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Revista pueblos y fronteras digital

versión On-line ISSN 1870-4115

Rev. pueblos front. digit. vol.18  San Cristóbal de Las Casas  2023  Epub 14-Abr-2023

https://doi.org/10.22201/cimsur.18704115e.2023.v18.649 

Reseñas

Historia de la región chol: 1528-1914

Chol Region History: 1528-1914

Juan Jesús Vázquez Álvarez1 
http://orcid.org/0000-0003-3094-2579

1Centro de Investigaciones Multidisciplinarias sobre Chiapas y la Frontera Sur, Universidad Nacional Autónoma de México, México juanvazquezalvarez@gmail.com

Fenner, Justus. 2020. Tierra y trabajo: aportes a la historia de Chiapas desde la región ch’ol, 1528-1914. México: Centro de Investigaciones Multidisciplinarias sobre Chiapas y la Frontera Sur, Universidad Nacional Autónoma de México, ISBN: 978-607-30-3326-8.


Resumen

A partir de la dualidad tierra y trabajo, Justus Fenner aborda un periodo de aproximadamente 400 años de historia de la región chol, en Chiapas. El estudio se sustenta en la consulta de una abundante cantidad de archivos, revistas, periódicos, fuentes digitales y libros. Se describen las características de una región geográfica de difícil acceso, motivo por el cual sus pobladores mantuvieron cierta autonomía, especialmente en los lugares alejados de las cabeceras, como Tila y Tumbalá. El cambio hacia una economía agroexportadora con la llegada de inversionistas extranjeros a finales del siglo XIX trajo como consecuencia el paso de los habitantes a una condición de baldíos, mozos y jornaleros.

Palabras clave: choles; tenencia de la tierra; condiciones de trabajo; época colonial; fundación de pueblos

Abstract

Based on the land and labor dyad, Justus Fenner addresses a period of almost 400 years of history of the Chol region in Chiapas. The research consulted numerous archives, journals, newspapers, digital sources, and books. It describes the characteristics of a geographical region that is difficult to access. For this reason, the local inhabitants remained relatively autonomous, particularly in areas distant from the seats of municipalities, such as Tila and Tumbalá. The shift towards an agro-exporting economy started with the arrival of foreign investors in the late nineteenth century, and consequently the local population became servants, day laborers, and idle.

Key words: Chol people; land tenure; working conditions; colonial period; foundation of villages

Justus Fenner nos ofrece en su obra Tierra y trabajo un panorama del proceso histórico agrario y laboral en la región chol. La investigación abarca un periodo de aproximadamente 400 años, iniciando con el reporte de las primeras incursiones españolas en la zona, en 1528, hasta el auge de las fincas cafetaleras de alemanes (como El Triunfo, en el municipio de Tumbalá) y las fincas huleras en el valle del Tulijá, propiedad de norteamericanos, a principios del siglo XX. A través de los seis capítulos,1 además de la introducción y una recapitulación, el autor narra los cambios en los patrones de tenencia de la tierra (tierras comunales, terrenos baldíos y propiedad privada) y en la fuerza laboral (tributarios, mozos, baldíos y jornaleros) durante este largo periodo.

Basándose en datos conseguidos en informes parroquiales y diarios de viajeros, el autor nos presenta la geografía complicada de la región; se trataba de una zona de difícil acceso, concebida como un territorio inseguro por parte de la población española, y habitada por un número reducido de pobladores muy pobres. Señala que tales características dificultaron el proceso de reorganización y administración colonial, tanto en el ámbito religioso, como en lo civil.2 Aunque desde el inicio de la conquista se produjo la apropiación y el reparto de tierras a partir del sistema de encomiendas, las relaciones comerciales y laborales (incluso espirituales) entre la zona en cuestión y Ciudad Real (actual San Cristóbal de Las Casas) fueron complicadas debido, según el autor, al alejamiento geográfico.

Este distanciamiento de la región chol con la Provincia de Chiapa fue un factor para que llegara a considerarse como «tierra incógnita». Algunos pobladores de esta región, por ejemplo los del Tulijá, mantuvieron sus vínculos precoloniales con poblados que pronto formarían parte de las provincias de Tabasco y Yucatán. Además, durante la época colonial la región se constituyó como una zona periférica entre estas provincias y una frontera entre la Capitanía General de Guatemala y la Nueva España.

