ANTECEDENTES
En los últimos años la esperanza de vida se ha incrementado y ello ha dado lugar a que cada día más mujeres lleguen al climaterio y menopausia.1 Esta última se define como la pérdida de la función ovárica que se manifiesta con el cese de la menstruación que puede ocurrir de forma natural o inducida quirúrgicamente, con ello se da fin a la vida reproductiva de la mujer.2
La menopausia natural se establece después de 12 meses de ausencia de menstruación no relacionada con alteraciones fisiológicas o patológicas. Ocurre, en promedio, a los 50 años de edad e implica que más de un tercio de la vida de la mujer transcurrirá en la posmenopausia.3-5 La falta de estrógenos en la menopausia repercute en afectación física y psicológica relacionada con los síntomas climatéricos: resequedad de las mucosas, bochornos, sudoración, fluctuación emocional e insomnio, entre otros.6
El climaterio se devide en diferentes periodos que se corresponden con las etapas de envejecimiento reproductivo. El modelo STRAW permite ubicar a la mujer en alguna de las etapas que van de -5 a +2, de acuerdo con la edad reproductiva, parámetros endocrinos, cuadro clínico y otras características de la paciente. Las etapas comprendidas entre -5 y -3 (a y b) corresponden al periodo reproductivo femenino, y el de -4 es el mayor pico; los estadios -2 y -1 son los de la transición menopáusica. Se caracterizan por incremento de las concentraciones de hormona folículo estimulante (FSH) y la aparición de síntomas vasomotores, principalmente en -1. Finalmente +1 (a, b y c) y +2 corresponden a la posmenopausia, periodo en que los síntomas se acentúan y la atrofia genital fisiológica se hace notable.7
Si bien la menopausia representa un proceso fisiológico normal de la vida reproductiva de la mujer, constituye un reto importante para la salud pública8 por sus repercusiones en el estado de salud y calidad de vida de la mujer. Por esta razón, el conocimiento de la clínica prevaleciente se convierte en el pilar para el futuro desarrollo de programas de atención y asesoramiento. El objetivo de este estudio fue: determinar las características clínicas de las pacientes menopáusicas atendidas en el servicio de consulta externa de una clínica privada de la ciudad de Medellín, Colombia.
MATERIALES Y MÉTODOS
Estudio observacional, descriptivo y retrospectivo efectuado con base en la revisión de las historias clínicas de pacientes de una clínica privada de tercer nivel de complejidad, de la ciudad de Medellín, Colombia, entre 2002 y 2012. Criterios de inclusión: fecha de la última menstruación, al menos 12 meses antes de incorporarse al estudio y haber experimentado síntomas relacionados con la menopsusia (hoja de formato de atención; Anexo).
El tamaño de la muestra no se calculó porque se decidió analizar a todas las pacientes. Para la recolección de los datos clínicos se utilizó un formulario que incluía variables sociodemográficas, clínicas, paraclínicas (edad, IMC, motivo de consulta, antecedentes, tratamiento). La información se analizó en el programa SPSS versión 18. Se realizó análisis descriptivo de las variables de estudio: a las cualitativas se les calcularon frecuencias absolutas y porcentajes y a las cuantitativas promedios y desviación estándar. El proyecto contó con el aval ético respectivo, de acuerdo con la Resolución 008430 de 1993 se clasificó como una investigación sin riesgo.
RESULTADOS
Se incluyeron 123 historias clínicas de mujeres menopáusicas de edad promedio de 54.4 ± 6.5 años, con inicio aproximado de la menopausia a los 48.8 ± 3.7 años. El 21.1% tenía antecedente de histerectomía; es decir, que 25% de las mujeres incluidas se tornaron menopáusicas a causa de la intervención quirúrgica, mientras que la mayor parte de la población estudiada alcanzó la etapa STRAW -2 dentro de un curso fisiológico normal.
Los bochornos fueron el principal motivo de consulta, 50 pacientes (40.7%) manifestaron que acudieron a diferentes profesionales de la salud en búsqueda de alivio; 6.5% por cefalea y resequedad vaginal. Además de estos, otros signos y síntomas físicos y psicológicos fueron los motivos de consulta. Cuadro 1
Las bochornos no solo fueron un importante motivo de consulta, sino el principal síntoma manifestado (63.4%), seguido de metrorragias (36.6%), cefalea (35.0%) y sudoración (30.1%). En general, se encontró una amplia variedad de signos y síntomas (Cuadro 2). El 52.9% de las mujeres tuvo tres o más manifestaciones simultáneas, debido a que tanto la intensidad de los síntomas como el número de los mismos son determinantes en la repercusión de la menopausia en su calidad de vida.
Los antecedentes patológicos más frecuentes fueron: hipertensión arterial (39.4%), dislipidemias (28.5%) y la enfermedad cardiovascular (22.0%). Cuadro 3
El 75% de las pacientes tenía sobrepeso, 18.8% obesidad y solo 6.7% estaba en peso normal.
En el Cuadro 4 se aprecia que 72.2% de las mujeres estaban recibiendo algún tipo de tratamiento para los síntomas de la menopausia, otro 24.4% no recibía ninguno por problemas relacionados con la falta de respuesta al tratamiento y de oportunidad para conseguir una cita con el ginecólogo; 4.9% restante careció de información en la historia clínica. El 67.3% de las pacientes recibía terapia de reemplazo hormonal: estrógenos con progestágenos 23.5% y estrógenos orales 22.7%; 9.7% recibía hormonas naturales.
