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Economía UNAM
versión impresa ISSN 1665-952X
Economía UNAM vol.3 no.9 Ciudad de México sep./dic. 2006
Artículos
Banco de México: política monetaria de metas de inflación1
The Bank of Mexico: Inflation Targeting Policy
Luis Miguel Galindo y Jaime Ros
Profesor de la Facultad de Economía, UNAM. <gapaliza@servidor.unam.com>
Profesor de Economía, Universidad de Notre Dame. <ros.1@nd.edu>
Resumen
La política monetaria denominada como de "metas de inflación" (IT, Inflation Targeting por sus siglas en inglés) se ha convertido, durante la última década, en el eje de la estrategia monetaria de una importante cantidad de bancos centrales de diversas partes del mundo. En Latinoamérica, varios países han transitado a un régimen de metas de inflación, en donde destacan Brasil (1999), Chile (1990), Perú (1994), Colombia (1999) y México (1999). La política monetaria de metas de inflación implica el compromiso del Banco Central para alcanzar una meta u objetivo de tasa de inflación propuesta a principios de año, utilizando para ello el conjunto de instrumentos a su disposición.
Abstract
In the last decade, the monetary policy called "inflation targeting" has become the axis of monetary strategy for an important number of central banks in different parts of the world. In Latin America, several countries have moved toward a regime of inflation targeting, outstanding among which are Brazil (1999), Chile (1990), Peru (1994), Colombia (1999) and Mexico (1999). Inflation targeting monetary policy implies the Central Bank's commitment to achieving an inflation rate goal proposed at the beginning of the year, using the entire spectrum of instruments at its disposal.
JEL classification: E52, E58, E63.
Introducción
La política monetaria denominada como de "metas de inflación" (IT, Inflation Targeting por sus siglas en inglés) se ha convertido, durante la última década, en el eje de la estrategia monetaria de una importante cantidad de bancos centrales de diversas partes del mundo. Así, por ejemplo, en Latinoamérica varios países han transitado a un régimen de metas de inflación, en donde destacan Brasil (1999), Chile (1990), Perú (1994), Colombia (1999) y México (1999) (Corbo, Landerretche y Schmidt, 2002 y Schmidt-Hebbel y Werner, 2002). La política monetaria de metas de inflación implica el compromiso del Banco Central para alcanzar una meta u objetivo de tasa de inflación propuesto al principio de año, utilizando para ello el conjunto de instrumentos a su disposición. Así, el esquema de IT normalmente implica que el ancla nominal de la política monetaria es la propia tasa de inflación, lo que se acompaña de la independencia del instituto central y del uso de la tasa de interés como el instrumento fundamental del Banco Central; además existe normalmente el compromiso explícito de mantener los equilibrios macroeconómicos a través de una disciplina fiscal importante. Las ventajas y virtudes de este régimen, según se argumenta, son múltiples (Sheridan, 2001, Clifton, Leon y Wong, 2001) (Svensson, 1997 y 1998), entre las que pueden destacarse los éxitos en la reducción y el control de la inflación, la disminución de la incertidumbre generada por una inflación elevada y variable, el promover una mayor transparencia institucional, el resolver el problema de inconsistencia dinámica de la política monetaria e incluso el mejorar y reducir los efectos negativos de retroalimentación entre la inflación y el producto.
No obstante la creciente popularidad de este régimen monetario, persisten aún dudas fundadas sobre su efectividad y alcances e incluso sobre sus efectos colaterales. Así, por ejemplo, Fraga, Goldfajn y Minella (2003), y Calvo y Mishkin (2003) argumentan en contra de las posibilidades de un Banco Central en un régimen IT para cumplir la meta de inflación bajo la presencia de shocks fiscales o externos. Ello parece especialmente difícil en el caso de economías emergentes con movimientos bruscos del tipo de cambio y de cambios importantes en los flujos de capitales, con mercados financieros imperfectos e instituciones monetarias y financieras débiles y con baja credibilidad, y -probablemente- un régimen fiscal débil. En este contexto, las consecuencias del régimen de IT pueden ser incluso negativas o generar algunos ciclos perversos en la economía. Así, por ejemplo, cambios abruptos en el tipo de cambio nominal pueden afectar la competitividad real de la economía y el déficit de la cuenta corriente, y erosionar la trayectoria de inflación original. En este caso, el Banco Central, ante una devaluación brusca, puede tratar de usar al tipo de cambio como ancla nominal de la inflación, a través de una política monetaria contraccionista, elevando la tasa de interés y llevando entonces a una apreciación del tipo de cambio real con efectos negativos en el desempeño económico general (Svensson, 1998 y Goldfajn y Gupta, 2003). Existe además la preocupación de que los resultados positivos de control de la inflación son más la consecuencia natural de una reducción generalizada de la inflación en el mundo que de la instrumentación de los regímenes de IT (Ball y Sheridan, 2003 y Newman y Von Hagen, 2002).
