Introducción
El propósito de este artículo es ampliar y actualizar el conocimiento sobre el colectivo colombiano en Estados Unidos. El interés se centra en las cifras del proceso de formación y la demografía de su componente básico, los inmigrados, dejando de lado por ahora a sus segundas y sucesivas generaciones.
Como antecedentes, hay trabajos interesantes, frente a los cuales se tiene aquí la ventaja de una mayor cobertura temporal, pues la inclusión de los datos censales como fuentes permite identificar colombianos en Estados Unidos desde 1840, mientras las suyas arrancan, en el mejor de los casos, en 1926; adicionalmente, aportamos algunas estrategias metodológicas novedosas, que permiten un mejor uso de los registros administrativos de Estados Unidos. Entre esos trabajos se pueden mencionar, según sus límites de espacio o tiempo: respecto a todo Estados Unidos (Cardona et al., 1976; Cardona y Rubiano, 1980; Suro, 2002; Guarnizo y Espitia, 2007; Aysa-Lastra, 2008; Díaz, 2008; Mejía, 2012; y Madrigal, 2013; entre otros); sobre áreas geográficas específicas: Nueva York (Chaney, 1980; Powers y Macisco, 1980; y Chu, 2010); Florida (Collier y Gamarra, 2001); área de Boston (Uriarte et al., 2003); y sobre grupos específicos, como las personas calificadas (Bermúdez, 2015) y los estudiantes (Trejo y Sierra, 2014), entre otros.
Para aproximarse a la población de inmigrantes colombianos, utilicé, en las fuentes, las variables y datos referidas al lugar de nacimiento y dentro de ellas seleccioné los individuos con el valor “Colombia”. Se trata, entonces, de una definición simple, objetiva y unívoca de la población considerada: personas nacidas en Colombia que inmigraron a Estados Unidos, procedentes directamente de su país de nacimiento o de un tercero. La inclusión no va más allá, nada tiene que ver con identidad y menos con nacionalidad, asuntos que están fuera de los alcances de este artículo.
El plan del artículo contempla una primera sección dedicada a precisar asuntos metodológicos sobre el uso de las fuentes. La segunda la dedico a los resultados sobre los flujos de inmigrantes (volumen por unidad de tiempo, en este caso año) y los consecuentes stocks1 y presento la línea general de tiempo y una propuesta de periodización de la inmigración colombiana a Estados Unidos; en la tercera muestro, mediante una batería de indicadores, la evolución de algunas características y condiciones básicas de los stocks a partir de 1910.
Aspectos metodológicos
Las fuentes básicas de este trabajo fueron los informes migratorios anuales de Estados Unidos, los censos decenales y la American Community Survey (ACS), a las cuales me refiero a continuación, precisando los datos de ellas utilizados, la forma de uso y sus alcances y limitaciones.
Informes migratorios anuales de Estados Unidos
Desde 1892, Estados Unidos publica informes oficiales sobre migración por año fiscal, en los que sólo se entregan datos desagregados para Colombia a partir del correspondiente a 1936. La responsabilidad de tales informes, así como de los mismos registros, ha estado, sucesivamente, a cargo de oficinas adscritas a los departamentos del Tesoro, Comercio y Trabajo, Trabajo, Justicia y Seguridad Nacional, que aquí se toman como base para agruparlos en la relación bibliográfica.
A pesar de sus limitantes y de no existir, hasta donde conozco, acceso a microdatos electrónicos, la riqueza de la información contenida en esos informes y su posibilidad en materia investigativa es enorme. Por el carácter general de este artículo, el uso de ellos fue limitado, pero suficiente para los propósitos.
Al revisar esos informes, el interés se centró en los inmigrantes nacidos en Colombia,2 que busqué en dos conjuntos poblacionales: las “Personas que obtienen la condición de residente permanente legal” y los “No inmigrantes”, según las denominaciones oficiales.
Personas que obtienen la condición de residente permanente legal
La normatividad estadunidense reconoce el estatus de inmigrante “legal” a las personas poseedoras de una visa de residencia permanente, más conocida como green card. Tal visa se concede antes del ingreso a territorio estadounidense o, después de estar en él, mediante procesos administrativos de “ajuste” (de cambio del estatus migratorio), generalmente varios años después de la llegada al país con otro tipo de visa o sin ninguna.
Por el acceso a derechos y la seguridad jurídica que da,3 la green card es una aspiración de los inmigrantes que desean permanecer en Estados Unidos por tiempo indefinido, quienes ponen los mejores empeños para lograrla. Debido a ello, los registros de las green cards otorgadas a personas de un determinado país son una excelente fuente acerca de la inmigración procedente de él. Desde 1936, algunos tabulados de tales registros permiten identificar, de manera continua, el número de personas nacidas en Colombia o procedentes de ella, y con distintos grados de discontinuidad y de cambios en las categorías, algunas variables administrativas, demográficas o de lugar de residencia.
Dadas esas circunstancias, los datos sobre el total anual de “personas que obtienen la condición de residente permanente legal” han sido utilizados por largo tiempo para aproximarse al flujo de colombianos a Estados Unidos (Cardona et al., 1976; Cardona, Cruz y Castaño, 1980; Guarnizo y Espitia, 2007; Mejía, 2012).
No obstante, al volver hoy a esos datos, se encuentra que la inclusión en ellos de los “ajustados”, que ocurre, como ya se dijo, con retrasos variables respecto a las fechas de ingreso, constituye un problema creciente, que amerita explorar nuevos métodos para acercarse más a la forma de la curva de ingreso de los colombianos a Estados Unidos, por lo menos a los cambios importantes en los niveles de llegada.
De las 776,886 residencias permanentes otorgadas entre 1936 y 2015 a nacidos en Colombia, 46.3 por ciento lo fueron después del ingreso, pero a partir de 2000 la proporción ha crecido significativamente y pasó a ser 70.5 por ciento en el agregado desde ese año a 2015 (Anexo 1). Para complicar más el asunto, generalmente en una fracción alta de los “ajustes” no se conoce la fecha de ingreso o es relativamente lejana, incluso superior a diez años, como en 2002, última anualidad para la que los informes reportan detalles al respecto, cuando de las 12,188 personas a las que se ajustó su estatus migratorio, 5,659 estaban en el caso de fecha desconocida y 1,677 habían llegado hacía por lo menos cinco años ( U.S. Department of Homeland Security, 2003: 45).
