Introducción
El estudio de las tasas reproductivas, como el éxito de la anidación y la productividad reproductiva, es útil para evaluar el estatus de las poblaciones de las aves rapaces. Las tasas reproductivas usualmente son fáciles de evaluar en comparación con otros parámetros demográficos. Entre otras aplicaciones, sirven para evaluar el efecto que ejerce el ambiente sobre el estatus de una población (Steenhof y Newton 2007).
El águila real (Aquila chrysaetos) es una especie de gran valor histórico, cultural y de conservación en México (Semarnap-INE 1999, Semarnat y Conanp 2008, Lozano y Ávila-Villegas 2009, Comité de Expertos en Águila Real y FMCN 2012). La importancia ecológica de esta especie radica en que es un depredador tope en los ecosistemas donde habita, siendo una especie bandera y sombrilla (Semarnat y Conanp 2008). A nivel mundial, el águila real tiene una amplia distribución en las regiones Neártica y Paleártica, entre los 70º N y 20º S de latitud (BirdLife International 2016). En México, el águila real se distribuye en la península de Baja California y de Sonora a Coahuila, hasta Querétaro e Hidalgo, así como registros aislados en Oaxaca (Rodríguez-Estrella 1991, 2002, Howell y Webb 1995, González-García et al. 2004, Rodríguez-Estrella y Rivera-Rodríguez 2005, Semarnat y Conanp 2008, Nocedal et al. 2010, Guerrero-Cárdenas et al. 2012, Campos-Rodríguez et al. 2016, Farías et al. 2016). Entre 2012 y 2018 la Conanp ha registrado 124 parejas reproductivas en nuestro país y al menos 31 áreas naturales protegidas (ANP) con observaciones confirmadas de la especie (www.conanp.gob.mx).
Para la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) el águila real es considerada de preocupación menor (LC) (BirdLife International 2016). En México es considerada una especie amenazada (Semarnat 2010) y prioritaria con alto grado para la conservación (Semarnat 2014). Por ello, la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp) implementó desde el 2008, el Programa de Acción para la Conservación de la Especie (PACE) Águila Real, como una estrategia nacional para su protección. Dos de las actividades a realizarse son la descripción de sus patrones demográficos y su biología reproductiva, mediante la obtención de tasas reproductivas, éxito de anidación y tasas de reclutamiento, y el monitoreo sistemático de su actividad reproductora (Semarnat y Conanp 2008).
Zacatecas es una de las entidades de México con el mayor número de parejas reproductoras y nidos de águila real. Tavizón (2014) reporta la presencia de 27 parejas, la mayoría localizadas en la Sierra Fría, así como las sierras de Monte Escobedo, Valparaíso y Concepción del Oro, donde se ha dado el seguimiento de la anidación desde 1990. Existen registros de nidos en el sureste de Zacatecas, en los municipios de Pinos y Villa García (Conanp e IMAE 2008, Tavizón 2014, Flores-Leyva 2016), pero únicamente Flores-Leyva (2016) proporciona información sobre su estatus de ocupación, ya que indica que entre 2014 y 2015 existían tres áreas de anidación ocupadas. No obstante, no hay información demográfica reciente del águila real en la región (Tavizón 2014).
El objetivo de este estudio fue determinar el estatus de ocupación, número de nidos, éxito de la anidación y productividad de anidamiento en tres áreas de anidación de águila real localizadas en el sureste de Zacatecas. La hipótesis fue sobre la posible relación de la productividad con la edad de los integrantes de las parejas así como con las distancias de los nidos activos respecto a las principales modificaciones del paisaje originadas por actividades humanas.
Métodos
Área de estudio
El área de estudio abarcó dos sierras ubicadas en el extremo sureste de Zacatecas: la sierra de Pinos y la sierra de Juan Álvarez. Ambas pertenecen a la subprovincia fisiográfica Llanuras de Ojuelos-Aguascalientes (INEGI 2001; Figura 1). La sierra de Pinos ocupa la parte norcentral del municipio de Pinos y consiste en un área extensa de lomeríos, mesas y cañadas con altitudes entre 2430 y 2980 msnm; la sierra de Juan Álvarez se localiza al noreste del municipio de Villa García y está conformada por un conjunto de planicies y lomeríos entre 2360 y 2600 msnm; en ambos casos la vegetación predominante es pastizal natural, y bosque de encino o de pino-encino hacia las partes más altas y en su caso, matorral crasicaule en las laderas de las cañadas (INEGI 2013).
