Introducción
Las enfermedades cardiovasculares (ECV) son la principal causa de morbimortalidad a nivel mundial. Se calcula que en 2012 fallecieron 17.5 millones de personas; de estas muertes, 7.4 millones se debieron a cardiopatía coronaria y 6.7 millones, a accidentes cerebrovasculares (ACV)1. En México, la mayoría de los decesos ocurren por cardiopatías isquémicas que afectan comúnmente a personas mayores de 40 años y con más frecuencia a varones (65%)2. Estas originaron más de 71,000 muertes, mientras que las enfermedades cerebrovasculares e hipertensivas generaron 50,000 decesos, razón por la cual representaron 121,000 fallecimientos, que equivalen al 20% de todas las defunciones ocurridas en el año3.
La situación es similar en el estado de Oaxaca, donde las principales causas de muerte corresponden a ECV; en 2012 se presentaron 5,166 decesos4. Las ECV pueden prevenirse actuando sobre los factores de riesgo cardiovascular (FRCV): consumo de tabaco, dietas inadecuadas, obesidad, inactividad física y consumo nocivo de alcohol5. Investigaciones realizadas en distintos países (México, Venezuela, Chile, Argentina y España)1,6,7,8,9,10,11,12en población joven sobre FRCV revelan, de manera consistente, un aumento en la prevalencia de dichos factores de riesgo (FR); los cambios en el estilo de vida han favorecido el incremento de esta prevalencia en personas aparentemente sanas, incluidos los jóvenes13.
El concepto de FRCV se aplica a aquellos signos biológicos y hábitos adquiridos que se han encontrado con mayor frecuencia en la población general y que permiten la identificación de grupos con mayor riesgo de presentar ECV en los próximos años, en donde la población joven no está exenta14.
Así, por ejemplo, una deficiente alimentación debe ser prevenida o diagnosticada y tratada sin importar la edad de quienes la presenten, debido a que constituye un FR para otras patologías incluyendo ECV15. Una dieta inadecuada es un FR clave de las enfermedades no transmisibles (ENT), puesto que se ha identificado que son la causa más importante de cardiopatía y ACV5; es preciso regular la alta ingesta de comida rápida, de embutidos y las bebidas gaseosas o hipercalóricas, que conllevan sobrepeso u obesidad11,12.
Respecto a la actividad física, esta parece ser un factor protector del riesgo cardiovascular, en especial cuando se efectúa con mayor intensidad16, pero al menos un 60% de la población mundial no la realiza a pesar de conocer que tiene beneficios para su salud5. Aproximadamente 3.2 millones de fallecimientos se atribuyen a una actividad física insuficiente17.
La relación entre consumo de bebidas alcohólicas y diversos trastornos cardiovasculares está respaldada de forma contundente, en especial con la enfermedad hipertensiva18, el ACV hemorrágico19 y la fibrilación auricular20. Además, se ha evidenciado que el consumo excesivo de alcohol es causa de más de la mitad de los 3.3 millones de muertes anuales que han provocado ECV16. De acuerdo con la ENSANUT 201221, existe un incremento en el porcentaje total de jóvenes que consumen alcohol (del 39.7% en el año 2000 al 53.9% en 2012).
El consumo de tabaco es un FR que ha causado numerosas ENT y también ECV5. El estudio realizado por la INTERHEART en población adulta de 6 países de América Latina (Argentina, Brasil, Colombia, Chile, Guatemala y México) mostró que uno de los factores prevalentes de infarto agudo al miocardio es el tabaco22. Otros estudios demuestran la fuerte asociación del tabaco con la falta de actividad física y consumo de alcohol; además, se identificó que personas con alto riesgo cardiovascular siguen fumando9,10,11,12,23.
Ante estos datos epidemiológicos y evidencias, la cuantificación de los FRCV en una población de adultos jóvenes adquiere especial relevancia, porque permite identificar su vulnerabilidad y puede contribuir a focalizar el desarrollo de acciones encaminadas a la prevención, para constituir un grupo más susceptible de cambiar sus conductas y establecer hábitos de vida más saludables que permitan retrasar o minimizar los riesgos y, por consiguiente, las ECV.
