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Tópicos (México)

versión impresa ISSN 0188-6649

Tópicos (México)  no.67 México sep./dic. 2023  Epub 13-Nov-2023

https://doi.org/10.21555/top.v670.2810 

Reseñas críticas

Ramírez, M. T. (2022). El nihilismo mexicano. Una reflexión filosófica. Bonilla Artigas. 272 pp.

Iver A. Beltrán García1 

1Universidad de Chalcatongo. iivehr@hotmail.com

Ramírez, M. T.. 2022. El nihilismo mexicano. Una reflexión filosófica. Bonilla Artigas, 272p.


El libro del filósofo Mario Teodoro Ramírez se ordena en cinco capítulos: “El nihilismo de la filosofía del mexicano”, “Octavio Paz: una poética del nihilismo”, “Nihilismo y filosofía”, “La superación del nihilismo mexicano” y “Para quién es la filosofía”, a los que se agregan una introducción y un epílogo. Aquí, sin embargo, no expondré el contenido del texto reseñado en su orden capitular y secuencial, sino que, después de un breve encuadramiento histórico y disciplinar, se destacarán, abordarán y comentarán sus principales focos temáticos: primeramente, el nihilismo y el ser de los mexicanos; enseguida, la superación del nihilismo, especialmente a través de las aportaciones de Luis Villoro y del nuevo realismo; y, por último, dos problemáticas de la filosofía en general y de la filosofía mexicana en particular: la de su universalidad y particularidad, y la de su destinatario.

La obra debe ser ubicada en el marco de la ya nutrida tradición de la historia filosófica de la filosofía en México. Hay que buscar sus antecedentes indirectos en las investigaciones que no se limitan a registrar y organizar la información, sino que, difuminando los límites entre historia y filosofía, historizan filosofando y filosofan historizando, ya sea porque desarrollan un vigoroso e innovador trabajo de categorización o porque -explícita o implícitamente- giran en torno a una tesis que permite imprimir una forma creativa a los datos (cfr. Vargas, 2005; Hurtado, 2007; Beuchot, 2011; Pereda, 2013). En cuanto a los antecedentes directos del libro de Ramírez, hay que traer a colación aquellos textos que subordinan la tarea de historiar a la intención de filosofar y que filosofan abierta y decididamente sobre México y lo mexicano, en la línea de Ramos, Gaos y el Hiperión (cfr. Hurtado, 2011; Pereda, 2021).

En lo que toca al primer foco temático del libro, el del nihilismo y el ser de los mexicanos, debe destacarse que el concepto de “nihilismo”, tal como Ramírez lo utiliza, es pensado en el marco de la accidentada tradición nietzscheana. El autor, de acuerdo con esa tradición, distingue tres tipos de nihilismo (cfr. Ramírez, 2022, pp. 115-122), que, en general, dependen de su relación con la inmanencia y la trascendencia respecto al mundo material, físico, biológico. Así, el nihilismo activo rechaza la trascendencia y se refugia en la inmanencia; el nihilismo reactivo desdeña o combate la inmanencia y cifra todas sus esperanzas en la trascendencia; el nihilismo radical, o transnihilismo, niega tanto la inmanencia como la trascendencia en cuanto se conciben como separadas, como aisladas y excluyentes una de la otra. Para este nihilismo radical, la trascendencia sí tiene lugar, pero en el seno de la inmanencia. El nihilismo radical es propuesto como reconciliación y armonía; como retorno a la unidad, pero a una unidad diversa y compleja, dinámica y dialéctica.

El nihilismo con el que Ramírez caracteriza al mexicano es el nihilismo activo y extremo, el inmanentismo o negación de la trascendencia. Haciendo un largo recorrido histórico, Ramírez (2022, pp. 151-173) encuentra este inmanentismo en la cosmovisión de los mexicas, en la resistencia de los indígenas y mestizos a la cultura trascendentalista y dominadora de los españoles y a los sucesivos proyectos occidentalistas de modernización, en la cultura revolucionaria -destacando aquí la filosofía del mexicano-, y en los grandes problemas actuales, como la violencia, el machismo, el racismo, el clasismo y el narcotráfico.