Realizamos el estudio en tres zonas con presencia de nidos de águila real: el cerro las Gallinas y Mesa la Virgen en la sierra de Pinos y la sierra Juan Álvarez. El cerro las Gallinas está cubierto por pastizal natural en las partes bajas, matorral submontano en los escurrimientos y bosque de encino en las partes más altas, bien conservados en lo general, pero en las cercanías hay una mina subterránea de oro inactiva y una terracería; su máxima altitud es de 2940 msnm. Mesa la Virgen presenta una serie de mesetas alternadas con cañones cuya vegetación dominante es el pastizal natural alterado por la presencia de minas de caolín activas y abandonadas junto con terracerías; su máxima altitud es de 2400 msnm. La vegetación dominante en el área de anidación de la sierra Juan Álvarez es el bosque de pino-encino y pastizal natural, con cierta alteración debida a minas abandonadas de caolín y terracerías; su altitud máxima es de 2600 msnm.
Ubicación de nidos y monitoreo
Las áreas de anidación que estudiamos fueron detectadas previamente por Flores-Leyva (2016). A partir de modelos de distribución potencial, el autor mencionado comprobó en campo la presencia de nidos de águila real en las tres serranías del sureste de Zacatecas bajo estudio. En junio y julio de 2014 exploramos la serranía de Juan Álvarez con la finalidad de obtener avistamientos. Georeferenciamos los nidos localizados empleando un GPS Garmin GS200 y efectuamos el seguimiento de la actividad reproductora de las parejas de águila real en tres periodos: febrero-junio de 2015, diciembre de 2015-abril de 2016 y diciembre de 2016-julio de 2017. En 2015, visitamos cada área mensualmente; en 2016 y 2017 realizamos cuatro visitas a cada área, en las cuales pudimos identificar las diferentes etapas de la anidación, como la puesta, la incubación y salida exitosa de los volantones del nido (Ontiveros-Serrano 2015, De León-Girón 2017). En cada área dedicamos de uno a dos días.
En cada temporada reproductiva establecimos puntos fijos de observación a una distancia de 500 m de las áreas de anidación, siguiendo las recomendaciones de Driscoll (2010) y Pagel et al. (2010). Previo a la anidación, entre diciembre de 2015 y febrero de 2016, empleamos cinco cámaras-trampa Cuddback Long Range IR E2 con luz infrarroja, para tener indicios de la remodelación de nidos y de la localización de los nidos activos, con el fin de monitorearlos posteriormente durante la reproducción. Seguimos el método de observación de Conanp e IMAE (2008) y Ontiveros-Serrano (2015), modificado, con 6 a 7 h de vigilancia en cada nido, entre 9:00 y 12:00 h y de 15:00 hasta el anochecer (18:00-19:00 h). Por mes acumulamos 84 h promedio de observación: en 2014 el esfuerzo total de monitoreo fue de 168 h, en 2015 dedicamos 420 h de observación, en 2016 fueron 336 h y en 2017 se dedicaron 252 h. En total, invertimos 1176 h en la vigilancia de los nidos a lo largo de todo el estudio. Seguimos los criterios de Ekenstedt y Schneider (2008) y Driscoll (2010) para determinar la ocupación de las áreas de reproducción.
En cada área de reproducción ocupada cuantificamos: a) los nidos activos (aquellos en donde fueron depositados huevos); b) nidos fallidos (nidos activos en donde los huevos no eclosionaron o los polluelos murieron antes de alcanzar las ocho semanas de desarrollo); c) nidos exitosos (nidos activos en los que al menos un polluelo sobrevivió a las ocho semanas de desarrollo); y d) volantones producidos por nido (polluelos que lograron salir del nido) (Postupalsky 1973, Driscoll 2010).
En 2015, determinamos la edad de los individuos observados siguiendo a Liguori (2004), quien identifica las siguientes seis categorías de edad basado en los patrones de coloración de las plumas rectrices y las de la cola: juvenil (0 a 1 año), básico I (1 a 2 años), básico II (2 a 3 años), básico III (3 a 4 años), subadulto (4 a 5 años) y adulto (más de 5 años).
