Introducción
En el estudio interdisciplinario de los recursos vegetales, la Etnobotánica es un campo que investiga la interacción entre los seres humanos y su entorno vegetal, en la que es posible reconocer tres dominios básicos: a) la percepción cultural y la clasificación de los organismos, b) los aspectos biológicos y culturales de la utilización de plantas, y c) las bases culturales y las consecuencias biológicas del manejo de los recursos por los seres humanos a través del tiempo.
La Etnobotánica ha sido considerada, frecuentemente, como una disciplina no científica, debido entre otras cosas a la falta de rigor metodológico en una parte importante de la investigación que se realiza. Durante los últimos años se ha generado una fuerte tendencia de cambio en esa situación. Así, varios investigadores emplean métodos estadísticos y técnicas cuantitativas para la descripción y análisis de datos etnobiológicos, en las diferentes áreas de dicha disciplina (Alexiades, 1996). Estos métodos han probado ser un instrumento muy útil para el entendimiento de las complejas interacciones entre las poblaciones humanas y su medio ambiente.
La investigación etnobotánica ha adquirido especial relevancia en las tres últimas décadas, en respuesta a la creciente pérdida del conocimiento tradicional de las sociedades nativas y la degradación de los hábitats naturales. En tal período, algunas revisiones sobre la naturaleza y los alcances de la etnobotánica han contribuido a unificar su campo teórico y a resaltar su papel en la conservación de la biodiversidad y el desarrollo de las comunidades locales (Alexaides, 2003).
La conservación de los recursos fitogenéticos nativos y su germoplasma, representado por la riqueza florística, que anteriormente era solo una inquietud de científicos especialistas, en la actualidad es una necesidad en el ámbito nacional e internacional. Se requiere considerar el desperdicio económico por los cambios de usos del suelo mal planificados, cuyo resultado es la pérdida de miles de especies potencialmente útiles, que podrían tener aplicaciones fitoquímicas aún desconocidas, así como de germoplasma para el mejoramiento de cultivos, nuevos taxa para la alimentación y medicina humana y la producción de nuevas fibras o materiales industriales.
La diversidad biológica está muy relacionada con la diversidad cultural de un pueblo (Toledo, 2003), y son las propias culturas las que imprimen ese valor agregado a los recursos naturales y productos procesados que utilizan para satisfacer una gama muy amplia de bienes y servicios, tales como: la atención a la salud, alimento, vestido, construcción, medicina, prácticas rituales y religiosas (Kvist et al., 1998; Ramihantaniariyo et al., 2003; Arango, 2004; Hernández et al., 2005; Hurtado et al., 2006).
Dentro de las zonas áridas del norte de México, el estado de Nuevo León cuenta con comunidades vegetales de tipo matorral, característico del Desierto Chihuahuense (Rzedowski, 1978), en donde no es excepción el uso de plantas nativas xerófilas por los pobladores, y las agaváceas, en particular, los magueyes, que son explotados regularmente para dar sustento a dichas poblaciones rurales (Alanís, 1981).
Los habitantes de las zonas áridas y semiáridas del norte de Nuevo León han desarrollado su propio conocimiento sobre las plantas de su entorno que utilizan en forma cotidiana, para alimentación, forraje para su ganado, medicina casera, condimentos, construcción o leña, entre otras. Por tal motivo, el presente estudio pretende conocer el valor etnobotánico del material recolectado; así como el tipo de vegetación regional a la que pertenece para contribuir en el manejo sustentable de los recursos del municipio Bustamante, Nuevo León, y con ello conservar el patrimonio botánico-cultural de la región, ante el intenso cambio del uso del suelo forestal o agrícola a urbano en México (Monroy-Ortiz y Monroy, 2004).
Materiales y Métodos
Entrevistas
Durante 2014, se hicieron 17 visitas al municipio Bustamante, N.L., donde se aplicaron entrevistas semiestructuradas a 52 personas, que consistieron en pláticas directas con los pobladores, a quienes se les preguntó del conocimiento que tienen de las plantas silvestres y cultivadas de la región; así como, sobre el o los usos que le dan a cada una de ellas. Se realizaron recorridos de campo, en los cuales se contó, ocasionalmente, con la compañía de informantes de la comunidad. Se recolectó el taxon mencionado por las personas, y se mostraron a los entrevistados con la finalidad de conocer sus nombres comunes; posteriormente, el material se identificó con claves botánicas especializadas, y se depositó en el herbario de la Facultad de Ciencias Biológicas de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL).
