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Latinoamérica. Revista de estudios Latinoamericanos
versión On-line ISSN 2448-6914versión impresa ISSN 1665-8574
Latinoamérica no.54 Ciudad de México ene./jun. 2012
Reseñas
Orlando Fals Borda, Una sociología sentipensante para América Latina (antología)
Jefferson Jaramillo Marín*
Bogotá, CLACSO/Siglo del Hombre Editores, 2009, 492 pp.
*Universidad del Valle-Colombia. Pontificia Universidad Javeriana-Colombia.
El 12 de agosto de 2008 falleció en Bogotá a los 83 años de edad el sociólogo barranquillero Orlando Fals Borda. Junto con otros colegas y amigos, entre los cuales destacaron Virginia Gutiérrez, Camilo Torres, Roberto Pineda, Darío Mesa, Ernesto Gühl, Carlos Escalante y Eduardo Umaña contribuyó a la creación de la primera Facultad de Sociología de Latinoamérica en 1959 en la Universidad Nacional de Colombia; en este proyecto también participaron ilustres profesores visitantes como Andrew Pearse, Everett Rogers, Arthur Vidich y T. Lynn Smith.1
Durante mas de cuatro décadas, luchó por conferirle rigor conceptual y metodológico a los estudios sociológicos en el país. Fue además pieza clave en la gestación de centros de pensamiento, congresos nacionales e internacionales, proyectos editoriales y movimientos sociales y políticos, algunos de ellos de gran alcance hasta el día de hoy.2 En Latinoamérica su obra y su nombre estarán siempre asociados a la consolidación de un "pensamiento comprometido" en contravía de lo que llamó con firmeza, nuestro "colonialismo intelectual".3 En general, fue y seguirá siendo considerado uno de los más agudos representantes de la "comunidad sociológica internacional" (Wieviorka, 2008).
Su obra influyó en escenarios de trabajo comunitario y académico, algo poco común en la práctica sociológica contemporánea, donde solemos refugiarnos o en el academicismo o en el tecnocratismo absolutos. Su legado teórico, empírico y pedagógico se materializó en particulares maneras de hacer ciencia.4 Pero también en su comprensión transdisciplinar de las realidades locales y en la puesta en escena de una "metodología raizal" conocida con el nombre de Investigación, Acción, Participación (IAP). Aunque los postulados y desarrollos de esta metodología no serían exclusividad de Fals Borda, sino más bien ampliados y discutidos a partir de las obras y aportes de Kurt Lewin, Sol Tax, Anisur Rahman, Max Neef y Paulo Freiré, entre otros.5
Para algunos la IAP no llegaría a convertirse en "paradigma científico" en estricto sentido,6 para otros bastó sólo con ser un "paradigma no hegemónico".7 De todas formas, un hecho innegable es que a través de ella, Fals Borda logró mostrarle al mundo sociológico de ayer y de hoy, la necesidad de integrar en la práctica disciplinar y en el trabajo comunitario: procedimientos plurales de observación, estrategias de educación popular e intencionalidades políticas de cambio de las realidades locales.8
Parafraseando al sociólogo Michel Wieviorka, en un artículo de reciente factura al español (2009), diríamos que en Fals Borda se conjugaron las dos dimensiones básicas de la artesanía sociológica: el compromiso y la profesionalidad.