La mamografía de control se reportó en apenas 70 de las pacientes y 3 de ellas tuvieron un resultado anormal.
DISCUSIÓN
En este estudio se determinaron las principales características clínicas de 123 pacientes menopáusicas atendidas en la consulta externa de una clínica privada de la ciudad de Medellín, Colombia. La edad promedio a la que consultaron por síntomas de menopausia fue 55 años, dos años menor a la edad reportada en estudios como el de Wieder-Huszla y sus colaboradores en población europea; sin embargo, muestra valores similares a los que se comunican en el ámbito internacional.9
La edad promedio al inicio de la menopausia fue de 48 años; igualmente, estos valores están por debajo de los promedios de otros estudios, 52 años en el estudio de Triebner y su grupo10 y a los 57 del de Bovea y colaboradores.11
Por lo que se refiere a los síntomas de la menopausia, según Sánchez y sus coautores12 en un estudio efectuado en mujeres mayores de 50 años en Bogotá, encontraron que las principales quejas en la consulta fueron: bochornos (54%), insomnio (48%), artralgias (52%), resequedad vaginal (40%) y disminución de la libido (31%), resultados superiores a los reportados en nuestro estudio: bochornos 63%, insomnio 16%, artralgias 5%, resequedad vaginal 13% y disminución de la libido 3%; sin embargo, se puede ver claramente la concordancia en el protagonismo de los síntomas, como los bochornos.
Las quejas en cuanto a síntomas psicológicos, a pesar de no corresponder a los de mayor porcentaje en la población, fueron un importante motivo de preocupación en quienes reportaron cambios en el estado de ánimo (24%), porcentaje menor al encontrado en otros estudios como el de da Silva y su grupo, donde 78.3% de las mujeres estudiadas informaron irritabilidad.13
De igual manera, en diferentes estudios se encuentra a los trastornos del sueño en mujeres en la menopausia, Blümel y sus coautores14 llevaron a cabo una investigación en mujeres peri y posmenopáusicas de 11 países latinoamericanos y 56% refirió padecer insomnio comparado con 16% de nuestro estudio.
En cuanto a los antecedentes personales, la investigación efectuada por da Câmara y colaboradores15 reportó 22% de hipertensión en mujeres del norte de Brasil. En nuestro estudio la cifra fue muy superior, con casi 40%. En el ensayo de Giardi y su grupo16 en mujeres italianas peri y posmenopáusicas se reporta 46% de dislipidemia y 2% de diabetes. En nuestro grupo se encontraron 28 y 16%, respectivamente. La proporción de diabetes es ocho veces la del estudio italiano. En cuanto al antecedente de tabaquismo, en el estudio de Kim y sus colegas17 3% de las mujeres eran fumadoras, cifra menor a la reportada en nuestra población, que fue de 21%.
Para el tratamiento de los síntomas menopáusicos Velasco y sus coautores18 en mujeres de 45 a 59 años, usuarias de los servicios de medicina familiar en México, encontraron que 18% recibía tratamiento farmacológico, a diferencia de este estudio donde 72.2% de las mujeres estaba recibiendo el tratamiento para los síntomas de la menopausia al momento del estudio, el resto no lo recibía por problemas relacionados con la falta de respuesta al tratamiento y de oportunidad para conseguir una cita con el ginecólogo para la formulación de éste.
Por lo que corresponde a la prescripción de terapia de reemplazo hormonal, Tuomikoski y sus colegas19 reportaron, en mujeres posmenopáusicas del norte de Europa, una prevalencia de 21% durante el año 2001 y de 13% para el 2009, a diferencia del grupo de este estudio 67% recibía este tipo de tratamiento. En cuanto a la indicación de terapia combinada de estrógenos con acetato de medroxiprogesterona, en el estudio de Tuomikoski y su grupo19 fue de 10%, mientras que en el estudio actual 23.5% de las mujeres tenían igual tratamiento, además de que 22.7% consumía estrógenos orales, lo que muestra una tendencia a la disminución de la terapia de reemplazo hormonal en los últimos años en las poblaciones europeas, según lo reportado en la bibliografía.
En nuestras pacientes, una de cada diez recibía hormonas naturales, dato que es igual al encontrado en el estudio de Martínez y colaboradores20 en 274 mujeres menopáusicas de población general de la ciudad de Medellín.
CONCLUSIONES
La información arrojada por el estudio permite analizar las características clínicas y epidemiológicas de la menopausia y concluir la existencia de una similitud en las principales características y su frecuencia en mujeres en la menopausia. Con base en el análisis puede concluirse que un gran porcentaje de pacientes tiene más de un signo o síntoma clínico durante la menopausia, factor que es de gran importancia porque no solo es la intensidad con que se manifiesta el síntoma, sino también el número de síntomas los determinantes de la repercusión en la calidad de vida de las mujeres en esta etapa de la vida. Los bochornos son tanto el principal motivo de consulta como el síntoma más representativo del cuadro clínico de las mujeres que llegan a la menopausia; por tanto, este debe ser uno de los principales puntos a intervenir en el momento de diagnosticar y tratar a las pacientes que han llegado al fin de su etapa reproductiva.