Hoy en día la principal utilidad de la tomografía computarizada cardíaca (TCC) es el despistaje de la enfermedad arterial coronaria, no obstante, cada vez es más frecuente su empleo en el seguimiento de pacientes tras revascularización percutánea y en estudios de control de escenarios clínicos distintos, como la disección coronaria espontánea (DCE).
La DCE es una causa importante de síndrome coronario agudo (SCA) en mujeres. Según reportes, esta entidad es culpable de cerca de un cuarto de los casos de SCA en mujeres menores de 50 años1. Aunque clásicamente se creía que sobre todo afectaba a mujeres jóvenes, hoy en día está reconocido que afecta también a mujeres en edad posmenopaúsica2. En la mayoria de los casos el tratamiento suele ser conservador, pero en los pacientes que experimentan un infarto agudo de miocardio (IAM) con síntomas de isquemia recurrente o compromiso hemodin[amico se puede requerir revascularización quirúrgica o percutánea3. En el caso del intervencionismo percutáneo, dada la fragilidad de la pared vascular en estos casos, el procedimiento puede tener importantes complicaciones (hematoma intramural, propagación de la disección), secundarias a la instrumentación coronaria y/o a la angioplastia. Estas complicaciones aumentan el riesgo de reestenosis o malposición tardía del stent implantado4. Por todo esto, en algunos casos es necesario realizar estudios de control para valorar la permeabilidad de los stents implantados y/o la evolución de la disección residual.
Presentamos el caso de una mujer de 64 años de edad y sin factores de riesgo cardiovascular, con ingreso previo tres meses antes por un IAM secundario a disección espontánea de la arteria descendente anterior (DA) con oclusión total del vaso a nivel medio, complicada con disección retrógrada periprocedimiento hacia tronco común izquierdo (TCI) y arteria circunfleja (CX). Se implantó un stent farmacoactivo en TCI-DA hasta el origen de la primera diagonal (D1), dado que la CX tenía flujo TIMI 3 se optó por tratamiento conservador sobre este vaso. En la ecocardiografía se constaté función sistólica global de ventrículo izquierdo conservada, con hipocinesia de segmentos medio y apical de pared anteroseptal. La paciente fue dada de alta asintomática con tratamiento médico. Se solicitó TCC de control a las seis semanas para valorar la permeabilidad de los stents y la disección residual.
En dicho estudio se evidenció el stent largo cubriendo TCI, DA proximal y el origen de D1, permeable y sin reestenosis, con parte de la pared haciendo impronta en la luz de la DA (Fig. 1). El stent presenta alteración de su estructura a nivel de la salida de la CX, secundaria al procedimiento realizado para recruzar hacia este vaso en la angioplastia realizada previamente (flecha); distal a esta apertura el relleno con contraste del vaso es normal (Fig. 2). La CX presenta disección residual desde su salida hasta la bifurcación con la primera marginal obtusa, con adecuado relleno de contraste en el vaso distal (Fig. 3). El estudio muestra que todos los stents implantados están permeables y la ausencia de progresión de la disección residual en la CX. La paciente ha permanecido asintomática durante todo el seguimiento.
Aunque en la mayoría de los casos la técnica diagnóstica de elección para valorar la permeabilidad de los stents es la coronariografía invasiva, existen series que muestran que en los stents implantados en el TCI y los segmentos proximales de los vasos epicárdicos, la TCC puede ofrecer imágenes de alta calidad para valorar la permeabilidad de los stents implantados5. En nuestro caso se muestra la gran utilidad de la TCC como prueba no invasiva en la valoración de la integridad estructural del stent, así como la excelente definición anatómica de patologías de la pared vascular, como en este caso una disección coronaria.