores son populares y reconocidos por sus compañeros (Buelga, Musitu & Murgui, 2009; Garandeau, Lee & Salmivalli, 2014). Se ha identificado también un subgrupo de víctimas/acosadores, es decir, adolescentes víctimas de violencia escolar que a su vez están implicados como agresores (Estévez, Murgui & Musitu, 2009; Garandeau et al., 2014; Katzer, Fetchenhauer & Belschak, 2009; Povedano, Estévez, Martínez & Monreal, 2012). La literatura científica actual coincide en que el ciberacoso entre iguales está en ascenso (Buelga, 2013), por lo que es importante abordar esta problemática desde diversas aristas para erradicarla.
La mayoría de las investigaciones sobre ciberacoso se centra en la influencia de la familia y la escuela sobre el ajuste o desajuste de los adolescentes, siendo más escasos los reportes que examinan factores individuales, entre los que destacan la actitud positiva hacia la transgresión de normas y el malestar psicológico en adolescentes como aspectos que influyen sobre esta conducta violenta (Buelga & Choliz, 2013; Villarreal-González, Sánchez-Sosa, Veiga & del Moral Arroyo, 2011). En el análisis de las variables antes mencionadas existe un vacío respecto al impacto del ciberacoso en la ideación suicida, de ahí la pertinencia del presente estudio al integrar la influencia del malestar y la ideación suicida en la presencia de ciberacoso, tanto en agresores como en víctimas.
Factores individuales y ciberacoso
El malestar psicológico se ha caracterizado como el nivel de estrés percibido, desmoralización, incomodidad (disconfort) y desasosiego (Páez & Echevarría, 1986), señalando que este factor permite obtener información sobre la autopercepción de pensamientos, sentimientos y comportamientos que podrían configurar un problema de salud mental. Alderete, Berra & Plaza (2004) puntualizan que el malestar psicológico se manifiesta a través de síntomas como alteraciones del sueño, desesperación, sentimientos de miedo y temor. Los factores familiares y escolares se relacionan entre sí y contribuyen conjuntamente a la explicación del malestar psicológico del adolescente (Estévez, Musitu & Herrero, 2005). En estudios previos se ha observado que la presencia de síntomas depresivos y niveles elevados de estrés percibido se relacionan con la violencia escolar en sus distintas modalidades, incluyendo el ciberacoso (Seals & Young, 2003). En México, diversos estudios señalaron al malestar psicológico como un factor de riesgo que correlaciona de forma positiva con la violencia escolar, tanto en agresores como en sus víctimas (Jiménez Tapia, Mondragón Barrios & González-Fortaleza, 2007; Pérez-Amezcua et al., 2010; Sánchez-Sosa, Villarreal-González, Musitu & Martínez Ferrer, 2010; Sarmiento Silva & Aguilar Villalobos, 2013; Villarreal-González et al., 2011).
Con relación a la ideación suicida, se ha mostrado una correlación negativa significativa de esta variable con el ajuste escolar en adolescentes. La victimización escolar, a su vez, constituye un factor predictivo de la ideación suicida (Jiménez Tapia et al., 2007; Pérez- Amezcua et al., 2010; Sánchez-Sosa et al., 2010; Sarmiento Silva & Aguilar Villalobos, 2013).
Finalmente, se menciona aquí, por su interés y originalidad, un estudio que se propuso identificar las diferencias en el manejo de la vergüenza (reconocimiento y desplazamiento) en estudiantes de bachillerato con y sin reportes de ciberagresiones hacia los pares (Alcántar Nieblas, Tánori Quintana, Valdés Cuervo & Reyes Rodríguez, 2016). Los datos evidencian que los estudiantes sin reportes de ciberacoso reconocen la vergüenza asociada con la conducta agresiva hacia los pares en mayor medida que los ciberagresores. Se concluye que la dificultad para reconocer la vergüenza por la conducta agresiva (o la no resolución de la disonancia que produce esta vergüenza) es un factor asociado con el ciberacoso, lo sugiere una alta probabilidad de que el agresor experimente una mayor desconexión moral de las consecuencias de su comportamiento (Smith, 2012). Este hallazgo, que expone elementos de vulnerabilidad individual, apunta a incorporar tareas en el ámbito de la orientación o psicoterapia, enfatizando la responsabilidad de las acciones propias en las propuestas de intervención, tanto con adolescentes, como en padres y profesores.
