Introducción
La cultura de la seguridad en instituciones de salud es un tema que viene cobrando gran auge en muchos países desarrollados1,2, e incluso también en algunos países de Latinoamérica. El estudio de esta temática resulta de gran importancia, ya que facilita la retroalimentación, lo cual permite conocer la situación, en cuanto a la cultura de la seguridad, en que se encuentran los profesionales de la salud. Un autor comenta que la cultura de la seguridad del paciente puede analizarse en diferentes niveles de la atención médica y que constituye la esencia misma de las instituciones y en la que se pueden identificar fortalezas y debilidades que configuran a forma como los miembros piensan, se comportan y abordan su trabajo3.
De acuerdo a la Agency for Health Care Research and Quality-AHQR, la cultura de seguridad se define como el resultado de los valores individuales y de grupo, de las actitudes, percepciones, competencias y patrones de comportamiento que determinan el compromiso, el estilo y la competencia de una organización hacia la salud. Además del manejo de la seguridad, que se caracteriza por una comunicación fundada en la confianza mutua, producto de las percepciones compartidas acerca de la importancia de la seguridad, y por la confianza depositada en la eficacia de las medidas preventivas implementadas para evitar los eventos adversos4.
La literatura describe que, en países desarrollados, parte de las muertes no esperadas se generan a partir de incidentes relacionados con la seguridad del paciente, lo cual genera una alerta en la atención hospitalaria5, a la vez que el error clínico también provoca complicaciones no esperadas6,7. Esto puede conllevar efectos no reversibles como la muerte o efectos secundarios con alto costo tanto para el afectado como para las instituciones de salud. En este sentido, la Organización Mundial de la Salud8 alerta de que millones de personas en el mundo sufren lesiones incapacitantes y muertes derivadas de prácticas sanitarias que no son seguras. De acuerdo con lo anterior, se estima que uno de cada 100 pacientes será víctima de un error. Esa estimación viene de estudios conducidos en países desarrollados, con sistemas de salud más estructurados que los de países en desarrollo, en los cuales los datos sobre la seguridad de los pacientes como parte de la gestión de calidad aún son escasos9. En los Estados Unidos, se considera que 100 personas mueren diariamente debido a errores ocurridos durante la asistencia sanitaria, cifra que convierte el error en la octava causa de mortalidad.
En Argentina, Cometto10 afirma que resulta prioritario en el medio local -en donde la investigación en esta temática aún resulta incipiente- buscar evidencias que promuevan los análisis en torno a la seguridad de los pacientes. Además, es necesario que los profesionales de la salud estén más capacitados, ya que son los que producen mejores resultados en el cuidado de los pacientes. Con ello, se incrementa la calidad y la confianza del usuario en el sistema de salud, más allá de la consiguiente reducción de la morbimortalidad, como se ha evidenciado en otros estudios conducidos fuera del país11-13.
El objetivo de este estudio fue determinar la percepción de la cultura de seguridad del paciente en los profesionales de la salud del Hospital Privado de Córdoba en el año 2015.
Metodología
Se realizó un estudio descriptivo, de corte transversal, entre los meses de mayo y agosto de 2015, entre los profesionales del Hospital Privado de la ciudad de Córdoba (Argentina).
Se trabajó con la población de profesionales del equipo de salud que tuvieran contacto con el paciente, con una formación de nivel terciario o universitario, y que se desempeñaran en los servicios de internación (en las áreas clínico-asistenciales) del Hospital Privado. Estas premisas definieron un muestreo por conveniencia, en el que se buscó la participación de profesionales de la salud que reuniesen esos criterios. El cálculo muestral fue definido en 220 profesionales, pero aceptaron participar en el estudio un total de 203, por lo que la tasa de aceptación fue del 92.2%. Los criterios de exclusión fueron no aceptar participar en el estudio y no tener contacto con pacientes en sus actividades profesionales dentro de la institución.
En los profesionales que integraron la muestra se aplicó la versión española del instrumento Hospital Survey on Patient Safety Culture14 adaptado por el grupo de investigación en gestión de calidad de la Universidad de Murcia15. Este instrumento ha sido validado en numerosos países e idiomas y presenta propiedades psicométricas probadas y fiables para medir aspectos relativos a la cultura de seguridad de los pacientes en hospitales16, ya que permite obtener información acerca de la cultura de seguridad y posteriormente identificar fortalezas y debilidades.
Se aplicó este cuestionario autoadministrado, compuesto por 42 ítems propios del instrumento más 9 preguntas complementarias referidas a variables sociodemográficas. La valoración de cada ítem se realizó por medio de una escala de tipo Likert de 5 grados, de acuerdo con cada una de las secciones que componen el instrumento, como se detalla a continuación:
Frecuencia de eventos notificados (3 ítems).