En tales condiciones, las series del total de expedición de green cards que se han usado informan bien sobre el volumen de titulares de ellas y el momento en el que ha ocurrido, pero su calendario corresponde, cada vez más, por el incremento de la porción de “ajustes”, a los planes de regularización de inmigrantes del gobierno estadunidense que al comportamiento de la inmigración colombiana. Esta idea la refuerza la comparación de la curva de expedición total, a personas de todas las nacionalidades, con la correspondiente a personas nacidas en Colombia (Figura 1).
No inmigrantes
De otro lado, un grupo grande de colombianos ingresa con alguna de las muchas visas de “no migrante”, la mayoría con las destinadas a turistas y visitantes de negocios, pero otros con autorización a establecer una residencia temporal para fines específicos, por periodos que pueden alcanzar varios meses o, incluso, años, razón por la cual aquí se prefiere mencionarlos como “inmigrantes temporales”. Cabe aclarar que dentro de unos y otros hay quienes no abandonan el país al cumplir el plazo permitido y pasan a convertirse en inmigrantes irregulares o, en el lenguaje oficial estadounidense, en “ilegales”, a los que se suman quienes han ingresado con documentación fraudulenta o evadiendo los controles migratorios, procedimiento que en Colombia se conoce como “irse por el hueco”, sobre lo que apenas existen algunas estimaciones puntuales.
Entre los ingresados con visas transitorias se encuentran los clasificados como: empresarios e inversionistas cobijados por tratados comerciales de su país con Estados Unidos, de los que existe uno de Colombia, que se remonta a 1848,4 trabajadores temporales y aprendices de distintos tipos y en distintos sectores (inclusive deportistas, artistas y religiosos); representantes de medios de información y sus familias; personas trasladadas por sus empresas; estudiantes y personas en programas de intercambio; representantes de gobiernos de agencias internacionales; y personas comprometidas en matrimonio con ciudadanos estadounidenses; y los cónyuges e hijos de las personas cubiertas por las mismas visas.
Uso de los datos de registros para un mejor acercamiento a la forma de la línea de llegada de inmigrantes colombianos
Teniendo en cuenta el alto nivel de asincronía entre la fecha de inmigración sin green card y la de obtención de esta mediante los “ajustes”, parece claro que lo que se gana en conocimiento de los volúmenes agregados de inmigrantes regulares en lapsos amplios, se pierde en la modulación, a través de estos lapsos, de los flujos de entrada.
Como una forma de compensar lo anterior y en la búsqueda por tener una mejor idea de la periodización de la inmigración estudiada, más que de los valores absolutos, para construir series desde 1958, límite impuesto por la disponibilidad de los datos, he dado los siguientes pasos:
Separar en las estadísticas de “personas que obtienen la condición de residente permanente legal” a quienes ingresaron con green card (“nuevas”) de quienes la obtuvieron después de ingresar, mediante “ajuste” (Anexo 1).
Agregar las principales categorías de ingresos con estatus de “no inmigrante” distintas a las de quienes ingresaron como turistas o viajeros de negocios, conformando lo que es, en la práctica, un conjunto de inmigrantes colombianos que ingresaron regularmente con permiso para establecerse de manera temporal.
La serie del Anexo 2 corresponde, entonces, a inmigrantes que llegan con autorización para establecerse temporal o definitivamente en Estados Unidos. Tal permanencia puede coincidir o no con las verdaderas intenciones de los llegados y con lo que finalmente ocurra. Mientras algunos beneficiarios de green card retornan a su origen o remigran a un tercer país, una fracción, muy probablemente superior, de los “temporales”, permanece más tiempo del autorizado, para empezar a soñar con la adjudicación de una green card por ajuste, condenados a no salir del país, dado que, si lo hacen, se arriesgan a no poder regresar.
Llamo la atención sobre el hecho de que la información a la que se está haciendo referencia no incluye a quienes se quedaron, como irregulares, después de haber ingresado como turistas o viajeros de negocios, así como quienes lo hicieron evadiendo los controles fronterizos5 o como polizones. Dado que sin ellos queda incompleto el flujo de inmigrantes, entendidos como personas con intenciones de establecer residencia indefinida o temporal, he construido otra serie de llegada de personas nacidas en Colombia, independiente de su estatus migratorio, a partir de las bases IPUMS, como se explica en la sección siguiente.
Censos y ACS de Estados Unidos, microdatos IPUMS
Entre otras cosas, la Oficina del Censo (Census Bureau) ha entregado al proyecto Integrated Public Use Microdata Series (IPUMS), gestionado por el Centro de Población de Minnesota, en la Universidad de Minnesota, los microdatos disponibles de los censos de población desde 1850 y de la ACS. El proyecto armoniza los códigos de las variables y la documentación de las distintas bases, que hace consistentes, compatibles y comparables a través del tiempo y entre ellas.
En general, las IPUMS están constituidas por muestras, seleccionadas aleatoriamente dentro de las bases poblacionales. No obstante, en algunos de los censos más antiguos, donde la presencia de personas nacidas en Colombia era baja, se cuenta con las bases censales completas, preferibles que las muestras correspondientes. En la Tabla 1 se relacionan las bases IPUMS consultadas, con sus características fundamentales, además del número de personas nacidas en Colombia que cada una contiene, que en los casos muestrales se expanden mediante los factores de ponderación incluidos en las mismas bases, correspondientes a los pesos de las personas en la muestra, para producir las estimaciones buscadas. Dado que la base de 1890 no está disponible, que en las de 1860 y 1870, que son muestras, prácticamente no hay representación de colombianos, del siglo XIX apenas se utilizaron las IPUMS censales de 1850 y 1880.