De este modo, parece pertinente realizar una evaluación preliminar sobre las virtudes y defectos de esta política en el caso de México y proponer algunas alternativas de política monetaria dentro de ese contexto.
La política monetaria de metas de inflación en México
México, a partir de la década de los noventa, ha experimentado diversas políticas monetarias y regímenes cambiarios. En particular, se observan tres grandes fases: en la primera, el eje ordenador fue una meta de tipo de cambio definida en una banda antes de la crisis de 1994; posteriormente, se aplicó un régimen de metas de agregados monetarios y libre flotación cambiaria por un período corto acotado por la crisis de 1994, que fue finalmente seguido por una fase de transición e instrumentación de una política de metas de inflación (para un análisis de esta fase de transición véase a Lustig y Ros, 1998 y Ros, 2001). El proceso de transición al régimen de IT se aceleró en 1999 cuando el Banco de México anunció un objetivo de inflación a mediano plazo basado en el índice de precios al consumidor, y a partir de 2000 empezó a publicar reportes trimestrales sobre la evolución de la inflación. Junto con ello, el Banco de México dispone de un conjunto de factores que contribuyen a consolidar la política de metas de inflación tales como la independencia institucional (desde 1993) -con el solo objetivo de controlar la inflación-, un régimen cambiario de libre flotación y un entorno de aplicación "transparente" de políticas monetarias apoyado por un régimen fiscal austero (Schmidt-Hebbel y Werner, 2002, p. 37).
Las principales razones argumentadas por el Banco Central para aplicar una política de IT son la inestabilidad de la relación entre la base monetaria y la inflación, y la incapacidad del instituto central para controlar la base monetaria -al menos en el corto plazo- a consecuencia de su baja elasticidad a la tasa de interés (Carstens y Werner, 1999, p. 14). De esta forma, el Banco de México considera que no puede controlar a los agregados monetarios y tampoco puede confiar en que su control se traduzca en un control de la inflación, ante la existencia de una relación volátil entre estas variables.
En este contexto, el Banco de México tiene al "corto" como principal instrumento de política monetaria para incidir en el nivel y la estructura de tasas de interés (Castellanos, 2000). En ese sistema del corto, el Banco de México establece un balance nulo de reservas a las instituciones financieras, y penaliza a estas instituciones con una tasa del doble de la de los Cetes en caso de sobregiro. De este forma, el Banco de México coloca "en corto" al sistema financiero, a través de la penalización de los sobregiros. Esta política se modifica al anunciar un aumento o disminución de esos montos, y así influenciar al conjunto de la estructura de tasas de interés (Carstens y Werner, 1999, pp. 15-16; OECD, 2002, 2004).
Resultados agregados de la política de metas de inflación
El Cuadro 1 contiene las metas de inflación, la inflación real, el producto y la evolución del tipo de cambio real. Los principales resultados del período muestran que, después de un inicio en 1995 -en el que la meta de inflación se cerró en cerca de 30 puntos porcentuales- se ha observado un proceso de convergencia importante entre la meta y el valor real, en un contexto de descenso de la tasa inflación y en donde se busca mantener un rango de 3% de inflación más o menos un punto porcentual en el largo plazo.
Sin embargo, junto con el éxito en la reducción de la tasa de inflación se observa también un desempeño económico pobre. En particular, durante la segunda parte de la década de los noventa y bajo el estímulo de un tipo de cambio competitivo, se observa un rápido crecimiento económico que incluso sobrepasó a las proyecciones gubernamentales. Sin embargo, entre 2001 y 2003, el crecimiento económico se desaceleró rápidamente. De este modo, el desempeño general para el período 1994-2004 puede considerarse como insatisfactorio, con una crecimiento promedio de 2.6%, muy por debajo de anteriores tasas promedio históricas.