A la par de este proceso, y con el enfoque metodológico basado en vincular lo local con lo regional, nacional e internacional, Fenner presenta la historia de las diferentes localidades de una región con características heterogéneas. Por ello, aunque en su título menciona que efectuará un estudio centrado en el pasado de los choles,3 desde los primeros capítulos advierte la presencia de población tseltal ubicada en los lindes de los asentamientos choles, como Petalcingo, Yajalón y Bachajón, entre otros, desde la época colonial.

A partir de la historia local, el autor destaca el contraste entre zona alta y zona baja; esta última se caracterizaba por su bonanza agrícola debido a las condiciones climáticas y por representar una zona de refugio por su difícil acceso desde las cabeceras, principalmente Tila y Tumbalá. Los testimonios sobre la fundación de Salto de Agua en 1794 por el intendente Quentas Zayas ofrecen una idea de las consideraciones y de las dificultades que conllevaba la fundación de un pueblo. Salto de Agua, junto con Catazajá y Palenque, muestra al mismo tiempo los primeros esfuerzos de introducción de una ganadería de grandes proporciones en la región. La heterogeneidad que caracterizó el desarrollo regional indudablemente se encuentra asociada con las particularidades de ciertas zonas, como la ventaja que representó el aprovechamiento de las vías fluviales en Salto de Agua para transportar los productos de la región, como el cacao y más tarde el hule y el café.

En cuanto a la propiedad de la tierra, Fenner sostiene que, durante los tres siglos del periodo colonial, las tierras del Tulijá no sufrieron el mismo impacto en cuanto a la formación de haciendas y ranchos en comparación con otras regiones como Comitán, por ejemplo. Esto no significa que la región quedara intacta de dicho proceso porque, por ejemplo, en el siglo XVIII, en las zonas de Palenque y Catazajá se desarrolló una economía ganadera de particulares en estancias comunales que posteriormente fueron transformadas en propiedades privadas. En esa misma centuria, en la zona entre Tumbalá y Tila se detectaron algunas posesiones efímeras de los curas donde se cultivaba cacao o caña y también se practicaba la cría de ganado vacuno, las cuales eran atendidas por mozos, choles desde luego. Asimismo, en «el enclave tseltal» de Petalcingo, en esos mismos años, se mencionan los primeros casos de propiedades particulares.

Otra singularidad fue la poca presencia de personas españolas y ladinas. Para la recaudación de tributos, la vigilancia de los repartimientos y el cumplimiento de las obligaciones, el gobierno colonial usó a las autoridades choles. Ejemplos de esto son los casos de la milpería de Tila conocida como Bulujib, y de la zona de Tumbalá llamada Chicjabunté o Trinidad Chacavanté, ambas localizadas en el valle de Tulijá. Este arreglo fue documentado por el justicia mayor de Ciudad Real, Miguel Fernando Romeo, a mediados del siglo XVIII. La medida propició que los poblados lograran mantenerse alejados del control administrativo y religioso durante casi todo el periodo colonial, tal como lo describe en su viaje por la zona Agustín de las Quentas Zayas a finales del siglo XVIII.

Para el periodo posindependiente se destacan algunas diferencias respecto a la posesión y los usos de la tierra en la región. En los poblados de Catazajá y Palenque, con mayor presencia ladina, se llevaban a cabo arriendos de terrenos a bajos precios destinados a la cría de ganado, mientras en las tierras altas, como Tila y Tumbalá, donde predominaba la población chol, las tierras comunales eran destinadas a cultivos de subsistencia. En las milperías localizadas al sur del Tulijá, pertenecientes a las dos cabeceras en cuestión, prevalecía la misma práctica agrícola. Este contraste en la geografía también se materializó en lo social y lo político. Por un lado, los ladinos de Palenque y Catazajá aprovecharon las recientes libertades para consolidarse como el nuevo grupo de poder con miras claras a apropiarse de las tierras comunales y, por su parte, la población indígena en Tila- Petalcingo y Tumbalá utilizó el cambio político y la debilidad del nuevo régimen para restablecer cierta distancia entre ellos y los ladinos.