Para estimar la importancia cultural de las plantas en el área de estudio se utilizó el método de listado libre (Alexiades, 1996; Paredes-Flores et al., 2007), en el que se considera el número de veces que cada especie es mencionada por los pobladores durante la entrevista. En estas se buscó conocer: 1) las especies de plantas que utilizan, 2) el tipo de productos que producen, 3) cómo es el proceso de elaboración del producto, 4) cómo es el aprovechamiento, si es de planta cultivada o silvestre, 5) el número de plantas o partes de ellas que se requieren, y 6) cuánto tiempo lleva la elaboración del producto.
Determinación de las categorías de uso
El taxon útil para diversas actividades se clasificó según los criterios etnobotánicos de Alanís (2005), quien establece las siguientes categorías antropocéntricas: construcción, postes para cercas ganaderas, elaboración de instrumentos de labranza, muebles y utensilios, medios de transporte rural, leña y carbón, productos de fibras, cera y materia prima para fabricar hule, medicinal, condimento, sustituto de jabón, alimento, productos de bebidas, forraje, ornamental y otros.
Análisis estadísticos
En el presente estudio se consideró a las plantas regionales ordenadas por familia, género, especie y nombre común, así como su aprovechamiento con dicha información se elaboró una base de datos. Con ella y el paquete Diverse (Guevara et al., 2017) del programa (R) Studio (R Studio, 2012), se calculó el análisis de Abundancia de Monroy para determinar la distribución porcentual de las familias más significativas; el Índice de diversidad de Shannon-Wiener, que indica la abundancia relativa de las especies en el ecosistema, así como el Índice de Equidad de Pielou, que define si estas son perfectamente equitativas en la comunidad.
Mediante el paquete computacional Mesquite 3.04 (Maddison y Maddison, 2015) se realizó un análisis de método jerárquico de las especies y su relación con el aprovechamiento que se les da en la comunidad (usos), y se plicó el método de pares no ponderados de media aritmética (UPGMA) (Sokal y Michener, 1958) y Neighbor Joining (NJ). Finalmente, se obtuvo la agrupación de taxa por usos, su número, similitud y tipo de cada planta, de lo que resultó un dendograma en el que se mostró la interacción entre las especies y sus usos particulares.
Resultados
Diversidad florística
Se registraron 95 especies, pertenecientes a 84 géneros y 44 familias. De estas últimas, seis contribuyen con 47 % del total de las especies (Figura 1), respecto a los géneros sobresalieron Agave y Acacia, con tres especies. La familia mejor representada fue Fabaceae, con 16 especies; cabe señalar que es uno de los grupos taxonómicos más abundantes alrededor del mundo, con gran importancia económica (Poth, 2011).
Análisis etnobotánico
Se registraron 16 usos principales en las especies con aprovechamiento etnobotánico, entre los que destacan: los medicinales (24 %), alimenticios (16 %), ornamentales (16 %) y forrajeros (10 %). Es importante mencionar que, aunque el porcentaje de usos de leña y carbón es bajo (2 %), es muy valioso para los pobladores de la región, aun y cuando no son muchas las especies de las que se obtiene este recurso (Figura 2).
Las especies con mayor número de usos son el mezquite (Prosopis glandulosa Torr.), con ocho usos; el ébano (Pithecellobium ebano (Berland.) C. H. Müll.), con siete; el chaparro prieto (Acacia amentacea DC) y guayacán (Guaiacum angustifolium Engelm.), ambos con seis; anacua (Ehretia anacua (Terán & Berland.) I. M. Johnst.) y el laurel (Litsea pringlei Bartlett) con cuatro (Cuadro 1).
Para los pobladores es fundamental saber qué órgano de la planta es útil, ya que en ocasiones solo se aprovechan las hojas, el tallo o el fruto. Es por ello que se cuantificaron las estructuras con uso etnobotánico, y se obtuvo que el tronco/tallos/ramas contribuye con 42 % para hacer leña, carbón, instrumentos de labranza, cercos y otros usos importantes para la localidad. Le siguen las hojas (20 %) que se emplean con frecuencia para preparar té, condimento y alimento, principalmente. Sin embargo, la raíz es muy apreciada para la elaboración de medicinas y alimentos, entre otros productos (Figura 3).
