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Agricultura, sociedad y desarrollo

versión impresa ISSN 1870-5472

agric. soc. desarro vol.5 no.1 Texcoco ene./jun. 2008

 

La cultura política en los estudiantes de la Universidad Autónoma Chapingo

 

Political culture in students from the Universidad Autónoma Chapingo

 

Juan Manuel Piña-Osorio*

 

* IISUE Instituto de Investigaciones Sobre la Universidad y la Educación. UNAM. Zona Cultural. Ciudad Universitaria. México, D.F. (jmpo@servidor.unam.mx).

 

 

Resumen

En este artículo nos acercamos a la cultura política de una muestra de estudiantes de licenciatura de la Universidad Autónoma Chapingo (UACh). Para ello se diseñó y aplicó un cuestionario. Se preguntó a los jóvenes si acostumbran leer sobre política; los medios a través de los que obtienen información (radio, televisión, diarios, internet); su opinión sobre sus representantes políticos, los de su comunidad universitaria, los servidores públicos; así como su cercanía o preferencia con algún partido político. Los resultados indican que la figura presidencial, el policía y las votaciones ciudadanas no tienen la aceptación de la mayoría de los estudiantes, lo cual significa poca legitimidad de las instancias importantes de un sistema político. Por el contrario, expresaron una actitud favorable con respecto al rector de la UACh y las votaciones universitarias, situación explicable por la cercanía que tiene el estudiante con el entorno estudiantil, aunado a la estructura de gobierno de la institución, misma que posibilita que el estudiante pueda madurar hacia una cultura política democrática.

Palabras clave: Ciudadanía, cultura, cultura política, democracia, estudiantes.

 

Abstract

In this article, we approach the political culture of a sample of undergraduate students in the Universidad Autónoma Chapingo (UACh). To fulfill this objective, a questionnaire was designed and applied. The young people were asked if they about read politics, the media through which they obtain information (radio, television, newspapers, the Internet), their opinion regarding their political representatives, those of their university community, public servants, and their closeness or preference for a particular political party. The results indicate that the presidential figure, the policeman and citizen voting do not have the acceptance of most students, which means scarce legitimacy of important instances in a political system. On the contrary, they expressed a favorable attitude in regards to the UACh rector and student voting, a situation that can be explained given the closeness the student has with the student environment, added to the institution's government structure that allows for the student to mature towards a democratic political culture.

Key words: Citizenship, culture, political culture, democracy, students.

 

Introducción

Este artículo surge de una investigación iniciada en 2006, cuyo propósito fue indentificar la noción de ciudadanía en estudiantes de licenciatura de distintas instituciones de educación superior. Las instituciones seleccionadas fueron la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), la Universidad Pedagógica Nacional (UPN), la Escuela nacional de Antropología e Historia (ENAH), la Universidad Autónoma Chapingo (UACh), la Benemérita Escuela Normal de Maestros (BENM), la Escuela Normal Superior (ENS) y la Escuela Superior de Educación Física (ESEF). La ciudadanía nos remite a cuatro componentes (Marshall, 1950; Durand, 2004; Ramírez, 2005): el civil (derecho de igualdad ante la ley), el político (libertad de asociación, organización y elección política), el socieconómico (el estado como instancia encargada de garantizar las condiciones de vida digna a su población) y el cultural (respeto a la diversidad social, económica, étnica, religiosa, sexual). La ciudadanía no es una obra individual, sino producto de una construcción social que involucra tanto a las personas (ciudadanos conocedores de sus derechos y que cumplen con deberes) como al Estado y a sus instituciones, quienes se encargan de proporcionar una vida digna a sus ciudadanos a través del empleo y las instancias de seguridad social como del respeto de un estado de derecho.

Conocer la noción de ciudadanía que tienen los estudiantes universitarios es importante porque ello incidirá en su actividad profesional. Para acercarnos a este objeto de estudio, se diseñó un cuestionario que integró los principales elementos de la ciudadanía y, dentro de ésta, de la cultura política. El cuestionario tuvo 60 preguntas. Después de una prueba piloto, se aplicó a 50 estudiantes de la UACh en marzo de 2007. Las respuestas se incluyeron en una base de datos (SPSS) para obtener frecuencias, porcentajes y relaciones entre algunas variables, para tratar de entender algunos elementos de la cultura política de los estudiantes universitarios. En este artículo se analizan sólo las preguntas referidas a la cultura política, tales como la imagen que tienen los jóvenes de sus representantes políticos, de las autoridades universitarias, de la policía, de sus canales de información, sus preferencias políticas y su opinión respecto al voto estudiantil y el ciudadano.

En la exposición se sigue este orden. Primero se define la cultura política, con el auxilio de autores que han abordado este tema. Luego, se analiza el material empírico. Un primer acercamiento es el conocimiento de las características socioeconómicas de la población, porque hay una relación entre éstas y la información acerca de la política que tiene el estudiante. En los siguientes apartados se intenta analizar las respuestas de los estudiantes sobre sus representantes políticos, su información y preferencias ideológicas y sobre el voto estudiantil y ciudadano. Con estos indicadores se integran algunos componentes que permiten entender la cultura política de esta muestra de estudiantes de la Universidad Autónoma Chapingo.

 

La cultura política

La cultura integra valores, creencias, y representaciones sociales. No hay sociedad sin cultura, porque de ella se derivan los sentidos, las orientaciones de las acciones de los actores. La cultura es ese escenario formado por sentidos que orienta a las personas en sus actuaciones diarias, muchas de ellas realizadas sin previa reflexión porque se encuentran consagradas por la tradición (Weber, 2002; Schutz, 1993; Berger y Luckmann, 1991; Peschard, 2001). Para conocer un sistema político es necesario conocer la cultura política o culturas políticas que se expresan en esa sociedad. La cultura política son los valores, creencias y representaciones sociales que los ciudadanos de una sociedad utilizan como recursos para decidir sus acciones vinculadas con lo político. Como señalan Almond y Powel:

En consecuencia, al estudiar cualquier sistema político durante un periodo determinado es necesario conocer tanto sus tendencias subyacentes como su comportamiento real. Denominaremos cultura política a esas tendencias o a la dimensión psicológica del sistema político. La cultura política consiste en las creencias, valores y capacidades que son comunes al total de la población, así como también a las tendencias especiales, modelos y patrones que sólo pueden encontrarse en sectores particulares de esta última. (Almond y Powell, 1972: 29).