Los profesionales de la salud como equipo multidisciplinario son un eslabón importante para implementar acciones preventivas y para la detección de FRCV. En este caso es fundamental la población de estudiantes de enfermería, ya que tienen una doble acción: cuidar de sí mismos y de los demás24.
Por ello, el objetivo de la presente investigación fue identificar la presencia de FRCV en estudiantes de licenciatura en enfermería de una universidad pública en el estado de Oaxaca.
Metodología
Se llevó a cabo un estudio descriptivo y transversal25,26. La población total fueron 813 alumnos de licenciatura en enfermería. Se calculó una muestra en la cual se consideró un intervalo de confianza del 95% y un error permisible de un 5%, y se obtuvo una n = 286. El muestreo fue aleatorio simple. El contexto de estudio fue la Universidad de la Sierra Sur, ubicada en la ciudad de Miahuatlán de Porfirio Díaz, a 100 km de los Valles Centrales de Oaxaca. Esta se distingue porque los estudiantes son de tiempo completo; la mayoría de ellos provienen de otras regiones del estado, caracterizadas por un nivel socioeconómico bajo y un grado de marginación importante27.
Para la medición de las variables se elaboró un instrumento titulado «Cédula de factores de riesgo cardiovascular en jóvenes universitarios» (CFRCJU), el cual fue revisado por 2 docentes que imparten la asignatura de investigación, quienes realizaron observaciones que se atendieron; también se basó en la «Cédula de factores condicionantes básicos para personas con obesidad» (CFCBPPCO), de los autores Grajales y Landeros28, principalmente para factores heredofamiliares. El instrumento CFRCJU consta de un total de 27 ítems distribuidos en 3 apartados: el primero corresponde a datos personales (edad en años cumplidos, sexo, estado civil, semestre de estudio); el segundo contempló los factores biológicos no modificables de antecedentes heredo-familiares (padre, madre, abuelos); el tercero trata sobre aspectos socioculturales (actividad física, hábitos alimentarios, nivel económico, toxicomanías). La actividad física se clasificó en leve, moderada e intensa con base al régimen de actividad física establecido por la OMS29, a partir de la frecuencia y el tipo de actividad que realizan por semana; para valorar la alimentación la encuesta incluyó la frecuencia de consumo de bebidas gaseosas o hipercalóricas, el tipo de alimentos que consumen al día, así como la ingesta por semana de frutas y verduras, lácteos y derivados, cereales y leguminosas; cantidad y horario de comidas que realiza al día; la preferencia y frecuencia de consumo de comida rápida (hamburguesas, pizzas, hot dogs, tacos, entre otros) y de embutidos (jamón, salchicha, tocino y salami); el nivel económico se clasificó de acuerdo con la Comisión Nacional de Salarios Mínimos30; finalmente se abordó la frecuencia del consumo de alcohol y tabaco, pero no se especificaron cantidades.
El estudio se llevó a cabo de acuerdo a las disposiciones de la Ley General de Salud, título quinto, investigación para la salud, capítulo único, que aborda los aspectos éticos de la investigación en seres humanos. Se contó con un consentimiento verbal y por escrito que garantizó la dignidad y el respeto, con el derecho a retirarse cuando así lo decidieran31. El análisis de los datos se realizó por medio del programa estadístico SPSS versión 22.0, donde se elaboró una base de datos32. Se aplicó la estadística descriptiva por medio de medidas de tendencia central, frecuencias y porcentajes25, y el programa Microsoft Excel para la representación de datos.
Resultados
La muestra estuvo constituida por 286 universitarios (85 hombres y 201 mujeres) de la licenciatura en enfermería. La edad promedio fue de 20 años (rango: 16-27). En cuanto al estado civil, el 96.2% son solteros, el 3.1% casados y el 0.7% viven en unión libre. En lo que respecta al nivel económico, el 53.5% perciben menos de un salario mínimo, el 43.7% de uno a dos, y el 2.8% cuentan con más de 3 salarios mínimos mensualmente.
Con respecto a los antecedentes heredofamiliares, se observó que la mayoría de los participantes reportaron tener familiares con algún antecedente, y en mayor medida hipertensión; estos son considerados factores no modificables que coadyuvan al desarrollo de las ECV (tabla 1).
