Introducción
Hoy en día, cualquier actividad que la sociedad desarrolla genera residuos sólidos, mismos que deben ser manejados y dispuestos de manera correcta para reducir su impacto y afectación en el territorio. La generación de residuos muestra una tendencia ascendente que puede relacionarse con factores como el crecimiento poblacional, la adopción de nuevas costumbres o cambios en los hábitos de consumo, además de fenómenos de migración de zonas rurales a urbanas (Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales [Semarnat], 2016). Sumado a lo anterior, y de acuerdo con Castrejón-Godínez et al. (2015), se debe considerar el incremento que se da año con año en la generación per cápita (GPC).
Para el caso del estado de Chiapas, de acuerdo con cifras de la Secretaría de Medio Ambiente e Historia Natural (Semahn, 2019a), en la entidad se produjeron cerca de 4000 t d-1 de residuos sólidos urbanos (RSU), de los cuales aproximadamente el 50% fue aportada por solo 10 de los 125 municipios del estado (Semahn, 2019b); entre ellos destaca la ciudad de Tuxtla Gutiérrez (TGZ) por ser la capital y concentrar la mayor población del estado, la cual ha experimentado un crecimiento acelerado en los últimos años.
Respecto al manejo de los RSU en TGZ, el proceso comprende las etapas de generación, almacenamiento, recolección, transporte y transferencia, separación y aprovechamiento de subproductos, además de la disposición final. Es importante mencionar que las fases involucradas en el servicio de recolección y de disposición final se encuentran concesionadas a una empresa privada y que, a diferencia del resto de los municipios del estado, se visualiza un manejo que incluye (al menos en su esquema) etapas como la de separación y aprovechamiento de subproductos, además de contar con un relleno sanitario para su disposición final (Figura 1).
A nivel estatal no se identifica alguna estrategia de manejo y aprovechamiento de la fracción orgánica de los RSU, la cual, de acuerdo con Semahn (2019a), representa el 51% de los residuos. Algo similar ocurre en el ámbito municipal, cuyo componente orgánico puede ser mayor al 50% (Esquinca et al., 1996; Vera et al., 2013; Villalobos, 1996). A su vez, no existe una cultura de reciclaje y de aprovechamiento de otros subproductos que sea impulsada por las dependencias gubernamentales, todo se reduce a empresas privadas dedicadas a la colecta, transporte, almacenamiento y venta de algunos subproductos de materiales ferrosos, plásticos, papel y cartón.
El manejo inadecuado de los RSU genera impactos negativos al suelo, agua, flora y fauna y a la salud de la población (Castrejón-Godínez et al., 2015; Urdaneta & Sáez, 2014), además de la atmósfera (Herrera et al., 2018; Semarnat, 2016). Las emisiones que se generan por los RSU pueden ser analizadas desde diferentes enfoques, como la calidad del aire (Cárdenas-Moreno et al., 2021), emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) (Kumar et al., 2004; Salmerón-Gallardo et al., 2017), generación de biogás (Ghosh et al., 2018; Srivastava & Chakma, 2020), entre otros. Para ello se aplican distintas metodologías como la de ISO 14 061, la huella de carbono-ISO 14 067 (Ihobe, 2013) y las directrices del IPCC versión revisada de 1996 (Aguilar-Virgen et al., 2011; Intergovernmental Panel on Climate Change [IPCC], 1997). Esta última ha facilitado el desarrollo de diferentes instrumentos que rigen la política ambiental nacional, estatal y municipal en torno a la problemática del cambio climático, lo cual permite identificar las principales fuentes de emisión de GEI, así como orientar los esfuerzos de mitigación y adaptación al cambio climático (Programa de Acción ante el Cambio Climático del Estado de Chiapas [PACCCH], 2011; Programa Municipal ante el Cambio Climático [Promacc], 2015).