La cultura política se encuentra tejida por numerosos hilos sociales. No responde a deseos personales o grupales, contrariamente, se encuentra articulada con procesos sociales derivados de la comunicación diaria que entablan los actores en sus espacios de convivencia, de la modificación de los ritmos de vida, de la información social que circula a través de diversos medios (radio, televisión, revistas de difusión y especializadas, Internet), del papel de la escolaridad, de las incorporación de la mujer en los procesos de trabajo y de las nuevas formas de socialidad que tienen los menores de edad tanto en la casa como en la calle.

La cultura es el cemento que integra a una sociedad o comunidad. No hay comunidad sin cultura, porque la vida social requiere ideas compartidas. Para Peschard (2001: 9-11):

Los valores, concepciones y actitudes que se orientan hacia el ámbito estrictamente político, es decir, el conjunto de elementos que configuran la percepción subjetiva que tiene una población respecto al poder se denomina cultura política. (...) Así, la pregunta sobre la cultura política pretende indagar cómo percibe una población el universo de relaciones que tienen que ver con el ejercicio del mandato y la obediencia, y cómo las asume, que tipo de actitudes, reacciones y expectativas provoca y de qué manera éstas tienen un impacto en el universo político.

Este código subjetivo que conforma la cultura política abarca desde las creencias, convicciones y situación concepciones sobre la situación de la vida política hasta los valores relativos a los fines deseables de la misma, y las inclinaciones y actitudes hacia el sistema político, o alguno de sus actores, proceso o fenómenos políticos específicos.

La cultura política incluye las creencias, opiniones o representaciones que son guías para la acción. A través de las creencias o representaciones los ciudadanos tienen una opinión sobre una institución política, o de los integrantes de algún partido político, o de una legislación especifica que incide sobre las expresiones o formas de organización política y civil. La cultura política se expresa socialmente, pero cada persona la incorpora a su forma de entender la política; ella depende tanto de la historia personal, ésto es, del cúmulo de experiencias, tanto positivas como negativas, que ha tenido la persona en su vida, proceso que realiza con los cercanos (asociados) y con los contemporáneos, así como con la información que ha logrado acumular (los medios a través de los cuales se informa, el tipo de noticias que selecciona en diarios y revistas, los noticieros que escucha en la radio o en televisión, etcétera).

Dos personas de la misma edad pueden tener opiniones diferentes acerca de un líder político o de una institución, en gran parte por sus vivencias y por la información que tienen. Ante un evento político importante, una persona cuenta con determinados recursos que le permiten aceptar o cuestionar una ley, incorporarse o desistir a una propuesta de organización política, opinar o callar ante una arbitrariedad, votar, abstenerse o mostrar apatía ante la elección de representantes civiles o políticos, etcétera. Más ejemplos: dos personas de edades y condiciones distintas de vida pueden coincidir en sus preferencias políticas. La diferencia está en el acervo de conocimiento político personal. Mientras que una se informó con detalle de lo que ocurre, y entonces decidió lo que haría, el otro tal vez estuvo influenciado por el comentario de un amigo, de un familiar o de algún conductor de un programa de televisión. La información que posee la persona es un acervo de conocimiento que guía sus acciones específicas; el acervo es responsabilidad de la persona pero en su construcción participan otros, es un producto social. La cultura política, como toda cultura y toda expresión cultural, es obra social. Su edificación se da tanto en la familia como grupo primario, y por el contacto que mantiene con otros grupos, como el de compañeros de escuela o de otros ámbitos.

La cultura política democrática es posible por el proceso de secularización, el cual consiste en obtener información de acontecimientos políticos, y de su discusión y análisis, de su valoración para que el ciudadano cuente con los recursos necesarios para decidir sus acciones políticas. La secularización hace a un lado la tradición, las creencias arraigadas basadas en formas de organización política y social autoritarias. Su viabilidad la permiten las normas y leyes definidas y aceptadas por todos o la mayoría de los integrantes de una sociedad, de ahí su carácter universal. En la cultura política democrática las reglas son claras y válidas para todos, independientemente de su credo religioso, raza, nivel socioeconómico, sexo, y escolaridad. El nuevo tejido social ha propiciado el reconocimiento de los derechos humanos, laborales, de la mujer y del niño como partes constitutivas de la cultura política democrática (Steenbergen, 1994; Gunsteren, 1994; Quiroga, 2001; Ramírez, 2005).

La cultura política es resultado de la comunicación y convivencia diarias. La socialización primaria en la familia proporciona elementos, conocimiento, percepciones o representaciones que permanecen en las estructuras de pensamiento de las personas (Berger y Luckmann, 1991; Conde, 2006). Los amigos y compañeros de la escuela contribuyen a la socialización secundaria. Con los años se conformará una forma de acercarse al mundo inmediato, de relacionarse con los otros, de observar las acciones de los políticos y sus organizaciones, de estar o no de acuerdo con lo que plantean las autoridades, de formar parte de alguna organización política u otro tipo de organización social.