La evidencia empírica y el régimen de metas de inflación
La evidencia empírica disponible sobre el régimen IT en México es aún ciertamente preliminar e incompleta. Sin embargo, existen varios elementos que permiten cuestionar o alertar sobre algunos problemas potenciales que presenta este tipo de política monetaria. En particular, una evaluación del régimen de IT incluye identificar al menos los siguientes aspectos: en primer lugar, ¿cuáles son los efectos del tipo de cambio real en el producto?, ¿estos efectos se han modificado con el proceso de liberalización comercial e integración económica con Estados Unidos?; en segundo lugar, ¿qué importancia tiene el traspaso del tipo de cambio a la inflación? y, en tercer lugar, ¿el régimen IT conlleva un sesgo para generar una apreciación del tipo de cambio real? y bajo esas condiciones ¿cuáles son los efectos sobre el crecimiento económico?
El tipo de cambio real y el producto
El efecto neto del tipo de cambio real sobre el producto es analizado en la bibliografía económica de diversas formas. Por ejemplo, por una lado, se argumenta que un tipo de cambio real subvaluado favorece las exportaciones y reduce las importaciones, lo que lo convierte en un promotor del crecimiento económico. Por otro lado, se argumenta que el tipo de cambio subvaluado tiene efectos contraccionistas como resultado del impacto de la devaluación en la demanda agregada y la distribución del ingreso.2
Así, para identificar los efectos del tipo de cambio real en el producto se estimó un modelo de vectores autorregresivos.3 Los resultados obtenidos para el período de 1981 a 2003 indican que el producto mexicano tiene una relación positiva con la inversión (0.47), con el producto de Estados Unidos (0.32) y con el tipo de cambio real (0.01). Además, se observa que los efectos del tipo de cambio real han crecido desde la firma del TLC entre México, Estados Unidos y Canadá. De este modo, como era de esperar, un aumento de la inversión en México o del mayor dinamismo del producto de Estados Unidos favorece el crecimiento de la economía mexicana. Asimismo, una subvaluación del tipo de cambio real genera un mayor dinamismo del producto. De esta forma, un "peso fuerte" tiene un efecto negativo en el ritmo de crecimiento económico.
El tipo de cambio nominal y la tasa de inflación
El efecto positivo del tipo de cambio nominal sobre la tasa de inflación es ciertamente uno de los problemas potenciales más importantes de una política de metas de inflación que, bajo esas circunstancias, tiende a sufrir de lo que se conoce como "dominación externa". Esto es, la fuerte sensibilidad de los precios a los movimientos cambiarios y a los shocks externos -asociados a una economía global- dificultan cumplir la meta inflacionaria propuesta inicialmente por el Banco Central. La bibliografía económica (Schmidt-Hebbel y Werner, 2002 y Fraga, Goldfajn y Minella, 2003) argumenta que el régimen de IT reduce la transmisión del tipo de cambio a la inflación, gracias al aumento de la credibilidad de las autoridades monetarias y, por tanto, al uso creciente de formación de expectativas inflacionarias hacia adelante que no se contaminan del shock cambiario de corto plazo.
Con objeto de evaluar esta hipótesis, se realizaron diversos ejercicios econométricos basados en diversas especificaciones de modelos de vectores autorregresivos (VAR).4
El conjunto de estos resultados indica que el tipo de cambio nominal tiene un efecto importante en el proceso inflacionario en México. Este efecto, desde la instrumentación del régimen IT ha disminuido, pero esta reducción no significa que ese efecto se haya eliminado por completo. En este sentido, movimientos bruscos en el tipo de cambio aún impactan de manera importante la trayectoria del nivel de precios. De este modo, una devaluación del tipo de cambio nominal se traduce en una inflación mayor, mientras que una apreciación del tipo de cambio nominal implica una reducción del ritmo inflacionario. Ello permite observar la existencia de efectos asimétricos que inciden también en la formación e impactos de la política monetaria en México.
Respuesta de la política monetaria a movimientos del tipo de cambio
La política monetaria en México tiene como principal objetivo el control de la tasa de inflación. De este modo, el Banco de México utiliza la tasa de interés como un instrumento para cumplir con su meta inflacionaria. Así, el Banco de México aplica una política más restrictiva para controlar el proceso inflacionario (Castellanos, 2000). Esto es, el instituto central aumenta la tasa de interés en el caso de una devaluación del tipo de cambio, con objeto de evitar brotes inflacionarios; sin embargo, una apreciación del tipo de cambio que reduce las presiones de precios no se traduce en una disminución consecuente de la tasa de interés. En este sentido, el Banco de México mantiene una política asimétrica ante movimientos del tipo de cambio, que se traduce en una apreciación paulatina del tipo de cambio real.
