IntroduccIón
Generalmente, los bosques tropicales son subvalorados y es frecuente que estos sean únicamente apreciados desde el punto de vista económico, resaltando el valor productivo de la madera o el cambio de uso de suelo hacia otras actividades económicas, lo cual trae como consecuencia la reducción de los recursos forestales (Pattie et al., 2003; Peralta-Rivero et al., 2013).
El caso de la región Huasteca de México no ha sido la excepción. La pérdida o alteración del estado de los recursos forestales por procesos de cambios de uso de suelo han aumentado hasta aproximadamente 80% del total del área para el año 2011 (Peralta-Rivero et al., 2014a, 2014b). Estos procesos de deforestación se han incrementado debido a la diversificación de actividades productivas y económicas que trae como consecuencia el aprovechamiento desmesurado de los recursos naturales. Este tipo de degradación es un problema complejo que requiere un enfoque multidisciplinario para mitigarlo (Zepeda et al., 2012). Asimismo, se precisa de un proceso participativo de los actores locales para enfrentar estos retos y elaborar estrategias para un mejor uso y aprovechamiento de los recursos naturales.
Una metodología participativa, como por ejemplo la percepción del estado de sus recursos naturales, expresa el conocimiento que tiene la población de una comunidad sobre su territorio, reflejados en las actividades productivas o en áreas de protección u conservación (Tipula, 2008). Ese reconocimiento e interrelación por parte de los actores locales inmersos en esta dinámica, es uno de los elemento más poderosos en los procesos de toma de decisiones sobre los recursos naturales de sus comunidades (Ramos, 2007; Guevara-Hernández et al., 2010; Guevara-Hernández et al., 2011), y es por ello la importancia de conocer la idiosincrasia y los procesos que los actores locales realizan para desarrollar acciones y estrategias en pro de la conservación.
Debido a la necesidad de construir cartografía de cobertura y uso de suelo y conocer la dinámica multitemporal, la participación de la población fue indispensable en la creación de mapas participativos de percepción del pasado, presente y futuro. Las personas pudieron plasmar y observar cómo han evolucionado las coberturas y usos de suelo en sus comunidades en un periodo de 40 años. Al mismo tiempo facilitó la elaboración de mapas a partir de imágenes de satélite y reconocer la trayectoria evolutiva de los cambios de cobertura de uso de suelo (CCUS) en las áreas evaluadas. El CCUS es una herramienta aplicada para evaluar estrategias de manejo y uso de recursos naturales, así como de manejo comunitario de los recursos forestales, proporcionando un indicador objetivo como es la tasa de cambio (Berry et al., 1996; Masera et al., 1999; Kiernan, 2000), producto considerado de gran utilidad para apoyar políticas encaminadas a disminuir o revertir el deterioro ambiental (Velázquez et al., 2002).
Asimismo, para conocer la percepción local de la población fue importante diferenciar percepciones a nivel individual referente al manejo de sus recursos forestales para identificar causas y efectos de su deterioro (Portugal y García, 2012; Peralta-Rivero et al., 2013) lo cual proporcionó un panorama general de la situación ambiental de las comunidades, misma que fue validada con los mapas participativos de percepción y la cartografía de la trayectoria evolutiva de cambios de cobertura y uso de suelo.
Objetivos
Evaluar la percepción local de la población respecto a la valoración ambiental y pérdida de los recursos forestales en el tiempo pasado, presente y futuro en comunidades de la región Huasteca de San Luis Potosí.
Materiales y métodos
Área de estudio
La investigación se desarrolló en dos comunidades de la región Huasteca de San Luis Potosí, "Huasteca Potosina": en el ejido Laguna del Mante y en la comunidad agraria Tocoy.
El ejido Laguna del Mante está localizado entre las coordenadas 22°13'06'' Norte y 98°59'18'' Oeste en la parte norte de la Huasteca Potosina dentro del municipio de Ciudad Valles (Fig. 1). El clima que predomina es el tropical con una temperatura media anual de 24.5 oC (Segob, 2010), la precipitación anual oscila entre 800 mm y 1500 mm (Vidal-Zepeda, 1990). Los tipos de suelo que predominan son del tipo rendzina, litosol y regosol (Inifap, 1995). El ejido fue establecido como tal en 1974 y tiene una extensión de 46 000 hectáreas, aproximadamente. Cuenta con 2030 habitantes, de los cuales 446 son ejidatarios. Solo 6% habla lengua indígena como el Náhuatl, Tének y Huasteco (Inegi, 2010). Su principal actividad económica está ligada a la agricultura a través de la plantación de caña de azúcar, limón y mango. Asimismo, la cría de ganado vacuno, ganado ovino y la pesca son importantes para su economía. Una particularidad de este ejido es que aproximadamente 14 000 hectáreas son parte de la Reserva de la Biosfera "Sierra del Abra Tanchipa", la cual fue declarada como tal en el año 1994 con un total de 21 000 hectáreas. Dentro de este territorio, y como parte de la reserva, el ejido tiene un área de 1947.73 hectáreas bajo el sistema de pagos por servicios ambientales para la conservación de los remanentes forestales comprendido para el periodo 2010-2015 (González, 2013).