La cultura política democrática aparece cuando las personas se informan, analizan, conocen, discuten las diferentes propuestas y toman una posición política. Las instituciones políticas y administrativas también influyen en la construcción social de la cultura política. Los ciudadanos no existen al margen de las instituciones, sino que hay una correspondencia entre éstas y los ciudadanos, de manera que la cultura política democrática se conforma y se construye con la participación activa de todos los integrantes: ciudadanos, políticos, funcionarios, representantes. Es una relación entre lo macro y lo micro, entre instituciones y ciudadanos (Durand, 2004:27). Esta cultura no depende sólo del esfuerzo y responsabilidad de los ciudadanos, sino también del papel del estado, en la medida en que proporciona las condiciones de vida necesarias para que la población tenga una vida decorosa (salario justo, seguridad social) y una transparencia en el manejo de los recursos públicos, el apego a la ley, las responsabilidad y honestidad de los servidores públicos, entre otros. Es un equilibrio entre el estado y sus instituciones y los ciudadanos (Marshall, 1950; Touraine, 2001; Ramírez, 2005); por tanto, la cultura política resulta de un proceso social en el cual participan el estado y sus instituciones, los funcionarios públicos y sus tareas, las personas y sus cercanos. Se puede argumentar que la cultura política democrática es posible cuando los ciudadanos de una sociedad tiene las condiciones de vida decorosas que les permiten decidir un modo de vida y todo lo que ello implica: gustos personales, orientaciones políticas. En seguida se explora el perfil socioeconómico del estudiante, para conocer su particularidad social.

 

Metodología

Características de la población

La población estudiantil que respondió el cuestionario tiene entre 18 y 21 años (75.5%). El porcentaje restante tiene de 22 a 24 años. Son solteros 86.8%, y 11% casados o en unión libre.

Los estudiantes de la UACh provienen de todo el país. En nuestra muestra, destacan los del Estado de México (22.6%), los del DF (18.9%), siguen los de Veracruz (11.3%), los de Tlaxcala (5.7%). El resto proviene de una docena de estados.

Respecto al lugar donde habitan, cerca de 80% lo hace en el municipio de Texcoco, Estado de México. La UACh se ubica a escasos dos kilómetros de esta cabecera municipal. Sólo 20% se traslada a otros municipios del Estado de México o delegaciones del DF. Lo anterior indica que si una mayoría de estudiantes de diferentes estados de la republica llega a estudiar a esta institución, buscan una vivienda dentro de las instalaciones de la universidad, o bien en los alrededores de ésta. Incluso, 22.6% de los estudiantes son originarios del Estado de México y habitan en este municipio. La UACh, por su infraestructura institucional, alberga un número importante de estudiantes bajo la modalidad de becado interno; una proporción similar son becados externos que habitan en una vivienda construida por la Universidad. Otro porcentaje no tiene beca alguna, pero sí acceso al comedor estudiantil. Ésto permite a gran parte de los estudiantes permanecer un tiempo importante dentro de las instalaciones universitarias porque en su interior hay comedor, bibliotecas y salones para clases.

Con respecto a los ingresos, una cuarta parte de ellos percibe 1 000 pesos al mes y 70% tiene ingresos iguales o menores a 1 500 pesos. De los estudiantes 45.3% señaló que la ocupación de su padre es la de empleado, tanto en instancias publicas como privadas. Destaca que 28.3% de sus padres tienen estudios de licenciatura y 5.7% de posgrado, es decir cerca de una tercera parte de los padres de estos jóvenes tiene alta escolaridad.

En el caso de las madres la situación es distinta: 22.6% de ellas tiene estudios de bachillerato. El porcentaje de madres con estudios de primaria, secundaria y bachillerato es 84.9%. Con nivel licenciatura sólo 11.3%, lo que contrasta con 28.3% de los padres.

De las madres 54.7% se dedica a las labores del hogar, 15.1% son comerciantes, contra 11.3% de los padres.

Los números anteriores señalan que un número importante de los estudiantes que respondieron el cuestionario tienen entre 18 y 21 años de edad, son originarios de diferentes estados de la república pero dominan los del Estado de México y Distrito Federal (DF), habitan en el municipio de Texcoco, Estado de México, perciben ingresos iguales o menores a 1 500 pesos mensuales. Una tercera parte de sus padres tienen licenciatura o posgrado, mientras que la mayoría de las madres tiene una escolaridad no más allá del bachillerato.

Subrayar el perfil del estudiante es de suma importancia en este trabajo porque la cultura política es una construcción social que depende de las características del ambiente familiar y de los recursos con los cuales cuenta el estudiante para obtener información, analizarla y actuar con base en ella. Es viable sostener que en un porcentaje de ellos la escolaridad de los padres influyó para obtener información que le permita decidir libremente su voto y distinguir entre autoritarismo y democracia. También se puede considerar que el ambiente familiar propició que estos jóvenes pudieran llegar a los estudios superiores acreditando los exámenes que se les han aplicado, especialmente para el ingreso al nivel de secundaria y a la UACh. Aprobar estos exámenes es viable cuando los estudiantes cuentan con las habilidades para comprender lo que se lee, razonar ante determinados dilemas cotidianos o problemas matemáticos, obtener información a través de diversos canales que van desde la casa, las librerías, bibliotecas hasta páginas de internet; cuando se cuenta con los recursos suficientes para solucionar los obstáculos o pruebas que se presentan en la vida escolar y en la vida no escolar.

Los alumnos que respondieron nuestro cuestionario están sometidos a una vida institucional que posibilita y promueve la participación activa de todos los estudiantes en la elección de sus representantes, que van desde su grupo escolar, el consejo estudiantil, los consejeros universitarios, las autoridades y la autoridad más importante de la universidad: el rector.

La estructura de gobierno de la UACh permite que los estudiantes tengan vivencias que les permiten madurar políticamente; ésto es, ir consolidando una cultura política democrática. Desde el primer año de ingreso a la Preparatoria Agrícola o al Propedéutico a la licenciatura, los estudiantes deciden, en votación abierta, quién será su representante de grupo. Ante cualquier anomalía del elegido, sus compañeros le exigen que entregue cuentas claras de su actuación. Si consideran que las acciones emprendidas por el representante no han sido adecuadas, previa votación de la mayoría del grupo, le exigen que deje el cargo. De inmediato se selecciona a un nuevo representante.

