Introducción
La adquisición y el desarrollo de las competencias de lectura y escritura son esenciales para la vida, pues representan la posibilidad de los individuos de participar activamente en la sociedad, alcanzar metas personales y desarrollar conocimiento a partir de la información escrita (Atorresi, 2005; Unesco, 2020). La alfabetización constituye uno de los principales objetivos de la educación universal (De la Peza, Rodríguez-Torres, Hernández-Unzueta y Rubio, 2014), y con la llegada de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) supone, además de un conjunto de saberes básicos para leer y escribir (Atorresi, 2005), la habilidad para entender y usar la información que proviene de diversas fuentes (Gilster, 1997, citado en Bawden, 2008). De acuerdo con Lanham (1995, citado en Lankshear & Knobel, 2006), los recursos digitales generan múltiples formatos para presentar la información -como textos, imágenes o sonidos- y, para ser capaces de otorgarle un sentido a estas nuevas formas de presentación, es necesario ampliar el concepto de alfabetización.
La literacidad o alfabetismo digital se entiende “como un medio de identificación, comprensión, interpretación, creación y comunicación en un mundo cada vez más digitalizado, basado en textos, rico en información y en rápida mutación” (Unesco, 2020, párr. 3). Es la capacidad de producir e integrar nueva información o conocimientos a través del uso estratégico de las TIC (Cobo-Romaní, 2009), e involucra la educación en el uso intensivo y complejo de la lectura.
La llegada de las TIC ha transformado la lectura y la escritura y, con ello, surge la necesidad de modificar las prácticas de su enseñanza y aprendizaje a fin de lograr desarrollar las habilidades indispensables para que los jóvenes sean parte de la sociedad del conocimiento (Hernández, García y López, 2015).
TIC y educación
De acuerdo con el análisis de académicos e investigadores, el desarrollo y la difusión de las TIC han suscitado importantes transformaciones sociales, culturales y económicas (Carneiro, 2010), al punto de que “se han convertido en un elemento estratégico para la sociedad del siglo XXI” (Cabero-Almenara, 2007, p. 5), porque son herramientas que permiten la creación, adquisición, almacenamiento, procesamiento, intercambio, evaluación, transmisión, distribución y difusión de la información en todas sus formas: datos, audio, imágenes, presentaciones multimedia (Sánchez-Torres, González-Zabala y Sánchez-Muñoz, 2012; Tello-Leal, 2007). Dentro de este escenario, mejor conocido como sociedad de la información, el conocimiento y la información son las principales fuentes de bienestar y progreso (CEPAL, 2003; Tello-Leal, 2007), porque representan una suerte de mercancía que se produce y adquiere a través de la educación y la formación (Coll, 2008).
El uso progresivo y generalizado de las TIC suscita cambios que alcanzan todos los ámbitos del quehacer humano, y es en la educación donde su impacto se manifiesta significativamente (Márquez-Graells, 2013; Parra-Mosquera, 2012; Riveros y Mendoza, 2005). En este contexto, destaca la reconfiguración del papel que desempeñan docente y estudiante en el proceso de enseñanza-aprendizaje, la transmisión del conocimiento, la presentación de los contenidos, así como la construcción de entornos virtuales de aprendizaje (ver figura).
Fuente: Elaboración propia a partir de Aguilar (2012), Cabero-Almenara (2010), Flórez-Romero et al. (2017), Parra-Mosquera (2012), Riveros y Mendoza (2005) y Sunkel (2010).
Cabero-Almenara (2007), Riveros y Mendoza (2008) y Sunkel (2010) refieren que las TIC vienen a representar no un fin en sí mismo o la respuesta definitiva a las diversas problemáticas educativas, sino medios y recursos didácticos en tanto apoyan la práctica docente -ya sea ofreciendo solución a un problema comunicativo o creando un ambiente que propicie el aprendizaje- para alcanzar objetivos educacionales.