Año | Tipo de información |
Densidad de la muestra (% N) |
Personas nacidas en Colombia (n) |
---|---|---|---|
1850 | Censal | 100 | 10 |
1880 | Censal | 100 | 71 |
1900 | Censal | 100 | 91 |
1910 | Censal | 100 | 236 |
1920 | Censal | 100 | 1,877 |
1930 | Censal | 100 | 1,988 |
1940 | Censal | 100 | 1.428 |
1950 | Censal | 1 | 26 |
1960 | Censal | 5 | 641 |
1970 | Censal | 1 | 667 |
1980 | Censal | 5 | 7,555 |
1990 | Censal | 5 | 13.772 |
2000 | Censal | 5 | 23.796 |
2001 | ACS | 0,43 | 1,666 |
2002 | ACS | 0,38 | 1,603 |
2003 y 2004 | ACS | 0,42 | 1,716 y 1,673 |
2005 a 2016 | ACS | 1 | 4,841 a 6,084 |
Fuente: elaboración propia a partir de IPUMS-USA, University of Minnesota, http://http://www.ipums.org
Como primer filtro para estas bases se usó, en general, el valor nacido en Colombia, dentro de la variable lugar de nacimiento detallada (BLPD). Con las subbases resultantes, sin filtros adicionales, se establecieron o estimaron los stocks (Tabla 1).
La construcción de la serie de llegada exigió un tratamiento particular y el uso de los datos originales (suministrados también por IPUMS), en lugar de los armonizados por el proyecto, por varias razones: a pesar del nombre de la variable con que IPUMS los identifica (YRIMMIG), solo en las ACS y en los censos más recientes se indagó por el año preciso, mientras en los demás la pregunta se refería a décadas o a otros periodos de llegada, que en los datos armonizados fueron asignados al año final del periodo6; la tendencia al subregistro y a la declaración equivocada de los años de llegada, en la medida que el dato se aleja de la fecha de entrevista, por motivos de mortalidad, remigración, retorno y memoria; y las diferencias en los niveles de confianza de las muestra para la desagregación de datos, principalmente debido a su tamaño.
Como número de colombianos llegados, por año, entre 2000 y 2015 se tomó el resultante para el año anterior de cada uno de los censos y ACS de 2001 a 2016. Entre 1970 y 1999 se adoptaron los valores estimados a partir de lo informado en 2000. Para el periodo 1960 a 1969 se distribuyeron los valores agrupados del censo de 1970, según las proporciones para esos años resultantes de los promedios de los 17 años de las bases de 2000 a 2016. Se considera que la serie resultante (Anexo 3) es una buena aproximación al ritmo e intensidad de llegada de inmigrantes nacidos en Colombia, independiente de las condiciones de regularidad en que lo hicieron, entre 1960 y 2015.
Línea general de tiempo del establecimiento en Estados Unidos de personas nacidas en Colombia
Los stocks de personas nacidas en Colombia y residentes en Estados Unidos a partir de 1850 y hasta 2016 se presentan en la Figura 2, donde el crecimiento apenas empieza a ser perceptible entre 1950 y 1960, cuando aumenta su pendiente, que se mantiene en valores altos hasta 2016, último dato del que se dispone. Ese cambio define el “despegue” de la migración desde Colombia a Estados Unidos y marca la división de esta en dos grandes periodos, definidos por un mínimo y un alto crecimiento, respectivamente, que pasan a mirarse en más detalle, buscando identificar subperiodos o etapas, que permitan comprender más la dinámica y datar mejor, en el segundo, las llamadas oleadas migratorias.
Un siglo inicial de muy bajo crecimiento
Supongamos que el hermano de su bisabuelo estuviera enterado de los rumores de que John Manjiro, a quien había conocido su bisabuelo en Kochi, volvía a zarpar en el Kanrin Maru rumbo a América ¿Eh? Por supuesto que se sentiría agobiado al estar encerrado en un angosto valle, mientras los hijos de los pescadores, allende el bosque, tenían abierta esta nueva tierra prometida donde vivir nuevas experiencias (Oé, 1967: 151).
A pesar de que desde el tratado entre Estados Unidos y Colombia del 12 de diciembre de 1843 se acordó que los ciudadanos de cada uno de los dos países podrían, entre varias cosas, residir en el otro y comerciar en él, con los mismos derechos de los nativos (United States, 1893: 6), sólo fue entre 1910 y 1920 cuando el número de nacidos en Colombia residiendo en Estados Unidos empezó a mostrar cifras significativas, al pasar, en los respectivos censos, de 236 a 1,877, desde donde se aproximó a tres mil en 1950 (Tabla 2).
Año | 1 Personas nacidas en Colombia residentes en Estados Unidos |
2 Millones de habitantes en Colombia, estimados |
3 Personas en el stock por cada 100 mil habitantes en Colombia |
---|---|---|---|
1850 | 10 | 1.8 | 0.5 |
1880 | 71 | 3.0 | 2.3 |
1900 | 91 | 4.3 | 2.1 |
1910 | 236 | 4.8 | 4.9 |
1920 | 1,877 | 6.3 | 30.0 |
1930 | 1,988 | 8.0 | 24.8 |
1940 | 1,428 | 9.3 | 15.4 |
1950 | 2,832 | 12.6 | 22.5 |
* Al considerar la información de este periodo debe tenerse en cuenta que Panamá hizo parte de Colombia hasta 1903.
Fuentes: (1) IPUMS de la Tabla 1; (2) 1850 a 1910 a partir de datos de Flórez y Romero (2000: 384); 1910 a 1940 a partir de datos de República de Colombia (1942: 5); y República de Colombia, Departamento Administrativo Nacional de Estadística (1998: 43).
Lo anterior permite visualizar dos subperiodos en el siglo en cuestión: uno con inicio anterior a 1850 y fin posterior a 1910, quizás hasta los comienzos de la primera guerra mundial, y otro desde allí hasta después de 1950. El primero con mínimas cifras absolutas y relativas de migrantes y el segundo con valores aún muy bajos, respecto a lo que vendría luego, pero ya con órdenes de magnitud de miles.
En materia de registros de entrada sólo se encontró a los presentados en la Tabla 3, que parecen coherentes con las magnitudes de los stocks de 1880 y 1900, bajo la condición de permanencias relativamente cortas, como las propias de los motivos migratorios de los colombianos que se establecían por esa época, e incluso hasta mediados del siglo XX, en Estados Unidos.