De igual manera las autoridades, que van desde un jefe de departamento académico1 hasta el rector, lo mismo que los consejeros profesores y estudiantiles, se eligen democráticamente: esto es, mediante voto libre y secreto. Todas estas actividades van sumando una serie de experiencias que los estudiantes incorporan, de manera que se familiarizan con la elección de sus representantes, de exigirles cuentas cuando es necesario y, en casos extremos, removerlos, independientemente de que sea un consejero estudiantil o un rector. Además, en esta institución se respetan los derechos estudiantiles al grado de que es difícil que un maestro pueda ejercer una arbitrariedad con algún estudiante.

La vida dentro de la institución genera en la mayoría de los estudiantes una familiaridad con la participación política2. No obstante, es pertinente señalar que la amplia aportación estudiantil en la elección de sus representantes genera tanto una cultura política democrática como su contraparte: que el voto de la mayoría poco informada se utilice para golpear a los enemigos, para manipular a los estudiantes o para rechazar o impugnar a los profesores que actúan adecuadamente en la enseñanza. Votar no significa que la persona posea una información sólida.

 

Los representantes del poder político y de la comunidad universitaria

Se aprende a respetar las normas en la medida que se siente que éstas son necesarias para la convivencia. A respetar las leyes y a las instancias públicas porque se considera que son justas e imparciales; a respetar a sus representantes porque sus acciones se apegan a la honestidad y al cumplimiento de la función. La confianza es importante en una sociedad democrática porque los ciudadanos aceptan los reglamentos, las instituciones y a sus funcionarios y representantes. En este apartado nos interesa conocer lo que los estudiantes expresaron acerca de sus representantes y de otras instancias importantes dentro de la vida democrática.

Un funcionario o representante es aquel que cumple una tarea. En su sentido puro o ideal, es la persona que cumple sus actividades sin preferencia alguna y sin beneficios personales del cargo; ésto es, sin un uso patrimonial del puesto. El funcionario es, idealmente, un servidor público dispuesto a atender a los ciudadanos que lo necesitan, que interpreta adecuadamente las normas, los reglamentos o las leyes e incapaz de utilizar para fines privados aquello que es de naturaleza pública. Estar separado del cargo significado beneficiarse personalmente de él, ni ayudar a sus familiares ni amigos.

El ciudadano se siente representado cuando tiene confianza en sus autoridades porque éstas le han demostrado responsabilidad en su trabajo (cumplen su tarea), honestidad en el manejo de los recursos (separado del cargo), y respeto hacia las personas que atiende, independientemente de su credo religioso, preferencia política, preferencia sexual, raza, etcétera.

Un obstáculo para la democracia es cuando las personas de una sociedad no confían en sus vecinos; ni en la policía de la colonia, delegación o municipio; ni en los funcionarios; ni en los dirigentes políticos; ni en las máximas autoridades del estado, del país o de cualquier otra entidad. En este apartado nos interesa conocer la aceptación que tienen los estudiantes del presidente de la República Mexicana y el Rector de la UACh, como dos autoridades importantes. El primero es el representante del poder ejecutivo, y el segundo de la comunidad universitaria. Son los representantes del cargo, en eso no hay objeción alguna, pero algo importante en todo tipo de gobierno y en especial en una sociedad que busca alcanzar la democracia es la legitimidad que tienen sus representantes ante los ciudadanos o los estudiantes, según el caso. La legitimidad indica aceptación de las personas a quienes representa. Éstos lo aceptan, lo respetan, le tienen confianza porque ha demostrado ser honesto y responsable. La falta de respeto y de aceptación de los representantes lleva a la ilegitimidad, a la no aceptación y a la imposición. Puede ser una persona impuesta pero no aceptada por la mayoría de los integrantes. Una persona puede tener el cargo pero no tiene el control de la sociedad o comunidad, no garantiza la gobernabilidad porque es ilegítima. Por el contrario, la persona que puede gobernar es aceptada, está legitimada.

En el cuestionario se preguntó a los estudiantes universitarios, ¿qué representan para ti el presidente de la república y el rector de la UACh? Hubo tres opciones: representante del poder político o de la comunidad universitaria, según sea el caso, confianza y honestidad, y corrupción y desconfianza. Cada una de ellas indica el grado de aceptación que los estudiantes tienen de cada una de estas autoridades. La opción confianza y honestidad revela que hay una excelente aceptación de las autoridades. La respuesta representante del poder político o representante de la comunidad universitaria indica que hay una buena aceptación de cada una de las autoridades, que son sus representantes. Por el contrario, la respuesta corrupción y desconfianza apunta a un desprestigio y rechazo de la autoridad. Se trata de una autoridad ilegítima, no aceptada por los estudiantes.

Las respuestas se concentraron en la opción representante del poder ejecutivo para el caso del presidente del país y representante de la comunidad universitaria para el rector del UACh.

Sin embargo, se presentaron diferencias marcadas entre uno y otro, porque para presidente del país tuvo 45.3% mientras que para rector fue 88.7%, la mayoría de los estudiantes, lo que hace una diferencia de 43.4 puntos entre uno y otro. Este simple dato muestra que el rector de la UACh es más aceptado por los estudiantes que el presidente de la República. Los porcentajes más bajos los tuvo el indicador confianza y honestidad, 1.9% para rector de la UACh y 3.8% para presidente de la República (Cuadro 1).

Lo más notable son los indicadores negativos hacia las dos autoridades máximas, mismos que se refieren a la corrupción y desconfianza. En el caso de la figura presidencial fue 50.9% y en la figura del rector de 7.5%. La amplitud entre uno y otro fue de 43.4 puntos, una diferencia importante. La honestidad es un principio importante para que una autoridad sea aceptada por los integrantes de la sociedad o comunidad a la que representan, pero cuando la mayoría de la población tiene una apreciación negativa de sus máximas figuras, se está ante una situación difícil y ante un inconveniente hacia las formas de vida democráticas. De igual forma, las cifras señalan que el rector de la UACh tiene más aceptación en la comunidad estudiantil que el presidente del país, en especial en el indicador.