El uso educativo y didáctico de las TIC implica un conjunto de estrategias que permitan al estudiante identificar, interactuar y reconstruir la información (Díaz-Barriga, 2013) y, para lograrlo, es factor decisivo cómo el docente moviliza estas herramientas en el proceso de enseñanza-aprendizaje (Unesco, 2008).
TIC- lectura y escritura
La incursión de las TIC ha propiciado el surgimiento de nuevas formas de comunicación (SMS, correo electrónico, chat, y videollamadas) a través del uso habitual de soportes e instrumentos tecnológicos. La lectura y la escritura, inevitablemente, se trasladan al contexto digital, donde sufren cambios sustanciales que dan lugar a nuevas estructuras textuales y a la creación de nuevos recursos lingüísticos (Cordón-García y Jarvio-Fernández, 2015).
Lo anterior exige, según señala Márquez-Graells (2006), aprender nuevas formas de leer y escribir y, consecuentemente, el desarrollo de habilidades diferentes a las empleadas en la lectura y la escritura tradicional. Esto significa, por una parte, el paso de la cultura logocéntrica (centrada en el libro) a la cultura multimediática, la cual propicia el surgimiento de nuevos géneros textuales que combinan imágenes, sonidos y palabras. Este contexto convierte al lector -en este caso el adolescente- en un prosumidor (productor y consumidor) de textos, cuya estructura se caracteriza por la multimodalidad (combinación de recursos audiovisuales) y la no linealidad o hipertextualidad (Garzón, 2017).
Por otra parte, la mecánica de la escritura también se modifica frente a las múltiples opciones que ofrecen los procesadores de texto (edición, corrección ortográfica), y las formas de comunicación asincrónica (correo electrónico) y sincrónica (chat, videoconferencia) que posibilita internet, así como la escritura colaborativa y simultánea que promueven diversas plataformas.
Dentro de este espacio emerge un nuevo lenguaje caracterizado por la economía verbal, el uso de emoticones, la sustitución de palabras y la deformación del lenguaje, fenómeno que ha sido abordado por Cassany (2012), Valencia-Cerino y García-Martínez (2010); es decir, los usuarios, de manera intencionada, se alejan de las reglas ortográficas, porque la escritura “debe ajustarse a la extensión del formato y a la inmediatez de la comunicación” (Cremades-García, Maqueda-Cuenca y Onieva-López, 2016, p. 107).
Paulatinamente, la lectura y la escritura tradicionales se combinan con la lectura y escritura digital; sin embargo, su enseñanza y aprendizaje continúan anclados a prácticas educativas que parecieran desconocer la presencia de las TIC en la cotidianidad del estudiante, como han referido Suárez-Cárdenas, Pérez-Rodríguez, Vergara-Castaño y Alférez-Jiménez (2015). Los hábitos en el ecosistema digital, según reconocen Sabulsky y Alberione (2019), son clave para comprender las prácticas de lectura y escritura de los adolescentes, así como sus formas de comunicación y expresión. Debido a lo anterior, es necesario dar cuenta de cómo las diversas herramientas tecnológicas favorecen el desarrollo de estas dos importantes habilidades dentro del aula.
De acuerdo con diversos autores (Aragón-Mendizábal, Delgado-Casas, Navarro-Guzmán, Menacho-Jiménez y Romero-Oliva, 2016; Cerón et al., 2013; Luna-Miranda, García-Herrera, Castro-Salazar y Erazo-Álvarez, 2020; Suárez-Cárdenas, Pérez-Rodríguez, Vergara-Castaño y Alférez-Jiménez, 2015), los medios digitales dan lugar a la aparición de elementos que contribuyen al desarrollo de las habilidades de lectura y escritura, en tanto se les dote de un sentido educativo que provoque el aprendizaje. Dentro de los entornos virtuales se propicia la cultura de la interacción y la participación, lo cual contribuye a elevar el interés y la motivación de los estudiantes hacia las prácticas de lectura y escritura, y favorece, de esta manera, el aprendizaje significativo de ambos procesos.