Teniendo en cuenta el estado del conocimiento, el objetivo principal de la investigación es examinar la influencia que ejerce la conducta de ciberacoso en el malestar psicológico y la ideación suicida en función del sexo. Las hipótesis que surgen a partir del objetivo presentado son las siguientes:
Entre los adolescentes de secundaria prevalece el grupo de no ciberacosadores, y en el conglomerado de ciberacosadores predomina el sexo masculino (H1). El grupo de ciberacosadores presenta mayor puntaje en las medias de ideación suicida y malestar psicológico que los no acosadores (H2). Al interior de este grupo, son las mujeres ciberacosadoras las que presentan mayores medias en malestar psicológico e ideación suicida (H3). Las preguntas de investigación que guiaron esta investigación son ¿Cómo influye la conducta de ciberacoso en el malestar psicológico y la ideación suicida? ¿Existen diferencias en la interacción entre ciberacoso, malestar psicológico e ideación suicida en función del sexo?
Materiales y Métodos
Esta investigación es de tipo explicativo, de diseño transversal. El universo poblacional sumó 14 759 sujetos, constituido por los adolescentes mexicanos escolarizados en secundaria del municipio de Puerto Vallarta y el poblado de Tomatlán, ambos en el estado de Jalisco, México. Se definió la muestra con un total de 1676 sujetos adolescentes mexicanos de ambos sexos (46.1% varones, 53.9% mujeres), con edades que oscilan entre los 12 y 17 años (M = 13.65. DT = 1.14), pertenecientes a 13 centros educativos de secundaria (públicos y privados), de entornos tanto rural como urbano y de primero, segundo y tercer grado. Se asumió un error muestral de ± 2.5% y un nivel de confianza del 95%, con muestreo estratificado por conglomerados. Para la selección de los participantes, los centros educativos fueron las unidades de muestreo y el curso el estrato establecido.
Tratándose de menores de edad, se contó con el consentimiento de los tutores. Los participantes fueron informados de los objetivos del estudio y se les garantizó el anonimato y confidencialidad de los datos. El instrumento fue administrado por los investigadores del proyecto, distribuyendo las aplicaciones de acuerdo con el número de escuelas, turnos y alumnos inscritos. En cuanto a los valores éticos en la investigación con seres humanos, el estudio respetó los principios fundamentales de la declaración de Helsinki.
Para la recolección de datos se utilizaron las siguientes escalas. Escala de malestar psicológico de Kessler K10: La escala fue adaptada en contexto latinoamericano por Brenlla & Aranguren (2010). Dicho instrumento se utilizó para medir la percepción subjetiva de malestar psicológico en las dimensiones de ansiedad y depresión. En su estructura cuenta con una dimensión conformada por 10 ítems que se evalúan en escala Likert del 1 al 5. En este estudio se obtuvo un Alfa de Cronbach de 0.88. Escala de ideación suicida de Roberts: este instrumento fue validado en población mexicana por Rosales-Pérez, Córdova-Osnaya & Cortés-Granados (2015). La escala presenta una estructura unifactorial que mide la ideación suicida en adolescentes. En su estructura cuenta con una dimensión conformada por 4 ítems que se evalúan en escala Likert del 1 al 4. En este estudio el coeficiente de fiabilidad fue de 0.84. Escala de agresión a través del teléfono móvil y de internet: esta escala está validada en un contexto iberoamericano por Buelga & Pons (2012) y en el presente estudio se cuenta con propiedades de fiabilidad a partir de los análisis exploratorios y confirmatorios. Este instrumento mide las agresiones ejercidas a través del teléfono móvil y de internet; en el estudio solo se utilizó la subdimensión de internet, la cual está conformada por un factor integrado por 10 preguntas con respuesta de escala Likert del 1 al 5. El coeficiente de fiabilidad obtenido en el estudio fue de 0.89.