Año | M | F | Total | Año | M | F | Total | Año | M | F | Total |
---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|
1869 | 1 | 0 | 1 | 1877 | 7 | 5 | 12 | 1885 | 2 | 0 | 2 |
1870 | 1 | 0 | 1 | 1878 | 8 | 6 | 14 | 1886 | 142 | 44 | 186 |
1871 | 5 | 3 | 8 | 1879 | 21 | 3 | 24 | 1887 | 212 | 96 | 308 |
1872 | 5 | 0 | 5 | 1880 | 5 | 2 | 7 | 1888 | 262 | 77 | 339 |
1873 | 37 | 10 | 47 | 1881 | 32 | 6 | 38 | 1889 | 253 | 53 | 306 |
1874 | 30 | 1 | 31 | 1882 | 4 | 4 | 8 | 1890 | 192 | 50 | 242 |
1875 | 17 | 13 | 30 | 1883 | 9 | 2 | 11 | 1891 | 251 | 114 | 365 |
1876 | 20 | 4 | 24 | 1884 | 3 | 2 | 5 | 1892 | 248 | 88 | 336 |
1 Antes de 1856, las estadísticas oficiales de llegada de pasajeros de países extranjeros no distinguen a los que tienen la intención de establecer su residencia permanente en este país de visitantes transitorios, aunque durante ese tiempo hubo, comparativamente, pocos de estos últimos. Desde 1856 hasta 1868, las estadísticas distinguen del número total de inmigrantes solo los pasajeros transitorios, pero desde 1868 el número de inmigrantes de cada nacionalidad se muestra por separado de los transitorios (original en inglés) (U.S. Treasury Department, 1893: 7-8). Cabe anotar que la legislación estadounidense estableció en 1855 que las mujeres casadas con ciudadanos eran consideradas también ciudadanas (10 Stat. 604), mientras en 1907 se definió que las estadounidenses por nacimiento cuyos esposos fuesen nacidos en el exterior tomarían la ciudadanía de ellos (34 Stat. 1228).
Como principales motivos migratorios en el mismo periodo se encuentran: el estudio y el conocimiento de la nueva economía, el comercio internacional, la adquisición o mantenimiento de estatus social y eventualmente alguna asociación a una de las tantas guerras civiles del siglo XIX, sin excluir la existencia de una fracción, aparentemente minoritaria, de personas que migraron con fines específicamente laborales.
Una búsqueda rápida y no sistemática en obras de referencia (entre otras: Mejía, 2012; y Gallo, 2008) permitió identificar muchos actores concretos de la migración a Estados Unidos dentro de las clases pudientes de la época, con algún énfasis en las antioqueñas, que encontraron un punto de referencia alternativo a Europa, hacia donde era usual mirar.
A diferencia de las corrientes predominantes entonces, que movían masas desposeídas o en busca de aventuras, un cónsul general de Estados Unidos en Bogotá decía sobre la condición social de los migrantes colombianos a Estados Unidos:
… I have had quite a number of inquiries from the better class of Colombians as to prospects in the United States for men with moderate incomes. They wish to go to the United States and settle there (U. S. Department of Commerce and Labor, 1904a: 181).
La emigración se producía generalmente desde Cartagena o Puerto Colombia (Savanilla), en los barcos de Royal Mail, Hamburg American o United Fruit que cubrían el trayecto a Nueva York con cierta regularidad, pero poca frecuencia, que entre finales del siglo XIX y principios del XX apenas llegaba, en conjunto, a uno o dos barcos por trimestre (U.S. Treasury Department, 1893; Eder, 1913), hasta la primera guerra mundial, cuando algunas naves debieron atender los requerimientos bélicos y el transporte se hizo aún más esporádico.
Cabe anotar que, aunque la distancia de Cartagena a Nueva York es de tan solo 1,900 millas náuticas, menos de la mitad de las 4,500 que la separan de Liverpool, eran mayores las relaciones de Colombia con Europa y la dependencia respecto a ésta (Bell, 1921: 27). Las exportaciones crecientes de café, cuero y otros productos del sector primario a Estados Unidos no generaban en los productores estadounidenses un interés proporcional en el mercado colombiano, que por su estrechez y dispersión en una geografía difícil no era atractiva para su abastecimiento directo, que se hacía a través de casas comerciales de intermediación, cuyo establecimiento, en algunos casos, fue el motivo de la migración de colombianos.
Las condiciones impuestas por la Primera Guerra Mundial (1914-1918) cambiaron significativamente el panorama y probablemente están dentro de las que permitieron que el stock de 1920 superara en varias veces los encontrados en los dos censos anteriores (ver Tabla 2). Las dificultades de abastecimiento de materias primas y equipos en Europa ocasionadas por el conflicto acercaron a los empresarios colombianos con los estadunidenses, lo que daría como resultado “un mayor intercambio comercial y la cimentación de intereses mutuos” (Bell, 1921: 28), que redundaría en un mayor interés en el conocimiento de la economía que empezaba a verse como líder en el panorama mundial.
Las circunstancias anteriores, complementadas por la ocurrencia de la Gran Depresión (1929-1939) y de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945)7 quizás sean suficientes, por lo menos en el marco de este artículo, para explicar la fase inicial de la migración colombiana a Estados Unidos, que podría, entonces, subdividirse en dos periodos: uno, desde 1850 hasta los inicios de la primera guerra mundial y otro, a partir de esta última hasta entrada la década de los 50 del siglo XX, si se tiene en cuenta que, como se dijo atrás, durante ella se presentó el primer crecimiento significativo del stock de nacidos en Colombia, que superó las 12 mil personas en el censo de 1960, casi cuatro veces el nivel encontrado por el anterior (Tabla 4).
Año | Personas nacidas en Colombia residentes en Estados Unidos | Habitantes en Colombia (millones) | Personas en el stock por cada 100 mil habitantes en Colombia |
---|---|---|---|
1960 | 12,820 | 16.5 | 78 |
1970 | 66,700 | 22.1 | 302 |
1980 | 151,100 | 27.7 | 545 |
1990 | 303,204 | 34.3 | 885 |
2000 | 525,881 | 40.4 | 1,302 |
2010 | 664,089 | 45.9 | 1,446 |
2016 | 728,471 | 48.7 | 1,497 |
Fuente: elaboración propia a partir de fuentes de la Tabla 1, IPUMS-USA www.ipums.org y Banco Mundial, Banco de Datos. Indicadores de Desarrollo Mundial, Población Total. https://datos.bancomundial.org/indicator/SP.POP.TOTL?end=2016&locations=CO&start=1960. Consultado: 27/01/2016.
El despegue en los años 50, inflexión hacia la migración masiva
… Después, y para relajar el ambiente, alguien trajo a colación la frase del presidente de que era el trabajo lo que los hacía recorrer cientos de kilómetros para venir a Lagos.