Evaluamos anualmente (2014-2017) la productividad de las tres áreas de anidación (aunque en 2014 sólo conocíamos el área de sierra Juan Álvarez) mediante dos parámetros reproductivos (Postupalsky 1973). El primero fue el éxito de la anidación, o porcentaje de las áreas de reproducción ocupadas en las cuales al menos uno de los polluelos alcanza el 80% del promedio de la edad mínima del primer vuelo (Gjershaug 1996, Postupalsky 1973, Driscoll 2010), calculado con la fórmula de Driscoll (2010): éxito de anidación = número de nidos exitosos/número de áreas de reproducción ocupadas. El segundo parámetro fue la productividad de anidamiento, o número de volantones por área de reproducción ocupada (Postupalsky 1973, Gjershaug 1996, Driscoll 2010), calculado de dos formas: 1) número de volantones por nido exitoso, a través de la expresión: suma de todos los volantones/número de nidos exitosos (Driscoll 2010), y 2) número de volantones para todos los nidos examinados incluyendo exitosos y no exitosos (Kropil y Majda 1996, Gjershaug 1996, De León-Girón 2017), de acuerdo al cociente: suma de todos los volantones/número de áreas de reproducción ocupadas.
Describimos las modificaciones antropogénicas del paisaje ocasionadas por asentamientos humanos, terracerías en uso, campos de cultivo y sitios extractivos (minas metálicas, no metálicas y bancos de material, tanto activos como abandonados) en un radio de 3 km alrededor de los nidos, a través de cartografíar una imagen DigitalGlobe de Google Earth, 2017 a una escala 1:2,500 y calculamos la distancia más cercana entre los nidos activos y las modificaciones del paisaje mencionadas, para lo cual empleamos el análisis de proximidad del sistema de información geográfica QGIS (www.qgis.org).
Resultados
Entre 2014 y 2017 encontramos tres áreas de anidación ocupadas de águila real en el sureste de Zacatecas. En 2014 únicamente observamos una pareja, debido a que sólo se conocía un área de anidación, y tres entre 2014 y 2017, cuando ya se habían detectado las dos áreas de anidación restantes. En un área de anidación, la pareja presente estuvo formada exclusivamente por individuos adultos todos los años. En las otras dos áreas, las parejas presentes estuvieron integradas por un adulto y un inmaduro en uno o dos años y por adultos en otros años. En conjunto para las tres áreas localizamos 10 nidos. Seis nidos fueron activos uno o más años entre el 2014 y 2017: tres en La Africana, uno en Mesa La Virgen y dos en la serranía de Juan Álvarez. La productividad fue de 0.5 a 1 volantones/nido en el periodo de estudio. La distancia a las perturbaciones antropogénicas más cercanas fue de 498.45 m a 1,374.85 m.
Edad de los integrantes de las parejas reproductoras y número de nido
En 2014 observamos una pareja de águila real integrada por individuos adultos en sierra Juan Álvarez. En los siguientes tres años observamos la presencia de tres parejas, cada año una pareja por área: en 2015 los miembros de las tres parejas fueron adultos; en 2016, la pareja del cerro las Gallinas fueron individuos adultos, mientras que en Mesa La Virgen y sierra Juan Álvarez estuvieron integradas por individuos adultos e inmaduros; y en 2017, sólo la pareja de Mesa La Virgen la integraron un adulto y un inmaduro, los integrantes de las parejas de las otras dos áreas fueron adultos.
a) Sierra Juan Álvarez
En la sierra Juan Álvarez observamos cada año una pareja de adultos, excepto en 2016, cuando la pareja estuvo integrada por un adulto y un subadulto. En el subadulto fue notoria la coloración de las plumas de la parte interna del ala, con tonos grisáceos y a veces más oscuros, mientras que las plumas de la cola presentaban una base más pálida sólo visible con la cola totalmente extendida (Figura 2). En esta área de anidación se localizaron cuatro nidos agrupados en dos zonas separadas por 1.4 km, en una de las cuales había tres nidos muy próximos entre sí, uno de ellos fue activo en tres temporadas reproductivas consecutivas, de 2014 a 2016, y la otra zona presentó un solo nido, el cual fue activo en 2017.
