El síndrome de Haglund se caracteriza clínicamente por el engrosamiento de los tejidos blandos retrocalcáneos, existe tendinitis en inserción del tendón de Aquiles, bursitis retrocalcánea y prominencia del borde posterosuperior del calcáneo; fue descrito inicialmente por Patrick Haglund en 1928; el factor predisponente más frecuente es el calzado ajustado;1 otros factores asociados son el arco plantar aumentado (pie cavo), un tendón demasiado tenso y cualquier otra situación que propicie la fricción entre el tendón y el hueso.
Por otra parte, la deformidad de Haglund es una alteración en la morfología del calcáneo que forma una prolongación ósea vertical en la tuberosidad posterosuperior. Se han propuesto varios criterios de medida para diagnosticarla, el método más usado es el de las líneas de inclinación paralelas (parallel pitch lines);2 recientemente se ha implementado una nueva medición denominada “longitud relativa del calcáneo”, que corresponde a la relación X/Y de longitud del calcáneo, siendo X la longitud total del calcáneo, desde el punto más anterior de la apófisis mayor hasta el punto más posterior del calcáneo, donde Y corresponde a la longitud de la tuberosidad mayor, desde el punto más posterior de la superficie del tálamo calcáneo hasta la cumbre de la tuberosidad mayor teniendo como punto de corte 2.5, cuando la relación es menor de 2.5 corresponde a deformidad de Haglund.3
En el diagnóstico diferencial se debe incluir la xantomatosis del tendón de Aquiles, algunas entesitis (como el síndrome de Reiter) y las artritis gotosa y reumatoide, que pueden provocar similar aumento de partes blandas.
En el manejo conservador con tratamiento médico, fisiátrico y ortésico se indica siempre el uso de calzado sin talón; de no mejorar en un lapso de seis meses, se plantea el tratamiento quirúrgico que consiste en el retiro de la bursa retrocalcánea y la resección de la deformidad de Haglund.4