- Es el dinero, no el trabajo (dijo el hombre), tenemos trabajo de sobra en casa. A quien le guste trabajar puede volver allí, coger el machete y meterse en la selva entre Umuofia y Mbaino. Eso le tendrá ocupado hasta el fin de sus días.
Todo el mundo estuvo de acuerdo en que era el dinero, y no el trabajo, lo que los arrastraba a Lagos (Achebe, 2010: 100).
Cabe decir que la migración colombiana a Estados Unidos tuvo un espacio de inflexión importante, en términos relativos, durante el periodo intercensal de 1950 a 1960, cuando se multiplicó su stock por cuatro y la proporción de este con relación a la población en Colombia se incrementó en tres veces y media (Tabla 3 y Tabla 4).
Aunque, comparados con los incrementos absolutos posteriores, estos cambios resultan pequeños, son suficientes para arriesgarse a denominar esa década como la del “despegue” de la migración en cuestión, que coincidió en Colombia con una de las más agudas fases de violencia política vivida en el país (sin pretender establecer ahora una relación causal, aunque podría existir8), pero, también, con un buen desempeño de la economía, con crecimiento anual promedio del producto interno bruto real de 4.7 por ciento.9 De otro lado, en Estados Unidos el crecimiento de postguerra continuaba, así como se materializaba el alcance del “sueño americano” por amplios sectores de la población, sueño que era difundido mundialmente, incluso en Colombia, por las producciones de Hollywood y en la naciente televisión, que inauguró emisiones en 1954.
Sucesivas y crecientes olas
En la Figura 3 se presentan, para el periodo 1960-2015, los stocks decenales (columnas y escala derecha) de personas nacidas en Colombia residentes en Estados Unidos y las líneas de flujos anuales de llegada (escala izquierda), total (a partir de IPUMS) y “legal” con green card.
Nota: debe tenerse en cuenta que mientras las estadísticas de registros de entrada hacen referencia a años fiscales (Período de 12 meses comprendidos entre el 1 de octubre de un año y el 30 de septiembre del siguiente. Su denominación es la del año en el que termina), las cifras de IPUMS, flujo y stocks, corresponden a años calendario.
Fuentes: elaboración propia a partir de la Tabla 4 y los anexos 2 y 3.
Teniendo en cuenta que, como se dijo, la línea construida con datos IPUMS pretende recoger la llegada total de inmigrantes, independiente de su condición migratoria, debería estar siempre por encima de la originada en el registro de entradas con green card. No obstante, eso no sucede en torno a 1976, ni entre los años 64 y 66, lo que indica subestimación en esos trayectos de la línea, relacionada, quizás, con el tamaño muestral de 1970, el menor de todos los empleados, que sirvió de base para las estimaciones de llegadas previas a ese año.
Pero los eventuales problemas de subestimación en algún segmento no reducen la capacidad para identificar hitos y periodizar la evolución, desde 1960, de la migración estudiada. La forma general (tendencia y localización de cimas y valles) de la línea IPUMS, independiente de su nivel, es parcialmente validada por el comportamiento de los stocks y por la línea de ingreso con green card, así como por los datos de la columna total del Anexo 2, correspondiente a entrada con visa permanente o temporal distinta de las de turismo y de viajero por negocios.
Guiado, entonces, por el comportamiento de los flujos anuales y con los stocks decenales como referencia encuentro, en la Figura 3, los periodos que identifico allí mismo, separados por líneas punteadas. Para tal periodización no tengo argumento diferente de lo que, a mi juicio, dicen los datos, cuando identifico el comienzo y fin de lapsos multianuales de movimientos tendenciales hacia el alza de los flujos.
Esos periodos, que podrían ser el punto de partida para nuevos estudios sobre la historia de las migraciones colombianas a Estados Unidos, los enumero a continuación, con algunos comentarios que no tienen pretensión interpretativa, sino, apenas, la de presentar coincidencias temporales, cuya eventual función causal deberá ser analizada por futuras investigaciones.
Primera ola, principios de los años 60 hasta 1975
El despegue dio paso, en la década siguiente, a un incremento importante de los flujos, que hacia mediados de ella se empezaron a mover en torno a diez mil inmigrantes anuales, lo que llevó a que el censo de Estados Unidos de 1970 encontrara cerca de 67 mil habitantes nacidos en Colombia (ver Tabla 4).
En octubre de 1965 se promulgó la Ley de Inmigración y Naturalización Hart-Celler10 que, además de abolir las cuotas migratorias (que no afectaban a los latinoamericanos), estableció preferencias para los inmigrantes calificados o con vínculos familiares con ciudadanos estadounidenses, pero no parece haber tenido mucho que ver en esos días con el crecimiento de la migración colombiana, que para el momento de la ley ya estaba en proceso y sufriendo, según Guarnizo y Espitia (2007: 373), cambios desde una homogeneidad social alta (acomodados económicamente, incluidos intelectuales, artistas, estudiantes internacionales, personas con títulos de universidades estadounidenses y burócratas internacionales que decidieron permanecer en el final de sus misiones oficiales) a una mayor diversidad social. Con algunas variaciones, la ola tendió a mantener los flujos.
Segunda ola, 1976 a 1997
Al terminar la década de 1970 el flujo empezó a subir en 1977 y tuvo un nuevo pico, significativamente más alto que los anteriores y cercano a 20 mil, en 1980, cuando el nuevo censo reportó un stock de nacidos en Colombia que ya superaba los 150 mil. A partir de allí varió, hasta 1997, entre, aproximadamente, diez mil (valor próximo a los máximos de la anterior ola) y 20 mil.
Para esta ola, que duró alrededor de 20 años, la Figura 3 muestra un diferencial importante, que en algunos momentos superó 100 por ciento, entre los ingresos con visa de residencia y el total de ingresos, con visas de no inmigrantes o mediante ingreso irregular, que terminarían estableciendo residencia.
Como factores coincidentes con el periodo y que eventualmente pudieron haber incidido en el nuevo nivel de la inmigración, así como en la relación entre la regular y la irregular, se encuentra, entre otras medidas, la Ley de Reforma y Control de Inmigración de 1986 (la IRCA por sus siglas en inglés).11 Desde la situación económica en Colombia, se menciona la crisis originada en la caída de los precios del café a causa del fin del pacto mundial cafetero, en 1989, que terminó llevando a la quiebra a un importante número de productores y que afectó la economía nacional, particularmente la de las zonas cafeteras, con importantes antecedentes de emigración internacional, principalmente a Estados Unidos.