A pesar de su relevancia, los estudios sobre RSU en Chiapas son escasos y desactualizados, sobresalen los trabajos realizados para TGZ (Esquinca et al., 1996; Vera et al., 2013; Villalobos, 1996), Las Margaritas (Araiza et al., 2015) y Berriozábal (Araiza et al., 2017), entre otros. En relación con la cuantificación de emisiones del sector desperdicios en la entidad, esta se considera una línea de investigación incipiente. Los dos referentes más importantes para la presente investigación corresponden a los datos del inventario estatal de GEI publicado en el PACCCH (2011) y a nivel municipal corresponde el inventario de emisiones para TGZ publicado en el Promacc (2015). Por otro lado, acorde al IPCC (1997), se han estudiado más las emisiones generadas en otros sectores, principalmente en el sector cambio de uso de suelo y silvicultura (Ruíz-Valdiviezo et al., 2010), así como en el sector energía (Díaz-Nigenda et al., 2021). En este sentido, al considerar que las emisiones de GEI por la disposición de RSU son dinámicas y cambian en función de las condiciones sociales, económicas y ambientales, resulta necesario conocer su comportamiento para dimensionar y entender la problemática ambiental asociada.
El objetivo de la presente investigación es cuantificar las emisiones de CH4 generadas por la disposición de RSU en TGZ en el periodo 2000-2020 mediante las directrices del IPCC versión revisada de 1996, para lo cual, al no contar con información específica, no se contempla aprovechamiento alguno de los residuos.
Materiales y métodos
Zona de estudio
TGZ se ubica a una altitud de 522 metros sobre nivel medio del mar en la parte centro-occidente del estado de Chiapas, ocupa una superficie de 334.61 km2 en la cuenca baja del río Sabinal. Al norte colinda con el Parque Nacional Cañón del Sumidero, al sur con el Cerro Mactumatzá y la Mesa de Copoya, al Oeste con el municipio de Berriozábal, y al este con el río Grijalva y Chiapa de Corzo. Sus coordenadas extremas son: 16° 40’ 30’’ y 16° 48’ 00’’ latitud norte y 93° 01’ 35’’ y 93° 13’ 10’’ longitud oeste (Figura 1) (Comité Estatal de Información Estadística y Geográfica de Chiapas [CEIEG], 2021).
La ciudad cuenta con un relleno sanitario que comenzó a recibir residuos en el año 2008, y que en la actualidad cuenta con siete celdas que cubren una superficie cercana a las 11 ha y donde se han alojado alrededor de 2 800 000 t de residuos. El relleno sanitario cumple con la mayoría de los aspectos que contempla la NOM-083-SEMARNAT-2003 (Diario Oficial de la Federación [DOF], 2004), como son: cobertura diaria de los residuos, impermeabilización de las celdas de confinamiento, maquinaria pesada y sistemas para el control de lixiviados y biogás; este último es conducido y disipado a través de un sistema de pozos de venteo pasivo, sin que se tenga registro de su aprovechamiento como tal. Para el caso de los lixiviados, únicamente son contenidos en lagunas de evaporación y recirculados periódicamente al cuerpo de las celdas con el fin de controlar su producción y acelerar los procesos de descomposición de los residuos, sin embargo, esta forma de manejarlos no puede considerarse un tratamiento adecuado, dado que, durante el proceso de evaporación, no solo agua es emitida a la atmósfera, sino también algunos contaminantes (Gray et al., 2005).
Datos de población
Los datos del tamaño de población fueron tomados de Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI, 2000, 2005) y CEIEG (2021). Para complementar la serie de tiempo 2000-2020 (Tabla 1), se calcularon tasas de crecimiento acorde a la información disponible mediante el modelo geométrico de crecimiento poblacional propuesto por Torres-Degró (2017), de acuerdo con la ecuación:
donde r es la tasa de crecimiento anual geométrico, a es la amplitud entre las dos poblaciones de referencia, P t+n es la población al momento actual y P t es la población inicial.
