ANTECEDENTES
En consensos y guías internacionales de evaluación se establece que los métodos por imágenes decisivos en la evaluación de la paciente infértil son: ecografia transvaginal, histerosalpingografia y resonancia magnética.1 La primera es útil para evaluar posibles anomalías ginecológicas: genitales internos, incluido el recuento de los folículos antrales, el fondo de saco de Douglas, los espacios recto-vaginales y vesico-vaginales, y las relaciones entre los mismos.1
La histerosalpingografía es el estudio del factor tubario; puede efectuarse por vía convencional (radioscopia) o guiada por tomografía computada (histerosalpingografía virtual). La principal desventaja de la histerosalpingografía es el nivel de radiación emitido, que varía entre 1.2 a 8 mSv, según la complejidad de la paciente y la experiencia del operador. Las pacientes refieren mayor molestia al traccionar el cuello uterino, al pasar mayor cantidad del medio de contraste, y las distintas posiciones requeridas para obtener imágenes que permitan estimar una aproximación a la anatomía.2 La resonancia magnética es útil para evaluar y diagnosticar padecimientos concomitantes con la infertilidad de la mujer: anomalías müllerianas (diferenciación entre útero septado y bicorne), patologías endometriales, miomatosis uterina, endometriosis o adenomiosis.1
El método ideal es con evaluación del fondo uterino, porque un fondo plano o levemente convexo corresponde a un útero septado.3
CASOS CLÍNICOS
Caso 1 (Figura 1). Paciente de 35 años de edad. De acuerdo con los hallazgos visualizados en la ecografía transvaginal se sospechó adenomiosis y un proceso tubario. Luego, el aporte de la histerosalpingografía permitió determinar la existencia de hidrosalpinx bilateral e incrementó la sospecha de endometriosis profunda. La resonancia magnética completó la evaluación mediante la caracterización de la adenomiosis, la endometriosis peritoneal-subperitoneal, y el hemato-hidrosalpinx bilateral. La correlación de los hallazgos permitió al radiológo dar la información apropiada al ginecológo para la planificación de la cirugía.
Caso 2 (Figura 2). Paciente de 32 años de edad. La opacificación de dos cavidades endometriales observadas en la histerosalpingografía planteó la posibilidad de una anomalía mulleriana. La correlación entre la histerosalpingografía y la resonancia magnética permitió establecer el diagnóstico de útero septado junto con adenomiosis difusa.
Caso 3 (Figura 3). Paciente de 39 años de edad. Los hallazgos por ecografía transvaginal sugerían una malforamación mulleriana. La visualización del fondo convexo por resonancia magnética permitió llegar a la conclusión de que se trataba de un útero septado. Posteriormente, se efectuó la septoplastia histeroscópica.
Caso 4 (Figura 4). Paciente de 34 años de edad. Con los hallazgos visualizados en la histerosalpingografía no era pasible discernir entre pólipo y mioma submucoso. A la paciente ya se le había realizado una ecografía previa durante el periodo secretor en otra institución. La visualización de las imágenes ecogénicas endometriales obtenidas inmediatamente después de la menstruación permitió concluir que se trataba de pólipos endometriales, que se resecaron mediante cirugía transhisteroscópica y permitieron continuar el tratamiento de fertilidad.
Caso 5 (Figura 5). Paciente de 43 años de edad. Hallazgos de díficil interpretación en forma aislada en la histerosalpingografía. La evaluación en conjunto de los tres métodos permitió establecer el diagnóstico correcto. El pólipo endometrial se resecó mediante cirugía transhisteroscópica y se realizó miomectomía por laparoscopia.
Caso 6 (Figura 6). Paciente de 34 años de edad que acudió a consulta por sospecha de una anomalía mülleriana compleja. La opacificación de una sola cavidad endometrial en la histerosalpingografía y la resolución anatómica y tisular de la resonancia magnética permitieron la caracterización del padecimiento.
CONCLUSIONES
La correlación e interpretación conjunta de las imágenes de la ecografía transvaginal, resonancia magnética o histerosalpingografía es de suma importancia en el diagnóstico y tratamiento de las pacientes en estudio por infertilidad. Los métodos diagnósticos son complementarios y decisivos en la definición de una estrategia de tratamiento, pero deben conocerse las ventajas y limitantes de cada uno. Esta complementariedad debe reflejarse en el trabajo conjunto del radiólogo y ginecólogo en la obtención de la información necesaria para establecer el diagnóstico correcto y decidir el tratamiento adecuado.