Por otro lado, la comunidad Tocoy está situada entre las coordenadas 21°38'21'' Norte y 98°52'14'' Oeste, en el municipio de San Antonio (Fig. 1). Predomina en la mayor parte del municipio el clima semicálido húmedo, con abundantes lluvias en verano (Acm), en el extremo Noreste, su clima es cálido subhúmedo (Aw2) y según la clasificación internacional de Kӧppen se lo determina como tropical. El promedio anual de la temperatura es de 24.7 oC; los meses más fríos ocurren entre diciembre y enero; su precipitación anual oscila entre 1200 mm y 1500 mm (Vidal-Zepeda, 1990), la temporada de lluvias ha sido muy cambiante en los últimos años (Cedem, 2009). El principal tipo de suelo de la comunidad es de tipo rendzina (Inifap, 1995). Tiene una extensión aproximada de 1058 hectáreas con una población de 1061 habitantes (Conabio, 2012) de los cuales 87.66% de los adultos habla la lengua Tének. Asimismo, esta comunidad está catalogada por tener un alto grado de marginación (Conabio, 2012). La principal actividad económica de la comunidad está ligada a la agricultura de caña, maíz, tomate, calabazas, chile y al aprovechamiento de algunos tipos de madera para realizar artesanías de tallados de madera, utensilios de cocina y también para leña.
Método
Se ha reconocido que los habitantes de las comunidades rurales tienen un sofisticado y detallado conocimiento geográfico de su entorno inmediato y su validación aumenta el valor, la correlación y la utilidad del producto obtenido ya que es visto como una herramienta de importante para la conservación de sus recursos naturales (Ramos, 2007). De esta manera, mediante criterios, indicadores y percepciones del aspecto ambiental, productivo, económico y social, fue desarrollada una metodología de análisis con base en entrevistas semi-estructuradas para evaluar la percepción local de la población, complementada a través de un mapeo participativo de percepción y una cartografía de cobertura y uso de suelo basado clasificaciones de imágenes de satélite Landsat para medir la pérdida y degradación de recursos forestales en el área evaluada.
Percepción local de la población
La percepción fue evaluada con base en entrevistas semiestructuradas, las cuales se basaron en temáticas en donde el entrevistador tuvo la libertad de introducir preguntas adicionales cuando surgió algún tema que ayudó a una mejor comprensión de la problemática de investigación, además, se recolectaron datos y se corroboró información cuando el entrevistado respondió de manera abierta sus respuestas. Para ello fue importante conocer el estado de los recursos forestales en las comunidades a través del tiempo (pasado, presente y futuro), lo cual es fundamental para la interpretación de los procesos cambios que han llevado a su pérdida y degradación.
Los indicadores identificados fueron agrupados bajo cuatro criterios para evaluar la percepción local de la población acerca de la degradación ambiental, tal como se han aplicado en otros estudios que han analizado la degradación o sustentabilidad de sistemas productivos y sus cambios a través del tiempo (Cruz, 2009; Guevara-Hernández et al., 2009; Guevara-Hernández et al., 2013). Estos indicadores fueron construidos y modificados según la percepción de las personas de las comunidades (Tabla 1).
Las respuestas obtenidas de las entrevistas se codificaron con base en valores cualitativos con la finalidad de que los productores puedan valorar por si mismos cada indicador y obtener una agrupación de respuestas para el análisis. Esas codificaciones además de ser valorados cualitativamente, también fueron expresadas en valores cuantitativos para poder hacer un análisis comparativo entre las percepciones del pasado, en el presente y del futuro sobre la pérdida de los recursos forestales en las comunidades. La escala de valores cuantitativa tiene un intervalo que va de uno hasta cinco, en donde el valor más bajo (1) se refiere a valores cualitativos que indican percepciones de ausencia "nada, muy malo, nada importante" respecto a algún indicador, mientras que el valor más alto (5) se refiere a la valoración cualitativa de lo mejor "excelente, totalmente, fundamental" y se le asignaron los valores cuantitativos más altos (Tabla 2).
Toda la información obtenida fue sistematizada para su análisis respectivo. La evaluación se la realizó mediante la interpretación de gráficos construidos según los valores de los indicadores y/o percepciones. Asimismo, cuando fue necesario, se realizó la interpretación etnográfica de las opiniones de los participantes, importante en la complementación del análisis histórico (Erol y Ferrell, 2003; Cruz, 2009; Guevara-Hernández et al., 2009).