Antecedentes heredofamiliares (%) | |||
---|---|---|---|
Sí | No | Familiar con mayor predominio |
|
Diabetes mellitus | 39.8 | 60.2 | Abuelos (16.8) |
Hipertensión | 45.8 | 54.2 | Abuelos (21.0) |
Hipercolesterolemia | 30.5 | 69.5 | Madres (11.9) |
Con relación al aspecto sociocultural de actividad física, se observó un predominio de la actividad leve y moderada, de acuerdo con la clasificación del régimen establecido por la OMS (tabla 2).
En lo que concierne a la alimentación (tabla 3), en este grupo de estudiantes aproximadamente la mitad de ellos solo realizan 2 comidas al día, el 42.3% consumen semanalmente frutas y verduras de manera regular, y el 21.7% consumen en forma habitual lácteos y sus derivados. El consumo de bebidas gaseosas de acuerdo con estos datos no es un hábito, ya que más de la mitad las consumen rara vez, una tercera parte algunas veces y solo el 4.5% ingieren bebidas azucaradas de una a 3 veces por semana.
Variable | F | % |
---|---|---|
Número de comidas al día | ||
1 vez | 11 | 3.8 |
2 veces | 137 | 48.0 |
3 veces | 125 | 43.7 |
4 o 5 veces | 13 | 4.5 |
Alimentos de mayor consumo durante la semana | ||
Frutas y verduras | 121 | 42.3 |
Lácteos y derivados | 62 | 21.7 |
Cereales y leguminosas | 60 | 21.0 |
Todas las anteriores | 43 | 15.0 |
Consumo de bebidas gaseosas | ||
Rara vez | 151 | 52.8 |
Algunas veces | 101 | 35.3 |
Nunca | 21 | 7.3 |
Casi siempre | 11 | 3.8 |
Siempre | 2 | 0.7 |
Referente a las toxicomanías como FRCV (tabla 4), sobresale el consumo de alcohol, ya que aproximadamente la mitad de la población lo consume. En cambio, solo una cuarta parte consume tabaco.
Discusión
En el grupo estudiado, correspondiente a una población estudiantil muy joven (con promedio de 20 años), de nivel universitario, proveniente y residente de áreas con condiciones socioeconómicas limitadas, se identificó que más de una tercera parte tienen antecedentes familiares inherentes a FRCV. En general no tienen el hábito de realizar actividad física, ya que en su mayoría lo hacen en forma leve o moderada. En cuanto a su alimentación, una proporción importante solo realiza 2 comidas al día; los participantes refieren que omiten el desayuno a causa del ambiente universitario, y de acuerdo a los rubros investigados en esta categoría, tienen hábitos de consumo adecuados, ya que predominantemente consumen frutas y verduras, y el consumo habitual de bebidas azucaradas es mínimo. En toxicomanías, lo que destaca es el consumo de alcohol, aunque es en forma ocasional.
Conforme a estas características identificadas, en cuanto a FRCV, son importantes los antecedentes familiares, principalmente de hipertensión arterial. Respecto a las prácticas de alimentación y actividad física, es necesario considerar el contexto donde se realizó la investigación, que se caracteriza por ser una universidad de tiempo completo; un porcentaje importante de estos jóvenes solo realizan 2 comidas, y al dejar un tiempo prolongado de ayuno aumentan la probabilidad de generar una resistencia a la insulina y, por consiguiente, desarrollar diabetes como factor metabólico de riesgo cardiovascular. Por otra parte, aunque no es justificable que el tiempo dedicado a los estudios universitarios se convierta en una barrera para realizar actividad física, el sistema de tiempo completo que tiene la Universidad de la Sierra Sur, con una permanencia de 8 a 12 h diarias con actividades académicas, sí puede ser una limitante. La gestión ante las autoridades de promover espacios adecuados para la actividad física como una forma de vida puede revertir esta situación para prevenir FRCV.
El FR no modificable heredofamiliar que predominó fue la hipertensión arterial sistémica (HAS), con el 45.8%, muy similar a lo reportado por Tucci y Oria33, con un 43%, y Pérez-Noriega et al.34, donde el 30.6% de los participantes refirieron antecedentes familiares de HAS. Cifras relevantes, ya que la OMS considera a la HAS como el principal FR para ECV, a la que se atribuye el 18% de las defunciones anuales totales5.