Año | Población | GPC (kg hab-1 día-1) |
RSU generados (t año-1) |
RSU a SDF (t año-1) |
2000 | 434 143 a | 0.8750d | 138 654.42 | 120 560.02 |
2001 | 447 172 | 0.8881 | 144 960.30 | 126 042.98 |
2002 | 460 593 | 0.9015 | 151 552.97 | 131 775.31 |
2003 | 474 416 | 0.9150 | 158 445.47 | 137 768.34 |
2004 | 488 655 | 0.9288 | 165 651.43 | 144 033.92 |
2005 | 503 320 b | 0.9427d | 173 185.11 | 150 584.46 |
2006 | 512 955 | 0.9568 | 179 145.85 | 155 767.32 |
2007 | 522 774 | 0.9712 | 185 311.75 | 161 128.56 |
2008 | 532 781 | 0.9857 | 191 689.86 | 166 674.34 |
2009 | 542 980 | 1.0005 | 198 287.50 | 172 410.98 |
2010 | 553 374 c | 1.0155d | 205 112.22 | 178 345.08 |
2011 | 562 158 | 1.0257 | 210 460.30 | 182 995.23 |
2012 | 571 081 | 1.0360 | 215 947.83 | 187 766.63 |
2013 | 580 146 | 1.0464 | 221 578.43 | 192 662.45 |
2014 | 589 355 | 1.0569 | 227 355.85 | 197 685.91 |
2015 | 598 710 c | 1.0675 | 233 283.91 | 202 840.36 |
2016 | 599 793 | 1.0782 | 236 052.77 | 205 247.88 |
2017 | 600 879 | 1.0891 | 238 854.49 | 207 683.98 |
2018 | 601 966 | 1.1000e | 241 689.47 | 210 148.99 |
2019 | 603 056 | 1.1147 | 245 355.22 | 213 336.37 |
2020 | 604 147 c | 1.1273 | 248 576.76 | 216 137.49 |
Nota. Los datos en negritas fueron tomados de aINEGI (2000), bINEGI (2005), cCEIEG (2021), dINECC (2021) y eSEMAHN (2019a).
Fuente: Elaboración propia.
Datos de generación de residuos sólidos
Los datos de GPC (kg hab-1 d-1) fueron tomados de Semahn (2019a) e INECC (2021). Similar a los datos de población, se aplicó el modelo geométrico de crecimiento (Torres-Degró, 2017) para complementar la serie de GPC para el periodo 2000-2020 (Tabla 1). Así, la generación anual de RSU fue obtenida mediante la siguiente ecuación:
donde i es el año de interés, RSUi son los RSU generados en el año i (t año-1), Pi es la población en el año i y GPCi es la generación per cápita en el año i (kg hab-1 d-1).
Cuantificación de emisiones
Para cuantificar las emisiones anuales de GEI generadas por la disposición de los RSU, se aplicó el método por defecto (nivel 1) de las directrices del IPCC en su versión revisada de 1996, el cual supone que la totalidad de CH4 se libera durante el año en el que se produce la disposición de los residuos, de acuerdo con la siguiente ecuación (IPCC, 1997, 2000):
donde ECH4 es la emisión de CH4 (t año-1), RSUT es el total de RSU generados (Gg año-1), RSUF es la fracción de RSU eliminados en los vertederos de residuos sólidos, FCM es el factor de corrección para el CH4, COD es la fracción de carbono orgánico degradable, CODF es la fracción del carbono orgánico degradable asimilado, F es la fracción de CH4 en el gas de vertedero, R es el CH4 recuperado y OX es el factor de oxidación.
Por otro lado, se consideró que el 86.95% de los RSU llegan al sitio de disposición final (SDF) con base en la cobertura de recolección promedio que se tiene en México para localidades con población mayor a 100 mil habitantes (Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático-Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales [INECC-Semarnat], 2012). Al no contar con estudios relacionados, se utilizaron valores por defecto recomendados por las directrices del IPCC (1997) para la fracción del CODF (0.77), F (0.5) y OX (0). Similar al Promacc (2015), se establecieron dos escenarios: el primero abarca del año 2000 al 2007, que contempla la disposición de los residuos en tiradero a cielo abierto con profundidad ≥5 m; mientras que el segundo representa un periodo que inicia en el año 2008 al 2020, ya con el funcionamiento del relleno sanitario. En este sentido, los valores de FCM fueron de 0.8 y 1, respectivamente. Para este trabajo no se consideró recuperación alguna de CH4 (R = 0).
Por otro lado, se consideraron estudios previos sobre caracterización de RSU realizados en TGZ (Esquinca et al., 1996; Vera et al., 2013; Villalobos, 1996), así como del municipio de Berriozábal por su cercanía (Araiza et al., 2017). A partir de ellos, y acorde a lo establecido en las directrices del IPCC (1997), se calculó el %COD mediante la ecuación:
donde %COD es el porcentaje de COD en los RSU, A es el contenido de papel y los textiles en los RSU (%), B es el contenido de residuos de jardín y de los parques o de otros restos orgánicos putrescibles en los RSU (%), C es el contenido de restos de alimentos en los RSU (%) y D es el contenido de madera y paja en los RSU (%). Los valores COD obtenidos y los periodos en los que fueron aplicados se muestran en la Tabla 2.