A la par, la integración de las TIC en la práctica educativa está asociada al fortalecimiento de los procesos de comprensión lectora, análisis, síntesis, definición y reformulación de conceptos por parte de los estudiantes (Álvarez, 2012; Cerón et al., 2016), lo cual hace posible la producción de textos. En este sentido, como reportan Reale (2008) y Álvarez y Bassa (2013), recursos como el blog coadyuvan al ejercicio de las habilidades de lectura y escritura por una serie de particularidades: exigen precisión al estudiante por la economía de palabras; permiten conocer cómo se desarrollan y conectan las ideas debido a que los textos se alojan en un sistema de archivo; la retroalimentación motiva la participación; el uso de recursos multimedia desarrolla destrezas en otros lenguajes diferentes al escrito, y facilita la construcción del conocimiento de manera colaborativa.
Las TIC, como han demostrado varios autores, también propician la creación de espacios virtuales que impulsan la participación del estudiante a través del intercambio y la expresión creativa de las ideas de manera escrita, a la vez que promueven una actitud favorable hacia el hábito de la lectura (Alcalá-Caldera y Rasero-Machacón, 2004; Moral y Arbe, 2013; Paredes-Labra, 2005). Otros autores corroboran que estas comunidades virtuales, que se fundamentan en la socialización de lo que se lee y se escribe, fomentan la autogestión, así como el trabajo autónomo y colaborativo (Armijo-Solís, 2018; Ostrosky-Shejet, 2005).
En síntesis, y en concordancia con Romero-Orjuela, Rojas-Clavijo y Pedroza-Cortés (2009), la integración de las TIC al proceso educativo está ligada al desarrollo y el fortalecimiento de la información para tareas investigativas; apropiación de las competencias lingüísticas, expresivas y comunicacionales; aumento de la capacidad lectora de los estudiantes; y manejo del lenguaje visual y auditivo.
Aprendizaje de la lectura y la escritura en la educación media superior
En México, el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE) aplica cada tres años el examen Planea (Plan Nacional para la Evaluación de los Aprendizajes), cuyo propósito es conocer en qué medida los estudiantes que están por concluir los diferentes niveles de educación obligatoria logran la adquisición de los aprendizajes clave establecidos en el currículo de lengua y comunicación.
Para el análisis de los resultados, la evaluación toma como referentes cuatro niveles de logro, que son acumulativos; es decir, los estudiantes que se encuentran en el nivel II ya poseen los aprendizajes del nivel I (ver Tabla 1).
Nivel de logro | Dominio | Descriptor |
---|---|---|
I | Insuficiente | No identifican la postura del autor en artículos de opinión, ensayos o reseñas críticas, ni explican la información de un texto sencillo con palabras diferentes a las de la lectura |
II | Básico | Identifican ideas principales que sustentan la propuesta de un artículo de opinión breve; asimismo, discriminan y relacionan información oportuna y confiable, y la organizan a partir de un propósito |
III | Satisfactorio | Reconocen en un artículo de opinión: propósito, conectores argumentativos y partes que lo constituyen (tesis, argumentos y conclusión); identifican las diferencias entre información objetiva, opinión y valoración del autor; identifican las diferentes formas en que se emplea el lenguaje escrito de acuerdo con la finalidad comunicativa, y utilizan estrategias para comprender lo que leen |
IV | Sobresaliente | Seleccionan y organizan información pertinente de un texto argumentativo; identifican la postura del autor; interpretan información de textos argumentativos (como reseñas críticas y artículos de opinión), e infieren la paráfrasis de un texto expositivo (como un artículo de divulgación) |
Fuente: Adaptación a partir de INEE (2019, p. 33).
Los resultados nacionales de la aplicación del Planea a alumnos que cursaban el último grado de educación media superior, en 2017 y publicada en 2019, reportan que, en el área de lenguaje y comunicación, solo nueve de cada cien estudiantes se encontraban en el nivel de logro sobresaliente (ver gráfica).