Esta configuración cambiaría radicalmente en los últimos 30 años del siglo XIX. Como se demuestra en el libro en cuestión, durante la década de los setenta de ese siglo se llevó a cabo la formación de las primeras monterías en la zona selvática del municipio de Palenque, lo cual provocó un leve crecimiento en la estancada economía local. Asimismo, se produjo la llegada de capitales tabasqueños y después extranjeros, con los cuales se daría inicio al intenso proceso de transformación de los terrenos baldíos y las antiguas tierras comunales en propiedades privadas.

Hacia finales del siglo XIX se produjo una nueva embestida a las tierras choles, esta vez encabezada por un grupo de políticos-empresarios especuladores, como el dúo Rabasa-Castillo. Estos personajes no se dedicaban a la producción agrícola o ganadera, sino que fungían como «líderes o participantes en empresas que ofrecían las tierras a otras empresas y a particulares interesados», como una especie de lo que en la actualidad es la gestión de bienes raíces, señala el autor. Un segundo grupo estuvo conformado por Lawrence F. Bedford, John R. Markley y los hermanos Byam y Graves. El primero, abogado norteamericano originario de Omaha, Nebraska, se estableció en 1896 en la Ciudad de México, donde posiblemente conoció al dúo Rabasa-Castillo, quienes tenían en oferta amplias tierras en el valle del Tulijá para inversionistas norteamericanos. Gracias a su iniciativa se formó la Omaha-Mexican Land Company, que fue la primera empresa en adquirir grandes extensiones de tierra -35 000 hectáreas- entre Salto de Agua y Palenque.

Como sostiene Fenner, estos fueron los inicios de un periodo crucial para los choles no solo por la privatización de sus tierras, sino porque la mayoría de ellos se convirtieron en baldíos y jornaleros en sus propias tierras. Todavía en 1871 los habitantes de Tila y de Tumbalá eran los indisputados poseedores de la totalidad de las tierras de sus municipios y de la mayor parte del valle de Tulijá. Hasta entonces, los curas tenían el control sobre los choles. Sin embargo, con los rumores de una posible sublevación en apoyo al movimiento encabezado por el líder chamula Pedro Díaz Cuscat se produjo un incremento de milicianos y ladinos armados tanto en Tila como en Tumbalá, lo que provocó que los choles se refugiaran nuevamente en las milperías. Algunos años después, inversionistas extranjeros transformaron radicalmente la situación agraria y laboral en la región al introducir los cultivos de café y de hule.

Con la implementación de la economía de exportación, los choles fueron testigos del traspaso de sus tierras ancestrales a propiedades privadas. Justus Fenner destaca que, debido a la desconfianza de los choles hacia los ladinos con cierta presencia en las cabeceras, los primeros decidieron formar parte de estas nuevas propiedades en calidad de peones, jornaleros o baldíos. En estas propiedades, bajo la modalidad de fincas, los choles fueron organizados, reglamentados y vigilados por los capataces para asegurar la producción desde una lógica capitalista, lo que de ese modo marcó el inicio de la época del mosojäntel, ‘el tiempo de vivir como mozos’, presente aún en el discurso agrarista de los choles de Tumbalá (Alejos, 1994). Esta condición contrasta con la experiencia vivida por tseltales y tsotsiles en los Altos de Chiapas, donde por ejemplo fue necesario hacer largos viajes para habilitarse como jornaleros en el Soconusco o en otras regiones de Chiapas.

Asimismo, la historia de la región en términos internacionales se reorientó. Durante la época posindependiente dejó de ser relevante la relación con Guatemala porque Chiapas ya pertenecía a México y, a finales del siglo XIX, la atención se orientó hacia Alemania y Estados Unidos, países de origen de los inversionistas y de los nuevos colonos.

En Tierra y trabajo encontramos, pues, una mirada fresca sobre la historia agrario-laboral en la región chol durante casi 400 años. La investigación permite apreciar las particularidades de este territorio, y a la vez ofrece elementos que facilitan el contraste con otras regiones como el Soconusco, donde las formas de tenencia de la tierra y las relaciones laborales fueron distintas y los cambios se dieron en diferentes temporalidades. En este sentido, el libro da cuenta de cómo procesos aparentemente idénticos tuvieron resultados distintos.