Percepción de seguridad (4 ítems).
Expectativas y acciones de la dirección del servicio que favorecen la seguridad (4 ítems).
Aprendizaje organizacional. Mejora continua (3 ítems).
Trabajo en equipo en el servicio (4 ítems).
Franqueza en la comunicación (3 ítems).
Feedback y comunicación sobre errores (3 ítems).
Respuesta no punitiva a los errores (3 ítems).
Dotación de personal (4 ítems).
Apoyo de la gerencia del hospital a la seguridad del paciente (3 ítems).
Trabajo en equipo entre unidades (4 ítems).
Problemas en los cambios de turno y en las transiciones entre unidades y servicios (4 ítems).
Para trabajar los datos con los mismos criterios que señalan los autores del instrumento, se agruparon en 3 categorías, y se prosiguió con la metodología de otros trabajos que han utilizado este cuestionario previamente (respuesta positiva, respuesta neutral y respuesta negativa)17,18.
Con los resultados calculados, se determinaron las fortalezas y debilidades, u oportunidades de mejora en los profesionales encuestados del hospital, con los siguientes criterios:
Se clasificó una variable o una dimensión como fortaleza cuando:
- El porcentaje fue mayor o igual a 75% de respuestas positivas a preguntas formuladas en positivo.
- El porcentaje fue mayor o igual a 75% de respuestas negativas a preguntas formuladas en negativo.
Para clasificar un ítem o una dimensión como oportunidad de mejora se emplearon los siguientes criterios:
- Porcentaje mayor o igual a 50% de respuestas negativas a preguntas formuladas en positivo.
- Porcentaje mayor o igual a 50% de respuestas positivas a preguntas formuladas en negativo.
El tratamiento estadístico de estos datos se realizó con medidas de frecuencia. Se utilizó el paquete SPSS versión 18.
Consideraciones e implicaciones éticas
El proyecto que dio lugar a este trabajo cuenta con la autorización de la institución en donde se llevó a cabo el estudio y con la aprobación del Comité de Ética de la Investigación del Hospital Privado. Por tratarse de un estudio con aplicación de cuestionarios, no existieron riesgos para las personas.
Los investigadores presentan los análisis de los resultados respetando el anonimato de todos los participantes.
Resultados
La muestra quedó integrada por 203 profesionales que se desempeñaron en diferentes áreas de servicios de internación del Hospital Privado. El 76.4% de los encuestados fue de sexo femenino. El nivel educativo de mayor frecuencia fue el nivel terciario (corresponde a enfermeros y enfermeras de nivel técnico), con el 61.6%, seguido por el nivel universitario con el 30%. Esto es compatible con la frecuencia del 70% de los encuestados, quienes son personal de enfermería.
En la Tabla 1 se pueden observar todas las características de la muestra. Nótese que, en algunas variables, las frecuencias de todas las categorías no suman 203 personas, porque algunas de ellas optaron por no contestar algunas preguntas que permitieran su identificación de manera indirecta.
Variables | Categorías | n.° | % |
---|---|---|---|
Sexo | Mujer | 155 | 76.4 |
Varón | 46 | 22.7 | |
Nivel educativo | Terciario | 125 | 61.6 |
Universitario | 61 | 30.0 | |
Especialidad | 13 | 6.4 | |
Turno | Mañana | 124 | 61.1 |
Tarde | 55 | 27.1 | |
Noche | 18 | 8.9 | |
Trabaja en otro establecimiento | No | 166 | 81.8 |
Sí | 28 | 13.8 | |
Posición laboral | Auxiliar de enfermería | 2 | 1.0 |
Enfermero | 142 | 70.0 | |
Fisioterapeuta | 11 | 5.4 | |
Médico | 2 | 1.0 | |
Médico residente | 22 | 10.8 | |
Técnico | 9 | 4.4 | |
Otros | 3 | 1.5 |
De acuerdo con las orientaciones de los autores del instrumento, se procesaron los datos así como la recodificación de las respuestas. Estos resultados pueden apreciarse en la Tabla 2, donde los porcentajes obtenidos de respuestas positivas posteriores a la recodificación de los ítems negativos a positivos de cada una de las dimensiones que conforman el instrumento demuestran las dimensiones que pueden clasificarse como fortalezas, es decir, aquellas que obtuvieron porcentajes superiores al 75%. Esas fueron aprendizaje organizacional/mejora continua y trabajo en equipo en la unidad/servicio. Por otro lado, la única dimensión evaluada como oportunidad de mejora, debido a que presentó 50% o más de respuestas negativas, fue la referida a la dotación de personal.