El uso medicinal fue predominante (24 %). Se registraron diferentes usos, que se agruparon por categorías (Figura 4).
La categoría más constante (19 %) fue la de enfermedades de la piel, de la boca y los ojos; mientras que, las menos mencionadas fueron anemia y cáncer, con 1 % respectivamente. En la categoría “otros usos” se citaron aquellas plantas que presentaban menos de 1 % de actividad medicinal, que incluyen suplementos alimenticios, uñas enterradas, repelente de insectos, fracturas, hemorroides, afrodisiacos, entre otros.
Con respecto a las partes de las plantas usadas con fines medicinales, el tallo/tronco/ramas fue el más utilizado (28 %); seguido de las hojas, con 26 %; la raíz, con 25 % y el resto con menos del 15 % de las plantas del total de 61 usos (Figura 5).
Índices de Biodiversidad sobre el valor de uso de las plantas de la región
El análisis de distribución porcentual por familias, según el índice de abundancia de Monroy, arrojó que la familia mejor representada fue Fabaceae con 17.89 %, seguida por Asteraceae con 8.42 %, Cactaceae con 6.32 %, y finalmente por Asparagaceae, Euphorbiaceae y Poaceae con 5.26 % cada una, mientras que el resto de las familias se componen con menos de cinco especies.
El Índice de diversidad de Shannon - Wiener fue de 3.38. Los resultados del análisis específico por tipo de vegetación se muestran en la Figura 6.
Con base en los datos del índice de diversidad de Shannon-Wiener, se calculó el Índice de Equidad de Pielou, que indica una abundancia de especies de 0.73 para el total, mientras que para el matorral submontano fue de 0.80 y en el matorral desértico micrófilo de 0.70 (Cuadro 2).
Cabe destacar que algunos taxa están presentes en varios tipos de vegetación, en función de la compatibilidad específica entre ellas. (Figura 7). Se estimó una diferencia específica mínima entre el matorral submontano y el matorral desértico espinoso tamaulipeco, lo mismo ocurre con la riqueza por familias; sin embargo, no es el caso del matorral desértico micrófilo, que, aunque reúne una gran número de especies (50), el de familias es menor (22), respecto a la proporcionalidad entre los dos tipos de vegetación antes mencionados (Cuadro 2).
En el municipio Bustamante se reconocen cinco tipos principales de vegetación: matorral desértico micrófilo, matorral desértico rosetófilo, matorral submontano, matorral desértico espinoso tamaulipeco y el mezquital.
A partir de los principales usos y las especies aprovechadas para diversos fines, se elaboró una matriz de caracteres, con la cual se realizó un dendograma UPGMA (Unweighed Pair Group Method with Arithmetic Mean o Método de medias aritméticas con grupos pareados sin peso), el cual utiliza un método de clustering (conglomerados) jerárquico, en el que no se le da un peso específico a cada carácter; así, los algoritmos del programa Mesquite trabajaron solamente con las similitudes de la matriz, y las convirtieron en distancias (Figura 8).
Se identificaron tres grandes grupos: medicinales (8-11), forrajeros (7), alimentos (6) y otros pequeños que constan de plantas con usos variados. En las especies forrajeras se observa un clado reducido, a comparación del anterior, en el cual se incluyen tres grupos pequeños, los exclusivamente forrajeros, aquéllos que tienen usos como sustituto de jabón, finalmente, los productores de fibras y forraje. Destaca entre estos clados, el conjunto de los utilizados como sustitutos de jabón y forraje; además aísla por completo a las plantas productoras de fibras y forraje, pero al final, el análisis agrupa a estos clados por el forraje.
El grupo de las plantas medicinales se separa en cuatro clados, que incluyen a los puramente medicinales, medicinales y producción de bebidas, condimentos y medicinal-ornamental. Cabe señalar que el clado de las plantas ornamentales responde a que una cantidad considerable de ellas también tiene propiedades curativas, por lo que el método de agrupación UPGMA conglomera a estas especies en dicho grupo, con el clado hermano de las medicinales-ornamentales.