Tamaño de la muestra y aplicación de las entrevistas
Se aplicó un muestreo aleatorio estratificado, cuyo tamaño de muestra fue de 73 personas a entrevistar, y el cálculo matemático de este tamaño de muestra se presenta en la siguiente fórmula:
Donde N es el total de la población de las dos comunidades (3091 habitantes); Zα2 es igual a 1.442 (con una seguridad de 85%); p es la proporción esperada de éxito (en este caso 90% = 0.90); q es la proporción esperada de fracaso 1 - p (en este caso 1-0.9 = 0.1=10%) y d es la precisión (en este caso de 5%). El número de entrevistas realizadas fue distribuido en primera instancia de manera estratificada y proporcional, de acuerdo con el número de habitantes por comunidad, y posteriormente se la distribuyó de forma desproporcional (Tinoco y Sáenz-Campos, 1999; Robledo, 2005; Torres y Paz, 2011), dada la importancia de los actores sociales en la investigación (habitantes del ejido Laguna del Mante y la comunidad Tocoy), quienes poseen grandes extensiones de selvas. Una vez distribuida la muestra, entre los seleccionados se entrevistó a quienes tienen un mayor conocimiento de sus recursos forestales en sus comunidades (actores clave), los mismos que apuntaron hacia otros informantes que conocen a detalle la temática. De esta manera, se realizaron 52 entrevistas a personas de la comunidad Tocoy y 21 entrevistas a las personas del ejido Laguna del Mante.
La investigación de campo y aplicación de entrevistas se llevó a cabo entre el mes de febrero y mayo del 2014 (fechas acordadas con los dirigentes y personas de las comunidades), con visitas a las casas de los informantes clave y también posterior a los talleres participativos de percepción. Estas fueron aplicadas individualmente a las personas de las comunidades para complementar, triangular y corroborar la información obtenida en los talleres, esto además permitió conocer su perspectiva auto-evaluativa de la pérdida y degradación forestal.
Mapeo participativo de percepción y análisis de cambio de cobertura y uso de suelo
El mapeo participativo de percepción y la evaluación del cambio de cobertura y uso de suelo en las comunidades se lo realizó en el mismo periodo de la aplicación de las entrevistas.
En total se realizaron tres talleres participativos por comunidad con la presencia de los actores locales. El primero fue de inducción sobre la problemática, sensibilización y compromisos entre investigadores y los actores locales. En el segundo taller (Apéndice 1 y Apéndice 2) se consultó a las personas de la comunidad sobre el estado de sus recursos forestales en el pasado, presente y futuro y se construyeron los mapas participativos de percepción. En el último taller se presentaron y validaron los mapas finales con las comunidades (Fig. 2).
En el taller dos en donde se realizó el mapeo participativo de percepciones, se identificaron factores, causas, efectos y tendencias que afectaron y causaron el agotamiento o disminución de los recursos forestales en sus comunidades para complementar, triangular y corroborar la información obtenida en las entrevistas (Maceratesi, 2007; Cruz, 2009). Asimismo, se realizaron recorridos de campo con las personas de la comunidad, para observar y comentar detalles físicos del paisaje e identificar los indicadores de degradación o de manejo de la cobertura forestal, así como áreas conservadas o degradadas.
Asimismo, se mapearon según las percepciones, las coberturas y usos de suelo, utilizando como base las imágenes de satélite Landsat (de 2014), Spot 5 (de 2013) y ortofotos (de 2010), mismas que se utilizaron con el objetivo de distinguir áreas de uso forestal (selvas y vegetación secundaria), áreas de uso ganadero (pastizales) y áreas de uso agrícola (tipos de agricultura), asentamientos (actuales y del pasado), caminos, trillas o senderos, cuerpos de agua y otros componentes socioeconómicos.
Se realizaron tres mapas participativos de percepción de acuerdo con los tiempos a evaluar: el mapa del pasado en el cual se efectuó un ejercicio de memoria y se reconoció el territorio que las comunidades estudiadas haciendo un repaso histórico de cómo era la comunidad entre los años 1970 y 1980. El mapa del presente donde se trató de reflejar la situación actual del espacio de las comunidades, para hacer una comparación con el mapa del pasado y visualizar los cambios ocurridos hasta el año 2014. Por último, el mapa del futuro tuvo como objetivo representar lo que las comunidades querían cambiar, e inclusive como creen las personas que estarán sus comunidades hasta el año 2030. La información obtenida, se digitalizó en ArcGis 10.0 tomando en cuenta todas las zonificaciones realizadas en el mapeo participativo para los tres tiempos en ambas comunidades, información base que sirvió para el análisis de cobertura y uso de suelo mediante imágenes de satélite.
Complementariamente, se realizó el mapeo de la cobertura y uso de suelo mediante una clasificación orientada a objetos desarrollada en el software eCognition Developer 8.7, con base en una segmentación de imágenes de satélite Landsat MSS (1973), TM (2000) y OLI (2014) según criterios de heterogeneidad (scale) y descriptores (features) (Cruz et al., 2007; Weckmüller et al., 2013). Para la jerarquización de la clasificación, que tiene como resultado diferentes niveles de clases relacionadas entre sí, en función de una topología definida, se utilizó el algoritmo multiresolution segmentation, con parámetros de escala de 8, criterios de forma 0.2 y 0.8 de compacidad para imágenes Landsat MSS; y parámetros de escala de 10, criterios de forma de 0.2 y compacidad de 0.8 para imágenes Landsat TM y Landsat OLI. La definición de las clases temáticas y selección de muestras que representaron cada una de las clases, se basó en el conocimiento previo del área de estudio (puntos de reconocimiento en campo), la composición colorida utilizada y las referencias tomadas de las personas de las comunidades mediante los mapas participativos de percepción. En la clasificación se dio énfasis exclusivamente al modelaje fuzzy sobre descriptores espectrales apoyados en la selección de áreas de entrenamiento (muestras). El análisis fuzzy proporciona un grado de participación (pertinencia) de un objeto para todas las clases definidas, cuyos valores pueden ser insertados en nuevos contextos de clasificación (Cruz et al., 2007). De esta manera fue realizada una clasificación supervisada orientada a objetos con verificaciones de campo.