b) Mesa La Virgen
En 2015 registramos en Mesa La Virgen una pareja reproductora con integrantes adultos (Figura 3), aunque en 2016 la pareja la conformó un adulto y un individuo básico II (este último presentó coloración blanquecina en la base de las rectrices centrales, intercaladas con rectrices completamente oscuras, y retención de las plumas secundarias 3 y 4, cuyo margen sobresalía del borde del ala: Figura 4) e inferimos que un adulto del año previo fue remplazado por un básico II; en 2017, observamos nuevamente una pareja conformada por un adulto y un inmaduro. En esta área detectamos tres nidos muy próximos entre sí (a una distancia de 2 a 3 m entre sí), situados en un cañón profundo; en 2015 hubo anidación en uno de ellos, pero no observamos que fueran activos en los siguientes años, pese a captar por fototrampeo la remodelación de un nido en 2016, además de observar vuelos de cortejo en 2017. De tres nidos, únicamente uno fue activo y la anidación se presentó sólo en un año.
c) Cerro las Gallinas
En cerro las Gallinas observamos en los tres años una pareja conformada por adultos. Distinguimos a la hembra porque sus alas fueron más alargadas que en el macho, y por presentar un espacio notorio entre las secundarias 10 y 11 y tener el borde de las alas más pronunciado a partir de la secundaria 3 (Figuras 5 y 6). En esta área registramos tres nidos situados en el mismo risco, cada uno de ellos fue activo alternado en los tres años. Por año hubo únicamente un nido activo.
Éxito en la anidación y productividad de anidamiento
En los cuatro años monitoreados (2014 y 2017) se registró anidación en seis de los 10 nidos encontrados. Ocho nidos fueron activos durante este periodo (un nido fue activo durante tres años consecutivos), de estos últimos, cinco fueron exitosos y tres fueron fallidos (Cuadros 1 y 2). En cada uno de los nidos exitosos hubo un volantón (Cuadros 1 y 2). El área de anidación con el menor número de volantones fue Mesa La Virgen, con un individuo en las tres temporadas reproductivas, mientras que en sierra Juan Álvarez hubo dos individuos en cuatro temporadas, y en el cerro Las Gallinas, dos individuos en tres temporadas reproductivas.
Área de anidación (AN) | 2014 | 2015 | 2016 | 2017 | ||||
---|---|---|---|---|---|---|---|---|
Estatus AN | Volantones | Estatus AN | Volantones | Estatus AN | Volantones | Estatus AN | Volantones | |
Mesa La Virgen | Desconocido | - | Ocupado | 1 | Ocupado*+ | 0 | Ocupado*+ | 0 |
Cerro las Gallinas | Desconocido | - | Ocupado | 1 | Ocupado | 0 | Ocupado | 1 |
Juan Álvarez | Ocupado | 1 | Ocupado | 0 | Ocupado* | 1 | Ocupado | 0 |
* Pareja conformada por un adulto y un subadulto
+ Parejas que no anidaron
Año | Número de áreas de anidación ocupadas | Número de nidos activos | Número de nidos exitosos | Número de nidos fallidos | Número de volantones | Éxito en la anidación (%) | Productividad de anidación de nidos exitosos (volantones) | Productividad de anidación de todos los nidos (volantones) |
---|---|---|---|---|---|---|---|---|
2014 | 1 | 1 | 1 | 0 | 1 | 100 | 1.00 | 1 |
2015 | 3 | 3 | 2 | 1 | 2 | 66.67 | 1.00 | 0.67 |
2016 | 3 | 2 | 1 | 1 | 1 | 33.33 | 1.00 | 0.33 |
2017 | 3 | 2 | 1 | 1 | 1 | 33.33 | 1.00 | 0.33 |
Total | 10 | 8 | 5 | 3 | 5 | Promedio 58.33% | Promedio 1.00 | Promedio 0.50 DE= 0.32 |
Por lo tanto, el éxito en la anidación en todo el estudio presentó en promedio 58.33%. La productividad de anidación fue de 1 volantón/nido, considerando sólo los nidos exitosos. El promedio de la productividad de anidación de todos los nidos (tanto exitosos como fallidos) fue de 0.50 volantones/nido (DE = 0.32) en los cuatro años de monitoreo.