Cuando el representante no cumple el papel que tiene asignado, el descontento aparece y comienzan los calificativos de deshonestidad, corrupción, favoritismo, irresponsabilidad, etcétera. Si el presidente no cumple lo que prometió en campaña, si tiene un trato prefe-rencial con sus colaboradores cercanos y con sus familiares, si toma partido en contiendas electorales, si utiliza el aparato de estado para eliminar contrincantes, si emplea arbitrariamente la ley, si desvía recursos para beneficio personal o familiar, etcétera, en otras palabras, si no comprueba su honestidad, su responsabilidad y su imparcialidad, entonces no hay respeto sino descontento de la población y una ilegitimidad de su gobierno y de la figura presidencial.

Se debe considerar que las opiniones vertidas son de estudiantes universitarios, un grupo particular dentro de la sociedad mexicana. Es cierto que un sector importante de ellos no se informa de política; sin embargo, se trata de actores más enterados de lo que ocurre políticamente en el país y de lo que hacen sus gobernantes. Conocen el concepto de nepotismo, de uso patrimonial de los recursos públicos, de tráfico de influencias, y que consideran que eso no puede continuar. Son un sector social con alta escolaridad e información, a diferencia de otros con menor escolaridad y menor información, a quienes las prácticas patrimoniales pueden parecerles normales y hasta aceptables.

El policía es un vigilante de la seguridad pública y guardián de los ciudadanos. Si una persona es agredida, asaltada, secuestrada, el policía es la persona especializada en cuidar la integridad y los intereses particulares de los ciudadanos de una comunidad y de una sociedad. El policía puede trabajar solo o en compañía, a pie o en un vehículo, pero en todos los casos debe ser aceptado por las personas de una comunidad, al igual que el representante o el funcionario público. La pregunta ¿qué representa para ti el policía? también tuvo tres opciones que se aproximan al sentir del estudiante acerca de este servidor público. Si las respuestas se inclinan por confianza y honestidad, entonces es viable sostener que el policía, incluso la policía como el conjunto de vigilantes del orden social, está legitimada dentro de la comunidad y de la sociedad. Si la mayoría de las respuestas se orientan hacia vigilante de la seguridad, entonces no se enfatiza la honestidad pero sí el reconocimiento de la función; ésto es, una posición intermedia. Por el contrario, si se le asocia con corrupción y desconfianza, entonces se tiene una opinión de ilegítimadad del policía; situación preocupante para el funcionario y el representante, porque la población desconfía del profesional encargado de mantener el orden, la protección y la seguridad social.

Los resultados fueron negativos para el policía. Los porcentajes más altos relacionaron al policía con la corrupción y, por ende, desconfianza (84.9%). Como vigilante de la seguridad sólo 11.3%. Contrariamente, un reducido porcentaje lo asoció con confianza y honestidad (3.8%). Estas respuestas indican que la mayoría de los jóvenes de la UACh que respondieron el cuestionario tienen una imagen completamente negativa del policía, ya que se la asocia a lo que supuestamente deben defender estos encargados del orden público: la corrupción. Esta imagen responde a la información que a diario circula en los medios de comunicación masiva, donde se señala los vínculos que mantiene un número importante de estos supuestos guardianes con el crimen organizado, o bien porque los mismos ciudadanos han sido víctimas directas de éstos.

Las anteriores respuestas, proporcionadas por los estudiantes con respecto a las máximas autoridades del país y de la UACh, así como del policía que tiene como misión garantizar la seguridad del ciudadano, permiten medir la desconfianza que se tiene de estas figuras. La ciudadanía no son los ciudadanos, sino una construcción social entre estado y ciudadanos, entre representantes del poder y servidores públicos hacia las personas de una sociedad y comunidad. Sin confianza no hay una ciudadanía ni una cultura democrática que busque la legalidad y el respeto a sus derechos y los de los otros. La sociedad democrática es posible cuando los ciudadanos tienen confianza en sus autoridades, en el proceso de elección de representantes y autoridades, en sus vigilantes del orden público y en sus instituciones políticas y civiles. Cuando los ciudadanos no tienen confianza en las autoridades, en sus representantes, en sus instituciones, entonces la democracia no se ha plasmado porque ésta no se ha convertido en una forma de vida. Si hay desconfianza es porque los procesos no son lo suficientemente transparentes para que cada ciudadano tenga acceso a los números, gastos, salidas, etcétera, de manera que pueda estar convencido de la honestidad de sus representantes, funcionarios, vigilantes, empleados.

Si se sostiene la premisa de que la democracia es una forma de gobierno y también una forma de vida; entonces la confianza, la responsabilidad y el respeto se debe extender a los diversos espacios de la vida cotidiana. La confianza entre los familiares, entre los vecinos y entre las personas con las cuales se interactúa a diario u ocasionalmente es necesaria para la construcción de un ambiente adecuado para las formas de vida democráticas. La confianza, el respeto y la responsabilidad son fundamentales para emprender cualquier cambio en los microespacios de convivencia, sean en la casa, el barrio, el trabajo, la escuela, el deportivo. Estos principios son además los que permiten sostener un proyecto democrático a largo plazo.

 

La información y las preferencias políticas

No hay cultura política democrática sin información de los ciudadanos. El conocimiento de conceptos manejados en política que permiten explicar el momento histórico de una sociedad, así como las principales tendencias del desarrollo económico y social que se prevén en los siguientes años, es importante para los ciudadanos portadores de una cultura política democrática, ya que repercute en sus creencias, sus valores y representaciones acerca de la democracia. Actualmente la información llega por distintos canales, tanto medios impresos, (folletos, periódicos, revistas y libros), orales (radio), visuales, principalmente la televisión y electrónicos, como internet. Las fuentes de la información son numerosas, pero no hay duda que el mayor impacto lo tienen la televisión y la radio, porque son medios accesibles para todos.