Aunque estos porcentajes indican hacia dónde deben dirigirse los esfuerzos de todos los involucrados en la enseñanza y el aprendizaje de estas dos importantes áreas de la formación humana, no pasan inadvertidas en un país donde, de acuerdo con lo que reporta el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI, 2020), a través del Módulo sobre Lectura, en 2020, el promedio de lectura por persona alcanzó apenas los 3.4 libros al año, y solo una cuarta parte de la población comprende en su totalidad lo que lee. Además, el informe da a conocer que la población lectora de 18 años y más aumentó el consumo de libros en formato digital de 7.3% en 2016 a 12.3% en 2020.
Tomando como punto de partida lo anterior, este trabajo identifica los elementos descritos en reportes recientes de investigación que apuntalan el efecto positivo de la integración de las TIC en el proceso de enseñanza-aprendizaje de la lectura y escritura en estudiantes adolescentes.
Marco teórico
Recuperando el análisis de distintos estudiosos e investigadores, partimos de la premisa teórica de que los procesos de lectura y escritura, que incluyen la expresión oral y escrita, son esenciales, pues el dominio de las habilidades que involucran permite a los usuarios de una lengua comunicarse de manera efectiva en cualquier situación posible (Cassany, Luna y Sanz, 2003).
A través de la lectura y la escritura se comunica y transmite información, y esta se transforma en conocimiento (Solé y Castells, 2004). Si bien son procesos polivalentes, intencionales y autodirigidos, también son dos competencias distintas que precisan un abordaje diferenciado (De la Peza et al., 2014). Mientras que la lectura es la decodificación del texto, la escritura representa la codificación de este (Clares, 2006, citado en De la Peza et al., 2014).
La lectura, en su sentido más amplio, se define como el proceso que involucra una serie de operaciones mentales que le permiten al lector construir el significado del texto (Aguirre, 2000). Por medio de esta actividad, se afianza el aprendizaje de la lengua en un nivel estructural, formal y de análisis, lo que ayuda al ser humano a organizar y ordenar el pensamiento (Solé, 1994). Asimismo, se desarrolla la comprensión lectora (González-Ramírez, 2018), herramienta fundamental en el proceso de aprendizaje, porque gran parte de la información que procesa el estudiante es escrita, y aprender no es reproducir, sino comprender, y para ello es necesario otorgar un significado personal al nuevo contenido y vincularlo a los conocimientos previos (Solé, 2012).
La escritura es un proceso complejo que implica conocer y saber utilizar el código escrito a nivel gramatical para el uso correcto de las letras y los signos ortográficos. En esta actividad intervienen operaciones cognitivas asociadas a la generación, organización, revisión y formulación de las ideas, así como habilidades psicomotrices para realizar un conjunto de movimientos que permiten la producción física de la escritura (Albarrán-Santiago y García-García, 2010; De la Peza et al., 2014).
La escritura también es una práctica que hace posible trabajar con la información para producir pensamientos nuevos que escapan a la oralidad (Chartier y Hébrard, 2000), a los cuales accede el lector en tanto posea los conocimientos del código y las convenciones del sistema de lengua escrita (Solé y Castells, 2004).
En el ámbito escolar, la escritura evidencia la creatividad, las reflexiones, cuestionamientos y propuestas de los estudiantes; es un medio para registrar información y, por tanto, desarrollar técnicas de estudio. Escribir es comprender el mundo, retener y recuperar información, y a la vez que se realiza esta actividad, se toma conciencia de las características del lenguaje (Marchant, Lucchini y Cuadrado, 2007).