Dimensiones | Positivas | Neutras | Negativas | |
---|---|---|---|---|
1 | Frecuencia de eventos notificados | 59.8 | 19.3 | 20.9 |
2 | Percepción de seguridad | 48.6 | 20.0 | 31.4 |
3 | Expectativas y acciones de la dirección del servicio que favorecen la seguridad | 65.9 | 17.8 | 16.3 |
4 | Aprendizaje organizacional. Mejora continua | 75.0 | 14.7 | 10.3 |
5 | Trabajo en equipo en el servicio | 79.4 | 10.4 | 10.2 |
6 | Franqueza en la comunicación | 50.1 | 17.7 | 32.2 |
7 | Feedbacky comunicación sobre errores | 64.4 | 13.1 | 22.5 |
8 | Respuesta no punitiva a los errores | 37.9 | 19.7 | 42.4 |
9 | Dotación de personal | 32.6 | 11.9 | 55.5 |
10 | Apoyo de la gerencia del hospital a la seguridad del paciente | 52.9 | 19.0 | 28.1 |
11 | Trabajo en equipo entre unidades | 38.0 | 26.1 | 35.9 |
12 | Problemas en los cambios de turno y en las transiciones entre unidades y servicios | 41.3 | 17.8 | 40.9 |
Los ítems con mayores porcentajes de respuestas positivas para la seguridad de los pacientes (Tabla 3) hacen referencia a las dimensiones de percepción de seguridad, expectativas y acciones de la dirección del servicio que favorecen la seguridad, aprendizaje organizacional/mejora continua, trabajo en equipo en el servicio, franqueza en la comunicación, feedback y comunicación sobre errores: estas representan áreas que aprovechar en el trabajo de la gestión de los servicios del hospital para mejorar la calidad de la atención.
Ítems | % | |
---|---|---|
1 | Cuando alguien está sobrecargado de trabajo, suele encontrar ayuda en los compañeros | 82.3 |
2 | Cuando se detecta algún fallo en la atención al paciente se llevan a cabo las medidas apropiadas para evitar que ocurra de nuevo | 81.8 |
3 | Tenemos actividades dirigidas a mejorar la seguridad del paciente | 81.7 |
4 | El personal se apoya mutuamente | 79.5 |
5 | Cuando tenemos mucho trabajo, colaboramos todos como un equipo para poder terminarlo | 78.8 |
6 | Mi superior/jefe pasa por alto los problemas de seguridad del paciente que ocurren habitualmente | 77.7 |
7 | En esta unidad nos tratamos todos con respeto | 76.9 |
8 | En mi servicio/unidad discutimos de qué manera se puede evitar que un error vuelva a ocurrir | 75.0 |
9 | Nuestros procedimientos y medios de trabajo son buenos para evitar errores en la asistencia | 74.6 |
10 | Cuando el personal ve algo que puede afectar negativamente a la atención que recibe el paciente, habla de ello con total libertad | 71.1 |
Por otra parte, los ítems con mayores porcentajes de respuestas negativas para la seguridad de los pacientes (Tabla 4) hacen referencia a las dimensiones de respuesta no punitiva a los errores, dotación de personal, apoyo de la gerencia del hospital a la seguridad del paciente y problemas en los cambios de turno y en las transiciones entre unidades y servicios. Estas dimensiones representan las debilidades que el personal del hospital tiene con respecto a la seguridad de los pacientes y, en consecuencia, se comportan como francas oportunidades de mejora que la gestión de los servicios deben llevar adelante para mejorar la percepción que tienen los profesionales de la seguridad de los pacientes.
Ítems | % | |
---|---|---|
1 | A veces no se puede proporcionar la mejor atención al paciente porque la jornada laboral es agotadora | 76.8 |
2 | Trabajamos bajo presión para realizar demasiadas cosas muy de prisa | 61.6 |
3 | Cuando se comete un error, el personal teme que eso quede en su expediente | 58.8 |
4 | El personal puede cuestionar con total libertad las decisiones o acciones de sus superiores | 49.2 |
5 | La información de los pacientes se pierde, en parte, cuando esto se transfiere de una unidad/servicio a otra | 48.5 |
6 | Hay suficiente personal para afrontar la carga de trabajo | 48.5 |
7 | El intercambio de información entre los diferentes servicios es habitualmente problemático | 42.1 |
8 | La gerencia/dirección del hospital solo parece interesarse por la seguridad del paciente cuando ya ha ocurrido algún suceso adverso en un paciente | 40.9 |
9 | Cuando notificamos algún incidente, nos informan sobre qué tipo de actuaciones se han llevado a cabo | 36.0 |
10 | No se producen más fallos por casualidad | 35.2 |
Discusión
En los últimos años, los estudios sobre cultura de seguridad en el ámbito internacional, sobre todo en Latinoamérica, se han incrementado sustancialmente. Esto responde en gran parte a las directrices que tanto las sociedades científicas que involucran a los profesionales sanitarios como los ministerios de salud vienen realizando en materia de seguridad de los pacientes. Para esto, se ha difundido una cantidad considerable de herramientas para la evaluación de la cultura de seguridad de los pacientes18. En este trabajo el instrumento utilizado permitió contar con una primera aproximación diagnóstica a la situación del hospital evaluado.