Uno de los canales de información más confiable es el impreso. Aunque sesgados por las tendencias políticas, en el mercado se encuentran diferentes opciones para quien desea informarse y tomar una posición ante un escenario político diverso. La internet ha tenido un papel fundamental en la difusión de noticias de orden mundial y local, de manera que un ciudadano del Continente Americano puede obtener información inmediata de lo que acontece en el Medio Oriente o en el Continente Europeo, y viceversa. Un estudiante que acostumbra navegar puede encontrar noticias de lo que acontece en su país, en cualquier estado de la República y en otras latitudes. Lo importante no es sólo la información oficial o aquella acorde con las políticas hegemónicas, sino también de información alternativa3. La internet ha permitido la integración y conexión de diversas asociaciones alternativas que buscan una sociedad más justa y democrática.

El estudiante, por su escolaridad, tiene los recursos necesarios para buscar información, tanto en bibliotecas, librerías, puestos de periódicos, internet, como TV y la radio. Sus recursos culturales le permiten seleccionar lecturas, programas, noticias. Este ejercicio diario permite adquirir una amplia información para decidir entre opciones electorales, y para actuar ante los problemas que se presenten en el entorno inmediato. La información permite ampliar el mundo particular para contar con más elementos para actuar en los múltiples espacios donde se participa, y además para decidir en el plano político.

La lectura es uno de los canales privilegiados para informarse de los acontecimientos políticos; de los programas económicos y sociales que cada organización formula; de las leyes vigentes y sus debates para actualizarlas o reformularlas en las Cámaras; para conocer la dinámica del contexto histórico y social, y la influencia que éste tiene dentro de las políticas de cada sector (industrial, educativo, agrícola, pecuario); de las pugnas dentro de las Cámaras de Representantes; del papel que desempeña el máximo representante del poder político del país, entre otras. Una persona informada generalmente lo es por la lectura, tanto en medios impresos como en los electrónicos. No se niega el peso que tienen en la actualidad algunos programas de análisis político masivo que se producen tanto en la radio como en la televisión. Sin embargo, la lectura es un medio de información especializado, porque los diarios exponen una problemática desde una perspectiva (izquierda, centro, derecha), pero el lector activo, para tener un enfoque más sólido, investiga en más de un medio.

Ser una persona informada no convierte a alguien en especialista en política. Éste es un profesional del análisis político, o bien un político profesional; pero la persona informada se entera de los debates, está atenta a lo que ocurre en el país y no se satisface con la opinión que proporcionan los medios de comunicación convencionales y sus programas informativos, que se especializan en condenar a un grupo político y ponderar a otro. Las apariencias no convencen al ciudadano portador de una cultura política democrática, porque la información le ha permitido tener un juicio que no responde a los maniqueísmos, ni tampoco se convence con la condena o la apología, sino que parte del hecho de que la realidad social nacional y la realidad política es sumamente compleja para encasillarla y clasificarla en dos polos.

La inquietud por conocer cómo es la cultura política del estudiante de licenciatura nos llevó a formular dos preguntas clave dentro del cuestionario. Una se relaciona con la lectura que hace el ciudadano de las cuestiones políticas. Aquí no se preguntó el medio sino sólo si leen o no, partiendo del supuesto de que la lectura es necesaria para formarse un juicio acerca de algo o alguien.

En 66% de las respuestas se afirma que acostumbran leer sobre política. Aunque se trata de más de la mitad de los estudiantes llama la atención que un porcentaje nada despreciable del estudiantado no lee, sino que su información proviene de otros canales (Cuadro 3). Esto nos lleva a analizar los resultados de la siguiente pregunta: ¿a través de qué medio te informas de política y de todo tipo de acontecimiento político?. Las opciones fueron radio, televisión, periódico, Internet, revistas y cualquier otro. Por las características de la sociedad contemporánea, la información de noticias de corte político fluye a través de diversos canales. Dependiendo de la envergadura del acontecimiento, es la cobertura que los medios le dedican. No se soslaya que hay personas inquietas que consultan varios de estos medios, incluso todos, a fin de tener una visión más completa (Cuadro 4).

Los resultados del Cuadro 4 son reveladores porque 26.4% se informa de problemáticas vinculadas con la política a través de la televisión. Un porcentaje similar (24.5%) lo hace a través de periódicos, y 13.2% a través de internet. Algo importante: 32.1%, el porcentaje más alto, lo hace a través de la información proporcionada por todos los medios.

La internet, un canal de información de suma importancia por la rapidez de circulación de noticias y la cobertura a todo tipo de tendencia política y económica no resultó muy favorecido por los estudiantes universitarios. Sólo 13.2% lo utilizan, a pesar de que son estudiantes que han crecido a la par con este medio de comunicación.

La información posibilita seleccionar alguna de las opciones políticas que se presentan en México. Los partidos políticos más importantes son: Acción Nacional (PAN), Revolucionario Institucional (PRI), de la Revolución Democrática (PRD), Verde Ecologista (PVE) y del Trabajo (PT). La información acerca de la política, los políticos, los organismos políticos permite escoger la opción más adecuada. La lectura de las plataformas programáticas de cada grupo político permite elegir alguna cercana al interés propio. Quizá no sea la ideal, pero sí la más cercana a sus expectativas. Cuando se carece de la información elemental, la inclinación puede basarse en la simpatía por alguno de los partidos o de los candidatos, o porque algún militante o simpatizante invitó a la persona a que votara por determinada opción. No hay conocimiento del programa ni análisis de los puntos principales de éste, ni de los principios generales del partido político al que pertenece un candidato.

Nuestro supuesto inicial en la investigación fue que los estudiantes de licenciatura tienen el conocimiento y las habilidades indispensables para obtener información que les permita decidirse por alguna opción política. Sin embargo, las respuestas a nuestras preguntas mostraron que el empiricismo es difícil de encajonar en un deber ser, de manera que sólo 66% de los estudiantes leen sobre política. Este porcentaje indica que la relación cultura política y escolaridad no es lineal sino del algún otro tipo. Algunos alumnos se informan de política, tienen una posición sólida y conocen los programas de las diversas organizaciones, mientras que otros no. Algunos estudiantes poseen una cultura política democrática porque utilizan sus conocimientos y habilidades para conocer detalladamente lo que ocurre en su entorno inmediato y mediato, mientras que para otros la política no tiene un lugar central en sus vidas.