Resultados
Análisis descriptivos
El 90.74% (1521) de adolescentes no son ciberagresores; en tanto, el 9.26% (155) sí lo son. De estos últimos el 5.67% (95) son varones y el 3.59% (60) son mujeres.
Análisis correlacional
De acuerdo con la correlación de Pearson, todas las variables alcanzaron correlaciones significativas. El malestar psicológico correlaciona de manera significativa y positiva con ideación suicida (r = 0.534, p < 0.01) y con ciberacoso (r = 0.156, p < 0.01). La ideación suicida correlaciona de manera significativa y positiva con ciberacoso (r = 0.258, p < 0.01) y con malestar psicológico (r = 0.534, p < 0.01).
Análisis multivariante de la varianza (Manova)
A partir de la muestra de 1676 adolescentes se realizó el análisis de clúster para obtener agrupaciones naturales, se utilizó el procedimiento bietápico para lograr la máxima homogeneidad en cada grupo y la mayor diferencia entre ellos. El ajuste fue bueno al encontrarse en el intervalo 0.50-1. Se identificaron dos grupos y, posteriormente, se aplicó el K-Medias con la finalidad de asignar casos al número fijo de conglomerados en función de las distancias existentes entre ellos, a partir del conjunto de variables. Los conglomerados resultantes son no ciberacoso agresión y ciberacoso agresión, los cuales se describen a continuación: el Manova de la variable ciberacoso resultó significativa.
Como se observa en la Tabla 1, en el análisis Manova factorial se obtuvieron diferencias estadísticamente significativas en el efecto de interacción entre Ciberacoso (Λ = 0.937, F (2, 1671) = 56.087, p < 0.001, η2 = 0.063) y sexo (Λ = 0.965, F (2, 1671) = 29.877, p < 0.001, η2 = 0.035). También se obtuvo un efecto de interacción estadísticamente significativa entre las variables consideradas (Λ = 0.996, F (2, 1671) = 3.497, p < 0.031, η2 = 0.004).
Fuente de variación | Variables objeto del estudio | |||||
ʌ | F | gl entre | gl error | p | η2 | |
(A) Ciberacoso agresora | 0.937 | 56.08 | 2 | 1671 | <0.001*** | 0.063 |
(B) Sexob | 0.965 | 29.87 | 2 | 1671 | <0.001*** | 0.035 |
A x B | 0.996 | 3.497 | 2 | 1671 | <0.031** | 0.004 |
a1 No Ciberacoso agresor
a2 Ciberacoso agresor
b1 Hombre
b2 Mujer
*** p<0.001; **p<0.01
Fuente: Elaboración propia
Efecto de interacción entre las variables
Los resultados del análisis de varianza (Anova) por conglomerado de ciberacoso agresor mostraron diferencias significativas en malestar psicológico (F (1.1682) = 22.873, p < 0.001, η² = 0.013); y expuso también diferencias significativas en ideación suicida (F (1.1682) = 87.175, p < 0.001, η² = 0.049), es decir, los adolescentes que ejercieron alta agresión en ciberacoso obtuvieron las puntuaciones más elevadas en malestar psicológico e ideación suicida (Tabla 2).
Ciberacoso | ||||
No agresión | Agresión | F (1.1682) | η2 | |
Malestar psicológico | 2.26 (0.83) | 2.60 (0.89) | 22.837*** | 0.013 |
Ideación suicida | 1.42 (0.66) | 1.96 (0.89) | 87.175*** | 0.049 |
*** p<0.001; **p<0.01; *p<0.05
Fuente: Elaboración propia
El análisis de varianza por sexo mostró diferencias significativas en malestar psicológico (F (1.1677) = 76.250, p < 0.001, η² = 0.043); también reveló diferencias significativas en ideación suicida (F (1.1677) = 37.27, p < 0.001, η² = 0.022). Las mujeres mostraron medias más altas tanto en malestar psicológico como en ideación suicida, como se detalla en la Tabla 3.