De acuerdo con Polo (2018), el estudio de la lectura y la escritura significa entender el acto de leer y escribir como manifestaciones espontáneas, sujetas a un contexto histórico, social y cultural, que considera las actitudes del individuo y los modos particulares de efectuarlas; asimismo, el hábito de la lectura implica una aproximación intencional al texto, que supone la selección del material, prejuicios, nociones básicas y modos de procesamiento cognitivo y afectivo.
En otro orden de ideas, Macas (2018) refiere que la lectura y la escritura son actividades que integran los ámbitos de lo social, laboral, escolar y familiar. Precisamente ahí radica la importancia de aprender a utilizar de modo correcto la lengua escrita en un nivel formal: respetar los signos de puntuación para asegurar una comprensión total del mensaje que se busca transmitir.
En suma, como puntualizan Andrade-Calderón (2009) y Ballestas-Camacho (2015), la lectura y la escritura son indispensables en la construcción del conocimiento y constituyen las principales herramientas didácticas en el proceso de enseñanza-aprendizaje.
Metodología
Nuestro estudio tiene como base la revisión de literatura científica, en la cual recurrimos a la documentación como método para recolectar el material analizado (Hernández-Sampieri, Fernández-Collado y Baptista-Lucio, 2014). La selección se realizó en las bases de datos Google Académico, Dialnet y Redalyc, porque son recursos de acceso abierto. Utilizamos los siguientes descriptores o términos de búsqueda: lectura, escritura, TIC, competencia, comprensión lectora, literatura digital, estudiantes jóvenes, estudiantes adolescentes, nivel medio superior y educación media superior, de entre los cuales la combinación que arrojó la mayor cantidad de resultados fue “lectura AND escritura AND TIC AND adolescentes mexicanos”.
Un criterio temporal adicional fue que estuvieran publicados dentro de los últimos cinco años (2015-2020). Con base en esto, recuperamos un total de 22 trabajos: 14 artículos, dos capítulos de libros, cuatro tesis, una ponencia y una propuesta de evaluación educativa (ver Tabla 2).
Base de datos | Publicaciones |
---|---|
Dialnet | Beltrán-Poot y Reyes-Cabrera, 2018; De Castro, 2015; Escobar-Mamani y Gómez-Arteta, 2020; García-Martín y Cantón-Mayo, 2019; Sánchez-García, Yubero y Pose, 2015 |
Google Académico | Cardoso y Bernades, 2017; Cruz-Jiménez, 2019; Frescura-Toloza, 2016; Garcés, Avitia y Ramírez, 2018; González, 2019; González-Mejía y Villarreal Cristancho, 2018; Henao-Laverde, Santana-Babilonia y Salas-Córdoba, 2016; Hernández-Ramírez y Pacheco-Moreno, 2018; Macas, 2018; Medina-Oviedo et al., 2018; Montoya, Gómez y García, 2016; Pulido-Sánchez, 2020; Sarmiento y Ojeda, 2018; Toro-Henao y Monroy-Fonseca, 2017; Velasco, Meza-Cano y Blancas-Moreno, 2019; Zapata-Farfán y Cabrera-Cabrera, 2020 |
Redalyc | Gainza y Domínguez-Jeria, 2017 |
El principal criterio de inclusión se refiere al propósito de las investigaciones documentadas, es decir, el uso de las TIC como herramientas educativas para desarrollar, fomentar y fortalecer las habilidades de lectura y escritura en estudiantes adolescentes.
Otros criterios son:
Objeto de estudio de la investigación: estudiantes del último año de educación básica, estudiantes de educación media superior, así como de primer año de educación superior (edades comprendidas entre los 12 y los 23 años).
Resultados de la investigación: evidencia científica sobre el efecto positivo de la integración de las TIC en el proceso de enseñanza-aprendizaje de la lectura y la escritura en estudiantes adolescentes.
Análisis de datos y resultados
El material encontrado, según las características de búsqueda señaladas, indica que la investigación se ha realizado principalmente en México, Ecuador, Argentina, Colombia y Perú. El año de mayor producción científica, de acuerdo con los resultados de la revisión bibliográfica, fue 2018.
