Publicado en el año 2022, el libro Cuerpos disidentes y sus cartografías de protesta es uno de los resultados del proyecto de Ciencia Básica-CONACyT «Trayectos y trayectorias de la participación política de la diversidad sexual en México». La autora y el autor presentan su obra como una elaboración que tenía como objeto principal analizar los sentidos de las prácticas de protesta realizadas por personas de la diversidad sexual y de género durante el año 2019 en nueve municipios del país. Iztacalco, Silao, León, Celaya, Cuautla, Tepoztlán, Querétaro, Toluca y Valladolid fueron los espacios físicos que dieron cabida a la observación.
A través de una metodología innovadora definida en tres dimensiones de indagación que abarcaron longitud (visión paisajística), amplitud (mirada cenital) y profundidad (experiencia vivencial),1 y sistematizada en una introducción, tres capítulos y conclusiones, el texto da cuenta de hallazgos relevantes vinculados a las dinámicas acontecidas en cada contexto citado.
Uno de los primeros señalamientos que los autores muestran en la introducción invita a considerar las marchas por la diversidad sexual y de género como fenómenos de acción extendidos en el tiempo y el espacio, esto porque han cobrado relevancia en décadas recientes no solo en las grandes urbes del territorio nacional, sino también en localidades más apartadas o con menor infraestructura, y porque, en conjunto, dan cabida a un circuito de protestas organizadas más allá de la mera conmemoración del mes del orgullo (junio).
En los casos estudiados, la relación de los cuerpos con el territorio geográfico que estos habitan es la base para comprender elementos de organización como el sentido político, las corporalidades, las identidades y las características generales o los matices que dan forma a cada marcha. Esta articulación es también el punto de partida para interpretar la manera en que las expresiones de las que se ocupa el análisis se encuentran integradas a un circuito más amplio de protesta.
Sin embargo, de acuerdo con los autores, debe tomarse en cuenta que no se trata de una relación unidireccional centro/periferia porque, en realidad, las sinergias generadas a partir de los contextos locales de protesta implican una multiplicidad de elementos e interconexiones de doble vía que nutren el circuito nacional LGBTIq+, al tiempo que abrevan de él.
Cabe señalar que la metodología implementada en este trabajo, a partir de una visión paisajística, una mirada cenital y la experiencia vivencial en campo, aportó al desarrollo de la investigación la posibilidad de explorar, más allá de las dinámicas del circuito de interacción de cada marcha, la manera en que estas impactaron sobre el espacio material y simbólico donde se llevaron a cabo. La dislocación de una arquitectura cissexista heterosexual, el tiempo fragmentado por la intervención, los protagonismos de ciertos relieves corpoidentitarios, el tinte conmemorativo o transgresor de cada protesta y el tipo de alianzas con la comunidad donde estas se llevaron a cabo, son aportes que enriquecen el texto a lo largo de sus tres apartados.
En el capítulo uno, los autores dan cuenta de los elementos conceptuales que enmarcan la investigación. Desde una mirada interseccional, la discusión propuesta destaca el análisis del cuerpo y la identidad en relación con la colectividad y el ejercicio del poder en los espacios privado y público, así como del estigma y la abyección (Butler, 2010). De acuerdo con lo expuesto por Emanuel Rodríguez y Ericka López, los relieves corporales identitarios se colocan en dichas posiciones al ser subordinados por un imperativo hegemónico que los invalida, mientras que al mismo tiempo las corporalidades proscritas son el punto de partida de la resistencia ante la exclusión (Rodríguez y López, 2022:44).
El sentido político del cuerpo se encuentra inserto en el encuadre de la democracia liberal, de manera que la construcción de sujetos universales se ve trastocada por las corporalidades de la diversidad sexual y de género, que responden al efecto del poder a través del contradiscurso que se establece en la protesta a partir del drama o el performance (Rodríguez y López, 2022:48). Estas categorías dan cuenta de prácticas predefinidas o improvisadas que dibujan las cartografías de la disidencia, cuyo sentido y estrategias colocan al espacio público como «entidad relacional resignificada de acuerdo con la experiencia individual y colectiva» (2022:51).
Los actos políticos de la marcha adquieren formas porosas y oscilantes, con dinámicas articuladas a cada espacialidad, a su vez cisheteronormada. En este cruce se da cuenta de elementos conmemorativos o transgresores con interacciones también diversas.
El capítulo dos se encuentra organizado a partir de las interpretaciones de las formas de acción colectiva desplegadas en las marchas. La observación da inicio con el análisis simbólico y discursivo de los carteles publicitarios que anunciaron el evento en cada municipio. Posteriormente, se identifica a las personas coordinadoras de la concentración, así como el tipo de participación que tuvieron las corporalidades e identidades LGBTIq+. Por último, se hace referencia al sentido político de las protestas. En este caso se consideran el número de ediciones, la composición de los contingentes, el orden contextual, la geografía y el respaldo comunitario, la autogestión o los apoyos institucionales, así como elementos sonoros, olfativos, sensitivos y visuales.
De acuerdo con lo esbozado por los autores, existen aspectos particulares en cada movilización que en ocasiones rompen con las dinámicas del circuito nacional, pero otras veces se articulan a este. Las dinámicas ocurridas en las protestas muestran una intencionalidad diversa con características que, en cada caso, oscilan entre la refuncionalización comercial utilitaria, las irrupciones de orden más transgresor, o bien estilos más apegados a la normatividad y la tradición.
La marcha de Silao, por ejemplo, destaca por el protagonismo de los hombres gais en la organización, en contraparte con la de Celaya, donde predominaron mujeres lesbianas, o con la de Valladolid, que dio cuenta de un aplanamiento de relieves corporal identitarios, opacados en cierta medida por la participación de organizaciones no gubernamentales y personas cisgénero, heterosexuales. En todos los casos, la presencia de personas bisexuales fue menor.