En las respuestas a la pregunta acerca de su preferencia política, se encontró (Cuadro 5):

Sólo 34% de los jóvenes prefieren algún partido. La distribución se presenta en el Cuadro 5. El partido político con mayores preferencias fue el PRD, en segundo lugar el PAN y en tercero el PRI.

En el Cuadro 6 se concentran los resultados a la pregunta ¿estás afiliado a algún partido político? Destaca que la mayoría de los estudiantes (92.5%) no pertenecen a ninguno.

Con base en las respuestas de los estudiantes de la UACh, un porcentaje de ellos se informa de política a través de diversos canales, uno similar tiene alguna preferencia política, pero muy pocos están adscritos a un partido político.

 

El voto estudiantil y ciudadano

El voto es una de las expresiones de la democracia. Si mayor número de personas asisten a las urnas se tiene mayor actividad política. Es necesario precisar las particularidades que adquiere el voto en situaciones específicas. El voto ciudadano es para todos los habitantes mayores de 18 años. El voto estudiantil está restringido a los integrantes de una comunidad; para el caso la UACh. No es lo mismo las votaciones para elegir diputados, senadores o presidentes de la República, que aquellas para elegir consejeros estudiantiles. Las dimensiones en uno y otro caso son distintas, como también la estructura organizativa. El voto ciudadano se orienta hacia los integrantes de un país, un estado o una región, mientras que el estudiantil está más acotado. En una universidad como la UACh, el voto de la mayoría de los estudiantes y profesores decide quién quienes serán los representantes y autoridades de la institución, porque eso no forma parte su Ley Orgánica.

En uno y otro caso, el voto es importante dentro de una sociedad o una comunidad. Lo que la mayoría de los manifestantes decidan el día de las elecciones, se respeta. El voto es un indicador de la información que tiene una persona. Podemos suponer que todos reflexionamos nuestro voto, analizamos a quién se destina. En una sociedad democrática es el individuo quien tiene determinados recursos para decidir su acción. Como bien apunta Durand: "...definimos a la cultura política como el conjunto de reglas y recursos que posibilita a los actores calcular sus acciones políticas..." (Durand, 2004:27). Las reglas las establece el sistema político y son inmodificables y los recursos los tiene la persona que elige y vota. Esto último se refiere a la información, experiencias, acuerdos que permiten que la persona se decida.

En el caso de los estudiantes de la UACh; su alta escolaridad, su información, su vivencia constante en discusiones escolares y extraescolares, lo convierten en un sector con los recursos políticos suficientes para decidir su voto. Es difícil sostener que se trata de un voto por mandato de un dirigente político, o un voto orientado por instancias ajenas a la libre decisión ni bajo alguna presión económica o material, ni por la simpatía que se tiene por un candidato.

Paradójicamente, un porcentaje mayor (60.4%), consideró que las votaciones para el consejo estudiantil son un ejercicio de la democracia, a diferencia de 64.2% que calificaron así a las votaciones ciudadanas. Con respecto a la confiabilidad y transparencia del proceso, un porcentaje muy reducido se inclinó por esta opción. En el caso del voto para el consejo estudiantil fue 11.3% y en el voto ciudadano 0%, porcentajes muy bajos. Se encontraron porcentajes nada despreciables en la opción fraude y corrupción, porque 32% así calificaron al voto ciudadano contra 28.3% de quienes se decidieron hacia el voto por el consejo estudiantil. Llaman la atención estos últimos porcentajes, especialmente el referido al voto estudiantil, porque algo que destaca en la institución es la transparencia en el conteo de votos. La desconfianza de las autoridades, de las instituciones y de los procesos es una actitud que impide el pleno despliegue de la democracia.

Si se parte del supuesto de que un ciudadano debe votar sin presión alguna, entonces los estudiantes de licenciatura, por contar con la escolaridad y la información, pueden decidir libremente su voto. El proceso electoral tiene una oferta de candidatos, y quienes deciden son los ciudadanos. Cuando los candidatos a ocupar un puesto, especialmente la presidencia de México no cubren las expectativas de los ciudadanos, se abren varias opciones. La medida más radical y propia de una persona portadora de una cultura ciudadana, democrática y consecuente con sus ideas es asistir a las urnas y anular su voto. De esta manera se cumple con un deber ciudadano, pero la persona es consecuente con su pensamiento al anular su voto.

Otra medida que también puede tomar la persona informada es asistir y votar por la persona que más se acerque a sus expectativas. No es lo deseado, sino lo más cercano; o bien, el voto se inclina porque así se considera conveniente: "no regalar el voto", "es quien puede ofrecer más en este momento". Se elige a partir de la oferta política. Orientarse por esta opción es posible sólo si la persona está informada, conoce las posiciones políticas y el programa de los distintos candidatos y considera que de todas las opciones es la más conveniente.

Otra opción es abstenerse de votar porque dentro de la oferta política no hay un candidato o candidata que satisfaga sus expectativas. Con información es más fácil decidir; empero, la abstención también responde a la desinformación y a la apatía, porque considera que "es inútil expresarse porque las cosas seguirán igual", o "porque ya están decididas las elecciones".

Las respuestas mostraron que 43.4% votan por el aspirante más cercano a sus expectativas. En segundo lugar, con 32.1%, estuvieron los votantes radicales, quienes al no encontrar cubiertas sus expectativas deciden anular su voto. En tercer lugar están quienes se abstienen de votar: 22.6% (Cuadro 8).

A la pregunta, en las elecciones presidenciales ¿por qué eliges a tu candidato?, 98.1%, señaló que por sus propuestas políticas y económicas, lo que indica que hay un conocimiento del plan de trabajo de quien se postula. Este alto porcentaje demuestra que la mayoría de los estudiantes de la muestra está informada de los programas y que cuenta con los recursos políticos indispensables para diferenciar entre diversas propuestas políticas. No es el candidato sino su programa.