Tercera ola, 1998 a 2004
En 1998 se inicia la ola más alta y también la más corta hasta el momento. Condujo el año siguiente, según las mismas estimaciones a partir de IPUMS, a la entrada de más de 60 mil colombianos, que se redujeron hasta casi 50 mil en 2000, año en que el stock de personas nacidas en Colombia ya había superado el medio millón. De allí para adelante el flujo siguió disminuyendo, hasta que en 2004 tenía un nivel inferior al de 1998.
Esta ola coincidió, en buena medida, con el desarrollo de la peor crisis económica que ha sufrido Colombia desde los años 1930, que significó una caída de más de cuatro por ciento en el PIB de 1999, llevó el desempleo por encima de 20 por ciento y afectó los ingresos y la pérdida de la vivienda de buena parte de la población (ver, entre otros: Fogafín, 2009; Torres, 2011). De otro lado, el mayor descenso coincidió no solo con el fin de la crisis sino con el desarrollo de las restricciones migratorias en Estados Unidos derivadas de los sucesos del 11 de septiembre.
Regreso a los niveles de la segunda ola y encuentro con la crisis financiera internacional, 2005 a 2013
La última ola, que descendió tan vertiginosamente como creció, dio paso a un periodo en el que el flujo fluctuó con valores semejantes a los de la segunda ola. La inmigración más baja se dio en 2010, ya avanzada la última crisis financiera internacional en Estados Unidos, a partir de donde empezó a recuperarse y mantenerse en el rango de la segunda ola hasta 2013.
Pasa el tiempo y cambian las poblaciones y sus circunstancias
La ocupación del territorio
En el siglo previo a su despegue, la inmigración colombiana tuvo como áreas de llegada principales a los estados de Nueva York y California (ver Anexo 4), pero cuando en 1960 el primero había consolidado su posición, el segundo había reducido la suya.
Como destino emergente de importancia apareció Florida, donde el asentamiento aumentó rápidamente, al punto que en 2000 ya había superado a Nueva York, que vio estancarse el número de colombianos inmigrados, aunque el crecimiento de la participación de su vecino Nueva Jersey, y de otros, compensó la pérdida en la región (Figura 4).
De otro lado, la participación de California recuperó dinamismo y se unió al grupo de otros estados que han ganado importancia: Texas, Massachusetts, Georgia, Illinois y Virginia. En el agregado “resto”, que, en 2016, alojaba una cantidad de personas nacidas en Colombia semejante al conjunto de los estados acabados de mencionar, había representación de todas las demás secciones de la unión (Figura 4).
La localización dentro de los estados se ha concentrado en las áreas metropolitanas, al punto que en los stocks de 1970 a 2010 la proporción por fuera de ellas fue apenas cercana al dos por ciento, con aparente tendencia a la baja, si se tiene en cuenta que en 2016 llegó de 0.7 por ciento.
Características demográficas
Las características y volumen de los flujos inmigratorios recientes influyen en las distribuciones de frecuencia por edad, sexo, nivel educativo y otras variables, de los stocks existentes. En cuanto a la edad, por ejemplo, en la medida que se trate de flujos predominantemente por razones de trabajo, habrá un fortalecimiento de la participación de los adultos jóvenes. Nuevas migraciones por motivos políticos, que tienden a generar el movimiento de familias completas, pueden fortalecer la presencia de personas menores y ancianas.
Pero la composición de los stocks de migrantes tiene que ver también con la intensidad y características de quienes salen para emigrar a un tercer país o para retornar al de origen. Y a este respecto, hay evidencias empíricas de selectividad, particularmente en el retorno, en trabajos de muchos autores (Ver tabla en Mejía, 2016a: 12). Para el caso colombiano, se habla, por ejemplo, de selectividad por sexo, con una mayor propensión a retornar de los hombres (Mejía, 2012b); como hay datos sobre selectividad por sexo, con mayor propensión por parte de los menos educados (ibídem) y menor por parte de las personas altamente calificadas (Medina y Posso, 2009).
En la Tabla 5 se presenta una batería de indicadores básicos sobre características demográficas y condiciones socio económicas de aquellos stocks para los que el tamaño poblacional o muestral de los IPUMS permite cálculos con buenos niveles de confianza, a través de los cuales se identifican tendencias en la evolución del perfil de la población nacida en Colombia residente en Estados Unidos, una porción baja (cerca de cuatro por ciento en 2016) de la cual puede disfrutar desde su nacimiento de nacionalidad estadounidense, por tener sus padres tal condición.