COD (%) | Periodo de Aplicación | Referencia |
11.83* | 2000-2012 |
Villalobos (1996) Esquinca et al. (1996) |
13.21 | 2013-2016 | Vera et al. (2013) |
13.28 | 2017-2020 | Araiza et al. (2017) |
*en promedio
Fuente: Elaboración propia.
Finalmente, de acuerdo con Walpole et al. (2012), se calculó el error estándar de la media (
donde S es la desviación estándar y n el tamaño de la muestra.
Resultados
La ciudad de TGZ pasó de 434 143 habitantes en el año 2000 a 604 147 en el 2020, lo que representa un incremento aproximado del 39% de la población con tasas de crecimiento del 3% (2000-2005), 1.9% (2005-2010) y 1.6% (2010-2015). A pesar de observarse una tendencia positiva en el aumento de la población, este ha disminuido hacia el final del periodo a una tasa del 0.2% (2015-2020). Por otro lado, la GPC (kg hab-1 d-1) ha experimentado un incremento del 28% con tasas de crecimiento del 1.5% (2000-2005), 1.49% (2005-2010) y 1% (2010-2018). Lo anterior puede observarse en la Tabla 1.
A partir de los datos de población y GPC se calculó la generación anual de residuos mediante la ecuación 2; los resultados se muestran en la Tabla 1 y en la Figura 2. Los datos muestran un incremento del 79.3% en la cantidad de RSU generados en el periodo 2000-2020, lo que equivale a un aumento de 95 577.47 t de residuos.
La Figura 2 muestra un comportamiento escalonado en las emisiones anuales, lo cual obedece a dos eventos. El primero (2007-2008) considera un incremento debido al cambio de tiradero a cielo abierto (FCM=0.8) a relleno sanitario (FCM=1), situación que favorece la descomposición del componente orgánico bajo condiciones anaeróbicas, lo que genera mayores emisiones de CH4. El segundo evento (2012-2013) se debe al cambio en los valores de la fracción COD empleada (Tabla 2).
En el año 2000, se emitieron 5857.03 t CH4 (122 997.65 t CO2e) por la disposición de 120 560.02 t RSU, mientras que 14 734.24 t CH4 (309 418.97 t CO2e) fueron emitidos en el 2020 a partir de 216 137.49 t RSU. Lo anterior equivale a un incremento de 8 877.21 t CH4 (186 421.33 t CO2e) durante el periodo, observándose tasas de crecimiento que oscilan entre 1.19% y 29.3% y una media anual del 4.89% (Tabla 3).
Año | Emisión | Estadísticos (t CH4) |
|
t CH4 | t CO2e | ||
2000 | 5857.03 | 122 997.65 |
|
2001 | 6123.40 | 128 591.47 | |
2002 | 6401.89 | 134 439.70 | |
2003 | 6693.04 | 140 553.91 | |
2004 | 6997.44 | 146 946.17 | |
2005 | 7315.67 | 153 629.16 | |
2006 | 7567.47 | 158 916.81 | |
2007 | 7827.93 | 164 386.45 | |
2008 | 10 121.69 | 212 555.45 |
|
2009 | 10 470.06 | 219 871.24 | |
2010 | 10 830.42 | 227 438.84 | |
2011 | 11 112.81 | 233 369.06 | |
2012 | 11 402.57 | 239 453.90 | |
2013 | 13 064.70 | 274 358.65 |
|
2014 | 13 405.35 | 281 512.25 | |
2015 | 13 754.88 | 288 852.38 | |
2016 | 13 918.13 | 292 280.78 | |
2017 | 14 157.96 | 297 317.06 | |
2018 | 14 326.00 | 300 845.93 | |
2019 | 14 543.28 | 305 408.93 | |
2020 | 14 734.24 | 309 418.97 |
Fuente: Elaboración propia.
Discusión
De acuerdo con Semarnat (2016), los escenarios de crecimiento poblacional y de GPC (Tabla 1) que se experimentaron en TGZ durante el periodo 2000-2020 están directamente relacionados a una excesiva generación de residuos sólidos por una mayor demanda de bienes y servicios para satisfacer las necesidades de la población, lo cual, de acuerdo con Urdaneta & Sáez (2014), tiene un comportamiento similar a varios países en Latinoamérica, por lo que el manejo y disposición resultan de gran interés para evitar impactos como la emisión de GEI.
Por otro lado, a partir de los resultados de generación anual de RSU, se obtuvo un incremento de 79.3% en la cantidad de residuos durante el periodo 2000-2020 (Tabla 1), el cual es mayor al valor observado en México (61.2%) del 2003 al 2015, lo que evidencia la necesidad de establecer medidas para el manejo de RSU en la entidad (Semarnat, 2016).