Distancia de los nidos activos a las modificaciones del paisaje
Todos los nidos activos se localizaron a una distancia promedio, con respecto al poblado más cercano, de 1,374.85 m; la distancia promedio al campo de cultivo más cercano fue de 898.45 m; de 607.41 m con relación al sitio extractivo más cercano (minas y bancos de material); finalmente, el promedio de la distancia a la terracería más cercana fue de 498.45 m. Considerando todas las modificaciones antropogénicas del paisaje alrededor de los nidos activos, la distancia mínima promedio a la modificación más cercana fue de 827.28 m (Cuadro 3).
Área de anidación (número de nidos usados) | Distancia a extractivos (minas metálicas, no metálicas y bancos de materiales) más cercana (m) | Distancia al poblado más cercano (m) | Distancia a la terracería más cercana (m) | Distancia al campo de cultivo más cercano (m) | Distancia a las modificaciones más cercanas (m) |
---|---|---|---|---|---|
Mesa La Virgen (1) | 82.09 | 935.47 | 132.75 | 693.84 | 461.04 |
Cerro Las Gallinas (3) | 866.37 | 1,736.99 | 483.82 | 246.20 | 833.35 |
Juan Álvarez (2) | 873.77 | 1,452.09 | 878.79 | 1545.16 | 1,187.45 |
Promedio (6) | 607.41 | 1,374.85 | 498.45 | 828.40 | 827.28 |
Desviación estándar DE (6) | 454.95 | 406.30 | 373.23 | 659.85 | 363.24 |
* Uno de los nidos activos fue reusado por tres años consecutivos.
Discusión
En los municipios de Pinos y Villa García se habían registrado nidos del águila real (Conanp e IMAE 2008; Tavizón 2014; Flores-Leyva 2016), pero no se había estudiado su éxito reproductivo. Esta especie anidó en las tres áreas y en años consecutivos desde 2015 hasta 2017.
Otras áreas de anidación de águila real cercanas a las reportadas aquí se encuentran en la serranía Juan El Grande y el cerro de Altamira, ambos en Aguascalientes (Conanp e IMAE 2008, Flores-Leyva 2016), y el Parque Nacional El Gogorrón, en el centro-oeste de San Luis Potosí (www.conanp.mx). Entre El Gogorrón y las sierras de Pinos y Villa García se han registrado recientemente avistamientos (www.naturalista.mx), lo cual sugiere que puede haber más áreas de anidación en el sureste de Zacatecas. Las áreas de anidación bajo estudio son estratégicas para la conservación regional del águila real. Su ubicación es intermedia respecto a las de Aguascalientes y San Luis Potosí. Mesa la Virgen no había sido registrada en la lista de áreas de anidación de la Conanp (Tavizón 2014, Flores-Leyva 2016). Esta localidad es un nuevo registro de anidación del águila real para Zacatecas.
El promedio de nidos que observamos en las tres áreas de anidación estudiadas (3.33 nidos/área) es bajo ya que representa la mitad del promedio reportado en otros estudios. El águila real es una especie que utiliza múltiples nidos para reforzar su territorio. Se ha reportado un promedio de 6.9 nidos activos por área de anidación para Estados Unidos de América (Kochert y Steenhof 2002) y 3.32 nidos/pareja para España (Fernández y Leoz 1986). El número de nidos puede estar relacionado con la disponibilidad de riscos apropiados, o puede reflejar la antigüedad del área de anidación (Fernández y Leoz 1986). Es posible que el bajo número de nidos activos en las áreas de anidación del sureste de Zacatecas se deba a la escasez de riscos apropiados para anidar (Fernández y Azkona 1993) o que se trate de áreas recientemente ocupadas. Otra posibilidad es que los nidos existentes hayan sido idóneos por largo tiempo, siendo innecesaria su rotación o la construcción de nidos adicionales (Rodríguez-Estrella, comunicación personal).
En los cuatro años de monitoreo, de seis nidos activos en el periodo de estudio, sólo uno fue reusado en dos años consecutivos. Newton (1979) señala que el recambio de nido puede ser por la presencia de parásitos en el nido activo. Con respecto a la edad de los integrantes de las parejas, Rodríguez-Estrella y Rivera-Rodríguez (2005) señalan que en ocasiones hay al menos un integrante con plumaje de inmaduro o subadulto, lo cual concuerda con los resultados de nuestro estudio.