Después de la clasificación se obtuvieron mapas parciales de cobertura y uso del suelo, los cuales fueron llevados al software ArgGis 10.0 donde se aplicó un eliminate (4 hectáreas) para reconocer una escala de análisis en la cartografía de 1:50 000, de acuerdo con el concepto de área mínima mapeable (Salitchev, 1979). Asimismo, se realizó una edición manual con verificación de las imágenes analizadas con el objetivo de corregir algunas inconsistencias. Después de la generación de los mapas finales de cobertura y uso de suelo, se realizó una sobreposición de datos a través de la herramienta Intersect la cual permitió evaluar las trayectorias de cambios en la cobertura y uso de suelo para ambas comunidades. Todas las combinaciones de clases detectadas fueron calculadas y mapeadas.
Para describir la dinámica de los cambios de las coberturas se calcularon las tasas de cambios de acuerdo con la ecuación 1 establecida por la FAO (1996). Esta tasa expresa el porcentaje de cambio en la superficie al inicio de cada año. Los resultados describen las transiciones de todas las coberturas y usos de suelo.
Donde δ es la tasa de cambio (para expresar en porcentaje hay que multiplicar por 100); S 1 es la superficie del tiempo 1; S 2 es la superficie del tiempo 2; y n es el número de años entre las dos fechas.
Por otro lado, en el análisis del CCUS se calcularon las ganancias y pérdidas brutas de las coberturas con el fin de obtener los cambios totales que sufrieron cada una (Pontius et al., 2004). Para ello, se construyó una matriz de tabulación cruzada o matriz de cambios que resulta de cruzar los mapas de las fechas en cuestión (tiempo 1 y tiempo 2). En dicha matriz las filas representan las categorías del mapa en el tiempo 1 y las columnas las categorías del mapa en el tiempo 2 (Tabla 3).
Resultados y discusión
Percepción local de la población, mapeo participativo y cambio de cobertura y uso de suelo en el ejido Laguna del Mante
De acuerdo con la Figura 3, se observa que existen diferencias en las percepciones del criterio ambiental por parte de la población referente al pasado, presente y futuro, las cuales son la superficie de selvas, la abundancia de árboles, la cantidad de personas, la superficie agrícola y ganadera. Valores por encima de 4 para estas percepciones, es decir, valoración entre "mucho a totalmente" (Tabla 2), estos valores indican que en el pasado existió una mayor cantidad de selvas y abundancia de árboles grandes, con respecto a la actualidad. Asimismo, la cantidad de personas que vivían y formaban parte del ejido era mucho menor. Cabe destacar que el ejido Laguna del Mante fue establecido como tal en el año 1974 y que la repartición de tierras fue distribuyéndose paulatinamente, actualmente cuenta con 2030 habitantes de los cuales 446 son ejidatarios y la gran mayoría son arrendatarios (Inegi, 2010).
Por otro lado, la percepción sobre la superficie agrícola del pasado indican que esta era mucho menor que en el presente. En el pasado la actividad principal fue la ganadería, la cual disminuyó drásticamente hasta el día de hoy y dio paso a la agricultura (Fig. 3). De acuerdo con la evaluación de cambios de uso de suelo entre 1976 y 2011 (Peralta-Rivero et al., 2014a), el análisis indicó que en este lapso de tiempo la agricultura aumentó de 27 ha a 7355 ha. Los pastizales se redujeron de 6500 ha a 3255 ha y las selvas de 25 200 ha a 23 700 ha. En el presente trabajo se pudo constatar esa tendencia a una escala de análisis más detallada (Fig. 4 y Fig. 5) (Tabla 3 y Tabla 4), en donde mencionados cambios ocurrieron sobre todos en las áreas con pendientes mínimas y elevaciones bajas.
Otras percepciones, indican que la cantidad de personas se incrementará en el futuro; asimismo, la ganadería disminuirá, pero la agricultura aumentará y persiste la percepción de impacto sobre los recursos forestales en mayor o igual proporción que en el presente. De esta manera, se puede inducir que en Laguna del Mante el proceso actual de sus modos de vida no tiene una tendencia de cambios relevantes para el futuro excepto para la valoración de superficie de selvas las cuales creen que serán ligeramente mayores en el futuro, pero que los procesos que causan su pérdida también serán factores importantes a considerar para lograr la conservación de sus áreas forestales. No obstante cabe destacar que en Laguna del Mante ya existe un área de conservación (14 000 hectáreas) como parte de la Reserva de Biosfera "Sierra del Abra Tanchipa" (González, 2013), la cual se encuentra en áreas con pendientes pronunciadas y elevaciones altas en la parte Oeste del ejido (Fig. 6).