A partir de los datos de generación de RSU anuales, para el cálculo de las emisiones de GEI se utilizaron los valores COD que se muestran en la Tabla 2, los cuales se tomaron de estudios locales sobre la caracterización de RSU (Araiza et al., 2017; Esquinca et al., 1996; Vera et al., 2013; Villalobos, 1996), mismos que se aproximan al valor recomendado por el IPCC (1997) para el caso de Centro América (13%).
En relación con las emisiones anuales obtenidas, los cambios en la dinámica observada (Figura 2) coinciden con lo establecido por Arvizu et al. (2007), quienes argumentan que las modificaciones en la tecnificación del sitio de disposición final (cambio de tiradero a cielo abierto a relleno sanitario), así como los cambios en la composición de los residuos (cambio en la fracción COD empleada), influyen de manera considerable en las emisiones de CH4. Ante esta situación, se calculó
En la Tabla 3 se observa que las emisiones de CH4 tuvieron un incremento medio anual del 4.89%, mismo que es inferior a aquel reportado en el Promacc (2015) equivalente a 19%. Esta diferencia puede atribuirse a que en el presente estudio los datos de generación de RSU han sido calculados a partir de datos de población y de GPC, mientras que los del Promacc fueron realizados con datos proporcionados por dependencias gubernamentales.
En el año 2005, las emisiones de CH4 generadas por la disposición de los RSU en TGZ representarían cerca del 18% de aquellas generadas en Chiapas (41 080 t CH4) en el mismo rubro (PACCCH, 2011); lo anterior resulta de interés al considerar que poco más del 10% de la población del estado habita en la ciudad capital. Debido a la forma en la que se obtuvieron los datos de generación, las emisiones de CO2e presentan diferencias a aquellas reportadas por el Promacc (2015) en el periodo 2005-2012, sin embargo, son aproximadas. Tan solo para el año 2010, el Promacc (2015) reporta una emisión de 248 587 t CO2e, en contraste con 227 438.84 t CO2e que se reportan en el presente estudio para el mismo año.
Las emisiones de CH4 obtenidas para el periodo 2013-2020 (Tabla 3) son similares a las reportadas por Kumar et al. (2004) en el relleno sanitario de Okhla en Delhi, India, de 1995 a 2001, lo cual resulta de interés al considerar que la cantidad de RSU considerados para TGZ representan aproximadamente el 50% de aquellos para esa región asiática. Por otro lado, esas mismas emisiones son equivalentes e incluso superiores a las estimadas por Cárdenas-Moreno et al. (2021) en algunos sitios de disposición final de RSU en el centro de México. Además, para el año 2017 y 2020, la cantidad de CH4 generado en TGZ representaría el 7.2% y 7.7%, respectivamente, de aquellas que fueron proyectadas para los 30 sitios considerados en esa región del país.
A partir de la aplicación de tres metodologías diferentes para la cuantificación de emisiones de CH4 por la disposición de RSU en tres sitios de disposición en Delhi, India, los resultados obtenidos por Srivastava & Chakma (2020) son comparables con los que se reportan en el presente estudio (Tabla 3). Análogo a Kumar et al. (2004), las emisiones generadas en Okhla son similares a las que se muestran para TGZ.
Respecto a algunos instrumentos que rigen la política municipal en México, las emisiones generadas en TGZ en el año 2010 son menores a aquellas obtenidas para Toluca, Estado de México (Plan de Acción Climática Municial [Pacmun] Toluca, 2013); Puebla, Puebla (Pacmun Puebla, 2013); Acapulco, Guerrero (Salmerón-Gallardo et al., 2017); y Cancún, Quintana Roo (Pacmun Benito Juárez, 2018), quienes reportan 333 442.2 t CO2e, 719 294 t CO2e, 378 930 y 549 563.06 t CO2e, respectivamente. Esta diferencia es resultado de la mayor cantidad de residuos generados en dichas ciudades, así como de la composición de los RSU. Caso contrario se observa al compararlo con Xalapa, Veracruz (Pacmun Xalapa, 2013), y Cuernavaca, Morelos (Pacmun Cuernavaca, 2018), en donde la generación de residuos y, en consecuencia, las emisiones de GEI (171 881 t CO2e y 173 004.802 t CO2e, respectivamente) son menores que en TGZ (227 438.84 t CO2e).