La productividad de anidación del águila real en el sureste de Zacatecas tuvo un valor promedio similar a lo reportado en Europa y Norteamérica, con 0.57 volantones/nido (DE = 0.93) en parejas integradas por un subadulto y 1.09 volantones/nido (DE = 0.80) en parejas adultas del sureste de España (Sánchez-Zapata et al. 2000); 0.76 volantones/nido (0.58 a 1.00) en el resto de España (Arroyo et al. 1990, Gil-Sánchez et al. 1994, Sánchez-Zapata et al. 2000); 0.64-0.68 volantones/nido en Suecia (Tjernberg 1983, Moss et al. 2012); 0.59 volantones/nido (0.23-1.10) en el resto de Europa (Watson, 1997); 0.66 volantones/nido (DE = 0.32) en el Parque Nacional Denali, Alaska (McIntyre y Adams 1999); 0.49 volantones/nido (DE = 0.35) en el noreste de Quebec, Canadá (Morneau et al. 2012) y 0.63 volantones/nido en los Territorios del Noroeste de Canadá (Poole y Bromley 1988).
En México, Tavizón (2014) reporta que la productividad de territorios situados en Coahuila, Durango, Zacatecas y Chihuahua osciló entre 1.59 volantones en áreas sin perturbaciones y 0.4 volantones en sitios perturbados. En la sierra Fría, Zacatecas, la productividad entre 1990 y 2013 fue de 0.86 volantones (Tavizón 2014); en la sierra Juan Grande, en Aguascalientes, la productividad fue de 1.2 volantones entre 1990 y 2003 (Lozano y Villalobos 2003). Comparando con dichos valores, la productividad de anidación en el sureste de Zacatecas es menor que otras regiones situadas en el centro-norte de México.
Varios autores, como Kropil y Majda (1996), Rodríguez-Estrella y Rivera-Rodríguez (2005) y Tavizón (2014), coinciden en señalar que los bajos valores de productividad de anidación cercanos o menores a 0.5 volantones corresponden a parejas o territorios de anidación asociados a la presencia de perturbaciones. Se ha reportado que la baja productividad es ocasionada por el saqueo de nidos por parte del ser humano o inclusive ataques de cuervos, en un 55% de los casos (Kropil y Majda 1996).
La edad de los integrantes de las parejas de águila real es relevante por su relación con el éxito de la anidación y productividad, ya que las parejas de adultos presentan un mayor éxito reproductivo que parejas jóvenes (Sánchez-Zapata et al. 2000, Margalida et al. 2008). Mesa La Virgen presentó el menor éxito de anidación y productividad de anidación, porque la pareja fue integrada por un individuo inmaduro y un adulto en dos años consecutivos. Otros factores que influyen en el éxito reproductivo de aves rapaces son la abundancia de presas y la disponibilidad de sitios de anidación (Phillips et al. 1990), la persecución directa del ser humano o el disturbio provocado por las actividades humanas (Postovit y Postovit, 1987) así como la cacería incidental o envenenamientos (Bortolotti, 1984).
La baja productividad de anidación que observamos sugiere afectaciones por perturbaciones antropogénicas que se manifiestan como pérdida y fragmentación del hábitat. Recientemente, algunos autores coinciden en señalar que la pérdida del hábitat ocasionada por la agricultura y la minería también constituyen una amenaza para la especie (Marzluff et al. 1997, Semarnat y Conanp 2008, Lozano y Ávila-Villegas 2009, Nocedal et al. 2010, De León-Girón 2017).
Al respecto, Tavizón (2014) indica que la perturbación en las proximidades de los nidos, influye sobre el éxito de la incubación y puede incluso suspender la anidación, con el consecuente abandono del nido. Steidl y Anthony (2000) mencionan que las actividades recreativas también pueden afectar el éxito reproductivo del águila real. La presencia de terracerías y campos de cultivo facilita el acceso de las personas hacia los nidos activos, incrementando el riesgo de saqueos, como ha sido reportado en Aguascalientes por Lozano (2013). La extracción de minerales metálicos, no metálicos y materiales de construcción conlleva el movimiento de vehículos y maquinaria, con la consecuente generación de ruido que, si se encuentran muy cercanos al nido activo, pueden provocar su abandono. Por otra parte, el cambio de uso de suelo requerido para dichas actividades probablemente ocasione la disminución de hábitat para las presas del águila real (Lozano y Ávila-Villegas 2009, Nocedal et al. 2010, De León-Girón 2017).
