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Polis

versión On-line ISSN 2594-0686versión impresa ISSN 1870-2333

Polis vol.5 no.2 México jul./dic. 2009

 

Reseñas

 

Bolivia: memoria, insurgencia y movimientos sociales

 

Carlos Ernesto Ichuta Nina*

 

Maristella Svampa y Pablo Stefanoni, Buenos Aires, Clacso-El Colectivo, 2007, 272 pp.

 

* Candidato a doctor en Sociología por la Universidad Nacional Autónoma de México. Maestro en Ciencias Sociales por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales. Becario investigador por el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales. Correo electrónico: <carlosernesto75@hotmail.com>.

 

Pocos libros se han referido de manera seria a la crisis sociopolítica en Bolivia que auspició el ascenso de Evo Morales al poder. Al contrario, después de dicho acontecimiento se desarrolló una especie de evomanía en algunos círculos académicos seducidos por la idea de analizar las capacidades y limitaciones del primer presidente "indígena" del país.

En ese ámbito de curiosidades, las definiciones de la gestión política de Morales han sido tanto simplistas como complejas. Una caracterización de ellas nos desviaría del propósito de esta reseña; sin embargo, podemos identificar tres percepciones dominantes. En primer lugar, la que le otorga al indigenismo una capacidad rupturista neocolonial; algunos autores ven la instauración de un proceso revolucionario en el país, en el que el sujeto indígena casi homogeneizaría, el complejo social boliviano (Dunkerley, 2007; Canessa, 2007; Stefanoni y Alto, 2006). En segundo lugar, otros autores echan a perder el sentido de la historia al acusar al gobierno de Morales de populista, con lo que desprecian el poder político del movimiento popular que dio origen a la crisis política de 2000 a 2005 y a ese gobierno (Laserna, 2007). Un tercer grupo de autores magnifica en Morales las oportunidades para el resurgimiento o la aparición de la izquierda latinoamericana (Touraine, 2006). Este término, como el de populismo, tiene la virtud de negar el papel protagónico de las masas populares que hicieron posible la generación de opciones políticas de carácter popular y alternativo ante un régimen político excluyente y vigente por 20 años, denominado: democracia pactada.

Bolivia: memoria, insurgencia y movimientos sociales, coordinado por Maristella Svampa y Pablo Stefanoni, recoge de alguna manera ese conjunto de interpretaciones y, por tanto, ofrece una visión de los problemas del país desde la perspectiva de su complejidad. Su virtud radica en el enfoque metodológico que, según expresa Svampa en su presentación ("Los múltiples rostros de Bolivia"), consiste en una lectura del proceso político en torno a una mirada de la memoria larga de las luchas sociales, y de la memoria corta de la crisis sociopolítica ocurrida entre 2000 y 2005, entendidas como condiciones para la emergencia y configuración del gobierno de Morales.

 

El sentido de la memoria corta

Los trabajos enfocados a referir la memoria corta de las luchas sociales empiezan con el artículo de Hervé Do Alto, "Cuando el nacionalismo se pone el poncho. Una mirada retrospectiva a la etnicidad y la clase en el movimiento popular boliviano (1952-2007)", que ofrece una revisión exhaustiva del modo como el problema indígena fue madurando en expresiones políticas. Según el autor, el campesinado emergería como un actor político de primer rango en torno a la revalorización de la identidad indígena, la recuperación de la soberanía estatal sobre los recursos naturales y la defensa del cultivo de la coca. La convergencia de esos elementos devendría de la organización sindical campesina y del cuestionamiento y las contradicciones provocadas por la revolución nacionalista de 1952. Sin embargo, en esta explicación se encuentra el enfoque grandilocuente del problema indígena, que eclipsa la pluralidad de actores también fundamentales en la emergencia de opciones contestatarias. Su lectura del problema indígena es definida por aquello que podemos denominar actores políticos oficiales del indigenismo: el katarismo, con un campo de acción electoral y sindical, que los campesinos no reconocen como propios. Precisamente, ambos modos de organización política son fundamentales en la organización del gobierno de Morales, en el que ocupan un espacio primordial las posiciones más afines a la democracia liberal y al integracionismo.