Todas las percepciones de este indicador ambiental se relacionan con el mapeo participativo de percepción y el análisis de cambios de cobertura y uso de suelo (Fig. 4 y Fig. 5) (Tabla 4 y Tabla 5) en donde se puede apreciar la disminución de selvas, pastizales y el aumento de la agricultura y vegetación secundaria, afirmando de esta manera que el análisis de percepción está estrechamente relacionado a las percepciones de la población.
Respecto a las percepciones del criterio productivo, existen diferencias claras entre los tiempos evaluados. De acuerdo con la Figura 3, las percepciones del pasado que se diferencian del presente y del futuro son: diversidad de especies forestales, producción de madera, y la producción de otros recursos además de la madera. Los valores asignados para estas percepciones van de 3 a 4 "más o menos a bueno" (Tabla 2). Esta diferencia es debida a la reducción de la cobertura forestal, tal como se indicó en el criterio ambiental y se puede constatar con los mapas participativos de percepción y el análisis de cambios de cobertura y uso de suelo (Figs. 4 y 5). Por otro lado, excepto por la "diversidad de especies forestales", las demás percepciones se mantienen con una valoración homogénea, esto sugiere que para el futuro el manejo de selvas y bosques así como los conocimientos técnicos de las personas sobre el manejo forestal tendrán una valoración entre 3 y 4, es decir, de "más o menos a buenos" (Tabla 2).
En cuanto a las percepciones del criterio económico, también existen diferencias entre los tiempos evaluados. De acuerdo con la figura 3, la única percepción del pasado que se diferencia del presente y futuro son los "beneficios económicos obtenidos". Esta percepción está relacionada con el aprovechamiento e ingresos económicos derivado de la actividad forestal en el ejido. Según la autoevaluación de las entrevistas y de los talleres participativos, estos revelaron haber obtenido mejores beneficios en el pasado, ya que actualmente (presente) consideran difícil obtener ingresos lo cual se percibe con valoración de 2 "mala" (Tabla 2). Para el futuro, existe expectativa por mejorar los ingresos económicos con base a los recursos forestales, lo que se ratifica en el incremento de la valoración de esta percepción la cual fue entre 2 y 3 "mala a más o menos" (Tabla 2; Fig. 3). Por otro lado, las percepciones del pasado y presente que cambian en torno al futuro son la inversión de recursos económicos para recuperar selvas y los benéficos económicos obtenidos por su recuperación. En este sentido, las expectativas en el ejido son buenas ya que al tener un área bajo conservación, también tienen la percepción que pueden recuperar áreas degradadas, aumentar la cobertura forestal y mejorar sus ingresos mediante proyectos, tal como pudo ser plasmado en el mapeo participativo de percepción, específicamente en el mapa del futuro (Fig. 4).
Por último, las percepciones del criterio social difieren muy poco entre los tiempos evaluados. Según la Figura 3, la percepción "selvas como un medio económico y fuente de empleo" tuvo una mayor valoración para el tiempo pasado y para el futuro, y actualmente no representa el mejor medio económico relevante ya que está valorado como "poco a más o menos", es decir con valores de 2 hasta 3 (Tabla 2). Esto se correlaciona con una agricultura en el ejido como principal actividad económica según las conclusiones de las personas participantes de los talleres y la evaluación de cambios de uso de suelo (Peralta-Rivero et al., 2014a). Esto se puede constatar también con el mapeo participativo de percepción y el propio análisis de los cambios de cobertura y uso de suelo (Fig. 4 y Fig. 5) (Tabla 4 y Tabla 5). Por otro lado, las percepciones nivel de importancia de la actividad forestal y actividades conjuntas de manejo forestal son valoradas en parecidas circunstancias en el pasado y presente, es decir, con valores de 3 y 4 "más o menos a buena" para la primera, y entre 2 y 3 "poco a más o menos" para la segunda, percepción que cambia levemente para el futuro (Fig. 3).
La Figura 4, es una representación gráfica de los mapas participativos de percepción elaborados en el ejido Laguna del Mante donde la población plasmó su conocimiento local en tres momentos: pasado, presente y futuro. En el mapa del pasado la población percibe que en los años 1970s en su ejido existía mayor superficie de selvas tanto en el extremo Este como en el Oeste (Sierra). Asimismo, expresaron que existía una cantidad considerable de superficie de pastizales y de agricultura junto a la presa de agua. En el mapa del presente (año 2014) la población percibió y mapeó que la cobertura forestal ha disminuido gradualmente en dirección hacia la sierra al Este y Oeste, siendo reemplazada por vegetación secundaria y sobre todo por las actividades agrícolas tal como se expresa en la Figura 3.