A partir de este estudio, en el que participaron trabajadores de la salud que tienen relación directa con la atención clínica a los pacientes del hospital, se identificaron áreas de debilidad que indican qué se debe fortalecer dentro de la organización del hospital en materia de cultura de seguridad, así como qué áreas atender de las identificadas como oportunidad para la mejora continua. De ahí se deduce que la dotación de personal, que explora aspectos de las cargas de trabajo con relación a la cantidad de personal necesaria para brindar una atención con seguridad, se presentó como una debilidad del hospital evaluado: esto resulta similar a lo observado por otros estudios2,3,19. Esta percepción de que no hay personal suficiente cuando la carga de trabajo es excesiva, según se recoge en las encuestas, interfiere para brindar la atención de una manera óptima a los pacientes del hospital. El personal que tiene la responsabilidad de la atención directa a los pacientes percibe que el ritmo de trabajo que hay en el hospital puede poner en peligro la seguridad de los pacientes: esto se debe tener en cuenta a la hora de priorizar las medidas necesarias para mejorar la seguridad del paciente.
Con respecto a la respuesta no punitiva a los errores, una de las preguntas que tuvo peores calificaciones estuvo relacionada con el temor que el personal tiene de que se reflejen en su expediente los errores cometidos. Esto sigue quedando en evidencia en la cultura organizacional hospitalaria, como afirman otros autores20, ya que persiste una cultura de culpabilización de las personas que cometen un error, cultura en la que los errores son vistos como consecuencias de la desatención o de la falta de competencia. Al respecto, Reason ha teorizado que, en el ámbito de la salud, los errores no solo se producen por un descuido personal, sino por un conjunto de fallas secuenciales en las que algunos aspectos estructurales del sistema de salud tienen una gran participación21.
Por otro lado, una de las dimensiones destacadas como fortalezas de la cultura de seguridad del hospital -el trabajo en equipo de la unidad/servicio- refleja que cuando alguien está sobrecargado suele encontrar ayuda en los compañeros, como modo de contrarrestar la debilidad de la dotación de personal: resultados similares se encontraron en otros estudios2,3,19. Otra de las dimensiones destacadas en este estudio fue el aprendizaje organizacional/mejora continua, dimensión que incluye ítems que indican una actitud proactiva con relación a la seguridad del paciente. También destaca que, cuando se detecta algún fallo en la atención al paciente, se llevan a cabo las medidas apropiadas para evitar que ocurra de nuevo. Esto es también coincidente con otras indagaciones19,20 y refleja las dimensiones que deben fortalecerse permanentemente para mantener la seguridad de los pacientes como una prioridad en el hospital.
A partir de la obtención de estos resultados, es recomendable analizar otras dimensiones referidas a la seguridad de los pacientes con otros instrumentos y otras estrategias de investigación: de esa manera se tendrá un análisis que complemente las dimensiones que se presentan en este artículo.
Conclusión
Este trabajo permitió determinar la percepción de la cultura de seguridad de los pacientes de los profesionales de la salud, y con ello se identificaron áreas que indican qué se debe fortalecer dentro de la organización del hospital en materia de cultura de seguridad. En ese sentido, la percepción de que no hay personal suficiente cuando la carga de trabajo es excesiva interfiere para brindar la atención de una manera óptima a los pacientes del hospital.
A pesar de ello, los resultados evidencian que hay una tendencia o voluntad de los profesionales a realizar todo lo posible como equipo para brindar lo mejor a sus pacientes, aun cuando las condiciones de trabajo tal vez no sean las óptimas para la seguridad de los pacientes.
Responsabilidades éticas
Protección de personas y animales. Los autores declaran que los procedimientos seguidos se conformaron a las normas éticas del comité de experimentación humana responsable y de acuerdo con la Asociación Médica Mundial y la Declaración de Helsinki.
Confidencialidad de los datos. Los autores declaran que han seguido los protocolos de su centro de trabajo sobre la publicación de datos de pacientes.
Derecho a la privacidad y consentimiento informado. Los autores han obtenido el consentimiento informado de los pacientes o sujetos referidos en el artículo. Este documento obra en poder del autor de correspondencia.