Se esperaba que el ámbito de confrontación, convergencia y deliberación de las distintas posiciones y expresiones políticas fuera la Asamblea Constituyente realizada entre 2005 y 2006. Sin embargo, en ésta se desvirtuó la deliberación, como lo hacen notar Patricia Chávez y Dunia Mokrani en su texto "Los movimientos sociales en la Asamblea Constituyente: hacia la reconfiguración de la política". Esto se debió a que la Asamblea se convirtió en algo parecido a una instancia parlamentaria ya que el gobierno y los partidos llegaron a dictar línea sobre los constituyentes, con lo que sacrificaron su carácter plenipotenciario y eliminaron del debate los temas que afectaban a sus partidarios. Pero poco nos dicen las autoras sobre las causas de ese problema. Desde nuestro punto de vista, ello se debería al hecho de que en su visión de la memoria corta se pone mayor atención a las demandas de los sectores populares y no a la naturaleza de la emergencia del Movimiento al Socialismo. Éste, como una opción política del sistema, a pesar de su lucha contra la oligarquía, se erigió como una agencia institucional y, por tanto, expresó intereses particulares. Fue, sin embargo, una opción popular al recoger las aspiraciones populares, recurriendo a las mismas reglas del juego político democrático que había cuestionado. Sobre esas reglas se organizó la Asamblea Constituyente y los partidos políticos desplazaron el poder de los movimientos sociales.

Debido a lo anterior, asumir que el de Morales sea un gobierno de los movimientos sociales, como se publicita, supone negar la lógica del conflicto entre la forma movimiento y la forma partido, así como sus distintas naturalezas. En algún sentido, el trabajo de Pablo Stefanoni, "Las tres fronteras de la revolución de Evo Morales", aclara cuestiones referidas a ese problema. El autor se encarga de desentrañar la orientación que ha ido tomando el gobierno y en ello identifica ciertas limitaciones al cambio. Precisamente, la radicalidad democrática de los movimientos sociales no encontraría asidero en la forma de actuar del gobierno debido a su tendencia a la moderación y su carácter de agente de poder. No obstante, el factor indígena ofrece muestras de la necesidad de estos sectores de rebasar al gobierno, pero ello no supone que el gobierno intente llevar adelante una revancha social porque se encontraría lejos de postular un etnofundamentalismo y una forzada indianización, aunque este factor sigue existiendo como problema y ha originado la demanda de autonomía de parte del departamento más rico del país: Santa Cruz de la Sierra. Concebida esta demanda como separatista, el autor muestra tibieza para explicar la naturaleza de esa demanda, en función de su defensa del gobierno que, según él, fomentaría la profunda democratización de la sociedad. Es decir, la lógica del cambio esgrimida por el gobierno supondría una politización del problema de la democracia y no la proyección de nuevas alternativas. Por ello, no habría ni siquiera posibilidades para el establecimiento de un modelo económico posneoliberal, sino solamente para la reposición del papel del Estado a partir de la moderación del capitalismo de Estado. Por tanto, las limitaciones del proceso revolucionario radicarían en el neodesarrollismo y el multiculturalismo.

El aspecto cuestionable de la interpretación de Stefanoni es que mira los problemas bolivianos a partir de un complejo obsesivamente indigenizado, al grado que ello le impide apreciar qué hay más allá de la contraposición blancos-indígenas. Desde ese complejo, el autor afirma que Bolivia vive un proceso de cambio profundo y que incluso Morales representaría la realización de una revolución social y cultural, y que el gobierno sería la expresión de una izquierda indígena y nacionalista. Semejante eclecticismo conceptual lleva por necesidad a la pregunta: ¿qué orientación asume finalmente el gobierno?