En el mapa del futuro aproximadamente hasta el año 2030, los pobladores creen que habrá un aumento considerable de la agricultura en la parte centro del ejido (pendiente suave y elevación baja), argumentando que es en esa área donde existen las condiciones adecuadas para desarrollar actividades agrícolas y porque esta será la actividad principal. Asimismo, consideraron que habrá un aumento de la cobertura forestal en los siguientes años, debido a que los proyectos de conservación y posiblemente de reforestación que se están desarrollando en la comunidad, ayudará al incremento de estas áreas. Entre otras percepciones identificadas en el mapeo participativo estuvo el aumento paulatino del área urbana del ejido. Esto indica que en el futuro se espera que Laguna del Mante aumente considerablemente su superficie urbana y nuevos asentamientos se establezcan en el área del ejido, debido al aumento de la población.
De acuerdo con la Figura 5, se detectó que grandes áreas de pastizales han sido reemplazadas por áreas agrícolas, asimismo, es notorio el aumento de la vegetación secundaria y disminución de selva baja, tal como se demostró en la percepción local de la población de Laguna de Mante respecto a las percepciones del pasado, presente y futuro del criterio ambiental (Fig. 3 y Fig. 4). De igual manera, en la matriz de tabulación cruzada (Tabla 5) se puede corroborar que la pérdida o ganancia de coberturas es ascendente para el caso agricultura, agua, área urbana y vegetación secundaria que aumentaron su superficies. Por otro lado, presentan tasa de pérdidas las coberturas pastizal (-3.43% anual) y selva baja (-0.88% anual). De esta manera se puede inferir de que al igual como ha ocurrido en gran parte de la región Huasteca de México, la modernización e industrialización de la agricultura, incremento de la ganadería, demanda de madera y sus derivados para el mercado, son algunas de las principales razones para el aumento considerable de estas coberturas antrópicas y pérdida de coberturas forestales (Aguilar-Robledo, 2001; Quinteros, 2012; Peralta-Rivero et al., 2014a).
Percepción local de la población, mapeo participativo y cambio de cobertura y uso de suelo en la comunidad Tocoy
De acuerdo con la Figura 6, existen diferencias en las percepciones del criterio ambiental por parte de la población de Tocoy referente al pasado, el presente y el futuro. Las percepciones del pasado en su mayoría difieren a las del presente. Valores de 4 para la "superficie de selvas, y abundancia de árboles grandes" (Tabla 2), indican que en el pasado la comunidad contaba con muchos recursos forestales "selvas" y abundantes árboles grandes que indicaban el buen estado de conservación forestal en la comunidad. Asimismo, la superficie agrícola y la cantidad de personas que vivían en esta comunidad era entre "poca a más o menos" que al presente y proyecciones a futuro tuvo una valoración de 4 "mucho" según la autoevaluación. Sin embargo, cabe destacar que entre los años 1995 y el 2010, la cantidad de personas en la comunidad Tocoy no ha tenido aumentó significativo de su población, es decir, en este periodo la población pasó de 1048 a 1061 habitantes (Conabio, 2001; 2006; 2012). En cuanto a la superficie agrícola, se pudo constatar que aumento de 77 ha a 111 ha entre 1973 y 2014, algo muy característico de una agricultura de rotación como la que se práctica en la comunidad Tocoy (Fig. 6; Tabla 6).
Las percepciones de deforestación y pérdida de los recursos forestales para el tiempo presente tienen una valoración de "más o menos a mucho" e indica que este proceso se ha acelerado en relación al pasado, tal como se concluyó en los talleres participativos y la autoevaluación. Asimismo, se pudo constatar que la cobertura forestal en la comunidad disminuyó de 483 ha a 272 ha (Peralta-Rivero et al., 2014a; 2014b), patrón muy similar a lo expresado en el análisis de cambios de cobertura y uso de suelo aquí abordado (Fig. 6; Tabla 6). De la misma forma, se tiene la percepción de que para el futuro estos procesos de reemplazo en los remanentes forestales continuará pero en menor intensidad. También, se puede apreciar que la percepción de que las actividades productivas disminuyen las selvas mantienen una valoración de 3 "más o menos" para el pasado y presente, y las tendencias para el futuro es de un leve aumento. Por otro lado, se puede apreciar que la actividad ganadera no ha sido y, en perspectivas futuras, no será un factor que afecte en la disminución del recurso forestal ya que esta comunidad no tiene la tradición pecuaria y se puede reflejar en la valoración baja entre 1 y 2 "nada a poco" (Tabla 2) para esta percepción. Esto se constata con la evaluación en los CCUS de esta comunidad entre 1973 a 2014 (Fig. 6; Tabla 6).