Este es el marco básico de ideas en el que se mueve el análisis del libro. Notemos, antes que nada, que el análisis está animado por un ideal de ser humano (cfr. 2022, pp. 165-173, 201-207, 242-253 y 255-259): el hombre, no mutilado y desarticulado, sino integral y armónico. Un hombre que asume su materialidad y a la vez cultiva su espiritualidad; que acepta lo que en su ser hay de histórico, cambiante, inestable, relativo y subjetivo, pero que al mismo tiempo es leal a su sed de permanencia, racionalidad, objetividad y universalidad. Por otra parte, Ramírez se cuida de no caer en la sustancialización o reificación de la mexicanidad (cfr. 2022, pp. 16-17). Su caracterización de los mexicanos, reconociendo la diversidad y el dinamismo históricos y la complejidad de estos, es planteada como una hipótesis hermenéutica, es decir, como una hipótesis sujeta a verificación, abierta a excepciones y contraejemplos, parcial y provisional, susceptible de redefiniciones y elaboraciones posteriores. Estos dos aspectos -el ideal que nos transmite a través de su análisis, y la cautela y profundidad de su lectura del ser del mexicano- deben ser destacados como méritos claros del libro.

Junto con esto, es necesario dejar apuntadas tres líneas de discusión a las que el libro da pie. En primer lugar, Ramírez hace del nihilismo una característica de la Modernidad e incluso de un determinado momento de esta, pero también habla del nihilismo antes o al margen de la modernidad (cfr. 2022., pp. 115, 152 y ss.): hace falta aquí esclarecer las lindes históricas. En segundo lugar, el problema de la flexibilidad con la que se entienden la inmanencia y la trascendencia, y con ellas, el nihilismo y sus diferentes tipos. Por ejemplo, en la historia del inmanentismo nihilista mexicano (cfr. 2022, pp. 152-163.), la trascendencia se identifica sucesivamente con lo espiritual y lo divino en la cosmovisión azteca; con la esfera de lo espiritual, religioso y moral de la normatividad colonial; con los procesos modernizadores de colonización interna desde el México independiente hasta el período neoliberal; con Octavio Paz como “excesivamente serio y pontificador ensayista en cuestiones de política y cultura” (p. 158); con “la objetividad categórica de las normas y los principios de la convivencia cívica” (p. 159), y así sucesivamente. Un trabajo analítico más detallado puede mostrar que la vinculación de toda esta variedad de fenómenos y actores a través de vínculos analógicos constituye uno de los planteamientos más fecundos del libro. En tercer lugar, hay que preguntarse: ¿basta el inmanentismo para caracterizar a los mexicanos? Al vincular el ser de los mexicanos con el nihilismo activo, ¿no estamos reduciendo excesiva y arbitrariamente la riqueza y complejidad de nuestra historia y cultura?

Respecto al segundo foco temático del libro, que corresponde a la superación del nihilismo, tómese en cuenta que Ramírez no encuentra en Heidegger y en Vattimo una propuesta satisfactoria (cfr. pp. 116-122). El autor, en lugar de abrevar en estos filósofos europeos, recupera las simientes para una superación del nihilismo en su maestro, Luis Villoro, y en la corriente filosófica del nuevo realismo.

Tengamos presente que Ramírez ha dedicado dos libros al análisis y la comprensión de la obra de Villoro (cfr. Ramírez, 2010 y 2011) y que ha coordinado otro más (cfr. Ramírez, 2014). Pues bien, de Villoro, Ramírez retoma principalmente sus aportes epistemológicos, éticos y ontológicos (cfr. 2022, pp. 173-207), los cuales favorecen la superación del nihilismo en su afán de devolver la racionalidad -entendida de manera amplia y flexible- a todos los aspectos de nuestra vida, y porque reconectan esa racionalidad con su necesaria base ontológica. Pero, aun así, Ramírez reconoce como limitación de Villoro el seguir preso del correlacionismo, principal supuesto de la Modernidad y la Posmodernidad (cfr. 2022, p. 189).