1910 | 1920 | 1930 | 1940 | 1960 | 1970 | 1980 | 1990 | 2000 | 2010 | 2016 | |
---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|
Participación mujeres (%) | 39.4 | 39.7 | 46.1 | 48.8 | 58.3 | 55.6 | 53.2 | 52.9 | 54.9 | 56.9 | 57.7 |
Con más de 10 años en Estados Unidos | |||||||||||
% de los hombres | 32.9 | 30.3 | 35.8 | 13.7 | 45.0 | 46.3 | 54.6 | 63.2 | 74.7 | ||
% de las mujeres | 37.6 | 37.1 | 26.8 | 15.2 | 43.7 | 49.5 | 55.1 | 62.8 | 75.3 | ||
Años en Estados Unidos, mediana | |||||||||||
Hombres | 5 | 6 | 6 | 12 | 14 | 17 | |||||
Mujeres | 6 | 7 | 5 | 13 | 14 | 17 | |||||
Edad, mediana | |||||||||||
Hombres | 27 | 26 | 28 | 34 | 29 | 28 | 30 | 32 | 37 | 42 | 44 |
Mujeres | 29 | 25 | 28 | 34 | 30 | 29 | 32 | 35 | 39 | 44 | 48 |
> 25, con 4 o + años universidad | |||||||||||
% de los hombres | 19.4 | 30.1 | 17.4 | 19.7 | 19.8 | 24.4 | 30.1 | 31.9 | |||
% de las mujeres | 7.0 | 10.1 | 2.7 | 9.8 | 12.6 | 20.6 | 29.6 | 31.0 | |||
Personas altamente calificadas | |||||||||||
Hombres con grado de maestría | 4,370 | 8,530 | 15,162 | 20,613 | |||||||
Mujeres con grado de maestría | 2,555 | 8,586 | 19,581 | 30,008 | |||||||
Hombres con grado doctoral | 1,115 | 1,905 | 3,256 | 2,616 | |||||||
Mujeres con grado doctoral | 357 | 1,194 | 2,407 | 3,024 | |||||||
Son jefes de hogar | |||||||||||
% de los hombres | 34.3 | 24.9 | 38.4 | 49.2 | 52.8 | 53.0 | 56.6 | 52.6 | 51.2 | 45.8 | 45.9 |
% de las mujeres | 14.0 | 6.2 | 9.7 | 12.6 | 12.3 | 14.0 | 17.0 | 20.8 | 23.3 | 31.8 | 35.3 |
Son cónyuges de jefe | |||||||||||
% de los hombres | 0.7 | 0.1 | 0.0 | 0.1 | 0.0 | 0.0 | 1.8 | 3.0 | 5.4 | 12.0 | 16.1 |
% de las mujeres | 35.5 | 64.6 | 58.4 | 60.0 | 70.6 | 67.5 | 65.1 | 59.6 | 58.4 | 47.4 | 43.8 |
Habitan vivienda propia | |||||||||||
% de los hombres | 26.2 | 24.1 | 18.5 | 21.7 | 28.2 | 20.4 | 39.4 | 38.8 | 44.7 | 53.2 | 49.7 |
% de las mujeres | 32.1 | 30.3 | 19.4 | 24.4 | 30.1 | 28.6 | 40.3 | 41.1 | 46.6 | 56.4 | 51.9 |
Con padres estadounidenses | |||||||||||
% de los hombres | 0.0 | 0.0 | 6.7 | 1.7 | 2.9 | 6.1 | 2.5 | 2.7 | 5.6 | ||
% de las mujeres | 0.0 | 0.0 | 5.5 | 1.9 | 2.8 | 5.0 | 1.7 | 2.1 | 3.2 | ||
Son ciudadanos naturalizados | |||||||||||
% de los hombres | 15.4 | 15.0 | 15.5 | 36.3 | 25.0 | 23.8 | 26.2 | 38.1 | 45.3 | 55.0 | |
% de las mujeres | 0.0 | 33.3 | 13.8 | 30.4 | 18.6 | 25.1 | 28.4 | 40.7 | 48.5 | 59.0 | |
No habla inglés | |||||||||||
% de los hombres | 6.6 | 11.0 | 5.3 | 7.0 | 6.0 | 8.0 | 5.4 | 6.0 | |||
% de las mujeres | 12.2 | 14.4 | 19.8 | 12.9 | 11.1 | 12.6 | 8.1 | 8.5 | |||
Tasa de participación laboral (%) | |||||||||||
Hombres | 50.0 | 86.1 | 84.6 | 77.2 | 77.5 | 83.5 | 83.3 | 84.7 | 71.1 | 80.6 | 78.8 |
Mujeres | 35.5 | 33.5 | 42.7 | 29.0 | 47.2 | 47.9 | 56.7 | 64.1 | 56.1 | 63.4 | 62.8 |
Autoempleados, de los que trabajan | |||||||||||
% de los hombres | 23.2 | 15.1 | 9.2 | 15.8 | 7.0 | 5.0 | 7.5 | 11.0 | 11.3 | 13.2 | 14.9 |
% de las mujeres | 22.6 | 9.0 | 2.7 | 5.6 | 0.5 | 2.9 | 3.0 | 7.5 | 10.9 | 12.3 | 13.1 |
Estatus de pobreza, mediana | |||||||||||
Hombres | 165 | 213 | 239 | 258 | 233 | 266 | 303 | ||||
Mujeres | 141 | 198 | 235 | 241 | 232 | 266 | 283 | ||||
Ingresos de trabajo*, mediana | |||||||||||
Hombres | 1650 | 3505 | 6050 | 11005 | 18000 | 24000 | 30000 | 35000 | |||
Mujeres | 1393 | 2505 | 3650 | 6705 | 12000 | 15900 | 23000 | 25000 |
*Mayores de mil y menores de 500 mil USD corrientes anuales.
Fuente: elaboración propia a partir de IPUMS-USA, University of Minnesota,http://www.ipums.org
En primer lugar, se trata de una población en la cual se tiende a la mayoría femenina, que persiste a partir del stock de 1960 y se acercó a 58 por ciento en 2016. La mediana de la edad indica un proceso de paulatino envejecimiento, consistente con el incremento en la duración de la permanencia en Estados Unidos, expresado en una mediana del número de años en Estados Unidos también creciente y en el hecho de que en 1990 la proporción con más de diez años en Estados Unidos apenas se acercaba a la mitad, en 2016 ya llegaba a tres de cada cuatro.
En materia educativa, los stocks con los que se salió de la época de lento crecimiento y se entró a la de despegue muestran proporciones importantes entre los mayores de 25 años con por lo menos cuatro años de educación universitaria, que en 1960 representaban 30.1 por ciento.12 Con el despegue, cuando la composición social de la inmigración cambió, como se dijo atrás, tales proporciones cayeron, para empezar a crecer, en consonancia con los adelantos de Colombia en materia educativa y también con cierta selectividad en la emigración, y recuperar, 50 años después, en 2010, el nivel mencionado.
Pero quizás, más que la alta proporción de personas con educación universitaria dentro de los inmigrantes colombianos en Estados Unidos, llama la atención el que las estimaciones indiquen la presencia en ese grupo, en 2016, de más de 50 mil personas con un título de maestría, y más aún, la de un número superior a 5,600 con título doctoral, cuando Colombia apenas graduó 390 doctores en 2,014.13
Independiente del componente estudiantil, en el que lo anterior hace pensar, correspondiente a dreamers o a personas llegadas con ese u otros propósitos (ver Anexo 2), el conjunto de inmigrantes considerados está compuesto, en lo fundamental, por gente trabajadora, como lo evidencian las altas tasas de participación laboral, la mayoría de ellas, en los hombres, cercanas a 80 por ciento desde 1920.
Dentro de ellos hay una proporción relativamente alta de personas que han hecho empresa o generado su propio puesto de trabajo, respecto a lo cual las cifras (autoempleados) indican que era un hecho más frecuente antes del despegue, después del cual los altos volúmenes de asalariados hicieron descender las proporciones, para empezar a crecer hasta aproximarse a los niveles de algunos stocks de las primeras décadas del siglo XX.