Con la primera, "trascendió la práctica del experto que frena las demandas populares [...] evitando el riesgo de lucir como una herramienta de legitimación al servicio de las fuerzas sociales y políticas instituidas".9 Con la segunda, y sin renunciar a su autonomía crítica, siempre destacó su "impronta de experto, que poseía un "saber-hacer" [...] y que usó para servir técnicamente a actores políticos, sindicatos, organizaciones, aparatos administrativos y estatales".10 De hecho esas dos dimensiones se sintetizaron bellamente en el término "sentipensante", noción que reconoció haber tomado prestada de los campesinos momposinos (Costa Atlántica), para denotar aquella persona que combina en todo lo que hace, razón y pasión, cuerpo y corazón.11
Recientemente, el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO) a través de su colección de pensamiento crítico y Siglo del Hombre Editores, han realizado una antología de su obra saldando, en parte, una deuda de "honor intelectual" con esta figura de la sociología sentipensante latinoamericana. Vale recordar que en su momento Fals Borda fue uno de los gestores de la creación y consolidación de CLACSO, fue parte del primer comité directivo en 1967. La antología gira alrededor de cinco ejes temáticos de su amplia producción entre 1957 y 2008, a saber: sus primeros años de vida, la cuestión agraria, la violencia, la relación entre ciencia y praxis y la subversión. Sea este el espacio para examinar brevemente cada uno de ellos y convocar a su lectura.
El primer eje corresponde a un esbozo autobiográfico del autor, que al leerlo permite comprender, pese a lo incompleto del texto, cómo el clima de su infancia y adolescencia, así como "las influencias culturales y los orígenes regionales múltiples que confluyeron en su vida",12 marcan las posteriores inclinaciones intelectuales y prácticas sociológicas de Fals Borda. En este sentido, serán definitivas sus experiencias de internado en el Colegio Americano de Barranquilla, la crianza de sus abuelas por línea paterna y materna, el legado recio de su padre Enrique Fals, docente y periodista destacado en el departamento del Atlántico y la sensibilidad social de su madre, María Borda, líder comunitaria y maestra en Barranquilla. También el gusto por la música clásica, las lecciones de piano y los cantos populares, además de los primeros libros de cuentos, su primer diario de campo, resultado de la experiencia de un viaje a Santa Martha y su paso por la Sociedad de Jóvenes Presbiterianos. Finalmente, se registran en esas notas, su llegada a Bogotá y el viaje por el río Magdalena "el primero de muchos viajes por el río";13 además destaca su vinculación al Colegio Americano de la capital y su ingreso a la Escuela Militar de Cadetes.
En el segundo eje se recuperan fragmentos de tres obras clásicas sobre la tierra. El primer escrito corresponde a El hombre y la tierra en Boyacá: bases sociales para una reforma agraria (1957) que además de ser su disertación doctoral en la Universidad de Florida, tiene un claro "aroma" de la sociología rural canónica norteamericana, en particular la de Lowry Nelson y Thomas Lynn Smith, con quienes Fals Borda compartió en Minnesota y Florida. La recuperación de este escrito evidencia el gran manejo de datos demográficos y etnográficos del sociólogo colombiano y su impronta estruetural-funeionalista en su obra, ambos enfocados a la explicación de las tensiones derivadas de los cambios socioeconómicos en una típica sociedad agraria de los años cincuenta. A través de su pluma, caracteriza a la sociedad boyacense a partir de un acendrado "agrocentrismo", "pasividad en sus tradiciones" y "sistemas políticos gamonalistas", pero también muestra cómo ella pretende transitar hacia formas modernas de vida, con "producciones más racionalizadas" que le permitan superar las "secuelas de la violencia".14
El otro escrito corresponde a Historia de la cuestión agraria (1975) un clásico de los estudios agrarios, redactado en un lenguaje llano e ilustrado con mapas y fotografías, con una pretensión pedagógica para facilitar su lectura a sectores menos académicos, una preocupación que siempre mantuvo en vilo a Fals Borda.15 Lo llamativo del fragmento recogido para esta antología es la mirada histórica de largo alcance, con la cual pretende examinar los que denomina "mecanismos relacionados con la descomposición del campesinado colombiano", los cuales han generado que esta clase social sea "por regla general explotada y dominada desde el siglo XIX".