La acentuación de lo indígena en la lectura de la política actual tiene su razón de ser en la expresión de los grupos de migrantes aymaras, en el conflicto político registrado en el país, y cuyo nido de vida es la ciudad de El Alto de La Paz. El trabajo de Florencia Puente y Francisco Longa, "El Alto, los dilemas del indigenismo urbano", precisamente brinda explicaciones sobre el proceso de reinterpretación de lo indígena a partir de esa población. Desde la óptica de estos autores, el conflicto étnico habría sido el eje para la liberación, en la medida en que el origen étnico funcionó como componente identitario homogeneizante. El problema de esta interpretación es que supone en lo indígena una pureza no justificable desde el punto de vista de la inserción de estos grupos en las redes de intercambio social, económico, político y cultural, aunque sea de manera obligatoria, que no corresponden a sus usos y costumbres. Tal exageración los conduce a querer demostrar la contradicción entre lo moderno y lo no moderno, que finalmente habría sido la expresión de la lucha. Sin embargo, no se puede cuestionar lo moderno sin haber experimentado su perversidad, por lo que la pureza expresada por estos autores queda en entredicho. El Alto no es una aldea indígena, es una población sometida a las contradicciones del atraso y la pobreza.

Ese cuestionamiento se puede justificar en el trabajo de Francisco Longa y Pablo Stefanoni, "Entrevista a Abraham Bojorquez: el hip hop es un arma, una forma de hacer política". A pesar de su sencillez, éste podría considerarse el principal aporte de la primera parte del libro, pues a partir de la entrevista al hiphopero aymara Bohorquez, cuyo apellido precisamente denota impureza indígena, se expresa la reconfiguración cultural y la relevancia del problema indígena a partir de 206 otros cánones. En este trabajo la expresión artística de tipo posmoderno desempeña un papel fundamental entre la posibilidad de cerrazón de las fronteras identitarias y la transculturización de lo indígena, por medio de un arma de expresión artística no aymara. Eso, en otras palabras, ejemplifica la configuración de lo posmoderno, en tanto demanda de una modernización integradora.

 

El sentido de la memoria larga

Dos trabajos constituyen la segunda parte del libro, referida a la explicación del transcurrir histórico de la lucha de los sectores excluidos política, social, económica y culturalmente. En primer lugar, el texto del vicepresidente Álvaro García Linera, "Marxismo e indigenismo", resulta devastador para ver la forma en la que la izquierda se habría reorientado a partir de la problematización de lo indígena. En este capítulo se puede observar que ese proceso no ha encontrado, sin embargo, una clara solución, pues el gobierno carece de visión alternativa y manifiesta un extravío ideológico. Por ello, lo indígena y su revalorización serían el único elemento de justificación de un gobierno del cambio. De cierto modo, García avala la ruta tomada por el gobierno, al descifrar la forma en la que las élites intelectuales, a nombre de los oprimidos, llegarían a ocupar el lugar de la "vanguardia del cambio político", en el que estaría incluido él. Esto haría improcedente el marxismo y el indianismo, dado que reniega de su imposibilidad de hechura en la realidad del país, por lo que el vicepresidente se da a la tarea de teorizar sobre la revolución indígena desde una perspectiva meramente cultural e intelectualoide.

Lo revolucionario, de ese modo, terminaría siendo improcedente. Esto es tematizado, en segundo lugar, por Luis Tapia, en su artículo: "Bolivia: ciclos y estructuras de la rebelión". El autor intenta ofrecer un nuevo sentido del concepto de rebelión, adecuado a la realidad política que vivió el país antes de la ascensión de Morales al poder. Éste sería un proceso de movilización política que instaura una crisis política estatal y cancela de modo parcial o total la autoridad de las leyes y el gobierno a partir de una fuerza resistente que a veces se proyecta como base de otra forma de gobierno y sistema de autoridades. En esta definición se encuentra un paralelismo con el concepto de revolución, y quizá la pretensión del autor sea justificar la forma en la cual se habría producido un cambio a partir del gobierno de Morales. Pero hay serias razones para dudar de la aserción del concepto de rebelión como precondición de lo revolucionario porque Morales fue elegido presidente bajo las mismas leyes y las mismas condiciones sistémicas que los movimientos sociales habían cuestionado en la crisis. Más allá de la forma partido, no hubo otra alternativa ni otras condiciones políticas que permitieran el derrumbe de la democracia electoral y la instauración de una nueva.