La información presentada obliga a repensar el grado de aislamiento del valle de Tulijá durante la época colonial una vez se cuenta con conocimientos sobre la producción y, consecuentemente, la comercialización del cacao. También el libro despierta curiosidad respecto a la existencia de información sobre la relación entre los choles del valle de Tulijá con los insumisos lacandones-choles, considerando la proximidad geográfica de sus territorios. Otro tema que abonaría a la discusión sobre la región en cuestión es la relación entre los alemanes y los ladinos encargados del ayuntamiento o el cabildo, entre quienes hubo disputas en ciertos momentos. Por último, llama la atención la discusión que el autor presenta respecto a la diferencia entre la esclavitud o semiesclavitud, que desde la visión de otros historiadores existió en las fincas cafetaleras en Chiapas, y, por el contrario, como Fenner sugiere, ¿sería conveniente plantear el análisis a partir de un sistema basado en la servidumbre? Quizá faltaría incluir en la documentación de esta historia la memoria de los choles, pero como el mismo autor señala, el trabajo «es un llamado a los jóvenes investigadores indígenas choles para que inicien la recuperación del pasado desde la óptica de su pueblo».

En suma, Justus Fenner nos entrega una historia amplia y detallada de la región, enriquecida por sus hallazgos en investigaciones previas relacionadas con la inmigración alemana, los deslindes de tierras baldías, los cambios en la tenencia de la tierra, el trabajo agrícola y la lucha agraria en la entidad. La investigación está sólidamente documentada a través de informes militares, eclesiásticos y civiles; de correspondencia procedente de instancias gubernamentales republicanas, de viajeros extranjeros y de agrimensores; de expedientes procedentes instancias judiciales, y de documentación generada por los finqueros y los dueños de las plantaciones de hule y de café.

Bibliografía citada

Alejos García, José. (1994). Mosojäntel, etnografía del discurso agrarista entre los ch’oles de Chiapas. México: Universidad Nacional Autónoma de México. [ Links ]

Alejos García, José. (1999). Ch’ol/kaxlan. Identidades étnicas y conflicto agrario en el norte de Chiapas, 1914-1940. México: Universidad Nacional Autónoma de México. [ Links ]

Bassie-Sweet, Karen, Laughlin, Robert M., Hopkins, Nicholas A. y Brizuela Casimir, Andrés (eds.). (2015). The Ch’ol Maya of Chiapas. Norman: University of Oklahoma Press. [ Links ]

Cruz Pérez, Manuel de Jesús. (2014). Mitos, cosmovisiones e historias choles en Sabanilla, Chiapas (tesis de maestría en Historia). México: Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social. [ Links ]

Cómo citar esta reseña:

Vázquez Álvarez, Juan Jesús. (2023), «Historia de la región chol: 1528-1914. Revista Pueblos y fronteras digital, 18, pp. 1-7, doi: 10.22201/cimsur.18704115e.2023.v18.649 [ Links ]

1 El libro está organizado en seis capítulos: I. Un primer acercamiento a la zona, II. Tierra, trabajo y tributo en zona chol durante la época colonial, III. Entre la persistencia colonial y la infancia política, 1821-1876, IV. De comanches a sirvientes: la pérdida de la soberanía chol, V. Un paraíso en Chiapas, 1894-1914, y VI. El nuevo trabajo en las fincas y plantaciones.

2Asimismo, complicó el cobro de impuestos y la organización de la fuerza de trabajo indígena, lo que, en ciertos momentos, llegó a ser excesivo para las autoridades civiles y religiosas (Bassie- Sweet et al., 2015).

3Chol o cholel en la lengua chol significa ‘milpa’. La concepción que se tiene del pueblo maya en cuestión como «milperos» es un indicio de la existencia de un vínculo importante con la milpa y especialmente con el cultivo del maíz (Cruz Pérez, 2014). Alejos García (1999) encontró que entre los choles de Tumbalá el concepto de wiñik se encuentra intrínsecamente relacionado con las labores agrícolas o el trabajo en la milpa; es decir, «es el labrador que gracias a su conocimiento y trabajo agrícola es capaz de mantenerse a sí mismo y a su familia».

Recibido: 22 de Septiembre de 2022; Aprobado: 10 de Enero de 2023

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