Con el tercer escrito extraído de la Historia doble de la Costa (1986), el autor nos coloca en sintonía con una narrativa fabricada a dos voces, de ahí la denominación de "Historia doble": la de la página izquierda, de carácter anecdótico y descriptivo recoge las voces de los campesinos y campesinas entrevistados por Fals Borda en los departamentos de Bolívar y Sucre; la de la derecha, más interpretativa, conceptual y metodológica es característica de su pluma sociológica.16 El extracto que aparece en esta antología correspondería al cuarto volumen dedicado a las luchas agrarias de los habitantes del Río Sinú y, especialmente, a un tema que siempre apasionó a Fals Borda, el embrujo cultural de nuestros territorios. En sus propias palabras el "embrujo" se revelaría para los habitantes de la Costa Atlántica, en las "peculiares relaciones mutuas que existen entre trabajo y diversión, [...] entre infraestructuras económicas y superestructuras sociales, políticas e ideológicas".17
El tercer eje temático lo acompañan dos fragmentos de escritos relacionados con los estudios sobre la violencia bipartidista. Los dos corresponden a selecciones de los dos tomos del texto La violencia en Colombia: estudio de un proceso social, publicados respectivamente en 1962 (tomo I) y 1963 (tomo II), uno de los libros más editados y vendidos en su género en el país, que marcaría embrionariamente el campo de estudios de la violencia en Colombia.18 Vale recordar aquí, que el libro fue escrito en su mayor parte por el sacerdote Germán Guzmán Campos, con la participación del abogado y profesor de la Universidad Nacional de Colombia, Eduardo Umaña Luna. A Fals Borda le correspondió la parte interpretativa del primer tomo, con un capítulo sobre la sociología de la violencia y otro sobre la estructura social colombiana, además del epílogo. Precisamente este capítulo sobre la estructura social es el que aparece en esta antología.
Volver de nuevo a lo escrito por Fals Borda en esas páginas, significa recuperar la famosa tesis del "agrietamiento estructural" muy común en los años cincuenta y sesenta, que centraba la explicación de la violencia bipartidista, a partir de una confluencia de factores estructurales: la impunidad histórica, la falta de tierras, la pobreza del campesino, el fanatismo partidista y la ignorancia nacional. Más allá que en la justificación de esta tesis hayan excesivas referencias a Parsons, Merton, Sorokin y Gluckman y que los estudios sobre violencia al día de hoy han alcanzado una mayoría de edad en el país, la potencia analítica de la tesis sirve para reiterar la necesidad de volver sobre las "causas estructurales" de la guerra, entre ellas, la que más preocupó a Fals Borda a lo largo de su obra, el despojo de la tierra.19 La misma puede ayudarnos a resistir con espíritu más crítico la insistencia del actual gobierno de la "amenaza terrorista" como el "único" factor explicativo de nuestro desangre.
En el segundo tomo de este libro, Fals Borda contribuiría también con una "Introducción", presente en esta antología realizada por CLACSO. Aquí describe con detalle, la dinámica de recepción del primer volumen, a partir de las discusiones públicas y "acalorados debates" a que dio lugar su publicación en el Senado de la República, en la prensa escrita, en la Iglesia y en los partidos políticos. Allí se nos revela a un sociólogo preocupado por las formas de "recepción del conocimiento social", y por proponer una lectura del "retardo cultural" y la "inmadurez social"20 presentes en los sectores políticos, en las élites y, en general, en la cultura nacional colombiana, los cuales amparados en el pacto de olvido del Frente Nacional, son incapaces de reconocer las responsabilidades históricas sobre lo sucedido en los años aciagos de la violencia bipartidista.
El cuarto eje temático está dedicado a la relación entre ciencia y compromiso, uno de los asuntos de mayor sensibilidad sociológica en la obra de Fals Borda, especialmente a partir de los años setenta, dado su acercamiento y conocimiento de la "sociología comprometida" latinoamericana. El primer extracto seleccionado para esta antología corresponde al libro Ciencia propia y colonialismo intelectual (1970), donde el sociólogo barranquillero reconoce los influjos de Celso Furtado, Florestán Fernándes, Aldo Solari, Rodolfo Stavenghagen, Pablo González Casanova, Theotonio dos Santos, Luiz Costa Pinto y Osvaldo Sunkel, en "la explicación de las limitaciones del desarrollismo en América Latina", y en "la revelación de los mecanismos que impiden cortar con los vínculos coloniales internos y externos".21 Su lectura nos coloca en sintonía con una discusión central en el pasado reciente de las ciencias sociales latinoamericanas y que, posiblemente, no deja de tener relevancia hoy: la relación entre "acumulación de conocimiento" y "revitalización del compromiso político".