En el 2013, a partir de la disposición de 206 852 t de RSU se cuantificaron 25 165.61 t CH4 (528 477 t CO2e) en la ciudad de Villahermosa, Tabasco (Pacmun Villahermosa, 2016), lo cual representa casi dos veces el valor de las emisiones que se generaron en TGZ en el mismo año (Tabla 3) a partir del manejo de 192 662.45 t RSU. Se observa una pequeña diferencia entre la cantidad de residuos (14 189.55 t), sin embargo, aquella que se presenta entre las emisiones es considerable, lo cual es el resultado de cambios en la composición de los RSU entre ambas ciudades que genera que la fracción COD para Villahermosa (≈23%) sea mayor a aquella para TGZ (13.21%).
Para el año 2016, las emisiones generadas son mayores a las presentadas por la ciudad de Mérida, Yucatán (Pacmun Mérida, 2021), donde a partir de la implementación de las directrices del IPCC 2006, se reportan 280 000 t CO2e a partir de la disposición de 292 000 t RSU al año. En este caso se observa que la cantidad de RSU considerados para la cuantificación de GEI es mayor a la de TGZ en el mismo año (Tabla 1); por tanto, al ser utilizados valores por defecto en ambos casos, el comportamiento de las emisiones podría ser atribuible a las diferencias entre las fracciones orgánicas presentes en los residuos de ambas entidades.
Romero et al. (2009), mediante la aplicación de las metodologías del IPCC 1996, obtuvo para el año 2005 una emisión de 43 268 t CH4 en la ciudad de Buenos Aires, Argentina, la cual supera a la reportada en este trabajo en ese mismo año (7 315.67 t CH4). Esta diferencia se atribuye a la mayor cantidad de residuos generados en esa localidad, así como a la fracción COD empleada. Por otro lado, las emisiones aquí reportadas son mayores a aquellas obtenidas por Armenta-Rivas et al. (2017) para un relleno sanitario en Magdalena, Colombia, quienes mediante el uso del modelo de primer orden del IPCC 1996 reportan emisiones que oscilan entre 200 t CH4 y 2949 t CH4 al año para el periodo 2004-2020. De manera similar, los resultados superan a los obtenidos por Herrera et al. (2018) en el año 2015, quienes a partir del uso de factores de emisión contabilizaron cerca de 173 115.85 t CO2e que fueron emitidos por la disposición de 158 045 t RSU en la ciudad de San José, Costa Rica. Estas diferencias son atribuibles a las técnicas utilizadas para la cuantificación de emisiones de CH4, además de la cantidad de RSU considerados para ello.
En suma, los resultados obtenidos reflejan que en TGZ las emisiones de CH4 incrementan año con año y la magnitud de estas puede superar a las generadas en algunas ciudades que presentan un mayor desarrollo socioeconómico, por lo que establecer medidas de mitigación que permitan la separación y el aprovechamiento de los residuos para la reducción de GEI toma mayor relevancia, tal como lo establece Abelino-Torres et al. (2019).
Conclusiones
En TGZ, las emisiones de CH4 obtenidas a partir del manejo y la disposición de los RSU han incrementado debido al aumento de residuos generados anualmente, inducido por el crecimiento de la población, así como por el aumento de la GPC, esto último relacionado a los cambios en los hábitos de consumo. De acuerdo con los resultados, el comportamiento de las emisiones responde directamente al contenido de materia orgánica (referido a la fracción COD) en los RSU, así como a los cambios en la tecnificación del sitio de disposición final.
Ante esta problemática, los resultados muestran la relevancia de cuantificar las emisiones derivadas de la disposición de los RSU, así como la necesidad de evaluar e implementar acciones como la separación y aprovechamiento de subproductos u otras medidas de mitigación que permitan reducir las emisiones de CH4, así como del desarrollo tecnológico para el aprovechamiento del biogás generado en el sitio de disposición.
En este trabajo se presentó el caso de estudio de la ciudad de Tuxtla Gutiérrez, sin embargo, la problemática ambiental aquí abordada es un común denominador de varias ciudades de México, por lo que replicar el estudio en diferentes localidades permitiría tener una visión estratégica del problema, lo cual facilitaría la toma decisiones en el establecimiento de políticas públicas.
Conflictos de interés
Los autores declaran no tener conflicto de interés en el presente trabajo.