En relación con las percepciones del criterio productivo, la valoración del pasado para diversidad de especies forestales, producción de madera y de otros recursos además de la madera son claramente diferentes en relación al presente y futuro. La población atribuye la disminución de los recursos forestales y por ende la producción de sus derivados, a los procesos de deforestación y degradación de los recursos forestales evaluados previamente en el criterio ambiental. También indican que las percepciones sobre el manejo de selvas y el conocimiento técnico sobre su manejo, es valorado como 3 "más o menos" (Tabla 2), y según conclusiones de los talleres participativos, el manejo realizado va combinado con las actividades agrícolas de rosa, tumba y quema. Modelo de aprovechamiento que por lo general trata de aprovechar una pequeña superficie para realizar agricultura, cambiando de lugar cada dos o tres años y así dicha área aprovechada pueda recuperarse con los años y posteriormente reincidir en su ocupación, algo característico de la agricultura en los trópicos por parte de pequeños productores (Peralta-Rivero et al., 2013).Referente a las percepciones del criterio económico, de acuerdo c la Figura 6, tanto en el pasado como en el presente, la percepción de recursos económicos invertidos para recuperar selvas, beneficios económicos obtenidos exclusivamente por recuperar selvas y beneficios económicos que obtuvo por aprovechar las selvas, tienen un valor entre "nada a poco", es decir, entre 1 y 2 (Tabla 2), indicando de esta manera que los recursos forestales en la comunidad han sido y son importantes desde el punto de vista del autoconsumo y no de la comercialización y beneficios económicos, tal y como fue concluido en los talleres participativos y autoevaluación. Entre las conclusiones, ellos mencionaron que los beneficios que obtienen de la selva son madera para construcción de sus casas rústicas, hojas de palmeras para techos, leña, abono orgánico para huertos etc. Sin embargo, para el futuro todas estas percepciones son valoradas con 3 "más o menos", atribución que fue dada ante posibles proyectos relacionados con el manejo forestal a los cuales podrían acceder y beneficiarse en los próximos años.Finalmente, las percepciones del criterio social, difieren levemente entre los tiempos analizados. Sin embargo, según la Figura 4, la percepción "nivel de importancia de la actividad forestal" tuvo una mayor valoración para el pasado (4), y actualmente tiene una valoración de "más o menos" (3) (Tabla 2). La percepción "selvas y bosques como un medio económico y fuente de empleo" no presenta grandes diferencias y se mantiene con valores parecidos (2 "poco") para los diferentes tiempos evaluados. Llevando este caso a escala nacional, se conoce que la conversión de ecosistemas naturales a tierras para actividades agrícolas y pecuarias, es el factor principal de la deforestación y del cambio de uso del suelo en el país (OCDE, 2013). Esto lleva a entender que en México y sobre todo en el área rural y a escala local como es el presente caso de estudio, la agricultura y ganadería continúan siendo factores muy importantes que influyen socialmente en la población, lo cual relega a las selvas a otro nivel de importancia.
En cuanto a las "actividades conjuntas de manejo forestal", estas son valoradas en circunstancias similares tanto para el pasado como para el presente, es decir, entre "más o menos a buena". Sin embargo, la percepción cambia para el futuro debido a una mejora en su valoración, al igual que en la conclusión de los talleres participativos "las selvas son importantes ya que de ella también depende la productividad de la agricultura y otros beneficios, por lo que es importante realizar actividades conjuntas en la comunidad", actualmente está prohibido desmontar sin permiso de la comunidad (Com. Pers. Abundio Anaya, Presidente del comisariado de Tocoy, año 2014). Visto desde ese contexto, habrá que hacer una revisión de las políticas actuales en favor de las selvas como un medio estratégico de sustento para las comunidades, ya que desde un punto de vista general, los recursos forestales son subvalorados debido al factor económico de otras actividades que se imponen.
De acuerdo con la Figura 7, en el mapa del pasado (años 1970s) los pobladores expresaron que en la comunidad no existía un área urbana como tal. Las viviendas estaban distribuidas en toda la comunidad y por ende la superficie agrícola estaba ubicada alrededor de las pequeñas viviendas. Los mapas participativos de percepción también indican que en el pasado existía bastante selva, tal como se puede confirmar en el análisis de cambios de cobertura y uso de suelo (Fig. 8). El mapa de percepción del presente (año 2014) indica que la cobertura forestal está fragmentada en pequeños remanentes que están ubicados principalmente en las partes más altas de la comunidad. Por último, en el mapa de percepción del futuro (año 2030), los pobladores expresaron que en la comunidad ocurrirán cambios como por ejemplo el aumento del área urbana, aumento de la agricultura y pasto, mayor comunicación por carreteras entre las localidades de la comunidad y la conservación de pequeños remanentes forestales solo en los bordes de la comunidad.
En la Figura 8 se puede identificar claramente que la cobertura selva baja es aquella que disminuyó drásticamente su superficie entre 1973 y 2014, mientras la cobertura vegetación secundaria se mantuvo en condiciones parecidas en el periodo 2000-2014. Por otro lado, la agricultura mantuvo su superficie de manera similar sobre todo en el los últimos años, lo cual es característico de comunidades que practican agricultura rotativa de rosa, tumba y quema (Peralta-Rivero et al., 2013).