El segundo fragmento corresponde a la "Introducción" del libro El problema de cómo investigar la realidad para transformarla (1979). Aquí el autor, discute de forma amplia las que considera las bases gnoseológicas de la IAP, por ejemplo, la relación entre "pensar y ser", entre "pensar y actuar" o entre "forma y contenido". La problemática central del escrito y a la que recomiendo volver en los cursos de metodología y epistemología de las ciencias sociales, es la relación entre ciencia y realidad. Esta le sirve para abordar la discusión sobre la causalidad en las ciencias sociales, la formación de conceptos, la constitución de una ciencia social crítica y la relación entre saber popular y acción política. Destaca este texto por la convergencia de autores y tradiciones clásicas y contemporáneas, más allá de los autores canónicos del estructural funcionalismo en los cuales Fals Borda fue formado en Estados Unidos. Entre estos autores se encuentran Althusser, Freiré, Marx, Gramsci, Lenin, Lukács, Wright Mills, Habermas, Feyerabend, Kuhn y Hobsbawm.
Los otros dos textos más contemporáneos en su producción, El tercer mundo y la reorientación de las ciencias contemporáneas (1990) y Participación popular: retos del futuro (1998) le permiten a Fals Borda realizar un balance sobre el "estado del arte" de las ciencias sociales en el mundo y, específicamente, sobre la situación de la IAP. Con el primero, que hace parte de la conferencia pública con la cual retornó a la Universidad Nacional de Colombia, después de 20 años de ausencia, hace un llamado a los intelectuales y universitarios críticos del Norte y del Sur para que desafíen políticamente la institucionalidad de la ciencia, es decir, trasciendan los dogmas epistemológicos en los cuales han sido formados, sigan avanzando en la superación de los colonialismos intelectuales y encuentren mejores formas de comprensión de la realidad a partir de la conjunción dialéctica entre conocimiento popular y conocimiento científico.22
En el otro escrito lo que hace básicamente es condensar las experiencias y acumulados teórico-prácticos interdisciplinarios, surgidos del Congreso de Convergencia Participativa que se llevó a cabo en 1995 en Cartagena y en el que estuvieron presentes entre otros pensadores (as) Inmanuel Wallerstein, Agnes Heller, Max Neef, Paulo Freiré, Aníbal Quijano, Fernando Enrique Cardoso y Arturo Escobar. Fals Borda muestra cómo el hilo común a la diversidad de paneles desarrollados allí fue la necesidad de la construcción de un "conocimiento emancipador" sobre la base de mejores herramientas metodológicas, teóricas y políticas de abordaje social.23 Volver sobre este texto permite arrebatarle al olvido discusiones importantes, que se dieron en su momento sobre los alcances políticos y epistemológicos de la teoría de los sistemas-mundo, la aplicación de herramientas hermenéuticas de abordaje de realidades locales, las implicaciones de la IAP en la escuela y la empresa y la discusión sobre los impactos geopolíticos de la globalización, el desarrollo, la violencia y la pobreza.