Como ramas económicas en las que la participación de los hombres colombianos ha crecido desde 1960, destacan las siguientes, con su peso en 2016, según también datos IPUMS-USA procesados por el autor: construcción, 12.3 por ciento; servicios comerciales diversos, 9.1 por ciento; lugares para comer y beber, 6.9 por ciento; servicios educativos, 4.5 por ciento; y servicios de camiones, 4.4 por ciento. Entre las mujeres sobresalen: servicios educativos, 13.5 por ciento; servicios comerciales diversos, 8.3 por ciento; Servicios médicos y otros de salud, excepto hospitales, 8.1 por ciento; lugares para comer y beber, 6.2 por ciento; y hospitales, 6.1 por ciento. Entre las mujeres, también llama la atención la pérdida de importancia del trabajo en hogares, que pasó de representar 15.4 por ciento en 1960 a 4.8 en 2016, situación semejante, pero con reducción más intensa a la de ropa y accesorios, que se movió de 15.9 por ciento a 1.4 por ciento, como expresión de sus avances en lo migratorio, a lo que se hace referencia adelante.
El estatus de pobreza presentado en la Tabla 5 corresponde a la mediana de la variable POVERTY, incluida en las bases IPUMS, y disponible desde 1960. Los valores mostrados indican un paulatino crecimiento del ingreso familiar respecto a los umbrales de pobreza establecidos por la Administración de Seguridad Social en 1964 y revisados en 1980, ajustados por inflación, pues la variable expresa el ingreso total de cada familia durante el año anterior como un porcentaje de esos umbrales, de manera que mientras mayor sea el indicador mayores son los ingresos; un indicador, por ejemplo, de 300, indica que los ingresos familiares son 300 por ciento, o tres veces, el umbral (MPC, 2018). Esta mejoría en la situación económica es sugerida también por la mediana de los ingresos o rentas de trabajo, lo que debe constatarse convirtiendo los valores presentados a dólares constantes.
Los avances económicos seguramente están relacionados con otros ocurridos en el proceso de inserción en la sociedad estadounidense, asociados, con mucha probabilidad a hechos ya comentados como los aumentos en los tiempos de permanencia y en los niveles educativos, así como a otros que también se evidencian en la Tabla 5: la creciente propiedad de la vivienda y la, también creciente, naturalización, además de unas bajas proporciones de quienes no hablan inglés.
Un vistazo de género
La presentación de indicadores por sexo en la Tabla 5 posibilita ver situaciones que sugieren cambios importantes de la situación de la mujer dentro del proceso migratorio analizado, más allá del simple hecho cuantitativo del fortalecimiento de su mayoría en los stocks, relacionado, entre otras cosas, con una mayor propensión masculina al retorno, como ya se comentó.
La creciente proporción de mujeres que se desempeñan como jefas y la reducción en la de quienes juegan el papel de cónyuges, además de tendencia a incrementar la vinculación al mundo del trabajo, aunque su tasa de participación aún dista de manera importante de la masculina, serían consistentes con avances en el empoderamiento y autonomía de las mujeres, aunque los datos no permiten establecer aquí relaciones de causalidad.
También cabe destacar la mayor propensión a naturalizarse como estadounidenses entre las mujeres, así como sus importantes avances en años de estudio, en lo que la proporción con educación universitaria se ha igualado a la de los hombres y su número de maestros y doctores es superior al de ellos. Esto debería expresarse en indicadores iguales en materia de ingresos por trabajo y de pobreza, pero no ocurre así.
Conclusiones
A través de los microdatos censales y de la ACS entregados por IPUMS-USA, se pudo identificar y cuantificar, desde 1850, a las personas nacidas en Colombia residentes en Estados Unidos y graficar, quizás por primera vez, la magnitud de ese colectivo hasta 2016. La exclusión en las estadísticas de concesión de green cards de las autorizaciones entregadas por “ajuste” (con posterioridad al ingreso de las personas) permitió datar de manera precisa la inmigración regular. Esto, con las estimaciones obtenidas a partir de las fechas de llegada contenidas en los censos, ofreció una idea confiable acerca del flujo anual desde 1958 hasta 2015.
De tal manera, se dispuso de elementos objetivos para poder ampliar y afinar la periodización de la emigración colombiana a Estados Unidos, con dos grandes fases: una de más de 100 años de muy lento crecimiento, iniciada antes de 1850 y otra de rápido crecimiento y masificación de la migración, aún vigente, con una década de inflexión entre las dos, ubicada en los años 50 del siglo XX, durante los que se da el “despegue”.
Dentro de la primera identifiqué dos periodos o etapas: la iniciada antes de 1859 y que llegó hasta la primera guerra mundial y la que partió de ésta, hasta cerca de 1950. En la segunda fase encontré cinco etapas: tres consecutivas de crecimiento en el volumen del flujo (que califiqué como olas); a continuación, una de retroceso al nivel de la segunda ola; y la última, con final aún abierto, que retornó al rango de la tercera.
Por otro lado, la batería de indicadores, que se construyó a partir de los IPUMS, ofreció una vista panorámica del perfil socio demográfico y económico básico de los stocks, a partir de 1910, y permitió encontrar tendencias generales, como: su feminización y envejecimiento relativo; la integración a la sociedad estadunidense vista, entre otras variables, por la creciente proporción de nacionalizados; y la mejoría en la condición económica. Mención aparte merece el incremento de los niveles educativos y dentro de esto el gran número de personas altamente calificadas, más de 60 mil con títulos de maestría y más de cinco mil con doctorados en 2016.
La comparación de los indicadores por sexo mostró avances en la situación de la mujer, pero también la persistencia de algunos diferenciales que la afectan, como en el caso de los ingresos por salarios.
Se confía en haber construido un marco útil para avanzar en la reconstrucción de la historia de la migración colombiana a Estados Unidos y para poner en perspectiva muchos trabajos que se han hecho en torno al colectivo.
Las fuentes consultadas, particularmente las estadísticas de registros migratorios y los IPUMS censales y de la ACS de Estados Unidos, apenas fueron utilizadas en medida mínima y constituyen un enorme potencial para ahondar los temas abordados en este documento. Además las fuentes colombianas están aún por explorarse.