Esto tiene que ver con la otra fuente de inspiración de Ramírez en su pugna por superar el nihilismo: el amplio y diverso movimiento del nuevo realismo, y, de manera especial, las ideas de Markus Gabriel y Quentin Meillasoux (cfr. 2022, pp. 123-150). Recordemos que nuestro autor publicó una amplia introducción a esta corriente (cfr. Ramírez, 2016). La significación del nuevo realismo se hace evidente si lo contrastamos con la Modernidad y la Posmodernidad. Respecto a la Modernidad, Ramírez llama la atención sobre sus supuestos: el correlacionismo, la centralidad de la experiencia, el antropocentrismo, el cientificismo, la prioridad de la epistemología sobre la ontología. En cuanto a la Posmodernidad, Ramírez la concibe como radicalización de la Modernidad, y, por tanto, como dependiendo de esos supuestos en la misma medida en que reacciona contra ellos. En contraste, el nuevo realismo niega los supuestos de la Modernidad y, al mismo tiempo, frente a la Posmodernidad, restaura la confianza en la capacidad de la razón para conocer hechos, para establecer verdades y valores objetivos y universales.

Caben dos observaciones en cuanto al recurso de Ramírez a Villoro y al nuevo realismo. Por un lado, es sin duda necesario volver a los filósofos mexicanos y latinoamericanos, pero no solo en busca de lo que los ata al nihilismo activo o reactivo, sino más bien tomando como guía y norte la siguiente pregunta: ¿qué pueden aportar sus textos y sus ideas a la construcción de un pensamiento transnihilista? Por otro lado, la notable promoción que Ramírez ha realizado del nuevo realismo, esta filosofía de origen principalmente europeo, no debe ser entendida como un caso de importación e imitación esnobista y acrítica de filosofías, en contraste con el cultivo de un genuino espíritu filosófico. El estudio y examen de Ramírez se ha dado de manera crítica, como se ve en el hecho de que ha dejado entre paréntesis el juicio definitivo sobre los méritos de sus propuestas (cfr. Ramírez, 2022, p. 123) y, lejos de aislar a este autor de sus colegas mexicanos y de su realidad histórica y concreta, ha servido para ampliar el diálogo que sostiene con esos colegas (de lo cual constituye un contundente ejemplo el libro reseñado) y para comprender y buscar soluciones a los problemas de esa realidad.

El tercer foco temático del libro remite a problemáticas de la filosofía en general y, específicamente, de la historia de la filosofía en México. En lo que respecta a la primera de esas problemáticas, Ramírez rechaza tanto el universalismo abstracto como el particularismo estrecho (cfr. 2022, pp. 23-38). El universalismo abstracto, bajo la máscara de verdades y valores objetivos y universales, absolutos y atemporales, suele encubrir etnocentrismos, nacionalismos, ideologías, formas de dominación de unos hombres sobre otros. El particularismo, en cambio, tras la excusa de historiar y contextualizar las ideas, llega a renunciar a la búsqueda de la verdad y al cultivo de los valores universales. En Villoro, Ramírez también encuentra una dialéctica de lo universal y lo particular, un verdadero universalismo (cfr. 2022, pp. 174-175), y asimila e incorpora ese universalismo a su visión de la actividad filosófica: buscar racionalmente lo objetivo y universal, pero hacerlo con comprensión hermenéutica, contextualizando las ideas y los hechos, reconociendo la otredad en su concreción histórica, y abriéndose verdaderamente al diálogo con el otro.

Esta visión de la filosofía tiene impacto directo en la forma de hacer historia de la filosofía en México. Por una parte, Ramírez rechaza el intento de hacer filosofía repitiendo o limitándose a desarrollar, glosar o anotar lo dicho y hecho por los grandes centros mundiales de producción cultural. Pero también rechaza un filosofar de espaldas al mundo, un filosofar que se recluye en lo propio y se niega al contraste con los otros. Lo que plantea es, como ya se apuntó, una historia filosófica de la filosofía, es decir, tomar en serio a los filósofos mexicanos, discutir con ellos teórica y conceptualmente, situarlos en el más amplio escenario de la filosofía universal (cfr. 2022, pp. 30-31).