En el último eje de esta antología destacan algunos fragmentos de textos referidos al problema de la subversión en Colombia. Mi impresión al leerlos es la de estar frente a un intelectual que logra combinar y condensar a través de ellos, visiones políticas del presente y del futuro con análisis sociológicos de procesos y estructuras sociales que explican la existencia de la subversión en el país. Los extractos compilados corresponden a La subversión en Colombia (1967), específicamente el prólogo del '67 y el prólogo y epílogo de 2008. También aparece un pequeño escrito del libro Las revoluciones inconclusas en América Latina: 1809-1968 (1968) y otro disponible en red, titulado Camilo, 4° aniversario: un vino por Camilo (2006). Pese a su disparidad cronológica y públicos a los que están dirigidos, dos preguntas centrales sirven para encadenarlos, además fueron preocupaciones centrales en la obra de Fals Borda: ¿cuál es la realidad social y política en que se mueve y justifica la "subversión"?, y ¿qué nos enseña sobre este particular la evidencia histórica nacional?
Consciente de los cambios en las coyunturas de la guerra en el país, los abordajes que realiza Fals Borda a esas preguntas son diferentes. Así, en Las revoluciones inconclusas su principal preocupación es cómo la subversión termina expresando "una condición o situación que refleja las incongruencias internas de un orden social descubiertas por aquellos [... ] que a la luz de nuevas metas [quieren] una nueva sociedad".24 En el fragmento de "un vino por Camilo" el acento está colocado no tanto en las "contradicciones del orden social", sino en rescatar el valor del "pluralismo utópico" de este sacerdote-sociólogo, así como del legado de la organización popular que ayudó a crear, el Frente Unido de los Pueblos. Sin embargo, su interés va más allá del homenaje, dado que su objetivo se centra en la vigencia de estas experiencias en la consolidación de fuerzas políticas de las que Fals Borda fue parte activa hasta su muerte, como el Polo Democrático Alternativo (PDA).
Por su parte, en el prólogo de 2008 a La subversión en Colombia, así como en su epílogo, su interés estará orientado a explorar las "condiciones y procesos histórico-políticos" que desde el Frente Nacional (1958-1974) hasta nuestros días hicieron posible la continuidad de la guerra en el país y la persistencia de la subversión. Con especial ahínco discute en estos fragmentos lo que para él es la consumación del "climax guerrerista" en Colombia: la política de seguridad democrática de Uribe Vélez. Sin embargo, luego de un diagnóstico desalentador, termina concentrando su atención en la necesidad de construcción de un "nuevo orden social" y en la consolidación de una "utopía socialista raizal".25
Como en toda antología de una obra prolífica, posiblemente hayan quedado fuera ensayos, intervenciones públicas o entrevistas significativas del autor, sin embargo, ya de por sí el esfuerzo hecho por CLACSO traza una gran ruta de discusión y afianzamiento del legado de este sociólogo en el país, en Latinoamérica y en el mundo. Puede que la lectura de estos textos sea estimulante y gratificante para las generaciones que Fals Borda ayudó a formar con su obra y ejemplo, o incluso a aquellas que interactuaron con él en escenarios internacionales; de todas formas su principal aporte debería ser para los jóvenes investigadores, a los cuales aconsejo no dejar pasar la oportunidad de adentrarse en ellos. Al menos tres razones encuentro para ello. En primer lugar, los textos responden a los itinerarios teóricos, metodológicos y políticos de un pensador de indudable honestidad intelectual en el país. En segundo lugar, están enlazados a la visión de un excelente "retratista" de las principales coyunturas críticas de la nación colombiana y de Latinoamérica a lo largo de cincuenta años. Finalmente, en tercer lugar todos ellos, pese a la disparidad de estilos y públicos a los que estuvieron dirigidos, revelan un tránsito epistemológico, teórico y práctico, no sólo en la forma de pensar y hacer ciencia, sino también en las maneras de proyectar sus usos sociales y políticos.
1 Gonzalo Cataño, "Orlando Fals Borda, sociólogo del compromiso", en Economía Institucional, vol. 10, núm. 19, 2008, pp. 79-98.