Precisamente bajo las condiciones en las cuales funciona el gobierno de Morales, las posibilidades de las alternativas serían limitadas, a pesar de sus esfuerzos. Además, el gobierno no debe encarar solamente los conflictos generados en los sectores de oposición, sino también los que se gestan en su interior. Esto se manifiesta en los discursos de Morales que se incluyen en los anexos del libro. El discurso pronunciado en la transmisión del mando presidencial, donde Morales expresa: "Mandaré obedeciendo al pueblo", puede ser considerado precisamente como la proyección del cambio. Sin embargo, en sus palabras ante el XII Congreso Ordinario de la Federación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Cochabamba se manifiestan las primeras limitaciones, corroboradas en su declaración de la "Tercera y definitiva nacionalización".

 

Las aristas incomprendidas

A pesar de las consideraciones hechas a cada artículo, el libro que reseñamos tiene la virtud de ofrecer, entre líneas, la posibilidad de lectura de la lógica del conflicto en un gobierno que, a pesar de su votación obtenida en 2005 (53.7%), no ha podido ganar todo. Al contrario, la acentuación de sus caracteres ha permitido generar tensión y una mayor polarización social y política en el país. Pero, como se ha hecho costumbre en otras publicaciones, el libro parte de dos aspectos que a nuestro juicio son discutibles y equivocados. El primero es su visión magnífica de la contemporaneidad boliviana que le asigna al tema étnico la responsabilidad histórica del cambio en el país, olvidando todo el entretejido social, y que los mismos autores reconocen entre líneas, citando de remate a René Zavaleta Mercado respecto a la condición social abigarrada del país. Esa magnificencia impide ver las particularidades de la lucha, y de pronto uno se encuentra con que los responsables de la crisis política fueron los pueblos campesinos e indígenas, 208 y no el movimiento popular en su conjunto. Quizá esa interpretación de los problemas bolivianos no resulte rara, sin embargo, puesto que es extranjerizada, y lleva el complejo de mirar los problemas sociales con ojos de antropólogos del apartheid. El segundo problema es el referido a la falta de definición de soluciones, con base en la anterior condición, pues uno no se explica el por qué si el ascenso del problema indígena pareció tan auspicioso y rupturista, el gobierno de ahora se asemeja más a uno de tipo clasemediero, que arrinconó o supeditó el sentido étnico a lo meramente simbólico y lo personalizó en la figura del ahora presidente del país.

 

Bibliografía

Canessa, Andrew. 2007 "Who is Indigenous? Self identification, indigeneity, and claims to justice in contemporary Bolivia", en Urban Anthropology, vol. 36, núm. 3.         [ Links ]

Dunkerley, James. 2007 "Evo Morales, the 'Two Bolivias', and the Third Bolivian Revolution", en Journal of Latin American Studies, vol. 39, núm. 1.         [ Links ]

Laserna, Roberto. 2007 "El caudillismo fragmentado", en Nueva Sociedad, núm. 209.         [ Links ]

Stefanoni, Pablo y Hervé do Alto. 2006 La revolución de Evo Morales. De la coca al palacio, Buenos Aires, Capital Intelectual.         [ Links ]

Touraine, Alain. 2006 "Entre Bachelet y Morales, ¿existe una izquierda en América Latina?", en Nueva Sociedad, núm. 205, septiembre-octubre, pp. 46-55.         [ Links ]

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