En este estudio el 21% de la población expresó tener familiares directos con HAS, un porcentaje menor al obtenido en el trabajo de Oviedo et al.9, quienes reportan un 60% de HAS en los familiares de los estudiantes de Medicina en Carabobo. En otra investigación se concluye que tener familiares con HAS cuadriplica la posibilidad de desarrollar dicha enfermedad8.
A diferencia del ayuno prolongado en este grupo, los universitarios de Chile declararon que regularmente consumen colaciones entre las comidas importantes, lo que podría provocar un aumento en la prevalencia de sobreingesta en las comidas35; ambas prácticas son nocivas. Morales et al.11 hacen mención de que este tipo de ambiente académico desarrolla cambios en algunos de sus hábitos con implicaciones mayoritariamente negativas.
Otras características de los hábitos alimentarios, como el consumo de lácteos y derivados identificado aquí (21.70%), fue similar al encontrado en escuelas de Salta36, donde los estudiantes no consumen con frecuencia productos lácteos, y menor al estudio de Sagués et al.10, donde el 44% de los universitarios de Buenos Aires sí los consumen.
En esta muestra, el consumo de bebidas gaseosas no es excesivo, muy al contrario del estudio realizado en la universidad de Alicante12, en el que cerca de la mitad de su población consumía estas bebidas diariamente. La preferencia de este tipo de bebidas se confirma en el estudio realizado en la universidad evangélica el Salvador, donde un 92.7% lo consumen, en su mayoría mujeres37. El consumo excesivo de estas bebidas incorpora calorías vacías que no aportan nutrientes e incrementa el riesgo de padecer diabetes y otras enfermedades crónicas.
En lo que concierne a la práctica de actividad física, la mayoría de este grupo (96%) solo realiza actividad física leve o moderada, lo que concuerda con el estudio de Arráiz et al.8, quienes muestran que el 84.6% de los participantes manifestaron no realizar actividad física regular intra ni extracurricular.
Con relación a las toxicomanías, la posibilidad de padecer ECV18,19,20 va en aumento debido al consumo frecuente de alcohol. En este estudio poco más de la mitad de la población refirió consumir ocasionalmente bebidas alcohólicas. A pesar de que no se profundizó en esta variable para considerarlo un FRCV, son pertinentes medidas preventivas, pues estos hábitos son una constante en otros estudios realizados en ámbitos universitarios; por ejemplo, en la universidad de Medellín el 75% ingieren alcohol38, y en la universidad de Carabobo9 más del 50% lo consumen con mayor frecuencia.
Con respecto al consumo de tabaco, el porcentaje observado (24.5%) no permite considerarlo como un FR en este grupo. En otros estudios se ha evidenciado que la mayor proporción de consumo la presenta el género masculino, y este hábito puede permanecer a lo largo de la vida39; en las mujeres, un 30% presentan riesgo de infarto agudo de miocardio debido a esta causa22.
Conclusión
En este grupo de universitarios los FRCV identificados provienen, por una parte, de antecedentes familiares, en mayor medida de hipertensión; y por otra, de hábitos alimentarios y de actividad física deficientes (ayuno prolongado y predominio de actividad física leve). Por tanto, es pertinente considerar que los FRCV siguen siendo un problema de salud pública debido a diversos hábitos pocos saludables. Lo transcendente de esta problemática radica en que se están acentuando en población muy joven, trátese de una población con una alta marginación o no. De seguir con esta tendencia, en poco tiempo no solo impactará a la salud, sino a la actividad económica, ya que se considera que el país poseerá una población longeva gracias a un envejecimiento acelerado y, además, una juventud enferma. Lo anterior obliga a realizar trabajo intensivo en conjunto por parte del sector salud, las instituciones educativas y la sociedad, especialmente los jóvenes, dirigido a inculcar una calidad de vida a través de estrategias conducentes a mejorar hábitos, que podrían desarrollarse como medidas preventivas, como puede ser un autocuidado responsable y, con ello, la reducción de FRCV.
Responsabilidades éticas
Protección de personas y animales. Los autores declaran que para esta investigación no se han realizado experimentos en seres humanos ni en animales.
Confidencialidad de los datos. Los autores declaran que en este artículo no aparecen datos de pacientes.
Derecho a la privacidad y consentimiento informado. Los autores declaran que en este artículo no aparecen datos de pacientes.