 

Conclusiones

La cultura política son los valores, creencias y representaciones que sirven como recursos para que las personas de una determinada sociedad o comunidad orienten sus preferencias políticas. La información permite a una persona contar con mayores elementos para evaluar las distintas opciones que se presentan en el mercado político y seleccionar con base en la información y discusión constante de los beneficios políticos que tiene inclinarse por cierta opción.

Adentrarse en la cultura política de los estudiantes de licenciatura de la UACh ha sido una actividad necesaria para nosotros porque permite acercarse a las valoraciones de este sector social; el cual, en el futuro próximo, tendrá un papel importante en la sociedad mexicana. El médico, el ingeniero, el abogado, el psicólogo son profesionistas socialmente indispensables. Algunos de ellos pueden influir en las valoraciones de las personas acerca de diversos tópicos, incluyendo en ellos a la política. Los estudiantes universitarios forma uno de los sectores sociales con mayor escolaridad y, en consecuencia, con la información necesaria para orientar sus preferencias políticas y, además, actuar responsablemente dentro de un estado de derecho.

Hemos sostenido que la cultura política es una construcción social porque es producto de una sociedad histórica específica, pero también es fruto de las interacciones y de la convivencia diaria entre los integrantes de una comunidad. La familia, el grupo de amigos, los compañeros de escuela o de trabajo, los vecinos, los familiares lejanos, todos participan en la constitución de esta cultura política. No puede eliminarse el papel que en ello tiene el estado. Si un estado se define como democrático y demanda de sus ciudadanos una cultura política democrática, entonces los representantes públicos, los funcionarios, los empleados gubernamentales, deben demostrar responsabilidad y honestidad en su trabajo. No se puede solicitar honestidad de los ciudadanos si esta no existe en los empleados y funcionarios. Si las instituciones tienen los reglamentos adecuados para que cualquier ciudadano pueda ser atendido eficazmente, independientemente de su posición social, su credo religioso, su raza, su orientación sexual y sus preferencias políticas, entonces se puede exigir lo mismo a las personas que demandan un servicio.

La legitimidad de las instituciones políticas y de los funcionarios a cargo de ellas es fundamental para la gobernabilidad de un país, una región, un estado o un municipio. Si los ciudadanos desconfían de las instituciones y de las personas hay un problema para la legitimidad de un sistema político. El Estado tiene una tarea importante en la construcción social de la ciudadanía, porque una imagen negativa de sus instituciones, sus empleados o sus funcionarios, deteriora su imagen. Los resultados empíricos obtenidos en nuestro cuestionario muestran que la figura presidencial, el policía y las votaciones ciudadanas no gozan del reconocimiento de la mayoría de los estudiantes de la UACh. En las respuestas apareció la desconfianza y la poca legitimidad; algo necesario en un sistema democrático. Los estudiantes reconocieron que en el país hay instituciones, representantes, encargados del orden público, pero no son aceptados.

Los resultados también muestran que el rector de la UACh fue más aceptado que el presidente del país, en cierta medida por la cercanía que se tiene con él y porque la respuesta se encuentra vinculada con su territorio. Las instituciones públicas y los representantes de éstas no son muy aceptados por los estudiantes, porque las respuestas apuntan hacia la desconfianza del policía, de las elecciones ciudadanas y del presidente de la república. Las instancias universitarias, incluyendo a la figura del rector, fueron aceptadas por un porcentaje mayor de estudiantes; no obstante, no fueron aceptadas por la mayoría.

Las respuestas indican que el estudiante se informa de cuestiones políticas a través de diferentes medios de comunicación, que eligen a sus representantes y especialmente al presidente de la república con base en su programa de trabajo. Cuando alguno de los candidatos a la presidencia no tiene un programa adecuado, orienta su voto por quien más se aproxime a sus intereses. Más de 60% considera que las votaciones estudiantiles y ciudadanas son un ejercicio de la democracia, situación vinculada directamente con su vivencia en las instancias de la UACh. Lo anterior indica que un porcentaje importante de los estudiantes de esta muestra posee una cultura política democrática. Destaca que cerca de la tercera parte señaló tener preferencia por un partido. No obstante, 92% no milita en ninguno. Estos jóvenes participan en política principalmente emitiendo su voto, pero no tienen militancia política.

Hay aún interrogantes por responder, especialmente las referidas a otros elementos de la cultura política, como los valores de inclusión y exclusión de los otros, los de honestidad y responsabilidad, los cuales pueden ser interpretados a partir de varias preguntas que se formularon en nuestro cuestionario y que por razones de espacio no se han incluido en este documento.

 

Literatura citada

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Notas

1 La estructura académica de la UACh es en departamentos de enseñanza, investigación y servicio (DEIS) donde se enseña alguna (s) especialidad (es) de la agronomía, además del Departamento de Preparatoria Agrícola.

2 Esta familiaridad con la participación política y con el ejercicio de sus derechos es una situación difícil de realizar fuera de los muros universitarios, donde dominan otras reglas del juego y la población llega a expresar rechazo y apatía ante las acciones de los representantes de las instituciones encargadas de mantener un estado de derecho. Al no haber un estado de derecho y una defensa de los intereses legítimos y legales de los ciudadanos de manera clara y eficiente, los ciudadanos buscan la manera de evadir los reglamentos, que llega a considerar obstáculos.

3 Para Della Porta y Mosca: "En el plano cultural, la supremacía de los medios de comunicación privados globales ha sido combatida a través del recurso de las nuevas tecnologías -Internet en particular-que favorecen la difusión y reunión de información alternativa. Precisamente algunas comunidades epistémicas coaguladas en el llamado ciberespacio han difundido antes que ningún otro, informaciones sobre cuestiones de 'relevancia global', subrayando las consecuencias negativas de los procesos de globalización y difundiendo las alternativas posibles al neoliberalismo. Por consiguiente, Internet facilitó la conexión de las distintas experiencias sectoriales del movimiento antiliberal, generando conocimientos alternativos sobre cuestiones también muy específicas y técnicas y estimulando su convergencia en el marco general de la crítica a la globalización neoliberal". Della Porta, Donatella, y Lorenzo Mosca (2005:63).

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