Esta cuantificación de la superficie de coberturas y usos de suelo en la comunidad Tocoy está muy relacionada con la evaluación de la percepción del pasado, presente y futuro del criterio ambiental y los mapas participativos de percepción de cobertura y uso de suelo desarrollados por los actores locales (Figs. 6 y Figura 7). Sobre todo se puede interpretar que las percepciones de las personas se sustentan en la pérdida de recursos forestales por las actividades productivas en la comunidad tal como se puede observar en la Figura 8.
La disminución de la cobertura selva baja posee una tasa de deforestación de (-5.04% anual) la cual es mayor a la tasa más alta de deforestación registrada para la región Huasteca entre 1976 y 1993, que fue de aproximadamente de 2% anual de su superficie forestal (Peralta-Rivero et al., 2014a; 2014b). Cabe resaltar, que la comunidad es de superficie relativamente pequeña (1058 hectáreas) pero la población ejerce más presión todos los años sobre las coberturas forestales, esto para desarrollar sus actividades productivas de agricultura principalmente (Tabla 7).
Por otro lado, la superficie del área urbana y pastizales se han incrementado sobre todo para el año 2000 y 2014, lo cual se relaciona con lo mencionado por los pobladores de la comunidad, al indicar que se decidió agruparse en centros poblados para poder acceder a beneficios como la construcción de la escuela y salas de enfermería (Com. Pers. Abundio Anaya, Presidente del comisariado de Tocoy, año 2014).
Conclusiones
Se observó que la población evaluada del ejido Laguna del Mante y la comunidad Tocoy, principalmente perciben la pérdida y degradación de sus recursos forestales de acuerdo con su conocimiento local basado fundamentalmente en las experiencias de sus actividades productivas. Asimismo, se pudieron constatar diferencias entre los indicadores evaluados para el pasado, presente y futuro, según las percepciones de la población en ambas comunidades, y las causas que han provocado el proceso de pérdida de recursos forestales y aumento de actividades productivas se reflejan sobre todo en el criterio ambiental y el productivo. Se determinó que para ambas áreas, las principales percepciones que se diferencian entre los tiempos evaluados son disminución de superficie de selvas y su degradación, disminución de la abundancia de árboles, aumento de la superficie agrícola, menor diversidad de especies forestales, menor producción de madera, menor producción de otros recursos forestales además de la madera, mayor superficie agrícola y cantidad de personas. En el ejido Laguna del Mante las percepciones correspondientes al criterio económico y social indican que los recursos forestales eran considerados de mayor importancia en el pasado y generaban mejores beneficios para la población. Asimismo, no se descarta una mejora para el futuro de estos dos aspectos. En contraste, en la comunidad Tocoy, los recursos forestales desde el punto de vista económico no han sido un medio que les permita subsanar sus problemas monetarios; sin embargo, estos han jugado un papel importante desde el punto de vista del autoconsumo, y las percepciones revelan la intención de mejorar para el futuro tanto en el aspecto económico como social.
Por otro lado, se constató que el análisis del mapeo de percepción participativo se mostró bastante adecuado para la interpretación de la pérdida de recursos forestales a escala local y fue un complemento importante para desarrollar la autoevaluación individual de percepción ambiental de la población y el análisis de cambios de cobertura y uso de suelo en ambas comunidades. Dicho análisis de CCUS entre 1973 y 2014 demuestra que Laguna del Mante ha perdido aproximadamente 8262.84 hectáreas de selva y aumentó 6061.86 hectáreas de agricultura, ratificando la veracidad de las percepciones relacionadas al criterio ambiental y productivo. Por su parte, en la comunidad Tocoy se perdieron alrededor de 423.27 hectáreas de selva con una tasa de deforestación de 5.04% anual y un aumento de la vegetación secundaria de 417.10 hectáreas para el periodo 1973-2014, revalidando de esta forma las percepciones de la población sobre la pérdida y degradación de los recursos forestales en la comunidad. Finalmente, se puede indicar que la construcción de mapas temáticos de uso de suelo y la trayectoria evolutiva de sus cambios para los años estudiados (1973-2000-2014), utilizando técnicas de percepción remota y sistemas de información geográfica, se mostró adecuada para validar el análisis de percepción local sobre la valoración ambiental, productiva, económica y social de los recursos forestal en el ejido Laguna del Mante y la comunidad Tocoy.
Recomendación
La presente metodología de análisis de la percepción local de la población basada en criterios, indicadores, percepciones y apoyadas en mapeo participativo y análisis de CCUS permitió razonar los escenarios del pasado, presente y futuro y el estado de los recursos forestales correlacionados con la dinámica productiva desarrollada en el área de estudio, lo cual debe servir como una herramienta para el desarrollo de estrategias y generación de políticas locales en pro de la conservación y manejo de selvas en la región Huasteca y otras áreas tropicales de México. Por lo que es importante conocer la idiosincrasia de los actores locales para que los proyectos de aprovechamiento y conservación forestal a desarrollar, sobre todo en el ámbito rural, no estén destinados al fracaso en su implementación y ejecución.