Las plantas alimenticias se integran en un clado grande principal y otros pequeños, en los que se advierte, claramente, que el grupo mayor contiene plantas utilizadas como alimento; seguido por un conjunto reducido de tres especies que se aprovechan como alimento humano y para el ganado (alimento-forraje), así como un grupo reducido de dos especies que, aparte de ser usadas como alimento, también se pueden fabricar instrumentos de labranza. Parte de ese clado es un grupo menor de producción de bebidas que está asociado a los recursos alimenticios para consumo humano.
Por último, se advierten otros seis grupos cuya principal característica es que tienen más usos que los demás (de cuatro a ocho usos por taxon); a estas especies se les conoce como “especies multipropósito” o “especies multiusos”, debido a que pueden destinarse a una gran diversidad de actividades. Para los pobladores de la región son importantes porque en su aprovechamiento están involucradas varias estructuras como los frutos, los tallos, las ramas, las hojas e incluso la raíz.
Discusión
El presente estudio aborda aspectos etnobotánicos para el estado de Nuevo León, México, en el que se documenta el conocimiento que tienen los pobladores del municipio Bustamante sobre los usos tradicionales de las plantas silvestres y cultivadas. Se registra un total de 95 especies, pertenecientes a 84 géneros y 44 familias, con 16 usos diferentes. Se documentan taxa nativos ya utilizados por los antiguos grupos étnicos del norte de Nuevo León, como los Chichimecas y los Catujanos, antes de la Conquista Española y los Tlaxcaltecas después de ella (Alanís y Foroughbakhch, 2008), hecho que demuestra lo trascendental que ha sido la transmisión del conocimiento etnobotánico empírico de generación en generación en estas culturas.
Las especies identificadas y sus usos coinciden con especies consignadas para el municipio (González-Stuart, 2010; Bustamante, 2013), y con las correspondientes al centro-sur del estado (Estrada et al., 2012). En un estudio similar en el Parque Nacional Cumbres de Monterrey (PNCM), Estrada et al. (2007) registran una diversidad superior dado el tamaño del área, pero destacaron resultados similares en cuanto a la presencia de especies y tipo de usos.
La familia con el mayor número de especies, Fabaceae, obedece a su gran abundancia a nivel mundial, de gran impacto económico (Poth, 2011). El segundo y el tercer lugar corresponden a las Asteráceas y a las Cactáceas, ambas citadas con anterioridad en trabajos de flora útil de Nuevo León efectuados por Estrada et al. (2012) y otros autores (González et al., 2010; Gheno-Heredia et al., 2011); con respecto a los cuales, se reconocen sutiles diferencias con el PNCM (Estrada et al., 2007), donde se indica a Asteraceae como la familia con más número de géneros y a Cactaceae como la familia más diversa.
En este contexto, en Tamaulipas se registra a Asteraceae como la segunda familia en importancia (Hernández et al., 1991), al considerar que Fabaceae reuniría más de 40 elementos vegetales ahora propios de las familias Mimosaceae y Caesalpiniaceae. Los taxa con una gran variedad de usos fueron Prosopis glandulosa, con ocho; seguida de Ebenopsis ebano, lo anterior se le adjudica, por un lado a que son ampliamente utilizadas en la construcción, además de especies denominadas multipropósitos. Otras especies importantes de esta índole son Acacia amentacea, Guaiacum angustifolium, Ehretia anacua y Litsea pringlei, algunas de ellas reconocidas dentro de dicha categoría por Alanís (2005) y Estrada et al. (2007).
De las 16 categorías de usos, el “medicinal” es el que reúne el mayor porcentaje de especies (24), seguido por el alimenticio y ornamental (16); resultado similar puntualizado por otros autores (Navarro y Avendaño, 2002; Monroy-Ortiz y Monroy, 2004; Estrada et al., 2007; González et al., 2010), lo cual confirma que los usos de las plantas están principalmente encaminados a la satisfacción de necesidades básicas como la salud y la alimentación (Navarro y Avendaño, 2002), sobre todo en cuestión de salud, cuando los gastos del servicio médico alópata llegan a ser casi imposibles de cubrir por los sectores más humildes de la población.