El abordaje metodológico en las investigaciones referidas fue, en su mayoría, cualitativo (40%), mientras que otros estudios están diseñados como propuestas de intervención educativa (23%). La Tabla 3 contiene otros métodos de aproximación al problema de estudio.
Los cuestionarios tipo Likert, encuestas, entrevistas y grupos focales son los principales instrumentos para la recolección de datos, y se utilizan para conocer los hábitos digitales y las preferencias de lectura de maestros y estudiantes, así como el desempeño de los estudiantes en sus habilidades de lectura y escritura en el contexto digital y análogo. En otros casos, se usan las guías de observación y la bitácora como instrumentos que permiten al investigador valorar aspectos cuantitativos de la lengua escrita (ortografía, sintaxis).
Los instrumentos y materiales descritos sirven para elaborar diagnósticos de la población que se estudia en las investigaciones revisadas. A partir de este diagnóstico, y luego de identificar cuáles son los aprendizajes esperados del bloque temático o del curso en cuestión, diseñamos estrategias de enseñanza-aprendizaje que prevean la integración de herramientas tecnológicas y dispositivos electrónicos con los cuales los estudiantes adolescentes se sienten familiarizados.
Las TIC que utilizamos como recurso educativo en las estrategias documentadas son variadas y diversas. En la Tabla 4 mostramos algunas de sus posibilidades y potencialidades didácticas en la enseñanza y el aprendizaje de la lectura y la escritura.
El objetivo de los trabajos de investigación referidos es atender diferentes necesidades educativas identificadas: falta del hábito lector, bajo nivel de comprensión lectora, problemas para expresar ideas de forma oral y escrita, y deficiencia en las habilidades de producción de textos escritos, y considerar las posibilidades que ofrecen las TIC en el contexto educativo. De esta manera, es posible determinar las áreas de lectura y escritura sobre las cuales, de acuerdo con los resultados de los estudios analizados, se evidencian los efectos positivos de utilizar las TIC como herramientas educativas en el proceso de enseñanza-aprendizaje (ver Tabla 5).
Área | Recurso TIC | Publicación |
---|---|---|
Desarrollo de habilidades para producir textos en múltiples formatos | -Trabajo individual o colaborativo en plataformas como Google Drive, foros, blogs, webquest y wikis -Uso de audio y videopoesías -Lecturas a través del hipertexto -Socialización de la lectura por medio de los booktubers | Cardoso y Bernades, 2018: Gainza y Domínguez-Jeria, 2017; Hernández-Ramírez y Pacheco-Moreno, 2019 |
Promoción del hábito de la lectura | -Socialización de la lectura por medio de los booktubers -Trabajo individual o colaborativo en plataformas como Google Drive, foros, blogs, webquest y wikis | Cardoso y Bernades, 2018; Garcés, Avitia y Ramírez, 2018; Hernández-Ramírez y Pacheco-Moreno, 2019; Sánchez-García, Yubero y Pose, 2015; Sarmiento y Ojeda, 2018; Zapata-Farfán y Cabrera-Cabrera, 2020 |
Fortalecimiento de las habilidades de investigación: búsqueda, selección, organización, interpretación y análisis de la información | -Diseño de un ambiente de aprendizaje con elementos del juego o videojuego (gamificación) -Trabajo individual o colaborativo en plataformas como Google Drive, foros, blogs, webquest y wikis | Beltrán-Poot y Reyes Cabrera, 2018; García-Martín y Cantón-Mayo, 2019; Medina-Oviedo et al., 2018; Toro-Henao y Monroy-Fonseca, 2017; Velasco, Meza-Cano y Blancas-Moreno, 2019 |