Más allá de la identificación de protagonismos en relación con los relieves corporal identitarios LGBTIq+, la metodología vivencial propuesta por los autores da cuenta de las protestas como eventos liminales con un sentido procesual que es oscilante (Rodríguez y López, 2022:261). En esta gradación se constituyen momentos, discursos y acciones que otorgan a cada marcha elementos específicos.
Dichas especificidades son integradas a un análisis general como parte del capítulo tres del libro. A partir de una mirada cenital y una descripción densa de cada movilización, los autores argumentan en este apartado la manera en que el circuito nacional de protesta se encuentra vinculado a localidades y municipios en un entramado de temporalidad múltiple, con espacialidades diversas.
Las protestas locales comparten elementos en el plano simbólico: banderas, objetos de ornato, carros alegóricos y música; a la vez, establecen un arraigo local articulado a elementos de orden material que también dan forma al tipo de alianzas que se establecen en cada caso. Las alianzas pragmáticas, por ejemplo, implican una lógica de costo-beneficio que incluye una refuncionalización cuyo fin último encubre la obtención de ganancias. Este tipo de alianza propicia un silenciamiento de la denuncia a favor de la exaltación de aspectos comerciales que destacan la festividad. Otro tipo de alianzas observadas por los autores son las conversas y las afectivas, con vínculos más alejados de la rentabilidad, que se posicionan en la pertenencia local y los afectos. Por otra parte, es necesario tomar en cuenta que alianzas de estos tres tipos fueron identificadas en todas las localidades y marchas revisadas. Para los autores, la presencia oscilante de las alianzas es un fenómeno que, a partir del análisis cenital, muestra la manera en que el circuito nacional ha impactado sobre los vínculos en cada comunidad en las dimensiones política, económica y afectiva (Rodríguez y López, 2022:307).
Cabe mencionar que las alianzas que se establecen afectan la logística de la organización y los discursos en cada protesta. Otro aspecto relevante se encuentra dado por la sonoridad y el sentido que se otorga a cada acción colectiva, con elementos de mayor festividad, percusiones o gritos de consigna.
Como parte de las conclusiones, Emanuel Rodríguez y Ericka López precisan que las protestas LGBTIq+ radican en el cuerpo y son distintas en cuanto a sentido, estrategias y desarrollo de acuerdo con el contexto donde se presentan. A partir de la acción colectiva, estas apelaron a la interlocución armónica o a la confrontación con su comunidad, instituciones o grupos religiosos, para señalar la importancia de una incorporación afectiva de las personas de la diversidad sexual y de género a su entorno.
Con dicho objetivo de fondo, las marchas se han posicionado bajo distintas significaciones socioculturales, itinerarios disímiles, y más o menos apegadas a lógicas de mercado o a dinámicas normativas que parecen no romper del todo con el orden patriarcal. Sin embargo, el conjunto de tal heterogeneidad materializa estrategias de resistencia frente a las relaciones de dominación y subordinación que atraviesan a las personas LGBTIq+ bajo el dispositivo del sistema sexo-género (Rubin, 2018).
Sin duda, todos los elementos de la investigación, señalados de manera previa, y la propuesta de una metodología novedosa, dan cuenta en la obra Cuerpos disidentes y sus cartografías de protesta de un trabajo detallado alrededor del tema de las disidencias de sexo y de género que nos ayuda a comprender dinámicas de fondo relevantes, con un desplazamiento de la visión centralista que se tiene sobre el tema.
Sin embargo, a propósito de la lectura hay dos elementos que me gustaría destacar.
El primero de ellos tiene que ver con la Coalición Mexicana LGBTTTI+, integrada por diversos activistas y líderes de movimientos sociales vinculados a partidos políticos, cuya presencia en algunos de los enclaves municipales revisados es activa.
La pregunta obligada en este punto se orienta al tipo de alianzas que en cada contexto favorecieron dichos actores en cuanto a la instrumentación de políticas públicas y respaldos institucionales.
En segundo lugar, respecto a la conceptualización teórica, el libro invita a pensar sobre la vigencia del concepto de abyección (Butler, 2010) en relación con las realidades actuales de las personas LGBTIq+. Si bien los autores llevan a cabo una aplicación impecable del concepto en sus análisis teóricos, me parece que como parte de la investigación académica es necesario comenzar a discutir el significado otorgado al término en cuanto a los escenarios socioculturales que enfrentan hoy en día las personas de la diversidad.
Es innegable que el sistema sexo-género (Kristeva, 2015; Rubin, 2018) aún opera en la realidad tangible, lo que da como resultado situaciones de exclusión, subordinación y violencia para las personas LGBTIq+; en este sentido, me parece que la abyección que se atribuye a dichas identidades y orientaciones por sí sola constituye una amenaza que puede llevar a una vida inhabitable o invivible, la cual a su vez se aleja de las estrategias de resistencia, de la extensión de las protestas a nivel nacional y hasta de la alegría observada por los autores. A ello se suman los distintos procesos de refuncionalización económica y política que colocan a la diversidad como centro de campañas heterogéneas con la finalidad de favorecer múltiples intereses.
Estos elementos han impactado sobre el significado sociocultural y las subjetividades respecto a la orientación sexual, el género y el sentido de la abyección. Al considerar los argumentos referidos pienso que quizá lo abyecto, vinculado a un significado de vidas completamente repudiadas por la sociedad, debe comenzar a ser reformulado para colocar la discusión que nos ocupa en otro sitio.