La evidencia empírica al respecto confirma la presencia de esta política asimétrica y, por tanto, la tendencia a la sobrevaluación cambiaria. Esto es, las pruebas econométricas5 realizadas indican que el Banco de México sólo muestra una respuesta sistemática a las devaluaciones del tipo de cambio, elevando la tasa de interés, mientras que sobrevaluaciones del tipo de cambio nominal no van seguidas de una respuesta sistemática (estadísticamente significativa). De este modo, la política de metas de inflación en México ha ido acompañada de una política monetaria de respuestas asimétricas a los movimientos cambiarios, que se ha traducido paulatinamente en una sobrevaluación del tipo de cambio real.
Problemas con la política de metas de inflación y alternativas posibles
La política monetaria reciente en México se ha vista acompañada de una importante reducción de la tasa de inflación, pero también de un desempeño económico pobre. La evidencia presentada en este ensayo -sobre el efecto negativo de la sobrevaluación cambiaria en el ritmo de crecimiento económico y el traspaso de las devaluaciones a la inflación- indica que los procesos de reducción de la tasa de inflación y el bajo crecimiento económico están relacionados a través del desempeño del tipo de cambio real.
Por ejemplo, luego de la fuerte depreciación del tipo de cambio real de 1995 se ha observado un paulatino proceso de apreciación que sólo se interrumpió entre 2002 y 2003. De este modo, el tipo de cambio real de finales de 1995 a 2002 se apreció cerca de 35, y 27% de 1995 a 2004. Este comportamiento, junto con un tipo de cambio nominal relativamente estable y una economía más abierta, ha implicado que el gobierno contribuya de manera sustancial a reducir presiones inflacionarias. Sin embargo, la misma sobrevaluación del tipo de cambio real ha incidido negativamente en el nivel de competitividad de la economía y, por tanto, ha contribuido también al pobre desempeño económico.
Así, la respuesta asimétrica de la política monetaria a los shocks del tipo de cambio nominal se ha traducido en un sesgo a favor de la apreciación del tipo de cambio real. Desde luego, esta sobrevaluación está relacionada con el importante efecto de transmisión (pass through) del tipo de cambio nominal a la inflación. Esto es, el Banco de México ha buscado reducir este efecto de transmisión, entre el tipo de cambio y la inflación, a través del aumento del corto ante devaluaciones bruscas. Ello se ha traducido en un sesgo en la apreciación cambiaria de la política monetaria. Esto es, como el Banco de México se encuentra bajo una obvia presión para alcanzar las metas de inflación, el proceso de intervención de la política monetaria no es simétrico, ya que el instituto central no tiene ningún incentivo para revertir una sobrevaluación del tipo de cambio real, que incluso puede favorecer las metas de inflación.
Alternativas de política monetaria
Los argumentos presentados en este ensayo permiten entonces observar que existen diversas medidas que pueden complementar la política de metas de inflación, o incluso considerar alternativas más radicales. Así, las primeras dos opciones que se ofrecen pueden enmarcarse dentro de un régimen de metas de inflación, y sólo buscan entonces corregir y amortiguar los problemas que presenta, para el caso mexicano, este régimen.
Una primera opción es hacer que la política monetaria en México adquiera una mayor neutralidad con respecto a sus respuestas asimétricas ante los shocks del tipo de cambio. Esta estrategia ofrece mayores posibilidades que en el pasado, en la medida en que la inflación tiende, en la actualidad, a converger en su meta de inflación de largo plazo, como consecuencia tanto del aumento de credibilidad del Banco Central como de un ambiente menos proclive a elevadas tasas de inflación, y en el que, por tanto, el efecto de transmisión del tipo de cambio a los precios se reduce.
Una segunda opción es cambiar el objetivo de inflación del índice de precios al consumidor a un objetivo de inflación interna (definida, por ejemplo, como una tasa de inflación excluyendo los efectos del tipo de cambio en los bienes importados). Este cambio de objetivo de tasa de inflación tendría como consecuencia reducir el efecto de la transmisión del tipo de cambio nominal, en la meta de inflación, y contribuiría a eliminar las respuestas asimétricas de la política monetaria a los shocks del tipo de cambio.
Una tercera opción, que representa una separación más radical del régimen de IT, es combinar el régimen de metas de inflación con metas de tipo de cambio real. Más precisamente, el banco central debe buscar promover un tipo de cambio competitivo a través del establecimiento de un límite al tipo de cambio real, a fin de prevenir una excesiva sobrevaluación del tipo de cambio real (una banda asimétrica, como en Ros, 1995). Esto implica, desde luego, que el Banco de México intervenga en el mercado cambiario, en caso de que el tipo de cambio nominal alcance el límite fijado, y que se haga respetar la libre flotación en otras circunstancias. En este sentido, ello implicaría utilizar un régimen de tipo de cambio conocido como de flotación sucia.