Es importante señalar que, aunque el uso de leña y carbón tiene un porcentaje bajo (2 %) este recurso es muy empleado por los pobladores de la región. En el presente estudio se obtuvo una afinidad de las especies medicinales citadas para el noreste de México (González, 1988) y las registradas en el norte y sur del estado de Nuevo León (Alanís, 2005; Estrada et al., 2012; Bustamante, 2013), así como de las plantas vendidas en mercados de Monterrey (González-Stuart, 2010).
La segunda categoría “alimenticio” con 16 % de taxa (98), corresponde a las frutales; “ornamental” es la tercera categoría más diversa (16 %) y, aunque se considera que las plantas con flor son las predilectas por la gente, resultaron ser las especies de follaje las predilectas de los pobladores de la región, principalmente árboles y arbustos, lo que hace suponer que además de embellecer espacios y jardines, cumplen con la función de proporcionar sombra, sobre todo durante el verano, cuando los rayos del sol son más intensos. Con diferente orden, pero entre el segundo y tercer lugar se ubica lo consignado por Bustamante (2013) para las mismas categorías.
El resto de las categorías presenta un reducido porcentaje de especies, dentro de las cuales a la “forrajera” le corresponde la cuarta categoría (10 %); seguida por especies “usadas para postes de cercas ganaderas” (5 %), “producción de fibras” (4 %), “producción de bebidas” (4 %), “leña y carbón” (2).
Las partes de la planta con mayor uso fueron tallos, troncos y ramas (41 %), en especies que se utilizan para hacer leña, carbón, instrumentos de labranza, cercos y otros usos importantes para la comunidad. En seguida se aprovechan las hojas (20 %) como té, condimentos y alimentos diversos que son relevantes en la región, además de la raíz, empleada como recurso medicinal y culinario.
Con base en los diferentes análisis estadísticos para estimar la distribución, abundancia y dominancia de las plantas de uso etnobotánico del municipio Bustamante, resultó que el tipo de vegetación con más abundancia es el matorral submontano y el de mayor dominancia y riqueza de especies es el matorral desértico espinoso tamaulipeco. Cabe mencionar que entre estos dos tipos de vegetación se presenta la zona de transición o ecotono que se refleja en el número de taxa en ambos tipos.
Aun cuando el mezquital cubre una superficie más grande en el municipio Bustamante, la diversidad de especies es menor. En el matorral desértico micrófilo hay un número inferior de taxa con uso etnobotánico, esto quizá se debe al bajo número de habitantes que presenta; por lo tanto, se emplea poco el recurso vegetal.
A fin de identificar y representar gráficamente la similitud o distancia entre las especies y sus usos, basado en el método de cluster jerárquico, destaca las relaciones importantes de las especies utilizadas en la región.
Conclusiones
Las 95 especies registradas están incluidas en 44 familias botánicas; Fabaceae es la más diversa de géneros y especies, seguida por Asteraceae y Cactaceae.
A Prosopis glandulosa (mezquite) le corresponde el mayor número de usos, pero se puede reconocer que en la región el factor multipropósito de las especies nativas hace el aporte más significativo de bienes y servicios a los pobladores a través de los diversos usos.
La categoría de uso mejor representada es la medicinal y alimenticia; las afecciones dermatológicas y del sistema digestivo son las más comúnmente tratadas por los pobladores de la región, lo que reafirma una vez más el interés del hombre por cubrir sus necesidades básicas de salud y la alimentación.
El tipo de vegetación con más abundancia es el matorral submontano y con mayor dominancia y riqueza de especies, el matorral desértico espinoso tamaulipeco.
Por todo lo anterior, se establece que los habitantes de Bustamante tienen un amplio conocimiento sobre el uso de las plantas y definen sus propios procesos en la transferencia de dicho conocimiento a lo largo del tiempo, por lo que es importante continuar con la investigación y documentación etnobotánica, principalmente, en las áreas de vegetación del matorral submontano, ya que alberga el número más grande de especies en la región. Este tipo de estudios puede fungir como base para el desarrollo e implementación de futuros programas de manejo y conservación, de acuerdo a las aptitudes forestales del lugar y a su historia de uso y aprovechamiento de los recursos naturales.