Ciberacoso por sexo | ||||
Hombre | Mujer | F (1.1677) | η2 | |
Malestar psicológico | 2.10 (0.75) | 2.45 (0.87) | 76.250*** | 0.043 |
Ideación suicida | 1.35 (0.58) | 1.56 (0.78) | 37.27*** | 0.022 |
*** p<0.001; **p<0.01; *p<0.05
Fuente: Elaboración propia
Como se puede observar, en la Tabla 4, se obtuvo un efecto de interacción estadísticamente significativa entre ciberacoso, agresión y sexo respecto a la variable de malestar psicológico (F (3.1672) = 39.354, p < 0.001, η² = 0.066), así como para ideación suicida (F (3.1672) = 50.416, p < 0.001, η² = 0.083), siendo las y los adolescentes agresores por ciberacoso los que muestran mayor malestar psicológico e ideación suicida y, entre ellos, las mujeres presentan medias más elevadas.
No ciberacoso agresión | Ciberacoso agresión | |||||
Hombre | Mujer | Hombre | Mujer | F (3.1677) | η2 | |
Malestar psicológico | 2.06 (0.74) | 2.41 (0.86) | 2.34 (0.79) | 3.0 (0.91) | 39.354*** | 0.066 |
Ideación suicida | 1.29 (0.52) | 1.51 (0.74) | 1.7 (0.77) | 2.27 (0.94) | 50.416*** | 0.083 |
*** p<0.001; **p<0.01; *p<0.05
Fuente: Elaboración propia
Discusión
Las conductas de ciberacoso representan un fenómeno complejo y de riesgo que tiene un impacto significativo en la ideación suicida y malestar psicológico, como se constata en los resultados de esta investigación.
Se coincide con las observaciones de distintos autores (Bannink, Broeren, Van de Looij-Jansen, De Waart & Raat, 2014; Bonanno & Hymel, 2013; Hinduja & Patchin, 2010), quienes sugieren que para explicar, prevenir y erradicar conductas de ciberacoso es indispensable incorporar los ámbitos familiares, escolares e individuales. Dada la gravedad de las consecuencias de esta conducta violenta, las acciones colaborativas y tempranas que involucren a todos los actores implicados en este fenómeno son fundamentales. Los hallazgos aquí presentados enfatizan la importancia de abordar el ciberacoso, considerando factores individuales como malestar psicológico e ideación suicida, es decir, un adolescente ciberacosador presenta un desajuste psicológico a nivel individual, que se expresa cuando experimenta situaciones de distrés, ansiedad, depresión y rumiación suicida, en comparación con los adolescentes no ciberacosadores que puntúan menos en estas áreas.
Continuando en esta misma línea, los resultados de la investigación reportan que conductas de riesgo como el ciberacoso incrementan las probabilidades de ideación suicida, tales como pensamientos de la muerte, sentimientos de lejanía con la familia y de no seguir adelante, lo que coincide con los hallazgos de Litwiller & Brausch (2013), quienes refieren que esta asociación se manifiesta a través de la habituación al dolor y la ansiedad.
En otro sentido, los resultados de la investigación han constatado que el grupo de mujeres presenta mayor puntaje en malestar psicológico e ideación suicida que el grupo de varones, tanto en el conglomerado de ciberacoso agresión como en el conglomerado de ciberacoso no agresión, lo que implica que el efecto del ciberacoso es más perjudicial en mujeres. En este sentido, las jóvenes presentan sentimientos de cansancio, nerviosismo, intranquilidad, desesperanza, tristeza, desinterés, así como pensamientos sobre la muerte y sentimientos de no seguir adelante que afectan directamente su identidad, su autoconcepto y su salud mental. La conducta agresiva en las redes sociales potencializa estas variables psicológicas. A su vez, se concluye que el grupo de mujeres ciberacosadoras presentan una mayor vulnerabilidad psicológica que el grupo de varones ciberacosadores.