La objeción ortodoxa a este propuesta es que la defensa del límite cambiario erosiona la capacidad de controlar la oferta monetaria, lo que puede conducir a complicaciones para alcanzar la meta inflacionaria propuesta (para una mayor discusión véase Frenkel y Rapetti, 2004). Debe reconocerse sin embargo que este problema sólo se presenta en caso de un exceso de oferta de moneda extranjera, que es el resultado en particular de una entrada masiva de capitales. Estos flujos masivos de capitales especulativos pueden ser relativamente controlados en la medida en que el Banco de México señale con claridad que evitará la apreciación cambiaria a través de estabilizar el tipo de cambio y las expectativas, y que incluso está dispuesto a utilizar algún tipo de control para movimientos de capitales de corto plazo.
Conclusiones
Las principales conclusiones de este ensayo indican que la política monetaria de metas de inflación ha contribuido a la reducción gradual de la inflación, de niveles por arriba de 50% a alrededor de 5% en 2004. Asimismo, este esquema de política monetaria ha contribuido a una reducción del proceso de transmisión del tipo de cambio a la tasa de inflación, posiblemente gracias a la mayor credibilidad del instituto central o al propio proceso de reducción de la inflación. Estos logros, sin embargo, han ido acompañados de costos importantes como la continua y paulatina apreciación del tipo de cambio real, con consecuencias negativas sobre el crecimiento económico. Asimismo, se observa que la política monetaria asimétrica ante shocks cambiarios del Banco de México ha contribuido de manera importante a la apreciación del tipo de cambio real. Así, las devaluaciones del tipo de cambio son normalmente seguidas por una política monetaria más estricta, mientras que las reevaluaciones no van acompañadas de una política monetaria más flexible. De este modo, la alternativa al marco general de política monetaria es otorgar una mayor importancia al objetivo de un tipo de cambio real estable y competitivo en el diseño de la política monetaria y cambiaria. Estas modificaciones deberán contribuir a alcanzar ritmos de crecimiento económico superiores a los actuales.
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1. Este artículo es una síntesis del trabajo presentado en la conferencia de Amherst/CEDES sobre metas de inflación, Buenos Aires, mayo 13-14, 2005.
2. La bibliografía sobre los efectos contraccionistas de una devaluación es abundante por cierto, iniciando con el artículo de Krugman y Taylor (1978). Y sobre la evidencia empírica para México veáse Kamin y Rogers (1997), López y Guerrero (1998) y Kamin y Klau (1998).
3. Véase a este respecto Galindo y Ros, (2005).
4. Las especificaciones utilizadas son similares a aquellas de Schmidt-Hebbel y Werner (2002), o Fraga, Goldfajn y Minella (2003).
5. Para el período 1995(1) a 2004(4).
Información sobre los autores
Luis Miguel Galindo. Doctor en Economía. Profesor de la Facultad de Economía, UNAM. Sus principales temas de investigación son economía monetaria y financiera y economía ambiental. Ha publicado artículos académicos en: Journal of Energy Policy, The Manchester School, El Trimestre Económico, Economía Mexicana, Estudios Económicos, Investigación Económica, Estudios Demográficos y Urbanos, Monetaria y Revista de Economía Política, entre otros. Asimismo, ha publicado ensayos en libros tales como: New Tools of Economic Dynamics, J. Leskow, M Puchet y L. Punzo (eds.), Lecture Notes in Economics and Mathematical Systems, Springer, pp. 273-296, y Air Quality in the Mexico Mega-city: An Integrated Assesment, M. Molina y L. Molina (eds.), Kluwer Academic Publishers. Ha sido consultor de diversos organismos internacionales como Naciones Unidas, CEPAL, banco mundial; y de algunos bancos centrales. Además ha sido profesor invitado de diversas instituciones como Santiago de Compostela, cide, Colmex e ITAM.
Jaime Ros. Profesor de economía en la Universidad de Notre Dame y asociado al Kellogg Institute for International Studies. Se especializa en desarrollo económico, en particular en Latinoamérica. Su más reciente libro es Development Theory and the Economics of Growth (University of Michigan Press, 2000). Ha publicado artículos en Cambridge Journal of Economics, World Development, Journal of Development Studies, The Manchester School of Economics and Social Studies, El trimestre económico, Desarrollo económico, y otros en revistas académicas y libros especializados. Sus proyectos actuales incluyen un handbook con Amitava Dutt, sobre desarrollo económico, y un libro de Historia del desarrollo económico de México con Juan Carlos Moreno Brid.