2 Por ejemplo, el Programa Latinoamericano para el Desarrollo (PLEDES); el Centro Estratégico de Pensamiento Alternativo (CEPA); el VII Congreso Latinoamericano de Sociología (1964) y el I y II Congreso Nacional de Sociología (1963 y 1967); la Fundación Rosca de Investigación y Acción Social; el Simposio de Cartagena de 1977 sobre Investigación, Acción Participación y el Congreso de Convergencia Participativa en Cartagena en 1995; la revista Alternativa; la editorial Punta de Lanza y su participación como presidente honorario del Polo Democrático Alternativo (PDA).
3 Orlando Fals Borda, Sociología de la liberación, Bogotá, Siglo XXI, 1968; Ciencia propia y colonialismo intelectual, Bogotá, Carlos Valencia Editores, 1981.
4 Samuel Vanegas, "Orlando Fals Borda, el legado de hacer ciencia", en Universitas Humanística, núm. 66, 2008, pp. 13-18.
5 Anisur M. Rahman y Orlando Fals Borda, "La situación actual y las perspectivas de la Investigación-Acción-Participativa en el mundo", en María Cristina Salazar [ed.], La lnvestigación-Acción-Participativa. Inicios y Desarrollo, Bogotá, Magisterio, 1989.
6 H. Moser, "La investigación como nuevo paradigma en las ciencias sociales", en A. Molano [coord.], Crítica y política en ciencias sociales, 1.1, Bogotá, Punta de Lanza, 1978.
7 W. F. Whyte, P. Lazes y D. Greenwood, "Participatory Action Research: Through Practice to Science in Social Research", en W. F. Whyte [ed.], Participatory Action Research, Newbury Park, Sage, 1991, pp. 19-55; Fals Borda, Una sociología sentipensante para América Latina (antología), Bogotá, CLACSO/Siglo del Hombre Editores, 2009, p. 335.
8 Humberto Cubides, "Orlando Fals Borda: el permanente compromiso de un innovador", en Nómadas, núm. 2, 1995.
9 Fals Borda, Una sociología..., p. 256.
10 Loc. cit.
11 Cfr. Rafael Bassi, "La cumbia no es posible sin el río. Conversación con Orlando Fals Borda", en El Heraldo, 8 de diciembre, 2008; Cataño, op. cit.; Víctor Manuel Moncayo, "Presentación. Fals Borda: hombre hicotea y sentipensante", en Orlando Fals Borda, Una sociología...
12 Cubides, op. cit.
13 Fals Borda, Una sociología..., p. 31.
14 Ibid., p. 51.
15 Cataño, op. cit.
16 Loc cit.
17 El primer volumen de esta serie salió en 1979 y se centra en la depresión momposina (departamentos de Bolívar y Magdalena); el segundo en 1981 y tiene como protagonista la figura del general-presidente Juan José Nieto, a quien Fals Borda llamara "el caudillo-anticaudillo". El tercero se publica en 1984 y se concentra en la resistencia campesina e indígena del río San Jorge (Departamento de Sucre). Fals Borda, Una sociología..., p. 111.
18 Gonzalo Sánchez, "Los estudios sobre la violencia. Balance y perspectivas", en Gonzalo Sánchez y Ricardo Peñaranda [comps.], Pasado y presente de la violencia en Colombia, Medellín, La Carreta, 2009; Gonzalo Sánchez, Reseña del libro La violencia en Colombia, en Revista Credencial Historia, 1999.
19 A lo largo de su obra explicó e insistió en esta causa, hoy es una realidad imposible de negar. Colombia es definitivamente un país de "despojo forzado". Algunos hablan de más de un millón de hectáreas despojadas a los campesinos (Universidad de los Andes), otros de 5.5 millones (Comisión de seguimiento al desplazamiento), otros de 10 millones (Movimiento Nacional de Víctimas de Crímenes de Estado) (CNRR. 2009).
20 Fals Borda, Una sociología..., p. 215.
21 Ibid., p. 222.
22 Ibid, pp. 376-380.
23 Ibid., p. 364.
24 Ibid., p. 392.
25 Ibid, p. 485.