Tomando en cuenta el vínculo cercano entre violencia escolar y ciberacoso en la adolescencia, es importante señalar que los resultados coinciden con los de Villarreal-González et al. (2011) que encontraron correlación del malestar psicológico con otras conductas de violencia escolar. El estudio muestra mayor prevalencia de ciberacoso en varones y una relación positiva entre malestar psicológico y ciberacoso más presente en mujeres que en varones, coincidiendo con otros estudios de violencia escolar (Buelga, Cava & Musitu, 2012; Herrero, Estévez & Musitu, 2006; Musitu, Estévez, Jiménez & Veiga, 2011). Estos datos sugieren acciones diferenciadas en función del sexo y, de manera más global, la urgencia de incorporar investigaciones con perspectiva de género.
Respecto a las diferencias en función del sexo en ciberacoso, este estudio confirma lo que otras investigaciones anuncian respecto a las carencias de recursos internalizantes entre adolescentes como sería la baja autoestima, baja satisfacción vital o autoconcepto negativo (Buelga et al., 2012; Cheng et al., 2009), condiciones que incrementan la vulnerabilidad de las jóvenes a la ideación suicida y al malestar psicológico, siendo el ciberacoso más potencialmente perjudicial en las mujeres. Una posible explicación es que el ciberespacio proporciona un recurso de anonimato para que ellas expresen conductas agresivas (amenazas, difamación, rumores y mentiras) sin el castigo social que conllevaría expresarlas en el contexto no virtual.
Respecto a las diferencias entre mujeres y varones, los hallazgos indican una mayor frecuencia de varones ciberagresores; sin embargo, al considerar el impacto del ciberacoso, las mujeres son más afectadas en cuanto a malestar psicológico e ideación suicida. Esta línea de investigación debe ser analizada con mayor profundidad de manera que la perspectiva de género vaya más allá del análisis de frecuencias y se considere la potencia del efecto. Los resultados encontrados coinciden con otro estudio realizado en adolescentes mexicanos (Jiménez Tapia et al., 2007), donde se constató que la prevalencia de la ideación suicida es mayor en las mujeres, o que al menos son estas las que la externan con mayor facilidad. Se reporta también que el riesgo que tienen las mujeres adolescentes de presentar ideas suicidas es el doble que los varones; se cuadruplica cuando tienen una baja autoestima y si existe sintomatología depresiva, el riesgo es trece veces mayor.
Finalmente, cabe mencionar que no se desestima el uso de las tecnologías. Su alcance tal como se ha vivido en las últimas décadas conlleva revoluciones internas y externas respecto a la disponibilidad de la información y que esta se convierta en conocimiento y formación. Se coincide con Buelga (2013) y Buelga & Choliz (2013) en el sentido de que el manejo y uso positivo de las tecnologías es beneficioso para los y las adolescentes, y para la sociedad en general, mientras se enmarque en una práctica social de respeto mutuo.
Conclusiones
Un aporte importante del estudio para la comprensión de la problemática del ciberacoso es mostrar su interrelación con variables individuales, como el malestar psicológico e ideación suicida, que caracterizan a los y las adolescentes que presentan conductas de ciberacoso en el rol de agresores y no agresores. Si se busca combatir realmente el fenómeno en sus raíces, se deben conocer con mayor rigor las características que se convierten en factores de riesgo para desarrollar las conductas de ciberacoso.
A nivel descriptivo, en la muestra prevalece el grupo de no ciberacosadores (H1); del grupo de ciberacosadores, el grupo de varones prevalece en frecuencia. Comparando adolescentes ciberacosadores y no ciberacosadores destaca que los primeros presentan mayor desajuste, expresado en medias más altas de malestar psicológico e ideación suicida, comprobándose la H2 planteada en este estudio. Particularizando en este grupo, las mujeres ciberacosadoras presentan mayor desajuste en malestar psicológico e ideación suicida que los varones ciberacosadores, confirmando la H3. A su vez, en el grupo de no ciberacosadores, son las mujeres quienes presentan medias más altas en las variables de malestar psicológico e ideación suicida.