Desarrollo de la comprensión lectora | - Diseño de un ambiente de aprendizaje con elementos del juego o videojuego (gamificación) -Socialización de la lectura por medio de los booktubers -Trabajo individual o colaborativo en plataformas como Google Drive, foros, blogs, webquest y wikis -Actividades de lectura, escritura y expresión oral por medio de WhatsApp | Cardoso y Bernades, 2018; De Castro, 2015; González, 2019; Escobar-Mamani y Gómez-Arteta, 2020; González-Mejía y Villarreal-Cristancho, 2018; Henao-Laverde, Santana-Babilonia y Salas-Córdoba, 2016; Hernández-Ramírez y Pacheco-Moreno, 2019; Montoya, Gómez y García, 2016 |
Desarrollo de competencias de comunicación oral | -Uso de textos multimodales como audio y videopoesías -Actividades de lectura, escritura y expresión oral por medio de WhatsApp -Trabajo individual o colaborativo en plataformas como Google Drive, foros, blogs, webquest y wikis | Cardoso y Bernades, 2018; Escobar-Mamani y Gómez-Arteta, 2020; Pulido-Sánchez, 2020 |
Fortalecimientos de las habilidades de producción de textos escritos análogos y digitales | -Cine -Ambiente de aprendizaje con elementos del juego o videojuego (gamificación) -Trabajo individual o colaborativo en plataformas como Google Drive, foros, blogs, webquest y wikis | Beltrán-Poot y Reyes-Cabrera, 2018; Cruz-Jiménez, 2019; Frescura-Toloza, 2016; González-Mejía y Villarreal-Cristancho, 2018; Macas, 2018; Medina-Oviedo et al., 2018; Pulido-Sánchez, 2020; Sánchez-García, Yubero y Pose, 2015; Sarmiento y Ojeda, 2018; Velasco, Meza-Cano y Blancas-Moreno, 2019 |
Mejoramiento de la ortografía | -Cine -Trabajo individual o colaborativo en plataformas como Google Drive, foros, blogs, webquest y wikis | Cruz-Jiménez, 2019; González-Mejía y Villarreal-Cristancho, 2018; Henao-Laverde, Santana-Babilonia y Salas-Córdoba, 2016; Zapata-Farfán y Cabrera-Cabrera, 2020 |
En los textos documentados se evidencia que el aprendizaje es posible debido a que los docentes reconocen que las TIC potencian el trabajo colaborativo estudiante-estudiante y estudiante-docente, permiten la socialización de la lectura y el desarrollo de la comprensión lectora y, principalmente, sitúan al estudiante como sujeto activo en la construcción de sus conocimientos a través del aprender haciendo.
Los foros virtuales, blogs, wikis y webquest son espacios que permiten a los estudiantes ejercitar sus habilidades de expresión escrita a través de la discusión e intercambio de ideas, así como colaborar y retroalimentar los textos que producen sus compañeros. Mediante esta dinámica se promueve el trabajo colaborativo, con lo cual el estudiante es capaz de establecer un puente entre los saberes previos y los conocimientos y habilidades adquiridas (García-Martín y Cantón-Mayo, 2019; González, 2019; González-Mejía y Villarreal-Cristancho, 2018; Sánchez-García, Yubero y Pose, 2015; Velasco, Meza-Cano y Blancas-Moreno, 2019).
Plataformas que facilitan compartir documentos, como Google Drive, favorecen el acompañamiento del docente a lo largo de todas las etapas del proceso de escritura del estudiante. Por medio de esta interacción, maestro y alumno son conscientes del aprendizaje que ocurre durante la producción de un texto escrito (Frescura-Toloza, 2016).
La lectura es una actividad social; por lo tanto, cobra sentido cuando la experiencia lectora se comparte de forma interactiva. Cardoso y Bernades (2017), Garcés, Avitia y Ramírez (2018), Hernández-Ramírez y Pacheco-Moreno (2019) identifican que, a través del booktuber, es posible desarrollar una cultura literaria desde un lenguaje que es cercano a los jóvenes, y fomentar habilidades de expresión oral y escrita.