En este marco ubica Ramírez su reflexión sobre la segunda problemática mencionada, la del destinatario de la filosofía (cfr. 2022, pp. 209-242). Aludiendo a un conocido ensayo de Uranga, se pregunta: ¿para quién es la filosofía? Responde resaltando la necesidad de ampliar y profundizar el diálogo entre los (mal) llamados analíticos y los (mal) llamados continentales; la necesidad de complementar los valores de la ciencia y la técnica con otros, como los éticos, los estéticos y los políticos, y de tender puentes entre la filosofía y las otras áreas de la cultura, así como de promover el diálogo intercultural con espíritu crítico; y la necesidad de volver a pensar al ser humano, en la línea neoexistencialista de Markus Gabriel, como un ser marcado por la autoconciencia y la libertad, la posibilidad de redefinirse a sí mismo y de evaluar críticamente sus autodefiniciones.

Tomando como base esta concepción de la filosofía, y llevando adelante su idea de que la filosofía debe enriquecer su universalidad mediante el diálogo con la particularidad, Ramírez hace un análisis severo de la filosofía del mexicano y de sus antecedentes inmediatos (cfr. 2022, pp. 39-70). Su análisis es muy rico y detallado, y ha de observarse que en este análisis destaca el talante crítico. En todos estos pensadores y escritores identifica Ramírez el nihilismo, un nihilismo reactivo, que niega de alguna manera la inmanencia, como en los ateneístas Caso y Vasconcelos, y en Ramos (en aquellos, por su espiritualismo; en este último, por su intelectualismo. Cfr. 2022, pp. 44-45), o un nihilismo activo, que niega de alguna manera la trascendencia, como en Portilla, Uranga y Paz (cfr. 2022, pp. 47-48, 56-58 y 84-98).

Es importante reiterar y subrayar que el análisis de la filosofía mexicana que encontramos en este libro reclama una ampliación y profundización. Su hipótesis del nihilismo mexicano requiere ampliar su diálogo con la historia de la filosofía en México y con otras dimensiones de la cultura mexicana, como el arte y la religión.

A través de estos tres focos temáticos, Teodoro Ramírez, en El nihilismo mexicano, trasmite un ideal de ser humano, aporta elementos para la comprensión de la cultura e historia de México, muestra cómo Villoro y el nuevo realismo pueden ayudarnos a salir de los dilemas de la Modernidad y la Posmodernidad, y desarrolla una visión de la filosofía como diálogo incesante entre lo universal y lo particular, entre tradiciones, entre áreas de la cultura y entre culturas. Y, por supuesto, como todo libro con vigor intelectual y vital, el de Ramírez también abre abundantes vetas a la reflexión filosófica y al diálogo crítico.

Referencias

Beuchot, M. (2011). La filosofía en México. UNAM. [ Links ]

Hurtado, G. (2007). El búho y la serpiente. UNAM. [ Links ]

______ (2011). México sin sentido. Siglo XXI-UNAM. [ Links ]

Pereda, C. (2013). La filosofía en México en el siglo XX. SEP-CONACULTA. [ Links ]

______ (2021). Pensar a México. Entre otros reclamos. UNAM-Gedisa. [ Links ]

Ramírez, M. T. (2010). La razón del otro. UNAM. [ Links ]

______ (2011). Humanismo para una nueva época. Siglo XXI-UMSNH. [ Links ]

______ (2014). Luis Villoro: pensamiento y vida. Homenaje. Siglo XXI-UMSNH. [ Links ]

______ (2016). El nuevo realismo. La filosofía del siglo XXI. Siglo XXI. [ Links ]

______ (2022). El nihilismo mexicano. Una reflexión filosófica. Bonilla Artigas. [ Links ]

Vargas, G. (2005). Esbozo histórico de la filosofía en México (siglo XX) y otros ensayos. CONARTE Nuevo León-UANL. [ Links ]

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