En otras regiones no se ha reportado una relación entre el número de nidos y la productividad del águila real (Phillips et al. 1990, Fernández y Azkona 1993, Kropil y Majda, 1996). Las tres áreas de anidación en el sureste de Zacatecas tienen un número similar de nidos (tres a cuatro), en la serranía de Juan El Grande, cuya productividad es notoriamente mayor, existen cinco nidos (Lozano y Villalobos 2003, Conanp 2008). En nuestra área de estudio, el bajo número de nidos y la cercanía de perturbaciones antropogénicas, como los bancos de extracción de caolín y terracería, quizá influyan negativamente en la productividad. Esta posibilidad debe evaluarse a futuro y requiere mayor información sobre la productividad a mediano plazo. Dentro del área de estudio, la explotación de bancos de caolín y la transportación de dicho material en las terracerías presentes constituyen la perturbación antropogénica más visible. También se observa la apertura de nuevas terracerías y campos de cultivos.
En nuestro estudio no fue clara la relación entre la productividad de anidación con la cercanía de los nidos activos a las modificaciones del paisaje. El área de anidación de Mesa la Virgen tuvo el menor número de volantones criados exitosamente y menor éxito de la anidación, lo que podría deberse a que el único nido activo se encontró a menos de 150 m de un banco de extracción de caolín en desuso y una terracería empleada para el transporte de dicho material. Sin embargo, también fue una de las dos áreas de anidación donde uno de sus integrantes era un individuo inmaduro (Sánchez-Zapata et al. 2000, Margalida et al. 2008). Las otras dos áreas de anidación se localizan a una distancia superior respecto a todas las modificaciones consideradas. Los tres nidos activos del cerro Las Gallinas se ubican a menos de 500 m en relación con terracerías y campos de cultivo. Los dos nidos activos de sierra Juan Álvarez son los más alejados en relación con las modificaciones al hábitat. Sin embargo, el área de anidación del cerro Las Gallinas produjo más volantones que Juan Álvarez entre 2015 y 2017.
Aunque no lo evaluamos, consideramos probable que la baja productividad de anidación observada sea ocasionada por el resultado del saqueo de nidos, como ha sido mencionado por Kropil y Majda (1996) y Tavizón (2014), esto debido a que en 2017 encontramos indicios de la presencia de personas alrededor del nido activo de Juan Álvarez entre el último día que observamos la presencia de polluelos y el día en que hallamos vacío el nido, previamente habíamos advertido que el acceso era fácil aun sin equipo para escalar. En el centro-norte de México, el saqueo de nidos de águila real ha sido reportado por Lozano (2013) en la Barranca San Blas, en Pabellón de Hidalgo, Aguascalientes. Es probable que las modificaciones antropogénicas al paisaje influyan negativamente en el éxito reproductivo del águila real en la región, pero esto debe ser evaluado a futuro con mayor profundidad.
Las áreas de anidación de la sierra Fría y la sierra Juan Grande presentan mayor éxito reproductivo que aquellas del sureste de Zacatecas, esto puede ser la consecuencia de que se encuentran dentro de áreas naturales protegidas. En estas áreas ha habido monitoreos intensivos y se han establecido estrategias de protección, como la conformación de comités de vigilancia comunitaria. Sin embargo, en el sureste de Zacatecas no existe ningún tipo de protección hacia la especie y las áreas de anidación que estudiamos están fuera de áreas naturales protegidas (Flores-Leyva 2016).
Las tres áreas de anidación del sureste de Zacatecas deben monitorearse a largo plazo para alcanzar los objetivos y metas del PACE: Águila Real a nivel regional. Probablemente la baja productividad de anidación en la región sea debida al saqueo de nidos. Consideramos necesario establecer estrategias de protección en la región, como comités de vigilancia comunitaria y la creación de áreas naturales protegidas (Semarnat y Conanp 2008). También, es necesaria la expedición del ordenamiento ecológico territorial estatal que incluya políticas ambientales que favorezcan la conservación del hábitat en las serranías donde anida el águila real. Por otra parte, es importante proteger todos los nidos existentes en cada área de anidación, como sugiere Millsap et al. (2015) debido a que son pocos. Cualquier afectación a ellos puede impedir la anidación de la pareja presente en el área en un año particular. A futuro, recomendamos efectuar estudios sobre disponibilidad de presas, ámbito hogareño y dieta de las parejas en las áreas de anidación del sureste de Zacatecas.