La socialización de las prácticas de lectura contribuye, además, al desarrollo de la comprensión lectora. Ya sea por medio del booktuber (Cardoso y Bernades, 2017; Garcés, Avitia y Ramírez, 2018; Hernández-Ramírez y Pacheco-Moreno, 2019), de un foro (Sánchez-García, Yubero y Pose, 2015) o de un ambiente de aprendizaje con elementos del videojuego (De Castro, 2015), compartir la lectura implica emitir un juicio de valor acerca de lo leído, y para formarse una valoración es necesario conocer el significado del texto a través de la interpretación.
La mejora en el desarrollo de la comprensión lectora no responde al uso de estos recursos por sí mismos, sino a un trabajo basado en estrategias que orientan al estudiante a través de tres momentos de la lectura: prelectura, lectura y poslectura (Montoya, Gómez y García, 2016).
En estas experiencias educativas se destaca que el valor educativo de las TIC radica en la movilización realizada por el docente (Ballestas-Camacho, 2015). Esta puesta en práctica de los conocimientos disciplinares, pedagógicos y tecnológicos es el resultado de la reflexión en torno a los cambios, la pertinencia y adecuación en las estrategias, los procedimientos, y las técnicas de enseñanza y evaluación que implica la integración de los recursos mencionados (Abuín, 2019).
Conclusión
A partir del análisis de 22 publicaciones científicas, tenemos elementos sólidos para conjeturar con buen nivel de certeza que el fomento de habilidades de lectura y escritura es posible mediante la integración de las TIC en el proceso de enseñanza-aprendizaje.
Leer y escribir son actividades fundamentales en el desarrollo de los individuos, y con la inclusión y transversalización de las TIC permanecen en constante transformación. Ante este panorama, los docentes han incluido en sus estrategias didácticas el fomento de la lectura y la escritura a través de prácticas educativas que incorporan las herramientas tecnológicas y servicios digitales que los estudiantes emplean con regularidad, principalmente con fines lúdicos.
La inclusión de las TIC ha requerido diseños de utilización desde una perspectiva didáctica a fin de crear las condiciones necesarias para habilitar a los estudiantes en el manejo de la lectura y la escritura más allá del contexto del aula. Una de las tareas del docente es promover el desarrollo en los estudiantes de las capacidades y competencias fundamentales para una adecuada participación y utilización de los recursos digitales en la llamada sociedad de la información y del conocimiento.
Si bien este análisis está centrado en describir cómo las TIC pueden ser aprovechadas en la enseñanza y el aprendizaje de la lectura y la escritura, reconocemos las implicaciones que conlleva desapegarse de los métodos de enseñanza tradicional y las posturas de temor y rechazo ante la pérdida de los medios tradicionales de lectura y escritura. Entendemos, además, que el diseño de actividades basadas en el uso de las TIC implica más trabajo para el docente. No obstante, educación, conocimiento, tecnología y comunicación convergen en la formación del estudiante y, en este sentido, un ejercicio de análisis como el expuesto en este artículo es importante debido a que aporta elementos suficientes para acrecentar el conocimiento que conduzca a desarrollar metodologías educativas orientadas al fortalecimiento de los aprendizajes en los estudiantes.
Los avances tecnológicos se dan en forma acelerada y, para entenderlos, se requiere la constante actualización en cuanto a las aplicaciones o recursos digitales que surgen cada día, así como la valoración de cuánto de eso es útil y pertinente a los propósitos de incorporación en secuencias didácticas específicas. El contexto actual exige asumir una postura de integración tecnológica, en la cual se tenga plenamente identificado que la lectura y la escritura son las principales herramientas de comunicación y aprendizaje del estudiante; la total adquisición de estas habilidades lo capacita para seguir aprendiendo con autonomía a lo largo de su vida. La responsabilidad del docente, entonces, es procurar fomentar el uso efectivo de la lectura y la escritura, que se vería potenciado si el estudiante se vale de los medios tecnológicos que están a su alcance.