La cirugía de la aorta ascendente, mediante el uso de tubos valvulados (con la técnica de Bentall Bono desde la década de los setenta), ha sido una alternativa para los pacientes con trastornos como la anuloectasia y la disección aórtica tipo A, asociados o no a la enfermedad de Marfan. Sin embargo, no deja de ser una cirugía con altos riesgos de mortalidad, fundamentalmente atribuida a las complicaciones tardías, tanto inherentes a la técnica como a las secundarias (infecciones o por causas de enfermedades del tejido conectivo de la aorta primitiva), especialmente en los puntos donde conecta con las prótesis1.
Presentamos el caso de un paciente de 57 años que ingresa en nuestro hospital desde la Unidad de Imagen de la Sección de Cardiología por hallazgo ecocardiográfico. En sus antecedentes personales destacaban dos cirugías de aorta ascendente (AA), en 2008 (sin complicaciones quirúrgicas, con técnica de Bentall Bono) y posteriormente en 2017 por insuficiencia aórtica severa con técnica de Bentall Bono, con un posquirúrgico complicado con infección, dehiscencia y hematoma de la herida quirúrgica; al sexto día del procedimiento presentó cuadro febril con hemocultivos positivos para Staphylococcus epidermidis tratándose según antibiograma y con buena evolución inicial. Sin embargo, el dieciochoavo día posquirúrgico presentó nuevamente dehiscencia de la herida quirúrgica y esternón, precisando sistema VAC, con hemocultivos de control negativos. Se realizó asimismo limpieza quirúrgica y resutura esternal con cierre de herida. Se pautó vancomicina endovenosa durante seis semanas y rifampicina 600 mg al día, sin complicaciones. A pesar de esto, al mes volvió a reingresar por hematoma espontáneo de la herida quirúrgica, requiriendo drenaje y antibioterapia empírica con quinolonas.
En el ingreso actual, en el examen físico se objetivaron crepitantes bilaterales, ingurgitación yugular y soplo pandiastólico. Se realizó ecocardiograma transesofágico que mostró ventrículo izquierdo y ventrículo derecho en límites altos de la normalidad, ambos con contractilidad conservada; visualizándose tubo protésico en AA y prótesis mecánica aórtica con gradientes normales pero con regurgitación periprotésica severa (tiempo de hemipresión 70 ms, vena contracta 12 mm) (Fig. 1 A y B). En la región posterior a nivel supravalvular se ve imagen de dilatación entre la pared del tubo valvulado y de la aorta nativa, con expansión sistólica (flechas, Fig. 1 C y D), por lo que se realizó tomografía computarizada (TC) de aorta que reveló gran colección adyacente a raíz de aorta de 92 x 73 x 100 mm, con pérdida de planos con tubo protésico en su cara lateral derecha y comunicación amplia con luz aórtica, compatible con gran hematoma mediastónico secundario a rotura protésica. Estableciendo el diagnóstico por imagen de pseudoaneurisma posquirúrgico secundario a rotura protésica (flechas, Fig. 2A) es sometido a una intervención quirúrgica por técnica de Bentall Bono y es dado de alta sin complicaciones hasta el momento (ver TC control postoperatorio, Fig. 2B)2,3.